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La oscura Tierra de las Maravillas por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Aquí les traigo otro capítulo >____< Lo siento, lo siento, lo siento!! He demorado mucho en actualizar u_u y el capítulo es algo corto u__u
Les prometo que el otro durará más y tendrá un poco de Lemoncillo xD (Porque lo que hago yo no alcanza a ser Lemon, pero me estoy esforzando)

Lo bueno es que el próximo capítulo está casi terminado, por lo que no tardaré más de tres dias en volver a actualizar n_n (Eso espero xd)

Estamos en la recta final...O eso pretendo, por eso me estoy apresurando en atar todos los cabos sueltos :D

Eso...Espero que les guste n_n

Ah! y si no es mucha molestia, ustedes angelillos <3 (Creo que hoy ando un poco feliz...xD) poned ojo en los errores ortográficos (El que encuentra uno se lleva un premio! Espero no tener ninguno porque no tengo idea CUAL sería el supuesto premio...Solo les estoy motivando a hacer el trabajo que yo no he podido hacer muy bien u.u, corregir los errores ortográficos ¡Perdónenme u.u! )

Muchas, muchas gracias por leer y por ser tan buenos y no criticar mi irresponsabilidad para actualizar, debería ponerme horarios, pero soy muy desordenada u___u

Un Abrazo a todos!

Saludos :3

-¡Claro que soy yo!- Una voz desconocida para mí se asomaba desde la habitación. Un hombre, un soldado mantenía abrazado a Ellen. Vestía el característico uniforme color rojo de la guardia real ¡Era un soldado de la Reina! Me apresuré para entrar a la habitación y detenerle, pero fui tomado por las delicadas manos de Emma arrastrándome hacia atrás.

-Shhh- Me obligó a callar mientras llevaba el dedo índice a sus labios. Hizo un gesto para que mirase con más atención. Clavé mis ojos en la figura del soldado, era atlética y esbelta, era mucho más alto que el ojiazul. Llevaba el cabello castaño, más oscuro que el de Ellen amarrado en una coleta alta que dejaba caer algunos mechones por su frente. Parecía cansado mientras estrechaba a mi amigo entre sus brazos, Ellen se aferraba con fuerza a su uniforme, como un niño.

-Te he buscado todos estos años…- Musitó llevando las manos a sus mejillas y acercando su rostro para besar su frente. En ese instante pude ver sus ojos, eran azul oscuro, como el mar, exactamente iguales a los de Ellen. Puse más atención a esta escena, sin importar la diferencia de edad y de estatura, verles uno frente al otro me causó una extraña impresión.

¿Será que ellos dos…?

-Alexander es el hermano de Ellen- Me explicó en voz baja la pelinegra, adelantándose a mis pensamientos, mientras conmovida me estrechaba en un abrazo por la espalda –Llegó al final de la batalla, Hatter estuvo a punto de matarle, pero no opuso resistencia…Solo dijo que quería ver a Ellen-

-A…Ah ¿Si?-
Atiné tan solo a responder, estaba sorprendido, no sabía que Ellen tenía un hermano.

-Tuve que traerlo…- Giré la cabeza hacia ella y le dirigí una mirada molesta.

-Puedes pensar que fue irresponsable de mi parte…- Comenzó intentando calmarme –Pero confía en la intuición de tu madre…- Me estrechó con más fuerza aún –Él parece bueno…-

-Es de la guardia real…-
Objeté. Aun no podía confiar totalmente en él, incluso si se presentaba como el hermano de mi mejor amigo.

-Tendrá sus razones para serlo…-

-Cuando me enteré que estabas en esta región-
Comenzó el soldado tomando las manos de Ellen entre las suyas, con la garganta algo quebrada por la emoción –No dudé en entrar al ejercito real para buscarte…- Llevó las manos de su hermano a la boca y las besó apasionadamente. Miré hacia Emma un poco molesto, fue como si se hubiesen puesto de acuerdo.

-Te lo dije…- Murmuró en voz baja.

- Me dijeron que estabas en un orfanato, y que posiblemente todos los prófugos de ese lugar estaban escondidos acá…- Hizo una pausa para abrazarle más fuerte  -¡No dude en alistarme para la excursión!-

Emma me soltó y se adelantó de pronto.

- Joven D’Uberville- La voz de la pelinegra se coló en la habitación, entré tras ella.

- ¿Si?- El castaño se apartó un poco de su hermano para hablar con la mujer.

- Supongo que ya no tiene motivos para quedarse en el ejército real…-

-Así es, madame-
Respondió con un notable acento francés. Quedé pensativo algunos segundos…

¡Ellen era de la familia D’Uberville! ¡Pero él se había presentado bajo otro apellido…!

Me sobrecogí en un escalofrío ¿Cómo un noble de una de las familias más ricas y conocidas de toda Francia llegó a un orfanato? ¡Y tan lejos de su país!

