El aire le faltaba, no podía respirar. ¡Aire! ¡Oxígeno!
Steve abrió los ojos de golpe y removió bruscamente la almohada que cubría su rostro. Se incorporó como un rayo y escuchó la carcajada de Bucky. ¡Iba a matarlo!
"¿Estás demente? ¡Pudiste haberme asesinado, Barnes!"
James Buchanan 'Bucky' Barnes dejó de reír mientras se limpiaba las lágrimas e intentaba ponerse serio.
"Ya ni siquiera llevo la cuenta de las veces que caes. Deberías tomar vitaminas, amigo. Puedo contar con una mano el milagro de encontrarte despierto".
"No me jodas ahora, Barnes. No tengo humor".
Steve le aventó la almohada a su compañero de habitación y volvió a acostarse en la cama, de espaldas para no tener que seguir viendo la mueca hilarante del moreno.
"Levántate. Tenemos entrenamiento", le dijo Bucky devolviéndole el amohadazo.
"No me joda…", Steve se interrumpió y se levantó otra vez mirando con incredulidad a Bucky. "¿Entrenamiento?"
"Eso dije. Entrenamiento. Odinson me dijo que te avisara que fuiste aceptado. Como eres novato también, tendrás que conformarte con el segundo equipo, pero dijo que tiene altas expectativas contigo".
"No es una broma, ¿verdad?", preguntó Steve incorporándose por completo, atento a los gestos de Bucky.
Steve podría catalogar como 'su mejor amigo' a James Barnes. Habían conectado desde que se conocieron el primer día en la Facultad, y había sido un golpe de suerte el que les hubieran asignado la misma habitación en los dormitorios de los varones. Era un buen tipo, divertido y alocado… y bromista.
"La verdad es que sí es un broma. Acéptalo, Rogers: fuiste patético en la prueba, y ya sabes que Odinson es muy estricto y el entrenador le hace más caso a él que a su propia estrategia".
Steve iba a gritarle a Bucky que se fuera al carajo, pero su amigo comenzó a reír de nuevo.
"¿Ves como eres fácil de molestar? No es una broma, hombre. Vamos, ponte ropa adecuada que nos esperan en la cancha en quince minutos".
Steve respiró aliviado, le regaló una mueca de fingido odio a Bucky y se levantó con el ánimo muy repuesto. Hasta que reparó en que ya casi oscurecía. ¿Cuánto tiempo tiempo estuvo dormido?
"¿Qué hora es?", le preguntó a su amigo mientras él se quitaba los jeans para cambiarlos por unos deportivos.
"Casi las siete. Ya sabes, al entrenador Howlett es nocturno".
"Ay, no… no, no, no… ¡Mierda! ¡Mierda!"
"¿Qué jodidos te pasa, Rogers?", inquirió Bucky divertido cuando vio a Steve con una pierna metida en el pantalón y otra desnuda.
"¡Física! Eso es lo que me pasa, Barnes. Tengo tutoría de Física a las siete…", gimió lo último.
James silbó negando con la cabeza.
"Pobre de ti, Rogers. ¿Puedes cancelar la tutoría? Digo, sé que eres jodidamente paupérrimo en esa clase, pero la oportunidad de formar parte del equipo no la tendrás de nuevo".
Steve se recargó en la pared tras él, con el rostro devastado.
"No puedo. Si repruebo el parcial me quitarán la beca".
"Entonces le diré a Odinson que prefieres ser un cerebrito", dijo Bucky molesto. Luego sonrió un poco. "¿Con quién es la tutoría? Si es Selvig puedo hacer algo por ti".
"¿El profesor Selvig da tutorías?… No, no es Selvig. Un tal Banner".
"¿Bruce 'rarito' Banner?", preguntó Bucky ampliando su sonrisa.
"¿Lo conoces?"
"Pff. No me jodas, Banner es un genio en Física, si no fuera por su edad y porque es lo suficientemente tonto para aceptar un trabajo extra estaría dando clases aquí mismo".
"Entonces debo mantener mi esperanza en pasar ese examen, Bucky. Dile a Odinson que le agradezco la oportunidad, pero que no podrá ser", concluyó Steve volviendo a coger sus jeans del suelo.
A Bucky de verdad le apenó el tono triste y decepcionado en la voz de su rubio amigo.
"Suerte", le deseó a Steve cuando éste ya salía con los hombros caídos y arrastrando su mochila de la habitación.
"Jódete", respondió Steve cuando notó el tono sarcástico.
