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Avaricia. por Seiken

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Avaricia.

Capitulo 14

Era difícil para un padre aceptar el destino de sus hijos y Claudius no era ajeno a ese sentimiento, mucho menos cuando tu espada podía mostrarte el futuro cercano y en ciertas ocasiones el distante.

Recordaba a la perfección una visión en la cual vio a sus hijos, a Tygra y a Lion-O, juntos, pero no como lo harían cualquier clase de hermanos, de una forma tan intima que por un momento pensó en separarlos como fuera, mandar a su hijo adoptivo lejos de allí.

No obstante Jaga le convenció de permitir que el destino fuera quien decidiera la clase de vida que tendrían, si la espada decía la verdad o en algún momento sus caminos se separaban.

Claudius sabía que la espada jamás se equivocaba, aun así temía el día en el cual su hijo fuera rey, cuando Tygra fuera su consejero y por mucho tiempo les observo de lejos, presenciando extrañas conversaciones que un par de niños no podrían tener.

Lion-O tenía una clase de capacidad innata para reparar la chatarra que encontraba, Tygra tenía dotes psíquicas que no deseaba utilizar.

Con forme pasaba el tiempo Tygra tenía todas las aptitudes para ser un rey, pero le faltaba el corazón para guiar a su gente en momentos de necesidad como los que sabía que vendrían.

Aun podía recordar la visión de la espada, era tan nítida, sus hijos parecían ser mayores a los que nadaban en su encuentro, intentando liberarlo del agua y de su destino.

Flash Back.

Lion-O se encontraba recargado en uno de los pilares, mirando el paisaje, Thundera había sido reconstruida, por fin había paz entre las especies, nada podría salir mal, ni siquiera Mum-Ra tenía el poder para destruir lo que habían recuperado.

Tygra se encontraba detrás de él, tenía una sonrisa en su rostro al mismo tiempo que miraba complacido a su rey, preguntándole. — ¿El reino es tal y como te lo imaginabas?

Lion-O se dio la media vuelta y al ver a su hermano con una sonrisa en los labios no pudo más que recordar lo que habían hecho la noche anterior, después de terminar sus asuntos de estado.

Lion-O asintió con una gran sonrisa, y acercándose a Tygra bebiendo un poco del vino que había en la copa.

Tygra al ver que Lion-O ya lo estaba devorando con la mirada y ni siquiera lo tenía tan cerca se rio arqueando una ceja, comprendiendo lo que intentaría hacer su rey, pero antes de que lograra atraparlo con sus brazos, rodeando su cintura, el consejero y hermano del Señor de los Thundercats lo esquivo de un solo movimiento, escuchando como su monarca gruñía molesto.

Tygra solo negó aquella queja con un movimiento de la cabeza y le dijo con una sonrisa picara en los labios. — Ni siquiera has bebido una copa y ya eres demasiado torpe señor de los Thundercats…

De pronto bebió de la misma copa que Lion-O y observo el paisaje que momentos antes disfrutaba su hermano.

— Thundera es hermosa — Lion-O ya lo acechaba por la espalda, justo como cuando eran niños, siempre era demasiado fácil esquivar a su señor, sin embargo opto por no hacerlo dejando que sus brazos rodearan su cintura.— pero no lo es tanto como tú.

Tygra al escucharle decir aquellas palabras le respondió sintiendo como Lion-O se recargaba en el hueco de su cuello, por encima de sus hombros. — Si el señor de los Thundercats lo dice debe ser cierto…

Tygra era muy vanidoso y a Lion-O no le molestaba inflar su ego, después de todo lo que habían pasado juntos se lo merecía, repentinamente vio que le mostraba un papiro, el cual desenrollo con calma.

Al verlo Lion-O se quejo inmediatamente, la noche anterior había leído cientos de esos papeles y cuando por fin lograba escapar de sus obligaciones Tygra estaba dispuesto a desperdiciar una hermosa mañana con trabajo. — Llevo leyendo cientos de esas cosas aburridas y cuando por fin puedo escaparme de ellas tú encuentras la forma de traerlas a mí…

Tygra le respondió sonriéndole, besando su mejilla. — Tal vez leer esto no sea historia para leyendas pero es algo que se tiene que hacer y como rey no puedes escapar de tus obligaciones… Lion-O…

Lion-O ignorando sus advertencias comenzó a desabrochar los broches de la ropa de su consejero, Tygra vio como aparentaba estar distraído y de pronto caía el círculo rojo con el escudo de Thundera en el al mismo tiempo que su camisa se abría, dejando su pecho descubierto. — No me distraerás de tus deberes mi lord…

Pero Lion-O deseaba pasar algo de tiempo a solas con Tygra y le silencio besándolo en los labios, un gesto que inmediatamente recibió su hermano con placer, sonrojándose al mismo tiempo que dejaba caer el pergamino al suelo.

La mañana siguiente Tygra le pregunto en el mismo punto en el cual el día anterior su rey había escapado de las tareas burocráticas. — Que estás haciendo…

Lion-O le respondió sentado en una silla, con el mismo pergamino en sus manos, intentando leerlo pero siendo distraído con facilidad por la cercanía de su amante. — Nada…

Tygra le respondió entonces arrebatándole el trozo de papel, observando cómo este estaba de cabeza, su rey debía estar preocupado por algo. — Así que estas con la cabeza en las nubes, otra vez…

Lion-O recargándose en el brazo de la silla le respondió frunciendo el seño, observando Thundera, en donde podían verse caminar toda clase de habitantes, lagartos, conejos, aun elefantes, no solamente felinos. —No seas malo, no me digas eso, sabes que eso no es cierto…

Tygra sentándose en el brazo del sillón le dijo, acariciando su cabeza, observando el mismo paisaje que les costó tanto trabajo construir, no solamente las edificaciones, sino la paz que había durado pocos años. — Lo siento mi señor, pero si tú tienes la mañana para ti mismo lo mejor es que me vaya.

Lion-O inmediatamente le dijo levantándose de su asiento, colocando sus brazos alrededor de los hombros de su consejero, haciendo que le mirara directamente a los ojos. — Por favor no te vayas…

Tygra permaneció con el diciéndole suspirando, su relación era cuestionada, sin embargo, después de todos los sacrificios que habían hecho los dejaban ser, aunque dentro de poco Lion-O tendría que conseguir una esposa. — El reino es justo como lo imaginaste…

Lion-O asintió respondiéndole con orgullo, recordando todo lo que tuvieron que pasar para lograr conseguir esa paz que parecía duradera. — Si, aunque aún falta algo.

Tygra parecía sorprendido al escuchar esa respuesta, repentinamente sus ojos se posaron en los de Lion-O, quien le miraba con profundo afecto, casi como si pensara que podría esfumarse de un momento a otro. — ¿Cómo qué?

Lion-O le respondió, volviendo a rodear su cintura, restregando su nariz contra su mejilla. — Tu…

Tygra no pudo evitar sonrojarse al mismo tiempo que le respondía. — Siempre he estado a tu lado… no importando que, aun cuando pensaba que no tomabas en serio tus deberes…

Lion-O asintió, debía admitir que por un momento descuido sus deberes y aun ahora si Tygra no estuviera a su lado como un ancla o una cuerda de salvamento volvería a hacerlo. — Lo sé… a veces pienso que tu serías un mejor rey que yo…

Tygra le respondió negando aquello con la cabeza, podría ser mejor que su rey en muchas cosas, pero aun así no tenía el corazón que se necesitaba para gobernar, ni era tan amable como para perdonar a sus enemigos como su hermano lo había hecho incontables veces en el pasado. — Eso no es cierto, tú eres un buen rey Lion-O… pero aun así necesitas de consejo y sabes que yo no me voy a tocar el corazón cuando sienta que estas cometiendo tonterías… como ahora que dudas de tus facultades como rey…

Lion-O se alejo algunos centímetros de Tygra quien le miraba con molestia. — No sé qué haría si no te tuviera…

Tygra le respondió en ese momento besando los labios de Lion-O, recordando que por un momento fueron separados y que no había sido un mal líder. — Lo has hecho muy bien tu solo hasta este momento…

Repentinamente la mirada de Lion-O se petrifico y le dijo como si ya hubiera escuchado esa clase de palabras en el pasado, abrazando a su hermano, oliendo su cabello con ternura. — Nunca vuelvas a decir eso… sabes que no soportaría perderte otra vez, ya no…

Tygra simplemente se dejo acariciar, rodeando la cintura de Lion-O con ambos brazos diciéndole. — Aun en ese momento seguía siendo tuyo… Grune jamás pudo tenerme mi Lord, jamás podría llegar a amarlo.

