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Avaricia. por Seiken

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Avaricia

Capítulo 8.

Lion-O esperaba que Tygra lo empujara en el primer instante en que sus labios tocaron los suyos, no que gimiera en su boca y que rodeara su cuello con sus manos, respondiendo a sus deseos tomando la ventaja con ayuda de su experiencia.

Ninguno de los dos quería separarse, sintiendo solo por ese instante que únicamente existían ellos, que nada podría separarlos y que por fin encontraban su lugar en ese planeta.

El primero en perder la respiración fue Lion-O, quien se separo apenas algunos milímetros de la boca del mayor, el cual respiraba profundamente acompañando su falta de aliento, ambos ronroneaban plácidamente, cerrando los ojos temiendo que en el momento en el que los abrieran esa dicha sería el resultado de un sueño, nada más.

No parecían encontrar palabras para poder explicar lo que había pasado pero no las necesitaban, era como si por vez primera la barrera que los estaba separando hubiera sido derribada con ese ínfimo instante.

Lion-O estaba seguro que cuando los descubrieran les mirarían con desaprobación, puesto que esa clase de relación estaba prohibida en sus tradiciones, pero le daba igual.

No sabía que Panthro ya le había advertido a su hermano mayor sobre ello, pero estaba consciente que tal vez no lo entenderían.

Tygra controlando su respiración beso la frente de Lion-O diciéndole sintiendo que sus mejillas incrementaban el tono de su sonrojo, esperando que Lion-O cayera en la trampa y se distrajera — ¿Así que soy solo tuyo señor de los Thundercats?

Lion-O, el que había madurado mucho desde que abandonaron el castillo, le respondió aumentando su ronroneo, restregando su rostro contra el de su hermano. — No caeré en tu trampa… y si, decreto que ahora seas mío.

Tygra se rió por lo bajo diciéndole incrédulo — ¿Qué clase de decreto es ese?

Lion-o se encogió de hombros, perdiendo el habla cuando vio que Tygra intentaba besarlo, estaba sonrojado, sus ojos brillaban como no lo habían hecho antes, la brisa agitaba su cabello como si dedos invisibles le acarician con ellos, la luz de la luna provocaba que su pelaje cambiara de color por uno más intenso.

Los labios de su hermano siempre le habían gustado mucho e intentaba ocultarlo cada vez que podía, mirando a otras chicas, enfocándose en su tecnología, pero esta vez no lo haría. — Soy el rey…

Tygra acaricio su mejilla con sus nudillos para después susurrarle en el odio. — Puede que seas el rey Lion-O…

El más joven cerró los ojos esperando el beso que sabía que vendría, cuando repentinamente no sintió nada, temiendo que Tygra hubiera cambiado de opinión los abrió de nuevo para ver que su vista estaba enfocada en algo detrás de su espalda.

Al voltear vio que Cheetara los estaba viendo con una expresión difícil de describir, pero si debía nombrarla, diría que le acababa de romper el corazón. — Cheetara…

Tygra se alejo entonces de su cuerpo diciéndole sacudiendo su cabeza, recordando las palabras que Panthro pronunciara apenas ese día, todo eso era incorrecto. — Lo siento mucho, me deje llevar…

Lion-O suspirando pronuncio lo suficiente bajo para no ser escuchado por la clérigo ni por su hermano, recordando aquella vez que estaba en compañía de Cheetara en el bosque de espinas y como Snarf los interrumpió. — ¿Por qué siempre me pasa esto?

Cheetara intento retirarse antes de que Lion-O hablara con ella, sin embargo, al escuchar su voz, su deber, que era intentar guiar a los príncipes le detuvo. — ¿Qué se supone que haga ahora?

Ella no lo sabía, no podría decirle que hacer cuando ella misma no sabía que pensar, no cuando el joven diferente que había conocido estaba fijándose en alguien más, ese alguien su hermano, el cual según veía compartía los sentimientos del menor. — No lo sé…

Lion-O asintió indeciso, pensaba que Tygra permanecería a su lado pero no lo hizo, en vez de eso se fue cuando bien sabía que lo estaban siguiendo, comenzaba a preocuparse por su sentido común, preguntándose si acaso lo tenía. — Yo tampoco…

Thundercats-Thundercats-Thundercats

El camaleón que se estaba convirtiendo en el espía favorito de Grune saltaba y corría sobre las copas de los arboles, preguntándose que querría decir el gato con ese recado, obviamente significaba algo para Grune.

