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Ahora tengo una razón. por AkireSemeruder

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Notas del capitulo:

No tiempo, nada qué decir. Disfruten.

A final de cuentas lo había hecho y no sólo eso, lo había disfrutado también, no era necesario que nadie me lo dijera, sabía perfectamente lo idiota que era, cualquiera al saber esto pensaría que soy un monstruo, debo decirlo, lo sabía, no valgo nada, lo sabía, era un poco hombre, lo sabía, no merecía a Uruha, pero no me importaba, aún después de lo que hice no pensaba rendirme, Kazuhiro me dejaría en paz un tiempo, el suficiente para intentar acercarme de nuevo a Uruha.

Llegué a la oficina el sábado, pues el viernes no tenía ganas para nada, no había problema mientras entregara mi trabajo a tiempo, no podían decir ni reclamar nada. Estaba en la oficina, los pendientes resueltos y al tener tiempo de sobra podía trabajar en mis proyectos personales, la nueva novela que escribía, pero en ese instante tocaron a mi puerta.

- Adelante - dije en voz alta mientras escondía mis notas.
- Hola Miyavi - dijo Kazuhiro al entrar.
- ¿Pero qué...? - me tranquilice antes de gritarle - ¿Qué necesitas ahora?
- Miyavi - dijo casi en un susurro.
- ¿Qué?
- ¿No tenías ganas de verme? - dio un par de pasos más hacia mí, con la miraba baja.
- Kazuhiro...
- ¡Bou! - dijo en tono de reclamo y berrinche.
- Bou, quizá sea a una broma, pero no me hace gracia.
- ¡No es broma! - reclamó en el mismo tono.
- Compórtate, ¿sí? este no es lugar para tus rabietas infantiles.
- Pero... - le interrumpí.
- Pero nada Bou, estamos en el trabajo, aquí lo que se hace es trabajar, ¿O quieres que todo mundo vea lo infantil que es el subgerente de Fushida Sugoi? - le advertí.
- Idiota.
- Como digas, pero recuerda que soy tu amigo, no tu niñera - le dediqué una mirada severa, aunque era difícil saber qué era más duro, tomando en cuenta el tono de mi voz.
- Eres un... - en ese instante tocaron a la puerta, justo antes de que se me fuera encima a golpes, seguramente.
- Sí, ¿Quién es? - pregunté, no pudiendo ocultar mi satisfacción por la presencia de quien interrumpía.
- Miyavi - era Miroku - te necesitan en el estudio fotográfico, al parecer hay una incoherencia y quieren saber si fue error de producción o necesitas corregirlo.
- Ya voy - esa era una oportunidad para ver a Uruha después de varios días, sólo caminé y aparté de mi camino a Kazuhiro, restándole total importancia a su presencia. Salí del lugar, dejándolo ahí parado y fui directo al estudio.

Estaba un poco nervioso, hacía días que no lo veía y estaba seguro que mi corazón daría un vuelco brusco al verlo, mis manos casi temblaban en el camino y con mi paso rápido llegué en un instante. Tomé el picaporte de la puerta y la abrí con seguridad, mis ojos hicieron una inspección rápida hasta encontrarlo y ahí estaba él, volteaba a verme sólo con el rabillo del ojo mientras platicaba con Kai. Me acerqué a los modelos que harían esa escena, eran la lagartija mutante y el otro chico de quién no estaba seguro de conocer.

- ¿Cuál es el problema? - pregunté al director de escena.
- Verás, en el segundo párrafo lo toma del brazo, pero en el tercero vuelve a tomarlo y me he confundido.
- Bien, veamos - tomé el escrito de la historia y lo analicé - ya recuerdo, error de edición supongo, falta la parte final del segundo párrafo, donde el otro se suelta para que así el otro lo vuelva a tomar, lo importante es no repetir la escena, aunque parezca lo mismo, por lo menos cambia el ángulo o arruinarías la intención - les indiqué, mientras hacía una nueva lectura y observaba la última toma que se veía en una de las computadoras. Siempre fui muy quisquilloso cuando se trataba de poner en alto mis trabajos y esa no sería la excepción, aunque se tratara de un proyecto de menor categoría a la que estaba acostumbrado.
- De acuerdo, Yuu, acércate de nuevo a Akira por favor - supe en ese momento el nombre del otro chico, Yuu.
- ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarles?
- No, es todo por ahora, muchas gracias.
- Con su permiso - hice una ligera reverencia, di la vuelta y dirigí otra reverencia a los demás, entre ellos a Uruha, él estuvo a punto de sonreírme, pero Kai llamó su atención al codearle; era divertido ver cómo alguna veces eran tan indiscretos y casi infantiles, era una de las cosas que más adorable me parecía de Uru. Salí del estudio hecho un manojo de nervios, sus ojos, sus labios, todo su rostro, imposible dejarlo pasar de largo sin quedarse clavado en mi mente.