- Ellen D’Uberville…-  Me dirigí a él molesto y se sorprendió de que lo llamase de esa forma, pareció entender que estaba enfadado ¿Por qué no me había contado todo esto?

- ¡Entonces!- Emma interrumpía el tenso momento.

- ¿Te unirás a nuestras filas, joven D’Uberville?-

-Por supuesto que sí-
Afirmó él abrazando a Ellen por el hombro y atrayéndolo hacia él.

- Entonces, Ángelo…- Se dirigió hacia mí al mismo tiempo que yo le miraba con ojos suplicantes.

-No lo digas…-Rogué para mis adentros.

- Tu y Ellen lleven a Alexander junto a los demás…- ¡Demonios! Lo dijo…

Les hice una mueca ambos para que me siguieran, estaba molesto y aun no podía confiar completamente en este tipo, no dudaba que llevaba una nube negra sobre mi cabeza en ese momento.

Nos dirigimos en silencio hacia el salón principal. Aún estaba todo en completo desorden. Los cuerpos eran levantados y llevados afuera, para ser quemados y así evitar infecciones. Me detuve unos segundos frente a la ventana, una veintena de hombres, ya sin vida,  se encontraban apilados alrededor de la improvisada fogata de paja y madera aun sin prender, contuve un escalofrío que me recorrió de pies a cabeza. Incluso si la mayoría eran soldados de la guardia real, aun no entendía el sentido de esta guerra.

Sentí unas manos cubrirme los ojos sin tocarlos.

-No necesitas ver eso…- Ellen llegaba hasta mí de pronto y me tapaba la vista. Alejé sus manos y miré a mí alrededor, Alexander hablaba con Hatter y unos hombres que yo no conocía.

- ¿Estás molesto?-

-Si-
Respondí tan rápido que apenas le dejé terminar la frase.

- ¿P…Por qué?-


- No me dijiste que eras un noble-
Respondí ofuscado.

- ¿A quién le importaría algo como es…?-

- ¡A mí, por supuesto!-
Interrumpí molesto – Si me hubieses dicho, yo te habría ayudado a volver con tu familia ¡No hubieses tenido que pasar por todas esas cosas dentro del…!-

- ¡Yo quería pasarlas!-
Interrumpió en un grito, los demás giraron hacia nosotros y miraron extrañados, hubo unos segundos de silencio y luego volvieron a su conversación.

-Mira…Ángelo-  Comenzó un poco nervioso, mientras bajaba la mirada intentando hilar las palabras –Y… ¡Yo! ¡Quiero decir…!- Hizo una pausa.

- Me cuesta hablar de esto…- Explicó en un suspiro.

-Tranquilo…- Intenté animarle.

- Viví con los D’Uberville tan solo hasta los cinco años…- Comenzó. Instintivamente miré hacia donde estaba Alexander, el joven hablaba confiadamente con Hatter sobre planes para defenderse de las fuerzas de la Reina ¿Acaso le había estado buscado todo este tiempo?

- Ellos…bueno, mi padre…Él, como tu tío…- Intentó decir, posé una mano sobre sus hombro y le di a entender que no necesitaba saber eso. Suspiró aliviado.

-Escapé con Alexander ese año…Él tenía diez años…  Ellen comenzaba a aclarar las cosas.

-Estuvimos sobreviviendo durante un año completo juntos…- Continuó con notable nerviosismo en su voz –Pero unos vendedores de esclavos me encontraron vagando solo mientras Alexander buscaba comida…Y me llevaron-

-¡Eso es terrible!-
Exclamé sorprendido.

- Trabajé como asistente en un circo durante diez años, en ese tiempo comencé a fumar- Añadió en una mueca sarcástica.

-…Luego compré mi libertad- Guardó unos segundos de silencio y clavó los ojos azulados entristecidos fijos en los míos, sonrió levemente.

- Entonces llegué aquí…Y te conocí- Musitó notablemente avergonzado mientras sus mejillas comenzaban a teñirse de rojo.

- Incluso si no hablábamos mucho en un comienzo y a pesar de que quise mostrarme duro contigo…Tú, Ángelo…-

- Pude notar que no eras así realmente…-
Completé la frase y una sonrisa un poco más pronunciada asomó de sus labios.

- Tú me recordabas a Alexander- No pude evitar la molestia invadirme por completo cuando dije esto, creo que él lo notó.

-En un principio fue así…- Explicó –Me protegiste y cuidaste sin darte tú cuenta incluso…Pero luego fuiste algo más que un simple reemplazo- Pude notar como una capa trasparente cubrió sus ojos y como la voz comenzaba a temblarle, en un impulso se abalanzó sobre mí y me estrechó en un abrazo. Me quedé sin palabras y solo atiné a estrecharlo por la cintura y corresponderle.

- Cuidaste de mí incluso si yo no hacía más que causarte problemas- Dijo en una leve carcajada -¿Recuerdas cuando drogué a Twisty?-

- ¡Claro!-
Reí mientras le daba un golpe en el brazo -¡Casi lo mataste!-

Se sostuvo un silencio.