Pero él no era nadie para cuestionar las decisiones de sus superiores, mucho menos cuando estos le habían premiado por cada triunfo que tenia, en cambio Slithe lo dejo a morir en esas espinas.

Khamai no sabía que su antiguo general estaba en esa zona, de lo contrario hubiera tenido mucho más cuidado, ya que repentinamente le dispararon haciéndolo caer al suelo, de no ser un camaleón hubiera muerto al no poder sujetarse con sus manos de la corteza de los arboles.

Khamai, el antiguo líder de la patrulla de elite de Slithe siseo al ver que el mismo reptil que les abandono en las llamas estaba parado, con una mano en su cintura, observándolo con malicia. — Pero miren a quien nos trajeron… al amante de los gatos… ssssiiii.

El camaleón se levanto del suelo y respondió, retrocediendo varios pasos, tratando de encontrar alguna forma de escapar o comprar su libertad. — Slithe… creo que no sabes que Mum-Ra me dio este puesto bajo el comando del general Grune.

Slithe odiaba ciegamente a los Thunderianos y no comprendía porque uno de ellos era tan valioso para su amo, ni qué clase de treta estaba tratando de realizar. — ¿Para qué te mando?

Khamai trago saliva y respondió, esperando que Slithe no lo matara por nada y que Grune no se enterara que lo había traicionado, porque había visto más de una vez que clase de gato era el general con aquellos que lo decepcionaban. — Me encargo darle un mensaje al príncipe Tygra, eso es todo…

Slithe se rasco la barbilla que estaba conectada a una papada bastante grande, entrecerrando los ojos sin poder creer que uno de los hijos de Claudius fuera un traidor. — ¿Estas diciéndome que uno de los hijos de Claudius es un traidor?

Khamai respondió apretando los dientes, furioso por su descuido, pensando que Slithe podría matarlo de un momento a otro. — No lo creo… el general tiene un interés personal en el príncipe Tygra.

Slithe no comprendió al principio que clase de interés podría tener Grune en el príncipe Tygra, no tenía la espada ni ninguna clase de poder significativo o cualquier clase de valor para su señor, Mum-Ra seguramente estaba equivocado con la valía del thunderiano que les abrió las puertas del palacio. — ¿Qué clase de interés podría tener en ese gato?

Khamai le respondió comprendiendo que podría comprar su libertad dándole la información que Slithe realmente deseaba, explicándole con malicia, aun él encontraba la mente de su general bastante retorcida. — Quiere meterse en su cama, pero eso no es lo que deseas saber… ellos están a unas cuantas horas de distancia en dirección sur… si te apresuras podrías encontrarlos y darle tu mismo la espada a nuestro señor Mum-Ra…

Aquellas eran las palabras indicadas porque de un momento a otro, Slithe se olvido de su presencia y les indico a sus lagartos que comenzaran a moverse en aquella dirección, esperando encontrar a los gatos.

Khamai suspirando comenzó a trepar el árbol contra el cual había chocado tratando de escapar la ira del reptil de mayor tamaño, esperando encontrar a Grune antes de que supiera que Slithe les encontró primero.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Tygra regreso al campamento con una idea en mente, estaban despreciando las habilidades del Grune como un estratega, su padre no habría confiado tanto en un incompetente, mucho menos dejarle una tarea que pensaba era fundamental para los cimientos de su civilización.

Ellos no podían pensar que Grune por haberlos traicionado y haber vendido su alma a esa cosa de piel grisácea había olvidado todas las destrezas que su padre admiro cuando eran jóvenes, era fuerte, era inteligente aunque demasiado brusco y sobre todo era la persona más avariciosa que jamás habría tenido el disgusto de conocer.

Todas sus conversaciones le orillaban a pensar eso y hasta el momento Tygra se daba cuenta que había tenido suerte para salir ileso de sus engaños, no era correcto ni mucho menos prudente pensar que la siguiente vez sería igual, ni era justo para Lion-O que teniendo tantas preocupaciones en su mente tuviera que inquietarse por su seguridad.

Cheetara lo acusaba de no confiar en él y tal vez tuviera cierta razón, pero no en la forma en la cual lo pensaba, en realidad conocía lo suficiente a su hermano para saber cuáles eran sus capacidades o hasta donde podría arriesgar siguiendo un ideal.