Flash Back.

Claudius no se arrepentía de las decisiones que había tomado durante su vida, por la pérdida de su primer amor ni por la muerte de su último, a pesar de ver que ella perdería la vida cuando su pequeño naciera.

A veces saber el destino podría considerarse una maldición, aun así, no se arrepentía de haber recogido a Tygra, ni de tener un heredero cuyo corazón podría llevarlos a la victoria, aunque por el momento el destino de su raza parecía perdido.

Lo único que le dolía era que jamás podría ver el futuro de Thundera con sus propios ojos, ni presenciar un amor que estaba destinado por las estrellas, sintiendo que dentro de poco volvería a ver a sus amores perdidos pronuncio sus últimas palabras al futuro rey de Thundera.

El rey había muerto sin saber si el destino era tan amable con sus hijos como lo había visto, tal vez aquello era mejor, porque así no sabría que habían sido separados y que tenían que enfrentarse a fuerzas que apenas podían comprender, si es que algún día volvían a encontrarse.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Cheetara no se negó a obedecer sus órdenes, en realidad parecía que estaba tan entusiasmada por recuperar a sus compañeros como el general y su rey lo estaban, sólo era cuestión de saber la verdad, que aun estaban vivos para que los tres Thunderianos comenzaran a trazar un plan.

Cuyo primer punto debía ser llegar al sitio en donde pensaban que podrían encontrar los restos del campamento de Grune y con el tanque sólo se tardarían tres días de viaje.

Aquella era una maravilla tecnológica, un arma que de haberla poseído les hubiera conferido infinidad de victorias, como esperaban que en esta ocasión lo hiciera, cuando por fin llegaran al campamento del traidor.

En donde esperaban encontrar a sus compañeros vivos, siendo las personas que fueron antes de la emboscada.

Cheetara sabía que cuando encontraran al tigre le olvidarían, aun así, nadie se merecía un destino como el que colgaba sobre su cabeza, ser el esclavo de un monstruo como Grune, ser el esclavo de cualquiera debía ser inimaginable, mucho más para una persona tan orgullosa como Tygra.

Cheetara se daba cuenta que jamás podría ocupar el lugar de Tygra en la vida de su hermano, aquello era imposible y siendo su deber proteger a la familia real, guiarlos en el camino con los pocos conocimientos de los que constaba, era su deber ayudarle a Lion-O a rescatar a sus amigos.

La clérigo al ver la expresión de su rey se dio cuenta que seguía pensando en Tygra, que no había dejado de pensar en él desde que supiera que había muerto, era como si lo que sintiera por su hermano se hubiera incrementado desde el primer encuentro con Grune.

Jaga le había dicho que ciertas personas estaban destinadas a estar juntas y que en ciertas ocasiones ni siquiera la persona más sabia podía predecir cómo era que una profecía podría cumplirse.

Tal vez esta fuera una de aquellas profecías que no se podían predecir, ella quería pensar que su rey podría fijarse en ella, que era un enamoramiento pasajero, un sentimiento de culpabilidad mal dirigido, no obstante sabía que no era cierto, que el amor que Lion-O profesaba por Tygra era dolorosamente real.

Acercándose a él quiso confortarlo, decirle que todo estaría bien, que pronto encontrarían a Tygra, sin embargo, lo único que pudo hacer fue colocar su mano sobre la de su monarca, quien le miro con los ojos perdidos en el pasado.

La culpabilidad estaba carcomiendo el corazón de Lion-O y lo único que podía hacer era ayudarle a recuperar a Tygra, perdiéndolo en el proceso.

Al mismo tiempo el joven rey no había dejado de pensar en su padre, recordando algunas palabras que le confirió cuando eran niños, cierto día que lo encontró solo en el campo de entrenamiento.

Flash Back.

Lion-O se encontraba practicando los movimientos con su espada intentando comprender que era aquello que estaba haciendo mal, porque Tygra continuaba derrotándolo con facilidad, siendo elogiado por Grune.

Claudius al verle golpear uno de los postes de madera para entrenamiento con ímpetu le pregunto, cruzando sus brazos delante de su pecho, no tan sorprendido de verlo solo en el campo de adiestramiento. — ¿Qué estás haciendo? Se supone que deberías estar descansando.

Lion-O le respondió golpeando el poste con odio, imaginándose el rostro de su tutor y como le había dicho a Tygra que siempre sería mejor que él, que no debía perder el tiempo entrenando con un cachorro pero que su padre lo único que deseaba era detener su progreso. — Estoy practicando con la espada… Jaga dice que si me esfuerzo podre ser un gran espadachín…

Claudius le dijo entonces acercándose un poco más a su hijo intentando enseñarle como se sostenía una espada, los movimientos que para ese momento ya debía conocer. — Déjame mostrarte cómo hacerlo…

Lion-O lanzo la espada al suelo con molestia diciéndole en ese momento, sintiendo como sus ojos se mojaban, mordiéndose el labio para no llorar. — ¡Lo sé! ¡Se que hago todo mal! Y así Tygra seguirá ignorándome…

Claudius le pregunto levantando la espada, mostrando un lado de su personalidad que casi nadie había visto, esa era la gentileza y comprensión que podía mostrar con sus dos hijos, aun el menor, quien siempre tenía la cabeza en las nubes preocupándose por las leyendas del pasado mucho más que por el presente o su futuro como rey. — ¿De qué hablas?

Lion-O limpiando las lagrimas que recorrían sus ojos le dijo sin mirarlo siquiera. — Tygra me odia, el piensa que soy un insecto o algo peor…

Claudius negó aquellas palabras con un movimiento de la cabeza y sujetando a Lion-O por los brazos le dijo, tratando de hacerle ver razón. — Tygra no te odia, no creo que nadie podría odiar a un pequeño león como tu…

Lion-O le respondió abrazando a Claudius, escondiendo su rostro en el hueco de su cuello. — Grune me trata como si fuera un bebe y a Tygra lo trata como a un adulto, no es justo…

En ese momento no comprendió el silencio de su padre, era demasiado pequeño para poder hacerlo. — ¿Dónde está tu hermano?

Lion-O le respondió limpiándose las lágrimas de los ojos, señalando uno de los jardines de Thundera. — Grune dijo que quería mostrarle algo y me dejo practicando con la espada… es como si no quisiera enseñarme nada.

Claudius asintió y le dijo a Lion-O sonriéndole, aunque parecía visiblemente preocupado. — Necesito que me hagas un favor, de rey a futuro rey…

Lion-O enderezo su espalda, sus ojos brillaban con emoción y orgullo, era la primera vez que le trataban como un adulto y ese era su padre, quien le estaba dando una tarea importante, la cual aceptaría sin dudarla. — Quiero que cuides a tu hermano, que nunca lo dejes solo y que no importando que tan difícil parezca creas en él… ¿Crees que podrás hacerlo?

Lion-O asintió justo a tiempo para poder escuchar como Tygra reía por algo que le había dicho Grune, quien parecía estar sumamente orgulloso de sí mismo, su hermano al ver a su padre corrió a verlo, diciéndole ignorando las mejillas húmedas de su hermano menor, intentando mostrarle lo que Grune acababa de enseñarle. — Padre…

Flash Back.

Lion-O intento cumplir con su palabra aun siendo un niño, jamás dejaba solo a Tygra cuando Grune los estaba entrenando, era como una misión secreta evitar que su tutor pudiera acercarse a su hermano.

Aun a esa tierna edad se daba cuenta que algo estaba mal, que sus atenciones no eran como las de Panthro, que sus palabras y sus gestos eran peligrosos.

Esa era la forma con la cual su joven mente podía describirlas, como si Grune estuviera a punto de hacerle daño a su hermano y tenía razón, su tutor deseaba lastimar a su hermano.

Panthro le había dicho que tal vez amara a Tygra, pero si tú amabas a una persona la dejabas ir, la protegías y cuidabas, nunca le harías daño, jamás le obligarías a realizar algún acto en contra de su voluntad.

Podría ser demasiado joven, demasiado inexperto, o tener la cabeza en las nubes como constantemente le decían con desaprobación, pero sabía que si Tygra no compartía sus sentimientos de ninguna manera le obligaría a estar con él, eso jamás.

