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Inseguridad [KaiSoo] por SoolSan

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Notas del capitulo:

¡¡Holaaaa!! Sol actualizando ~hoy di mi examen práctico y soy libre en ese ramo wuju!

Antes que todo dar las gracias a las personas que comentaron en el prólogo, y también a los que agregaron el fic en favoritos ^^ <3

Espero les guste el primer capítulo. Cualquier error o duda, acá estoy yo para aclararlos >n< 

Sin mucho que decir, los dejo :3 ~De seguro ya vieron el MV de Overdose assdffg XiuMin casi hace que me desmaye =___= 

Do Kyung Soo, 26 años, Profesor. 

 

 

El comenzar a trabajar no es nada alentador para KyungSoo, tener que despertar temprano y dejar a su querida cama sola no alegra para nada al pelinegro. Pero como esto es la vida real debe acostumbrarse a la idea de comenzar a madrugar nuevamente.

El sonido de murmullos y las voces de adolescentes cuchicheando sobre cualquier cosa por los pasillos de la facultad, le recuerdan a KyungSoo que sus vacaciones han terminado. Ya no es más “D.O el muchacho que andaba tonteando por las calles” si no que ahora es el profesor Do, el catedrático más joven contratado en la honorable Universidad Nacional de Seúl.

A sus veintiséis años, el pelinegro orgullosamente puede decir que es su segundo año impartiendo clases, claro que no fue nada de fácil llegar a aquel lugar y menos a tal corta edad. Pero si KyungSoo  se caracterizaba por algo era por ser alguien perseverante y demasiado obstinado. Lo que KyungSoo quiere lo obtiene, y aquello no solo sucedía en lo laboral, sino que también en su vida cotidiana. Pocas eran las personas que se podían negar a alguna petición que el bajo chico de ojos grandes y labios indudablemente provocadores solicitaba. Do KyungSoo es alguien que jamás dejara que alguna persona le diga que no.

Para ser tan temprano por la mañana hay bastante muchedumbre amontonada en los pasillos. Varios estudiantes reconocen al particular docente que camina como un alumno más en los enormes pasajes y lo saludan formalmente con una pequeña reverencia, el pelinegro les saluda de manera cálida y sigue su trayecto hacía la sala del tercer piso donde debe impartir clases.

Mientras KyungSoo sube tranquilamente las escaleras de la facultad se topa de frente con alguien que le saluda amablemente y le da una pequeña reverencia matutina. KyungSoo lo observa fijamente y le responde con naturalidad la sonrisa. El muchacho es más alto que él, lleva cabellos castaños peinados con delicadeza hacía el lado derecho y en su rostro se encuentran rasgos tan delicados como el de una hermosa mujer.

 

—Profesor Do buenos días—habló el joven haciendo una pequeña reverencia mientras paraba su marcha para saludar al pelinegro.

 

—Buenos días LuHan ¿empezando el tercer año?—respondió tranquilamente KyungSoo mientras acomodaba los cabellos sobre su frente.

 

—¡Sí!—respondió animado el joven mientras se hacía paso por la escalera para dejar pasar a las personas que subían acercándose aún más al cuerpo de su maestro—. ¿Impartirá alguna clase para nuestro año? ¿O sólo hará a los de primero?—preguntó ahora delicadamente el castaño.

 

—Tengo algunas horas con los de segundo, pero creo con terceros nada—sonrió el pelinegro viendo el rostro ahora serio de su alumno—. Ojalá sea un buen año LuHan, que tengas un buen día—finalizó el más bajo tocando el hombro del chico mientras se alejaba por las escalas.

 

—Que tenga un buen día profesor Do—habló por último el castaño mientras observaba a su profesor retirarse.

 

KyungSoo observó de reojo el salón donde debía impartir su clase y notó a algunos alumnos ya sentados en sus puestos, sonrió instintivamente. Los alumnos de primer año siempre eran tan puntuales y correctos los primeros días. Ingresó a paso lento al lugar y notó como algunos ojos se posaron sobre su cuerpo, un delicado buen día salió de la boca de KyungSoo mientras colocaba su maletín sobre su mesa y comenzaba a sacar el material respectivo de su clase.

Tener el respeto debido en la sala de clases fue un desafío para KyungSoo el primer año de trabajo, medir un metro setenta y tres y tener el rostro de un adolescente de dieciocho no era de mucha ayuda. Pero solo bastaban diez minutos de una breve inducción a la metodología de su clase para que todo el salón estuviera en silencio y las miradas de compasión ya no lo fueran más.

