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Ahora tengo una razón. por AkireSemeruder

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Notas del capitulo:

No estoy seguro, pero creo que tardé un poco más de lo previsto, ¿se vale aún pedir una disculpa o los he hartado? espero que no, Disfruten, se los traigo con mucho cariño.


Llegó el día, por la mañana los nervios me estaban consumiendo a pesar de que lo que haría ése día lo había hecho otras veces sin problema alguno y aun así, por alguna razón me sentía de esa forma. Miroku ya había llamado y confirmado todo, llegó a casa y entró al garaje, en cuanto estuvo la puerta cerrada bajó y se aseguró que nadie los viera, abrió entonces la cajuela y Shiko salió sin problemas de ella, con la gracia que tendría la asistente de algún mago.

- Tiempo extra Takamasa, me pagarás tiempo extra - decía con esa vocecita que parecía un tanto ruda pero no dejaba de ser dulce.
- Lo sé Shiko, tiempo extra y bono extra si así me lo pides - le dije en un suspiro un tanto pesado, la niña era un poco abusiva con eso, pero bien lo valía.
- ¿Tan importante es? - preguntó ella.
- Sí, lo es - aseguré.
- Bueno, a afinar garganta entonces - comenzó a darse palmaditas en la garganta y comenzó a mover su cuello como si tuviera un falso contacto en las cuerdas vocales, hizo algunas pruebas y como siempre, lo logró, la chica no sólo se parecía a mí sino que igualaba mi voz al hablar, luego de un par de intentos, aunque claro, alguien como Miroku, por ejemplo, que me conociera de casi toda la vida, no había caído tan fácil - bueno chicos, a trabajar - era tan similar su voz que nunca dejaba de sorprenderme, de cualquier forma.
- Bien Miyako - la llamaba en broma - estás lista entonces.
- Soy Takamako para ti jovencito - reímos juntos un segundo, la chica siempre me había parecido agradable.
- Bueno, niños, dejen de jugar y vamos a trabajar, si es que a estas travesuras se les puede llamar así - dijo Miroku un poco divertido, a todos nos ponía de buen humor estar cerca de Shiko.
- Bueno, empecemos - Shiko se acomodó el cabello y la ropa que se le había maltratado un poco al ir en la caja de dentro de la cajuela, saqué la caja y la metí dentro de la cajuela de mi coche para cubrir toda sospecha, pues si metía el coche al garaje y salíamos en el mismo auto, podrían sospechar cualquier cosa y lo que menos quería era dejar algún cabo suelto, me metí en la caja dentro de la cajuela y me acomodé, a pesar de medir lo mismo y tener la misma complexión, ella era bastante más flexible y no sufría para nada ahí dentro, en cambio para mí era un algo incómodo, pero era la única forma de ahuyentar aves de rapiña. Miroku cerró la caja y la cajuela, dio dos palmadas en forma de pregunta para saber si estaba listo y yo hice lo mismo para indicar que lo estaba.

Salimos de mi casa, Shiko conducía, llevaba gorra y lentes oscuros, lo que cualquier celebridad usa cuando no quiere captar la atención, algo bastante irónico, pero era lo más usual. Nos dirigimos a un centro de lavado de autos, donde el dueño era amigo mío. Se cerró la puerta del lavado, los ayudantes me abrieron, salí, me escondí entre los aspersores de agua y me mantuve quieto, mientras esperaba el coche del hermano de Shiko, pues siempre trabajaban juntos. Se cerró nuevamente la puerta del lavado cuando ingresó el auto Shuun, entré al coche y el cambio estaba hecho, toda una estrategia digna de un programa de investigación de esos que pasan sólo en televisión de paga, los que eran mis favoritos y donde de a poco me ayudaron a construir la idea. Shiko y Miroku se fueron a comprar ropa, tomar un café, pasear de un lado a otro y así mantener a la prensa ocupada, por mi parte yo iba camino a Osaka, a la casa de mi abuela que estaba justo detrás del café que Uruha había mencionado, él no lo sabía, pero esa casa a donde él escapaba, era la casa de mi abuela.

- ¿A donde siempre, jefe? - preguntó Shuun, animado.
- Sí, por favor -respondí tirado en el asiento trasero cubierto con una bolsa de plástico negra.
- Ya se fueron, puedes salir - hice la bolsa a un lado me puse el gorro de la sudadera y esperé a que llegáramos, durante todo el camino sólo platicamos cosas sin importancia y reímos un poco, entre más cerca estaba mi destino, más nervioso me sentía, pero al mismo tiempo más ganas tenía de llegar.

- Hemos llegado - sus palabras me hicieron un hueco en el estómago.
- Gracias Shuun - le dije apenas.
- Calmate Takamasa, no creo que vayan a matarte ¿o sí? te notas muy pálido, no te hará bien estar así, ¿te sientes enfermo?
- Sólo estoy un poco nervioso - le respondí, tratando de sonar despreocupado.
- Sí claro, un poco, anda, ve y saluda a la abuela de mi parte.
- Lo haré Shuun.
- ¿A qué hora paso por ti?
- Yo te llamaré, gracias.
- Hecho, nos vemos - decía mientras yo bajaba, entré a la casa de mi abuela y fui directo a buscarla.

