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La respuesta por Yais

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Notas del capitulo:

¡Holas! Bien pues, probablemente le inicio esté extraño, tal vez no avance mucho en la historia, pero es muy emocionante... o al menos yo lo creo así. lol.

Espero esten pasando un bonito fin de semana.

 

Capítulo 4 

Cuando Naruto levantó la mirada se topó con una mujer de cabellos y ojos tan negros como los de Sasuke. A pesar de que ella estaba bastante sorprendida de encontrarse con un desconocido, no vaciló en sacar una Kunai y amenazarlo con cortarle la yugular en menos de tres segundos.

–¿Quién eres tú? – preguntó con voz mortalmente sería. Haciéndole saber que lo consideraba una amenaza aunque fuese un niño.

–¡Ah! –Naruto lanzó un gritito bastante femenino para su gusto y se pegó a la pared tanto como pudo.

–Okasan – Sasuke fue inmediatamente en su ayuda –espera – y ante el sutil sonido que hizo su voz la mujer retiró la kunai.

–Sasuke – ella lanzó un suspiro y luego miró a Naruto con una mezcla de suspicacia y vergüenza –¿eres amigo de Sasuke? – pero no esperó respuesta sino que interrogó al pelinegro –¿qué es lo que estás haciendo aquí?, creí… oh, no tienes idea del susto que me han dado.

–…nosotros – Naruto se resbaló por la pared, blanco como una hoja de papel –nosotros la asustamos…

–¿Qué es lo que estaban haciendo dentro del armario?

Sasuke se encogió de hombros e incitó al rubio a dejar el drama tendiéndole la mano –estás bien. Así que párate.

Él no le respondió. En cambio intentó regular su acelerado corazón. Aún no se recuperaba del exaltante momento en que besó a Sasuke ni de la amenaza a su vida.

Volvió a fijar la vista en aquella señora, después en Sasuke y por fin cayó en cuenta de lo que ocurría. Mamá. Sasuke dijo mamá y eso sólo podía significar una cosa.

–¡Esta es tu casa! –Naruto pegó un salto y se incorporó –me engañaste – acusó frunciendo el entrecejo.

–¿Engañarte?

–Sí – olvidó el susto de inmediato en cuanto se dio cuenta de lo que significaba que aquella fuese la casa de Sasuke. Era por eso que su compañero estuvo tan confiado. Sabía de antemano el resultado de su apuesta porque vivía ahí.

–Hiciste trampa, me retiro, la apuesta se cancela.

–No hice trampa. No puedes.

–¡Lo hiciste!

–Eres un mal perdedor.

–E…

–¿De qué se supone que están hablando?, Sasuke – la mujer miró a su hijo con enfado –¿cómo que una apuesta?, ¿qué es lo que te he dicho sobre hacer ese tipo de cosas?

Sasuke pegó un ligero brinquito en su lugar y Naruto igual, por un momento creyó escuchar a su propia madre recitar aquellas palabras.

El rubio centró su mirada en su nuevo amigo, esperaba averiguar de qué manera evitaría aquel regaño. Sin embargo en vez de verlo inventar algún tipo de excusa, sus ojos se deleitaron con la imagen de Sasuke bajando la mirada y sus mejillas coloreándose.

–N-no se enoje señora Uchiha – Naruto no pudo evitar el impulso de salvar a Sasuke –sólo es un decir, no es como si estuviésemos apostando algo en verdad. E-era… – cuando obtuvo la atención de la mujer se le secó la garganta –… era un juego.

–¿Y qué tipo de juego?

–… etto… – Naruto se sonrojó –… ¿del tipo por el que no se molestaría?

Ambos Uchiha miraron a Naruto con una expresión cansada. Hasta que la adulto negó levemente y comenzó a reír. Al inicio la carcajada fue honesta, amable, pero después se hizo maliciosa.

–Estás castigado – le informó a su hijo.

 

 

Tiempo después, tanto Sasuke como Naruto estaban en el sillón de tres plazas en la sala. La madre del primero los hizo sentarse para explicarles por qué es malo apostar y cómo hacerlo los llevaría a una vida llena de desdicha y vicios.

