POV Jung Min
Estaba buscando en la cocina algo de comer pero no había nada. Abrí el refrigerador, el frío de este me hizo estremecer, ya que estaba solo en bóxer. Mire que podía comer y encontré unas zanahorias.
–mis preferidas. –cogí una, la lave y empecé a comerla mientras me dirigía a la sala.
-¿Por qué siempre que me despierto nunca estas? –decía baby bajando las escaleras molesto.
-tenía hambre… tú me dejas agotado.
-yo… -se quedó estático mirándome fijamente.
-¿Qué?
-estas… comiendo una… zanahoria.
-sí.
-jajajajajaja… -se reía sosteniéndose del pasamanos para no caer.
-que te hace tanta gracia.
-pareces un ca… caballo… -¿caballo?... pero que le ocurre, como me compara de esa forma.
-pero a ti, te encanta montar este caballo. –le dije guiñándole un ojo.
Dejó de reírse y desvió la mirada. Subo terminando de comer mi zanahoria y lo beso depositando un pedazo de esta en su boca. –deberías comerlas, así dejarías de usar lentes. –subo a la habitación y le escucho quejarse.
-odio las zanahorias… argh!! –entre a la habitación y comencé a vestirme.
Ya eran las nueve de la noche y tenía que estar a las 10 en el bar.
-¿A dónde vas? –Pregunto baby recostándose en la cama, observándome divertido.
-a mi trabajo. –me puse unos pantalones rojos, una camisa blanca y una chaqueta negra que había comprado hace unos días. Me dirigí hacia el enorme espejo que había en la habitación de baby observando mi belleza.
–¡vaya que guapo soy! –exclame.
-puedo ir. –regrese a verlo sorprendido. Para que querría ir.
-no creo. –respondí dándole la espalda.
-Minnie, me aburriré si me quedo solo.
-puedes leer, me parece que tienes demasiados libros con los que puedes divertirte.
-pero…
-si no mal recuerdo, dijiste que leías 3 al día. Así que empieza.
-lo hacía pero… últimamente no me dan ánimos de leer. Me voy a aburrir si me quedo aquí y si… -sonó su teléfono. Se levantó de la cama y cogió su teléfono que se encontraba en la mesa cerca de la cama.
-Hola… Kyu… que… pero no estoy seguro… ¿ahora? –me miró alzando una ceja interrogante sonriendo. -… creo que si iré… si no tengo planes… no hay nadie en tu casa… oh, mis tíos se fueron de viaje… claro que sí, será divertido dormir en tu casa… como en los viejos tiempos. –que dijo. No hay nadie en la casa de Kyu… y MI BABY piensa ir. Los 2 solos en una casa… en la misma habitación y cama… ¡Oh eso no! Tome su celular.
-Baby tiene una cita conmigo… y no podrá ir a tu casa. Suerte para la próxima Kyu… o mejor ni lo intentes no habrá próxima vez. –corté la llamada y deje su teléfono en el escritorio.
-porque siempre actúas así con Kyu… el pensará que tú y yo…
-somos novios. –termine su frase. –te recuerdo que eso es lo que somos… y tú fuiste quién lo propuso. Ya te sentenciaste baby, ahora eres mío. –me miró sorprendido, sin saber que decir.
-¿Qué relación tienes con Kyu?
-es mi primo… lo olvidas. –como puede ser tan ingenuo. Bueno esa es una de las cosas que más me gusta de él. Baby… que me has hecho.
-él no te ve como uno. –dije acercándome a él.
-¿Qué quieres decir?
-olvídalo… vístete rápido. Tengo que estar ahí a las 10.
-no dijiste…
-a las 10. –alcé la voz. Me aleje y me recosté en la cama.
-bien. –se dirigió al ropero y…
-¿Qué ocurrió con toda tu ropa?
-¡Eh! –Volteó a verme sin entender mi pregunta- A que te refieres.
-tu ropa… la que parecía de un personaje de los años 50’s.
