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Avaricia. por Seiken

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Avaricia

Capítulo 9.

Tygra no tuvo dulces sueños, ni siquiera pudo dormir cuando el brazo de Grune rodeo su cuerpo y su aliento caliente revolvía el cabello de su nuca, sabía que el general tampoco lo hacía porque se dedico a mover su mano sobre su pecho en círculos haciendo que más de una vez jadeara asustado, demasiado tenso para silenciarse.

Grune sonreía cada vez que su pequeño gatito se tensaba, pero no intentaba que le soltara ni una sola vez, intensificando la presión de sus dedos sobre su pecho bien formado, con músculos marcados debajo de un pelaje tan suave como siempre lo imagino.

Su aroma era divino, aun sucio con trazas del humo persistentes en los hilos rojizos, blancos y negros de su cabello podía apreciar la sutil fragancia de su cuerpo. — Delicioso…

Tygra apretó los dientes, observando en la oscuridad algunos de los detalles de esa tienda, parecía un cuarto común no una carpa provisional, tenía una mesa redonda con varios utensilios, dos sillas mirándose de frente, varios jarrones que debían tener alguna clase de licor o aceite esencial y un cofre con un enorme candado.

Cerró los ojos enredando sus dedos en las cobijas, intentando pensar en algo más que no fueran las manos de Grune sobre su cuerpo, el general sintiendo que comenzaba a relajarse, acostumbrándose a sus caricias movió sus manos un poco más abajo, unos centímetros por debajo de la frontera de sus pantalones, escuchando como Tygra jadeaba al mismo tiempo que intentando alejarse de su cuerpo caía de la cama sin gracia alguna.

Gateando en dirección de la pared más alejada de la tienda, mirándolo fijamente cuando se dio cuenta de lo que había hecho, temiendo tal vez alguna represalia, esperando que de un momento a otro saltara en su dirección.

Grune se sentó en la cama con tranquilidad dejando que la sabana que le cubría cayera al suelo descubriendo un cuerpo cincelado para la batalla con bastantes cicatrices, el cual estaba desnudo, también excitado por tenerlo en su cama.

El general se levanto de la cama y comenzó a caminar en su dirección con pereza, la inexperiencia de su príncipe era visible a cada momento, sus mejillas estaban sonrojadas, sus dientes apretados, sus ojos parecían asustados al ver su hombría que no podía ser indiferente a su presencia. — Ven aquí.

Tygra negó su orden con un movimiento de la cabeza, no estaba preparado para eso, e intentando controlarse se alejo un poco más con cada paso que Grune daba en su dirección hasta quedar de espaldas contra la pared de la tienda. — Espera…

Grune se agacho a su lado y tomándolo del cabello le dijo, molesto por su negativa, la falta de confianza que le mostraba cuando le dijo que no le tomaría aun, mucho menos en el estado en el que se encontraba, porque no podría controlar sus propios impulsos lastimando al joven tigre en el proceso. — Mírame.

Tygra no tuvo más opción que mirarle, sosteniendo la mano que sujetaba con fuerza su cabello, sintiéndose asustado como nunca antes lo había estado, no quería dormir con él, no quería que Grune fuera el primer hombre con el que tuviera sexo, que lo desflorara como tan poéticamente lo decía, ese debía ser alguien a quien amara, tal vez Lion-O. — No lo hagas…

Grune se inclino un poco más endulzando su mirada, sonriendo con ternura al darse cuenta que Tygra era virgen como lo había pensado, que debía esperar por eso con más razón y le beso.

El príncipe retrocedió algunos centímetros al sentir sus labios sobre los suyos, esta vez no introdujo su lengua en su boca y no supo si eso habría sido mejor que la ternura que mostraba cuando él no deseaba estar en aquella situación, cuando preferiría estar en el bosque con Lion-O debajo de la luz de la luna.

Grune se separo de sus labios y le dijo, en realidad le ordeno, soltando su cabello, rozando con sus nudillos su mejilla. — Regresa a la cama, el suelo es muy incomodo para ti.

Tygra rodeando sus piernas con sus brazos le respondió de cierta manera testarudo, sus ojos reflejaban una profunda tristeza y brillaban cuando la luz que provenía de afuera los iluminaba. — Prefiero dormir en el suelo…

Grune gruño, Tygra pudo escucharlo, sentándose en la cama palmeándola con la mano, señalándole en donde esperaba que se recostara, pronuncio con frialdad, con tanta ira contenida que la sangre del tigre se congelo. — No te lo estoy pidiendo.