Sí llegaba el día en el cual Grune pudiera capturarlo otra vez su suerte estaba echada, por alguna razón ese día el collar no funciono, aquello no significaba que no volviera a servir y sí el general era remotamente parecido al thunderiano que conoció cuando estaban a solas, lo primero que haría sería ponerle esa aberración alrededor del cuello, obligándolo a obedecer las órdenes que le diera.

Ya fueran las de mantener su lecho caliente, que estaba seguro eso pasaría con el collar o sin él, o que traicionara a su hermano, podría ordenarle que asesinara a Lion-O por la espalda y él lo haría por lo que escucho decir a Cheetara.

Se preguntaba porque no lanzo lejos esa cosa, porque no se deshizo de ese collar como su sentido común se lo ordenaba, recordándose porque pasando una mano sobre su cabello, porque ellos confiaban en Grune tanto que se dejaron embaucar con su supuesto regalo.

Tygra tenía ese collar en un cajón secreto en uno de sus muebles, se preguntaba que más tomo de ese lugar o que destruyo, que hizo en su habitación cuando tuvo la oportunidad de revisarla. — No pienses en eso…

El joven tigre se regaño tratando de recordar que objetos tenía, uno de ellos era un cuadro de él y Lion-O cuando eran más jóvenes, antes de que sintiera como se formaba un muro entre ellos. — ¿En que no debes pensar?

Panthro estaba despierto, desde que Cheetara decidiera ir a buscarlos, y al ver que Tygra regresaba sin su hermano pensó que habían vuelto a pelear.

El hijo mayor de Claudius le pregunto con una extraña sonrisa en los labios. — Tú estabas allí esa noche, cuando Grune me regalo el collar…

Panthro asintió, que otra cosa podría decir, Tygra le pregunto en ese momento observando el cielo, en el cual comenzaban a formarse algunas nubes de lluvia llevándose cualquier rastro de luz de luna que hubiera antes. — ¿Por qué?

Panthro se rasco la barbilla y le respondió recordando las palabras de Claudius, como sus temores eran fundados después de todo, pensando que si su rey estuviera vivo ordenaría despellejar a su general por siquiera colocar un dedo en el pelaje rallado de su hijo mayor. — Claudius temía lo que Grune pudiera hacerte… sabía de sus deseos y los creía inmorales así que nos ordeno a Jaga y a mí que no los dejáramos solos.

Tygra le comento entonces con tanta sabiduría que sorprendió al osco general. — Todos subestimamos a Grune y no podemos seguir haciéndolo, tú y yo sabemos que solo fue cuestión de suerte que el ejército de Slithe se retrasara o de lo contrario todos estaríamos perdidos.

Panthro asintió sin decir nada, el muchacho tenía razón, Grune les tendió una trampa atendiendo a sus deseos no tan ocultos por el príncipe. — Necesito que me hagas una promesa.

La pantera no haría ninguna promesa sin saber antes de que se trataba, por lo que le respondió. — ¿Qué clase de promesa?

Tygra le respondió asegurándose que nadie llegara, mucho menos su hermano, quien enfurecería al escucharlo. — Promete que sí vuelvo a ser capturado por Grune, no permitirás que Lion-O arriesgue nuestra misión, debemos encontrar las piedras de las que hablo antes, sólo entonces podremos derrotar a Mum-Ra y a los que destruyeron nuestro hogar.

Panthro estaba a punto de preguntarle como sabía que Lion-O descuidaría su misión, pero era obvio para el veterano, los dos príncipes se amaban demasiado, el joven rey intentaría rescatar a su hermano si lo que ocurrió la primera vez era una señal. — Muy bien, lo hare, pero Lion-O no estará contento.

Tygra sonrió recordando la desaprobación del general, era obvio para él que seguía pensando que su hermano era un gatito inocente y que las ideas del cortejo eran suyas, pero eran de ambos y no estaba avergonzado por eso, sólo esperaba que Lion-O tampoco lo estuviera. — Lo sé… pero es por su bien que estoy haciendo esto.

Panthro no estaba tan seguro de ello, no obstante Claudius ya había realizado una difícil decisión como esa, la cual dejo a un pequeño tigre huérfano y parte de su corazón desquebrajado.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Lion-O regreso al campamento encontrando a Tygra recostado alejado de los demás, sabía que no estaba dormido al ver su forma de respirar y cuando se acostó en lo que ya consideraba era su lugar le pregunto — ¿Por qué te fuiste?

Tygra se dio la vuelta y acariciando la mejilla de Lion-O le pregunto. — ¿Estás seguro de esto?