-Oh! Eso… la… la cambie. –dijo titubeando. Algo ocultas baby.
-toda… tenías el dinero suficiente para renovar todo tu guardarropa. –dije
irónico.
-no gaste mi dinero… es… lo… -no sabía que decirme. -…hice un acuerdo con la tía de Victoria, ella me la obsequió. En realidad estaba más feliz que yo destrozando toda mi vieja ropa. Dijo que era un asesino de la moda.
-No intentes desviar el tema baby… A cambio de que te “obsequió” toda esa cantidad de ropa y por lo que veo de marca. –tragó saliva con dificultad, mirando a todas partes.
-bueno… eso… es… por… -definitivamente algo me está ocultando. Y no me debe agradar para que intente torpemente mentirme. –luego… luego lo sabrás… sí. –se vistió rápidamente.
Llevaba unos pantalones azul marino muy ajustados, una camisa negra con un estampado y unas botas negras. Su cabello algo alborotado que lo hacía ver… ¡Maldición! Lo quiero follar de nuevo.
-vamos van a ser las 10. –me sacó de mis excitantes pensamientos. Me tomo del brazo, hasta que salimos de la casa y nos disponíamos a ir en mi moto.
-no me agrada tu nueva ropa… ni tu estilo de cabello. –dije mientras subía a mi moto.
-que tiene de malo… a mí me gusta me veo… -¡jodidamente violable! Eso es lo que no me agrada.
-muy llamativo. –dije al final. Me miro molesto colocándose frente a la moto, haciendo un puchero.
-¿y tu ropa? Pareces un cantante indie. Eso es ser llamativo. –me acerque a él tomándolo del mentón, susurrando en sus labios.
-tu eres mío baby… recuérdalo… me perteneces. –lo solté. Me incorpore en la moto y la encendí. –sube… por tu culpa llegare tarde.
-¿Qué fue eso? Ahora tu cambias el tema de conversación abruptamente con otro te… -detesto cuando habla así. Lo tome del brazo e hice que se subiera a la moto.
-solo… no me gusta que otros deseen lo que es mío.
-no me trates como un objeto… yo. –acelere haciendo que baby se sujetara a mi cintura… para no caerse.
-así está mucho mejor. –recorrimos casi media ciudad hasta llegar al bar. Espero que Young Ran no diga nada delante de baby. Ashh!! No debí traerlo… pero si lo dejaba el imbécil de Kyu… no lo quiero pensar.
-ya llegamos. –aparque la moto frente al bar y me baje ayudando a baby a bajar.
-parece abandonado. –decía dirigiéndose a la entrada.
-… y lo está… casi nadie viene. –entramos y sorprendentemente había más gente de la habitual. Había varias chicas reunidas frente al escenario.
-no que no venía nadie. –me dijo baby mirándome molesto.
-Yah!... llegas tarde. –gritaba Young Ran acercándose a mí. Ella era muy linda para los 34 años que tenía. Venía con la intención de asesinarme.
-Ajumma… no grites.
-TU… -me señalo molesto. –eres un mal educado. –odiaba que le dijeran así. Se detuvo frente a mí y regreso a ver a baby. -¿Quién es ese bomboncito? –pregunto soltando una sonrisa coqueta a baby haciendo que él se ruborizara.
-buenas noches. –hizo una reverencia. –soy Hyung Jun.
-ya veo. –me miro unos segundos, como intentando descubrir algo. –bien. –aparto su mirada de mí y se concentró en baby. –sientensen en una mesa… hasta que sea el turno de Min. –tome a baby de la mano y nos dirigimos a una mesa algo alejada del escenario, pero que nos permitía ver todo con claridad y alejados de esas zorras que a cada segundo nos observaban.
Young Ran se acercó a nosotros para ofrecernos algo de beber.
-Ajumma… quien esta a cargo del primer acto. –me golpeó el hombro sentándose a lado de Baby.
