Las Causas
11:40 a.m. Residencia de Naruto Namikaze.
Abrió los ojos lentamente mientras unas fuertes punzadas de dolor llegaban directo a su cabeza, confundido se sentó en la cama observando a su alrededor. Agradecía al cielo por el hecho de estar en su casa y no en la de una de sus presas o “juguetes” como acostumbraba a llamarles el, examino más exhaustivamente la situación y noto como alguien se removía junto a el mientras se maldecía internamente por pensar que se acostó nuevamente con otra desconocida.
-Hola Naruto-kun…-dijo tiernamente la persona junto a el.
-tú de nuevo Hinata…-dijo cerrando los ojos y echando su cabeza para atrás.
-pero que ocurre Naruto-kun... ¿que no te gusto?- dijo subiéndose sobre el rubio quedando muy cerca de su cara y dejando sus enormes pechos en el de Naruto
-Tks…no es eso Hinata, además no recuerdo la mitad de la noche, pero a lo que quiero llegar es a que eres la prometida de mi mejor amigo y una de mis amigas.
-jajaja por eso no te preocupes Naruto-kun, Gaara jamás sospecharía de esto, además, él tampoco es exactamente un santito, recuerda que nos comprometimos por el bien de las empresas de nuestros padres.
-jeje sí que eres una zorra Hina- dijo Naruto tomando a la chica por la cintura para atraerla más a su cuerpo.
-seré una zorra, pero soy tu zorra…Naruto-kun-dijo finalizando la conversación para después besar salvajemente al rubio quien no puso mucha resistencia conllevando así a muchos manoseos del rubio a la peli-azul.
Después de tan candente encuentro sexual matutino, Naruto dejo a Hinata dormida de nueva cuenta en su habitación y él se dispuso a darse una ducha rápida para después salir a toda prisa en su auto a la empresa donde tendría una reunión de negocios con unos inversionistas muy importantes de Osaka.
Una vez en la empresa Naruto bajo rápidamente de su auto y entro como rayo a las oficinas de su empresa ignorando olímpicamente todos los saludos de buenos días que escuchaba a su paso, pero o al momento de abordar el ascensor justo antes de que las puertas se cerrasen lo vio, hablando con unas secretarias, lo más hermoso que sus ojos habían visto en mucho tiempo, vio a ese chico de finas facciones tanto faciales como corporales, cabello azabache, piel tan blanca como la leche y sus ojos, esos ojos hipnotizantes que reflejaban una bella noche sin estrellas, todo era perfecto de el a la vista del rubio, sus labios tan apetecible casi lo hicieron babear del deseo de poseerlos con los suyos, pero toda esa bella imagen desapareció al momento en que el ascensor cerro.
-nooooo!!-grito el oji-azul intentando desesperadamente que el ascensor abriera de nuevo, pero todo su esfuerzo se fue abajo cuando el ascensor empezó a subir y más gente se subía en el haciéndolo perder la oportunidad de regresar abajo.
Resignado, el rubio una vez en el último piso salió apresuradamente del ascensor y entro a toda velocidad a su oficina en donde tendría que llevarse a cabo la reunión.
-llegas tarde…-reprocho un chico pelirrojo de ojos turquesa y mirada seria.
-lo siento Gaara, jeje es que tuve un contratiempo-dijo caminando a su respectivo asiento con Gaara a su lado.-además aun no llega nadie.
-aja, tirarte a Hinata es un GRAN contratiempo…-dijo con media sonrisa el pelirrojo al oído del rubio quien solo lo miro con una sonrisa zorruna.
-ja! Como me lo esperaba de ti…-dijo divertido el rubio- ¿Cómo lo supiste tan pronto?
-con quien crees que tratas Namikaze-dijo con aires de grandeza.
El rubio solo respondió con una risita y en ese momento empezaron a llegar los demás empresarios y dio inicio una larga y amena reunión que mato de aburrimiento al rubio.
Al término de la junta todos se fueron dejando solos a Gaara y Naruto.
-vamos a tomar unos tragos-dijo el rubio al pelirrojo
-sabes que no me dejaran entrar idiota -dijo malhumorado el de ojos turquesa.
-jajajaja!! A veces olvido que aun eres un mocoso de 17 años- dijo Naruto con sorna- sabes que si te dejaran entrar si vas conmigo.
-talvez seré un mocoso pero tú eres un viejo de 27 años-dijo Gaara mas malhumorado de lo normal.
-ya bájale Gaarita, ¿porque estas tan enojado?
-porque mi padre es un grandísimo idiota-dijo haciendo una mueca- que se cree comprometiéndome con la zorra de Hinata cuando sabe perfectamente que ella y yo ni nos llevamos bien, ella no me gusta, me cae y me cayó de la puta patada desde el día que la conocí, es arrogante, envidiosa, presumida, maleducada, grosera, es la zorra más zorra que alguna vez he conocido en mi vida y para acabarla esta vieja, ósea yo tengo 17 y ella tiene 23 años, mi padre de verdad tenia mierda en la cabeza cuando lo hizo, ¿Por qué no la comprometió con Kankuro? El está de su misma edad…aaahhh!!! Como me jode ese viejo –finalizo con la cara roja por la rabia contenida para no gritar todo lo que quería.
-wow si que odias a Hinata
-con toda mi alma-dijo refunfuñando.