La mecánica de clases del profesor Do es sencilla, diligente y demencial. El rosto inocente del pelinegro ya no enternece a ninguno de sus alumnos cuando menciona que con solo un retraso en su clase están literalmente jodidos, el maestro de corta edad tiene una memoria casi entregada por los mismos dioses así que nadie se escapaba de sus inmensos ojos.

Casi al término de su discurso ético moral sobre la hora de llegada a su clase, un golpe en la puerta interrumpe el silencio que existe en aquel lugar. KyungSoo dirige su mirada hacía la entrada del salón y nota una figura entrando por el umbral de la puerta, disimuladamente pasa su mano por el cabello que tiene sobre su frente levantándolo para tapar su asombro al ver a su estudiante que acababa de llegar atrasado.

Un muchacho de cabellos color rubio chillón está parado frente a la sala de clases haciéndole una reverencia en señal de disculpa por el retraso, su cuerpo color canela perfectamente tonificado deleita al alumnado gracias a qué el chico lleva una sudadera negra que deja poco y nada a la imaginación. Unos jeans ceñidos al cuerpo  terminan por descolocar a KyungSoo que ahora se siente acalorado, y esta vez no es el calor que hay en la ciudad. El joven levantó la mirada y agarrando su correa de la mochila nota que unos enormes orbes ya conocidos lo observan de pie a cabeza y casi le están dando una aprobación a su vestimenta,  mientras el rubio se sienta en el primer puesto desocupado que encontró.

Con casi media clase observando al alumno recién llegado, KyungSoo carraspeo un poco su voz llamando la atención del alumnado hacia el pizarrón, el pelinegro trago con delicadeza y trato de quitarse de la mente que el chico que entro a su clase es el mismo que le coqueteo hace una semana atrás en la cafetería.

 

—Cosas como estas quiero evitar la próxima clase – habló en un tono firme el pelinegro mientras observaba al chico rubio que sonreía de los nervios en su puesto—. Sólo por ser la primera clase permitiré este atraso, disculpe ¿Cuál es su nombre?— consiguió decir el bajo con un tono de duda y con una sonrisa de autosatisfacción en el rostro.

 

— J-jongIn—alzó la voz el rubio—Kim JongIn—aclaró finalmente el joven mientras revolvía sus cabellos tratando de distraer el hecho de que la situación era ridículamente incómoda.

 

—Señor Kim, mi clase empieza a las ocho y media—habló el pelinegro mientras se sentaba sobre su mesa y miraba el reloj de su muñeca—. Y no a las ocho cuarenta y cinco ¿está claro?—Finalizó KyungSoo con su rostro serio pero con una mueca de burla a la vez, el rubio asintió nervioso mientras sacaba un cuaderno de su mochila—. No lo escuche señor Kim—rió ahora último.

 

—Está claro profesor—dijo JongIn ya un poco enfadado.

 

—Profesor Do—sonrió de medio lado KyungSoo—. Luego de aquella interrupción, ahora continuaré con lo que veremos en este semestre y  hablaré de mi metodología para los exámenes— habló mirando de lleno a JongIn y cruzando su pierna aun sentando sobre la mesa.

 

JongIn se mordió el labio inferior casi destruyendo por completo el tejido de sus gruesos labios, los ojos de KyungSoo lo están observando sin pudor alguno y las palmas de sus manos sudan por la forma con la que su maestro lo mira casi como si fuera su presa.

Nota mental para JongIn; dejar de coquetearles a los chicos monos que ve en su trabajo.

Luego de una incómoda y casi eterna primera clase el primer bloque había terminado, JongIn tuvo que darse golpes mentalmente para no distraerse con los ceñidos pantalones que KyungSoo llevaba hoy resaltando a la perfección sus muslos y su trasero cuando se daba vuelta para anotar en el pizarrón. El moreno estaba casi seguro que cuando botó el plumón al suelo casi a un puesto suyo lo hizo a propósito.

Tomando la correa de su mochila y colocándola por sobre su hombro, JongIn comenzó a caminar hacía la puerta para salir apresuradamente de ese salón, casi corriendo y empujando a algunos de sus compañeros que estaban conversando en la entrada, logró llegar a su destino y cuando ya casi tenía su cuerpo afuera de la sala sintió una voz llamarlo.

 

—Señor Kim—JongIn dió media vuelta agarrando la correa de su mochila—¿Puede quedarse un momento? Tenemos que discutir sobre su atraso—habló KyungSoo mientras ordenaba su maletín y le sonreía de medio lado al rubio, JongIn asintió y caminó lento hacía su maestro.

 

—Lo siento, hubo un accidente en el metro—habló serio JongIn mientras KyungSoo colocaba su peso sobre la mesa y cruzaba sus brazos sobre su pecho.