Tygra se tardo algunos minutos en juntar la fuerza necesaria para poder moverse, sintiendo la mirada de Grune sobre su cuerpo, advirtiendo que sus ojos no se alejaban de su piel desnuda, que una sonrisa enferma se plasmaba en sus facciones.

Al sentarse en el sitio que Grune le señalo intento acostarse, siendo detenido por el general, quien le dijo rodeando sus hombros con uno de sus brazos, acariciando su muslo izquierdo con su mano libre. — ¿Por qué tienes que hacer esto tan difícil?

Tygra jadeo con miedo cuando los dedos de Grune caminaron en dirección de su entrepierna y repentinamente era sentado sobre las piernas del mayor, de lado, para que pudiera ver su rostro. — No…

Grune restregando su rostro contra la mejilla rayada del joven príncipe susurro en su oído, dibujando círculos en su espalda y su muslo, intentando tranquilizarlo, ignorando que aquello lo único que lograba era estresarlo más. — Tygra, Tygra, Tygra… no quiero tener que lastimarte pero en realidad no me estas dejando otra alternativa, tu sabes que he tratado de ser paciente, llevo años esperando por ti… no me hagas perder la poca paciencia que tengo y acuéstate en la cama para que los dos podamos dormir un poco.

Tygra no movió ni un solo musculo escuchando aquellas palabras, temiendo en lo que pasaría cuando Grune perdiera la paciencia, podría matarlo o algo peor, pero no se imaginaba nada peor que compartir su lecho. — Te prometo que esta noche no te tomare.

Esa noche no lo haría, lo que significaba que la siguiente noche si, cerrando los ojos asintió sosteniéndose de uno de los hombros del general, quien se rio por lo bajo, recostándolo en la cama con tanto cuidado como si pensara que podría lastimarlo con un solo movimiento brusco. — ¿No es más fácil así?

Tygra intento asentir cuando los brazos de Grune volvieron a rodearle y a recorrer los músculos de su pecho, esta vez con más seguridad, con mayor posesividad. — Hare lo que dices… sobre dormir…

Aquellas palabras tenían la intensión de que Grune separara sus enormes manos de su cuerpo, sin embargo, escucho como le decían, obligándolo a recargarse sobre su pecho. — Debes dormir muy bien esta noche… mañana será un día muy agotador.

Después de eso, Tygra sabía que no podría dormir ni un ápice, de todas formas en los brazos de Grune no podría conciliar el sueño, estaba demasiado asustado para poder dormir.

Repentinamente recordó las llamas del incendio, los arboles cayendo uno tras otro, como fue separado de su hermano menor por las llamas que devoraban todo a su paso, preguntándose si Lion-O seguía con vida.

No supo en qué momento se quedo dormido y como cada noche, las pesadillas se apoderaron de sus sueños, esta vez con más fuerza que antes, porque el origen de ellas yacía a su lado torciendo sus propias memorias en algo que nunca paso, pero era tan real como cualquier recuerdo.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Tygra estaba caminando en el palacio, había esquivado otra de las aburridas lecciones con los clérigos y vagabundeaba esquivando a Lion-O, el pequeño león rara vez lo dejaba solo.

Repentinamente vio que la puerta de la sala del trono estaba abierta, su padre le había dicho más de una vez que no entrara en ella a menos que fuera llamado, pero su curiosidad gano la batalla con su sentido común como muchas veces ocurría.

Jaga estaba sentado, parecía mucho más viejo de lo que recordaba, su mirada ligeramente aprensiva estaba posada en Claudius, quien se veía molesto, casi furioso. —Cualquiera pensaría que con su insistencia sus sentimientos son reales.

Claudius sonrió, una clase de mueca que no recordaba haber visto en las facciones de su padre hasta ese día. — Qué importa que sean reales, Grune no es parte de la nobleza.

El pequeño tigre se oculto en las sombras, su afecto por el general le hizo permanecer para escuchar esa discusión. — Grune piensa que aceptaras su proposición de matrimonio, desea con desesperación la mano del joven Tygra.

Claudius no parecía escuchar las palabras de Jaga, ni que este fuera su consejero, en realidad se comportaba como si el comando del reino fuera solo suyo. — Sí permito que eso pase, Lion-O se quedara solo cuando más lo necesita y su don lo hará invaluable en el futuro.

De que estaban hablando, se pregunto Tygra al ver como Jaga le insinuaba a su padre con cierto desprecio al pronunciar su nombre. — ¿Estás seguro que la actitud de Tygra le servirá de algo a Lion-O?

