Esta era una historia de risas y tonterías, siempre cuando algo está bien sucede algo que hace que la situación anterior se dañe, no es que yo sea un quejica, no es que yo quiera parecer lamentable ante el ojo ajeno, es que es difícil aceptar la realidad, no comenzaré contando el final de mi historia, de nuestra historia, pero sí como empezó todo, como inició mi vida escolar y como conocí a la persona que me hizo el ser más feliz del mundo.
Iniciaré haciendo un breve resumen de mi infancia, siempre fui un chico bien acomodado, era un demonio de clase alta según mis padres, uno magnífico ejemplar de nuestra especie, nací rodeado de cualquier tipo de lujos, mis padres a pesar de estar ausentes por los bienes que poseían estaban siempre al pendiente de comprarme lo que yo necesitara, a pesar de que no estaban conmigo siempre fui muy feliz, desde muy temprana edad logré ingresar a centros educativos de alto nivel, fui electo el mejor estudiante de los mismos, aprendí a tocar el piano, la guitarra, la batería, violonchelo, viola, arpa, violín, y el contrabajo; a pesar de saber emplear dichos instrumentos para producir música no era magnífico en ellos, solo en el piano… fui a muchas competencias en las cuales hacía un gran trabajo, solo en una no logré ganar… En la que él entró.
Cuando tenía doce años terminé de estudiar idiomas, los que aprendí fueron el alemán, italiano, francés, inglés, Español y sueco, además de estos hablo ruso, mi idioma de origen…
Siempre fui adorado por mi familia, por mis compañeros, siempre fui perfecto en todo, todo el tiempo con aquella amabilidad que según las personas me hacía ser diferente y me hacía destacar del colectivo, lo que las personas no sabían era que solo era una máscara, debajo de ella solo se encontraba alguien egocéntrico, molesto, racista, obstinado y alguien narcisista, así era yo, así siempre había sido, era común en las personas de mi familia esa manera de actuar, por ello yo no lo veía extraño, y mis compañeros de clase siempre habían ayudado a que mi ego subiera, incluso me llamaban “príncipe”, recuerdo esos días y me doy cuenta de lo equivocado que estaba…
En fin, luego de pasar mi educación primaria me inscribieron en un internado de mi país, era divertido mirar ese lugar, solo en el mismo estudiaban chicos… ¡Incluso los directores eran atractivos!... Allí supuse que me iría bien, lo primero que hice cuando llegué fue anotarme para ser miembro del consejo estudiantil, es que pensé que alguien como yo no podía pasar desapercibido, era un lugar demasiado grande, con más de dos mil estudiantes, tenía que destacar de alguna manera y la más sencilla era ser parte de los diez integrantes que se suponía debían formar parte del consejo de estudiantes; las clases allí eran demasiado sencillas para mí, sentía que me faltaba algo, ese sentimiento de soledad que te embarga cuando nadie conocido está a tu alrededor, cuando ni siquiera el colegio puede hacer que pienses en otra cosa… me sentía de esa manera pero no podía decir nada, no conocía a nadie, esa fue mi situación durante unas semanas, luego de eso empecé a conocer a algunas personas que no eran para nada como las que yo ya conocía en mis antiguos institutos…
Pero un lunes, el día en el cual me iba a trasladar a mi habitación individual, esa que le daban a todos los miembros de aquel grupillo que era más adinerado que los demás conocí a un sujeto molesto, el mismo que luego me deleitó con su manera de ser, me tendió la mano con una sonrisa amplia a la vez que se presentaba conmigo.
–Debes ser el chico nuevo del consejo. Un placer, yo soy Darren y seré el encargado de mostrarte tu habitación–
–Ah, es un gusto ser inferior, mi Nombre es Nikolai Sterling, espero que sea un buen sitio, mi familia contribuye muy bien de manera económica con este internado, por ello quiero un servicio de primera, quien sabe, algunos sirvientes que limpien todo y me alimenten– Comenté en una voz demasiado alta.
Inmediatamente noté que no le había caído bien, es que vamos si alguien así se me acercara hasta yo lo hubiese mandado a la mierda…de manera literal. Caminamos hasta donde se suponía estaba aquella habitación hasta que alguien más se nos unió, un chico demasiado blanco, ojos negros y de un cabello con la misma tonalidad, él nos miró fijamente y esbozó una débil sonrisa.
–Darren, ¿Él es el nuevo?– Preguntó mirando al chico que se encontraba de pie a mi izquierda.
–Sí, Liam, él es– Dijo Darren que debo mencionar era algo más bajo que yo, ojos de color chocolate y cabello del mismo color.
Ambos se vieron con cierta complicidad que me pareció un tanto extraña, ahora ya sé la razón de ello y es algo que me causa risa… Luego de llegar a dicho lugar Darren se encargó de mostrarme completamente la descuidada y añejada habitación, no era lo que alguien millonario como yo esperaba, mucho menos de un internado tan costoso como aquel pero no podía hacer nada ya que luego de hacer un gran berrinche los chicos me vieron raro, pensarían que en verdad yo era tan malo como aparentaba, para ese momento me daba completamente igual, después de todo, yo estaba solo como siempre, no importaba estarlo una vez más, debía intentar arreglar mi habitación y soportar los días en el internado, sería difícil pero de alguna forma lo lograría…
Y sí, ese fue el inicio de lo que llegué a considerar como mi vida, nunca me hubiese imaginado que yo me iba a enamorar tan locamente de Darren… ¿Porqué para qué ocultarlo? Es algo que se ve venir, todos lo veían llegar menos él y yo… Fui muy feliz por mucho tiempo, y a pesar de que hayamos tenido un mal momento el tiempo que pasé con él no lo cambio por nada, él fue mi primer amor.