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¿Dónde están tus alas? por Ali-Pon

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Notas del capitulo:

Aloha maraha! :v

Pos aquí pasando después de mi declaración... 

Se que dije que no actualizaría en un mes, pero no me he podido contener. Estoy feliz y con mi musa dorada *0* Así que aquí les traigo el cap correspondiente >wO

De una vez aviso que borraré la "Declaración" para que no haya problema alguno vale? De antemano agradezco a las que me dejaron revs (les responderé en las notas de abajo para que no se me enojen muchachas hermosas OwO)

Sin más, les dejo leer ^^/

Capítulo IX

El don de fe

Gruñidos desgarradores resonaban en el profundo bosque cubierto de neblina, árboles siendo derribados sin piedad, Equipo Tridimensional yendo y viniendo por doquier. Aquel bosque era testigo de cómo dos titanes estaban en disputa, cómo uno defendía su amistad y otro atacaba para poder acabar con su oponente. Unos ojos esmeraldas mostraban decisión, y a pesar de las múltiples heridas no planeaba dejarse caer, porque tenía un propósito.

                Eren, cuando creas necesario usar tu fuerza de titán, no te dejes llevar… Las emociones son armas de doble filo ¿entiendes?

                Un nuevo gruñido salió de sus fauces humeantes viendo a aquella titán con cabellos rubios y ojos zafiro que se ponía en posición de ataque. Eren (en forma de titán) trataba de saber dónde se encontraban sus amigos para poder protegerlos, sin embargo, aquel titán-femenino le lanzó un puñetazo en la mejilla, haciendo que cayera lejos destrozando más árboles.  Y, sin darle un respiro, la titán se abalanzó sobre el otro comenzando a golpearle en el rostro. Eren rugía y luchaba con todas sus fuerzas para poder quitarse de encima a aquel titán que hasta ahora había visto.

                – ¡Eren! –gritó Mikasa al verle en aquella posición y, sin pensarlo dos veces, se deshizo de uno de los dos encapuchados restantes que les habían atacado para poder ir hasta donde el castaño estaba, pero no contaba con que la titán-femenina se pusiera de pie al divisarla y comenzar a perseguirla, dejando en el suelo a un mal herido Eren que trataba de reponerse de la masacre que recibió en su rostro.

                Mikasa comenzó a ir entre las ramas de los árboles, tratando de perder de vista a aquella titán. Armin, quien se encontraba en el suelo, ya que había sido lanzado lejos hasta caer en un arbusto, gracias a las transformación de Eren que fue repentina, trató de incorporarse pero una de sus piernas se había roto. De sus ojos azules emergieron lágrimas por el intenso dolor que sentía, sin embargo, con coraje corriendo por cada célula de su ser, comenzó a incorporarse importándole poco si su pierna continuaba doliendo o si estaba sangrando: tenía que hacer algo por sus amigos.

                Jean, quien estaba por quedarse sin gas, comenzó a zig-zagear entre las ramas descendiendo a cada tanto para que la maleza le fuera ayudando a perder a aquel tipo encapuchado que se había negado a siquiera responderle a sus preguntas de ¿quién era? ¿Qué quería? y demás que simplemente fueron ignoradas. Tal parecía que aquellos tipos y la titán, tenían en mente asesinarles a cualquier precio…

                Estaban en aprietos y parecía que sería un milagro si lograban escapar enteros. En ese momento la adrenalina, el miedo y las fuertes ganas de vivir estaban a flor de piel, al grado de que ya ni se acordaban del todo que Eren seguía en el suelo tratando de recuperarse. Eren estaba tardando en regenerarse, y es que ya estaba exhausto; el precio de haber pasado en vela varios días le estaba pasando factura. Sabía que tenía que levantarse importando poco su condición, él tenía un deber y era proteger a sus amigos. Su corazón latía con fuerza por el coraje que iba creciendo en él. Formó puños con sus casi destrozadas manos, dejándose llevar por las oleadas de sentires que iban y venían fieras en su interior.

                Eren, si el enemigo es más fuerte que tú, debes saber que él siempre tendrá una debilidad que será la clave de todo. Encuéntrala y úsala a tu favor.

                Las palabras de Hanji se reproducían con tanta facilidad y en el momento justo, como todo soldado obediente, hizo caso de lo aconsejado. De su garganta otro gruñido desgarrador salió, el cual atrajo la atención de los encapuchados y de la titán. Al momento en que los encapuchados y la titán se giraron, vieron a un Eren (titán) de pie y con mirada tétrica, en plena regeneración y con vapor rodearle su fibroso cuerpo. Su respiración era tan profunda que producía un calosfrío en la espina de todos (incluyendo sus amigos). Mikasa, quien aprovechó aquel momento de aturdimiento, rebanó los dos tobillos de aquella titán-femenino, causando que cayera de forma estrepitosa.