Había pasado medio día desde el inicio de su viaje, partieron en la mañana, cuando los primeros rayos de luz iluminaron el valle en el cual se encontraban, habían realizado un plan que podría funcionar, pero antes debían llegar a donde se encontraban, esperando que el camino que ya habían recorrido siguiera intacto, pero como no podría estarlo si llevaban algunos días de haberle transitado.

Aun tenía dudas, las mismas que le hicieron temer que no podría cumplir la única promesa que le hizo a su padre, como podría proteger a su hermano si jamás le había logrado derrotar en cualquier clase de terreno.

Tygra parecía siempre tener la ventaja y aun él no había logrado escapar, sus peores temores se volvían realidad con cada día que pasaba, su única esperanza era que el collar aun no colgaba de su cuello.

Flash Back.

Ha perdido la fe en mi Jaga…

Lo importante es que tú no lo hagas…

Siempre podía escuchar palabras de apoyo del clérigo, en quien podía encontrar consuelo cada vez que lo necesitaba, el mismo que le miraba con pena, como si pensara que su destino estaba a punto de cambiar.

Jaga estaba a punto de retirarse cuando pronuncio, sin saber porque hacia esa clase de pregunta, su hermano era más fuerte, no necesitaba de nadie que lo protegiera, aunque su padre le había hecho jurar que lo haría. — Como puedo cuidarlo si es mucho más fuerte que yo…

Jaga sabía de quien le estaban hablando, no necesitaba ser un clérigo para darse cuenta de su afecto casi incondicional por su hermano mayor. — ¿Cómo puedo llegar a él si me odia?

Lion-O había intentando mostrarle a Tygra que el también merecía que le prestara atención, que no solamente Grune lo hacía y como cada una de las ocasiones que intento hacerlo, su hermano mayor lo derroto, recibiendo los halagos de su viejo tutor.

Al salir del agua pudo ver como Grune rodeaba los hombros de Tygra con su enorme brazo diciéndole con orgullo y lo que pensó momentáneamente era deseo. — Sigues siendo el mejor Tygra… lástima que no serás rey.

Tygra al ver que Lion-O estaba mojado le sonrió fugazmente como si pensara en disculparse por lo que había ocurrido para después escuchar que Grune le comentaba, ganándose una mirada sorprendida de ambos. — Te has convertido en toda una visión para una vista cansada… pero ven, muéstrame lo que has aprendido en el tiempo que estuve fuera.

Tygra que había estirado su brazo en su dirección para ayudarle se alejo diciéndole a Grune sonriendo, guiñándole el ojo al mismo tiempo que le comentaba dándole un golpe amistoso en el hombro con el puño cerrado. — Tú no estás tan mal tampoco… en realidad el viaje te sentó bien…

Como podía ignorar aquellas palabras, esa camaradería cuando era tan obvio que Grune seguía siendo una parte sumamente importante de la vida de su hermano, seguía siendo su ídolo, mucho más ahora que había regresado de un largo viaje, sobrevivido a no sabían cuantos horrores para contar sus exageradas historias de heroísmo, todo ese tiempo haciéndolo ver como un idiota.

Lion-O se mordió el labio y después le pregunto Jaga, quien continuaba a su lado a pesar de no ser el mejor de los hijos de su padre, de todas las fallas que cometía. — ¿Cómo puedo protegerlo si él no quiere que lo haga?

Jaga le respondió leyendo sus pensamientos como si se tratase de un libro abierto, sin sentir lástima por él, ni mostrar tristeza, solamente mencionando lo que parecía estaba ignorando. — Los peores peligros son aquellos que no conocemos Lion-O…

Lion-O se quejo entonces, sintiéndose un inútil, rechazado por su padre y por su hermano, como cuando era un niño, culpando de alguna forma la llegada de Grune por su derrota y las miradas desaprobatorias de su familia. — Tygra no me necesita…

Jaga debía partir, pero antes de hacerlo le dijo colocando una mano sobre su brazo, intentando ser tan claro como podía al mismo tiempo que seguía las ordenes de Claudius de no interferir en el futuro de sus dos hijos. — Lo que deseamos y lo que necesitamos son dos cosas diferentes Lion-O, tal vez Tygra piense que no necesita de ti o tú de él, pero llegado el momento cada uno de nosotros precisa de un pilar que nos sostenga, de una luz en nuestros momentos oscuros.

Lion-O le pregunto entonces, antes de retirarse a sus habitaciones. — Me gustaría que solo por una vez sea yo el más fuerte de los dos así Tygra dejaría de subestimarme…
Jaga le advirtió entonces. — La fuerza no siempre es física Lion-O, a veces la fuerza espiritual es mucho más importante…

Flash Back.

Cheetara interrumpió sus recuerdos al colocar su mano en la suya e intento decirle algo, tal vez palabras de apoyo, sin embargo, no pudo decir que era puesto que repentinamente escucharon una serie de explosiones y el tanque se derrapaba esquivando los proyectiles.

Panthro maldijo en voz alta y esquivo varias bombas que caían a su alrededor, ensordeciéndolos momentáneamente, provocando que el tanque girara sin control, estrellándose contra la pared de roca de las faldas de la montaña.

El tanque comenzó a sacar humo de la maquinaria, la cual se había estropeado cuando paso encima de una de las bombas, la que estallo por debajo de su carrocería, provocando que comenzaran a derraparse. — ¡Maldición!

Lion-O inmediatamente pronuncio cuando por fin el tanque felino se detuvo, observando a lo lejos un ejército de maquinas verdes que se movía en su dirección. — Whiskers…

Cheetara bajo del tanque de un salto y corrió hasta la punta de un tronco caído, notando como el paisaje apacible que habían transitado ahora estaba derruido, los arboles yacían derrumbados, ya sin vida, se podían ver nubes de humo en el pueblo donde durmieron hacía varios días atrás.

El ejército de Slithe estaba dividido en dos partes, una acampando fuera del poblado, la otra en su interior asegurando la posición recién conquistada.

Todo indicaba que les habían estado siguiendo o su mala suerte los había llevado a encontrarse con uno de los ejércitos de Mum-Ra.

Las maquinas de color verde estaban estacionadas en las entradas del poblado no muy lejos del la otra parte del ejército de lagartos, el batallón de Slithe los seguía muy cerca, tanto que parecía que lo hubieran hecho desde que los atacaron en el bosque. — Nos han estado siguiendo todo este tiempo.

Lion-O al escucharla volvió a pronunciar — Whiskers…

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Habían pasado tres días desde su práctica, aun sentía mucho dolor en el pecho pero los moretones comenzaban a esfumarse, por lo menos aquellos provocados por el enfrentamiento.

Durante todo ese tiempo se había sentido nervioso, como si lo estuvieran observando desde lejos, pero aquello era una locura, quien más que Grune podría observarle y siendo que él era el General de ese escuadrón estaba seguro.

Eso era lo que le gustaba pensar, porque sabía que no estaba seguro de cualquier clase de daño que pudiera provocarle Grune.

Tygra se daba cuenta que comenzaba a acostumbrarse a las caricias de Grune, y eso le daba miedo, era como si el general estuviera realizando alguna extraña clase de campaña con su cuerpo.

Derribando barreras invisibles, la primera fue el rechazo de su cuerpo a su tacto, después cuando ya no retrocedía cada vez que lo tocaba, cuando su cuerpo se abría para él como una flor, comenzó a alentarlo a responder a esas caricias y lentamente comenzaba a recorrer la espalda de su violador.

Esa primera vez Grune se veía tan contento que le concedió varias peticiones, una de ellas dejarlo salir de la tienda con la supervisión adecuada y el había utilizado esa oportunidad para meditar como Jaga le enseño, al mismo tiempo que usaba a sus guardias como recipientes de su entrenamiento oculto.

Aquello que se negó a realizar cuando estaba en el castillo y ahora se daba cuenta que podría salvar sus vidas, solo era cuestión de encontrar el momento exacto en el cual podría utilizar su don.

Poco después cuando dejo de reprimir sus gemidos y rodeo su cintura con sus piernas para que llegara mucho más profundo en su cuerpo, como mero reflejo, imaginándose unos ojos azules y un cabello del color de fuego, le permitió visitar a los mellizos con más regularidad.

Pasar con ellos las mañanas, hablándoles, enseñándoles sus logros y a veces, entregándoles piezas de metal que podrían ser utilizadas como ganzúas.