Por un momento se pregunto que ocurría, porque estaban tan molestos con él cuando no recordaba haber hecho nada malo, además de esconderse de sus tutores durante los entrenamientos, y esa respuesta llego pronto, de los labios de su padre. — No me he esforzado tanto por atraerlo a mí para que no tenga una utilidad, además está resultando ser un joven muy hermoso… Jaga, tu bien sabes eso.

Jaga nuevamente le dijo a su padre, como si esquivar unas cuantas clases haya sido una traición casi absoluta. — El tiende a ignorar su don y últimamente ha esquivado sus lecciones desde que sabe que no será rey.

Claudius en vez de molestarse con Jaga por hablar de aquella forma de su persona respondió con cierta sorna. — Eso es ridículo… Tygra jamás sería rey, es un tigre no un león.

Jaga parecía no apreciarlo, Tygra podía jurar que se contenía para no insultarle más, tal vez pensaba que era demasiado poco para el heredero al trono, aunque no entendía para que motivo. — Pero que ocurrirá si llegara a revelarse, Lion-O no podría controlar su temperamento aun y aunque pudiera no creo que Tygra tome con sumisión el papel que se le tiene destinado.

¿De qué papel estaban hablando?, Tygra no podía entenderle, aunque por la molestia de su padre debía ser importante. — Tendrá que aprender y su desobediencia es solo una fase.

Jaga insistió nuevamente — Pero Grune ya sospecha de su destino y creo que piensa en llevarse a Tygra con él…

Su padre volvió a reírse con burla, su rostro estaba ensombrecido cuando pronuncio con seguridad. — Grune partirá mañana, espero que no regrese y si lo hace, Lion-O ya habrá proclamado sus intensiones.

La respuesta de Jaga provoco que Tygra retrocediera un paso cubriendo sus labios con ambas manos. — Espero que Tygra coopere y sea un buen consorte.

Claudius asintió finalizando su conversación, caminando en dirección de la puerta con lentitud, provocando que Tygra se alejara varios pasos y corriera tan rápido como sus piernas se lo permitían escuchando como un eco. — El destino quiso que tuviera un papel en la vida de mi hijo, de lo contrario sus padres no habrían… “muerto”… y yo no lo habría adoptado.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Tygra despertó bañado de sudor frio, respirando hondo y cubriendo su rostro con una de sus manos ignorando que Grune le veía sentado en una silla no muy alejado de su persona.

Aquello no parecía ser una pesadilla, más bien se veía como una memoria oculta, un recuerdo que afloraba en el peor de los momentos, pero no podía ser real, porque entonces su papel en el reino de su padre no era el que pensaba.

Tygra sacudió su cabeza diciéndose a sí mismo para convencerse que solo era una pesadilla, nada más que eso, ya que su padre jamás diría algo así, lo quería como a un hijo a pesar de no tener el mismo linaje. — Es mentira…

¿Porque otra razón podría haberlo adoptado? No aquella de sus pesadillas, eso era imposible, era una pesadilla y no un recuerdo.

Grune sosteniendo varios paños y un cuenco con agua le dijo, seguro que su pesadilla había tenido el efecto esperado en su príncipe, el cual era dudar de su papel en el palacio, especialmente durante el reinado de su hermano. — Tenemos que atender esas heridas.

Tygra se sorprendió al ver que Grune se acercaba a él con lentitud, recordando lo que había pasado la noche anterior y como le había prometido dejarse hacer lo que quisiera, como el general no lo había violado sino sostenido con ternura durante la noche, lo contrario de lo que imagino que ocurriría. — ¿Por qué estás haciendo esto? ¿Por qué molestarte tanto por tenerme?

Grune comenzó a limpiar con cuidado la espalda de su príncipe al mismo tiempo que le respondía con algo parecido a la ternura. — Para protegerte… ¿Por qué otra cosa lo haría?

Tygra le respondió tragando saliva esperando recibir alguna clase de reprimenda por su respuesta poco gentil. — Solo eres un viejo sucio y lo que quieres es violarme.

Grune ignoro su respuesta, en vez de eso prosiguió con la siguiente herida diciéndole con paciencia, una cualidad que Tygra no pensaba que el mayor tuviera. — Una violación es sexo no consensuado, lo nuestro no será así.

Tygra le espeto alejándose de Grune, saliendo de la cama en busca de su armadura, la cual había desaparecido y en su lugar pudo ver una versión mucho más estilizada de la coraza del destructor pero de color negro en un maniquí de menor tamaño. — ¡Yo no te deseo!

Grune acariciando sus hombros satisfecho con su trabajo limpiando las heridas superficiales de su príncipe le susurro al oído. — Ya veremos cómo te comportas durante nuestra noche de bodas…

Tygra lo esquivo diciéndole, señalando la armadura que le esperaba, buscando la suya verde. — ¡Estás loco! ¿Dónde está mi ropa?