El joven rey asintió e intento besar sus labios otra vez, viendo con molestia que Tygra detenía dichos labios con su mano libre diciéndole, sintiendo que los veían desde lejos, tal vez Panthro o algo más. — Sí…

Lion-O comenzó a besar los dedos de la palma de su mano, ronroneando complacido, Tygra respondió de la misma forma, ignorando la advertencia del mayor del grupo, quería al joven león a su lado, lo amaba tanto como para arriesgar su vida por protegerle. — Déjame hablar “Señor de los Thundercats”…

Lion-O interrumpiéndolo con una sonrisa en los labios pronuncio bastante divertido. — Dilo otra vez…

Tygra arqueando una ceja le respondió con diversión, acariciando la mejilla de Lion-O con su mano derecha. — ¿Señor de los Thundercats?

Lion-O le confesó cerrando los ojos, dejándose acariciar por Tygra, quien sabía exactamente como debía tocar su piel para hacerlo sentir mejor. — Cambie de opinión, si me gusta que me llames Señor de los Thundercats, lo haces sonar sexy…

Tygra riéndose al escuchar esa respuesta le dijo. — Y todos piensan que tú eres inocente…

Levantándose, recargándose en su brazo izquierdo le dijo. — Pero yo estoy tratando de hablar de un asunto de suma importancia Lion-O y lo único que dices es eso.

Lion-O estaba a punto de reclamarle que solo estaba tratando de ser atrevido, fallando rotundamente ya que Tygra no parecía para nada afectado por sus encantos, cuando intempestivamente una explosión los alerto.

Slithe los había encontrado y ansioso de bañarse en la sangre de los felinos comenzó su ofensiva con fuerza, no necesitaban a ningún de ellos vivos, sólo el guantelete y la espada, preferiblemente unidos a un cuerpo muerto.

El fuego comenzó a comerse el bosque cuando una docena más de proyectiles cayó cerca de donde estaban, Cheetara intento llegar a ellos pero fue detenida por las llamas que le bloquearon el paso cuando un nuevo proyectil estallo demasiado cerca de su cuerpo, lo único que le salvo fue su velocidad, Panthro se levanto y corrió en dirección del tanque felino tosiendo cuando las nubes de polvo comenzaban a bloquear su visión, los niños se despertaron asustados, abrazándose mutuamente al mismo tiempo que los otros dos hermanos intentaban pensar en qué hacer.

Lion-O respirando hondo, tosiendo por culpa del humo negro que le evitaba respirar o ver a unos metros de distancia le dijo al mayor. — Sígueme.

Tygra así lo hizo, corriendo detrás de Lion-O, quien intentaba llegar al tanque felino esperando que los demás pensaran en lo mismo, primero debían huir después pensar en un plan para salvar sus vidas.

Lion-O le grito a Snarf para que subiera a su hombro al mismo tiempo que le decía a los mellizos. — Tenemos que llegar al tanque.

Los niños intentaron hacerlo, iban delante de Tygra quien disparo dos o tal vez tres veces a los lagartos que ya se acercaban demasiado, tratando de darle tiempo a los demás de alcanzar el vehículo.

Lion-O al ver que Cheetara no aparecía fue a buscarla gritando su nombre, la clérigo al escucharle supo por fin hacia donde debía dirigirse, el humo y los arboles derribándose con cada nuevo proyectil hacían que fuera imposible ver hacia donde corría.

Tygra que vio alejarse a Lion-O buscando a uno de los suyos alcanzo a los dos mellizos diciéndoles, reconociendo que se preocupaba por la seguridad de los pequeños, tal vez por un recuerdo de su niñez que se negaba a vislumbrarse pero estaba allí, dándose cuenta que ellos estaban a punto de colapsar por culpa del miedo. — ¡Vamos!

Ambos asintieron y comenzaron a seguirle, el tanque estaba demasiado cerca, sólo unos cuantos pasos los separaban de sus compañeros, Wilykit grito en ese momento presa de pánico cuando uno de los arboles comenzó a caer enfrente de ellos, tapándoles la salida, otro más le siguió como en un efecto domino, dejándolos atrapados entre el fuego y los lagartos.

Tygra retrocedió varios pasos e intento buscar otra salida, demasiado tarde ya puesto que repentinamente las tropas que caminaban los visualizaron y dispararon varias veces, dos de ellas hiriéndolo en la espalda.

