Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lirios. por Evil Hambana

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ohhhhhhhh, ¡volví! 

Hace tanto que no publicaba, pero volví con uno nuevo. 

XiuChen, XiuChen... conocen mi adicción.

También subí este a mi livejournal, es babbysugar.livejournal.com .

Ojala lo disfruten, dejen reviews~. 

"Nombre: Kim Min Seok.

Fecha de nacimiento: 26/03/90.

Enfermedad: Cáncer ocular."

Minseok, Minseokkie para sus familiares, contaba con diez años de edad cuando comenzó el tercer año de primaria. Y con él, todo era sonrisas cariño y juegos. No había alguien que no lo quisiera, y no había a quien él odiara. Era un chico ejemplar, con la familia ejemplar y las amistades ejemplares. Veía televisión sólo una hora por día, leía cuatro o cinco capítulos de algún que otro libro antes de dormir y su conducta era impecable. Le fascinaba cantar, jugar al fútbol y regar las plantas que su madre le ayudaba a mantener.

Su favorita, los lirios.

 Minseok no tenía ningún mal, ¡en verdad! Era una ternura, y si alguien se merecía tener una vida completamente brillante... era él. Por eso su madre se sorprendió cuando le entregaron aquella carpeta. Prácticamente vacía, sólo contenía una hoja y media. Allí se encontraba la descripción de su pequeño príncipe y aquellas tres palabras que NADIE querría leer junto al nombre de su hijo. Entre ellas, la palabra cáncer.

"Nos sorprende," había dicho el encargado de los exámenes de Minseok. "su hijo, es de los pocos que tienen esa enfermedad."

Y hasta para ello era especial.

La madre de Minseok no sabía si reír o llorar, tampoco sabía cual de los dos sería peor. Minseok, a su lado, sin entender mucho de lo que hablaban le abrazó con fuerza. Había susurrado que todo estaría bien, que se curaría... a todos los presentes les sorprendió aquella actitud. "¿Morir? ¿Yo? No antes que mis lirios."

Todos se contuvieron de llorar, al menos frente al menor. Su madre estaba completamente orgullosa de él. Minseok no volvió a tocar el tema fuera del hospital, pero con diez años tampoco era estúpido.

 Él escuchaba a su madre llorando en los brazos de su padre. Él escuchaba a su doctor cuando decía que nada de lo que hacían estaba surgiendo efecto. El sabía que, cuando su visión se volvía borrosa, podía ocurrir que no hubiera vuelta a atrás.

Entonces, los años comenzaron a pasar. Once, doce, trece. Los lirios crecían fuertes, al igual que el alma de Minseok. Al igual que su cáncer. Catorce, quince, dieciséis. Ya no sólo contaba con cáncer de ojos, también con cáncer cerebral y en sus piernas. Su vida, de a poco, iba perdiendo sentido.

 A la edad de 17 años, Minseok ya no podía ver.

  Era el primer día de otoño cuando Minseok conoció Jongdae. Contaba con dos años menos y una vida acompañada de una nube negra que llovía cada vez que Jongdae se sentía feliz. Pero no, él no se encontraba enfermo.

21 de Marzo, Minseok esperaba en el parque junto al hospital a su madre.

 Había pasado ya algunas horas, y el sólo podía pensar en cómo estarían sus lirios hoy -no los había regado, y se sentía culpable-.

 Sobre las hamacas, balanceándose con suavidad, escuchó como alguien interrumpía al silencio con sus pasos. Mientras el extraño destruía las secas hojas marrones del suelo, Minseok apretaba con fuerza el agarre de las cadenas que lo sostenían. Mordió su labio inferior, intentando reconocer aquel embriagador aroma. No sintió miedo, sintió curiosidad. El primero en hablar, fue Jongdae.

"Uhm, ¿puedo sentarme junto a ti?" Le gustó aquella voz, así que hizo lo que hacía con todos (se mintió a sí mismo con aquello).