Grune le señalo la armadura que colgaba a un lado de la suya. — Es esa, un regalo de Mum-Ra para la recién formada pareja… o puedes andar desnudo, tú decides.

No tenía otra opción más que usar esa armadura y descolgándola del maniquí le solicito con poca esperanza de ser escuchado. — Podrías darte la vuelta…

Grune en vez de eso tomo un asiento en la cama y comenzó a mirarle de la misma forma en que lo hizo cuando dejo que durmiera en su cuarto, como si tuviera todo el derecho del mundo de hacerlo. — Pensé que querrías ver a los mellizos antes de que comencemos a movernos…

Tygra hizo lo que pudo para ignorar la mirada hambrienta de Grune al verlo desvestirse, depositando los pantalones con los que durmió la noche anterior, los cuales tenían varias rasgaduras y algunas partes quemadas, en una silla para comenzar a colocarse las prendas de color negro, tan rápido como pudo.

Al finalizar Grune le dijo acariciando su barbilla, apoderándose de sus labios una vez más admirando la forma en la cual el color negro contrastaba con el rojizo de su pelaje. — Siempre has sido muy bonito… Claudius supo apreciar tu belleza, Lion-O también lo hace… pero yo te tendré primero.

Tygra dejo que lo besara, no tenía caso alguno luchar por detenerlo, lo haría si estuviera solo y esa decisión únicamente le afectara a él, pero cuando los mellizos estaban perdidos en alguna parte de ese campamento no se arriesgaría a que los lastimaran.

Grune lo condujo a la tienda en donde estaban los mellizos con su brazo alrededor de su cintura, durante todo el tiempo dibujando círculos sobre la línea de su espalda, de una forma que desde su adolescencia le había provocado escalofríos.

La tienda que mantenía atrapados a los mellizos estaba casi vacía a excepción de una jaula con barrotes gruesos, el pequeño Wilykat no había logrado abrir la cerradura, que brillaba de un color rojizo.

Los pequeños parecían asustados y no los culpaba, el también lo estaba, al verlo corrieron en dirección de los barrotes, aferrándose a ellos gritando su nombre — ¡Tygra!

Tygra hubiera avanzado en dirección de los pequeños si acaso una voz decrepita que ya había escuchado antes no pronunciaba a sus espaldas. — Ahora veo por qué insististe tanto por tenerlo contigo.

El joven tigre volteo en dirección de la voz que reverberaba desde las sombras vislumbrando un par de ojos rojos, era Mum-Ra, quien se acerco con paso lento en su dirección y tomándolo del mentón, con demasiada fuerza para ser solo un cuerpo seco, comenzó a inspeccionar su rostro. — Te le pareces mucho… pero veo que todavía no tienes el collar puesto, así que o traicionaste a los tuyos o encontraron otra forma de hacerte obedecer.

Tygra se soltó de la mano asquerosa de Mum-Ra quien miro a los pequeños como si estuviera realizando alguna clase de planes, como Grune le miraba cuando era un niño e interponiéndose entre ellos y la criatura de piel azul dijo. — No soy el sirviente de nadie… ellos tampoco.

Los mellizos se escondieron como por instinto detrás del mayor, Mum-Ra no reacciono ante esa aseveración, en vez de eso pronuncio alejándose de los felinos, dirigiéndose a Grune con complacencia. — Sera una excelente adición a nuestras fuerzas.

Grune asintió y siguió a Mum-Ra, dejándolos a solas en la tienda, permitiendo que en ese momento los mellizos notaran el cambio de ropa de Tygra. — ¿Es eso cierto?

Tygra volteo arqueando una ceja, preguntándoles. — ¿Qué?

Wilykit le pregunto mirándolo de pies a cabeza con cierta aprensión. — ¿Has traicionado a Lion-O?

Tygra se hinco en el suelo señalando su armadura, esperando que los mellizos no desconfiaran de él y la única forma que pensaba que podría hacerles ver el predicamento en el que estaban era siendo sincero. — ¡No! Grune… él quiere que sea su esposo pero yo no quiero, esto es su retorcida versión de un vestido de novia…

Los mellizos asintieron sin comprender por completo lo que ocurría, Wilykit fue la primera en pronunciar palabra. — Lion-O vendrá por nosotros…

Wilykat le dijo tratando de animarlo. — Sí, el nos salvara…

Tygra relamiéndose los labios les prometió en ese momento, recargando su frente contra los barrotes, diciéndose que podría salvar a los pequeños de los planes que vio formarse en los ojos de Mum-Ra. — Encontrare una forma de sacarlos de allí, se los prometo… pero mientras tanto tendrán que confiar en mí, yo no los abandonare.

