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La oscura Tierra de las Maravillas por InfernalxAikyo

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Notas del capitulo:

Bueno, mis querubines! Les he traido un especial :D (La verdad, no estaba planeado, de hecho este debió ser el último capítulo, pero comencé a hacerlo y no pude parar o__o pero creo que el proximo sí o sí será el ultimo >___<!) 

Es un especial del lindo, adorable y siempre violable Ellen <3 (Y obvio, de su posesivo hermano, Alexander) 

Los dialogos están escrito -En negrita- Y lo demas en cursiva n_n


Espero que les guste :D y ya saben, algún error que encuentren anótenlo en un papelito y luego me dicen :3 

Un abrazo! :3 


(Narrado por Ellen)




Abrí los ojos, sobresaltado.

- Tranquilo…tranquilo- Susurró Alexander acariciando mi rostro intentando calmarme. Estaba sobre sus brazos y me sostenía con fuerza. Los ojos azulados, reflejos de los míos me miraban preocupados. Llevé mi mano a su rostro para quitar una mancha de carbón que profanaba la lisura de su piel pálida y tersa.

- Me alegra que hayas despertado…- Susurró acercando su frente a la mía y topándola cariñosamente. Di un pequeño vistazo a mí alrededor ¿Qué fue lo que pasó? Lo último que recuerdo fue la revuelta frente a la hoguera, nosotros intentábamos…

- ¡Ángelo!- Intenté levantarme, nervioso. Alexander me estrechó con más fuerza aún.

- Él está bien, logró escapar- Suspiré aliviado ¿Dónde estaba? Una especie de callejón. Cerré los ojos mientras una puntada llegaba a mi cabeza, comenzaba a recordar todo. La gente en la hoguera se había alzado y había permitido el escape de Ángelo, luego los soldados de la Reina llegaron y nos descubrieron. Ahora entendía porque ya no llevaba uniforme…de todas formas era incómodo.

Sentí murmullos a mí alrededor, mientras seguía recordando.

Había sido una gran pelea…

Puse más atención al lugar donde nos encontrábamos, no era precisamente un callejón. Parecía más una especie de sótano extenso, pestañeé un par de veces para ubicarme, definitivamente no conocía este lugar. Había mucha gente, reconocí al anciano que había comenzado con la revuelta, miré a mi hermano confundido.

- ¿Dónde estamos?-

-No lo sé…-
Masculló el entre dientes un poco molesto mientras miraba a su alrededor. Le observé por unos segundos ¿Por qué no se me hacía extraño? La última vez que le vi él solo tenía diez años. Había crecido, sí que lo hizo, estaba muy guapo y había cambiado, ahora él…parecía más serio y duro. Pero no lograba entenderlo ¿Por qué lo acepté tan rápido?

Supongo que yo también cambié, y él me aceptó.

- Una especie de cuartel…supongo-

- ¿Alexander?-
Interrumpí.

- ¿Si?- Sus ojos azulados, imperceptiblemente más oscuros que los míos volvieron a clavarse en mí. Ah, debía ser eso.

A pesar de todos estos años, a pesar de su rostro rudo y maduro…Su dulce mirada no había cambiado.

- ¿Qué hiciste todos estos años?- ¿Cuántos habían pasado? ¿Diez? Quizá más…

Su rostro pareció entristecer un poco. Me separé de él levemente para acomodar mis piernas alrededor de su cintura y mirarle de frente. Respiró hondo.

- Aquél día…- Comenzó con la voz raspada – Cuando volví a nuestro escondite y supe que no estabas, quería morir. Me sentía culpable. Te busqué por toda la ciudad durante una semana, una semana entera sin dormir, día y noche recorría las calles esperando hallarte.

Pero no pude hacerlo.

Gracias a una anciana que ese día presenció todo me enteré que unos hombres  te habían llevado y posiblemente te habían vendido…Desde ahí todo se volvió difícil…-
Hizo una pausa al notar que su voz comenzaba a flaquear.

- ¿Q-Qué pasó después?-

- Al mes logré dar con unos de los hombres que te había tomado, me dijo que te había vendido a un circo de fenómenos, para que alimentaras a las atracciones. Pero yo…-
Titubeó unos segundos. Hice una mueca para que hablara.

­
- Supongo que en algún momento debías saberlo…-  

- ¿Qué cosa?-

- Maté a ese hombre…-
Un escalofrío me recorrió por completo ¿Mató a un hombre a los diez años? ¡El Alexander que yo conocí no era capaz siquiera de matar a una mosca!

