Cuando se conocieron, ambos tenían la misma opinión del contrario. <<Los dos eran arrogantes>>.Ninguno se dio la oportunidad de conocerse mejor; solo eran un par de idiotas que rechazaban cualquier posibilidad de estar juntos. Cada uno jugaba baloncesto por un motivo diferente; uno jugaba distinto del otro, uno era más hábil y el otro más fuerte; uno no se esforzaba en lo absoluto, y el otro ponía todo su empeño para cumplir la promesa con sus mayores.
Pero ambos seguían siendo idiotas, y por eso le hacían honor a su “sobrenombre” Ahomine y Bakagami.
“Seize the day or die regretting the time you lost…”
Después de aquel encuentro en la Winter Cup, el de cabellos azules reconoció a su oponente como la estrella de su equipo, aunque mucho de eso se lo debía a Tetsu, ese era otro asunto; y lo que más importaba en ese momento era la evidente derrota de su equipo. Ahora esa persona ruidosa y molesta estaría al mismo nivel que él y eso le gustaba. ¿Qué? ¿Cómo que le gustaba? Pues es sencillo, encontró con quien divertirse un poco… Incluso más que con el rubiecillo escandaloso.
“It's empty and cold without you here, too many people to ache over …”
Además para Aomine era divertido molestar a su rival, retarlo a varios 1 a 1 lo hacía excitarse de más. A partir de aquel torneo, Kagami se empeña aún más en ganar siempre, algo que no sucede; pero jugar con el moreno definitivamente es emocionante. Kuroko, cuya persona había sido la sombre de ambas luces; estaba feliz de que el pelirojo ya no fuera dependiente de él, eso le daba la oportunidad de practicar con sus sempais y de conquistar a una persona especial que era dueña de su corazón. Sin embargo, los tres sienten nostalgia de ya no hacer o recibir esos pases asombrosos. Pero que importa, ahora cada uno tiene una felicidad diferente.
“I see my vision burn, I feel my memories fade with time. But I'm too young to worry …”
Ahora, después de cada juego que tienen por la tarde, ambos regresan juntos… Bueno, a mitad del camino se separan porque viven en direcciones opuestas; pero ambos lucen felices mientras caminan y se despiden con una amplia sonrisa a mitad del puente.
“These streets we travel on will undergo our same lost past “
Ayer, por mera casualidad se encontraron en la cancha donde por primera vez Aomine retó a Kagami a un 1 a 1 pese a que el peli rojo estaba lastimado de las piernas… Los tiempos cambian y sin embargo, el peli azul lo retó nuevamente. La situación se tornó complicada, porque Bakagami estaba por irse, pero ya fuera por gusto. ¿Gusto? Si, algo así como gusto por la compañía del moreno aceptó la invitación.
“I found you here, now please just stay for a while. I can move on with you around… “
Después de la última despedida en ese funesto puentee, Kagami le propuso al de piel canela que viviera con él. Ambos rieron en ese instante, pero luego de que Ahomine notará el sonrojo de su compañero aceptó sin respingar y al mismo tiempo le pidió una relación más estable. Esta vez nadie rio, el peli rojo disimuló sus emociones y muy por lo bajo aceptó ser su pareja.
“I hand you my mortal life, but will it be forever? …”
La mudanza demoró una semana, pero al fin estaban juntos. A veces Aomine llegaba de malas, pero Kagami siempre estaba ahí con la comida servida esperando su regreso a casa. Ninguno de los dos era nada amable y cuando se peleaban se mandaban al demonio sin importar qué… Pero ese enojo no duraba mucho, pues luego de unas horas ambos jugaban videojuegos hasta altas horas de la noche.
“I'd do anything for a smile…”
Hace días que Kagami luce como si quisiera decir algo importante a su pareja, pero simplemente se queda callado por largos ratos y luego sonríe como si nada.
-¿Raro? Para nada, es un idiota- responde el moreno, con una expresión de molestia.
“We both know the day will come, but I don't want to leave you”
Hoy, ambos se gradúan de la escuela media. En Seirin se disolverá el equipo de baloncesto, pues los novatos no creen tener oportunidad alguna sin sus estrellas. En Tōō, el equipo continuara tan fuerte y esplendido como siempre. Aomine salió muy contento y de inmediato emprendió marcha a la casa de su pareja… Al entrar solo encontró sus cosas y una nota sobre las mesa.
En verdad lo siento, nunca pude decirte esto de frente.