Steve se detuvo un momento en su camino a la Facultad para ver de lejos la cancha de fútbol. Una de sus grandes ilusiones era formar parte del equipo, era muy bueno y se había esforzado mucho para poder ser aceptado en las pruebas. Y ahora que al fin lo había sido… Cerró los ojos y maldijo al universo por ser tan mierda con él. Meneando la cabeza siguió su ruta hasta la Facultad esperando no encontrarse con algún conocido, mucho menos con Tony. Toda su clase se había enterado de que necesitaba tutoría y era la burla. Tony no había dicho nada, pero Steve pudo ver en esos ojos la misma burla que la de sus compañeros. Y si Tony no había dicho nada, era seguramente porque de hecho no habían cruzado una sola palabra desde su rompimiento, ni para bien ni para mal.
Con un suspiro frustrado llegó al fin al aula de Física. Abrió la puerta sin tocar y se encontró con una chica de cabellos negros y ojos azules muy bonita.
"Eh… disculpa… creo que me equivoqué de aula…", dijo torpemente Steve, y ya iba a cerrar la puerta cuando la chica le habló.
"¿Eres Steven Rogers?"
"Ajá", respondió él volviendo sus pasos.
"Llegaste un poco temprano, o tal vez a nosotros se nos hizo tarde", dijo ella con una sonrisa. "Oh, perdona. Soy Elizabeth Ross" agregó tendiéndole una mano a Steve; él correspondió incómodo. "Bruce no tardará. El pobre ha estado en tutorías toda la tarde y le obligue a ir por algo de comer".
"¿También te da tutoría a ti?", se aventuró Steve. La chica no se veía de su grado. Tal vez uno o dos más arriba. Ambos se sentaron en un pupitre.
"En teoría sí. En realidad muchos compañeros de mi clase nos apuntamos a sus tutorías en cuanto supimos que había llegado a SHIELD.* Bruce es brillante y tiene cierta fama entre los catedráticos de Física. Más que darnos tutorías, Bruce nos da la oportunidad de charlar con él. Es fascinante".
Steve asintió sin decir nada. La chica hablaba de Banner como si fuera una deidad. Nerds. Giró el rostro hacia la ventana… ¡Maldita sea! Desde ahí era visible la cancha. Podía distinguir perfectamente a los chicos que comenzaban el entrenamiento; él debería estar ahí y no sentando en esa asfixiante aula esperando por el súper dotado de Banner.
"¿Steven?"
Steve volvió a su horrible realidad para ver a la chica Ross, que le sonreía con una mueca divertida.
"Te perdimos por un momento. Mira, él es Bruce Banner".
Steve siguió la mirada de la chica hasta toparse con Banner. Nada fuera de lo común, era el mismo Banner al que había visto en su clase de Física y al que nunca había puesto la menor atención.
El chico Banner le miraba con el atisbo de una sonrisa. El rubio le miró de arriba abajo. ¿En serio ese chico era un genio? Vale, que la pinta de ñoño saltaba a la vista (pantalones de gabardina, camisa, súeter y encima una bata de laboratorio. Y las gafas, todo nerd que se respetara tenía que tener gafas); cuando lo vio bien descubrió que tenía una cara armoniosa: facciones delicadas, ojos grandes color marrón tras las horribles gafas, labios gruesos y nariz recta; y los rizos le enmarcaban el rostro de manera… adorable.
Claro que eso no le impresionó en lo más mínimo. Steve odiaba a Bruce Banner en estos momentos, odiaba a todo el mundo a decir verdad.
"Bienvenido, Steve", dijo Banner desviando la mirada.
El rubio se dio cuenta de que lo miraba no de manera muy agradable y compuso una mueca que pretendió ser una sonrisa. Supuso que no lo fue, porque la chica Ross carraspeó.
"Bueno, me voy Bruce. Fue un placer hablar contigo como siempre", sonrió ella a Bruce y se apresuró a tomar sus cosas para salir del aula. "Un gusto, Steven", concluyó antes de cerrar la puerta del aula.
Un incómodo silencio inundó la estancia. Banner se había acercado a la pizarra para borrar las fórmulas -que le parecían chino mandarín a Steve- dándole la espalda, y Steve no sabía qué decir.
"El profesor Selvig me dijo que estaba un poco sorprendido por el bajo rendimiento que has mostrado las últimas semanas. El colmo fue el último examen; no concuerdan con tus tareas y apuntes", habló al fin Banner, seguía borrando la pizarra.
"Sí, bueno… perdí un poco el interés", contestó Steve sin ganas, mirando de reojo el entrenamiento.
