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15 MINUTOS. por SHINeestories

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Palabras escritas a mano y con un sentimiento totalmente de inseguridad JongHyun subía al autobús con le corazón en la mano. Todos esos rumores acerca del amor que a este le parecían nada más que exageraciones comenzaban a tener un sentido para él, debía entregárselo, estaba decidido a hacerle saber cómo se sentía. Hasta ya había grabado la parada del autobús en donde el chico subía

—¿Dónde está?—

De pronto el autobus siguió de largo. Jong apretaba con fuerza el papel que en sus manos sostenía era una vieja hoja de cuaderno sin mucho sentido pero que mantenía un sentimiento que ahora se sentía como una desilusión. Muchas cosas comenzaron a bombardear su mente. " ¿Se fue?, ¿Se cambió de escuela? No le agradaba viajar en bus . . . ¿Le pasó algo?" Sin querer Jong estaba preocupándose. Miro hacia todos lados y trago en seco con la angustia en la garganta. Se bajó en la parada siguiente y se desordeno el cabello, se desabotono la camisa y se quejó un poco optando por regresar a casa caminando.

El resto del día se quedó tirado en aquel colchón viejo y la visita de Ann logró dejarle exhausto para dormir durante todo lo que restaba de aquel lunes

—¿Jong, que sucede contigo?—Pregunto Ann una vez terminado el sexo, ella se lo quedo observando a un lado de su cama y este parecía aun perdido en su mundo

—No sucede nada . . . —Murmuró.

—Te conozco, bastardo . . . Habla.—

—Me he enamorado Ann.—

Jong se llevó una mano a la frente y se lamentaba el hecho profundamente porque era algo que no tenía ni pies ni cabeza para él y en cuanto a Ann se echó a llorar ahí mismo

—¿Quién es?—Murmuró entre llantos y moquillos.

—No lo conozco.—Respondió al instante mirando a la chica desnuda a su lado

—¿Me quieres tomar el pelo?—

Jong sonrió recordando el rostro que hasta ahora le mantenía embobado cada mañana y soltó un suspiro mientras se acariciaba el pecho desnudo con la yema de sus dedos.

—No sé su nombre, solo sé que lo veo cada mañana. Le observo de reojo, miro cada detalle de su cuerpo sin que se diera cuenta y los roce de ambos por las frenadas del bus son lo que más disfruto. Espero que él no se haya dado cuenta. . . —Cerró los ojos por unos segundos y terminó por soltar una cálida sonrisa pero al instante fue borrada por un almohadazo que Ann le dio.

— ¡Es un hombre! ¿Cómo puedes? , eres asqueroso . . . — Ann entonces lo golpeo lo más que pudo mientras Jong simplemente le daba la espalda y recibía los golpes hasta que la chica se cansara y cesaron entre un sollozo desgarrador. —Sabes cuánto te amo . . —Murmuró esta mientras el cabello negro y desordenado le caía por el rostro. Jong entonces se sentó a su lado y le acaricio la mejilla con sutileza y brindo un delicado beso en la frente de su acompañante.

—No desperdicies tu amor con alguien que nunca te amará ¿Acaso no lo entiendes?  . . — Ann entonces con recelo y con la furia de una mujer sintiéndose traicionada, le hizo la mano a un lado, tomo su ropa y se largó de ahí. Jong sabía que después de eso no sería capaz de regresar y de paso se había quedado en la calle.

—Excelente . . —Murmuró con ironía.

Los días pasaron y Jong debió conseguir refugio en una de las habitaciones continuas exactamente con el chico que le había prestado el perfume para aquella ocasión especial. Todos los días Jonghyun se alistaba para partir aquella mañana, cargando consigo aquel papel que ya estaba arrugado y maltratado por el tiempo, ya que cada vez que subía Jong sudaba y apretaba sus manos como un puerco completamente nervioso, teniendo la ilusión de poder dárselo a quien tanto deseaba pero nada iba bien, Key no apareció más.

 

8:30. La campana de la torre central del complejo estudiantil anunciaba ya el comienzo de clases de aquel día Viernes. Los alumnos corrían para llegar antes que el profesor a la sala de clases y JongHyun caminaba como si los pies le pesaran y trajera dentro de sus mochila un Kilo de piedras.

—Rápido, jovencito . . .—Le habló aquella profesora caminando a su lado.

—¿Eh? . .  Oh, profesora— Jong ni siquiera se inmutó más allá y siguió caminando a su ritmo.

—¿No quieres entrar a clases?—Inquirió esta mientras se arreglaba aquellos lentes ópticos y sostenía con fuerza entre sus brazos el libro de clases.

—¿Acaso no se me nota en la cara? —Cuestionó con ironía.