-no soy tan vieja… llamame Young Ran, cuantas veces tengo que repetírtelo Min. –decía mirándome molesta. Se giró hacia Baby deslizando su mano por su mejilla. –tu puedes llamarme noona, cariño. –sujete la mano de Ran colocándola de nuevo en su regazo.
-para hablar con él no hace falta que lo toques… noo…na.
-Min desde cuando te volviste tan posesivo y celoso… vaya este chico debe tener algo para que el… -maldita Young Ran… se le está soltando la lengua.
-cállate noona… no te metas en mis asuntos. –corte su tan oportuno dialogo. –miro a Baby con lastima.
-escucha a noona cariño… este chico que ves aquí, no es bueno para ti… tu pareces una buena persona… lo mejor es que dejes de… -esa ajumma acaso enloqueció.
-noona… -le interrumpió Baby. –Agradezco mucho tu consejo… y lo tendré muy en cuenta. Pero en este momento no creo poder alejarme de Minnie. El me gusta mucho y no creo que eso cambie fácilmente. –Young Ran y yo nos quedamos con los ojos como platos cuando escuchamos a Baby… este chico es tan impredecible.
-dame un wiski y a MI novio un jugo de naranja. –cambié el tema.
-¿jugo? –preguntaron al mismo tiempo Young Ran y Baby.
-si jugo.
-Minnie… yo preferiría beber una cerv…
-Baby… no vas a beber licor. Te queda claro.
-pero…
-qué esperas ajumma…
-vaya… me tendrás que explicar con lujo de detalles todo esto Min. –se levantó y fue a la barra por las bebidas.
Me levante de la silla acercándome a Baby, lo tomé del brazo e hice que se levantara apegando su cuerpo al mío y lo bese, introduciendo mi lengua en su boca, mordiendo su labio inferior.
-Min… -trataba de hablar mientras aún lo besaba. –no… nos… est… están viend…o. –se separó de mi observando a todas las direcciones. Un ligero tono carmesí matizaba sus mejillas.
-no me interesa… al fin escucho que dices que te gusto. –bese su mejilla y me acerque a su oído. –no sabes lo feliz que me hace escucharlo.
-deja en paz al pequeño Min. –dijo Young Ran apartándolo de mí. –toma tu wiski. –me entrego el vaso.
-gracias. –regrese a mi lugar.
-ten cariño tu jugo y un pedazo de tarta. Te gustara. –baby y Ran se sentaron.
-muchas gracias… noona… pero…
-¿Qué ocurre cariño?
-en los bares venden tartas. –Young Ran y yo nos echamos a reír, él se molesto haciendo un tierno puchero. Es tan lindo.
Min reacciona, que te está ocurriendo.
-claro que no cariño… nunca has ido a un bar.
-no. –Ran me miró furiosa, pero que le ocurre a ella.
-esta tarta la hizo mi sobrino, es excelente cocinando postres.
-pensé que no tenías familia Young Ran. –dije tomando mi wiski. –me has mentido ajumma.
-Yah! No me digas así… y yo no te mentí… mi hermana se fue a Estados Unidos hace 30 años y nunca supe nada de ella. Hace unos días apareció por aquí pidiéndome que cuidara a su hijo hasta que ella consiguiera un lugar donde establecerse.
-y tú lo pones a trabajar en tu bar. –solté irónico.
-¡cállate! Él lo hace porque quiere y ade…
-“buenas noches… hoy cantare para ustedes”. –un chico muy apuesto se encontraba en el escenario con una guitarra. Cantaba muy bien, claro que no mejor que yo.
http://www.youtube.com/watch?v=isZamkhn5VQ
-que os parece mi sobrino, sin duda heredo mi belleza.
-es muy atractivo… y canta muy bien. Las chicas al parecer enloquecieron con él. –decía Baby mirando con demasiada atención a ese tipo. ¡Atractivo!
Espero que ese efecto lo tenga solo con las chicas. Cálmate Min, tu eres millones de veces mejor.
-no es para tanto. –Solté molesto.
Después de su presentación era mi turno de salir al escenario. Ahora sí, les demostraría que es cantar de verdad.