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Cosas que pasan. por Lizali12

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Notas del capitulo:

Yei capi sorpresa (?).

¡Al fin aparece Bubblegum!

Por cierto aparecera la palabra "Croquera" La croquera también conocida como libreta de dibujos.

¡Hablaremos del talento de Marshall!

No les distraigo más.

Disfruten 

 

Gumball

Las clases siguientes fueron normales. Bueno todo lo normales que se pueden ser con alguien como Marshall. Después del receso se había mantenido despierto -demasiado despierto diría yo- había estado muy inquieto. Ahí fue cuando noté que las cosas rojas más que gustarle lo activaban. Un profesor le tuvo que lanzar un borrador para que se callara y yo le había dicho otras tantas que dejara de mover su pierna de arriba hacia abajo porque me estaba cansando.

La antepenúltima clase se había aquietado y se mantuvo mirando hacia la ventana. Le pregunte que veía y me dijo que nada en particular, sólo las nubes, el cielo, las aves que pasaban.

Sólo la nada.

En este momento nos estábamos presentando en la clase de Sociología que era la última. Ya nos había dado en la primera hora, pero también nos daba la última. La profesora nos menciono que era para no llenarnos de información y evitar que nos durmiéramos en la mañana.

La temática de la presentación era está; la profesora cerraba los ojos, posaba el dedo en alguien de la lista al abrirlos decía el nombre y quien saliera se presentaba, al terminar la presentación de esa persona está decía un número, la profesora buscaba el número en la lista y quien saliera se presentaba.

 ─Joven Marshall es su turno de presentarse─. El susodicho no se veía muy animado a presentarse.

¿Se se le había acabado su reserva de rojos?, me pregunte.

Marshall se levanto de su pupitre he inicio su presentación.

─Bueno no estoy muy animado para esto pero ya que, mi nombre es Marshall Lee, tengo la misma edad que ustedes… hmm no sé mis pasatiempos ya que son varios… en cuanto a comida… no tengo favorita… mis gustos son muy variados… me gusta leer de todo un poco hmm me gustan comer cosas rojas… hmm ya, no sé qué más decir así que creo que  es todo ─.

Marshall se volvió a sentar con toda la tranquilidad del mundo mientras que la clase entera (y yo entre ellos) nos empezamos a reír de su presentación.

─ ¡No ha dicho más que su nombre!─. Gritó alguien entre carcajadas.

─Bueno joven Marshall veo que usted es un jovencito muy hablador─. Menciono la profesora con claro sarcasmo.

─Ya sé profesora ¿Qué le puedo decir?─. Marshall se encogió de hombros y le dirigió una sonrisa a la profesora con la que pretendía dar por acabado el asunto.

─Bueno señorito Lee mejor mencione un número─.

─Hmm... 12─. La clase se siguió riendo mientras la profesora buscaba en su lista al dueño de ese número.

─Joven Gumball ¿Está aquí?─

Genial, seguía yo. Creo que no iba a lograr pasar desapercibido.

─Este, si aquí. Soy yo─

─Bien joven Gumball espero que usted sea más hablador que su compañero –dijo mientras señalaba a Marshall– joven empiece, ya sabe, diga lo que quiera─.

Asentí ligeramente, no sabía que decir así que decidí iniciar con mi nombre y mi edad.

─Mi nombre es Gumball, tengo 16 años y…─. No pude terminar mi presentación ya que la profesora me interrumpió al escuchar mi edad.

─Disculpa joven ¿Cuántos años decís que tienes?─

─16 años─

─Aah, sorprendente. Así que eres tú eh.─

─ ¿Disculpe?─

─No, nada jovencito. Bien supongo que hasta aquí llegan las presentaciones. Dentro de poco sonará el timbre para retirarse así que por hoy doy por terminada la clase pueden retirarse a sus casas─.

La profesora salió del salón igual de cargada que en la mañana. Me pregunte sino le dolía la espalda debido a tanto esfuerzo.

Deje mi mente divagar mientras acomodaba mis cosas para irme a recoger a Bubbline a su trabajo como era costumbre.

Una vez todo listo hice ademan de irme pero pare en seco cuando me sentí observado, volteé ligeramente para ver si no eran alucinaciones mías y… no, no lo eran. Todas las miradas de los que serían mis compañeros de clase estaban posadas en mí.

─Así que tienes 16 años─. Dijo una muchacha que estaba enfrente de todos los que me observaban, era de cabellos castaños y lentes, la reconocí como Betty. Ella había sido la primera en presentarse.