 

—Por ser su primer día de clases se lo permito, pero para la otra no entrara a mi clase—dijo con un tono serio pero con claro rostro divertido el pelinegro, JongIn trago suavemente y asintió.

 

—Está bien, no sucederá de nuevo— dijo nervioso el rubio moviendo sus manos que tenía sobre la correa—. Puedo retirarme?—finalizó moviéndose sutilmente hacía a la puerta mirando la sonrisa que tenía su maestro en el rostro.

 

—¿Tan rápido?—se carcajeó KyungSoo por el notorio nerviosismo que tenía JongIn—. Creo que tenemos que aclarar otra cosa JongIn—sentenció el pelinegro ahora cambiando su tono a uno más informal. JongIn tenso su mandíbula y abrió sus ojos en sorpresa, la sonrisa de su maestro era demasiado atrevida, el rubio trago por última vez y aún parado frente al bajo sonrió descaradamente. KyungSoo no lo intimidaría.

 

—Nunca volviste por el expreso—habló el menor sonriendo pícaramente mientras su semblante se volvía más confiado.

 

—La verdad es que no tomo café en verano—dijo sin titubear el mayor mientras se encogía de hombros, JongIn se rio entre dientes y se acercó un poco más a su maestro.

 

—O sea estas declarando abiertamente que me estabas buscando conversa, ¿o no KyungSoo?—atacó el menor con una sonrisa en el rostro y una ceja levantada.

 

—Así es—dijo a cecas el pelinegro, JongIn abrió sus ojos de la sorpresa—. Y tú no lo haces nada de mal JongIn ¿escribir en mi cartón del té? Esa sí que no la conocía—contraataco divertido el mayor ahora levantándose de la mesa y agarrando su maletín. 

 

—Eres al único que se la he hecho—declaró el rubio regalándole una sonrisa casi pecaminosa al mayor, KyungSoo lo observó de reojo y negó con la cabeza. 

 

—Qué halago—dijo el pelinegro pasando por al lado de su alumno, posó su mano en el hombro expuesto del moreno y le sonrió ladino—. En el futuro quiero que esta situación no interrumpa nuestra relación maestro-alumno, así que no te preocupes ¿Sí?—habló KyungSoo cerrándole un ojo a JongIn para luego dar paso firme hacía la puerta—. Nos vemos luego señor Kim—finalizó el mayor de espaldas y moviendo su mano en forma de despido mientras salía por la puerta.

 

—Adiós profesor Do—susurró el rubio para sí mismo sonriendo de lado a lado mientras daba media vuelta y se disponía a salir de la sala.

 

Una y media de la tarde, al fin KyungSoo puede retirarse a su casa ya que sólo trabaja hasta esa hora en la Universidad. Su estómago le pide a gritos que ingiera algo de comida, ya que su desayuno fue algo pobre en la mañana y necesita recomponerse luego de cierto encuentro, con un alumno que no esperaba.

Mientras va saliendo de la institución posó su mano sobre su barriga y comenzó a  hacer movimientos torpes sobre ella para neciamente engañarlo, detuvo su marcha frente a un pilar que se encontraba  afuera de la universidad y comenzó a mirar el cielo  detenidamente. Hoy el día estaba hermoso. El sol brillaba con delicadeza sobre las superficies, haciendo relucir cada detalle de la ciudad. Detalles dibujados en metal, grises monocromáticos y pizcas de verdes ocultos en los rincones. De a poco el viento corre con rapidez y es agradable cuando choca contra la cara de KyungSoo, lo cual provoca que sus labios se arquen en una sonrisa involuntariamente. El pelinegro da un pequeño suspiro, y ahora deja entrar el oxígeno con delicadeza a sus pulmones, siente una mano posarse sobre su hombro y da media vuelta su cara para encontrarse con BaekHyun sonriéndole amablemente.

 

—¿Vamos?—preguntó tranquilamente el castaño mientras empezaba a caminar, KyungSoo asintió y comenzó su marcha junto a su compañero. 

 

A casi una cuadra del metro ambos hombres hablaban de cómo les había ido en el día, Baek contaba algo de que un alumno de primero le miro el culo indiscretamente, cuando los ojos de KyungSoo notaron a alguien en la vereda de al frente. Unos cabellos rubios hicieron salir una sonrisa de la boca del pelinegro y casi ignorando lo que su amigo decía lo interrumpió.

 

—Baekkie, ¿Te acuerdas del chico de la cafetería que te hable la semana pasada?—preguntó KyungSoo sin quitar la mirada sobre JongIn, el cual iba caminando despreocupadamente acompañado de un chico un poco más alto que él que tenía el cabello grisáceo.