Grune cada vez se comportaba menos como un carcelero y más como su mentor, uno que participaba activamente en la corrupción de su cuerpo, que protegía el collar que lo encadenaría a su voluntad con recelo y aun así no le utilizaba.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Mum-Ra había llegado algunas horas antes y observo con curiosidad el combate que se estaba realizando, preguntándose que clase de amo le permitía a su esclavo levantar una mano en su contra.

Al ver los movimientos del Tigre no podía más que recordar la sutil belleza que se reflejaban en los movimientos de Tygus, el mejor de sus hombres, aquel que se mantuvo fiel solo porque tuvo que obligarlo.

En un principio se trataba únicamente de un castigo, una forma de mostrarle a ese par de traidores que solamente podían tener lealtad hacia él, pero con forme paso el tiempo se dio cuenta que era intoxicante ser el receptor de semejante lealtad.

Leo sufría cada vez que los veía juntos, muchas ocasiones trato de hacerlo reaccionar, de rescatarlo de una condena que disfrutaba.

Cada ocasión fue inútil, tanto que por un momento creyó que había logrado romper a ese león traicionero, sin embargo, en vez de aceptar su papel con sumisión, planeo la forma de vengarse y recuperar a su amante.

Ese que ya no recordaba su nombre, que le trataba con odio.

Las diferencias eran mínimas, era mucho más joven, mucho menos impetuoso y al mismo tiempo mucho más abierto, todo eso se perdería dejando a un soldado perfecto.

El cual le entregaría la espada del augurio utilizando las habilidades propias de su raza y porque no, el afecto que el rey Thunderiano sentía por su propio hermano.

Aquello también le divertía a Mum-Ra, como seguían reuniéndose, como la luna y el sol, juntos, pero siempre separados por un velo invisible.

El resultado de ese enfrentamiento era obvio desde un principio, el hermoso tigre fue derrotado, perdió el sentido e inconsciente fue cargado por Grune, quien lo recostó en su cama con tanto afecto que por un momento pensó que se trataba de un sentimiento genuino.

No lujuria disfrazada de afecto, Mum-Ra había llegado a ese campamento con una idea en mente, esa era la de colocar el collar en ese cuello delgado, ganar al primero de sus dos esclavos.

Y lo hubiera logrado si Grune le hubiera dejado solo, sin embargo, como una enorme muestra de debilidad durmió a su lado durante todo ese tiempo, en ciertas ocasiones el tigre se despertó al notar su presencia, no obstante, pensando que solo se trataba de un sueño volvió a dormir, ignorando que ya le observaba en ese momento.

Si Grune se dio cuenta no dijo nada, simplemente permitió que admirara a su amante, el que despertó agitado algunas horas después, teniendo una pesadilla.

Mum-Ra se pregunto cual, si acaso su mera presencia hacia que el alma de Tygus se agitara temiendo el inevitable destino, aquel que ya estaba escrito por el poder de los antiguos espíritus del mal.

Su cuerpo era hermoso y la forma en la cual se retorcía cuando las manos de Grune recorrían su piel era deliciosa, cada gemido pronunciado por aquella boca, la sumisión que mostraba cuando era tomado por su captor.

Grune le había adiestrado bien, enseñado lo que un amante esperaba recibir de su cuerpo, preparándolo para su legítimo dueño.

Mum-Ra al verle desnudo, gimiendo y disfrutándolo recordó el pasado, a su tigre, esa primera vez no se comporto como este lo hacía, hubo poco placer para él, pero eso no importaba porque quien debía ser complacido era su amo, no el esclavo.

Al verle tomo una decisión, ya no esperaría mas y cuando tuviera la oportunidad probaría por si mismo las delicias de ese cuerpo cubierto de rayas, esa hermosa boca y sobre todo, al despertar lo haría con el collar en su cuello.

Ya no tenía porque demorarse, si acaso Grune decidía actuar en su contra le destruiría, pero si optaba por entregarle al príncipe tendría la corona de Thundera, la cual estaba seguro era mucho más valiosa para él.

Sus movimientos rítmicos no eran nada parecidos a los de su tigre, porque de haberse comportado de aquella manera sus placeres hubieran sido aun mayores, mucho más excitantes.

Mum-Ra podía verlo debajo de su cuerpo, con gracia, gimiendo y jadeando, realizando movimientos rítmicos, perdiéndose en su mirada, respondiendo a sus caricias con la misma intensidad.

Sí, el podría acostumbrarse a eso, un amante complaciente, joven y hermoso, tan devoto a él que podría asesinar a la persona que amaba, robar la espada para él y recibir su cuerpo con placer.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Los estaban rodeando y en lo único que Lion-O podía pensar era en que jamás volvería a ver su hermano, Cheetara estaba a un lado suyo, al igual que Panthro, a quien le dijo, despejando su cabeza de las dudas. — Tienes que hacer funcionar el tanque…

Panthro le pregunto subiéndose al motor, quemándose las manos en el proceso de abrir la compuerta que había visto mejores días, tratando de encontrar la falla tan rápido como pudiera. — ¿Cómo se supone que hare eso?

Cheetara espero sus ordenes, las cuales vinieron tan pronto como Lion-O diviso lo que parecía era un cargamento de explosivos, si lograban llegar a ellos podrían defender su posición hasta que Panthro terminara con las reparaciones del tanque. — ¿Ves esa bolsa?

Las maquinas verdes una vez que los detuvieron dejaron de disparar, tal vez con el afán de no destruir la espada, Lion-O no podía saber que Mum-Ra no lo deseaba muerto, de qué forma hacerlo cuando habían luchado por sus vidas durante tanto tiempo que ya no recordaba hacer nada más.— Sí…

Lion-O le indico desenfundando su espada de su cinto, notando como tres docenas de lagartos comenzaban a moverse en su dirección y detrás de ellos se encontraba nada menos que Slithe. — ¿Crees poder llegar a ella y traerla a nosotros?

Cheetara asintió, esa tarea era arriesgada pero era su única oportunidad y siendo la más rápida del grupo no se podía enviar a nadie más. — Sí, estoy segura.

Lion-O planeaba distraer a los soldados al mismo tiempo que Panthro reparaba el tanque y Cheetara les conseguía los tan necesarios explosivos, su hermano le diría que esa no era solamente una locura sino también una estupidez.

Pero Tygra no estaba allí para regañarlo y cuando lo rescatara de su jaula podría gritarle todo lo que quisiera, se conformaría con tenerlo de vuelta, aunque aquello significara que discutiera cada decisión que tomaba.

Lion-O asintió, era en ese momento o nunca y convocando el poder de la espada del augurio, el símbolo de los Thundercats brillo en el cielo asustando a los lagartos que habían escuchado toda su vida historias de esa marca rojiza.

Las historias de las constantes derrotas que habían sufrido, la fortaleza de los guerreros que acompañaban al monarca de los Thunderianos, como cada vez que se topaban con uno de sus ejércitos ellos perdían y sin tener una verdadera motivación más que seguir a una criatura desconocida carecían de la fuerza interior que todo guerrero necesita.

En cambio la perspectiva de perder a las personas que amabas, de recuperar lo que has perdido y reconstruir su mundo tal como lo conocían les daba la fuerza, la tenacidad de sobrevivir en el campo de batalla, de dar cada vez más de lo que podías.

Cada uno de los Thunderianos tenían sus propias razones para enfrentar el peligro, aquellas que les daban la fuerza interior, el espíritu del guerrero felino que siempre era acompañado del gran rugido y con este, los tres Thundercats se enfrentaron con valentía al presente creyendo que tendrían un futuro.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

La mañana siguiente Tygra no podía dejar de pensar en los ojos rojos que había visto fuera del campamento, estaba seguro que se trataba de Mum-Ra, pero este jamás se comunico con Grune, no hasta donde pudo notarlo.

Era como si solo se tratase de su imaginación, pero aun así, no podía dejar de pensar que esa criatura estaba allí, viéndolos, disfrutando del cómo era poseído.

Antes de aquella visión también le vio, estaba en su habitación, sus ojos rojos brillaban en la oscuridad, su aura se podía sentir fría e imponente, pero las imágenes que vio de ese lugar oscuro, del joven león que le llamo Tygus en más de una ocasión le hicieron darse cuenta que solo era un sueño.

Por lo cual también lo era la silueta que vio en las sombras, los ojos rojos que apenas se podían distinguir en la monstruosa oscuridad que cubría la tienda de Grune.

Su constantes abusos ya lo estaban afectando demasiado e intentando borrar la imagen de Mum-Ra de su mente, intento meditar un poco, sentándose con las piernas cruzadas, ignorando que sus ojos no le mentían, pero que su mente no quería aceptar lo que veían, mucho menos los recuerdos que se dedicaban a plagarlo como fantasmas de vidas pasadas.