─Hmm si, así es─.

─ ¿No eres muy joven para estar en la universidad?─. Me pregunto con un cierto tono de curiosidad y unos ojos brillosos y grandes que denotaban que se moría por saber la razón de mi estadía en la universidad

─Pues sí, ciertamente lo es.─ Escuche una voz detrás de mí, Marshall.

La chica paso de él, y dio pequeños saltitos alegremente.

─ ¡Woo! Que genial ¡Un pequeñín en nuestro salón esto me hace muy, muy feliz! ¡Serás como el consentido! Ya sabes el hermanito menor, el mimado del salón ¡Mi vida, me das ternura!─.

Los que serían mis compañeros echaron una risita leve y asintieron frente al comentario de     Betty. De alguna manera no les incomodaba lo que la chica decía.

Los estudiantes de Bellas Artes eran muy buenos, nada comparado con mis agresores de la mañana, pensé.

Marshall

Mire la escena entre curioso y divertido, Betty había tomado a Gumball como el mimosin del salón según logre entender, los demás asintieron ante ese gesto y Gumball no sabía que decir.

Después de eso la chica Betty se le acerco y lo estrujo entre sus brazos. Ya que ella era más alta que Gumball sus pechos asfixiaban a este, Gumball no sabía qué hacer y sólo agitaba los bazos en un intento por liberarse sin tocarla ahí, era divertido.

Pero tenía que salvarlo, sino Betty lo asfixiaría.

─Ya Betty ¿no? Déjalo lo estás asfixiando─. Dije, la chica al notar lo que estaba haciendo se sonrojo y aparto de si a Gumball.

─Ups, perdón es que me emocione jeje ¿Estás bien Gum-gum?─.

Gumball se tambaleo un poco debido a la posible falta de aire que Betty le había dejado y asintió levemente.

─ ¿Marshall, no?─. Dijo, la chica mientras me lanzaba una mirada curioso, sabía lo que se preguntaba. ¿Se conocéis tú y Gumball? ¿Qué edad tienes? ¿Por qué luces desaliñado?, bueno al menos esas eran preguntas que yo me hubiera hecho

─Si, así es─

─ Tienes buenos reflejos ¿sabías?─

─ ¿Dis…disculpa?─

─Hoy en la mañana te vi defender a Gumball de esos brabucones, cuando vi lo que hacían me iba a meter, pero tú apareciste antes que yo y les diste unos buenos golpes a esos. ¡Fue tan impresionante! Le diste así y así –la chica hacia movimientos con las manos tratando de imitar lo que yo había hecho en la mañana – ¿Tienes experiencia en peleas?─. Mierda, no me esperaba eso, mi vida delictiva era algo que prefería mantener al margen.

─No, nunca he estado en una─. Mentira, pura mentira. ─Creo que fue la adrenalina, ya sabes, dicen que cuando se está en situaciones inesperadas el cerebro tiende a reaccionar para proteger el cuerpo─. Me encogí de hombros para restarle importancia al asunto.

─Hmm ¿En serio?, digo es que parecías todo un experto, por un momento pensé que tendríamos en clase a un delincuente─.

¿Sabría ella algo? ¿En serio daba esa apariencia?, digo estaba consciente que mi modo de vestir distaba mucho de ser “normal” y que más bien era algo peculiar, de hecho siempre había creído que más que parecer delincuente parecía vago, de esos que ves en la calle y te da por alejárteles. Pero jamás pensé que parecería delincuente.

Eso era lo que más quería evitar.

─Sep, estoy seguro de que no soy delincuente. Y mucho menos tengo experiencia en peleas, adrenalina como ya dije─. Betty parecía no tragarse el cuento.

─ ¡Es cierto! Ahora que lo dices es verdad, Marshall fue sorprendente. Me da algo de pena admitirlo porque yo fui el defendido─. Gumball, mi salvador. Betty le volteo a ver y le dirigió una sonrisa dedicándole su atención y olvidándose de mí.

─Eso no es tú culpa Gum-gum es de esos abusivos por meterse con menores, ¡ush como me enfadan las personas así! Ofenden a las Bellas Artes─. La chica inflo sus mejillas y se cruzo de brazos con clara indignación.

─Por cierto, hablando de Bellas Artes ¿Cuál es tú especialidad Betty?, ya sabes que técnica se te da más─. Pregunto Gumball, Betty pareció pensarse bien su respuesta.