El resto de la tarde pasó tranquilo, sin Kazuhiro que apareciera por mi oficina y sin más trabajo qué hacer, por lo que seguí escribiendo mi otro proyecto, no había problema si las cámaras captaban lo que escribía, pues lo estaba haciendo en un idioma antiguo que mi abuelo me había enseñado, una lengua muerta como muchas otras de la cual no recordaba todo por completo pero sí lo suficiente para tener una referencia para transcribirlo luego. Llegando la hora de salida me dirigí al supermercado, pues mi comida congelada se había terminado y no tenía planeado cocinar.

Mientras estaba comprando mi reserva de instantáneos y congelados sentí vibración en el bolsillo, era un SMS, miré la pantalla y pude notar que era un número que no conocía.

SMS: Buenas noches, me disculpo por enviar un texto de esta forma, sin que fueras tú quien me diera el número, sé que es un atrevimiento de mi parte pero necesito hablar contigo sobre Shima. Soy Kai, no sé si me recuerdes
RESPUESTA: Claro que te recuerdo. No te preocupes, al contrario, te agradezco por tomarte la molestia, pero dime, ¿Qué es lo que quieres hablar?
SMS: En realidad, yo sé bien que no es mi asunto, que no soy yo con quien debes hablar esto, pero estoy preocupado por Shima y hay cosas que quisiera preguntarte.
RESPUESTA: Bien, estoy dispuesto a lo que sea, por él
SMS: Justo de eso quiero hablarte, pero necesito que sea en persona, por este medio no podríamos hablar tranquilamente
RESPUESTA: Bien, ¿cuándo podemos vernos?
SMS: Mañana hay tiempo libre, no sé si te parezca apresurado
RESPUESTA: Está bien mañana, ¿Dónde y a qué hora?
SMS: ¿Te parece bien en el mismo lugar donde viste a Shima la última vez? La hora la dejo a tu consideración
RESPUESTA: Te veo entonces mañana a las dos de la tarde en ese jardín
SMS: Hecho, muchas gracias y nuevamente una disculpa por las molestias
RESPUESTA: Gracias a ti, nos vemos mañana.

Necesitaba llamar a Miru lo antes posible, pero no en un lugar público, detuve mis compras después de tomar algunos platos de congelada para no levantar sospechas y fui directo a casa, ni bien llegué a casa le llamé a Miroku para que contactara a Shiko y a Shuun para un trabajo urgente.

- Moshi...
- ¡Miru!
- Sí, quién más, ¿Qué pasa?
- Necesito urgentemente a Shiko, necesito ir mañana a casa de mi abuela, debo estar ahí a las dos de la tarde a más tardar.
- ¿En qué problema vas a meterte ahora, Miyavi?
- Sólo iré a hablar con alguien - le aseguré acelerado.
- Ese es el problema...
- No, no, verás que no pasa nada esta vez, sólo cuida bien a Shiko, esta vez sólo quiero que salgan como distracción pero que esté en casa todo el día para evitar a Kazuhiro.
- De acuerdo, ya mismo le llamo, te devolveré la llamada para confirmarte.
- Gracias Miru, como padre serías perfecto.
- No gracias, apenas puedo lidiar con un niño como tú, con niños de verdad me volvería loco, te llamo en un momento - colgó y me dispuse a esperar mientras guardaba lo que había traído del supermercado para que el tiempo me pasara menos lento, no sé bien cuanto tiempo pasó, pero no me pareció mucho, en ese instante comenzó a sonar el teléfono.

- Sí, ¿Miru?
- Ya está todo listo para mañana, llegaremos por ti a las doce y de ahí llegarás antes de las dos de la tarde.
- Gracias Miru, muchas gracias - de haberlo tenido frente a mí lo habría abrazado, pero confiaba en que el tono de mi voz le dijera todo.
- Ahora déjame dormir, muero de sueño.
- Hasta mañana - colgó, yo también quería dormir para que el tiempo pasara más rápido, pero seguro los nervios no me dejarían, aun así me preparé para ir a la cama y me mantuve ahí con los ojos cerrados solamente.