De una vida en especial en la cual fue feliz, tanto como un felino puede serlo, solo para ser devorado por la oscuridad que le arrebato la dicha que sentía al estar con su ser amado.

Que cumplió su promesa de que jamás volvería a ver a su amante, no porque matarían a dicho amante o porque los separarían, sino porque jamás lo reconocería hasta el momento de su muerte.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Lion-O corría en el campo de batalla, limpiando el camino para que Cheetara pudiera ingresar al campamento por los explosivos que tanto necesitaban, distrayendo a los lagartos cuyo único fin era el de conseguir la espada del augurio sin matarlo.

El fuego que se encontraba en el interior de Lion-O brillaba como nunca antes lo había hecho, en su mente sabía exactamente que era aquello que necesitaba hacer, esta vez no fallaría.

Los lagartos intentaban llegar a él con sus armas de corto alcance, muchos de ellos utilizando armas de fuego, las que no disparaban tan rápido como para poder darle al joven león que no dejaba de moverse.

Cortando e hiriendo a sus enemigos, los lagartos comenzaban a temblar aterrorizados, jamás en su vida habían visto tanta devoción ni tanta entrega.

La mujer de cabello dorado corría tan rápido que apenas podían verla, no dejaban de maravillarse, cada guerrero de escamosa piel no podía más que admirar su entrega, aun Slithe se preguntaba que había cambiado en los Thunderianos que ahora se enfrentaban a un ejército de sus hombres sin temor, moviéndose como verdaderas maquinas de batalla, destruyendo los regalos que Mum-Ra les había entregado.

Sabía que no debía matar a Lion-O, aun así, en el campo de batalla cualquiera podía realizar un error y arrebatándole una de sus armas al soldado más cercano disparo creyendo que por fin tendría la espada del augurio.

Cheetara al ver eso inmediatamente ataco a Slithe, derribándolo al suelo, en sus manos estaba una bolsa llena de explosivos.

Lion-O clavo la espada del augurio en el vientre de uno de los lagartos, al mismo tiempo que otro intentaba atacarlo por la espalda, recibiendo un codazo del monarca, quien a pesar de su esbelta figura era demasiado fuerte para un reptil.

Sus ojos azules brillaron en la oscuridad y al ver la bolsa de explosivos le ordeno al clérigo. — ¡Colócalos a lo largo de todo el campamento!

Cheetara asintió y con su gran velocidad emprendió la tarea de colocar las bombas en lugares estratégicos, como lo eran las maquinas de color verde, esquivando los disparos de las temblorosas manos de los reptiles.

Al mismo tiempo Panthro comenzaba a decirle a su tanque, esperando que la reparación estuviera lista y que pudieran marcharse de allí, sin saber que sus dos compañeros estaban a punto de lograr su objetivo, el cual era desarmar a los lagartos momentáneamente. — ¡Tienes que arrancar!

Lion-O al ver a Slithe, le pregunto sosteniéndolo de su gordo pescuezo, ignorando momentáneamente que se encontraba en un campo de batalla y que no era momento de darles la espalda a tus enemigos. — ¿Dónde está? ¿Dónde está Tygra?

Slithe se rio sonoramente diciéndole con los dientes apretados, comprendiendo perfectamente de quien le hablaba. — Para este momento puede estar enterrado en la nieve, todos sabemos la clase de criatura que es Grune.

Lion-O escucho repentinamente que varios lagartos se colocaban a sus espaldas, al mismo tiempo que Cheetara caía al suelo tras recibir el impacto de uno de los explosivos que los lagartos pudieron conservar.

El cual apenas le rozo, por lo que inmediatamente sosteniendo el dispositivo que los hacía funcionar se los mostro a los lagartos esperando una orden de su monarca, quien le dijo a Slithe. — Dispáranos y todo el campamento será destruido…

Slithe cayó al suelo cuando Lion-O lo soltó, esperando una respuesta de sus labios, de manera poco ceremoniosa, sus soldados estaban detrás del león al que podrían matar, pero su señor había decidido perdonarle la vida.

Cuando lo asesinaran tendrían la espada pero la mujer Thunderiana activaría los explosivos dejándolos sin armas, causando una interminable cantidad de bajas, porque podía ver que varios de los explosivos ocasionarían una reacción en cadena.

Podría responder a las preguntas del león y ganar tiempo, con qué motivo aun no lo comprendía, pero aun así tenía que encontrar una forma para destruir la estratagema de un cachorro inexperto.

Slithe levanto el brazo y les ordeno a su guardia que bajaran las armas, podía arriesgar las vidas de un pequeño grupo de lagartos pero no de todo su ejército, Mum-Ra no sería tan misericordioso si volvía a fallar — ¿Quieres saber en dónde está el rayado? Bien, está calentando la cama de Grune.

Lion-O apretó los dientes, sorprendido al ver que su plan había funcionado, preguntándose que era aquello que Slithe esperaba y eso era la guardia que estaba protegiendo el pueblo que acababan de tomar, quienes seguramente al ver el fuego proveniente del campamento secundario marcharían en su dirección. — ¿Dónde está Grune?

Slithe le respondió atreviéndose a ver de reojo como las luces del poblado comenzaban a iluminarse y algunos soldados que estaban de guardia salían a investigar que era aquel humo que se desprendía del segundo batallón.

El que únicamente servía como escolta y en ocasiones sirvientes de Slithe. — Como si fuera a darte la posición de su campamento…

Lion-O le insistió, observando de la misma forma que los lagartos que hacían guardia al ver el humo ingresaban en el interior del poblado, tocando algunos cuernos de guerra, alertando a los demás del golpe que habían sufrido. — Cada general conoce la ubicación del otro… ¿Dónde está Grune?

Slithe le respondió casi inmediatamente, recargando una de sus manos en su cintura. — En las montañas nevadas, pareciera que se dirigen a la pirámide de Mum-Ra…

Lion-O maldijo casi inmediatamente. — Whiskers…

Slithe le comento entonces riéndose al ver la expresión del cachorro. — Si te apresuras tal vez llegues pronto a donde está el, pero…

Volteando esta vez en dirección del pueblo, al ver que las maquinas verdes comenzaban a moverse finalizo. — Pero ya es tarde, si me entregas la espada de todas formas serás reunido con tu hermano…

Lion-O estaba a punto de preguntarle a que se refería con eso cuando por fin escucharon el rugido familiar del tanque felino, el cual llego con la velocidad de un rayo, derrapándose a pocos metros de distancia, girándose lo suficiente para que Panthro les indicara. — ¡Suban!

Lion-O necesitaba saber más, tenía que saber que había pasado con su hermano, pero no podían quedarse más tiempo y asintiendo en dirección de Cheetara corrió al tanque, esquivando las ráfagas de plasma que se estrellaron en el suelo a pocos centímetros de sus pies.

Cheetara al ver que su rey le daba la señal apretó el gatillo del detonador, provocando que una reacción en cadena comenzara en uno de los puntos más lejanos del campamento, continuando en dirección de los otros explosivos.

Panthro al ver como las llamas comenzaban a cubrir el campamento de los lagartos y un pánico generalizado comenzaba sonrió, arrancando el tanque cuando sus compañeros por fin estaban adentro.

Escuchando como Slithe gritaba furioso, dando órdenes para capturar a los felinos al mismo tiempo que apagaban el fuego e intentaban detener las demás bombas de hacer explosión.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

El tigre estaba sentado fuera de una de las tiendas, tratando de meditar como le había enseñado Jaga.

De pronto vio al camaleón que parecía ser de algún modo la mano derecha de Grune y al verlo inmediatamente se levanto del suelo, siguiéndolo tan cerca como pudo.

Khamai al ver que Tygra lo estaba siguiendo le pregunto haciéndose invisible, no deseaba que Grune pensara que estaba interesado de alguna forma en su príncipe, nadie en sus cinco sentidos lo haría. — ¿Qué quieres gato?

Tygra empujo al camaleón a una tienda que sabia estaba vacía, en donde únicamente se guardaban las provisiones, pero no las armas, en donde podía meditar y lo había estado haciendo desde que comprendió por fin la importancia de su don.

El cual comenzaba a comprender mucho mejor, pero aun no podía controlar del todo. — Perdone tu vida y exijo que pagues tu deuda.