                –¡Mikasa, cuidado! –gritó Armin a todo pulmón, recargado de un tronco, al divisar que uno de los encapuchados se acercaba a toda velocidad hacia donde la pelinegra se hallaba.

                La pelinegra, al girarse un poco, recibió un fuerte golpe en uno de sus costados haciéndole salir disparada contra un árbol. Jean, quien había visto aquello, atacó por detrás a aquel sujeto, mientras Eren se acercaba corriendo hacia la titán-femenino que se encontraba aún en el suelo. Sin más ni más, Eren se abalanzó sobre la titán golpeándole con fiereza, fallando algunos pero sin dejar de golpear aquel cuerpo que había osado atacar a sus amigos. La ira en sus esmeraldas se podía palpar. Armin, con mucho esfuerzo, caminó cojeando para ocultarse en la maleza, aprovechando que la niebla comenzaba a formarse de nueva cuenta y cada vez más feroz.

                Los encapuchados mutilaban con sus filosas navajas la carne fibrosa de Eren, queriendo ayudar a la titán que seguía tendida en el suelo sin poder levantarse tras recibir incontables golpes. Debía ser un chiste el que no importara qué tanta sangre se perdiera, con tal de vencer a su enemigo. Armin fue hasta donde estaba Mikasa con un hombro dislocado y sin poder movilizarse ya que el gas de su equipo tridimensional se había terminado. Jean llegó poco después donde estaban el rubio y la pelinegra; al percatarse del estado de ambos se sintió un verdadero idiota-culpable por haber sido un mal líder y llevarles a un lugar que, probablemente, vería su muerte.

                –Eren no aguantará mucho, sus heridas ya no se están regenerando como deberían –anunció un jadeante Jean escuchando el grueso eco de los golpes.

                –Debemos hacer algo… Eren está dando todo por nosotros, en cambio nosotros mismos ni siquiera hemos podido hacerles un mísero rasguño a aquellos tipejos –habló Armin con rabia entre mezclada con dolor.         

                –Armin –habló Mikasa –, ahora más que nunca te necesitamos. Sé que tienes buenas ideas para salir de los apuros… Te lo suplico, sálvanos –. La súplica de Mikasa causó una gran sorpresa en Armin. ¿Quién diría que, de nueva cuenta, una importante decisión (de vida o muerte) recaía en sus manos? Esta vez no se estaban enfrentando a unos asustadizos soldados. No. Se estaban enfrentando a unos tipos, que venían acompañados de un titán-hembra, con sed de destrucción. Algo tenían esos tipos que se les hacía familiar. ¿Sus cuerpos grandes y fuertes? ¿Su manera de blandir la espada? ¿Su manera de maniobrar? ¿Su silencio mortal? ¿Sus ojos y cabello de la titán? Algo había en ellos que le causó a Armin que su astucia comenzara a trabajar más que nunca.

                Miró su rededor, buscando una salida, una luz a aquel túnel que estaban pasando. Árboles, ramas, arbustos, niebla… Algo debía de ser útil para poder salir de aquel apuro. Sus bellos ojos astutos se pasearon infinidad de veces hasta que en su cabeza un “¡click!” se escuchó.

                –Chicos, para salir vivos de esta necesitan ser rápidos y ágiles; si queremos que funcione –explicó Armin con un tono de voz autoritario.

                Mikasa sonrió de forma sutil pues sabía que su amigo nunca le fallaría. Ella confiaba en él y nunca permitiría que alguien le lastimara. Al igual que con Eren, Armin era su familia en aquel instante así que debía ser fuerte. Jean, por otra parte, aceptaba que las palabras de Armin serían más sabias que las que él dijera, ya que la adrenalina le embargaba y no le permitía pensar de forma adecuada.

                Un rugido. Uno solo. Uno que parecía anunciar el fin de algo inminente. Uno que alertó a nuestros soldados. Vapor. Destello. Silencio.

                –¡¡Eren!!

                Todo soldado sabe cuándo algo no funcionará, así que se convierte en un suicida nato, Eren. Pero tú, sé un suicida que viva para contar su hazaña.

 

 

                – ¡¡Yuju!! –gritó la segunda al mando, Hanji.

