¿Qué pasa cuando todo en lo que creías se ha ido? Cuando miras detrás de ti y sólo hay oscuridad. Cuando miras delante de ti y sólo hay oscuridad. Cuando te das cuenta de que esa infinita oscuridad te rodea. Cuando te das cuenta de que ese camino que has seguido toda tu vida ha desaparecido. Cuando los amigos que te acompañaban ya no están. Cuando la luz que te ha guiado todo este tiempo se ha apagado y te ha dejado a tu suerte. Cuando lo que corra por tus venas no es sangre, es ácido que te quema por dentro. Cuando gritas y nadie está ahí para ayudarte. Cuando sabes que no hay vuelta atrás. Cuando sabes que es el fin del juego, Game Over.
¿Qué haces cuando te acostumbras a eso? Cuando convives con la oscuridad, incluso te empieza a agradar. Cuando el estar rodeado de una oscuridad infinita deja de ser tan malo. Cuando ya no necesitas ni el camino que siempre has seguido, ni uno nuevo, pues ya no encuentras ninguno. Cuando te sientes bien al estar sin amigos. Cuando la luz ya no es necesaria, porque te da igual a dónde vas. Cuando ese ácido que te quemaba, ahora sólo te produce un leve escozor. Cuando ya no gritas, porque ya no quieres ayuda. Cuando esa vuelta atrás por la que tú tanto rezabas deja de ser importante. Cuando el fin del juego es sólo un impulso para dejar de jugar.
Y dime, ¿qué haces cuando te das cuenta de todo eso? Podrías buscar en internet cómo salir de la desesperación y la depresión. Podrías llamar a una tarotista de los canales basura de la televisión para que te llene la cabeza de mentiras mientras cada segundo que dura la llamada te cobran más y más dinero que podrías haber aprovechado para cualquier otra cosa. Podrías tirarte horas y horas en un psicólogo para que te diga cosas que tú ya tienes asumidas. Podrías darte por vencido e hincharte a pastillas hasta encontrar la paz que buscas. Podrías coger una pistola y volarte la cabeza, pero al fin y al cabo eso solo serviría para que alguien se regocije mirando al agujero en el que te enterrarán y del cual no saldrás jamás. Podrías hacer todo eso, pero no lo harás; seguirás con tu vida de mierda día tras día, deprimiéndote más cada día que pasa.
“Soy penoso”, te dirás a ti mismo cuando te sientas frente a una pantalla para escribir toda esta mierda con el fin de intentar darte cuenta de que el 75% de lo que piensas son todo paranoias tuyas y de que en el fondo todo está bien. “Buen intento”, te dirá tu conciencia cuando te des cuenta de que las 431 palabras que has escritos no reflejan más que la triste realidad que en estos momentos estás viviendo, y que posiblemente las has vivido toda tu vida sin percatarlo.
Hace años que perdiste la fe en todo, porque hace años que la sociedad te empujó al abismo y nadie se ha dignado a ayudarte. Y en el fondo sabes que nadie jamás lo hará, porque son todos iguales. Y lo peor es que hace años que dejaste de sentir ira o asco por ello, porque ahora lo que sientes es indiferencia hacia todo lo que te rodea. Hace años perdiste las ganas de vivir y todavía no han vuelto, ni esperas que algún día vuelvan. ¿Y por qué? Porque ya has aceptado tu solitario y triste destino.