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La respuesta por Yais

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Notas del capitulo:

Saludos, gracias a todos por leer, esperar y, claro, por comentar. Los agradecimientos especiales son para Haru Uzumaki, Akira Uchiha, Yue M, Meli, Zulli y KaitoLover :D.

Capítulo 7

 

Tan pronto terminaron las clases Naruto salió corriendo del salón despidiéndose de sus amigos con un gesto de mano vago. Ellos lo vieron partir con expresión extrañada, pero como era usualmente ruidoso y efusivo por cuestiones bastante absurdas lo dejaron partir sin preguntar. De hecho, a pesar de que Sai y Lee se sentían felices de que su compañero estuviese a salvo agradecían que aún no entrenara con ellos.

 

–Sakura san – Lee llegó dando saltitos hasta el pupitre de la mencionada –¿hoy también nos ayudarás a entrenar?

 

Como respuesta ella lanzó un suspiro, acomodó sus útiles dentro de su mochila y luego miró a sus dos compañeros. “Es una orden de Tsunade sama”, recitó para ella en voz baja antes de asentir lentamente.

 

Ambos chicos le agradaban, sin embargo su problema era que Lee insistía hasta el punto de ser absurdo y Sai tenía una manía malsana por insultarla con su fingida inocencia y sobrada sinceridad. –Supliré a Naruto hasta que esté recuperado por completo.

 

A veces se preguntaba cómo era posible que Naruto soportara a aquel par, pero luego terminaba convencida de que él era la cereza de ese extraño pastel. Pues si Naruto les daba una orden, por muy irracional que fuera, lo seguían sin dudar.

 

Si le preguntaban la razón de eso cuando estaba de buen humor diría que estaban perfectamente coordinados y les sobraba confianza entre ellos, si estaba enfadada definitivamente adjudicaría su comportamiento a falta de personalidad.

 

–Sakura san – Lee se sonrojó y la reverenció ligeramente –estoy muy agradecido de que nos dediques tu valioso tiempo.

 

–…de nada – respondió cansada y miró a Sai para descubrirlo sonriendo falsamente. A veces le gustaría saber qué pensaba o por qué la miraba de esa manera.

 

Naruto llegó corriendo al claro donde acordó su cita con Sasuke. A pesar de que estuvo pendiente todo el tiempo del reloj, arribó apenas 5 minutos antes de la hora propuesta. Afortunada o desafortunadamente su no-amigo aún no estaba ahí.

 

El castigo de Naruto incluía mantenerse encerrado en casa salvo el tiempo que pasara en el salón de clases y su camino de ida y vuelta. Pero gracias a su muy buena actuación y mentira pudo reunirse con Sasuke ese día sin tener que escapar de la aguda vista de su madre.

 

Ayer logró llegar a casa a tiempo, así que Kushina no lo reprendió ni cuestionó, cosa que le facilitó la tarea de crear una excusa plausible para librarse del castigo al día siguiente.

 

Al principio fue difícil engañar a sus padres, y ambos lo miraron como si no fuese su hijo cuando les dijo que planeaba estudiar después de clase en la biblioteca para reponer las lecciones perdidas. Pero cuando les expuso sus muy fundados temores respecto a que suspendería su último año, Kushina se tragó el cuento e incluso le celebró la decisión con un abrazo efusivo.

 

Por su parte Minato suspiró, él no se tragaba el cuento. Su esposa le reprochaba que cuando se trataba de Naruto era muy flexible, pero ella pecaba de ingenua. Él sabía que su hijo no nació para los libros, que prefería aprender con la práctica; y que desde que se convirtió en gennin las lecciones suplementarias ya no le importaban. Al final, no eran necesarias para convertirse en chunnin.

 

–Cuídate – le dijo la mañana del día siguiente antes de partir a su trabajo.

 

Naruto ya no estaba seguro respecto a qué contestar, así que le sonrió con la sensación de que jamás terminaría de disculparse y se fue corriendo con una tostada a medio comer colgando de sus dientes. Silenciosamente le prometió que no haría esfuerzo físico.

 

–¡Que no corras Naruto! – a lo lejos escuchó el grito de Kushina.

 

 

Se sentó en el árbol donde vio a Sasuke el día anterior y meneó los pulgares, ansioso mientras esperaba.

 

No acordó con Sasuke mantener su reunión en secreto, pero no quería que alguien a parte de sí supiera que se vería con él. Además, imaginaba que su madre no vería con buenos ojos al culpable de lo que le había pasado y él tampoco quería explicar a sus amigos por qué estaba tan fascinado por pasar tiempo de calidad con Sasuke.