Cuando ella hizo una pausa en su discurso Sasuke entrecerró los ojos y miró a Naruto con una especie de rencor. El rubio sintió un escalofrío recorrerle el cuerpo y se armó de valor para elevar la mano, como si estuviese a mitad de clases.

–Puedo… me permite ir al baño.

Ella puso ambas manos es sus caderas y asintió –claro Naruto, puedes ir por el pasillo, es la tercera puerta a la izquierda.

–Hai, gracias –. Abandonó su asiento aliviado y fue directo al baño.

El cuarto de lavabo fue fácil de encontrar y terminó de hacer sus asuntos ahí bastante rápido, pero se demoró mirando las baldosas porque la perspectiva de volver y seguir escuchando la lección no le apetecía.

De hecho tuvo la genial idea de huir por alguna de las ventanas. Sasuke debía estar acostumbrado a escuchar a su madre y seguro lo perdonaría si lo dejaba a su suerte, además, aún tenía hambre y quería comer su ramen.

Así que en vez de volver a la sala, avanzó de puntillas por el pasillo esperando encontrar una salida por la que pudiera escapar. Abrió la primera puerta que encontró y tras ella descubrió una habitación amplia, con una cama individual con burós a cada lado y un escritorio y ropero enormes.

Naruto sintió que un olor a humedad por falta de ventilación inundaba el lugar y expulsó el aire con molestia. Hubiese cerrado inmediatamente si no fuera porque distinguió al fondo un ventana –perfecto – susurró.

Al entrar, la carencia de polvo le hizo saber que aunque el lugar siempre estaba cerrado se limpiaba regularmente. Fue hacia la ventana e intentó abrirla sin mucho éxito. Aparentemente estaba atascada a causa del oxido en el marco y bisagras. Gruñó ligeramente y pasó la vista por todos lados intentando encontrar algo que lo ayudara a abrir.

Sin embargo, más allá de hallar lo que estaba buscando su mirada fue absorbida por un retrato sobre uno de los burós. Fue hacia él y al tomarlo se sorprendió. En aquella imagen estaba –Itachi – murmuró.

La fotografía le mostraba a Itachi justo como lo recordaba: un adolescente de expresión seria, piel clara y postura perfecta. Naruto se embelesó momentáneamente, antes de reparar en el niño que acompañaba a Itachi en la fotografía.

Aquel pequeño era sin duda Sasuke. Ahora no había rastro de su expresión risueña y sus ojos proyectando ingenuidad, pero no tenía que mirar mucho para darse cuenta de que era él.

 

Naruto apretó el marco de la fotografía y sonrió con melancolía – así que… Sasuke es el hermano de Itachi – inmediatamente apartó de su mente los pensamientos tristes –vaya, si que lo encontré bastante rápido.

Sin soltar la foto escudriñó la habitación y esta vez la miró con ojos diferentes. ¿Esa era de Itachi?, explicaría por qué estaba deshabitada. ¡La habitación de Itachi! Era un sueño hecho realidad.

 

Dio un saltito y giró sobre su propio eje dos veces abrazando la foto en el proceso. Todo era justo como lo imaginó. Estaba en la casa de Itachi, a un lado de la cama donde durmió, acababa de conocer a su madre y Sasuke en verdad era excepcional. El rival digno que siempre supo que sería. Y no sólo eso, estaba seguro de que serían muy buenos amigos.

–Tenías razón – le dijo a la foto con una sonrisa, recordando aquel día en que el mayor le comentó lo bien que congeniaría con su hermano.

 

De repente escuchó un ruido detrás de él y al girarse se encontró con Sasuke parado en el marco de la puerta. Tenía los brazos cruzados y una postura rígida –¿Qué estás haciendo?

Naruto sintió la hostilidad hacia su persona de inmediato. Sasuke fue tan serio que le causó escalofríos.

–Eh, yo… – se encogió ligeramente en cuanto el otro se adentró en la habitación y de un movimiento le arrebató la fotografía.

–Fuera – gruñó.

–Pe-pero…

–Fuera.

