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Deseo de nieve por neusa chan

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Notas del capitulo:

Bien, ¡hola! Aquí llegué con el último capítulo de este cortísimo fic :’D Está el doble de largo, así que espero que les guste mucho.

Hasta las notas finales.

Usagi

Había pasado tres días pensando en el mismo problema, sin encontrar solución. ¿Qué podía hacer él? Ya había cometido el error: pedir a una piedra que le cumpliese un deseo y que se haya, realmente, hecho realidad. Los sentimientos de Chanyeol eran ficticios, creados para que él los disfrutara y se bañara en la gloria de que lo amara. Que se diese cuenta ahora de lo que había hecho era otra cosa muy diferente a pedir el deseo. Era muy tarde y lo sabía, no había vuelta atrás. Chanyeol viviría engañado toda su vida porque Baekhyun no tenía el coraje suficiente de dejarlo ir, de decirle que, la verdad, él no estaba enamorado de Baekhyun, sino totalmente engañado.

Y como no podía encontrar una solución al problema, hizo lo que mejor sabía hacer: dejó de pensar en él. Lo que no se arregla no tiene que molestar. Borró completamente de su cabeza la piedra azul de los deseos y se dedicó a hacer todo lo que había dejado acumulado durante el invierno.

Baekhyun salió al porche con la pala sobre los hombros, su perro lo acompañaba a un lado meneando la cola, bastante emocionado. El camino de la calle hasta la entrada estaba cubierto de un grueso manto de nieve, así como el garaje. A simple vista, Baekhyun calculó que tenía al menos veinte centímetros de alto, pero él era bastante malo con las mediciones.

—Bueno, mientras termino aquí tienes permitido salir— le dijo a su perro. El animal lo miró como si le entendiese, sacando la lengua—. No te vayas muy lejos.

Después, bajó las escaleras del porche y se puso manos a la obra. Despejar el camino de entrada era el trabajo de su hermano mayor, que pasaba las vacaciones de invierno en casa y luego regresaba a su carísima universidad; pero ese día Baekhyun estaba concentrado en no pensar en algo (sobre todo si ese algo era Chanyeol y una piedra azul) y quería trabajar tan duro que, cansado, cayera en coma toda la noche sobre su cama.

Empezó a hacer palanca con la pala, sacando toda la nieve que podía de la entrada. Al medio día tenía las manos llenas de ampollas y un sudor pegajoso y desagradable secándose debajo de las capas de ropa. Su madre salió un momento al porche y sonrió complacida.

—Has trabajado duro— reconoció. El camino de la entrada principal estaba limpio, el perro se comía la nieve acumulada en montones alrededor—. ¿Quieres algo de beber?

—Todavía me falta el garaje.

—Oh, puede esperar. Descansa.

Baekhyun se sentó en la escalera del porche, quejándose, y se sacó los guantes. La constante fricción y la fuerza con la que había usado la pala le habían dejado unas ampollas rojas y dolorosas. Algunas ya mostraban la carne viva. Se examinó las manos delgadas, suaves; definitivamente no estaban hechas para los trabajos duros.

Tan concentrado estaba, que no notó que su madre llegaba silenciosamente y le dejaba un vaso con algún tipo de bebida caliente. Sólo se percató de que estaba ahí cuando su perro se acercó sospechosamente. Ahí afuera, con todo ese frío, la bebida se había enfriado considerablemente. Baekhyun alabó la inteligencia de su madre cuando empezó a beber y la sed se le alivió de inmediato, estaba a la temperatura adecuada.

Pasó un rato más mirándose las manos y jugando con el vaso vacío antes de empezar a trabajar de nuevo. Tardó mucho menos en apartar la nieve frente al garaje, sobretodo porque la puerta de entrada para el auto estaba más cerca de la calle y era mucho menos espacio. Cuando terminó estaba tan adolorido que caminó encorvado hasta entrar a la casa. Todo le dolía: desde la punta de los dedos del pie, pasando por la espalda baja, hasta las palmas de sus manos llenas de magulladuras. También estaba sudoroso; imaginaba que dentro de la ropa, apestaba.

