Capítulo 1: Un Misterioso Chico
Día martes por la mañana, no había sido un día particularmente ocupado, pero si bastante frustrante, uno de sus mayores socios, Michael Hofmann, había estado toda la mañana pululando por la compañía, el hombre, ya mayor, prefería estar en la empresa molestando a cualquier empleado a estar en su casa, donde debería estar. Draco suponía que su familia lo mandaba a la empresa únicamente para no tenerlo con ellos. Era un hombre irritante e irritable, el cual se había pasado horas en la oficina del rubio empresario expresándole sus opiniones respecto al funcionar de la empresa. Draco Malfoy era un empresario nato, un hombre diplomático y práctico, pero no veía caso a las demandas del viejo, que en su mayoría eran o inviables o innecesarias.
Para cuándo el reloj marcaba las 11:23, Hofmann dejo al fin su oficina, la absurda reunión demoro todas sus citas de la mañana, lo cual significaba que tendría que quedarse hasta tarde para terminar sus pendientes, no que lo molestara en exceso, prefería estar en la oficina o en cualquiera otro lugar que en su propia casa, odiaba su vida.
Lucy, su secretaria entre dos minutos después, con una taza de café cargado y un vial de poción para el dolor de cabeza, la cual siempre pedía después de la reunión con su socio, sinceramente esperaba que decidiera dejar pronto el negocio, ya varias veces le ha había sugerido un viaje por el mundo, pero el viejo se oponía, aún después de años no confiaba en Draco a pesar de que este había demostrado más de una ves su habilidad para los negocios, lo cual quedaba demostrado en todos los emprendimientos paralelos a la compañía, los cuales eran altamente exitosos.
- Señor Malfoy - interrumpió su secretaria aún en la oficina - su cita de las once lo espera afuera.
Draco salió de sus cavilaciones para hacer un ademan a la mujer que daba a a tender que lo hiciera pasar, escucho decir a Lucy que se trataba de señor R. T. Black, espero a que este entrará y llegará frente a su escritorio para levantar la vista, se trataba de un joven de no más de 15 años, o quizás un poco menor, de sedoso cabello rubio platinado, una aristocrática nariz que iba a juego con su altivo porte y un par de ojos color verde esmeralda. El chico se presentó formalmente, su nombre era Regulus, Regulus Black. A Draco le causo curiosidad la combinación de un nombre de estrella junto al apellido Black, lo cual no dudo en preguntar.
- Es una tradición de familia, señor - respondió el menor, con un marcado acento francés. Draco pensó que podría tratarse de un pariente de su madre o de una muy grande coincidencia.
Regulus lo miro intensamente durante algunos segundo, los cuales parecieron años, el mayor se sintió un poco intimidado frente a aquella sería y profunda mirada.
- Seré franco, señor, lo que me trae a usted no son negocios, sino un tema personal. Hace un par de semanas quedé huérfano, mi padre, en su lecho de muerte me rebeló su más profundo secreto - hizo una pausa para tomar aire - usted, señor Malfoy, es mi padre.
- debes estar bromeando - respondió Draco un poco impactado - si estas buscando algún beneficio económico o alguien a quién estafar, te equivocaste de hombre, mocoso-
- si tantas dudas tiene, hagamos una poción de paternidad -
- chico, ni siquiera recuerdo a tu madre -
- elabore la poción, señor, y mañana podemos hacer los test necesarios - Regulus volvió a hacer una pausa, esta vez para poner sus ideas en orden - Señor Malfoy, quizás debí decir esto antes, pero yo no tengo pretensión alguna de su herencia, su apellido o su cuidado, yo sólo necesito un tutor legal que evite que mi herencia pase a manos del Ministerio Inglés de Magia, soy menor de edad y esos buitres quien hacerse de mi patrimonio, sólo necesito que firmé el documento que acredite que usted es mi padre y yo volveré a Francia, que es donde vivo, no necesito más de usted, pronto cumpliré los 14 años, puedo valerme por mi mismo.
Draco lo observo con detención, ese muchacho era casi una copia a exacta de sí mismo, si no fuese por los ojos y algún otro rasgo, sería casi un clon, ni su hijo Scorpius se le parecía tanto como Regulus.
- Mañana a las diez estará bien - contesto Draco - pero me gustaría que me dejarás una copia de los papeles a firmar para que mi abogado los revive antes.
Esa noche, Draco soñó muchas cosas, pero entre todo, destacaban un par de ojos verde esmeralda.
Continuara...