 

—Claro—respondió dudoso el castaño deteniendo su paso ya que estaban en un cruce con luz roja—. Pero ¿Qué tiene que ver con que ese tal Oh SeHun me estuviera mirando el culo?—dijo dudoso el castaño.

 

—¿Qué?—Dijo extrañado KyungSoo—. No tiene que ver con tú culo Baek, ¿Vez el chico que está al frente? ese rubio moreno— el castaño giró su cabeza y miró al par de chicos que iban caminando en la acera de al frente, volvió su mirada a KyungSoo y asintió—. Él es, y para deleite mío, es mi alumno— finalizó el pelinegro sonriendo con picardía. 

 

—El mundo es pequeño eh—dijo Baek levantando una ceja—. El que va a su lado es el que me miraba el culo—KyungSoo abrió sus ojos y miro a su compañero, sintieron a la gente a su alrededor caminar chocando contra ellos y comenzaron a reírse en conjunto.

 

Caminaron algunas cuadras entre risas y entraron a un local de comida. Pidieron sus órdenes y se sentaron en una de las mesas que daban a la calle. Sentados frente a frente Baek notó como KyungSoo mordía su labio inferior con fuerza y pasaba sus manos por sobre su cabello, acto que demuestra la ansiedad del pelinegro.

 

—No mentías cuando dijiste que el del café era atractivo—dijo relajadamente el castaño colocando el codo sobre la mesa y poniendo su cara sobre su mano—. ¿Qué harás profesor Do?— sonrió burlonamente Baek. 

 

—¿A qué te refieres con que voy a hacer?—Preguntó con una ceja levantada el pelinegro—. Está claro no crees—sentenció KyungSoo relamiendo sus labios instintivamente. BaekHyun pestañeo confundido.

 

—No vas a follarte a tu alumno KyungSoo—sentenció serio el castaño quitando su rostro que estaba apoyada en su mano mirando incrédulo a su compañero. El pelinegro llevo a su boca la bombilla que estaba en su jugo de fresas e ignoró por completo la sentencia de BaekHyun, el castaño noto el brillo en los ojos del más bajo y sintió el pánico entrar a su cuerpo.

 

—¡Do KyungSoo!—Alzó la voz el castaño—. No te follaras a ese mocoso, he dicho—dijo BaekHyun cruzándose de brazos, KyungSoo dejo de beber el líquido dulce y le puso ojos de cachorro a su compañero que estaba rojo de la furia. 

 

—Sera sólo un polvo Baekie—gimoteó el pelinegro—. Tú lo viste, está gritando que lo follen, nadie anda con una sudadera tan expuesta—dijo el bajo haciendo un puchero algo patético.

 

—¿Estas de broma cierto? Es tu jodido alumno maldición—. Gruñó el castaño—. Después tendrás que seguir dándole clases.

 

—Gustoso le doy—sonrió de medio lado KyungSoo, Baek le dio una mirada fulminante a su compañero y éste rio entre dientes— . Clases digo yo—se encogió de hombros el bajo tomando de nuevo la bombilla en su boca. 

 

— ¡YA! ¡No te lo follas y punto!—dijo casi gritando BaekHyun, cuando sintieron a alguien toser cerca suyo. Levantaron la mirada y la mesara comenzó a colocar los platos de comida respectivamente sobre la mesa.

 

—Gracias—dijeron al alucino los dos chicos. Baek estaba sonrojado y KyungSoo tenía la risa atascada en la garganta.

 

—Si desean algo más me llaman— dijo la chica dejando el ultimo plato en la mesa, ambos asintieron.

 

Camino a casa ninguno volvió a tocar el tema, BaekHyun era bastante intransigente si se trataba de lo que él dictaba. Obstinado como él solo, no permitiría que su amigo cometa tan macabro acto. Con ambos cuerpos dentro del apartamento que compartían, KyungSoo se lanzó al sofá, se acurruco en el inmueble, prendió la televisión y comenzó a estirarse dando pequeño quejidos. El castaño lo miró desde lejos y rotó sus ojos, D.O era irritantemente adorable a veces. 

 

 

 

 

Notas finales:

Como lo habran notado la historia trascurre al principio con un personaje. Pero luego se alinea de forma normal, así quice realizarlo ^^

Quizás piensen ¿Qué carajos Do KyungSoo? asddfg pero el también puede ser tentadooooooo :x 

Espero les gustes, esto esta recién empezando >____< se vienen muchos encuentros, tentaciones y lemon (?) ~sí, sí lemon pervertidas :x 

Saludoooos, la actualización dependera de ustedes -w- y de mi tiempo asdddfg


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