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Una cita con Kim Jonghyun por Dolche

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Notas del capitulo:

Hola, hola! Aquí el segundo capi de este flash fic =D

— ¿Mi cita es un hombre, dices? —Dejé las partituras y la computadora a un lado, y miré a Minho—. ¿Estás seguro?

—Soy tu manager, ¿cuándo te he mentido? —divagué por mi mente recordando todas y cada una de las veces en que Minho me había tomado el pelo; y él también las recordaba, porque al instante dijo: —El caso es…, que en este momento no lo hago.

—No sabía que tenía fans masculinos. —Me encontraba realmente muy asombrado—. ¿¡Tendré una cita con un chico!? —caí en la cuenta de la situación…

—Sí, bueno. Trataremos que sea lo menos romántico posible, pero si el chico se pone muy insoportable, veremos qué hacer.

— ¿Cuándo me dijiste que es? —más tranquilo, trate de recordar.

—El martes de la próxima semana —me recordó, con ese tomo que empujaba entre los dientes cada vez que me recordaba algún compromiso por quinta vez en el día.

—No lo olvidare… —colocándome los audífonos y regresando a la computadora, volví a mi música.

La semana pasó rápido. Sin darme cuenta, ya tenía a Minho tras mi oído repitiendo que me diera prisa. Salí del departamento con ropa de deporte para ir a la estética. Peinado, maquillaje, ropa; la misma rutina cancina.

Tres, treinta. Y yo seguía en la van esperando a que Minho me diera luz verde. —Debería salir ya, ¿no? —estaba cansado de estar ahí sin hacer nada; ¿cómo de aburrido estaría el pobre chico de esperar allí dentro…?

—Mientras más tarde llegues, menos estarás ahí.

Suspiré. — ¡Hazte a un lado! —lo empujé contra el asiento para abrir la puerta y salir. Él apresuradamente salió detrás de mí recordándome el protocolo.

—No importa si tardas, la gente debe esperar por ti. Recuerda, eres una estrella, eso es lo que quieren ver. —Abrió la puerta del restaurante para mí y pasé.

El lugar era lujoso y elegante, de esos en los que antes me sentía fuera de lugar. Luces doradas y amarillentas le daban un toque cálido a toda la cristalería en las paredes. Todas las mesas se encontraban vacías excepto una.

Un chico rubio esperaba en una de ellas. Suspiró largo mirando su reloj de muñeca, su pie se movía impaciente bajo la mesa.

Me acerque. Al oír mis pasos, giró rápido su cabeza y me miró. Parecía asustado con sólo verme, se puso de pie en un gesto nervioso que sus rodillas hicieron chillar la silla casi lanzándola lejos.

Suspiré; no tenía por qué estar nervioso. “Una estrella”, me repetí en la mente y seguí a paso seguro.

Devolví su reverencia y le di la mano. —Las chicas de la estética demoraron mucho. —Dije lo primero que vino a mi mente para justificarme.

—No importa —su voz apenas salía.

Con un gesto de mano, le indiqué que tomáramos asiento. Los meseros no tardaron traernos el menú. “Tráiganos lo más caro y el mejor vino”, a todos les gusta un hombre que toma decisiones.

— ¿Cómo te llamas, perdón? —cuando levanto la vista de sus rodillas, puede admirarlo bien. Para ser un chico, su aspecto era muy delicado, como si cuidara minuciosamente cada detalle de su persona.

—Kibum, un gusto —su labio superior se levantó haciendo una sonrisa. Jamás vi a un hombre sonreír así, esa era la sonrisa de una chica en una tarde bajo el sol. Sólo que en un chico.

—Kim Jonghyun, aunque no necesito presentarme ¿cierto? —en lugar de reír por mi broma, asintió con la cabeza.

Esto se había vuelto incómodo. Por suerte, en ese momento sirvieron el vino.

—Está delicioso —dije con copa en mano—. ¿Qué te parece al vino? ¿Es de tu agrado?