Los mellizos asintieron al mismo tiempo respondiéndole. — Pero tú vendrás…

Tygra asintió preguntándoles tratando de hacerlos cambiar de conversación ideando que podría ofrecerle a Grune para que le diera lo que le pediría. — ¿Han comido algo? ¿Tienen hambre?

El estomago de ambos respondió por ellos pidiéndole comida, provocando que Wilykit se sonrojara al mismo tiempo que su hermano se reía por ello, haciéndole recordar tiempos mucho más simples, aunque ellos nunca tuvieron hambre ni sufrieron ninguna clase de peligro cuando su padre estaba vivo. — Les traeré algo de comer.

Tygra salió de la tienda esperando que de un momento a otro fuera detenido por los soldados de Grune, pero estos únicamente le observaron sin atreverse a tocarle uno solo de sus cabellos, encontrando una ventaja que podría usar después.

A quien necesitaba encontrar era al general y pedirle algo de comida para los niños, Grune disfrutaría de aquello, Tygra estaba seguro que eso era lo que estaba esperando, que su hermoso gatito le pidiera un favor, el cual generosamente cumpliría por el amor que pensaba sentía por él.

Tygra al ver a Grune al otro lado del campamento se dirigió hacia él con sigilo notando que Mum-Ra seguía presente en ese campamento, tratando de escuchar de qué hablaban, esperando tal vez escuchar que Lion-O seguía con vida. — Esos cachorros tienen potencial…

Hablaba de los mellizos, Tygra se escondió detrás de una de las carpas y moviendo sus orejas ligeramente aguzo el sentido de su oído. — Con la tutela y el entrenamiento adecuado podrán llegar a ser muy útiles… pero entiendo tus motivos para tenerlos aquí… así que permitiré que permanezcan un poco más de tiempo.

Poco después Mum-Ra ingreso en el vehículo que se asemejaba demasiado al tanque felino y se marcho, Grune se dio la media vuelta dispuesto a recoger a su gatito, quien no estaría muy complacido al escuchar que su amo ya tenía planes para los cachorros que se esmeraba por cuidar.

Repentinamente sintió que lo empujaban con fuerza y escucho que le decían emitiendo un sonido parecido a un ronroneo, un sonido que no había escuchado en años, proveniente de su príncipe. — Los mellizos tienen hambre… y yo también…

Grune supo en ese momento que había escuchado los planes que su amo tenía para esos thunderkittens e intentaba como en el campamento de Slithe convencerlo de darle lo que le pidiera, por lo que estirando el cuello permitió que Tygra restregara su mejilla contra este diciéndole. — Les mandare comida… pero no es eso lo que te preocupa gatito.

Tygra se detuvo al darse cuenta que sus caricias no estaban funcionando, que Grune se estaba aprovechando de su desesperación, y alejándose unos pasos le dijo. — ¡Has roto tu promesa!

Grune parecía impávido cuando le respondió arqueando una ceja. — Tal vez, tú dijiste y cito… Ayúdalos y… te dejare hacerme lo que quieras… los ayude pero no he recibido mi recompensa aun, ni siquiera un poco de afecto.

Tygra respiro hondamente preguntándole con molestia, no necesitaba que le dijeran lo que Grune esperaba de su persona, era más que claro por el aroma de excitación que manaba de su cuerpo. — ¿Qué es lo que quieres que haga?

Grune le respondió empujándolo contra la superficie de una tienda, rodeando su cintura con ambos brazos, besando sus labios, para después lamer su mejilla. — No hagas preguntas estúpidas Tygra, eso te hace ver mal…

Tygra al ver que dos lagartos les miraban sorprendidos pregunto dejando que las manos de Grune recorrieran su espalda y su cadera, posándose en sus nalgas haciendo que sus cuerpos se restregaran impúdicamente. — ¿Aquí?

Grune riéndose por su repentina vergüenza cuando fue él quien lo embosco para restregarse contra su cuerpo buscando engatusarlo físicamente para que le diera cualquier cosa que le pidiera le respondió. — Por supuesto que no…

Al ver a los dos lagartos les señalo una tienda en donde seguramente estaban las provisiones, la que Tygra debía recordar si algún día tenían la oportunidad de huir de allí. — Khamai, dale de comer a los mocosos…

El camaleón asintió con un solo movimiento de la cabeza, al ver las quemaduras que desfiguraban parte de su cuerpo Tygra se dio cuenta que era el mensajero, el mismo camaleón que le entrego el mensaje aquella vez.