Lanzó la pala sobre el sofá de la sala de estar y empezó a subir las escaleras hasta su habitación. Sus planes eran simples: tomaría una relajante ducha –larga, larguísima-, jugaría un poco de WOW en la red y se iría a dormir. Entró tarareando una canción tonta con mucho ritmo, empezó a quitarse la chaqueta y entró casi bailando al baño.

Efectivamente, el sudor que se había estado secando en su piel apestaba. Su ropa estaba pegajosa y ligeramente acartonada. A pesar del frío sentía mucho calor por el trabajo duro.

No escuchó la conversación en la planta baja porque había puesto a correr el agua de la ducha para que empezara a calentarse. Si hubiese sabido que había llegado alguien, no se habría quitado la ropa con tanta velocidad. Por eso, cuando Chanyeol entró, él se quedó congelado. Ambos se miraron durante un par de segundos a los ojos, luego Chanyeol paseó la mirada perezosamente por todo su pecho desnudo.

Baekhyun no se preguntó qué hacía Chanyeol en su casa, o en su baño –sin avisar-; sólo pensó en el calor que de repente se había intensificado por la mirada que le estaba casi taladrando la piel. ¿Te gusta lo que ves?, habría querido decirle. Pero se quedó quieto, dejándose admirar en silencio.

No es como si nunca se hubiesen visto sin ropa antes. Lo habían hecho y mucho, tantos años de amistad no pasaban en vano. Pero era diferente ahora, estaba toda esa basura sentimental y la piedra de los deseos y los besos de la fiesta y todo ese sudor seco sobre su piel.

—Hola, Baekhyunnie—dijo Chanyeol, y su voz había sonado oh, tan grave.

—Hola.

—¿Qué estás haciendo?

Baekhyun reprimió una carcajada por lo extraño de la situación. Si hubiese sido él el que entrara en el baño de Chanyeol y lo encontrase allí medio desnudo, seguramente ya estarían, a estas alturas, magreándose contra el armario de las toallas.

—Iba tomar un baño.

Chanyeol sonrió de medio lado, hacia la izquierda, donde tenía el hoyuelo.

—¿Puedo entrar contigo?

Y no esperó una respuesta. Baekhyun tampoco estaba en condiciones para dársela. Chanyeol se abalanzó hacia él y los metió a ambos dentro de la ducha. El agua caliente los empapó al instante, les hizo más fácil abrazarse y apretarse el uno contra el otro. El beso que le dio fue tan ridículamente rudo que Baekhyun sintió que su labio inferior se cortaba ligeramente.

—Oh, Dios, no.

Se besaron con fuerza, mojados, jadeando cada vez que sus bocas se separaban ligeramente y sus lenguas se encontraban fuera. Chanyeol lo obligó a ponerse en puntas de pies para alcanzar un mejor ángulo y besarle con más profundidad, como si no lo estuviese haciendo ya. Sus labios le apretaron, succionaron y lo redujeron a un desastre lleno de terminales nerviosas y manos temblorosas. Baekhyun no tardó en tratar de deshacerse de la ropa de Chanyeol, sin poner demasiado esfuerzo.

Estaban tan ocupados que la puerta abriéndose hizo que saltaran en su sitio. Chanyeol, tan alto, se golpeó la cabeza contra el grifo de la ducha. Agradecieron a la fuerza más grande del universo que sus pasiones se desataran detrás de la cortina.

—¿Baekhyun?— preguntó una voz femenina, su madre.

Él tenía el corazón en la garganta, no sabía si por los besos o su inesperada entrada. Miró a Chanyeol como si fuese otra persona, con los labios rojos, brillantes y húmedos y toda lacara mojada y sonrojada. Su madre no podía, no debía, verlos a los dos ahí.

—Estoy aquí, mamá— dijo, casi tartamudeando. Los ojos de Chanyeol se hicieron imposiblemente más grandes—. Me estoy bañando.

—¿No has visto a Chanyeol?— preguntó ella.