 

Podía imaginar perfectamente el tipo de comentarios que soltaría Kiba. Cuando eran pequeños fue él quien más se divirtió burlándose de su atracción por Itachi. De como estaba en la zona de amigos, que

era muy Uzumaki para un Uchiha o simplemente que era muy feo. Claro cuando Itachi murió dejó de fastidiarlo con eso, pero aún lo hacía con otras cosas.


–¿Cuánto tiempo más piensa tardar? – gruñó golpeando la cabeza contra el tronco del árbol al darse cuenta de que ya era tarde. Sasuke tenía otro punto negativo en comparación con Itachi. El mayor jamás lo hizo esperar.

 

Cuando escuchó el inconfundible sonido de unas pisadas sonrió levemente e hizo un ademán de incorporarse para recibir a su compañero, pero recordó a tiempo que estaba enfadado y que debía de mostrar su indignación, para que Sasuke supiera que hacerlo esperar era una falta imperdonable.

–Hola Dobe – Sasuke lo saludó sin pena pero tampoco con gloría. No lo miraba con ese brillo de superioridad que le dedicó el día anterior cuando accedió magnánimo a darle lecciones.

Naruto bufó –Teme ¿qué hora crees que es?

No obtuvo respuesta.

–Creí que ya no vendrías.

Sasuke se encogió muy levemente de hombros –comencemos – le hizo una seña para que se acomodara con él al centro del claro.

Naruto arrugó el entrecejo sin creerse que su compañero no pretendiera excusarse.

–Apúrate Dobe.

Y peor aún. Tenía el valor de apremiarlo.

 

Cuando Sasuke comenzó a hablar Naruto seguía mirándolo con enfado evidente, pero conforme avanzó con la lección sobre la cantidad de chacra que debía utilizar, los sellos básicos y la intención; dejó de estarlo.

–Y así se hace – Sasuke terminó la explicación haciendo aparecer al pequeño gatito negro a un lado suyo.

El rubio pensó que aquello era bastante sencillo y estaba determinado a conseguir el jutsu al primer intento cuando el gatito fue hacia él y se restregó en sus piernas como si lo estuviese saludando.

No se pudo resistir y sonriendo se agachó para levantar al gato a la altura de su pecho y acariciarlo bajo la atenta mirada de Sasuke. Primero comenzó rascando ligeramente su barbilla, después pasó a su cuello y terminó por masajear detrás de sus orejas.

La bola de pelo negra comenzó a responder a sus caricias restregándose contra la tela de su playera, siguiendo su mano para prolongar el contacto y ronroneando de gusto. Entonces Naruto inclinó la cabeza y alzando un poco más al minino hizo que su mejilla y la del gato hicieran contacto.

Cuando uno de los bigotes le cosquilleó la nariz y sintió el suave pelaje acariciar sus labios fue cuando se dio cuenta de que Sasuke lo miraba, de manera intensa, con una chispa de confusión y una pose bastante rígida.

Justo en ese momento Naruto recordó su conclusión del día anterior. El gato era el chacra de Sasuke, Sasuke era el gato y él lo estaba mimando en exceso frente suyo.

–Eh… –apartó al animal de sí, como si de pronto estuviese infestado de pulgas y lo depositó de vuelta al suelo –voy… es mi turno de intentarlo.

Sasuke tardó en reaccionar pero después de unos segundos dio un paso hacia atrás y con un gesto de mano llamó al gato para que fuese detrás de él. El animal se volvió a deslizar con gracia y una vez estuvo a los pies de Sasuke miró con curiosidad a Naruto desde ahí.

 

El rubio estaba tenso y para nada concentrado cuando hizo el primer intento, así que no logró invocar algo. Al segundo se repitió la situación y cuando iba por el tercero escuchó a Sasuke resoplar.

–Caballo – le dijo con voz seria y ligeramente molesta –el tercer sello es el de caballo.

–Sí, caballo, lo sabía – Naruto evitó mirarlo e intentó de nuevo. En realidad los sellos eran iguales a los de un clon de sombra, sólo por el último, en vez de tigre era caballo y él, pensando en eso, había estado haciendo carnero.

Inhaló hondo y empezó de nuevo. –Carnero – dijo para el primer sello; –serpiente – para el segundo; y cuando iba por el tercero en vez de hacer al caballo o repetir carnero utilizó el tigre.