Repentinamente sintió que perdía el equilibrio al ser rodeado por los brazos de Grune, quien ya no esperaría más tiempo para tener a su gatito, después de todo ya había esperado bastante por él.

El general lo cargo entonces entre sus brazos al puro estilo nupcial, llevándolo en dirección de su tienda, en donde una vez adentro lo dejo bajar al suelo, en donde Tygra comprendió que había llegado el momento en el cual Grune se cobraría todo el tiempo que pensaba espero por tenerle, cerrando la cortina con ansia.

Tygra no entendía para que hizo que se pusiera esa odiosa armadura si de nuevo lo desnudaría, el único motivo era que le pidiera que mejorara la condición de vida de los mellizos.

El príncipe se pregunto entonces qué clase de amante sería el general, temiendo que fuera tal y como sus pesadillas se lo habían dictado, como leyendo su mente Grune le comento dejando caer la primera parte de su ropa al suelo sin mucha reverencia. — No tengas miedo gatito, seré tan cuidadoso…

Sus labios estaban sobre los suyos antes de que pudiera pronunciar cualquier clase de sonido, sus manos se apresuraban a abrir los seguros de su peto, dejándolo caer al suelo, introduciendo sus manos en el interior de su camisa.

Tygra intento retroceder, sintiendo miedo por lo que estaba a punto de ocurrir pero permitiéndolo de todas formas, dentro de poco su camisa ya estaba acompañando a su peto y las manos de Grune seguían recorriendo su piel desnuda, cada una de sus rayas, parecía como si las estuviera contando.

Grune era un amante cuidadoso y posesivo, había tenido suficiente experiencia como para saber cuáles eran los puntos erógenos de una, que dicha persona se rindiera ante sus caricias presa de placer, comprendiendo de la misma forma lo que debía realizar para que la primera noche de un príncipe virginal respondiera con placer a sus caricias y se lo demostraría.

Sus labios recorrían la piel desnuda de su príncipe acompañando sus manos que recorrían los músculos de ese cuerpo entrenado para la agilidad, contando las rayas que eran una de sus características favoritas en el cuerpo de su príncipe.

De pronto al ver que trataba de controlar los sonidos que escapaban de sus labios pellizco con fuerza uno de sus pezones provocando que un gemido se escapara de sus labios, la mirada de Grune al escucharlo era de adoración, no aquella que Tygra hubiera imaginado.

Su lengua viajo al pezón que había pellizcado con fuerza para lamerlo, dándole la misma clase de atención al otro, recibiendo más gemidos como recompensa.
Tygra cerró los ojos escuchando como le decían separándose un poco de su cuerpo, mirándolo de pies a cabeza. — Eres hermoso…

No tuvo tiempo de responder a esa declaración porque repentinamente Grune estaba de rodillas desabrochando también sus pantalones, Tygra quiso correr, alejarse, pero no lo hizo al sentir las dos manos del general posarse en sus caderas para sostenerlo recordándole. — Compre tiempo para los mellizos, merezco una remuneración por mis esfuerzos…

Tygra asintió abrazándose a sí mismo para evitar que intentara alejarlo de su cuerpo con algún reflejo, escuchando que los seguros de sus pantalones eran desabrochados y dentro de poco estos caían al suelo, dejándolo expuesto ante el general que se relamió los labios.

En ese momento cerró los ojos tratando de concentrarse en algo más, en la voz de Lion-O, en lo que hubiera pasado en ese bosque. — No pienses en él…

Tygra abrió los ojos con sorpresa, preguntándose cómo era posible que Grune lo conociera tan bien como lo hacía, jadeando cuando el general lamio su sexo a lo largo de su hombría, brindándole una sensación placentera que odio profundamente. — Eso es gatito.

Grune volvió a lamer la hombría de Tygra escuchando que no podía silenciarse, ni siquiera lo estaba intentando, aunque por su expresión aun no lograba que se enfocara en su persona.

Recordando lo que muchos amantes ya habían hecho con él comenzó a acariciar los testículos de su gatito, escuchando que sus gemidos comenzaban a incrementarse al mismo tiempo que sus rodillas parecían que perdían la fuerza para sostenerlo.

Tygra intentaba no gemir pensando en algo más cuando sintió que una de las manos del general comenzaba a masajear sus testículos, al mismo tiempo que lamia su hombría y con la otra comenzaba a acariciar sus nalgas.

Repentinamente un dedo de gran tamaño se introdujo dentro de su cuerpo provocando que gimiera con fuerza perdiendo el equilibrio, casi cayendo al suelo, si es que Grune no lo sujetaba con delicadeza continuando con sus caricias.