─Bueno supongo que serían los sombreados y la pintura estilo barroco─

─Vaya, eso es sorprendente, no me imagino haciendo algo así─. Yo tampoco me imagina a Gumball con ese estilo, es decir se notaba que él no era de los que usaran más pintura que trazos.

El barroco era eso, un estilo que utilizaba  el color, la luz y el movimiento para definir la forma pictórica,  donde el color predominaba sobre la línea y la luz dibujaba o difuminaba el contorno además del ambiente y la atmosfera del cuadro.

Para mí Gumball daba la apariencia de que el Óleo era su fuerte.

─ Jeje, tranquilo pequeño saltamontes, todos aquí tenemos nuestro estilo estoy segura que algunos destacaremos más en una que otra cosa ¿No es así chicos?─

Los demás del salón que se habían mantenido en silencio empezaron a unirse a la plática rodeándonos, todos participaban, fue así como ese día descubrí que los que serían nuestros compañeros de clase eran muy talentosos. Había algunos que se concentraban en pintura expresionista con mezcla de cubismo, otros que el sombreado se les daba de muerte, también los había con el estilo de Van Gohg, puntillismo, pintura gótica y muchas cosas más. Obviamente la mayoría podía hacer un retrato decente según habían visto después de que empezáramos a sacar nuestras croqueras.

Aparentemente todos las habían llevado con la esperanza de que algún profesor las pidiera, o simplemente para ponerse a dibujar si se aburrían. Cosa que había pasado y Gumball y yo no habíamos visto debido a que a la hora del almuerzo comimos en el patio.

─Eh, Marshall ¿Qué es eso?─

─ ¿Que es qué?─

─Pues eso, el dibujo de tú croquera─. Gumball parecía muy entusiasmado con mi dibujo.

De hecho lo estaba con el de todos.

─Oh, esto. Es sombreado Gumball, sombreado a lápiz─.

─ ¡Es hermoso!─. Exclamo, tenía las mejillas completamente ruborizadas y los ojos le brillaban de la emoción, tenía una sonrisa imborrable desde que habíamos empezado a mostrar nuestra croquera y no se mantenía quieto en un solo lugar.

Estaba inclinado con las manos en la espalda admirando mi dibujo, el cabello le caía en punta sobre mi croquera y los ojos le bailaban viendo los trazos que yo había hecho.

─ ¿Tú crees?─ No entendía cómo es que eso le emocionaba.

Había hecho el dibujo en uno de mis momentos de “Inspira-depre” como le llamaba yo, el dibujo consistía en la sombra de un hada sentada en un muelle con las piernas entrecruzadas a la cual sus pies estaban a escasos centímetros de tocar el agua las alas estaban desplegadas y de ellas salían lo que parecían ser ramitas delgadas de árboles. A su alrededor había dos árboles a los cuales yo les había agregado un tenue color violeta para hacerles sobresalir, también me había encargado de que el lago sobresaliera por sí mismo.  Había sombreado a su alrededor y daba un aspecto en el que la luz no la tocaba a ella.

La había dibujado en una de mis tantas peleas con Marceline en la cual yo no había salido victorioso. Recuerdo que ese día después de pelearme con ella había terminado yendo la casa del árbol que teníamos en nuestro patio (casa a la cual yo había declarado mía) y para no irme a hacer destrozos a casa de un amigo al que yo gustaba de decir “Flamitas” debido a su peculiar temperamento. El resultado había sido ese dibujo.

─ ¡Por supuesto que sí! Es hermoso, que envidia me dan todos vosotros─

─ ¿Y tus dibujos Gumball?─. Pregunta una chica de la cual no le recordé el nombre

─Hmm, si algo. Pero mis dibujos son pobres comparados con los de ustedes─.

─ Déjanos mirar─. Usualmente no me interesaría ver dibujo alguno, pero en cierta manera también tenía curiosidad.

─Si, Gumball, muéstranos algo─ Betty presiono.

─Pues… ya que estamos en esa yo también quiero ver─. Sí, había cedido a la curiosidad.

 

Gumball

Todos querían ver cómo dibujaba, pero lo cierto es que después de ver lo talentosos que eran muy difícilmente mostraría mis dibujos. Sino se burlaban ellos de mi pobre arte, lo haría yo

─ Lo siento, pero la verdad no he traído mi croquera─

─Ah, que pena─ Corearon todos. Lo cierto es que la había dejado en casa al salir en la mañana, si la llevara conmigo no podría mentir… no es que no quisiera sino que no podía mentir, sudaba y tartamudeaba cuando mentía.

