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La oscura Tierra de las Maravillas por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Bueno aquí les traigo un nuevo capítulo n_n Les informo que este es el penúltimo, quizás es antepenúltimo, dependiendo de que tan largo resulte el otro. 

Si, todo acaba, todo acaba :( Y como el título de este capítulo...Comienza el principio del fin <3

Notaran que he agregado la advertencia muerte de un personaje :O A quien mataré? aun no lo sé pero alguien tiene que morir :p 

Bueno espero que les guste n_n 

Como siempre, ponedle ojo a la ortografía :3 Aunque la he revisado una vez...Pero por si acaso

PD: ¿Recuerdan que les dije que estaba trabajando en un especiel de Cheshire y Hatter? Bueno, va todo bien así que con suerte lo tengo listo la próxima semana, al igual que el último capítulo 

Un abrazo a todos! n_n



-Y…Y…Yo…- La voz apenas escapaba de su garganta. Sus ojos estaban completamente en blanco. Agate bufó molesto y se apartó de mi lado repentinamente, dirigiéndose hacia la puerta, mostrando toda la  magnificencia de su cuerpo perfecto aún empapado por el sudor, frente al ahora completamente ruborizado Alexander que se mantenía paralizado bajo el umbral de la puerta sin saber qué hacer, pude notar como recorrió al peliblanco con la mirada de arriba abajo y sus mejillas enrojecieron todavía más cuando las pupilas azules se detuvieron sorprendidas bajo sus caderas y se centraron en su entrepierna.

- L… ¡Lo siento!- Tartamudeó nervioso cubriéndose los ojos. Se escuchó un portazo.

- ¡Toca la puerta antes de entrar, maldita sea!- Gritó con una intranquilidad que a mí mismo me asustó, di un respingo, sobresaltado.

- ¡Perdón!- Se escuchó del otro lado.

La mueca molesta de su rostro desapareció por completo cuando posó sus ojos en mí, sonrió.

- Vístete…- Susurró en voz baja desde la puerta. Le hice caso y comencé a hacerlo al mismo tiempo que él.

- Creo que encontramos su punto débil…- Ahora Alexander parecía más calmado.

- ¿Ah, sí?-

- Si, bueno…Es algo complicado- Le hice un gesto de que estaba listo, él también lo estaba. Me dirigí hacia la puerta para abrir.

- Espera…- Murmuró en voz baja y detuvo la mano que tenía sobre la manilla.

- La joya, esa que llaman ‘‘El corazón de la Reina’’…-

Agate me tomó por la cintura y en ese momento dejé de oír la voz del castaño detrás de la puerta, simplemente se hizo lejana a mis oídos, aunque le escuchaba hablar, de alguna forma no podía concentrarme en sus palabras. Los ojos sangre se clavaron en los míos y esa fue mi condena, acercó sus labios y me regaló un último cálido beso, lento, tierno y suave, que me transportó al paraíso mismo.

Se apartó lentamente de mí y esbozó una sonrisa. Abrió la puerta

- ¿Qué dijiste…?- Preguntó distraídamente, él tampoco había puesto atención a las palabras de Alexander.

El castaño bufó.

- El ‘‘Corazón de la Reina…’’- Repitió mientras comenzábamos una caminata hacia el salón.

- ¿Qué tiene…?- Pregunté recordando la extraña joya de cristal con la sustancia roja en su centro.

- Creemos que podría contener magia en su interior…-

- ¿Magia…?-
Preguntó algo escéptico el peliblanco que estaba unos pasos delante de nosotros.

- Magia negra…- Completó Alexander.

- ¿¡Magia negra!?- Exclamé sobresaltado. Mi cercanía con los muertos y con la nigromancia me había obligado de alguna u otra forma a investigar sobre la magia negra, aunque no sabía mucho de ella, sabía que era terrible, casi un pecado…

- Y una muy fuerte…- Continuó mirándome mientras esbozaba una sonrisa amable. Su hostilidad conmigo había bajado de pronto… ¿Por qué?

 – Es magia de dominación…-

- ¿De dominación?...-
Nuevamente la voz de Agate se unía a la conversación.