"Sólo si me haces un favor."  Jongdae tragó en seco, confundido. "No tengas miedo, sólo quiero saber cómo está el cielo."

 Hubo unos segundos donde sólo se escuchó al viento jugar con las hojas anteriormente pisadas. Minseok podría apostar a que un pequeño remolino de hojas se había creado.

Su sonrisa, anteriormente apenas perceptible, se ensanchó.

"Pues, está... ¿n-naranja?" Minseok quería interrumpir su descripción y decirle que él olía a naranjas. A Minseok le fascinaban las naranjas. Dejó que el contrario prosiguiera, aún hamacándose, y asintió. "Y naranja, también... se ve la luna."

 Minseok soltó una pequeña risa. "Acabas de decirlo, el naranja..." Jongdae sonrió. Minseok volvió a hablar.

"Gracias por decírmelo, aún así... ¿tu nombre?"

"Jongdae."

"Jongdae." Minseok lo probó en sus labios y volvió a sonreír. También sintió como Jongdae sonreía. Se sintió bien, porque aún si no la veía... sabía que no era una sonrisa de las que le daban siempre. Jongdae le había entregado una sonrisa, no un "lo lamento". Y había sido especial.

 El menor de ambos se sentó junto al mayor. En silencio, continuaron hamacándose. Minseok había olvidado lo que era un silencio cómodo, pero ese día lo recordó.

"¿Tienes algo en tu garganta? Tu voz, suena... como lastimada."

"Me dijeron que se me iba a complicar el habla desde ahora, seguramente sea eso."

Hubo silencio por parte de ambos, Minseok volvió a apretar con fuerza las cadenas.

"¿Puedo saber por qué?"

"Eh, no pregunté."

Minseok rió, contagiando a Jongdae. Ese día, la nube imaginaria que seguía a Jongdae se había dispersado.

 

 Dieciocho años, Minseok y Jongdae no podían dejar de verse.

Si no se veían, se llamaban, si no se llamaban, ¡se veían! No había otras opciones, eran todos los días.

Minseok había dejado las visitas en el hospital, y aún si su madre se había quejado a él no le importó.

Jongdae lo llevaba a caminos por la playa, diciéndole cada cosa que pasaba. Si no, Jongdae lo llevaba a paseos sin rumbo sobre su motocicleta. Y, aún si Minseok no lo sabía, el menor se aprovechaba de aquellos viajes para tener más contacto con él.

Los lirios habían sido suplantados... y Minseok había olvidado lo importantes que eran para él.

Pero ahora tenía a Jongdae.  

Jongdae lo escuchaba, lo atendía y le sonreía. Él era el único que en verdad le sonreía. Minseok, con todas sus enfermedades, se sentía hermoso y querido... y se sentía adicto a lo que era con Jongdae.

Minseok se sentía sano.

Antes de conocer a Jongdae, las sonrisas que Minseok podía sentir, estaban cargadas de lastima. Y aún así, con el pensamiento de cuantas cosas iba a perderse en la vida... Minseok era feliz.

 Si, antes tenía a su pequeña madre para acompañarlo a todos lados, y a su ejemplar padre para ayudarle siempre... pero esas cosas hicieron que, no importa lo feliz que fuera, se sintiera una carga.

"¿Quién es?" "¿De qué color está el cielo hoy?" "¿Hay estrellas esta noche?" "Gracias por quedarte junto a mi".

Todas esas frases fueron repetidas una y otra vez... y se sentía un idiota por ello. Pero con Jongdae, no.

 Ambos supieron que el tiempo se acababa cuando Minseok comenzó a tardar demasiado en hablar. Simples palabras como "Gracias" y "Lindo" eran tan difíciles como pronunciar "otorrinolaringología" u alguna de esas palabras demasiado -e innecesariamente.- largas.

 

Minseok tenía diecinueve cuando sus piernas dejaron de funcionar.