Oh sí, lo he visto.

—Llegó hace un momento— continuó explicando la mujer—. Dijo que venía a visitarte, pero no lo he vuelto a ver. Sé que subió. Pensé que estaría en tu habitación.

Chanyeol se encogió de hombros y esbozó una sonrisa torcida. Tenía que estar pensando en algo malo. Y Baekhyun lo comprobó al sentir los dedos de Chanyeol rozando lento su vientre. Empezó a sentir pánico, quitando los brazos que empezaban a hacerlo sentir caliente otra vez.

—¿Dónde estará?— preguntó su madre de nuevo.

Chanyeol parecía cada vez más divertido con la situación, tocando donde no debía tocar y acercando la boca al lóbulo de su oreja. Baekhyun, por el contrario, quería salir a correr. Saber que su mamá estaba afuera, ni siquiera muy lejos sino ahí en su maldito cuarto de baño, lo hacía sentir emocionado y asustado al mismo tiempo. Pero no importaba cuánto lo intentara, no podía detener los avances de Chanyeol.

—Yo no sé— dijo él, y jadeó al final, Chanyeol había decidido dejarle una marca en el costado del cuello—. Oh, no, no, no…

—¿Qué?

—Yo no he visto a nadie… ¡A NADIE!

Su madre se preocupó. Mientras tanto, Chanyeol le besó otra vez, ahogando sus quejas con su boca.

—¿Baekhyunnie, bebé, qué pasa?

Pero él no podía contestar. Estaba ocupado haciendo algo más.

Escucho ruidos raros, ¿estás bien?— siguió preguntando.

Baekhyun deseó poder decirle que todo estaba bien, que se fuera, que no la necesitaba ahí; pero lo único que hizo fue desenfocar la mirada y continuar con el beso y la adrenalina que le recorría las venas.

—¿Byun Baekhyun?

Entonces, ella se acercó. Si Baekhyun hubiese estado mirando, habría adivinado la forma de su cuerpo a través de la cortina y su mano a punto de abrirla. Pero claro, él tenía la cabeza en otro asunto.

—¿Mamá?

Y fue salvado. Su madre se giró hacia la voz y se olvidó completamente de la ducha y los ruidos ahogados, como si Baekhyun estuviese llorando, para centrarse en lo que Baekbeom quería.

—¿Qué haces en el baño de mi hermano?— le preguntó él—. Él ya está lo bastante mayor para bañarse solo, ¿sabes?

Ella se ruborizó y empezó a caminar hacia la salida.

—Yo no… —empezó, frunció el ceño y le golpeó a él la cabeza, a pesar de ser varios centímetros más baja—. Estaba preguntándole dónde estaba Chanyeollie.

¿Chanyeol?— preguntó Baekbeom. Él tampoco lo había visto—. Debió haberse ido.

—Sí, probablemente.

Ambos salieron del baño hablando animadamente. Chanyeol siguió besándole un par de minutos más y luego se echó para atrás contra una de las paredes. Al verse libre, Baekhyun se deslizó hasta el suelo haciendo ruiditos con la garganta. Sentía que le latían los labios y tenía el corazón a mil. De repente, todos los síntomas del enamoramiento habían aparecido renovados: las mariposas, el hoyo negro en el estómago, la sonrisa bobalicona. Y ellos estaban ahí mojándose, en su ducha.

—Oh, no puede ser— fue lo único que pudo comentar Baekhyun.

—Deberíamos hacerlo otra vez— sugirió Chanyeol, y se sentó con él en el suelo.

Baekhyun lo miró a los ojos, estaban más oscuros. Tenía una expresión satisfecha en el rostro que le hizo sentirse orgulloso de haberla provocado.

—Hablaremos después de eso— dejó escapar un suspiro y se tocó en todos los malditos lugares en los que Chanyeol le había dejado una marca—. Ahora hay que pensar en cómo te saco de esta casa. Para todos, tú no estás aquí.

Chanyeol sonrió bastante feliz.