Salió de la habitación con reticencia, Sasuke fue tras él segundos después y azotó la puerta de la habitación cuando la cerró.

Naruto supo que acababa de hacer algo indebido y aunque quiso justificarse, el sentimiento de culpabilidad sumado al hecho de ser ignorado mientras iba de vuelta a la sala, lo dejó sin palabras.

La adulta se sorprendió cuando su hijo se despidió con un gesto frío y Naruto no tuvo más opción que hacerle un gesto de cabeza. Comenzaba a pensar que escuchar su discurso no era tan malo.

–Sasuke, espera ¿a dónde vamos? – Naruto iba detrás del mencionado.

–A la oficina de registro.

–Pero… ¿y el ramen?

 

Acababa de descubrir que Sasuke era el hermano de Itachi. Aún tenían miles de cosas de las que hablar y, más importante, no quería separarse de su lado. Sin embargo su compañero siguió ignorándolo, así que él no tuvo más opción que tomarlo del hombro para girarlo y obligarlo a que lo mirara.

–No sé…supongo… lo siento. No tenía que haber entrado a esa habitación. Pero, no podrías imaginarlo ¡la persona que estaba buscando eres tú!

La mirada seria de Sasuke varió muy poco, pero pudo distinguir intriga en sus ojos.

–Verás – Naruto se rascó un brazo en un gesto de nerviosismo –hace un tiempo…

–¡Naruto nii-chan! – de pronto al igual que las veces anteriores que quiso explicarse fue interrumpido. Esta vez por Konohamaru y sus dos amigos –Naruto nii-chan estás aquí.

 

El mencionado reconoció la voz de inmediato y cuando se fijó en el niño vio que en su mano derecha y gracias al viento ondeaba su chamarra naranja.

Desde que se la quitó la estuvo cargando bajo su brazo, pero no recordaba en qué momento la soltó. Probablemente cuando salvó a Konohamru del ataque con la Kunai.

–Te estuve buscando por todos lados, olvidaste esto – al llegar a su lado le tendió la chamarra y antes de soltarla la extendió para mostrarle el emblema de los Uzumaki –¿esto qué significa? –señaló con intriga y los otros dos pequeños también lo miraron con curiosidad –en el camino todos nos miraron de una forma muy extraña. Creo que lo he visto antes pero no me acuerdo.

Naruto arrugó la nariz antes de suspirar –ese es el emblema de mi familia.

Tan pronto terminó de decir esas palabras Sasuke le arrebató la chamarra y la extendió para poder ver mejor el bordado.

–Uzumaki – susurró y los tres niños ahogaron un grito de sorpresa –… eres ¿un Uzumaki?

–Sí –contestó con tono inseguro, pues la atmósfera cambió a su alrededor y no le gustó.

 

De pronto, sin previo aviso, Sasuke se le fue encima haciendo que ambos cayeran al suelo. Naruto iba a comenzar a protestar cuando sintió, otra vez, el filo de una kunai amenazando con cortarle la carótida.

–¿Qué es lo que estás haciendo aquí?

–… no – Naruto tardó en reaccionar –¿qué estas haciendo?, ¡quítate de encima!

Konohamaru y sus dos amigos los miraban aún sorprendidos, así que no movieron ni un músculo para separarlos.

–Te pregunté algo.

–Ya te lo dije, ¡estoy de visita! Mi padre vino a hablar con el Hokage y yo estaba buscándote a ti.

–¿Qué es lo que quieres?

–¡Ya!, si dejaras de hacer esto te lo diría. ¿Qué es lo que pasa contigo?

–¿Qué quieres aquí? –repitió.

–No te lo diré a menos que me sueltes.

–No voy a soltarte. Eres uno de los traidores asesinos del exterior, además de un Uzumaki, por eso estabas ocultando tu placa de identificación. ¿Qué es lo que querías robar de la casa del Hokage?

El rostro de Naruto se coloreó de furia –¡nada! –gritó –ahora hazte a un lado o te golpearé hasta que te arrepientas de lo que acabas de decir.