Recuerda haber estado regando sus lirios, completamente sólo, cuando al arrodillarse no logró volver a pararse. Cualquiera hubiera llorado, el comenzó a reír. Se quedó recostado durante algunos minutos en el verde pastizal, gustoso del hermoso tiempo. Primavera esta vez, pero... los lirios no revivían.

Al notarlo, Minseok si lloró.

 No faltaba mucho para que todo terminara.

Esa tarde había sido encontrado por Jongdae, y este mismo le había prometido que todo estaría bien.

Esa noche se quedó con él.

 Minseok había impedido que durmiera, inspeccionando cada centímetro de su rostro. Siempre hacia lo mismo, y siempre le relajaba hacerlo.

Una vez más, ambos olvidaron las nubes grises que los rodeaban.

Un mes después, la madre de Minseok había entablado una extraña conversación con él.

Minseok recuerda, vagamente, frases como "Vas a arruinar su vida." "Las cosas están yendo demasiado lejos." "Debes dejarlo ir." Y no, por primera vez en su vida no le había dado la razón.

"¿S-sabes?" Él había comenzado a hablar, su madre en silencio le escuchó. Aún si se confundía con algunas palabras, ella entendió. "Y-yo... me di-dijo, uhm. Él m-moriría... mo-morir por m-mi."

Y solo le sonrió antes de pedirle, amablemente, que se fuera.

 Al llegar las doce, recordó que debía dar vuelta su reloj de arena. El día siguiente sería el final, Minseok sabía.

 Diecinueve años, Minseok se había cubierto los ojos con una bandana vieja que había encontrado. El día de hoy no quería preguntar sobre el cielo, o sobre la ropa que se encontraba usando... quería imaginarlo todo.

Su madre, minutos antes, había llegado para decirle que sus lirios habían muerto. Él se aguantó las ganas de llorar.

Minutos después, Jongdae llegó.

"Hyung, Hyung... ¡Minseok hyung!" Desató la bandana que se había colocado hace unos minutos y le sonrió al contrario. Sus mejillas desinfladas, su cabello opaco... su vida hecha una miseria, y aún así podía sonreírle sin problemas a aquel pequeño.

"Pequeño" porque dos años son dos años.

 Estiró sus manos, deseoso de sentir aquellos marcados pómulos bajo las yemas de sus dedos. Pudo sentirle sonreír, y esa era la única sonrisa que Minseok necesitaba (antes de morir, y siempre).  Aún si no podía verla.

Jongdae era el único ser humano, el primero también, que le sonreía sin culpa... porque no le importaba. Sus dedos viajaron por todo su rostro. Sus pestañas, su nariz, su boca... y Jongdae rió. La sonrisa de Minseok se amplió en ese instante.

"¿Qué haces hyung?"

"S-sintien-Sintiendo a dongsaeng."

Murmuró, con la voz apagada y débil. Cada vez era más difícil hablar, y sonreír, y respirar... fingir que no estaba a punto de morir.

Escuchó como Jongdae tragaba en seco y comenzó a reír. Eso sólo ocurría cuando Jongdae se encontraba nervioso, y eso sólo ocurría cuando estaba junto a Minseok. El mayor sabía cada una de sus reacciones. Cuando estaba feliz, molesto, triste... y sabía que se veía hermoso, porque lo había sentido. Ambos se quedaron en silencio, Minseok seguía dibujando en su rostro y a veces en su cuello. Jongdae seguía intentando actuar normal, Minseok reía cada vez que los nervios del menor se descontrolaban más y más.

 "Hyung, me gustas." Minseok tragó en seco, pero no se detuvo.

"¿U-uhm? D-dongsaeng... m-mal gus...gusto."

Ambos rieron.

 "Hyung, ¿te gusto?"

"N-no quie... he-herir, no." Trató de alejar sus manos, pero el menor se lo impidió.

