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Una cita con Kim Jonghyun por Dolche

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—Te ves terrible —mencioné mientras subía al coche (sólo en caso de que no se hubiese mirado en espejo antes de salir). Quizá le volvió el insomnio—. ¿Pasó algo?


—No, sólo no pude dormir bien—contestó Jong—. Pero no hablemos de eso. Cuéntame ¿cómo te fue en París? ¿Te divertiste?


Lo fulminé con la mirada.


—Se te olvidó, ¿verdad? No lo viste… —acusé.


— ¡Claro que no vi! —defendió con una pequeña sonrisa en rostro. Me miró por un segundo antes de regresar su vista al camino para salir del aeropuerto—. Te robaste la noche. Te felicito.


Ignoré pequeñas mariposas que subieron desde mi estómago cuando ese “Te felicito” fue besado contra la piel de mi mano. A pesar de los años de amistad, sigo sin acostumbrarme del todo a sus inesperadas muestras de afecto.


—Aun no me lo creo, fue fenomenal. Conocí gente de muchas partes diferentes, recorrí París, e hice nuevos contactos muy interesantes… Quién sabe, podrían servirme en el futuro —sonreí—. Pero… eso ya pasó. Quiero que me digas como les fue en los conciertos, ¿todo salió bien?


—Sí, te dije que saldría bien. —Jong se estacionó al lado de mi coche, y me ayudó con las maletas al entrar—. Hiciste un trabajo perfecto. No hubo ni un botón fuera de su lugar.


—Me alegra. La verdad no podía concentrarme mucho imaginando todo lo que podrías hacerle a mis bellas obras de arte con tus movimientos de bestia.


—Por supuesto que no podías…


Me tiré sobre el sofá, con un suspiro. ¡Por fin en casa!


Jonghyun me mirada de pie, a un lado del sofá, con los brazos cruzaros y rostro tenso.


— ¿Qué pasa? —Dije, incorporándome un poco. Ese reproche en su gesto no auguraba nada bueno.


—Nada. Quiero escuchar más de tu estancia en París —su sarcasmo fue un elefante rosa en mi sala.


— ¿Qué quieres saber? No hice mucho. Trabajé y ya.


Asintió con la cabeza. Su lengua tocaba el interior de su majilla en un gesto de exasperación que había visto millones de veces. Tecleó algo en su celular antes de ponerlo en mi cara. Tuve que hacer viscos para enfocar lo que me mostraba. —Eso no fue lo que leí.


Había como un millón de fotos de Simon y mías. En algunas no se veía nada más allá de un colega mostrándole su ciudad a un nuevo amigo; en otras… El coqueteo entre nosotros era más que evidente.


Al subir la mirada, un ceño fruncido me recibió.


—Mi mejor amigo tuvo un romance kamikaze, y por lo que veo, no planeaba decirme nada. —Los lados de su mandíbula sobresalían por la presión en su quijada.


—No fue… ningún romance —susurré.


— ¿Estás seguro? Mira, en ésta falta poco para que se besen  —sentenció.


— ¡Es por el ángulo! —Manoteé su teléfono lejos de mi rostro—. Sí, él se interesó en mí, salimos, nos conocimos, pero nunca correspondí nada. Ni siquiera comprendo por qué me haces tantas preguntas cunado tú conoces mis sentimientos ­—me levanté del sofá, ya fastidiado y con la mera intención de encerrarme en mi cuarto—. Además, si hubiera pasado algo con él, no tengo la obligación de informarte. ¿Cuándo me has visto preguntarte con quien sales?


La discusión no se quedó allí; Jonghyun iba todo el camino hasta mi cuarto detrás de mí. Poco a poco el volumen fue subiendo entre los dos.


—Yo no tengo ningún problema en contarte con quien salgo, porque eres mi mejor amigo. Pero tú no quieres escucharlo.


— ¡Pues claro que no quiero! ¡Es lógico! Lo sabrías si usaras una de tus dos neuronas en algo más que la música.


Me detuvo frente a mi habitación. Nos fulminamos el uno al otro como niños de kínder a punto de comenzar una pelea de insultos bobos.


—Tú… —comenzó.


—Olvídalo; esto es ridículo. Y ¿sabes qué? Vete de mi casa —dije empujándolo hacia la puerta—. Ya me enojé.