Un dolor parecido al de una quemadura lo hizo gritar, un grito que Lion-O al otro lado del fuego pudo escuchar, haciendo que su mundo comenzara a darle vueltas, de pronto Panthro lo agarro del brazo diciéndole. — ¡Ya es tarde! ¡Tu hermano no habría querido que te capturaran!

Lion-O estaba a punto de usar la espada del augurio para abrirse paso entre los arboles incendiándose y las llamas danzando enloquecidas, provocando remolinos de fuego que se burlaban de su promesa.

Cheetara no sabía qué hacer, podrían intentar atravesar las llamas, pero era tarde, los habían perdido, Tygra y los mellizos no podrían seguir con vida, no importando cuanto se esforzaran en llegar a ellos. — Panthro tiene razón… debemos continuar.

El dolor estaba presente en cada silaba pronunciada por la clérigo que ya había perdido a Jaga, que ahora perdía a tres amigos, el príncipe Tygra y los dos mellizos, quienes de haber sido encontrados por Jaga, seguramente habrían sido entrenados como ella lo fue, aun a esa tierna edad se veía el potencial que tendrían con el adiestramiento adecuado.

Lion-O apretó los dientes, cerró los ojos e intento respirar hondamente, para después pronunciar con lagrimas recorriendo su rostro. — Lo siento mucho Tygra… realmente lo siento.

Al otro lado de las llamas los reptiles rodearon a Tygra que estaba inconsciente, los mellizos estaban a su lado, abrazándose, pensando que dentro de poco también los matarían.

Slithe se hizo camino entre sus leales soldados y observo con enojo que habían capturado a tres de ellos, pero no al que necesitaban, la espada del augurio se les había escapado de las manos una vez más.

Al ver a los niños entrecerró los ojos preguntándole a uno de sus soldados, un reptil grande y brusco que caminaba en cuatro patas. — ¿Está vivo?

El reptil le olfateo y respondió, riéndose al ver que los pequeños gatos estaban aterrados. — Está vivo Slithe…

Slithe sonrió provocando que su asquerosa papada se moviera y llevo una mano con dedos largos a su mentón, rascándoselo, pensando en qué hacer con los tres gatos, uno de ellos era el que buscaba Grune el destructor.

El mismo reptil le pregunto relamiéndose los labios con una lengua rosada, demasiado larga, que provoco un temblor en los pequeños Wilykat y Wilykit — ¿Qué hacemos con estos?

En otro momento Slithe hubiera ordenado que los convirtieran en comida para lagarto, no obstante, recordando las palabras de Khamai, respondió rascándose la barbilla, provocando que los mellizos retrocedieran un poco. — Veremos que tanto le interesa a Grune lo que acabo de encontrar…

Una pesada red les cayó encima, de la cual no podrían salir, pero por lo menos Tygra estaba con vida pensaron al unisonó, el sabría que hacer si es que despertaba algún día, al escuchar cómo se quejaba aun inconsciente uno de los lagartos pateo su costado diciéndole. — ¡Guarda silencio gato!

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Algunas horas después…

Grune le había dado suficiente tiempo a Tygra para pensar en su respuesta, veinticuatro horas eran más que suficientes, pero como sabía que su pequeño gatito no aceptaría su propuesta comenzó a prepararse para darle caza.

Khamai le había dado su mensaje, era divertido como su príncipe pensaba que no se lo merecía, tal vez creyera que Lion-O si lo hacía, pero lo que no entendía era que se gano el derecho de tenerle desde mucho tiempo atrás.

Khamai recibió una recompensa, parte del botín que había guardado para ese motivo, los soldados debían mantenerse contentos, de lo contrario comenzaban a pensar en una forma de traicionar a su líder, Claudius jamás lo entendió y si le hubiera dado a su amado Tygra, su reino jamás habría decaído, sólo ese hecho le habría ganado su lealtad absoluta.

Estaba a punto de colocarse su armadura cuando fue interrumpido, uno de los soldados de Slithe tenía un mensaje que darle, era extraño, ese bofo reptil jamás se había dirigido a él durante el corto tiempo que llevaba sirviéndole a Mum-Ra, tal vez comprendía por fin que era superior a él, pero siendo un reptil era dudoso.

Cual fuera su sorpresa que el día que le mostro su jardín secreto, una maravilla que jamás nadie podría imaginarse se encontraba rodeada por una coraza natural de roca recibió un mensaje inusual de la criatura más inusitada posible.