                Era su primer día cabalgando con su escuadrón hacia el norte de la Muralla Rose. Se sentía tan libre, tan tranquila de no estar atada a aquella maldita silla detrás de su escritorio, escribiendo aburridos reportes y demás papeleo que le causaba nauseas. Ya no más órdenes, no más protocolos, solo ella. Ella y su amor enfermizo hacia aquellas creaturas come-humanos. Ella y su angustia de saber si Eren lograría llegar a aquel castillo. Rezaba porque así fuera, aquel niño de hermosas cualidades titánicas no podía morir.

                Su escuadrón iba en silencio tras ella, siguiéndola con fidelidad envidiable. A pesar de ser una mujer que le gustaba desafiar las fauces hambrientas de los titanes, causaba respeto por su seriedad en su trabajo. Ella se había ganado el respeto de sus subordinados por medio de acciones y palabras –a veces crudas –. Ella esperaba llegar pronto y sin contratiempos al punto de encuentro, sin embargo, su corazón le comenzó a doler por un mal presentimiento que le azotó con una fuerza inimaginable.

                Pequeño titán, espero no la estés pasando tan mal.

 

 

                –En un par de horas habremos llegado a aquel pueblo, Capitán –comentó serio Erd señalando un poblado en la lejanía.

                Levi asintió en silencio mientras hacía caminar a su caballo por una pendiente un tanto rocosa. Sus subordinados, no muy seguros de bajar, le siguieron con extremo cuidado. Sus caballos ya mostraban un cansancio desolador, sus patas ya temblaban a cada paso y eso les ponía de nervios. Había sido un viaje sumamente largo y las provisiones se vieron reducidas a nada hasta aquel día. Esperaban poder conseguir algo de comida con el poco dinero que llevaban.

                El crepúsculo se acercaba con una sutileza esplendorosa, llenando de tonalidades rosas, anaranjadas y amarillas el hermoso cielo. Sus cuerpos sentían el frío ambiente, característico del norte de las murallas. Muy poca población se atrevía a vivir en aquel lugar ya que era difícil la cosecha y la caza, pero de que se podía subsistir se podía. Levi se encontraba absorto en sus pensamientos negativos y hasta obsesivos con aquel niñato que se encontraba a kilómetros lejos de su vigilancia. Resopló cansino de estar la mayoría del tiempo montado en el caballo. Al terminar de bajar la pendiente, de un salto, bajó de la montura y prefirió caminar para descansar sus entumecidas piernas y nalgas (que ya ni sentía). Sus subordinados le imitaron pues también quería sentir cómo su sangre circulaba por sus piernas ya entumecidas.

                ¿Habrá llegado ya el mocoso? se preguntó con desespero, queriendo creer aquello.  Ya era el quinto día y ya pronto cumpliría el recorrido que le había sido asignado. Esperaba llegar pronto al castillo y ver que el mocoso ya se encontraba ahí. Ese pensar de querer ver su rostro de nuevo le estaba carcomiendo, se sentía estúpido y hasta enfermo por sólo pensar en el castaño de bellos ojos verdes.

                Al anochecer llegaron al poblado que Erd había señalado antes, anduvieron por aquellas calles en las que la nieve comenzaba a caer cual suaves pétalos. Las pocas personas que transitaban las calles, les miraban extrañados de ver parte de la Tropa de Exploración por aquellos rumbos. Si bien, sabían de ellos y su función pero nunca habían sido testigos de verles pasar. Un joven que había salido de su cabaña para alimentar a su caballo, se percató de los soldados y, con curiosidad, se acercó a ellos después de dejar el heno en el balde que colgaba en la reja del caballo.

                En el momento justo que el chico llegó con el Escuadrón, el caballo de Levi cayó de forma estrepitosa, su respiración se fue suavizando hasta que no se escuchó nada más. Levi miraba con frialdad la muerte de su caballo. No era la primera vez que un caballo moría bajo sus manos, de hecho se le hacía algo normal puesto que les sometía a un trabajo arduo cuando de viajes se trataba, y aunque los cuidaba siempre morían por exceso de trabajo. El niño aldeano sin más se acercó corriendo posando su oreja en el pecho del animal queriendo escuchar un rayo de vida, pero nada. Triste miró al capitán quien desvió la mirada desinteresado.

                – ¿Por qué lo dejó morir señor? –preguntó el niño con un nudo en la garganta.

                –Algún día moriría, niño. Es natural –explicó neutro Levi, haciendo caso omiso a la tristeza en el rostro del infante.

                –Eso es cruel –chilló el infante.

                Levi le miró con atención, percatándose que aquel niño era la primera persona en aquella aldea que les dirigía la palabra. Debía de aprovechar aquel momento para pedir asilo y comida, su equipo se veía demacrado, necesitaban descansar para el día siguiente.