- ¡He leído sobre ella!- Exclamé entusiasta, recordándola - Permite controlar a las personas…-

- Si-
Afirmó el castaño. –Pero esta es muy poderosa…Incluso puede llegar a controlar a más de una persona, y quitarles toda voluntad…- Un escalofrío me recorrió por completo.

- Es tan fuerte que podría mantener a toda la aristocracia bajo su control…-

-Eso suena espeluznante…- Agate se adelantó a mis pensamientos.

- Lo es…-
 
Vi como la figura de Agate se rodeó de un halo oscuro. No podía verle la cara pero apostaba a que la mueca esbozada en su rostro era de tristeza, le entendía en cierta forma. Su madre era justamente de la que estaban hablando, y ahora estaba ejerciendo magia negra, una terrible y escalofriante. Todo esto hacía que Agate de algún modo se sintiera culpable.

Pero él era el más preocupado en querer acabar con ella.

- ¡Chicos!- Ellen y los demás se encontraban tomando té en el salón. Ahora estaba completamente ordenado y casi no se notaba que horas antes una batalla se había desatado. Agate se adelantó.

- Lo siento…- Le oí murmurar a Alexander.

- ¿Qué?-

- Lo siento…-
Repitió –He sido injusto contigo…Creí que tú y Ellen…-

- Tsk…-
Chasqueé la lengua, molesto ¿Por qué demonios todos creían eso?

- Ellen y yo tan solo somos amigos-

- Lo sé, lo sé…-
Se sonrojó al recordar la situación anterior –Me di cuenta hace un rato…-

Me ruboricé por completo.

- ¡Ángelo!- La voz de Hatter me sacaba de apuros, me dirigí hacia él. Extendió sus manos cerradas frente a mí.

- Toma…- Dijo abriéndolas – Seguro ya ni puedes ver con tu ojo derecho…- Tomé lo que había entre ellas y lo extendí frente a mí, era un parche color negro con bordes grises y una pequeña cruz en el medio –Me pertenecía antes, te lo regalo- Abrí la boca para protestar – Luce terrible…- Terminó. Llevé la mano a mi ojo derecho y lo rocé con los dedos, se sentía horrible y Hatter tenía razón, había perdido la vista. Llevé el parche a mi ojo y lo ajusté tras la cabeza.

- Ese estúpido de Stayne…- Murmuró rencorosamente –Cómo si quisiese transformar a todo el mundo en un fenómeno como él…- Sonrió al ver como lucía en mi rostro - ¡Pero a ti te queda bien!-

- G…Gracias…-

- ¡Miau!-
Cheshire se acercaba a mí y frente a mí ponía un espejo. Oh, enserio me veía distinto.

- A mí me gusta…-
Agate daba su visto bueno algunos metros más allá, suspiré intentando calmarme, quizás esto solo sería temporal.

- A lo nuestro…- Hatter nos reunía a todos y se disponía a hablar.

- El plan es el siguiente…- Clavó los afilados ojos en mí – Tú y Alice serán nuestra carnada…- Un escalofrío me recorrió por completo ¿A qué se refería?

- ¿¡Qué estás tratando de decir!?- Agate alzaba la voz furioso.

- La Reina desea desesperadamente desaparecer a los Liddell de este mundo…- Intentó explicar – Ellos se dejarán atrapar…-

- ¡Ni lo sueñes!-

- ¡Estarán bien…! Nosotros le cuidare…-

- ¿¡Y si todo sale mal!?-

- A-Agate…Cálmate-
Intenté decir.

- ¿¡Cómo quieres que me calme!?- Exclamó fulminándome con las pupilas carmines.

- ¡Podrían matarte!-

- ¡Lo sé, demonios! ¿¡Qué más quieres que haga!?-
Grité exasperado. – ¿¡Quieres que te deje hacer todo a ti!? ¿Crees que por qué esa maldita bruja es tu madre tienes más responsabilidad? ¡Pues te informo, esa bruja me robo la vida!- Grité raspando la voz al borde de la desesperación. Pareció calmarse, los ojos se apaciguaron y bajó la mirada, avergonzado.