Regresó a América, mis padres me inscribieron a una universidad de allá y…
Aunque pasen los años, no creo regresar.
Salgo en el vuelo de las 7:00 pm.
Nunca te lo dije, pero te amo.
-Kagami Taiga-
“Will you take a journey tonight, follow me past the walls of death?... “
El reloj de pared indicaba las 3:00 pm. ¿A dónde se había ido? ¿Por qué demonios Aomine estaba a punto de llorar? Si hasta el cansancio le dijo que el único que se podía amar era el mismo…
-¡¡Tsk!! Idiota- murmuró arrojando la nota al bote de basura para luego salir corriendo del apartamento. Su esperanza era que estuviera en Seirin o con Tetsu, pero en ninguno de los dos lugares lo encontró. Caminó en dirección al lugar donde se conocieron, cruzó el nefasto puente que odio por mucho tiempo en secreto, atravesó el callejón y llegó hasta la cancha.
“It's empty and cold without you here… Trails in life, questions of us existing here…”
Se tumbó ahí por un largo rato y empezó a recordar todo lo vivido con Kagami. ¿A caso quería que se fuera? Bostezó como de costumbre y abrió su celular para leer un mensaje de Kuroko.
-Deberías buscarlo en el aeropuerto-
-¡¡Tch!! Ya lo sé- gruño molesto cerrando el móvil.
“So, what if I never hold you, or kiss your lips again? I never want to leave you and the memories for us to see. I beg don't leave me …”
Después de meditarlo, le hizo caso a su ex-sombra. Se levantó del césped y corrió a la parada para tomar un taxi y le indicó al chofer que fuera al aeropuerto… Pero, el tráfico estaba terriblemente pesado. Su celular indicaba las 6:47 pm y faltaba mucho para que aquello se moviera. Se bajó del taxi y corrió a su destino, cruzó un par de cuadras y se encontró con un accidente.
Otro taxi había perdido el control de los frenos justo en un semáforo en rojo, se estrelló contra un coche particular y todo era un desastre. Había ambulancias y patrullas. ¿Muertos? ¿Heridos? Eso no era de su incumbencia, él continuo con su camino.
-Justo a tiempo- murmuró mientras jadeaba intentando recuperar el aliento.
El gran reloj de la estación marcaba las 6:58 pm., pero por ningún sitio lograba encontrar a su pareja.
Observó atentamente el lugar, a lo lejos notó una cabecilla roja y corrió a él como un niño pequeño.
-Kagami… - lo tomó por el hombro.
-¿Disculpe?- contesto en inglés.
-No me vengas con estupideces, idiota- refunfuño sin mirarlo a la cara.
El hombre lo miraba extrañado. –Disculpe, ¿habla inglés?- volvió a decir con su acento americano. Aomine lo miro y se quedó mudo; ese no era su chico, pero se parecía.
Con un poco de trabajo, entendió que era el padre de Kagami, pero su hijo no había llegado y ya habían perdido el vuelo.
-¡¡¿¿Qué demonios??!!- murmuró sorprendido. En un pañuelo desechable anotó la dirección del apartamento de Kagami y después regresó sobre sus pasos.
El accidente era lo único que ocupaba su mente.
Regresó justo ahí, donde estaba la última ambulancia a punto de irse.
-Disculpe, ¿me podría dar los nombre de los que van con ustedes?-
-¡Mm! ¡Claro!- dijo el paramédico. Empezó con el detenido y luego los dos heridos.
-¡¡¿Ah?!! ¿No hay un Kagami Taiga?- dijo incrédulo y hasta cierto punto enojado.
¡Pues no! Si me permites- lo hizo a un lado y la ambulancia se fue.
Si no había llegado al aeropuerto, ni se había visto involucrado en el accidente ¿Dónde demonios estaba? Aomine anduvo por ahí, buscándolo y haciendo mil preguntas al aire, hasta que se hartó y decidió regresar al departamento.
Naturalmente las luces estaban encendidas, ya que le había dado la dirección al papá del tigre. Con la llave que estaba debajo del tapete abrió la puerta.
-You’re welcome!!-
-¡¡Bienvenido a casa!!-
Lo recibieron dos voces similares, con caras y cuerpos similares; pero solo uno de ellos era suyo.
-¡Bakagami!- lo abrazó con fuerza dejando caer unas lagrimillas en el hombro ajeno.
-¡Ahomine!- dijo el de cejas partidas contento de estar junto a su pareja.