─ Bueno, me tengo que ir ya, fue un gusto y deleite para mi vista ver sus dibujos, pero he de retirarme─

─Ah, yo también me voy yendo ya, así que vamos juntos─. Marshall se paró de su silla, guardo su croquera y se despidió de los demás con un apretón de manos.

***

Habíamos salido con rumbo al centro y ahí cada quien iba a agarrar su camino a casa, pero en el lapso de del transcurso Marshall dijo dónde quedaba su casa y para sorpresa mía resulto que él vivía a unas cuadras más arriba de mi calle.

¡Qué raro!, este día en particular sentí que Marshall y yo habíamos conectado mucho ¿Sería mi imaginación?, mejor no le daba vueltas al asunto.

Viendo que de nada servía el separarnos, Marshall decidió acompañarme a buscar a Bubbline a su trabajo.

─ Bueno es aquí─ El lugar donde trabajaba mi hermana se llamaba “Dulce reino”  era una tienda donde vendían cosas para fiestas; dulces, piñatas, globos etc.

─ ¡Oh! Yo he venido a está tienda una vez─.

─Déjame adivinar ¿por dulces rojos?─. Marshall me miro entre divertido y curioso, como queriendo decirme que sí y que cómo lo sabía, a lo último sólo me dedico una sonrisa.

Que bonita sonrisa.

─Bueno entremos─.

─Yo te sigo─.

Al entrar sonó la campanilla como siempre lo hacia, el lugar era inmenso. Al entrar se notaba una escalera que quedaba enfrente de la puerta esa escalera llevaba al segundo piso que era donde se guardaban los chuches y las piñatas, también los inflables que se prestaban en las fiestas. El “castillo” como lo había denominado yo estaba pintado de rosa por completo.

─Buaj, tanto rosado me empalaga─.

─ Jajajaja, ya te cansaras de mi entonces─. Comente ya que yo tenía el cabello teñido de rosado

─No, de ti no, tú eres mi amigo y lo único rosa en ti es tú cabello─.

Antes de que pudiera contestarle mi hermana apareció, estaba ya de salida porque ya no tenía el uniforme puesto. Llevaba una blusa de manga corta de color rojo con una falda amarilla a cuadros y sus lentes.

─ ¡Oh! Gumball cielo no te vi, creí que ya no vendrías─.

─ ¿Pero qué dices hermana? Te dije que si me daba el tiempo pasaría a por ti─.

─Ya, pero no me mandaste mensaje así que pensé que te habías olvidado de mi─.

─ Si, eso. Me he dejado el celular en casa hoy en la mañana, se me olvido─.

─ A ti siempre─.

Marshall carraspeo un poco para hacerse notar, que mal educado de mi después de todo lo que había hecho por mí en este día. Ya se lo contaría a mi hermana en casa.

─ Hermana, te presento a Marshall, Marshall mi hermana─.

─ Un placer Marshall─.

─El placer es mío─. Ambos se estrecharon las manos y se sonrieron con camaradería, no me sorprendía. Mi hermana era de las personas que hacia amigos rápido y por lo que logre notar en clases Marshall era igual.

─Así que ya hiciste un amigo, me alegro mucho─.

─Si supieras─. Susurre por lo bajo.

─ ¿Eh? ¿Dijiste algo cielo?─

─  No, nada. Que Marshall viene con nosotros, vivimos en la misma dirección─.

 ─Ah, vale pues, vamos a casa─.

Bubblegum me tomo de las manos para irnos a casa, como siempre lo hacia. Era algo que le había dado por hacer desde que la empecé a ir a buscar “Mis compañeras se mueren de celos porque tengo un lindo hermanito” me dijo cuando le pregunte por qué lo hacia.

Pero está vez hubo algo diferente.

Tomo la mano de Marshall y la unió con la mía.

─ ¡¿Qué?!─ Exclamamos ambos al mismo tiempo, claramente sorprendidos por la acción de mi hermana.

─ Eh, cuidado y me rechisten, así es más divertido ir a casa─. Dijo ella  con una sonrisa a la cual no pude negarme y por lo visto Marshall tampoco

Así que los tres nos tomamos de las manos, Bubblegum de la mía y yo de la de Marshall.

El camino a casa sería largo.

 

 

Notas finales:

¿Qué les pareció? no se lo esperaban verdad xD

Ay Bubblegum si ella es así, no quero saber que hara Marceline e_e)

Nos vemos luego~


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