- Tienes razón…- Musitó tristemente.

- A-Agate…yo- Intenté disculparme.

- Está bien…- Terminó cortantemente.
 
 
Hubo un incómodo silencio por unos minutos que nadie se atrevía a romper.

- B-Bien…- Me decidí e intentar continuar el hilo de la conversación.

- Tú también irás, Agate- Agregó el sombrerero, con una pasividad que me sorprendía.

- Está bien…-

- Se dejarán atrapar por la reina-

–Ella pensará  ejecutarlos en público…-
Continuó hablando esta vez Alexander.

- ¿Cómo sabes eso?-
Pregunté desconfiado.

- Se lo oí mencionar antes de enviarnos aquí, quería que les atrapáramos…-

- Entonces… ¿No será mejor que…?-
La voz de Ellen llegaba desde una esquina de la habitación.

- Exacto…-
El mayor le adivinaba el pensamiento –Aun tengo mi uniforme y ahora mismo los hombres de Hatter están trabajando en hacer más…-

- Nosotros llegaremos como soldados y ustedes como nuestros cautivos…-

- Se dará cuenta…-
Intenté decir, aun escéptico.

- No lo hará, jamás se ha fijado en el rostro de sus tropas…- Interrumpió y guardé silencio. No se me ocurrían más críticas, su plan parecía perfecto.

- Entonces…En medio de la ejecución atacaremos. El pueblo estará de nuestro lado…- Agate captaba la idea.

- Exactamente…-

- Perfecto-
 Por un momento pude notar un inusual destello en los ojos carmines, uno que me causó escalofríos. De sus pupilas esparcía odio, rencor puro mientras esbozaba una sonrisa que me dio miedo ¿Tanto deseaba ver fuera del poder a su madre?

Hatter extendió las manos hacia Emma y le entregó el colgante de la reina.

- Escóndelo bien, por si las cosas se ponen feas…- Dijo mientras sonreía amablemente hacia ella –Simplemente amenázala con destruirlo o algo, caerá a tus pies…-

- Y-Yo…-
Intentó decir tímidamente la mujer.

- Tu eres Alice…- Para la sorpresa de todos, el sombrerero de inclinó ante Emma, haciendo que se ruborizara por completo.

- La única reina de este lugar…Volverás al poder, ya verás- Los azulados ojos se encogieron un poco, tristes, mientras mordía su labio inferior. Parecía nerviosa.

- ¡Está bien!- Repentinamente Hatter se ponía de pie y se marchaba - ¡A prepararnos!- Todos se dispersaron de pronto, alejándose, como si tuvieran claro perfectamente lo que tenían que hacer. Me acerqué a Emma.

- ¿Estás bien?-

- S-Si- Asintió mientras dirigía sus ojos a la ventana y miraba el paisaje. Hice lo mismo.

Sonrió repentinamente.

- Estoy orgullosa de ti, Ángelo…- Dijo de pronto –Cuando te conocí te veía como un simple niño temeroso…Pero ahora-

- G-Gracias…-
Interrumpí nerviosamente, no estaba acostumbrado a que la gente se enorgulleciera de mí y esto casi me molestaba. Sentía las mejillas ardiendo.

- Te pareces tanto a tu padre…- Di un respingo sobresaltado.

- M… ¿Mi padre?-

- Si…-
Los hermosos ojos color cielos se oscurecieron un poco por las lágrimas que amenazaban con escapar, su mirada quedó vacía.

- Cuéntame…De mi padre- Rogué asombrado de que yo estuviese haciendo esa petición. Jamás se me había cruzado por la cabeza la existencia de mi padre. Es extraño, pero nunca había pensado en él.

- Hawes Black…- Era primera vez que oía su nombre –Era uno de mis soldados. Le conocí causalmente una vez que un alboroto se dio fuera del palacio…- Sonrió como si hubiese recordado algo divertido.

- Le dio una paliza a unos asaltantes que habían robado la bolsa de pan de una anciana…- Explicó en una pequeña carcajada mientras me miraba. Sonreí, sabía a qué se refería, yo también había hecho eso.