— ¡No, espera! Acabas de llegar. No lo estropeemos peleando; mejor veamos una película o algo.


Estaba completamente decidido a patearlo fuera de mi casa, cuando los más poderosos y lindos “ojos de perrito” fulminaron mi determinación. Accedí entonces, a todas sus peticiones, pues ni la mismísima “Capital de la Moda” hizo olvidarme de lo mucho que le extrañé. 


Nos sentamos sobre la alfombra, con las espaldas recargadas en el sofá; una manta y un tazón de palomitas sobre la mesa. Esperábamos a que terminara el intermedio de La Novicia Rebelde, y sin nada que observar en la pantalla, me percaté que Jonghyun estaba completamente alrededor de mí. Su brazo izquierdo sobre mis hombros, su cabello haciendo cosquillas en mi cuello; y de alguna manera su pierna izquierda sobre las mías.


Estúpida manía de toquetear a la gente.


 Para cuando María regresa a la abadía, la mano de Jonghyun que se encontraba en mi hombro, ahora masajeaba el lóbulo de mi oreja, jugando con el pequeño zarcillo allí. Cuando se cansó de eso, sus dedos índice y pulgar daban pequeños pellizcos en mi cuello. Me quejé con uno particularmente doloso y le dije “Detente. Qué molesto eres” al mismo tiempo que Elsa decía “Adiós” a su obstinado romance.  Él sólo rio, y se acomodó mejor sobre mí, esta vez, dando con sus dedos un delicado paseo por mi cuello, como pidiendo perdón por el anterior ataque a tan delicada zona.


María y el Coronel entran a la privacidad del quiosco, cuando Jonghyun dice sobre mi oreja:


—Oye… No quería pelear, pero cuando vi esas fotos tuyas con el tal Simon, sólo podía pensar en una cosa…


— ¿Qué cosa? —pregunté poniendo más atención al beso de la pantalla.


— En que deseaba ser yo.


— ¿Querías ir a París conmigo? —No lograba distinguirlo bien con la poca luz del televisor, pero su rostro estaba tan cerca que eso ayudaba.


—También me gustaría eso. Pero me refería a que quería ser yo a quien besaras en lugar de a él.


“Era el ángulo” estaba a punto de recordarle. Antes de que el verdadero significado de sus palabras se enterrara muy profundo en mis oídos. No le di demasiadas vueltas antes de acercarme. Sus labios recibieron los míos con sorpresa y un poco de timidez. Sólo hasta que él me besó a mí.


Dejé de escuchar la canción “Algo bueno”. Sólo podía concentrarme en las fascinantes y maravillosas sensaciones que nuestros labios creaban al estar juntos.


— ¿Qué significa esto? —le pregunté cuando nos alejamos.


— ¿Crees que signifique que soy gay? —dijo, volviendo a recostarse contra mí, esta vez rodeándome con sus brazos, colando sus manos bajo el dobladillo de mi camiseta para llegar a la piel de mi cadera, de una forma tan natural, como si llevara toda la vida haciéndolo.


—Sabes que yo no puedo responderte eso.


—Sí… bueno. Supongo que sólo significa que tenemos una relación.


— ¿Tenemos una? —bromeé.


Depositó un pequeño beso en el lado derecho de mi cuello.


—Por supuesto que la tenemos.


*****


Fue con el pasar de los días que poco a poco llegó hasta mí la valiosa información. De los sentimientos que Jonghyun fue descubriendo hacía mí, de las canciones que escribió pensándome, de algunos celos y anécdotas. Por mi parte no había mucho que contar (o no mucho que él no supiera ya).


Nuestra relación no experimento muchos cambios a parte de los besos y constante manía de tener (por lo menos) una parte de su cuerpo tocando el mío, siempre que estábamos juntos.


Taemin nos descubrió algunas semanas después, cuando nos entró viendo “Billy Elliot”, acurrucados uno sobre el otro en el sofá, al regresar a casa. Sólo mencionó que ya nos habíamos tardado.


Nuestra relación no era ningún secreto. Tampoco la proclamábamos a los cinco vientos, pero debimos ser más discretos.