–Inténtalo – Sasuke enterró un poco más el cuchillo cuando escuchó un grito.

–¡Basta!, ¿qu-e e-estan haciendo?

A dos metros de ellos estaban los otros cinco gennins del Interior. Hinata fue quien los interrumpió.

Sasuke apartó el cuchillo lentamente del cuello de Naruto sin dejar de mirarlo. El rubio le sostuvo la mirada.

–Te llevaré con la policía.

–¿Qué es lo que pasa? – preguntó Neji –Kakashi sensei nos ordenó protegerlo ¿por qué lo estas atacando?

Sin bajar la guardia y sin dejar de apuntarle a Naruto Sasuke les informó a todos que el rubio era un espía que pretendía atacar el Interior e incluso había estado vagando por su casa.

–¡Eso no es verdad! – rezongó Naruto –tú estás loco. Además, no estaba merodeando ¡quería encontrar una salida!

–Lo explicarás en el cuartel entonces – habló Neji.

No culpaba a todos por creerle a Sasuke, lo culpaba a él por ser un desagradable aldeano prejuicioso. Aunque sí se sentía dolido por las miradas de censura que recibía de todos.

–Vamos – lo incitó alguno de los seis y Naruto alzando la barbilla con la mayor dignidad posible los siguió. Se iban a arrepentir por mirarlo así, en especial Sasuke.

Apretó los dientes con enfado y habló sin poderse contener –Itachi y tú no se parecen, estoy seguro de que se avergonzaría de tener un hermano como tú.

Ino exhaló con sorpresa y Sasuke se dirigió hacia él con una mirada muchísimo peor que la que antes le lanzó – ¿qué sabes de Itachi?

–Lo suficiente como para sostener lo que acabo de decir. Eres un…

Naruto no pudo terminar de hablar porque de la nada recibió un puñetazo en la mejilla por parte de Sasuke y volvió a caer al suelo.

–No te atrevas a mencionarlo.

–Y qué si lo hago – gruñó Naruto desde donde estaba tendido –Itachi, Itachi, Itachi – estaba siendo infantil y por eso sólo Sasuke pudo prever que contra atacaría al instante.

Intentó devolver el golpe, pero lo único que logró fue darle al aire. Uchiha se movió muy rápido y al esquivarlo le pegó en la base del cuello haciéndolo ver estrellas.

–Maldito –Sasuke se atrevió a llamarlo traidor, pero lo golpeó sin aviso. Apretó los puños – ahora verá… s.

Sin embargo al momento que hizo fuerza sintió un ligero dolor en la palma de la mano y al mirarse, vio el corte que había hecho su madre durante la ceremonia de cumpleaños. Aquella donde prometió cuidar y defender a los habitantes de Konoha Interior.

A cualquiera de ellos.

Sintió una punzada en el pecho y de pronto comenzó a temblar. Quería golpear a Sasuke, se lo merecía, pero no podía, no debía. ¿Qué iba a hacer? Romper la promesa que había hecho apenas unos días atrás, echar por la borda el arduo trabajo de su padre y sus antepasados peleando con un Uchiha, justo en el lugar donde Mito y Madara tuvieron su última batalla. Era imposible que hiciera eso.

–No puedo – susurró bajando los puños y mostrándose vulnerable frente a Sasuke quién ya estaba en guardia esperándolo. Los otros seguían inmóviles.

–¿Qué dijiste? –Sasuke vaciló, sin creer que se estuviera rindiendo.

–No voy a pelear, iré a donde dicen – Naruto tuvo que bajar la mirada para que su rabia e impotencia no fueran visibles y se mantuvo así hasta que sintió que Sasuke lo tomó del cuello de la camisa y lo zarandeó.

–Entonces no vuelvas a abrir la boca.

–No puedo – se murmuró Naruto a sí mismo para controlarse.

Los ojos de Sasuke chispeaban de rabia, aunque ya se estaba calmando.

–Aunque seas un maldito bastardo, aunque te lo merezcas –el rubio tomó la mano de Sasuke para obligarlo a que lo soltara, pero él mantuvo el agarre y la poca distancia entre ellos –no puedo pelear con alguien del Interior.