—Toma, puedes demorarte un poco solo si vas a dejar esto a el campus B sala 501. —Así entonces la mujer entregó un montón de guías a JongHyun sin esperar una respuesta de él. Jong frunció el ceño al instante, fastidiado por el hecho de que le mandaran a hacer trabajo ajeno.

—Hey, esto es suyo, llévelo usted.— Reprochó al instante.

—Puedes llegar más tarde a clase, ve. . . —Le habló la profesora quien tan solo quería darle un chance al chiquillo malhumorado.

Jong rodó los ojos y se llevó las guías cargándolas con pesadez hacia el campus B. Era uno de los lugares en donde habitaban los alumnos con más riqueza. Quizás hasta era una escuela aparte para quienes tenían mejores recursos. Jamás había cruzado a ese lado

—Hey, hey tú, chiquillo ¿A dónde vas?—Habló un inspector del lugar llamándole la atención.

—Tengo que llevar esto a la 501. —Contestó de inmediato.

El inspector revisó lo que Jong cargaba, le miró con cara de pocos amigos y le dejó continuar en paz.

—Que sea rápido.—

Nunca pensó que el lugar tuviera una clase de elite. Todo a su alrededor era fantástico, así que antes de que llegara a la sala aprovechó de darse un par de vueltas, el jardín era precioso y tenía rosas que demostraban el gran cuidado que todos tenían con el , asientos cómodos y máquinas de bebida. Los baños no olían mal y tenían todo un mecanismo que ni siquiera te hacía mover la llave del lavamanos.

—Cuánto dinero tienen . . . —Murmuró una vez salía de la biblioteca que parecía el mismo paraíso y que tenía el doble de libros y una lectura más intelectual y de alta calidad. Debió subir algunas escaleras hacia el segundo piso que le hacían llegar hasta el salón número 501.—Bien, aquí es . . .—Alzó su puño para llamar a la puerta, pero su mirada se detuvo en un par de chiquillos que estaban jugando. ¿Jugando?  Salían del baño besuqueándose de manera descarada. Jong entonces abrió los ojos de par en par y se le llenó la cara de risa al darse cuenta de lo que estaba viendo, iba a molestar y hablar para mandarlos lejos a un motel quizás  pero el rostro se le cayó a pedazos en cuanto descubrió que aquel chico que estaba prisionero contra la pared era Kim Kibum. Tragó en seco, se mordió el labio inferior y sí, Jong se desmoronaba en su interior.—Ah, mierda. . . — Golpeó la puerta mientras miraba hacia el suelo y la profesora abrió de inmediato

—¿Estás bien? —Cuestionó la mujer al verlo después de esperar a una reacción del joven

Jong estiro los brazos y espero a que ella tomara las guías cosa que hizo de forma inmediata mientras que en los ojos de la misma mujer  se hallaban las ganas de ayudarle, pero Jong en cuestión de segundos ya se encontraba bajando las escaleras lo más rápido que pudo.

¿Por qué el destino se volvía tan cruel con alguien que ya lo había pasado tan mal? ¿Que tanto debía aprender para seguir llorando todavía? ¿Cuántas lagrimas podía tirar en su vida? ¿Cuánto tiempo iba a adorar más la soledad?.

El día Viernes era esperado por todos, las fiestas que organizaban los alumnos del campus B eran las mejores de la ciudad, tanto dinero que malgastar lo hacían aún mejor y Key no estaba ajeno a esto pero sus ánimos aún no estaban del todo bien. Se había quedado con una sensación extraña en el pecho, sabía que debía volver a ver al "Bus Boy" pero su ego era demasiado como para seguir buscándolo.

—Clase, hoy trabajaremos en unas guías. Pueden por mientras leer las páginas del libro de la lectura obligatoria, en cualquier momento llegaran nuestras hojas de trabajo. —Anunció la profesora mientras se acomodaba en su escritorio.

—¿Puedo ir al baño?—Pregunto Kibum acercándose a la mayor quien le dio el permiso total para poder salir. Con tranquilidad llegó hacia el baño de hombres tan solitario que podía sentir su eco, se mojó un poco el rostro y se miró al espejo. —Deja de pensar en él. —Se obligó a si mismo entonces a tranquilizarse.

—¿En quién, Key?—Agregó una voz a su espalda.

—Oh, Seung . .  Créeme que no eres tú. —Kibum al instante se incorporó y alzó la barbilla tan presumido como solía ser y soltó una carcajada para así entonces optar por largarse de ahí, pero el hombre que le acompañaba tenía un plan mucho mejor.

—¿Hasta cuándo me tendrás así, eh?—Habló con voz firme tomando por el mentón el delicado rostro de Kibum.

—¿Que mierda te pasa?— Key entonces se sorprendió, jamás le había tratado así, pero sabía que en algún momento podía pasar. Había jugado tanto con él que se aburriría y ese era el día que este más aneblaba.  —Suéltame y déjame en paz. —

—Nunca. . . —

Key entonces le observo con aquella mirada felina que solo el mantenía y ladeó una sonrisa.