-Dime, Ellen…- Susurré aún sin apartarme de él. -¿Estás feliz ahora?- Alejó el rostro de mi hombro y me miró a los ojos.

-Siempre he sido feliz junto a ti, Ángelo…-

-Pero…-
Indiqué notablemente nervioso. Era verdad que Alexander no me agradaba y no podía confiar en él, pero…

- Pero te hace más feliz que tu hermano te haya encontrado ¿No?- Clavó nuevamente sus ojos en los míos, esbozando una sonrisa inocente mientras asentía con la cabeza, jamás había visto expresión más tierna en su rostro.

-E…E…Entonces- Balbuceé mientras sentía como mis mejillas se ruborizaran por completo. 

- ¿Aceptarás a Alexander? Es importante para mí…-

- ¿¡Cómo has sabido!?-
Exclamé en voz baja, nervioso.

-Vi cómo le mirabas…No me quedaré tranquilo hasta que prometas que lo aceptarás…- Dijo y me miró con los ojos de un cachorro abandonado, otra vez sentí mis mejillas enrojecer.

- E…Está bien- Bufé y me estrechó en un nuevo fuerte y apretado abrazo. Sonreí para mis adentros, por primera vez en años veía a Ellen verdaderamente feliz.

Me aparté de él cuando noté que Alexander se aproximaba hacia nosotros. Se posó detrás del castaño y lo enredó entre sus brazos por la cintura, lanzó una mirada fulminante hacia mí. Su expresión era la de un hombre duro, la mandíbula fuerte resaltaba y le daba un aspecto mayor, sus ojos, a pesar de ser del mismo color que los de Ellen esparcían una madurez que mi amigo no poseía, al contrario, su mirada era más inocente, como la de un niño.

Y eso era precisamente lo que me molestaba de Alexander, que su mirada no fuera pura, como la de Ellen.

- Oí vuestra conversación…- Comenzó sin apartar la mirada tensa de mí, los azulados ojos oscuros brillaban con molestia –No tendrás que protegerle más…- Se dirigió a mí esbozando una sonrisa –Ahora estoy yo…-

Este tipo me estaba hartando, suspiré intentando contenerme.

- Primero, deberías recuperar los años donde no estuviste y yo sí…- Respondí la sonrisa junto a un tono sarcástico y me maldije en el momento que pronuncie esa frase ¡Demonios! Se suponía que debía calmarme, no buscar más pelea…

Chasqueó la lengua.

-Solo estoy diciendo que ya no eres necesa…-

-Si lo es, Alexander-
Interrumpió Ellen cuando estaba a punto de molerle la cara a golpes a su hermano, contuve la rabia apretando los puños. Dio media vuelta y quedó frente a él aun sin soltarse de su abrazo.

-Ángelo es importante para mí- Le sonrió amablemente –Y tú no podrás cambiar eso, aunque seas mi hermano…- Nuevamente el mayor lanzó una mirada hacia mí que pareció atravesarme. Estrechó con más fuerza su cintura y tomó el mentón de Ellen entre sus dedos finos y lo atrajo hasta el suyo, mi amigo intentó apartarse, pero era demasiado tarde, tanto que sus labios estaban peligrosamente cerca de los de Alexander, hasta que se toparon en un beso.

Todo el salón quedó en silencio.

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo ¡Demonios! P-Pero si son hermanos…

Aun así me quedé estático en mi lugar, esperando que esta demostración de posesión terminase. Los brazos de Ellen cayeron y se dejaron arrastrar por los labios de su hermano un poco más, hasta que pareció reaccionar.

- B…Basta, Alexander-  Atinó a balbucear nerviosamente apartándose con brusquedad,  mientras lo miraba a él y luego a mí, tembloroso de que nuestras miradas comenzaran a esparcir fuego.

- Soy más que su hermano…- Dijo dirigiéndose ahora directamente a mí.

No estaba dispuesto en participar en este juego de niños. Llevé la mano a mi ojo derecho que había comenzado a molestarme, aún sin apartar de él la vista del izquierdo.

- Estás… ¿Estás bien, Ángelo?- Preguntó mi amigo.

- Si, Si…-

- P… ¡Pero, tu ojo!-
 
- Iré a buscar algo con que lavarme-
Dije, aprovechando la oportunidad para largarme de allí y evitar una pelea–Quédate aquí con Alexander…- Sonreí alejándome y Ellen correspondió mi sonrisa, como si estuviese pidiendo disculpas.

-Ademas...Ustedes tienen mucho de qué hablar…- 

Notas finales:

Debía dejar claro lo que Alexander era para Ellen, si no nada tendría sentido o.o (Bueno sí, pero me encanta el INCESTO! no podía dejar a esta historia sin un poquito de él u.u 

PD: Alexander es un maldito posesivo e.e

Dejen sus rw! 

Nos leemos n_n


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