Subí las escaleras, al no verla en la sala estaba seguro que la encontraría en su habitación.
- Abuela~ - subí las escaleras llamándola.
- Aquí nenito - respondió desde su habitación que tenía vista hacia el jardín trasero, entré y fui a abrazarla.
- Abuela, ¿cómo estás?
- Como siempre, cada vez más viva, y cómo no estarlo si no falta día en que vengan a verme y darme vida, ¿pero qué te trae por acá?, no estás metido en otro lío, ¿o sí? - estoy seguro que se disponía a comenzar con los regaños.
- No, para nada abuela, veré a alguien, ¿sabes?
- ¿Y dónde le verás?
- En tu jardín, si no te importa - comenté, mirándola a los ojos y haciendo un pequeño asentimiento, casi pudo verse como la súplica de un perro hambriento.
- Sabes que no tengo problema, los amigos de mi nenito son como mis nietos y de las amigas sé que no debo preocuparme, no son ellas las que van a robármelo - me guiñó entonces, sabía bien sobre mí, que a pesar de haber tenido algunas novias, con ellas no estaba más de un mes, pero a pesar de ser pocas mis relaciones con chicos, eran las que más habían marcado mi vida.
- No lo digas de esa forma, abuela - ella sólo rió leve y me dio unas palmadas en la pierna
- ¿Es él? - preguntó mirando hacia afuera, rápidamente miré y ahí estaba, volteaba a todas direcciones ocultándose entre las plantas vigilando no ser descubierto, parecía un niño preparándose para una travesura.
- Sí - dije en un respiro y los nervios me invadieron otra vez.
- Es mucho más atractivo que el anterior, y se nota que es mucho más lindo. Lo he visto quitar la mala hierba de las plantas, platicar con las palomas, cantarle a las flores - me susurraba en tono de complicidad y yo no podía decir nada, estaba muy nervioso para poder hacerlo, mi abuela volvió a palmear mi pierna - anda nenito, no lo hagas esperar, dale saludos de mi parte e invítalo a tomar una taza de té cuando se arreglen las cosas - algo tenía esa mujer, que sin importar la situación, siempre sabía de qué iba todo.
- Lo haré - le dije levantándome.

Bajé lento las escaleras, pues sentía que mis piernas me jugarían una mala pasada en cualquier momento. Al estar frente a la puerta del patio dude por un segundo, lo miré, hacia justo lo que mi abuela había dicho, estaba hincado quitando la mala hierba de unas plantas, me arme de valor y abrí la puerta, él volteó asustado, se disponía a correr pero le hablé enseguida.
- Tranquilo Uru, soy yo - volteó aún asustado y además muy sorprendido.
- ¿Cómo entraste?
- Verás... ésta casa es de mi abuela - sus mejillas se tornaron de un rojo tan intenso que nunca había visto.
- Yo... esto... yo... lo... lo lamento... yo sólo... las plantas... pues... - no sabía que decir, estaba completamente avergonzado, me acerqué a él rápidamente.
- No hay problema, mi abuela me dijo que te agradeciera, está muy feliz por la forma en que cuidas sus plantas - pude notar que volvía a intensificar el tono de sus mejillas que ya había comenzado a aclararse.
- Bueno... - dijo apenas, seguro no encontró alguna otra palabra, no podía decir quién de los dos era el más nervioso.
- Uru, necesito hablar contigo...
- No, soy yo el que tiene que hablar - me interrumpió dejando un tanto de lado su nerviosismo.
- Antes que me digas cualquier cosa, necesito que sepas que a pesar de tener poco tiempo de conocerte, que a pesar de que puedes asegurar que no sé nada de ti, Uruha... yo... - estuve a punto de decirlo iba a declararle mi amor de no ser por esa voz que me interrumpió.
- ¿No piensan invitarme a la reunión? - no era posible, quería que alguien me dijera que eso era sólo una pesadilla, no podía ser que Kazuhiro estuviera ahí, volteé a verlo, completamente incrédulo - pero no me veas así Miya, noté a Shiko fácilmente cuando perseguí tu auto y supe que vendrías, la abuela no quería decirme nada, pero por suerte te vi por la ventana, quería que me invitaran, pero creo que no podrá ser, sólo somos dos - al voltear a ver a Uruha, noté que ya no estaba, corrí a buscarlo pero alcancé a ver que subía al coche con sus compañeros y corrí de nuevo al jardín.
- ¡Eres un idiota! - le grité con todo el odio que mi pecho podía guardar.
- Pero mi amor, ¿cómo puedes llamarme así?
- ¡No soy tu amor y no lo seré nunca! hoy más que nunca te detesto, ¡Kazuhiro, te odio como jamás pude odiar a nadie! - no sé bien si exageraba al afirmar tal cosa, pero quizá no lo hacía, de verdad sentía que lo odiaba y que nunca antes había odiado tanto.
- Tranquilo, mi cielo, no lo necesitas a él para nada, aquí estoy yo - se acercó para abrazarme, antes que pudiera hacerlo le di una bofetada tan fuerte que lo tiré contra el pasto, me miró asustado, a punto de llorar, con una mano cubriendo la mejilla que había recibido el golpe.
- Te odio, y entiéndelo de una maldita vez, ¡estoy enamorado de Takashima Kouyou! - se puso a llorar, se levantó, se fue corriendo y yo sólo me tiré al piso a golpear una y otra vez gritando hasta que la mano de mi abuela se posó sobre mi hombro, volteé a verla, me miró triste y me abrazó, me recargué en su pecho y como un niño pequeño me puse a llorar.

Notas finales:

Ahí el capítulo, espero que les haya gustado tanto como a mí me gustó el corregirlo para ustedes. Responderé sus Reviews cuando el sueño no tenga secuestrada mi alma, ¿lo ven? ya no sé ni lo que escribo, hasta pronto y muchas gracias a los que me dan señales de vida, me gusta mucho platicar un poco aunque sea, con ustedes.

 

Lord Akire du Zaine

 


PD. ¿A alguien le gustan los juegos de rol?


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