No se dio cuenta de que hizo movimientos mecánicos porque aún estaba distraído, y por eso cuando escuchó el típico plop de la aparición, se emocionó. Lamentablemente al momento que el humo se disipó lo único que vio fue a un clon de sombras con su aspecto.

–¡No! – él y su clon hablaron al unísono.

–Bien, lograste multiplicar a un tonto – Sasuke se burló de él desde donde estaba.

–¡Cállate! – le gruñeron ambos rubios y después de mirarse el Naruto real hizo el sello de mano necesario para desaparecer su clon al tiempo que suspiraba.

–No me imaginé que fueras tan malo.

Naruto no le contestó, sino que repitió los sellos y puso mucho cuidado en no errar el último. Volvió a escuchar el plop y esta vez el humo cubría a una figura pequeña.

Estaba por festejar su hazaña cuando vio que lo único que hizo fue otro clon de sí mismo pero de treinta centímetros de alto. El pequeño clon de Naruto se inspeccionó y volteó a ver al original con reproche.

Sasuke inhaló hondo – te dije que no era como un clon de sombras. Debes pensar en un gato y utilizar la cantidad de chacra correcta, el flujo debe estar lo suficientemente equilibrado si no crearás algo deforme.

Al principio a Naruto le costó mucho trabajo aprender a crear clones, pero una vez que comprendió el proceso fue muy sencillo. Pensó que tratándose de un jutsu tan similar sería fácil, pero su experiencia con los clones de sombra le estaba jugando una mala pasada.

De pronto sintió un tirón en la pierna derecha de su pantalón y cuando miró hacia abajo vio a su clon con un gesto de angustia –oye ayúdame.

Al principio no entendió a que se refería su copia, pero cuando vio al pequeño gato negro abalanzarse sobre él, cual cazador a presa, lo comprendió y desapareció a su clon.

 

Después de eso siguió intentando y para su desgracia no logró mucho avance. La mayoría de las veces hizo copias de sí mismo en diferentes tamaños, y lo más cercano que logró a un gato fue una bola de cabellos rubios con dos orejas puntiagudas.

–Descansa, así no vas a lograr avanzar. Voy a volver a explicarte el principio básico – Sasuke caminó hasta un árbol y se sentó a su sombra para relajarse, como si mirar a Naruto fallar fuese una tarea extenuante.

El rubio quiso argumentar, pero la idea de sentarse a un lado de Sasuke fue bastante tentadora, así que respondiendo a sus impulsos fue a su lado.

 

Una vez estuvieron uno a un lado del otro Sasuke no habló a pesar de que se suponía que le volvería a explicar. Así que Naruto aprovechó para recargar la cabeza contra el árbol, cerrar los ojos y respirar hondo. Intentando volver a captar el aroma de Sasuke y la agradable sensación que le hacía palpitar el corazón más a prisa.

 

Entreabrió los ojos cuando sintió unas patitas treparse a sus piernas y descubrió a la bola de pelo tentándolo para encontrar la mejor posición para dormir. Miró de reojo a Sasuke y se dio cuenta que él seguía como ido por lo que no reprimió el impulso y volvió a acariciar al gato. Le gustaba hacerlo ronronear.

–Me pregunto por qué te gusta tanto que te rasque detrás de las orejas – le dijo al minino.

Aquella declaración hizo reaccionar a Sasuke y se defendió entre sorprendido y ofendido –no digas tonterías, no me gus… –pero no terminó de hablar porque se dio cuenta de que la conversación no era con él.

Desvió la mirada, pero no lo suficientemente rápido para evitar que Naruto  viera un leve sonrojo en sus mejillas.

Naruto se rió un poco y también escondió la mirada. Él no cometió el error, pero sintió tanta vergüenza como Sasuke. Aunque eso no evitó que siguiera acariciando al gato con ternura y un gesto ausente.

–Ya basta Dobe – Sasuke tomó valor e hizo el ademán de arrebatarle el gato de las manos a Naruto, pero se detuvo a medio camino y se lo pensó mejor.

En vez de hacer el esfuerzo de darle un manotazo para que soltase al animal e invadir su espacio personal, hizo el sello correspondiente para desaparecerlo –deja eso.

Aunque tras hacerlo formó un gesto extraño y se paró como un resorte para alejarse de Naruto dando tres rápidas zancadas. El rubio juraría que vio sus hombros temblar ligeramente  –s-e me hace tarde, ya me voy.

–No, espera. Aún no puedo hacerlo.

–Pues practica.

–Dijiste que me enseñarías.