Lentamente el tiempo pasó, me levanté muy temprano a comparación de la hora a la que suelo hacerlo, eran las nueve cuando me metí a la ducha, aunque hice de todo para gastar el tiempo nada parecía acelerar las manecillas del reloj, al contrario, parecían ir cada vez más lento, desayuné tranquilamente y esperé la hora indicada viendo televisión. Por fin llegaba la hora, eran justo las 11:47 cuando escuché el auto de Miroku entrando a la cochera, era hora, fui rápido a verlos. Justo al entrar a la cochera Shiko se descomprimía de la cajuela de Miroku.

- Y bien, ¿el pago de hoy será doble, triple o cuádruple? - preguntó animada como siempre.
- El que maneja el dinero es Miru, a mí no me hables de eso, Shiko - respondí ya contagiado por su alegría.
- Takamako quiere un viaje a las termas - le canturreó a Miroku mientras le picaba las costillas, a lo que este sólo rió.
- Anda Miru, no creo que sea muy caro - le dije.
- Ya arreglaremos eso nosotros, ahora a darse prisa, Shuun nos está esperando.
- Takamako estará aburriéndose en casa hoy, ¿cierto? - dijo en tono de ligero berrinche.
- Sí, lo siento, así debe ser hoy - respondí.
- Bueno - se encogió de hombros con resignación - hora de ponerse guapos - acomodó su cabello y su ropa, yo entré a la cajuela y comenzó el circo.

Ya de camino a casa de la abuela sentí el tiempo un poco más rápido, iba platicando con Shuun de cosas irrelevantes y pronto llegué a casa, le dije a Shuun que lo llamaría y se fue. Entré a la casa de mi abuela, pronto pude notar el aroma de otra de sus especialidades, pastel frío de canela, de pequeño era una de las mejores cosas que podía comer, sentía que podía vivir de ello por semanas y aún en ese momento no me molestaría. Fui a la cocina y la vi ahí haciendo el relleno del pastel.

- ¡Nenito! - me dijo al escucharme entrar, se acercó a abrazarme y la abrace también.
- Hola abuela - sonreí al sentirla abrazarme con fuerza.
- ¿Qué te trae ahora por acá? ¿Trajiste a tu amigo, el chico atractivo del otro día? - reí leve aun abrazándola, ella siempre tan directa.
- No, abuela, sigo sin poder arreglar el problema del otro día - me tomó de los hombros y me miró a los ojos.
- Te estás tardando nenito, debiste buscarlo hasta el fin del mundo si fuera necesario para aclarar todo.
- No es tan fácil...
- Si vives tu existencia basada en lo que diga la gente no vas a ser feliz nunca, dime ¿de qué te sirve todo el dinero y prestigio del mundo si no tienes con quién compartirlo? - mi abuela siempre tenía las palabras correctas, directas y sutiles a la vez, era mi heroína.
- Como siempre, tienes la razón.
- No es razón, sino experiencia de la vida, pero entonces, ¿qué te trae ahora por acá?
- Un amigo suyo quiere hablar conmigo y vine para eso, creo que va a pedirme explicaciones de todo lo que ha pasado.
- ¿Dónde vas a verlo?
- En… tu jardín - reí un poco y ella también.
- Y de la nada mi jardín se volvió el centro de reuniones de mi pequeño Takamasa.
- Sí, algo así - terminaba de preparar el pastel de canela mientras hablábamos, lo metió al refrigerador y dejó su mandil colgado en una silla, se lavó las manos y sirvió dos tazas de té de hierbas frescas, los puso en una charola y me los dio.
- Bueno, mientras llega tu amigo vayamos a esperarlo en la mesa del jardín, tienes que contarme todo lo que ha pasado desde la última vez que viniste - tomé la charola y lo llevé afuera mientras mi abuela me tomaba del brazo.

Nos sentamos a beber tranquilos, le conté absolutamente todo, incluyendo las noches con Kazuhiro, en un relato rápido, se notó molesta, pero seguro los regaños vendrían después, estaba justo terminando de contarle cómo fue que Kai me contactó cuando escuchamos el crujir de la madera, él había llegado.

Notas finales:

Espero que les haya gustado, sigo escribiendo y corrigiendo, no crean que lo dejaré a medias. 

Hasta pronto.

 

Lord Akire du Zaine


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