—Primero tendremos que secarnos, ¿no? Se me ocurren muchas cosas que podríamos hacer mientras tanto.

Esa noche, cuando Baekhyun estaba en su cama, tratando inútilmente de dormir, se dio cuenta, como si un cubo de agua fría le hubiese caído en la cabeza, de lo que había hecho. No descansó porque aún recordaba el cosquilleo que le habían dejado los besos sobre los labios. Para la mañana siguiente ya había tomado una decisión.

El deseo había existido, pero los sentimientos eran falsos. Concluyendo sin muchas reflexiones: nada de lo que había pasado esas últimas semanas era real.

Debía desaparecer.

 

*—*

 

Kyungsoo cubrió la pantalla de su teléfono con la mano abierta. Alguien le había escrito en inglés alguna palabra obscena con tinta negra, acompañada de una carita feliz.

—¿Qué?— preguntó Baekhyun, apartando su celular de la mano intrusa—. ¿Cuál es tu problema?

—Tenemos que hablar— dijo Kyungsoo.

Baekhyun hizo una mueca.

—Suenas como una chica. Yo no firmé para esto cuando vine aquí.

—Tú decidiste venir a visitarme— afirmó Kyungsoo—. Esta es mi casa y se hace lo que yo digo.

—Yo soy tu mayor.

Pero la batalla estaba perdida incluso antes de haber comenzado. Contra su voluntad, Baekhyun se sentó en la cama individual en la que, suponía, dormía Kyungsoo. Él usó la silla giratoria del escritorio para acomodarse frente a él.

—¿De qué quieres hablar?— preguntó Baekhyun, burlándose—. ¿Por fin aceptarás que por ser tan bajo estás más cerca del infierno?

Kyungsoo lo miró fijamente a través de las pestañas.

—Chanyeol te está buscando.

Al instante, a Baekhyun se le borró la sonrisa confiada.

—No sé lo que está ocurriendo entre ustedes dos, pero Chanyeol me ha bombardeado con mensajes sobre ti— y luego añadió, haciendo una mala imitación—: ¿Baekhyunnie está enojado conmigo? ¿Sabes dónde está? ¿Qué pude haber hecho mal? ¿Está contigo? No me contesta los mensajes, ni las llamadas, finge que no está…

Baekhyun gruñó mientras fruncía el ceño y le cubrió la boca a Kyungsoo con la mano.

—Sí, ya me di cuenta del punto.

—¿Qué pasa con…?

—Lo estoy evitando y ya, ¿no deberías interesarte en tus asuntos?

A pesar de que había sido rudo, Kyungsoo no reaccionó. Él estaba acostumbrado a que se tratasen así.

—Me preocupa Chanyeol. No sé qué le hiciste… ¡No sé nada! Pero parece que le hubieses pasado por encima con un coche y huido después— negó con la cabeza—. Parece que hubiesen roto.

Baekhyun se congeló.

—Además— continuó Kyungsoo—, tu madre me llamó preocupada porque dice que te escuchó llorar mientras tomabas una ducha.

—No— aclaró Baekhyun, sin pensar mucho en lo que estaba diciendo—, yo no estaba llorando; Chanyeol y yo nos estábamos escondiendo porque…

Kyungsoo elevó una ceja. El gesto hizo que el chico detuviera su discurso.

—Yo, yo no…

—Cállate, ¿quieres?— dijo Kyungsoo. Suspiró y se desordenó los cabellos un poco antes de continuar—. Sin detalles. No quiero detalles. Habla con Chanyeol y arregla lo que sea que hayas hecho. Y después, habla con tu madre y dile… que no estás pasando por una crisis adolescente o alguna de esas mierdas por el estilo.

Baekhyun asintió lento, pero no tenía intenciones de seguir el consejo.

—Porque si esto sigue así… y Chanyeol sigue enviándome mensajes idiotas sobre ti. No respondo por su integridad, Byun Baekhyun. Y hablo en serio. Lo voy a hacer sufrir.

Si lo ponía así, no le quedaba más remedio que hacer lo que le estaba pidiendo.