Khamai estuvo a punto de reírse al escuchar esa amenaza, pero al ver la expresión en el rostro del tigre prefirió no hacerlo, guardando silencio absoluto, escuchando aquello que tenía que decirle. — Quiero que me consigas un arma y suficientes municiones para poder utilizarla.

El camaleón al escuchar esa exigencia comenzó a reírse, ese gato había perdido la razón si acaso pensaba que le ayudaría a fugarse. — ¡Estás loco! Grune me mataría si lo sabe.

Tygra no se rio, tampoco se permitió sentirse insultado por la negativa del camaleón, en vez de eso le dijo. — Yo te matare si no lo aceptas.

Khamai retrocedió varios pasos diciéndole. — No lo harías, eres una persona honorable.

Tygra le respondió inmovilizándolo contra una de las cajas, no permitiría que un camaleón olvidara que un Thunderiano era mucho más fuerte que él, ni que tan buen guerrero era solo porque Grune había decidido utilizar su cuerpo para calentar su cama. — Tal vez, pero tampoco puedo permitir que lastimen a esos niños… Mum-Ra…

Khamai lo interrumpió diciéndole. — Esos cachorros son un lastre, cuando olvides quien eras no los recordaras y tu vida será mucho más fácil.

Tygra le respondió entonces apretando un poco más el cuello del lagarto, por el cual lo mantenía preso. — Eso lo sé, y también se que podría matarte y Grune no me diría nada… me permitiría bañarme en tu sangre y aun así no sería castigado por ello, tú lo sabes tan bien como yo.

Khamai asintió, Grune premiaba sus acciones cuando daban resultados, cuando le fallaban los abandonaba a su suerte o los castigaba en persona y un acto imperdonable sería tocar uno solo de los cabellos del tigre que tenía como esclavo. — También me mataría si sabe que fui yo quien te ayudo a escapar de este campamento.

Tygra le respondió casi inmediatamente, aguzando los oídos para que nadie lo escuchara decir aquellas palabras. — No tendría porque saberlo y sé que te has acostumbrado a Wilykit y Wilykat, dicen que no eres tan malo para ser un lagarto.

Aquello era cierto, después de la primera reunión en la cual tuvo varios raspones, Khamai intento tener otra clase de acercamiento con los cachorros Thunderianos, este era darles de comer e intentar en todo lo posible no ser su enemigo, así su trabajo de niñera era mucho más fácil aun. — Pero si te niegas a ayudarme Khamai me obligaras a matarte.

Khamai trago saliva, pero comprendía el comportamiento del Thunderiano, llevaba casi un mes siendo un esclavo, esos niños habían permanecido ese mismo tiempo encerrados en una jaula.

Cambiando los papeles, observando cómo dos pequeños de los suyos eran encerrados en una jaula, siendo tan chicos que sus colas apenas estaban creciendo, cambiando cada año de piel, tampoco permitiría que les dañaran.

Debía ser un sentimiento instintivo por qué se encontró asintiendo antes de saberlo, pronunciando con lentitud entregándole su propia arma, la cual estaba cargada con suficiente energía para abrirse paso en un pueblo de espadachines. — No la obtuviste de mí…

Tygra permitió que Khamai saliera de la tienda y espero algunos minutos más para visitar a los mellizos, decirles lo que había conseguido, que pronto los sacaría de allí, apreciando como nunca antes el sentimiento de tener un arma en sus manos.

Poco después se dirigió a la tienda donde sabia que se encontraban los mellizos, no tenía tiempo que perder.

Al ingresar Tygra en ella vio como los mellizos estaban aterrados, acurrucados en la parte más profunda de la jaula, observando algún punto a su derecha.

La misma aura oscura que sintió la noche anterior estaba presente haciéndole voltear con lentitud, observando una capucha roja, cubriendo una piel como de pergamino de color azul cubierta por vendajes.

Tygra jadeo al verle y Mum-Ra simplemente volteo en su dirección, con una mueca indescriptible en su rostro, ignorando el repentino miedo ancestral que recorrió su cuerpo en forma de un escalofrió camino en dirección de los mellizos, sentándose enfrente de ellos, diciéndoles. — Todo estará bien.

Esas eran las únicas palabras que se le ocurrían en el momento, sabía que eran patéticas porque ni siquiera él las creía.

Wilykit rodeo su brazo izquierdo, ocultándose en su hombro, diciéndole. — Ya no queremos estar aquí…

Wilykat parecía molesto con él, por lo que tardo mas en acercarse a su persona, diciéndole. — ¿Cuánto más vamos a estar aquí?

Tygra observo a Mum-Ra recargarse en su mano derecha y les respondió, acariciando sus cabezas, hablando en voz baja. — Tienen que ser fuertes, hoy más que nunca…

Los niños asintieron, Wilykat un poco a regañadientes, ella sin dudar en sus promesas, todo ese tiempo siendo observados por Mum-Ra, quien parecía entretenido con el espectáculo que estaba viendo.

Tygra estaba perdiendo el control de sus emociones, sintiéndose en peligro, cuando repentinamente Mum-Ra se levanto de su trono improvisado y salió de la tienda, dejándolos a solas.

Dándole la oportunidad a Tygra de explicarles sus planes, quien inmediatamente le mostro el arma que había conseguido del camaleón, diciéndoles. — Hoy será la noche… estén preparados.

Wilykit le pregunto, sosteniéndolo del brazo, provocando que sus costillas que aun seguían resentidas por el combate con Grune se quejaran. — Pero aun sigues lastimado…

Tygra le respondió, sujetando su costado, intentando no mostrar el dolor que sentía cada vez que sea movía con demasiada brusquedad. — Eso no importa, tengo el presentimiento que será esta noche o no será nunca y no puedo dejarlos aquí… no importando que pase.

Wilykat que hasta el momento había desconfiado de su sinceridad le dijo, sonriéndole por primera vez desde que comenzara esa pesadilla. — Gracias por cuidarnos…

Tygra le sonrío y guiñándole el ojo respondió, saliendo de la tienda, dirigiéndose en dirección de lo que podía llamarse su habitación, en donde esperaba poder dormir un poco antes de la gran noche. — Descuida, se lo que es ser el mayor y estar a cargo...

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Una vez que pudieron detenerse, cuando la oscuridad de la noche cubrió la luz del sol, dándoles cobijo para poder descansar algunas horas antes de seguir con su camino, montaron un campamento improvisado que solo contenía una fogata que los calentaría durante la noche, en donde podrían revisar sus heridas y alimentarse.

Lion-O comenzó a curar la herida del clérigo con cuidado, sintiéndose sumamente culpable por haber sido el culpable de que le hirieran, aquello no debía pasar de aquella manera y aun así, no podía cambiar el destino.

Cheetara permitió que Lion-O limpiara su herida y colocara un vendaje en su hombro, escuchando que su monarca le decía. — Realmente lo siento… todo esto es mi culpa.

Cheetara le respondió sonriéndole, intentando llegar a su monarca aunque fuera solo una vez. — No lo es, no podemos saber que es aquello que nos depara el destino.

Lion-O se detuvo al escucharla y sentándose frente a ella le pregunto, sonriéndole. — Parece que siempre estas de mi lado, sin importar los errores que cometa.

Cheetara se sonrojo al escucharlo decir aquellas palabras, para después intentar explicarse. — Es mi deber como uno de los sirvientes de la corona…

Lion-O suspirando le dijo limpiando la ultima herida de su cuerpo, la que estaba en una de sus mejillas y apenas era un rasguño. — Tú no eres un sirviente, ninguno de ustedes lo son…

Cheetara mirando en otra dirección le pregunto. — Si no amaras a Tygra… ¿Tendría alguna oportunidad?

Lion-O al escuchar esa respuesta le dijo, abriendo mucho los ojos, sonrojándose al sentir la mirada del clérigo en él, la esperanza con la cual había pronunciado esa pregunta. — Eres la mujer más hermosa que conozco, eres fuerte y valiente, tan leal como nadie que jamás haya conocido…

Cheetara sonrió tímidamente al escuchar esa respuesta y se acerco a él con los ojos cerrados, intentando besar sus labios.

Lion-O no supo qué hacer en un principio, hasta que sintió los labios de Cheetara sobre los suyos, el calor de su cuerpo delicado, sus curvas perfectas y el afecto que imprimía en una sola acción.