–Ya te mostré cómo – y sin dejarle reprochar emprendió camino de vuelta al interior.

Naruto no creyó que en verdad lo abandonaría, pero cuando lo vio desaparecer tras un arbusto reaccionó y fue tras él –Sasuke –llamó aunque cuando se asomó ya no estaba ahí.

Volvió a casa ligeramente compungido.

 

Al día siguiente Naruto se enfadó cuando llegó al claro a la hora acordada y Sasuke no apareció. Lo esperó durante más de veinte minutos maldiciéndolo y decidió que no lo necesitaba. Él podía entrenar solo. Y aunque practicó, no logró ni una figura deforme.

Después de media hora se rindió y se fue frustrado.

 

Se prometió que no aparecería de vuelta por el lugar, pero cuando salió de clases la tarde del día siguiente volvió al claro. Muy en el fondo albergó la esperanza de que Sasuke sólo hubiese tenido un problema el día anterior, pero cuando no lo vio concluyó que en realidad no volvería.

–No importa – se dijo con rastros de tristeza disimulada –igual voy a usar este lugar, es tranquilo y me gusta. Voy a entrenar aquí porque quiero, no porque lo esté esperando o algo.

Una vez que se rindió le fue mucho más fácil concentrarse y mejorar su clon. Logró aparecer algo más similar a un gato con obesidad y cola y patas muy cortas.

En su cuarto día de práctica no paró hasta que consiguió un gato cuya anatomía fuese la correcta. Una vez que comprendió las palabras de Sasuke respecto a que debía pensar en un gato hizo grandes progresos y ahora brincaba alegre alrededor de su clon. Un gato pequeño de pelaje rubio con tonalidades café claro en las puntas, cola anillada y ojos azules.

–Esto es genial, ojalá Sasuke pudiera… verte.

Su última declaración lo desanimó tanto que perdió todas las ganas de experimentar con el alcance del jutsu que acababa de aprender y lo desapareció sin más.

 

En esos cuatro días sus padres notaron como su excelente ánimo decayó, así que Kushina no se resistió y le levantó el castigo creyendo que eso ayudaría. Se preocupó mucho más cuando su hijo respondió sin ánimo.

–ah, gracias – y se fue a su cuarto sin más.

 

El quinto día volvió al claro y se sentó al centro con las piernas cruzadas y gesto triste. En primer lugar se suponía que jamás iba a volver a ver a Sasuke y que el pelinegro lo detestaba, ya lo sabía, ¿por qué se sorprendía tanto? Debía superarlo.

Hizo los sellos y apareció al gato –vamos a ver qué puedes hacer – dijo con desgano.

El gatito parecía compartir el ánimo de Naruto porque dio algunos pasos con pereza y se echó frente a él con intensión de dormir. El rubio no intentó obligarlo a que respondiera una orden, sino que se contentó con mirar su pelaje que ahora parecía dorado pues estaba siendo acariciado por los rayos del sol.

Estuvieron en silencio un largo rato, pensando en nada, cuando su versión felina escuchó que algo se acercaba a ellos y se incorporó para recibirlo. Naruto no escuchó, así que alzó la mirada sólo por curiosidad y no tardó en sentir algo extraño en el estómago cuando vio aparecer a Sasuke.

Se quedó sin palabras y movimiento, ya estaba resignado a jamás volver a verlo.

 

Por su parte el clon emitió un maullido parecido a un reproche y fue corriendo hacia el recién llegado. Mostrando la energía de un cachorro.

–Lo lograste – Sasuke le mostró el lenguaje corporal de una persona ligeramente incómoda, pero eso no evitó que Naruto siguiera mirándolo como si fuese la aparición de un sueño vuelto realidad.

 

Sasuke miró al gato de ojos azules hacer círculos restregándose contra sus piernas y una ligera sonrisa de superioridad le cruzó por el rostro antes de agacharse y elevar al gatito.

–Es más pequeño que el mio – comentó mientras se dedicaba a acariciar la columna del animal y caminó para quedar frente a su compañero.

Naruto lo miró hacia arriba y cuando alcanzó a razonar lo que le dijo asintió lentamente. Era verdad, su clon era unos centímetros más pequeño que el de Sasuke, tanto por altura como en estructura ósea.

 

–Creí que no ibas a volver – le confesó aún mirándolo hacia arriba. Se suponía que debía sonar indiferente o enfadado, pero sus palabras estaban cargadas de alivio, anhelo y felicidad.

Sasuke se esmeró en acariciar la cabeza del animalito y acunarlo para acariciarle el estómago y juguetear con los cojinetes en sus patas delanteras.