Grune separándose de su gatito le dijo relamiéndose los labios sentándolo en la cama, observando cómo sus mejillas se pintaban hermosamente de color rojo, acompañando a sus pupilas que estaban dilatadas, agradeciéndole a los sueños que habían compartido, los cuales le acostumbraron de cierta forma a sus caricias. — Cuantos años espere por este momento.

Tygra estaba desnudo, sentado en una cama, enfocando su vista en algún punto del suelo, su cuerpo reaccionaba en contra de su voluntad haciéndolo pensar en las pesadillas que tuvo, tal vez no eran pesadillas sino sueños húmedos, preguntándose en ese momento si no eran acaso deseos reprimidos, lo que realmente sentía por el general, tal vez él si lo había buscado después de todo.

Grune colocándose entre las piernas rayadas de su gatito comenzó a lamer el interior de su muslo en dirección de su hombría, colocando una de sus rodillas sobre su hombro, escuchando como su gatito gemía de manera silenciosa.

El sabor de su piel era divino, su aroma seguía enloqueciéndolo después de todos esos años y aun continuaba pensando en el momento en el cual su príncipe fuera quien estuviera de rodillas, dándole placer con su boca que gemía descontrolada, pero era demasiado pronto para eso.

Tygra volvió a sentir la boca de Grune rodeando su sexo, chupándolo, recorriendo su hombría a todo lo largo con las puntas de sus dientes y lengua, sus gemidos lo avergonzaban tanto que mordía sus labios intentando silenciarse, cuando repentinamente una de las manos del general volvió a acariciar sus testículos al mismo tiempo que volvían a introducir un solo dedo en su interior, moviéndolo de adentro hacia fuera incrementando los sonidos que escapaban de su traicionera boca.

Los gemidos de su príncipe con cada nueva caricia eran más sonoros y en un momento, cuando introdujo un segundo dedo en el apretado pasaje virginal una de sus manos se sostuvo de su cabello al mismo tiempo que pronunciaba. — ¡Grune!

Estaba próximo al orgasmo y el general incremento la velocidad de sus caricias, la fuerza de las embestidas que eran realizadas con apenas dos dedos encontrando su próstata.

Cuando Tygra pensaba que esas caricias no podían ser peores porque sentía como su cuerpo reaccionaba al placer brindado por el general, de pronto un sentimiento de éxtasis lo invadió haciéndolo ver estrellas, provocando que los gemidos que no podía silenciar aumentaran de volumen y velocidad. — No…

Grune aumento sus esfuerzos por que su príncipe alcanzara su primer orgasmo en su cama y de pronto lo hizo, Tygra arqueo su espalda con un gritito de placer, recostándose en la cama soltando su cabello, derramándose en el interior de su boca.

El general trago cada una de las gotas de esa leche blanca viéndolo temblar, cerrando los ojos, descansando uno de sus brazos sobre su pecho y el otro a su costado, era la misma imagen del placer.

Relamiéndose los labios se levanto y se recostó a su lado, acariciando su pecho, lamiendo las gotas de sudor que escurrían de su cuello, susurrándole. — Mi príncipe…

Tygra entreabrió los ojos y le dijo con los efectos del orgasmo nublando su mente y cuerpo, ronroneando con placidez. — Te odio…

Su ronroneo, el cual se había hecho presente desde que introdujera un dedo en su cuerpo lo contradecía completamente, provocando que Grune tuviera que reírse, acomodándose a su lado de cierta manera incomodo por la erección no atendida atrapada en sus pantalones. — Tus labios dicen odiarme, tu cuerpo y tu ronroneo me dicen que amaste cada minuto de esto…

Tygra cerró los ojos entonces, quedándose dormido después del orgasmo provocado por las manos expertas de Grune, quien simplemente lo cubrió con una sabana, mirándolo dormir.

El joven príncipe despertó aturdido, cubierto por una sabana y uno de los brazos de Grune, quien al ver que se movía le dijo, besando sus parpados. — Buenas noches mi príncipe, te prepare un baño.

Tygra le pregunto ignorando que seguía desnudo, que su cuerpo le había traicionado, que Grune seguía comportándose como si realmente lo estuviera cuidando y no lo hubiera secuestrado ni acechado toda su vida, recordando algunas partes de esa extraña pesadillas. — ¿Wilykit y Wilykat?

Grune se levanto de la cama y se estiro respondiéndole apreciando el cuerpo desnudo de su príncipe, su mirada fija en alguna parte de la habitación. — Tendrán una abundante comida tres veces al día… y he ordenado que me consigan dos catres para que duerman.