Pero cuando abrió los ojos y estos cambiaron de color a un hermoso dorado pudo reaccionar por fin, alejándola con delicadeza de su cuerpo, diciéndole con pesar. — Pero no te amo… yo realmente lo siento…

Cheetara se alejo de su monarca con la mirada triste, estaba sonrojada y avergonzada por su comportamiento, sabía que Lion-O amaba a Tygra, pero aun así sabia que ella amaba a su monarca y que nunca se perdonaría si simplemente lo dejaba caminar lejos de ella. — Lo siento… no es mi lugar…

Lion-O le respondió entonces, rodeándola con sus brazos, intentando calmar la terrible tristeza que se escuchaba en su voz, al mismo tiempo que le hacía comprender la magnitud de su afecto por Tygra. — Nunca he querido lastimarte, aun así… Tygra me necesita y no puedo dejarlo solo… lo siento tanto…

Cheetara asintió, pero en su interior una pequeña llama de esperanza comenzó a brillar, creyendo que tal vez el amor que sentía por Tygra era derivado de los sucesos que habían ocurrido en el último mes, que tal vez cuando lo tuvieran consigo, su amor se transformaría a lo que un hermano debía sentir por el otro.

Snarf al verlos juntos bufo y trato de llamar la atención de su amo, sin lograrlo, acostándose a sus pies con apariencia miserable, aparentemente sin aprobar lo que su amo estaba haciendo, ni la forma en la cual Cheetara le abrazaba.

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Mum-Ra había tomado una decisión, ya no tenía por qué esperar, no cuando sería muy fácil utilizar la forma de Grune para llevar al hermoso felino a su cama, lo único que tenía que hacer era esperarlo en la tienda que compartía con el general, quien cumpliendo sus ordenes había partido dejando a su príncipe solo en ese campamento.

Mum-Ra estaba impacientándose, preguntándose si acaso Grune permitía que su esclavo andará en su campamento a sus anchas cuando lo debería tener vigilado, a sus pies si es que no tenía ninguna tarea útil más que calentar su lecho.

Tygra al entrar sintió la pesada sensación que había invadido sus sentidos desde hacia días, provocando que los cabellos de su nuca se erizaran, al mismo tiempo que veía a Grune, sentado en una silla, con una expresión difícil de describir.

Sus orejas inmediatamente se bajaron y creyó que lo mejor era huir de allí, sin embargo, controlando sus emociones se sentó en la cama, sin atreverse a mirarle fijamente.

Mum-Ra utilizando la forma de Grune se levanto de su asiento y le dijo, acariciando su mejilla, provocando que un escalofríos recorriera su cuerpo. — Desvístete, no tienes una idea de lo que deseo hacerte… mi príncipe…

Tygra al escuchar esas palabras, miro a Grune desconcertado, preguntándole, intentando alejarse un poco de su cuerpo. — Pero… no puedes hacerlo.

Mum-Ra le pregunto desabrochando los botones del uniforme que había seleccionado especialmente para el tigre, perdiendo la poca paciencia que tenía. — No veo por qué no, tú me perteneces…

Las manos de Grune se sentían frías, demasiado heladas, haciendo que intentara irse, deteniéndose a la mitad de la habitación, sintiendo la mirada del general sobre su cuerpo.

Tygra debía tener paciencia, esa noche por fin escaparían y encontraría un lugar seguro en donde esconderse hasta que se curaran sus costillas, por lo que dándose la media vuelta intento disculparse por su comportamiento.

Sintiendo la boca de Grune sobre la suya casi inmediatamente, robándole el aliento. — Así me gusta más…

Tygra trago un poco de saliva, diciéndole, sin atreverse a mirarlo a los ojos, porque de haberlo hecho abría distinguido un brillo rojizo en ellos. — Cuando el sol se oscurezca seré tuyo, eso acordamos… pero los días son míos y no deseo esto…

Mum-Ra no aceptaría esa respuesta y sujetándolo de los brazos lo empujo en dirección de la cama, en donde cayó de espaldas, escuchando como le decían despojándose de la ropa que le cubría hasta ese momento. — He cambiado de idea, las mañanas también serán mías.

Tygra intento salir de la cama al ver que la última pieza de ropa caía en el suelo, siendo sujeto por el tobillo al mismo tiempo que le decían. — No te irás hasta que cumplas con tus deberes…

En ese momento las costillas que se rompieron durante su práctica volvieron a quejarse, provocando que se encogiera, sintiendo como lo sostenían del cuello y lo cargaban para que estuvieran frente a frente.

Mum-Ra le dijo apretando su mano alrededor de su cuello con tanta fuerza que sentía que estaba a punto de romperse. — Eres mi esclavo, yo te digo que vestir, cuando no hacerlo, que hacer y si quiero perforarte lo hare cuando me plazca, lo entiendes.

Tygra asintió, tragándose su orgullo, Grune jamás se había comportado de aquella forma con él, era casi como si fuera otra persona y estrellándose en el suelo comenzó a respirar hondamente.

Mum-Ra cruzándose de brazos le ordeno nuevamente, pronunciando cada palabra con lentitud. — Desvístete y acuéstate en la cama.

Tygra volvió a asentir, comprendía perfectamente que Grune sería capaz de hacerle mucho daño y si lo provocaba no podrían partir esa noche, los mellizos dependían de él para lograrlo.

Lentamente comenzó a quitarse cada una de sus prendas sintiendo todo ese tiempo la mirada hambrienta de Grune sobre su cuerpo, cerrando los ojos se recostó en la cama, tratando de pensar en algo más.

Grune casi inmediatamente se recostó en la cama junto con él y se apodero de sus labios con hambre, mordiéndolos, dejándolos hinchados, ignorando que aquello solo le estaba provocando dolor.

Mum-Ra recorrió con sus manos el cuerpo del tigre debajo de él, todo ese tiempo observando cómo intentaba relajarse, aunque no podía negar cuan asustado estaba.

Su cuerpo aun así lo recibía, tal vez era la imagen que estaba utilizando, pero en ese momento no le importaba, solo el hecho de tener un amante joven después de miles de años encerrado en su propio sarcófago.

Tygra al sentir que abrían sus piernas sin ninguna clase de preparación abrió los ojos sorprendido, mirándole fijamente, estaba a punto de pedirle que se detuviera cuando sintió la dolorosa intrusión en su cuerpo.

Un gemido se escapo de sus labios al mismo tiempo que Grune se agachaba para besar su cuello, mordiéndolo justo por encima de la yugular, diciéndole. — Mírate, recibiendo a tu amo como un fiel esclavo… casi hace que me sienta culpable por pensar en ponerte el collar.

Tygra se aferro a la almohada y le dijo entre gemidos, sintiendo que la fuerza de las estocadas cada vez era mayor, que en esta ocasión Grune no se estaba preocupando por su placer físico, únicamente por el suyo, haciéndolo sentir mucho más sucio que la primera vez que lo tomo. — No eres mi amo…

Grune habría soportado esa respuesta, pero Mum-Ra al escucharla, lo tomo del cabello jalándolo en su dirección, diciéndole con furia contenida. — Soy tu amo, soy el amo de toda tu ingrata especie…

Cambiándolo poco después de posición, recostándolo con boca abajo sujeto sus caderas con tanta fuerza que sintió por un momento que estaba a punto de encajarle los dedos en la piel.

Grune generalmente prefería ver su rostro cuando tenían sexo, esta vez lo único que deseaba era poder llegar más profundo, multiplicar su placer, diciéndole cuando volvió a empalarse en su cuerpo, recibiendo un sonoro quejido. — Y espero que nunca lo olvides…

Tygra se mordió los labios para no gritar, cerrando los ojos, tratando de pensar en algo más, sintiendo que cada parte de su cuerpo se quejaba por el maltrato, que pronto la cama se derrumbaría bajo su peso.

Todo ese tiempo Grune no dejaba de jadear sobre su cuerpo, detrás de su oreja, aferrándose a su cuerpo de manera dolorosa hasta que por fin se derramo en su interior, un sentimiento que le pareció asqueroso, tan humillante que sus deseos por huir se incrementaron. — Porque tendrás que acostumbrarte a mi...

Cuando Grune por fin salió de la tienda Tygra rodeo sus rodillas con ambos brazos, cerrando los ojos, de los cuales caían gruesas lágrimas de humillación, aparentemente su amo estaba mostrando sus verdaderas intenciones y no sabía cuánto más de ese trato podría soportar.

Algunas horas después, cuando por fin anocheció Tygra salió de la tienda que compartía con Grune sin ser visto, el general no había regresado después de violarlo algunas horas antes.