–Quería saber si al final lo habías logrado – respondió y se encuclilló frente a Naruto –no puedo creer que te tomara cinco días dominarlo. Yo lo hice el primer día.

Con aquella declaración Naruto salió del ensimismamiento con dificultad.

Aunado al hecho de que estaba encantado con la presencia de Sasuke y extasiado con poder volver a verlo, tenerlo frente suyo lo hacía volver a albergar esperanzas sobre algo de lo que no tenía idea.

–Fueron cuatro días y tuve que comprenderlo solo porque en realidad no me ayudaste. Prometiste que me enseñarías a hacerlo, pero te fuiste – reprochó.

Sasuke continuó acariciando al gatito como si fuese lo único que pudiera hacer hasta que habló con esfuerzo –estaba ocupado. Además, no necesitabas más de mí para esto.

–¿Y en qué estabas ocupado?

–En algo.

Naruto entrecerró los ojos.

–Volví porque tengo que mostrarte cómo se utiliza el jutsu. Ahora sólo tienes un gato, debes concentrarte para que en realidad te sea útil.

–Como para enviar los mensajes que decías ¿no? – en un principio la utilidad que Naruto le vio al gato fue la misma que a un clon de sombras, sólo que el gato se podría escabullir a espacios pequeños y permanecer en incógnito mucho más tiempo.

Sasuke asintió.

 

Los últimos días habían sido bastante malos para Naruto pero con Sasuke a su lado ya no importaban. Ni siquiera recordaba que antes quiso reprocharle hasta lo que no era su culpa.

La única cosa buena que le ocurrió en ese tiempo fue que su madre le levantó el castigo y gracias a eso pudo practicar con más tiempo del que antes podría haberle dedicado.

 

Para su desgracia lograr la anatomía del gato era lo más sencillo y  dirigirlo era lo complicado. Requería concentrarse en una orden específica y el grado de esa concentración era lo que influía en la eficacia.

Naruto pasó algunas vergüenzas cuando su clon felino, en vez de hacer lo que quería se distraía persiguiendo mariposas, jugando con el reflejo de la luz del sol o corriendo hacia Sasuke en busca de más mimos.

Claro, lo último era lo más vergonzoso pues parecía que la acción del gatito complacía a Sasuke de una forma que no favorecía a Naruto.

 

–Podrías dejar de pensar en mí – le sugirió con una sonrisa de superioridad cuando le comenzó a gritar al gato que hiciera lo que debía en vez de abalanzarse sobre el Uchiha.

–¡No lo estoy haciendo! – le gritó enfadado.

–Claro porque es un gato ¿no?, actúa como gato y para nada es lo que tú quieres – respondió con sarcasmo.

–Sí, eso es – Naruto afirmó y recordó aquel día en que presionó a Sasuke diciéndole que era él quien se le había encaramado y dormido entre sus piernas.

Estaba seguro de que le gustaba Sasuke y quería recibir la atención en vez del gato, pero también que no se le quería lanzar encima y para nada se tiraría al suelo dócilmente si le acariciaba la barbilla o detrás de las orejas.

La facilidad con la que su clon se vencía a los mimos de Sasuke era aterradora. Nada comparado con los suaves roces o el sutil ronroneo que el clon de Sasuke hizo cuando lo tuvo entre sus manos.

–Ya basta – pidió a si mismo concentrándose para hacer que el gato fuese a su lado y dejara de rendirle pleitesía a Sasuke pero no lo lograba – ven, ven, ven – aparentemente su clon estaba disfrutando tanto como Sasuke el humillarlo.

Entonces recordó que era mucho más sencillo hacer desaparecer al gato. Prefería entrenar aquello estando solo, así que juntó los dedos y el gato se desvaneció.

 

Si bien era diferente a un clon de sombra porque el clon tenía actitudes de un gato y él debía luchar para mantenerlo concentrado en su misión, había algo en lo que sí se parecía y era en que los recuerdos del animal y las sensaciones volvían a él cuando desaparecía.

Así que se arrepintió de haberlo hecho desaparecer porque todo el cuerpo le comenzó a temblar. Sasuke se había hartado acariciando al gatito, así que ahora él tenía grabadas en su piel las caricias.

Los toques estaban concentrados en su cabeza, columna, su inexistente cola y las caricias en sus cojinetes y el jugueteo con sus uñas retráctiles se manifestó en corrientes de energía recorriéndole todo el cuerpo.