Tygra le miro entonces sorprendido preguntándose si acaso había cumplido su promesa, al ver que su príncipe no encontraba palabras para agradecerle beso su mejilla tomándolo de la mano para guiarlo al agua caliente que ya los esperaba. — Todo lo hago por ti, gatito…

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Era gracioso como habían escapado de las llamas para ser atrapados en una tormenta, un reflejo del corazón abatido del rey de Thundera y sus dos súbditos.

Lion-O siempre había pensado que Tygra sería una parte permanente de su vida, aun después de la caída de su reino parecía que siempre estaba allí con él, a veces se burlaba de sus decisiones o peleaban pero retaba a cualquiera que tuviera un hermano a decirle que eso nunca pasaba.

Parecía que sus promesas nunca podían cumplirse, le prometió a Tygra que no permitiría que Grune tocara uno solo de sus cabellos y permitía que llegara a él cuando quisiera, que lo secuestrara en ese lago.

Le prometió que estaría a salvo y que ocurrió, su hermano había muerto atrapado en un bosque, devorado por las llamas que lo consumían, no solo él sino los pequeños que le insto a llevar con ellos.

Cualquiera que dijera que su hermano carecía de corazón estaba equivocado, tal vez no fuera la persona más gentil del mundo no obstante sus acciones hablaban más que sus palabras y el pensó que siempre sería así.

Cheetara fue la primera que se atrevió a dirigirle la palabra, colocando su mano derecha sobre su hombro diciéndole. — ¿Quiénes que hagamos alguna clase de ceremonia?

Lion-O pensó en hacerla, sin embargo, algo se lo evitaba y eso era la esperanza que sus ojos le hubieran engañado, que Tygra de alguna forma siguiera con vida, que los alcanzara en su siguiente parada.

Su hermano sabía hacia donde se dirigían y si estaba vivo podría llegar a ellos, por lo que le respondió a Cheetara con pesar, ignorando la terrible realidad que le decía que ni siquiera su hermano mayor podía sobrevivir al fuego. — No… quiero pensar que aun está vivo…

Panthro cruzando sus brazos delante de su pecho le dijo, instándolo a ver la realidad como era, no una historia de cuentos de hadas sino un lugar en donde las personas que amabas podían perecer. — Solo te harás daño Lion-O

Lion-O le respondió sintiendo que sus mejillas comenzaban a mojarse por culpa de las lágrimas, que la tristeza estaba a punto de comerse su corazón. — No encontramos los cuerpos, tal vez… tal vez siguen vivos y esperan por nosotros.

Cheetara hablo en esta ocasión diciéndole. — Yo también quiero pensar que Tygra, Wilykat y Wilykit siguen con vida, pero… si no hay cuerpos, tal vez… es que fueron consumidos por las llamas Lion-O… no puedes hacerte esto.

Lion-O le respondió, con una extraña mueca en su rostro haciéndole temer que había perdido la cordura, sujetándola por los brazos. — ¡Yo le prometí que podía protegerlo! ¿Qué clase de rey soy si no cumplo mis promesas?

Cheetara no respondió esa pregunta con palabras, en vez de eso rodeo al rey con sus brazos diciéndole, acariciando su cabello como si se tratase de un niño pequeño. — Todo estará bien Lion-O… quieres esperar… eso haremos.

Panthro se dio la vuelta para dejarlos solos, sintiendo una profunda lastima por el joven león que había perdido a su padre y a su hermano en tan poco tiempo.

Parecía que Tygra había adivinado el futuro porque unas horas antes le hizo jurar que continuarían su búsqueda, solo que nunca pensó que sería asesinado por los guerreros de Slithe, un futuro mucho mejor que ser transformado en el esclavo de su viejo amigo, solo Claudius sabría que hubiera sido de él si Grune lo tuviera entre sus garras.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

El agua habría sido perfecta si Grune no hubiera decidido acompañarlo ayudándole a lavarse el cabello y la espalda, sintiendo sus posesivas manos recorrer su piel desnuda.

Tygra deseaba lavarse el aroma del general no que este siguiera tocándolo como si fueran alguna clase de pareja, como si él fuera su amante y no su prisionero.

Thundercats-Thundercats-Thundercats

Oficialmente esta historia se ha vuelto un lion-o/tygra…

Oficialmente y con solo un voto en contra Grune tendrá primero al príncipe.

Otra pregunta… ¿Quieren que Lion-O encuentre consuelo en los brazos de Cheetara?

También les pido que vayan y voten en el poll, en mi página de usuario de fanfiction net, me harán la persona más feliz del mundo.

Saludos.

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