El reptil era uno de los soldados de Slithe, ese sucio lagarto que osaba insinuar que él era mucho más valioso que cualquiera de los suyos, acaso no se daba cuenta que cualquier felino era más rápido, mucho más fuerte y mucho más ágil, sin contar con su inteligencia natural.

Grune limpiándose las uñas con lo que parecía era una daga le insto a decir a que había llegado, esperando que esa lagartija se largara antes de que perdiera la cabeza. — ¡Habla de una vez!

El solado se encogió levemente diciéndole intentando que la furia del destructor no estuviera enfocada en su contra. — Slithe dice que tiene algo que tu quieres… que está cubierto de rayas y si no llegas pronto lo desollara vivo.

Grune dejo caer la daga con un gesto sorprendido, preguntándole al lagarto que le miraba con miedo, esperando que no estuviera equivocado. — ¿Qué es lo que quiere?

El lagarto le dijo con una mueca de sorpresa al ver que no había sido lastimado por el gato que todos sabían era demasiado volátil. — Dijo que trajeras mucho Thundrilium…

Grune asintió y dando la media vuelta comenzó a ponerse su armadura, escuchando como el reptil salía de su tienda con rapidez, esperándolo afuera de ella para guiarlo al lugar en donde Slithe ya lo esperaba.

El destructor se tomo su tiempo arreglándose para su príncipe, peinando su barba y su cabello, el cual después de varios minutos parecía casi el mismo, su melena hirsuta se negaba a ser domada.

Al salir monto a una de las bestias de color azul y comenzó a seguir al mensajero, estaba impaciente, como la primera vez que regresaba al palacio esperando ser recibido por su príncipe, quien cabalgo en su dirección con una radiante sonrisa en sus labios.

Esta vez su príncipe no lo recibiría con una sonrisa entusiasmada en su rostro, seguramente le vería con asco o miedo, pero no importaba cuando por fin podría poseerlo, aquello valía más para él que el recibimiento de un amigo.

Slithe ya lo esperaba con varios de sus hombres armados, no lo matarían, Mum-Ra no estaría contento con eso, así que desmontando con calma, buscando a su príncipe por el rabillo de su ojo le dijo. — Dices que tienes algo de valor para mí…

Slithe chasqueo los dedos y varios lagartos de gran tamaño cargaron a tres Thunderianos dentro de una red, dejándola caer enfrente de Grune el destructor que vio con rabia y placer el rostro malherido de su príncipe mirarlo con sorpresa.

Tygra había caído al suelo como si se tratase de un costal, la red apenas les dejaba moverse, los mellizos estaban atrapados en la misma malla, uno de cada lado, podía escuchar sus quejidos, recordándole aquella ocasión que fueron capturados de la misma forma en un barco, poco después de la destrucción de su hogar.

Slithe relamiéndose los labios pronuncio señalando su captura. — Quiero veinte piedras de Thundrilium por ellos…

Grune se agacho y pronuncio con pesar, como si intentara tranquilizar a Tygra, el cual prefiera mil veces estar en las manos de Slithe que ser vendido al traidor de su especie. — Pronto te sacare de allí mi gatito…

Tygra respondió con un rugido furioso intentando liberarse al mismo tiempo que Grune se alejaba de él para poder darle a Slithe el Thundrilium que le habían solicitado. — ¡No soy tuyo!

Grune no le dio las veinte piezas de Thundrilium que le exigía el reptil, en vez de eso, le lanzo una sola piedra diciéndole con furia contenida. — Es lo único que tendrás de mí…

Slithe observo la piedra furioso, ese gato lo estaba insultando con una oferta como esa y le dijo siseando. — ¿Tan poco vale tu mascota?

Tygra volvió a rugir, provocando que más de dos reptiles lo golpearan encerrado como estaba en esa red, Grune rugió y se abalanzo contra Slithe, levantándolo del pescuezo, diciéndole sin importarle las armas de sus soldados apuntándole. — Da gracias que no te hago pagar con tu sangre lo que le has hecho… Slithe.

Grune lo dejo ir poco después caminando en dirección de Tygra, el cual había recibido varios golpes y tenía la espalda sumamente herida, con dolorosas quemaduras provocadas por las armas de los soldados de su homónimo. — Descuida, ya no te harán daño.

Tygra le pregunto entonces. — ¿Crees que iré contigo?

Grune le sonrió y dijo señalando a Slithe, quien no tuvo más remedio que aceptar el Thundrilium, por el momento el destructor era el general favorito de Mum-Ra, en cambio él había caído de su gracia por culpa de su fallido intento de recuperar la espada. — No tienes otra opción.