En realidad no podía recoger pensamientos racionales por parte de su clon, sólo sensaciones, experiencias y toda la información de su entorno.

De verdad era un jutsu bastante útil para reconocimiento porque le daba la perspectiva y sentidos de un gato, pero en ese momento era una tortura porque lo único que podía sentir eran las manos de Sasuke y su olor.

Cerró los ojos e intentó controlar las nuevas sensaciones que su cuerpo experimentaba. Respiró lentamente, disfrutándolo, y hubiera permanecido así por un largo rato sino fuera porque los agudos instintos del animal aún lo afectaban y supo de inmediato que alguien lo observaba.

Entreabrió los ojos y se dio cuenta de que Sasuke estaba bastante concentrado en su reacción. Y no fue consciente de las implicaciones, sólo supo que el pelinegro sonrió levemente cuando descubrió que las sensaciones que el clon le transmitió fueron agradables.

 

Poco a poco su cerebro volvió a funcionar de manera correcta, y cuando logró calmarse abrió los ojos como platos. Intentando articular alguna palabra pero todos sus pensamientos se amontonaron y nada salió. Ni siquiera sabía qué decir. Sasuke lo había tocado demasiado, por muchos lados y de muchas formas.

Él no fue tan invasivo… él también lo tocó.

Se giró y salió corriendo directo a su casa. Ahora entendía muchas cosas.

–¡Oye Dobe, te espero aquí mañana!

Lo alcanzó a escuchar en la retirada y casi se tropieza.

 

Llegó a su casa como un bólido y se encerró en su habitación con el corazón acelerado. Estaba muy confundido, jamás experimentó algo similar. La sensación de gozo no se comparaba a su idilio cotidiano. Eso se sentía muy diferente, mucho más adulto.

Ahora entendía por qué Sasuke tuvo esos cambios. Cuando estuvieron en el Interior y antes de pelear, su compañero tenía una idea muy fija sobre él, pero cuando mandó a su clon a investigarlo no pudo evitar interactuar y apreciar sus atenciones.

Por eso cuando se encontraron por segunda vez fue diferente, lo recibió y estuvo dispuesto a escucharlo.

Incluso, momentos antes, todas las caricias que le dedicó a su clon las hizo de manera intencional. Esperando hacerlo sentir de esa manera. Lo tocó tanto a propósito. Lo hizo con la intención de causarle escalofríos.

No cenó y no pudo dormir en toda la noche.

 

 

Al día siguiente era sábado así que como no tenía que ir a clases aprovechó para enredarse entre las sábanas sin intención de levantarse o pensar en el reloj que le recordaba que en algunas horas debía ver a Sasuke.

“Te espero aquí mañana”, eso le dijo.

 

¿Acaso fue tan notorio que le agradó?, ¿en verdad había complacido a Sasuke?, ¿y si no era así?... ¿si lo había citado para reírse de él a gusto y en su cara? No tenía motivos para pensar lo último, pero tampoco tuvo motivos para creer que lo despreciaría por ser un Uzumaki.

Era un Uzumaki, Sasuke le había dejado muy claro que pensaba mal de él.

¡¿Cómo era posible que de buenas a primeras se tomara eso con calma?!

Aunque no fue de buenas a primeras. El hecho era que él siempre se mostró transparente respecto a sus sentimientos, fue muy evidente. Y el Uchiha tuvo mucho tiempo para meditarlo.

¡¿Por qué a él le estaba dando una noche?! Debió haberlo dado más tiempo.

Pero, para qué, seguro fue muy evidente.

 

Golpeó el colchón con fuerza haciendo un berrinche para liberar el estrés.

–Naruto – estaba tan concentrado en sí mismo que no notó cuando su madre entró a su habitación –tus amigos vinieron a verte. Están en la sala.

El rubio inhaló y exhaló hondo. Seguía sin querer contar a alguien sus dilemas, pero imaginó que estar un tiempo con sus amigos le ayudaría a distraerse en lo que llegaba la hora habitual para ver a Sasuke.

–Ahora bajo.

Porque por muy asustado y confundido que se sintiera quería y tenía que volver a verlo.

 

Notas finales:

Espero el chapi les gustara y no fuese soso XD, a veces me quiero poner muy drástica, pero luego recuerdo que ahora estos niños tienen 12 años lol.

Estuve leyendo los chapis anteriores y haciendo algunas correciones de acetos que se me pasaron y errores de dedo. Voy a subir de nuevo los chapis conforme pase la semana.

Tengan un buen día.

Un abrazo

Yais


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