- Él era un novato en ese entonces y su superior lo trajo hasta mí porque quería castigarlo…Decía que había actuado muy impulsivamente…- Guardó unos segundos de silencio.

- Fue amor a primera vista…- Dijo tímidamente.

- Te estás poniendo tan guapo como él…- Agregó, pensando en voz alta mientras tomaba mi mejilla y la acariciaba. Se ruborizó un poco y miró hacia otro lado.

- Fuimos amantes en secreto por tres años y entonces…quedé embarazada de ti-

- Y él me pidió que nos casáramos…-

- O…Oh…-
Atiné tan solo a decir - ¿Y entonces…que pasó?-

- Nos casamos en secreto también-
Volvió a sonreír, esta vez al borde de las lágrimas – Éramos muy felices…incluso si nuestra relación estaba oculta-

Comencé a sentir una punzada en el pecho y un molesto nudo en la garganta, la historia comenzaba a tornarse amarga y de alguna forma, dolía.

- El día en que tú naciste…ocurrió todo. Apenas alcancé a tenerte unos minutos en mis brazos-

- Lso recuerdo…-
Interrumpí inconscientemente, como queriendo darle ánimos.

- Pero tu padre jamás pudo conocerte…- Hizo una pausa y la primera lágrima cayó al suelo. A pesar de haber pasado tanto tiempo ¿Aún le dolía de esa forma?

- Raphael me dijo que murió, protegiendo las puertas de mi alcoba...-

-Debí haber muerto junto a él…-
Se lamentó.

- ¡No digas eso!- Alcé la voz un poco mientras tomaba su mano e instintivamente le daba un abrazo, pareció sorprendida.

- A-Ángelo…-

- Estoy seguro que él…Estaría feliz de que estemos juntos ahora- De pronto, comenzó a llorar desconsoladamente ¿¡Qué!? ¿Qué demonios dije para hacerle sentir mal?

- Es-Es que…- Comenzó a balbucear torpemente mientras las lágrimas frías caían desenfrenadamente sobre mi pecho – En todos estos años ¡Jamás le he visto! ¿Entiendes eso? ¡Pensé que sería más fácil sobreponerme a su muerte por qué podría verlo…P-Pero…- Su garganta quebró por completo, la estreché más fuerte.

- Está bien…Está bien- Intenté consolarla ¡Demonios! ¡No debí haberle preguntado sobre él!

- Por eso…cuídate, Ángelo- Musitó luego de un rato, calmándose –No soportaría que tú murieras ahora…- Levanté su rostro cuidadosamente entre mis manos y topé mi frente con la suya, sonreí.

-Te lo prometo, Madre- Sus ojos volvieron a brillar. Correspondió mi sonrisa.

- Te quiero, Ángelo-

- Y-Yo también…-

- ¿¡Todos listos!?-
Hatter interrumpía el momento mientras se acercaba animosamente hacia nosotros. Él, algunos de sus hombres, los gemelos, Ellen y Alexander vestían el uniforme de la guardia real.

Tragué saliva, nervioso, todo estaba a punto de comenzar.

- Si…- Afirmó la pelinegra a mi lado, secando las últimas lágrimas de su rostro empapado. Ahora mantenía una sonrisa y parecía más tranquila. Después de todo, creo que debió sentirse más aliviada.

- Siento tener que hacer esto…- Agate llegaba hasta mí y tomaba mis manos con suavidad para amarrarlas. Tomó mi mejilla con cuidado y la besó delicadamente, para luego apartarse y dejarse apresar por Ellen.

- Tenemos que hacer que todo parezca real- Dijo Hatter mientras levantaba una especie de saco negro sobre mi cabeza. De pronto, todo se volvió completamente oscuro.

- Yo te guiaré…- Sentí la mano de Ellen tirar de la cuerda amarrada a mis manos y llevarme hasta la puerta. No entendía por completo pero supuse que estaba bien, en caso de que nos encontráramos con más soldados deberíamos fingir que verdaderamente habíamos sido capturados. A mi lado, sentía el cuerpo de Agate casi pegado al mío y podía oír su respiración tranquila. De alguna forma, esto me calmaba un poco, aunque me sentía sumamente torpe caminando a ciegas.