Después de unos minutos en los que Naruto calmo a Gaara ambos terminaron yendo al bar que estaba cerca de la empresa, por alguna razón al rubio no le dieron Ganas de ir al prestigioso bar al que siempre asistía, y envés de eso fue a uno común y corriente, tenía el presentimiento de que algo bueno talvez ocurriría.
Una hora y media después comenzó a llover y Gaara estaba más que ebrio por la botella de vodka que se había acabado y el rubio estaba que no lo calentaba ni el sol por las quejas y quejas que balbuceaba Gaara sobre Hinata, estaba por darle un buen golpe a su amigo cuando la campañilla de la puerta sonó anunciando la entrada de alguien, y ahí lo vio, de nuevo el rubio callo embabucado por aquel panorama que tenía frente a él, tenía la respiración algo agitada y el rostro sonrojado, el mismo azabache de antes pero esta vez completamente empapado haciendo que la ropa se pegara a su esbelto cuerpo quedando casi como una segunda piel, remarcando sus pezones y su ombligo, si , en ese momento el rubio envidiaba a esa playera que tenía la dicha de estar sobre su futuro azabache.
Observo como su presa se sentaba casi junto a él solo estando separados por un asiento de diferencia, lo observo por unos minutos fijamente imaginando que le haría una vez que fuese completamente suyo.
Por otro lado el azabache se empezaba a sentir extraño, sentía una mirada pesada sobre él y tenía la sensación de que alguien lo desnudaba con la mirada, se sentía nervioso y por ello no se animaba a mirar quien era el dueño de esa mirada, así pasaron unos minutos hasta que se cansó y decidió enfrentar al dueño de aquella mirada.
-disculpa… pero que…que tanto me ves, ¿te gusto o qué?- pregunto un poco irritado por la mirada que aún le daba el rubio.
-la verdad sí, me gustas mucho-dijo el rubio cambiándose de lugar al asiento junto al azabache quien lo miraba paralizado, sonrojado y con una expresión de confusión total.
-¿dis…disculpa…?-dijo Sasuke tragando pesado mientras se hacía para atrás.
-dije que me gustas teme-dijo poniendo una de sus manos en la pierna del menor y la otra utilizándola para quitar un mechón de cabello que cubría el sonrojado rostro del oji-negro quien aún estaba en shock por lo declaración y además tenía la mirada algo…¿confundida?
El rubio aprovecho el shock del pelinegro para acercarlo con su mano libre por la nuca y robarle un beso lleno de ansiedad, el contacto de sus labios con los del menor le hizo desatar una explosión de sensaciones que jamás había sentido en su vida, el azabache se quería resistir pero en un rápido movimiento el rubio lo tomo por la cintura con la otra mano acercándolo más a el y dejando sin armas al pelinegro a merced del olor a colonia del rubio, a merced de su toque y a merced de esos ojos azules tan llamativos, poco a poco empezó a corresponder el beso demandante del rubio con algo de torpeza dejándose llevar por el momento de estupidez.
El beso duro un ratito más, pero la necesidad de respirar del azabache lo trajo a la realidad y lo hicieron entrar en razón haciéndolo apartarse bruscamente de las garras del rubiales que en ese momento chasqueo molesto por la interrupción de tan ardiente beso.
-¡que…que demonios te ocurre …idiota!-grito el Uchiha aun sonrojado, pero en ese momento el rubio se dio cuenta de que no estaba completamente sonrojado por lo del beso, ya también había sentido el sabor a alcohol en su boca, el azabache estaba ebrio.
-no me ocurre nada teme-dijo acercándose más al sonrojado azabache quien tenía pinta de dormirse en cualquier momento dando perversas ideas a su un poco retorcida mente.
-no me toques desgraciado…-dijo con el poco juicio que aun poseía apartando de un manotazo la traviesa mano del rubio quien lo había empezado a tocar nuevamente.
Esto sin duda sorprendió mucho al rubio ya que nunca antes alguien había tenido la “osadía” (según el) de rechazarlo de esa manera, se enojó, claro que se enojó, sintió un golpe bajo a su orgullo, por supuesto, pero sobre todo sintió la gran necesidad de hacer suyo lo más pronto posible a ese obstinado azabache y eso era de a si o si.
Sin más que decir, Naruto se levantó de su asiento, tomo a Gaara quien estaba dormido en la barra y salió del bar rumbo a su “humilde” morada con una sonrisa como la del gato rizón pintada en su rostro.
Por otra parte el lindo e inofensivo azabache se encontraba desconcertado por la risita que tenía pintada en la cara “el loco ese” como el lo llamaba.
Tres días habían pasado desde lo que había ocurrido con el de ojos ónix y el rubio parecía tranquilo, seguía su misma rutina: iba a la empresa, a beber algo, tenía algo de sexo con alguna de sus secretarias, cenaba en su restaurante favorito y al llegar a su casa se tiraba a su mucama; lo usual ante todo aquel que lo llegaba a conocer.
Pero en la mente del rubio mientras tanto se formaba un plan perfecto para tener ante el a su soñado teme, sabía que perfectamente que sentía una atracción bestial hacia ese chico que lo había rechazado, pero su orgullo no le permitiría dejar ileso a su pequeña presa.
CONTINUARA…