­
- No podía soportarlo, sentí tanta ira en ese momento ¡Él era uno de los que te había arrebatado de mi lado! Yo…- Asentí con la cabeza intentando ocultar mi sorpresa. Suspiró.

- No me detuve allí, Ellen…- Bajó la mirada avergonzado. –Busqué al segundo, al tercer y al cuarto hombre y les maté también- Dijo fríamente. Instintivamente llevé las manos a mi boca, completamente aterrorizado con lo que acaba de oír.

Definitivamente este no era mi tímido y adorable hermano.

- Estuve seis años buscando el maldito circo…Y pensar que debió pasar por este lugar…- Rió.

- Lo recuerdo…-
Confirmé. Es verdad, hace muchos años ‘’El circo de los fenómenos’’ había recorrido estas calles y también las del País de las Maravillas en una de sus giras, pero yo era muy pequeño para recordarlo, hasta ahora.

- Cuando pude dar con él al fin, en Francia, el dueño me dijo que habías comprado tu libertad, tú solo- Asentí con la cabeza.

- Dijo que no me diría a dónde te habías ido hasta que me acostara con él…- Tragué saliva.

- S-Supongo que no lo hiciste ¿O sí?…- Los ojos le brillaron, como si las lágrimas de pronto acudiesen a ellos. Bajó la mirada, avergonzado.

- Si lo hice…- Afirmó –Y el muy maldito me tendió una trampa…- Sentí como sus manos comenzaron a temblar de pronto –Ese día me secuestró y me mantuvo cautivo durante dos años, usándome como una especie de prostituta. Me mantenía atado la mayoría del tiempo, solo me soltaba para alimentarme y darme de beber…- Sin darme cuenta, las lágrimas comenzaron a correr rápidamente por mis mejillas. Lo que me estaba contando era horrible, y dolía. Dolía tanto que pude sentir casi como si yo hubiese vivido en carne propia tan trágica historia.

No podía creer que él tuviese que pasar por todo eso.


- Entonces un día yo…también a él…- Su voz quebró y la primera lágrima recorrió su mejilla. Me aferré a él con fuerza en un abrazo.

- No digas más…- Susurré en su oído ¡Qué importaba si le había matado a él también! Nunca más dejaría que llevara la carga de esas cinco muertes él solo.

Ahora podíamos compartirla.

- Pero después de todo te encontré…- Susurró en un sollozo que intentó esconder – Todo vale la pena ahora-  No podía creerlo, después de todo lo que había pasado seguía sintiéndose feliz por haberme encontrado. Definitivamente yo…

- ¡No quiero separarme nunca más de tu lado!- Grité, pensando en voz alta y un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Acercó su mano a mi rostro y con suavidad tomó mi mentón para atraerlo hacia el suyo. Estreché con fuerza con mis piernas sus caderas al notar como se acercaba aún más, de alguna forma me ponía nervioso. Sentí su aliento por unos momentos soplar sobre mí y me sentí embriagado, cerré los ojos mientras él posaba los dulces labios sobre los míos y me estrechaba fuertemente en un abrazo. No quería alejarme nunca más de Alexander, esta vez deseaba quedarme con él, por siempre.

Me dejé llevar por su beso. Imaginé que algunas personas que estaban ahí debieron observar extrañadas, que suerte que no estaba la inquisición en ese momento o nos hubiesen quemado a ambos. Notablemente éramos hermanos, pero no me importaba en absoluto. Amaba a Alexander y él también me amaba. Eso era todo lo que necesitaba para seguir viviendo. Con cuidado tomó mi nuca y la atrajo hasta él, para intensificar aún más el contacto que estaba a punto de terminar, comenzaba a faltarme el aire. Se separó de mí lentamente, dejando jugar a nuestras respiraciones entrecortadas que jadeantes se entrelazaban entre ellas. Sonrió.

- Te extrañé, hermanito-

- También yo, Alexander-
Dije mientras sentía mis mejillas sonrojarse por completo. Hubo un cómodo silencio entre los dos, mientras él mantenía la perfecta sonrisa dibujada en su rostro y su mirada dulce recayendo sobre mí, amaba los momentos como estos.

- Hace un rato…- Cambió el tema sin separarse demasiado de mí, abrazándome nuevamente. Ambos en el suelo, entrelazados, como si fuésemos uno solo. Amaba eso, me hacía sentir tan…seguro.