Aquello era una bendición, de lo contrario no tendría la fuerza para ignorar lo que le había hecho durante todo ese mes, como ignoro su tregua tomando su cuerpo, buscando únicamente su propio placer, haciendo que se borrara cualquier clase de simpatía que hasta ese momento había obtenido.

Al ingresar en la tienda llamo a los pequeños por su nombre, quienes estaban inquietos, sin notar que Mum-Ra esperaba que Tygra les visitara ahora que Grune no evitaba que huyera, utilizando la oportunidad perfecta para colocar el collar sobre ese lindo cuello.

Tygra se hinco enfrente de los niños, diciéndoles. — Es hora de irnos… Wilykit, Wilykat…

Mum-Ra que les había estado observando desde varias horas antes se levanto del trono improvisado y comenzó a caminar en su dirección, lentamente, casi como si no se moviera del todo, alertando a Tygra quien le observo de reojo sintiendo que cada uno de los cabellos de su nuca se erizaba.

Los niños al verle se abrazaron al mismo tiempo que retrocedían varios pasos, pronunciando el nombre del mayor, quien al verle se dio la vuelta, apretando los dientes, entrecerrando los ojos, pero sin hacer ningún movimiento brusco.

Mum-Ra modifico su forma convocando a los antiguos espíritus del mal, repentinamente doblando el tamaño del tigre, quien se sentía como un insecto a su lado.

Por un momento quiso creer que aquella era una pesadilla, pero sabía que no era así, últimamente el destino se dedicaba a ensañarse con su persona.

Tygra se levanto del suelo y colocándose entre Mum-Ra y los niños pronuncio, apretando los dientes. — No te les acerques…

Mum-Ra lo sostuvo del mentón con sus dedos índice y pulgar, diciéndole. — Te le pareces mucho en realidad…

Tygra no intento soltarse, por un momento no sabía qué hacer y retrocediendo escucho que los niños le gritaban a la momia. — ¡No lo toques!

Mum-Ra ignorando los gritos de los niños recorrió el cuello de Tygra con el dedo índice, abriendo algunos broches pronunciando. — Demasiado.

Tygra al ver que lo soltaba e intentaba llevar su otra mano a su cuello retrocedió varios pasos, esquivando la enorme mano de la criatura de ojos rojos, observando con profundo terror que esta traía consigo el collar dorado, el mismo que se suponía tenía Grune en su bolsillo.— ¿Cómo?

Mum-Ra sonrió al escuchar esa respuesta y le respondió con su voz reverberante, viéndose mucho más grande que antes, mucho más terrible al sostener el collar que lo condenaría por siempre. — No creerás que le deje a Grune un artefacto de tanto poder… el collar de la reina Tashi es otro de los tesoros de Plundarr y por lo tanto me pertenece a mí.

Tygra retrocedió varios pasos más, escuchando como los mellizos seguían gritándole que se detuviera, que le pedían que huyera sin siquiera comprender lo que estaba pasando. — Pero Grune…

Mum-Ra esta vez comenzó a reírse, diciéndole, con aquella mirada rojiza que no reflejaba nada, que aparentaba estar hueca. — ¿Qué crees que valga más para Grune, tu o una corona?

La respuesta era obvia para Tygra, quien tragando saliva decidió que ya era el momento de actuar, dándose cuenta que los cachorros no significaban nada para Mum-Ra, porque de lo contrario no habría forma alguna de que los dejara permanecer tanto tiempo en el campamento de Grune, pero entonces de quienes hablaba.

“Ahora veo por qué insististe tanto por tenerlo contigo”

No podía ser cierto, aquella debía ser alguna clase de broma.

“Te le pareces mucho…”

Pero a quien se le parecía tanto, repentinamente un nombre le vino como un golpe.

“Con la tutela y el entrenamiento adecuado podrán llegar a ser muy útiles…”

Tygra abrió los ojos desorbitadamente cuando comenzó a comprender su error, nunca estuvo interesado en los mellizos, estaba interesado en…

“Sera una excelente adición a nuestras fuerzas.”

¿Ellos? En su hermano y en él, Mum-Ra pensaba que podía entrenarlos, como si se tratase de los que murieron, aquellos de los que hablaban en las leyendas, las que su padre mencionaba constantemente.

“Te le pareces mucho en realidad…”

Repentinamente lo dijo, pronuncio un nombre que parecía grabado en su memoria, que era tan importante para él como la vida misma, el nombre de un Thunderiano que se le precia tanto a Lion-O que no podrían diferenciarlos. — Leo… Tú crees que mi hermano es Leo…

Mum-Ra le ofreció su mano diciéndole con una mueca que parecía una sonrisa. — Si cooperas tu amado no será lastimado… Tygus.

Así que eso era, Mum-Ra creía que Lion-O era Leo y que él se trataba de Tygus, negando con un movimiento de la cabeza, disparándole tantas veces como pudo al mismo tiempo que retrocedía, le respondió. — No… si dejo que eso pase Lion-O estará en peligro… mucho más que nunca… yo no seré quien lo destruya y tú… tú no triunfaras…

Mum-Ra se enfureció al escuchar esas palabras y respondió lanzando varios rayos de energía morada en contra del tigre que osaba desafiarlo, en esa vida y en la anterior, provocando que fuera impactado contra la jaula, la que se doblo por culpa del peso del cuerpo de Tygra y la fuerza del golpe.

Wilykit grito el nombre del mayor, al mismo tiempo que su hermano intentaba abrir la jaula con las herramientas que Tygra había estado recolectando a lo largo de ese mes, escuchando un hermoso clic cuando forzó la ganzúa.

Al mismo tiempo Tygra intentaba levantarse del suelo, siendo sostenido por Mum-Ra, quien lo levanto del cabello para decirle, justo al oído, antes de lamer su cuello. — No volverás a verlo.

Tygra siguió retorciéndose, sosteniendo su cabello, tratando de golpear el cuerpo de Mum-Ra con tanta fuerza como para que le soltara, pero todo era inútil cuando sintió el frio peso del collar resbalar por su cabeza, cayendo en su cuello.

De pronto la joya que no brillaba hasta ese momento tomo un hermoso color dorado, tan brillante que por un momento sintió que lo deslumbraría al mismo tiempo que parecía unirse con su piel de tal forma que sería imposible quitárselo con la misma facilidad con la cual se lo pusieron.

Mum-Ra creyendo que ya no había nada que pudiera hacer lo dejo caer al suelo, observando cómo los ojos de Tygra se llenaban de lágrimas, intentando quitarse la cadena, deteniéndose justo a tiempo, antes de que el collar le diera una dolorosa descarga.

Al ver que los niños por fin habían salido de la jaula les dijo, ignorando momentáneamente a Mum-Ra, corriendo en dirección de la salida, acompañándolos en su huida, disparando a cualquiera que intentara interponerse en su camino. — ¡Corran! ¡Corran tan rápido como puedan!

Wilykit cargaba las provisiones mientras que Wilykat comenzó a lanzar varias bombas de humo, intentando hacerse paso o por lo menos bloquear el camino de sus atacantes, al mismo tiempo que Mum-Ra les ordenaba que los atraparan.

Tygra al salir de la tienda pudo ver a Grune, este le miraba con pesar, pero no era la clase de temor por la seguridad de la persona que dices amar, sino por el saber que te han quitado un objeto que piensas te pertenece.

Grune no le ayudaría, como lo dijo Mum-Ra una corona tenía mucho más valor que su vida y habiendo tomado lo que deseaba de su persona durante ese largo mes, ya no había nada más que pudiera arrebatarle.

Tygra, sintiendo como Wilykat lo jalaba de una de sus manos se dio cuenta que a pesar de todo lo que había ocurrido ese largo mes, que después de ser su esclavo durante tanto tiempo aun creía que Grune lo apreciaba de alguna manera, que sus sentimientos estaban corrompidos, pero ahora se daba cuenta del error en el cual estaba y aquello fue lo que le dolió más.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Oficialmente esta historia se ha vuelto un Lion-o/Tygra…

Oficialmente y con solo un voto en contra Grune tendrá primero al príncipe.

Oficialmente con 5 votos en contra Lion-O no buscara consuelo con Cheetara.

Otra pregunta… ¿A quién quieren que vea Tygra cuando lleve el collar? Grune, Lion-O… o Mum-Ra

Llevamos 2 votos favor Mum-Ra, 3 votos a favor de Lion-O y 0 votos a favor de Grune.

También les pido que vayan y voten en el poll, en mi página de usuario de fanfiction net, me harán la persona más feliz del mundo.


Saludos.

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