—Oye, Kyungsoo, ¿estás seguro que no eres la reencarnación de Satán?

Esa noche, Baekhyun no supo cómo explicarle a su madre los moretones en su brazo derecho.

 

*—*

 

Estaba nervioso. No… más. Estaba horriblemente nervioso. Sus propios padres estaban viendo un partido de fútbol con los señores Park en esa sala de estar. Las fotografías de Chanyeol y Yura lo miraban acusadoras desde las paredes. Él no debía estar en ese momento en la casa de su mejor amigo.

—Gracias por aceptar la invitación de la cena— dijo la madre de Chanyeol, de pronto.

Baekhyun estaba deambulando por ahí, acercándose a los adultos, porque ahí no estaba Chanyeol. No tenía el valor para enfrentarlo todavía.

—Gracias a ustedes— respondió su madre, sonriendo—. Qué lástima que Chanyeol esté enfermo y no hubiese podido comer con todos nosotros.

—No sé qué le pasó— dijo la señora Park—. En la tarde estaba perfectamente.

Él sí sabía lo que había pasado. Podía, incluso, imaginárselo: Yura llegaba feliz a su casa anunciando que había invitado a los Byun –oh, nuestros grandes amigos-, a cenar; Chanyeol se enoja: ahí estaba él, que lo había ya evitado por una semana completa después de que se besaran los dos en la ducha –y sobre la cama y contra las paredes, pero después-, y no había querido hablar con él; el chico se niega a cenar, fingiendo dolor de estómago o cualquier otra cosa. Y el resultado había sido el de aquella noche: todos en la misma mesa, menos Chanyeol.

—¿Estará enfermo?— preguntó Yura, uniéndose a la conversación. Ya era lo suficientemente mayor para ser uno de los adultos.

Quizás, hace unas semanas tuvo un resfriado terrible. ¡Debiste verlo!— añadió la señora Park, mirando a su madre.

Ella sonrió. Luego se percató que Baekhyun estaba dando vueltas por ahí como un alma en pena.

—Hijo, te ves aburrido. ¿Por qué no subes con Chanyeol y ves si está bien? Seguro que no quieres estar aquí con nosotros.

Desde el episodio de la ducha, su madre creía que él estaba en una etapa rebelde en la que odiaba a todo el mundo y sólo pensaba en, según ella: chicos, fiestas y videojuegos.

—No, yo… yo estoy bien aquí.

—Anda, niño —lo animó la señora Park—. Seguro que a Chanyeollie le da gusto verte.

Baekhyun no estaba tan seguro, pero no podía simplemente sentarse allí con ellos. La verdad es que se estaba muriendo de aburrimiento y lo que más quería era subir hasta la habitación de su mejor amigo y que él le cantara algunas canciones con su voz baja. Explicarles el por qué no podía hacerlo a todas esas personas reunidas en la sala era un asunto de cuidado.

—Chanyeol está…

—Sube, te digo.

—Pero…

—¿Acaso discutieron?

Y con eso último, Baekhyun encontró que era más conveniente continuar con las apariencias. Ellos eran los mejores amigos del mundo. Giró sobre sus talones y se dirigió al segundo piso.

 

*—*

 

Incapaz de soportar un segundo más el silencio, Baekhyun habló. Prefería humillarse pidiendo atención que continuar con el plan de olvidar todo lo que había ocurrido.

—Estoy aquí, ¿sabes?

Chanyeol no se inmutó. Siguió tecleando rápidamente en su computadora portátil, mientras le daba la espalda. Baekhyun podía verle las puntas de las orejas sobresaliendo de su oscurísimo cabello.

—Te estoy hablando.

Y nada, absolutamente nada. Baekhyun se sentía tan fuera de lugar en la habitación de Chanyeol, sin que él le hablase, acurrucado a los pies de la cama. Había estado millones de veces ahí, pero era la primera vez que estaba incómodo. No culpaba a Chanyeol por ignorarlo, porque él había empezado, pero sí estaba molestándole.