 
–Hace un rato parecías muy preocupado por Ángelo…- La realidad cayó sobre mi nuevamente ¿Estará bien?

- Es verdad, lo estoy-

- Pues…-
Dijo apuntando hacia un hombre que recientemente había llegado y anunciado algo, que yo no alcancé a escuchar – Creo que lo ha capturado la Reina-

- ¿Q-Qué?-
Pregunté nervioso, revolviéndome entre sus brazos -¡Dios! ¿Qué vamos a hacer?-

- Una revolución…- 
Parpadeé un par de veces ¿Qué acababa de decir?

- Lo que has oído…- Dijo separándose de mí, levantándose y extendiendo su mano para que yo también lo hiciera –Una revolución…-

-Tan solo mira a tu alrededor ¿Qué crees que es esto?-
Le hice caso, es verdad que habían muchas personas, pero aún no lograba comprender.

- Una asamblea…- Dijo - Siempre las hay, pero generalmente la Guardia Real interfiere en ellas y las frena…-

- Pero hoy la Guardia parece estar ocupada…-
Dije inocentemente.

­
-Exacto…Y la única Guardia presente soy yo…- Mis ojos se abrieron sorprendidos mientras veía estupefacto como la figura de mi hermano mayor se alejaba de mí y se dirigía a una pequeña tarima instalada en el centro del lugar ¿Enserio lo iba a hacer? El Alexander que conocía jamás hubiese pensado pararse en medio de tanta gente ¡Y menos organizar una revolución! Le seguí y quedé a los pies del altar de madera.

- ¡Querido pueblo!- Exclamó desde lo alto y todos voltearon hacia él, los murmullos de sorpresa no tardaron en dejarse oír - ¡Sí! Es verdad. Visto como la Guardia Real y pertenezco a ella…- La gente se inquietó un poco, acercándose al escenario peligrosamente, pero él hizo un gesto con las manos para que se detuviesen.

- Pero eso no significa que no esté con ustedes…- Los ánimos parecieron tranquilizarse, yo le observaba fascinado.

- Tan solo soy un soldado… ¡Un soldado que desea unirse a vuestra causa! ¡Basta de abusos de la Guardia hacia vosotros!-

- ¡Sí!- Un grito de apoyo resonó en todo el lugar.

-  ¡Basta de que los nobles vivan en completa fortuna, mientras que vosotros os consumís en la pobreza!-

-¡Sí!-
Los gritos se alzaban cada vez más fuerte ¡Eso es! Ellos necesitaban un líder.

- ¡Basta de la tiranía de esa bruja maniaca! ¡No le daréis ni una sola gota más de vuestra sangre a la malvada Reina Roja! -

- ¡Sí!-
La euforia de pronto de apoderó de todo el lugar.

­- ¡Tomad vuestras armas entonces! ¡La vida de la estirpe blanca está en nuestras manos! ¡La paz de este pueblo está en las vuestras!-

- ¡Sí!-
Un grito de batalla final y todos los aldeanos comenzaron a armarse rápidamente ¡Joder! Alexander había armado una rebelión en algunos minutos. Llevé la mano a mi bolsillo, nervioso, en busca de un cigarrillo que no tardé en poner entre mis labios.

- No volverás a fumar- Dijo quitándomelo y tirándolo al suelo, para luego robarme un fugaz beso –Ahora cada vez que quieras tener un cigarrillo en tus labios, te prestaré mis labios para que lo hagas- Y volvió a estrechar juguetonamente sus labios con los míos.

- No entiendo…- Dije luego de separarme de él –Cuando niño tú eras más…-

-Débil, tímido-
Interrumpió él –Nunca más eso, Ellen- Dijo acariciando mi mejilla con sus dedos suaves –Ahora que te tengo a mi lado…puedo ser el hombre más fuerte y seguro del mundo- Y nuevamente depositó un beso sobre mis labios, ahora más tiernamente y yo logré perderme en su dulzura una vez más.

Y supe que este sí era mi Alexander, y que le amaba con la misma locura de siempre.  

Notas finales:

¿Que les pareció? Hace tiempo que tenía ganas de hacer algo así ._. 

Cualquier crítica, si les gustó o no, si le falto algo, déjenlo en un review :3 (Acepto insultos y alegatos políticos tambien xD) 


Bueno, nos leemos en la proxima :D

Saludos! 


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