"Esto-y... muriendo."

"Te amo." Murmuró Jongdae, con la mirada fija. Y Minseok pudo sentirlo y quiso llorar.

Minseok sentía, sólo eso. Minseok tocaba y cuando tocaba sentía, cuando hablaba también sentía... pero sentía dolor. Minseok amaba, y volvía a sentir dolor; muchísimo dolor.

Escuchó el silencio, y –por primera vez.- no sabía cómo tomarlo. Jongdae soltó sus manos y una ráfaga de viento lo golpeó en el rostro. Tragó en seco.

 "Hyung, te amo." Minseok negó, mientras las lágrimas caían. "Dime algo."

"T-te... lasti-lastimar."

"¿Me amas?"

 Y el mayor asintió. Y lo hizo porque las palabras no podían salir. Luego de eso, el aire volvió a tener su cálido clima.

 'Amar' era algo que no quería hacer, pero también era algo que no podía evitar.

Se quedó en silencio, estático, cuando Jongdae tomó el pañuelo que había dejado sobre su regazo. "¿Q-qué?"

"Sentir, quiero sentir a hyung."

Y luego sólo pudo sentir aquellos pequeños labios haciendo presión con los suyos. Y el aire faltó, pero Jongdae le entregó su aire. Y aquellos sentimientos lo estaban haciendo explotar más que su propia enfermedad. Las manos de Jongdae viajaron a su cintura, alejándole de su asiento para poder acercarle a su cuerpo.

 Minseok soltó una pequeña risa teñida de dolor.

Sus manos, frágiles y frías, se quedaron sobre los pómulos afiladamente atractivos del contrario. Ninguno jamás se sintió tan completo en ese momento.

 "Te amo" esas dos palabras fueron las únicas que se escucharon (en susurros, en tonos cálidos y sin vacilación.) junto a pequeños y vagos ruidos por aquel beso. Lenguas chocando, algunas marcas en la piel, y el aroma a vainilla que Minseok desprendía uniéndose con el aroma a naranjas del menor.

 Jongdae aún lo tenía en sus brazos cuando todo se detuvo para ambos.

Minseok sonrió antes de partir, justo cuando el último grano de arena cayó del reloj.

 Minseok dejó a Jongdae cuando aquel reloj marcó las doce.

Día 22, del mes 12.

Y todo se había cumplido para ambos. Aún si Jongdae tenía esa pequeña esperanza de poder comenzar un nuevo año con aquel frágil hombre, no todo era posible. Tampoco quería quitarse aquella bandana que cubría la triste realidad.

 Ahora sólo se escuchaban las lágrimas golpeando aquel frío y dejado rostro, junto a un último "te amo" y el molesto ruido de reloj.

Un día, hace no mucho tiempo (tal vez un mes, dos) Jongdae le había dicho a Minseok que moriría por él y Minseok había reído.

 Y Jongdae no mentía, porque lo hubiera hecho si Minseok hubiera querido. Lo que no sabía, es que en ese mismo instante... el también murió.

 

 Al día siguiente, la carpeta que la madre de Minseok tenía en sus manos fue entregada a Jongdae. Porque nadie, nadie, merecía más aquella carpeta que él.

En ella, una pequeña nota:

 "¡No dejes de amarme! Y recuerda, mis lirios no revivirán solos. Te amo, Jongdae."

Jongdae sólo pudo sonreír. Al inicio de la carpeta, estaba la pequeña descripción de Minseok:

"Nombre: Kim Min Seok.

Fecha de nacimiento: 26/03/90.

Enfermedad: Cáncer ocular."

Y una ola de recuerdos golpeó su rostro, y su pecho.

Y notó que allí faltaba información.

Estado civil: ---

Entonces aquel día volvió a su mente, como si hubiese sido ayer.

 

 "Hyung."

Murmuró Jongdae, mientras el nombrado continuaba con las caricias en su rostro bajo la oscuridad de la noche.