Una tarde. Poco antes de que el cuarto álbum saliera a la venta, Jonghyun apareció en mi departamento. Lucia silenciosamente alterado. Fuera de sí.


Me dijo que nos habían descubierto y tenían pruebas. Que tenían muchas fotos nuestras: miradas, coqueteos, toques, algunos besos, citas furtivas, nosotros llegando al departamento del otro a altas horas de la noche y saliendo hasta la mañana siguiente con las mismas ropas.


Sin duda un trabajo muy excautivo.


Y temí. Por mí. Por nosotros. Más que nada, por él. Porque no había manera de evitar la tormenta que se avecinaba.


—Cuando la noticia salga, se anunciará que la salida del disco será pospuesta. Cuando todo se sepa, a nadie le interesará el disco, así que simplemente nunca saldrá —dijo derrotado—. Les advertí que la única manera de no demandarlos es que tu identidad permanezca oculta. No creo que nuestros conocidos tarden mucho en sumar dos más dos, pero… al menos sería más discreto.


— ¿Por qué hiciste eso? —Rogué acariciando su rostro—. Yo no tengo mucho que perder… Además de que soy diseñador; todo el mundo ya asume que soy gay.  Y siempre podría trabajar fuera de aquí. Simon dijo que la vacante siempre estaría disponible para mí en cualquier momento. ¿Por qué no vuelves a hablar con ellos y llegan a otro acuerdo?


—No quiero algo así para ti. Este es tu hogar y se trata de tu trabajo. Y si estás siendo expuesto es debido a mí. Tenía que arreglarlo de alguna manera —dijo antes de besarme—. Y no creas que le dejaré el camino libre al francés ese…


Al marchase de mi departamento se encontraba mucho más calmado que cuando llegó, incluso yo lo estaba. A pesar de eso, no dejaba de temer por nuestro futuro.


*****


Tal y como era de esperarse, la noticia se extendió por todo Corea en cuestión de minutos. Las imágenes eran las más buscadas de internet. Y como era el trato, mi identidad fue protegida; incluso se decía que el misterioso hombre era alguien fuera del medio público.


En cuanto a Jonghyun, era el hombre más buscado y criticado de Corea. Todos querían una declaración oficial que nunca sucedió. Querían que dijera abiertamente su sexualidad, que diera una disculpa pública o anunciara su retiro de los medios. Todos comentaban que era el fin de su carrera. Sobre todo cuando se canceló su regreso y la salida del disco. De ser el único tema, su existencia pasó a ser completamente negada.


Nadie quería darle la oportunidad de regresar porque decían que era una pérdida segura de dinero.


“Tengo que irme”, me dijo una tarde. “Laboralmente, no me queda nada aquí”. Agradecí que aclarara el laboralmente porque de otra forma se me habría roto el corazón.


—Debo hacer algo… Necesito no depender de ellos o me pudriré en el olvido…


— ¿Podré ir contigo?


Negó, y mis ojos comenzaron a humedecerse. Tomando mi mano en la suya dijo:


—No será necesario. Si todo sale como planeo, cuando vuelva, podremos estar tranquilos —prometió—. ¿Me esperarás?


—Sabes que no podría no hacerlo.


*******


Jonghyun partió para Estados Unidos poco después. Y como primera parte de su plan, continuó allá sus estudios de música; siendo uno de los alumnos más destacados de su generación.


El proceso fue lento, cansado y doloroso.


Hubo muchos momentos en que creímos que no resistiríamos. En que la tensión y la distancia nos sobrepasaban. Y a pesar del gran esfuerzo que ambos poníamos, fueron muchas las semanas en que no hablábamos y no sabíamos nada del otro.


En total, fueron cinco las veces en que logramos vernos durante los años que Jonghyun estuvo viviendo en Hollywood. Las cuales sucedieron gracias a las pocas ocasiones en que trabajo me llevaba Estados Unidos.


Porque Jonghyun no quería volver a poner un solo pie a Corea. No hasta que fuera definitivo.


Yo pensaba que él era un loco exagerado. Pero la espera valió la pena.


Porque cuando volvió, lo hizo a grande.


Tuvieron que pasar tres años para que el nombre de Kim Jonghyun tuviera una pequeña aparición en los medios. No eran más que encabezados apresurados en lo que mencionaban “como quien no quiere”, las colaboraciones que realizaba como productor, dentro de la industria del pop anglo.