Slithe le dijo en ese momento, tratando de sacar lo mejor de aquella situación, tal vez con suerte podrían pagarle una piedra más por los cachorros. — Los mocosos tienen un cargo extra…

Grune bufo respondiéndole, provocando que Tygra sintiera unos escalofríos recorrer su espalda, al mismo tiempo que los mellizos intentaban aferrarse a él rodeando sus brazos, de ninguna manera abandonaría a unos niños en un campamento de lagartos, con uno que odiaba a su especie tanto que no le molestaría bañarse con su sangre. — No soy niñera de nadie, ellos no me interesan…

Slithe asintió molesto y les ordeno a varios de sus soldados. — Sepárenlos…

Tygra lucho con furia y destreza por no ser separado de los pequeños, de un momento a otro Grune lo sostenía del brazo, jalándolo en su dirección, diciéndole complacido. — Ven conmigo Tygra, aquí ya no tienes nada que hacer…

Nunca antes Tygra se había dado cuenta de la monstruosa diferencia de estaturas que había entre ambos, como no se percato de los deseos del general hasta que fue demasiado tarde, apretando los dientes intento soltarse, sintiendo como su brazo comenzaba a ceder bajo la presión de una llave bien puesta.

Slithe señalando a los pequeños pronuncio. — Llévenlos a la cocina, esta noche comeremos carne fresca…

Tygra abrió los ojos desorbitadamente al mismo tiempo que Grune comenzaba a jalarlo en dirección de la montura, preguntándose si acaso no había escuchado lo mismo que él, esos lagartos se los iban a comer. — No…

Grune seguía avanzando ignorando los llantos de los pequeños que comenzaban a gritar el nombre del mayor, pidiéndole ayuda. — ¡Tygra! ¡No toques a mi hermana!

Tygra tratando de plantar sus pies en el suelo para no ser llevado a rastras por el general pronuncio horrorizado. — ¡Se los van a comer!

Grune respondió impávido como si eso no fuera suficiente para comprar a los pequeños. — Ellos ya no tienen por qué preocuparte gatito.

Tygra negó aquello con la cabeza pronunciando en su desesperación, porque no había otra forma en la cual pudiera salvar a los pequeños más que suplicarle a Grune, no tenía armas, ni estaba en condiciones de pelear y si comenzaba una riña los tres habrían perecido, esperando que algo de lo que decía amarle el general fuera cierto. — Sí me amas los ayudaras… sálvalos.

Grune permaneció en silencio varios segundos y le respondió amarrando sus muñecas con una cuerda justo por detrás de la espalda aprovechándose de la llave de inmovilización que estaba utilizando. — No.

Tygra comenzó a respirar profundamente al ver que los niños eran introducidos en la tienda, que ya no tenía más tiempo que perder, entonces una idea un tanto descabellada se apodero de su mente y dándose la vuelta beso al general, intentando con eso comprar la vida de los niños.

Grune sintió con sorpresa los labios de Tygra sobre los suyos, estaba inmovilizado y se estaba ofreciendo a él, como siempre quiso que ocurriera y sin más, porque no necesitaba otra invitación para apoderarse de su boca le sujeto por el cabello, al mismo tiempo que lo atraía hacia él por el cuello con su otra mano libre, introduciendo su lengua en el interior de esa boca deliciosa.

Tygra sintió que la lengua de Grune se introducía en su boca y por un momento pensó en morderla, pero recordándose lo desesperada que era aquella situación se detuvo dejándolo hacer lo que quisiera.

El beso pudo haber durado segundos pero para Tygra fueron horas, cuando por fin se separo de él, Grune se relamió los labios completamente extasiado, ese era el primer beso de muchos que vendrían y había sido iniciado por su príncipe, quien le dijo tratando de recuperar su respiración. — Ayúdalos y… te dejare hacerme lo que quieras…

Por un momento pensó que Grune no aceptaría su promesa, sin embargo, este era un felino que le había deseado desde su adolescencia, que otra cosa podría hacer más que rendirse a su única condición.

Slithe al ver que Tygra besaba los labios de Grune el destructor le comento. — Lo que daría por que Claudius viera esto…

Tygra rugió en su dirección al mismo tiempo que Grune rodeaba su cintura con uno de sus brazos, diciéndole al reptil. — Tráeme a los niños y te daré media roca.

Estaba hecho pensó Tygra abatido, estaba perdido, pero por lo menos los mellizos estarían a salvo.