Minseok, al responder con un "¿uhum?", sin detener las caricias logró que el contrario riera.

"¿No hay algo que quieras hacer antes de... antes de que los lirios se marchiten?"

El mayor lo pensó durante unos minutos, mientras alejaba sus manos (las cuales comenzaban a enfriarse) del rostro del menor. Sonrió con amplitud, sin saber si Jongdae le había visto o no.

El menor de ambos, aprovechando su momento de des-concentración, abrazó a Minseok por la cintura y lo atrajo a él. Había notado el cambio de temperatura de su cuerpo. Se hundió en su cuello, con los ojos cerrados, y se quedó allí esperando una respuesta.

'Su pulso' pensó.

 "P-pues... ¿c-casarme?"

El tono en el que lo dijo, tan bajo, como si pudiera lograr que el aire se rompiera al levantar la voz, logró que pareciera aquél su mayor secreto. Dieciocho años y su mayor deseo, era casarse.

Jongdae lo pensó en silencio, hundiéndose un poco más en él. "Cásate conmigo." Soltó, rápido pero claro, y Minseok comenzó a reír.

Un pequeño mohín en los labios de Jongdae.

"Estás loco, dongsaeng, ¡es ilegal!"

"¿Pero quieres? Si no fuera ilegal, ¿quisieras casarte conmigo?"

"Pero, dongsaeng...."

"Te quiero."

 Dijo, alejándose un poco de él para poder mirarlo a la cara (Un acto tonto, considerando que todo era oscuridad en aquella habitación. Jongdae se pregunto si así veía su hyung.) y le sonrió. En el mismo instante en el que el menor se alejó, Minseok sintió un vacío inigualable en su pecho. Y luego recordó... 'te quiero'.

"Cásate conmigo." Jongdae volvió a hablar. "Algo entre nosotros, nuestro secreto. Te quiero, y si fuera legal, te hubiera propuesto matrimonio ni bien te conocí."

Cada palabra, Minseok quería tomar sus brazos y volver a rodearse con los mismos. Necesitaba hundir su rostro en el cabello del menor mientras le decía todo lo que le quería. Y, notó, que nunca se había sentido tan... ¿feliz?

 "Hyung, ¿me quieres?"

Minseok apretó un poco el agarre en la camisa del menor (¿Cuando había llevado sus manos allí? Minseok no lo sabe, pero había sido un acto reflejo cuando el contrario se había alejado.)

-'No te vayas.' 'Te quiero.' 'Gracias por todo.' 'Amame.'-

Eso era todo lo que podía pensar.

"Acepto."

"Entonces, nos declaró marido y... marido." Lo dijo en un tono tan burlón que, si no fuera que lo conocía, no hubiera sabido si era verdad o no. Sólo pudo reír.

 En el momento del 'puede besar al novio' Jongdae se acercó a él y besó su mejilla.

La reacción del Minseok a ese acto fue cerrar sus ojos y sonreír.

 "Jongdae, ¿me quieres?" Minseok preguntó, nuevamente en sus brazos. El mencionado rió.

"Claro, eres mi esposo."

"En serio, ¡bobo!"

 "Hablo en serio," Minseok no pudo sentirse más feliz. "te quiero hasta el punto de llegar a enamorarme de ti."

Jongdae agregó:

"Fallecimiento: 22/12/2009.

Estado Civil: Casado.

Flores favoritas: Lirios."

 

 

Notas finales:

¡Ta-dah! -La cagan a palos.- 

Bueno, no. Ojala les haya gustado. Como siempre yo haciendo cosas donde... Minseok se muere.... que triste.

Y, bueno:

Ask: ask.fm/unppadanger

Cualquier cosa, mi twitter (con nuevo nombre, yey).

@BubbleDoll_

 

Tengan un grandioso día y dejen comentarios~

¡Ah! Feliz otoño mortales. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).