Él arrugo la nariz por un segundo, y devolvió el vino a la mesa. —La verdad no soy de vinos; son algo caros.

Yo también prefería bebidas más simples. —Tengo una pequeña colección de vinos en mi casa. Sólo los mejores —me jacté con el mismo orgullo que el dueño de una viña.

—Me gusta tu música; tengo tus tres discos.

Al menos dejó en claro que no quería hablar de vinos. —Gracias, aunque no es mi música, me siento muy agradecido.

— ¿A qué te refieres con que no es tu música? —un mesero llegó y dejó la comida frete a nosotros.

—Bueno, la compañía de dice que cantar. Comamos. —no quería hablar sobre eso, era tema sensible—. Háblame de ti, ¿qué haces?

Esperó a terminar de masticar su salmón para hablar. —Estudio. Estoy en cuarto semestre de Diseño de Modas.

—Diseño… seguro estas rodeado de chicas hermosas. Dime, ¿te gusta mi ropa? —comencé a modelar para él—. Sólo los mejores diseñadores y las mejores telas; ropa de calidad. Cuando se tiene tanto éxito y tanto dinero como el que yo tengo, estas cosas son simples detalles.

Kibum examinó mi ropa. —Creo que lo combinaría con otro tipo de accesorios, pero está bien —bebió de su copa de agua—. Y sí, mis compañeras son hermosas.

—Que afortunado —le dije—, puedes estar rodeado de chicas sin que se vuelven multitud de un segundo a otro. ¡Es una locura! No puedo ni asomar la mano a la calle porque… ¡Boom! Todas están ahí de la nada. Las mujeres me persiguen —serví más vino en mi copa—. Pero no es culpa de ellas, ¿cómo resistirse a alguien como yo? Soy guapo, tengo buen cuerpo, canto muy bien, y tengo dinero, lo que cualquier chica quiere…

—Si… no entiendo como no habrían de acosarte…

—Pero eso no es todo —agregué— las chicas no son las únicas, los hombre también lo hacen —me abrace a mí mismo para contener el escalofrío—. A veces, corren hacia mí diciendo que me aman, y yo sólo puedo decirles que me gustan las chicas. Ser tan perfecto tiene sus cosas malas, soy como un imán de gays. Ellos simplemente vienen a mí, ellos… —un tenedor chilló contra la porcelana del plato.

Su cara estaba toda roja mientras se ponía de pie, y sus puños estaban apretados contra sus caderas.

—Me marcho —dijo como si nada—. Ya no tengo hambre.

—Pero casi ni haz comido —miré toda la comida en su plato.

—No hace falta. Tú y todas tus historias de cómo eres grandioso me han quitado el hambre —suspiró—. Enserio que soy iluso, creí que venía aquí a conocer un gran artista con pasión por la música. Pero me encontré con una celebridad plástica que de seguro no sabe ni lo que es una nota musical —caminó a la salida, pero regresó sus pasos para mirarme—. Y sólo para que lo sepas, no a todos los gays nos gusta alguien tan ególatra como tú.

Me arrojó una pequeña caja que no había notado que llevaba consigo y se fue.

Jalé del moño y abrí la caja. Era un collar con una plumilla para guitarra de metal. La plumilla decía en el centro: Kim Jonghyun, y a su alrededor, muchos grabados finos y hermosos.

Salí corriendo del restaurante; le debía a Kibum una gran disculpa. Miré a ambos lados de la calle, pero no había ni un rastro de ese chico vestido a la moda, lo más probable es que tomara un taxi.

Arrastré los pies hasta el estacionamiento de trasero donde se me encontraba la van.

—Vamos —dije al sentarme.

—Te lo dije, “mientras más tarde llagues, menos estarás ahí”. Fue rápido.

—Minho, ¿tienes la información de ese chico?

Sentado a mi lado, me miró. —Sí, ¿para que la quieres?

—Sólo dámela, por favor.

Notas finales:

El siguiente es de Key! Cuidense! ;)


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