Justo como la primera vez que entré a este lugar.

Caminamos horas enteras en completo silencio, apenas tuve la remota idea de dónde estábamos cuando sentí el caudaloso río, más furioso que nunca mojar mis piernas que no tardaron en comenzar a temblar apenas rozaron el agua.

- Debes calmarte…- Le oí susurrar a Agate a mi lado. Se había dado cuenta, no solo temblaba por el frío.

Tenía miedo…ya estábamos cerca.

Cuando cruzamos el río volví a perder la noción del tiempo y el espacio.

Tan solo volví a tenerla cuando oí un alboroto. Cuando escuché gritos y pasos acelerados sonando al unísono, justo como los de la guardia real. Sentí que cuidadosamente me lanzaban al suelo, junto a Agate, junto a mi madre. Escuché unos pasos nerviosos, bajando las escaleras, el ruido de los tacones se hacía insoportable a mis oídos. Sentí las manos aun atadas de Agate socorrer las mías en un intento de calmarme, sentí como algo le golpeó y lo alejó de mí. Sentí las manos de uno de los soldados rodearme la cabeza y tomar el saco negro que la cubría para quitarlo. Quise quedar ciego para siempre, quise no ver lo que estaba a punto de observar, desee con todas mis fuerzas volver a la oscuridad intrigante que me obsequiaba aquel saco quitándome la vista. La luz del sol colándose caprichosamente por uno de los grandes y hermosos vitrales me encegueció por algunos segundos, demasiado cortos para mí. Me vi rodeado de soldados y ya no supe distinguir quiénes eran mis amigos y quiénes no. Vi a la reina frente a mí, de pie, clavando los ojos grises fulminantemente en los míos y por primera vez me sentí completamente horrorizado de ver la aterradora expresión, mezcla de su sonrisa con el odioso y apagado color de sus pupilas vacías. Observé como levantaba la mano izquierda lentamente y acercaba  el dedo índice completamente extendido para luego pasarlo por su cuello, este era su gesto. Abrió sus labios completamente rojos como la sangre para hablar y sin despegar la mirada de mí exclamo:

- ¡Que les corten la cabeza!-

 
Sentí como mi cuerpo se paralizaba por completo. Incluso si Hatter y los demás no habían sido descubiertos llegué a pensar en que nuestro plan no funcionaría. Dos hombres me tomaron por los hombros y me levantaron para llevarme.

- ¡Esperen, esperen!- La reina se acercaba a mí y me tomaba por el cabello.

- A este, llévenselo a la Inquisición…-

- ¡No! ¡Ángelo!-
Le oí gritar a Agate y dirigí una mirada hacia él, regañándolo,  podrían descubrirnos.

- Este desgraciado debe quemarse en la hoguera- Dijo tranquilamente y luegoescupió sobre mi cara. No pude evitar lanzar una mirada rencorosa sobre los ojos oscuros, la odiaba.  

Demonios…estaba perdido.

Vi como Emma estaba a punto de hablar.

- No lo hagas…- Susurré clavando mis ojos en los suyos, deteniendo cualquier tontería que quisiese hacer. Pareció comprenderme.

Los hombres me levantaron nuevamente. Vi la mirada de Agate dirigiéndose hacia mí, mezcla de tristeza, compasión y frustración. Quise sonreírle y decirle que todo iría bien, pero ni yo creía eso. Me arrastraron un par de metros, luego sentí dolor en la cabeza, alguien me había golpeado, seguramente con el mango de la espada, luego sentí un leve mareo que no tardó en hacerse mucho más punzante y fuerte, hasta apoderarse de todo mi cuerpo.

Mi vista volvió a oscurecerse de pronto, me había desmayado.

Antes de perder completamente la conciencia lo supe, por un momento lo pensé.

Había llegado el principio del fin.

Notas finales:

Uuuh :O Qué pasara? xD Van a quemar al pobre Ángelo u.u 

Dejen sus reviews :3 

Saludos! :3 


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