Wilykat y Wilykit al verle corrieron en su dirección, abrazándolo por la cintura, diciéndole al unisonó. — ¡Tygra!

Grune no soltó sus muñecas y le ordeno subiendo a su montura. — Sube Tygra.

Tygra asintió presa de vergüenza, diciéndoles a los menores. — Estaremos bien.

El tigre subió a la montura de Grune el destructor, quien lo rodeo con sus brazos como si se tratase de su novio y no quisiera que huyera, haciéndolo sentir enfermo. — Lo estarán gatito, yo cuidare de ti desde ahora…

No supo a quien le dijo que estarían bien, a ellos o a él mismo, sin embargo, los pequeños fueron llevados en otra montura por uno de los soldados de Slithe, el que caminó todo el trayecto de regreso al campamento del destructor.

Una vez allí volvieron a separarlos, Grune desmonto de un solo movimiento y le ayudo a bajar con cuidado, enseñándole una tienda de gran tamaño, empujándolo para que entrara en ella. — No es mucho pero pronto cuando podamos asentarnos te rodeare de lujos…

Tygra seguía con las manos atadas detrás de la espalda y lo único que pudo ver era una cama lo suficiente grande para que durmieran juntos, aunque no necesitaban de una cama para lo que Grune deseaba de él.

Grune comenzó a quitarse la armadura depositándola con cuidado en el mismo maniquí que tiro al suelo y pronuncio tratando de ignorar como el destructor comenzaba a desvestirse — Yo… yo no deseo esto, así que no te portes como si lo hiciera.

El destructor termino de quitarse su armadura cuando escucho lo que su príncipe le decía con miedo, gruño por lo bajo, parecía que Tygra necesitaba mucho más que esos dos mellizos para que se portara como un dócil amante, pero no importaba, tenía el tiempo y la paciencia para lograrlo.

Acercándose a él pronuncio acariciando su mejilla, recorriendo su labio inferior con su pulgar, imaginándose esos mismos labios alrededor de su erección al mismo tiempo que intentaba contenerse para poder asegurarse que la primera vez que su gatito estuviera con un hombre no fuera dañado de ninguna forma. — No te preocupes gatito, acelerar el momento solo lastimara los pétalos de la flor.

Tygra retrocedió un paso intentando alejarse de Grune al comprender lo que estaba diciendo, esperaba desflorarlo dentro de poco, quien lo tomo de las muñecas pero no con la intención que pensaba, sino para liberarlo de las sogas diciéndole. — Me daré un baño, si quieres puedes acompañarme…

No quería acompañarlo, lo que deseaba era irse de allí a un lugar tan lejano que jamás pudiera alcanzarlo, pero era imposible, la única opción que tenía era permanecer en esa tienda o salir para que lo arrastraran de regreso a ella.

De alguna forma en la tienda que Grune se había mandado construir tenía algo parecido a una tina, con suficiente espacio para dos, la cual tenía agua caliente a juzgar por el vapor que desprendía el agua.

Tygra intentaba ignorar el sonido de las otras prendas de ropa cayendo al suelo y hubiera logrado su propósito, de no haber sido nombrado por el general, quien le dijo antes de introducirse en el agua. — Puedo ser paciente mi príncipe…

El príncipe le observo en ese momento, Grune estaba desnudo y podía ver que era enorme, demasiado grande, como el resto de su cuerpo, como lo era en sus pesadillas. — Pero mañana espero que me acompañes… desvístete y acuéstate en la cama, es el lugar donde dormirás de ahora en adelante.

Tygra se sentó en la cama y comenzó a quitarse su armadura, quedándose con las partes que estaban hechas de tela, de ninguna manera estaría desnudo en compañía de Grune, quien si deseaba desnudarlo tendría que hacerlo el mismo.

Grune se tardo algunos minutos en bañarse, al regresar y ver que seguía vestido pero sin su armadura, rodeo su cintura con sus brazos pegándolo a su cuerpo, respirando hondo para poder disfrutar del aroma de su cabello pronunciando al sentir como se tensaba. — Dulces sueños mi príncipe…

Thundercats-Thundercats-Thundercats


Oficialmente esta historia se ha vuelto un lion-o/tygra…


Otra pregunta, ¿Quién quiere que Grune obtenga a su dulce príncipe?


Llevo 3 votos por que si y 0 por que no.


Y les pido que vayan y voten en el poll, en mi página de usuario de fanfiction net.


Saludos.

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