 

Ambos se retaron con la mirada y sus alientos se cruzaron, calientes y agitados, durante varios segundos hasta que fueron interrumpidos.

–Basta, los dos. Sasuke, Naruto.

Cuando giraron la mirada, a un lado de ellos pudieron ver a Pakkun liderando a Kakashi y a Minato.

–Papá – Naruto sintió que el alma escapó de su cuerpo justo en ese momento. La expresión de Minato estaba impregnada de decepción y la sensación de desazón fue muchísimo peor cuando segundos después el Hokage y el Kazekage aparecieron.

–Suéltalo Sasuke – ordenó el Hokage y el mencionado lo hizo con reticencia.

–Lo siento mucho Hokage sama – Minato se apresuró a disculparse – Naruto no…

–No te preocupes Minato, tu hijo recordó la prudencia bastante tarde, pero parece que Sasuke tampoco sabe comportarse correctamente. Trataremos este asunto después.

La declaración del Hokage fue bastante tétrica, antes de dirigirse a su homólogo de la arena –lo siento mucho, Kazekage. Creo que ahora podemos seguir con nuestros asuntos. Estoy seguro que mi esposa ha preparado una buena comida para nosotros. Sígame.

Más tarde, pensó Naruto aterrado.

 

–Tampoco hay necesidad de disculparse – el Kazekage miró a Sasuke y Naruto con interés –los niños son así. Ciertamente mis hijos también lo son. Aunque debo admirar que a pesar de los evidentes problemas que tiene Konoha, incluso los niños del exterior saben cuál es su lugar. Minato san haz hecho un excelente trabajo.

El comentario hizo sentir bastante incómodos tanto al Hokage como a Minato.

–Sí, gracias – contestó el comandante gobernador con un resquemor que sólo su esposa podría notar.

–Kakashi, por favor – el Hokage le hizo una seña al mencionado para que retirara a los niños del lugar, como si fuesen objetos que entorpecieran la visión.

–Claro.

–Creía que los Uzumaki ya no existían. ¿Cuántos de ellos quedan? – el Kazekage seguía sin tener la intención de moverse. Ahora estaba absoluta y completamente abstraído en Naruto.

–Algunos – contestó el Hokage restándole importancia –si me permite creo que es mejor…

–Lamentablemente hemos interrumpido algo digno de verse. Definitivamente no habría nada más épico que un enfrentamiento entre la más nueva generación de los Uchiha y Senju, pero un duelo entre un Uchiha y un Uzumaki tampoco es algo despreciable. De hecho, podría ser un histórico primer duelo después de casi 80 años de subordinación ¿no es así? – el kazekage estaba presionándolos deliberadamente.

De nuevo los adultos se incomodaron, ahora fue imposible disimularlo.

–Eso parece.

–Entontes es verdad que hicimos mal. ¿Qué te parece Hokage? aún me quedaré mañana. Me gustaría verlos combatir. Antes de firmar nuestro tratado.

El Hokage le dedicó una mirada tensa.

–Pero bueno, es mejor comer. Después de hacerlo hablaremos de esto. Minato san, acompáñanos por favor.

Los dos Kages comenzaron a caminar rumbo a la casa de Sasuke y Minato los siguió no sin antes ir con Kakashi y ordenarle que se llevara a su hijo.

–Saca a Naruto de aquí ahora mismo – el menor jamás escuchó a su padre usar un tono como aquel.

–Hai sensei.

Naruto se dejó guíar por Kakashi sin estar seguro de lo que había ocurrido. Únicamente sabía que fue algo muy malo y que no sólo se había metido a sí mismo en problemas. Sino también a su padre y probablemente a su aldea.

Antes de perder de vista a Sasuke le dedicó un gesto de tristeza. Jamás imaginó que ese día terminaría así.

 

Notas finales:

Gracias por leer, si encuentran errores, ya saben, no duden en decírmelo.

Muchas gracias por los Reviews a Meli y Haru Uzumaki. Amo recibir sus impresiones.

Saludos y cuídense mucho

Yais


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