—¡Hey, me aburro! Al menos gruñe o algo.

Chanyeol se giró un poco, le lanzó un lápiz al rostro y regresó a lo que estaba haciendo.

—¡No me refería a esto!

Baekhyun frunció el ceño profundamente.

—Chanyeol, ¿estás molesto conmigo?

—Adivina.

—Parece que sabes hablar.

Chanyeol hizo una mueca extraña, como si se estuviese conteniendo para no mostrar ninguna reacción.

—Te dejé entrar a mi habitación porque me lo pidió Yura— aclaró—. Déjame en paz, porque te echo.

Baekhyun decidió empujarlo un poco más.

—No eres capaz.

Al momento, tuvo al otro chico encima jalándolo por la ropa. Baekhyun era mucho más ligero y, a diferencia del altísimo Chanyeol, no practicaba ningún deporte en la escuela. Su vida era andar por ahí y hacer amigos con los cuales poder reírse un poco. Así que terminó de pie frente a la puerta de su habitación, sin aliento y molesto.

—¡No puedes sacarme así, maldito Park!— chilló, pateando la puerta—. ¡No tienes el DERECHO!

—Cállate, estoy estudiando— dijeron desde el otro lado.

—¡NO ME VOY A CALLAR!— exclamó. Ojalá que abajo estuviesen viendo el partido con bastante volumen, porque iba a hacer un escándalo—. Abre la puerta, Park Chanyeol, es una orden.

—No quiero. Te vas a quedar ahí afuera.

Baekhyun respondió dándole un par de patadas a la puerta.

—Seguro que tendrás a alguien que sí te deje estar en su cama— dijo de pronto Chanyeol—, como Kris.

—¿Qué estás insinuando?

Hubo una pausa larga, incómoda.

—¡Dímelo en la cara, maldito hijo de…!— y Baekhyun recordó a la señora Park riendo y viendo televisión con sus padres en la planta de abajo—. Imbécil. Sí, maldito imbécil. ¡CONTESTA! ¿Qué estás insinuando?

—¡Que no te quiero aquí!

—¡Eso no es lo estabas diciendo hace un momento!— se quejó—. ¡Hablaste de Kris! ¡Te dije que no había pasado NADA!

Chanyeol rió, sardónico. La puerta seguía totalmente cerrada. El afiche de 2NE1 parecía burlarse en su cara.

—¿Y cómo quieres que te crea? Sólo has estado jugando conmigo todo este tiempo, ¿qué tan difícil es una mentira más?

El enojo que sentía empezó a transformarse en una tristeza suave, fría. Baekhyun dejó de patear la puerta y apoyó la cabeza en el centro del afiche. No quería que las cosas terminaran así. Había empezado a ignorar a Chanyeol porque no se sentía capaz de decirle la verdad. No estaba mintiéndole, pero no hacía lo correcto.

—No te mentí… Nunca te mentí— dijo, con tono suficientemente alto para que lo escuchara al otro lado.

En el primer piso, las dos familias gritaron al unísono porque uno de los equipos había anotado. Baekhyun agradeció internamente que no se hubiesen percatado aún de su discusión.

—No te creo— respondió Chanyeol. Por el volumen de su voz, parecía estar recostado contra la puerta, de espaldas.

—Te estoy diciendo que no te mentí. No. Te. Engañé. ¿Entiendes?

—Sí claro, y luego te desaparecerás.

—Chanyeol…

—Es que no puedo creer que ni siquiera me pidas disculpas— interrumpió, no sabía si molesto o dolido—. Duele, ¿sabes? De verdad creí que tú… y luego hacías todas esas cosas extrañas… ¡Y te fuiste, mierda!

—Tú no entiendes…

—Oh, yo creo que sí.

Baekhyun negó, aunque Chanyeol no pudiera verlo a través de la puerta.

—¿Quieres la verdad?

—Por favor. Gracias.