—Pierdes tu tiempo. —

No le dio oportunidad para nada más que respirar porque de pronto se vio acorralado por el cuerpo del otro que buscaba de alguna manera llegar a las caricias, brutas cariciasy  besos qie  le repartió por el rostro, cosa que a Kibum le dejo más que sorprendido.

—Suéltame. — Mascullo con dificultad el rubio

El otro parecía cegado por el placer que le causaba tocar la piel blanca de su compañero y con una fuerza mayor nada mas Kibum se vio sumiso ante los movimientos ajenos. Insistió, e insistió, lucho y le empujó pero no había caso. Key entonces se dejó hacer, cerró los ojos e inhaló con fuerza el poco aire que lograba conseguir. Los besos que el otro le entregaba poco a poco fueron siendo placenteros, simplemente por el hecho de que imaginó los labios de aquel chico del bus, las manos y el cuerpo de quien últimamente solo habitaba en su cabeza. Entre el forcejeo de toda la situación habían salido del baño. — Ah . . —Entonces Kibum soltó un gemido que terminaría de darle un trago amargo a quien de lejos le observaba.

 

—¿Estas bien?—La voz de la profesora hizo poner en alerta a estos dos jóvenes acalorados quienes en silencio observaron luego lo que sucedía y en ese momento Key quiso correr lo más rápido que pudo. " Bus boy" Sí, el chico del bus estaba ahí a un metro de él.

— ¡Hey, espera!— Key alzó la voz separándose del bastardo que por algún momento su imaginación le permitió besar, pero la profesora que aún se mantenía en la puerta con las guías colgando de las manos les miro de pie a cabeza sin entender bien de que trataba toda la situación. Kibum sacó fuerza de quizás donde y se soltó del agarre ajeno y pasó de largo el salón hasta llegar a la escalera, pero era demasiado tarde, el chico de cabello castaño ya no estaba ahí.

—Kibum, regresa a clases de inmediato. ¿Qué diablos están haciendo?— La autoridad habló y Key se devolvió manteniendo las ganas de llorar, frustrado enojado consigo mismo ¿Ahora qué pensaría aquel chico de él?. "De seguro me vio" Pensó de inmediato y a mitad de camino se apoyó en una pared para dejar escapar un par de lágrimas. Ese amor juvenil se le estaba escapando de las manos a pasos agigantados.

Kim Kibum llegó ese día a casa hecho un desastre, era como si sus ilusiones y amor los hubiera puesto en una bola y lanzado al mar para nunca jamás encontrarla. Debían perderse por ahí.

—Señor, ¿se encuentra usted bien? No ha tocado su cena esta noche. — Lauren estaba parada a un costado sosteniendo una bandeja de plata, preocupada por el estado del joven. Hace una hora que se había sentado a la mesa y no había movido ni un solo músculo.

—Estaré bien . . .—Respondió sin más y se llevó una mano al dorso de su rostro para así secarse una escuálida lágrima. La empleada entonces se acercó a abrazarlo porque sí, Key a veces también necesitaba este tipo de cosas y como un niño terminó de llorar en los brazos de su adulta querida. Subió a los minutos a su habitación acompañado por una taza de té que le haría tranquilizarse.

—Señor, alguien quiere verle el día de hoy . . . —Anunció Lauren asomándose por le cuarto mientras Kibum en su cama le daba un sorbo a  su té. Enarcó una ceja y por un momento creyó en los milagros pensando que podía ser su "Bus boy" pero era demasiado para esta vida. Entre la puerta, por un pequeño espacio un conejo blanco decidió dar un par de saltos por ahí poniendo en alerta sus orejas.

Beltran, ese era el nombre que Key había escogido para su pequeña y pomposa mascota. Un conejo exportado de Londres, un regalo especial de Lauren para una navidad. El pequeño de la casa siempre había deseado una mascota, pero para sus padres un perro o un gato no eran nada más que un montón de pulgas andantes y molestas, a cambio entonces le dejaron tener un conejo.

—Oh . . . —Sonrió entonces con ternura al verlo entrar y husmear por ahí con tanta confianza. Todos los viernes Beltran visitaba a Kibum para darle un poco de compañía y si tenía suerte podía quedarse a dormir.— Ven aquí  . . . — Lo tomó entre sus manos y se mantuvo entretenido con su amigo hasta que no dio más del cansancio, definitivamente ese día había sido muy agotador y Beltran estaba tan cansado de ser mimado que en un rato se durmió junto a su amo.

 

 

Si realmente quieres a alguien, lo único que quieres para él es su felicidad, incluso si tú no se la puedes dar.

Notas finales:

La aparición del conejo en la historia se debió a que iba a ser enviado a un concurso por cosas de la vida no pude participar pero de todas maneras decidí compartirlo. 


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