                –Hey, niño –llamó Levi – ¿sabes dónde podemos pasar la noche? –preguntó lo más amable que pudo.

                – ¿Quiénes son ustedes? –cuestionó a la defensiva el niño.

                –Somos soldados de las Tropas de Reconocimiento –explicó sonriente Petra al niño, quien se ruborizó al ver tan bonita muchacha sonreírle. –Venimos de lejos y tenemos hambre y frío.

                El niño pareció meditarlo un momento para después salir corriendo hasta su cabaña. Los del Escuadrón se desconcertaron por aquello pero, al ver que no salía rápido el niño de la cabaña, dieron por sentado que nunca recibirían cobijo. Levi, sin decir nada, se dedicó a quitarle la montura a su caballo y a colgarse al hombro sus pertenencias. Lamentaba la muerte de su caballo, pero no podía siquiera detenerse a llorar por un animal que podía ser reemplazado por cualquier otro.

                –Creo que nos tendremos que conformar con nuestras capas –dijo triste Aurou.

                –No seas tan negativo, Aurou –exclamó Gunther palmeando la espalda del castaño, intentando convencerse de sus palabras “alentadoras”.

                – ¡Cómo no serlo si nadie parece querer darnos hospedaje!

                –Pueden pasarla con nosotros –habló una mujer que llevaba un abrigo que se antojaba caliente. –Tenemos espacio suficiente, Dominic nos ha dicho todo –. Sonrió la mujer a Levi, quien asintió cansino.

                Con los pies a rastras, siguieron a la mujer hasta la pequeña cabaña que, en su interior, era grande. Adentro hacía un calor reconfortante que les relajó bastante. La mujer les dijo que no se preocuparan por el caballo muerto, que su esposo lo arrastraría con su caballo hasta el bosque donde lo dejarían para que los lobos u otros animales carnívoros se darían un rico festín. Tomando una taza de té de canela, calentaron poco a poco sus cuerpos. A pesar que Levi no tomaba algo diferente a su habitual té negro, aquella bebida rojiza le sentó de maravilla. Aquella noche la pasaron entre cobijas calientes y sin la necesidad de estar alertas en todo momento.

                Sólo un día más y volveré a ver tu rostro estúpido, Eren. Pensó Levi antes de cerrar sus ojos y dormitar sus tres horas de sueño.

 

                – ¡¡Eren!! –escuchaba incontables veces. ¿Armin? ¿Mikasa? ¿Jean? ¿Por qué me gritan tanto? ¿Qué hice? ¿Les lastimé? ¿Le gané a la titán-hembra? ¿Morí? ¿Por qué no puedo verlos? ¿Qué es este calor? ¿Amigos?

                – ¡¡Eren, por favor!! ¡¡Detente!!

                ¿Qué me detenga? ¿Qué estoy haciendo? ¡Díganme! ¿Chicos? ¡¿Por qué no me oyen?!

                – ¡¡No lo hagas!! –¿Hacer qué? ¡Respondan!

                ¡¡Crack!!

                ¿Qué fue eso?

 ¿Chicos?

Notas finales:

A cualquier falta ortografica les pido disculpas >wO

Espero les haya gustado y me dejen un rev para saber si le sgustó o no vale? >wO

Bueno, aquí van las respuestas a los revs de la declaración:

Respuesta a Sakura:

En cuanto a tu punto de recibir revs que no tengan ofensas y demás, estoy totalmente de acuerdo. Seria sumamente deprimente que alguien te escriba para solamente insultarte. Se me haría algo sumamente feo.

Creo que daré una vuelta en potterfics.com para poder tener contacto y leer algo tuyo >wO

Muchas gracias por tu apoyo 

Espero leerte pronto en otro rev

Cuídate

AliPon fuera~*~*

 

Respuesta a  hinami tetsuya:

Hola! Muchas gracias por tu rev de apoyo.

Todos quieren saber la opinion del lector, asi que sí... Recibir muchos comentarios hace feliz al kokoro >wO

Bueno, mi opción hubiera sido muy buena si no fuera por el hecho de que tardo milenios en actualizar ^^u7 Pero aquí tienes, un nuevo cap >wO 

Muchas gracias nena, espero leerte en otro rev de esta historia.

Cuídate

AliPon fuera~*~*

PD: Y, sólo una observación nena: es "haya" no "aiga" ^^ ji~

 

Bueno, terminé de responder y espero leer sus revs pronto >wO

Cuídense mucho

AliPon fuera~*~*


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