Ellos no lo querían, pero Jonghyun los obligó a hablar de él con su trabajo.


Luego de que cada canción que componía se volviera un éxito mundial y que los más grandes artistas de la escena internacional cantaran sus canciones; se sabía dentro de la industria que las manos de Kim Jonghyun producían millones.


Así fue como Corea se llenó poco a poco con música producida por él, sin que muchos se percataran del hecho.


La cosa se tornó más confusa cuando Jonghyun dejó su lugar tras las sobras y se lanzó como artista con una colaboración con Kylie Minogue. Desde aquella, siguieron muchas más colaboraciones. El “compositor misterioso” tuvo voz y rostro.


Su nombre pasó de representar vergüenza y deshonra, para transformase en un ejemplo de éxito. Su nombre siempre estaba relacionado con artistas de talla internacional.


La gente estaba tan impresionada que su escandalo estaba sepultado como un mal recuerdo.


El asunto realmente explotó cuando se supo que el último hit mundial de Taylor Swift (quien próximamente haría su primer gran gira por asía), había pasado por sus manos. La gente se volvió loca. Su nombre: el más relevante de los titulares. Todos querían entrevistarlos para conocer los más mínimos detalles de la colaboración.


Jonghyun no quiso dar ningún comentario, pero se supo por boca de Taylor que ella contacto a Jonghyun para que le diera los arreglos finales a su canción; de la cual, sacaría una nueva versión especial, cantada junto a Jonghyun. La cual sería presentada en vivo durante su concierto en Seúl.


Todos esperaban el momento de ver la colaboración en vivo.


El aeropuerto se encontraba repleto de medios y fans el día del tan esperado regreso de Jonghyun. Lo recibirían como a un rey. “El hijo pródigo regresaba a su país luego de cuatro años de éxito y ausencia”.


Yo era el más emocionado de todos. Sabía que una vez aterrizara, jamás volvería a irse de mi lado.


Apareció por la puerta de salida junto a los demás pasajeros. Su blanco cabello peinado hacia arriba con la frente despejada. Gafas de sol y una sonrisa coqueta.


Tan apuesto como el día en que lo conocí.


Dio un leve asentimiento de cabeza hacia la prensa como único saludo y fue directo a sus fans. Se tomó unos minutos para charlar con ellas, tomarse fotos y darles algunas firmas.


—…las veré en el concierto de Tay —le escuché decir—. Ya saben quién me está esperando, ¿verdad? ¡Cuídense!


Caminó hasta mí, con los brazos llenos de bolsas de regalos. Sus asistentes detrás de él, cargaban con las maletas.


—Las chicas te mandan estos —extendió sus brazos mostrándome todos los obsequios—.  ¡Minho! ¿Puedes tomar estos por mí un momento?


—Claro, jefe… —Jonghyun rodó los ojos ante el apodo—. Nos adelantaremos.


—Ahora que tengo los brazos libres… ven aquí —un sentimiento cálido anudó todo mi cuerpo entré en sus brazos—. Sabes, las chicas me dijeron cosas interesantes…


— ¿Sí? ¿Cómo qué?


—Me dijeron que debía cuidar bien a su presiente. Eres como una deidad dentro del fan-café.


No pude evitar reír.


Se alejó terminando el abrazo, pero sostuvo mano, llevándola hasta su boca, donde habló contra mi piel.


— ¿Qué quiere hacer ahora mi fan número uno?


 —Vamos a casa a desempacar el resto de tus cosas.


Hizo un pechero.


—Creo que tengo un par de asistentes que… —me dijo con un guiño coqueto.


—Explotador... Te dejaría pero, debes familiarizarte con la nueva casa. Yo ya tengo todas mis cosas acomodadas.


Asintió con resinación, y caminamos de la mano hacia el estacionamiento.


Lo hicimos sin prisas ni preocupación alguna, más que disfrutar de la compañía del otro y del nuevo futuro que compartiríamos.


Fin.


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 


 

Notas finales:

Hola, pueden encontrarme en wattpad como V-Dolche. Allí continuaré con los escritos que he dejado pendientes y lo que vaya surgiendo.


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