—Bien, sí—Baekhyun gruñó un poco y cerró los ojos—. Estoy enamorado de ti…, ya no recuerdo desde hace cuanto. Y, bueno, Luhan me dio una piedra de los deseos y yo como que pedí, algo así, algo como… ¿Qué tú me correspondieras? Y se cumplió. Y sucedió todo eso. Pero no es real. Es magia.

Baekhyun esperó una respuesta, pero pasaron varios segundos en silencio.

—¿Chanyeol? ¿Estás muerto?

—¿Fue por eso?

¿Ah?

—¿Me ignoraste todo este tiempo porque le pediste un deseo a una piedra y creíste realmente que se había hecho realidad?

Baekhyun se irguió en su lugar e intentó abrir la puerta. No pudo, claro, pero necesitaba ver la expresión de Chanyeol.

—¿A qué te refieres con eso?— preguntó—. ¿Por qué suena como si te estuvieses burlando de mí?

—Yo también tengo que decir algo.

—¿Qué…? Estoy muy confundido ahora.

Chanyeol rió un poco. Bajo su mano, Baekhyun sintió que el pomo de la puerta giraba y esta se abría. Tuvo que levantar la cabeza para ver los ojos de su mejor amigo y sí, efectivamente, tenía una sonrisa burlona.

—Habla ya, Park, porque ahora sí que me voy a desaparecer.

—Estoy enamorado de ti.

El corazón de Baekhyun dio un vuelco y sintió que se le acumulaban lágrimas de emoción, pero pudo controlarse.

—Ya lo sé. Te expliqué hace un minuto que era por la gracia de la magia insondable de los albores del tiempo.

—Eso es de Narnia.

—De lo que sea— gruñó y le miró con el ceño fruncido—. Me fastidias.

—No, estás enamorado de mí.

—Oh, siempre eres tan cursi.

Chanyeol le besó suave y rápido, dejándolo con ganas de más.

—Y yo estoy enamorado de ti—dijo Chanyeol. Luego se encogió de hombros y amplió la sonrisa. El tic que lo hacía ver extraño apareció—. No es porque una piedra me haya hecho cambiar de parecer, sino porque es así.

—¿Cómo estás seguro? Te digo que pedí el deseo…

—En mi baño. También lo sé.

Baekhyun abrió los ojos, sorprendido. No terminaba de entender lo que estaba ocurriendo con esa conversación.

—¿Qué?

—Esa noche que pediste el deseo yo te escuché— explicó Chanyeol—. Dijiste: deseo que Chanyeol se enamore de mí, y lanzaste la piedra al inodoro. Estaba parado fuera del cuarto de baño.

—¿Tú estabas despierto?

—Entonces supe que tú también sentías lo mismo por mí y decidí dar el primer paso.

Baekhyun le miró sin podérselo creer un momento y luego empezó a golpearlo repetidamente en el brazo.

—¡Eres un maldito, Park Chanyeol!— le acusó—. ¡Me hiciste creer…!

—Te hubiese dicho antes, ¡pero es que eres muy confuso!—Chanyeol le tomó en sus brazos y lo apretó—. Dijiste lo de Kris y luego todo ese tiempo que me evitaste… pensé que esa noche me la había imaginado.

Baekhyun se paró en la punta de sus pies y lo besó. No tenía palabras para describir lo ridículo que se sentía por haber creído que la piedra le había cumplido los deseos y lo aliviado que estaba porque todos los problemas se habían resuelto de una sola vez.

—Deberíamos entrar— dijo Chanyeol entre besos.

—Sí, claro.

Caminaron abrazados dentro de la habitación y, como alguna extraña manera de solidaridad, Baekhyun pensó en Luhan. Seguramente sufriría mucho al enterarse que las piedras de los deseos que había usado –todas a la vez-, no eran tan mágicas. No podía esperar al momento en que se lo dijera.

Su futuro prometía mucha diversión.

 

Notas finales:

Gracias a todos por haber llegado hasta aquí, leer, comentar y agregar a favoritos. Que la magia insondable de los albores del tiempo y los ChanBaek feelings los acompañen hasta el final :’D

¡Hasta la próxima!

Usagi


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