"Claro. Eso o quizá se deba a que ya no te llevas con Anthony Stark".
Steve abrió los ojos como platos y tornó a mirar a Banner con el ceño fruncido. El chico Banner lo estaba mirando, pero al parecer era muy fácil de intimidar, porque volvió a desviar la mirada.
"Es una teoría mía, sin embargo. Lo siento si me equivoqué", dijo casi en un susurro.
A Steve le entraron unas ganas locas de reírse. ¿Tendría que pasar todas las tardes de la semana hasta el examen con ese chico para aprender Física? Si su estilo de enseñanza era como su torpe desempeño social, Steve ya podía verse pidiendo limosna en una esquina. Resopló.
"Vale, ¿podemos limitarnos a la tutoría y dejar de lado temas desagradables como Anthony Stark y la razón por la que necesito la tutoría en primer lugar?"
Banner hizo un ruidito con sus labios y sonrió.
"Está bien. Pero no empeceremos hoy con la tutoría. Primero debo saber qué es lo que se te dificulta y trabajaremos en base a eso".
Ahora Steve había abierto la boca incrédulo.
"Escucha, Banner, acabo de perder una gran oportunidad para entrar al equipo de fútbol por estar aquí. Así que me enseñas Física o le pido al profesor Selvig que sea él el que me de tutoría".
Steve sabía que había sonado grosero, y él generalmente no era así, pero Banner le estaba colmando la paciencia y estaba frustrado al escuchar a lo lejos los gritos del entrenador Howlett y los de Odinson.
"Vete entonces", contestó Banner dándole la espalda otra vez para tomar una alforja desgastada del escritorio; guardó unos papeles, cerró la alforja y se la colgó al hombro. Steve vio con la boca abierta que Banner se estaba largando del aula sin más.
"¡Oye! ¡Espera un momento…!", bramó Steve ahora sí completamente encolerizado.
Banner se detuvo, se giró y lo vio a los ojos alzando la cabeza (era varios centímetros más bajo que el rubio).
"Puedo ver que tu concentración no está aquí, ni en la Física. Si tienes que ir a entrenar, ve. Podemos vernos mañana. También puedes solicitar el cambio de horario o bien, decirle al profesor Selvig que te cambie de tutor. Buenas noches, Steven".
Y comenzó a caminar para alejarse.
"Malditos sabelotodos", murmuró Steve lo suficientemente alto para que Bruce le escuchara. Y lo hizo, porque se detuvo un momento, pero al siguiente ya estaba caminando de nuevo hasta perderse por los pasillos de la Facultad.
Sin embargo Steve se arrepintió al segundo de haber dicho aquello. Genial, había ofendido a Banner y quizá ya era demasiado tarde para ir al entrenamiento. ¡Y por Dios que necesitaba la tutoría! Se llevó una mano a la frente para intentar aplacar el dolor de cabeza que comenzaba a formarse.
En su camino de regreso a los dormitorios evitó mirar siquiera de reojo el entrenamiento. Pero cuando amanecías con el pie izquierdo, era ley que te ibas a dormir con el pie izquierdo. Cuando giró en un esquina hacia la puerta del edificio se encontró con Tony, un Tony que no estaba solo. Y tampoco con Virginia. Era el chico Laufeyson, un chico de su taller de literatura y al parecer estaba más que cómodo en los brazos de su ex.
Steve apretó los labios y los puños. Volvió los pasos y se apresuró hasta el aparcamiento. El ruido del motor de su moto retumbó en todo el jardín de los dormitorios y se perdió en medio del anochecer.
Tony Stark le sonrió abiertamente al chico frente a él.
"Gracias, Loki. Esto le bajará los humos a Steve y no tendrá más remedio que volver a mis brazos".
"Sigo pensando que juegas con fuego, Stark", contestó el otro seriamente. "Como sea, es la primera y última vez que me utilizas en tus celo-aventuras. Thor podría destrozarte la cabeza, y tienes un rostro francamente guapo en ella, no te arriesgues".
Loki se movió para entrar al edificio, y Tony le dio una nalgada y le guiño un ojo cuando el primero le miró entre la sorpresa y el enojo.
"Chao, baby", le dijo Tony adelantándose para entrar al fin al edificio.
Loki negó con la cabeza. Le parecía tan absurda la situación de Stark. Enamorado de Rogers hasta los huesos, pero terco y orgulloso como él solo. Siguió los pasos del niño mimado para cambiarse y poder encontrarse con Thor como habían acordado. Esperaba que Barton ya hubiera limpiado su parte de la habitación; ese chico era un desastre.