Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Dónde están tus alas? por Ali-Pon

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Ali is back, bitches!!! (lo digo con cariño)

Lamento la demora.

Me extenderé más en las notas finales, mientras: ¡lean!

Capítulo XIII

No sé qué pensar

Ya habían pasado cinco días desde que Levi cuidaba a Eren. Todos en el castillo se sorprendieron por tal noticia; Mikasa enfureció. Jean, Mikasa y Armin agradecían al destino por haber traído a Eren de aquella inconsciencia. Todos visitaron al moreno el día que despertó topándose con las llagas en su espalda.

                Para Eren fueron días difíciles, pues el Capitán le daba baños de esponja, le acompañaba al baño (junto con Jean), le alimentaba y curaba sus heridas. No se sentía cómodo y se avergonzaba por estar en aquella situación. Anhelaba mejorar pronto para poder ayudar a los demás soldados en los deberes. Afortunadamente al tercer día, las que iban a ser futuras llagas comenzaron a desaparecer. Para el quinto día las llagas ya estaban comenzando a sanar pero el dolor persistía cuando se encontraba de pie o sentado. Hanji le había dicho que Levi le cambiaría de posición para evitar la formación de otras en otras zonas del cuerpo y eso le hizo sentirse aún más avergonzado, pues se sentía un bebé.

                Aquel quinto día, mientras Levi terminaba de limpiar, por tercera vez, las llagas de Eren, Aurou gritó “¡Viene el Comandante Erwin!”. Todos en el castillo, tras escuchar el grito, dejaron lo que estaban haciendo para ir a recibir al Comandante, quien venía con el ceño totalmente fruncido y a todo galope con Mike y otros cuatro soldados atrás. Levi, a pesar de escuchar el aviso, siguió limpiando las heridas del muchacho. Aquello causó curiosidad en Eren por lo que preguntó:

                –Señor, ¿no irá a recibir al Comandante?

                –Él sabe cuál es la puerta de entrada –respondió neutro el Capitán sin dejar de limpiar la llaga más grande.

                Eren no supo qué responder ante aquel comentario por lo que volvió al silencio. Después de que Levi pusiera las telas mojadas con concentrado de plantas medicinales en las llagas, se lavó las manos en una tinaja y se sentó en la cama del muchacho mirando la puerta de la habitación. Negándose a salir, Levi permaneció ahí no sintiendo culpa por no recibir al Comandante.

 

                Afuera, Erwin fue recibido por todos los soldados con el usual saludo militar. Hanji le informó de todo lo acontecido, agregando que Levi se encontraba atendiendo al muchacho-titán. El Comandante pasó por alto que Levi no se encontrara presente. Como ya era el atardecer, la cena estaba siendo preparada por Jean, Mikasa, Petra y Erd. Mientras tanto, Hanji subió hasta la habitación de Eren seguida de Erwin, quien no había quitado el ceño fruncido desde que llegó.

                –Ese enano, no deja solo a Erencito ni un instante –rio la castaña completamente divertida.

                Erwin no dijo nada, no estaba pensando en eso realmente. Al momento de llegar frente a la puerta del moreno Hanji, ni tarde ni perezosa, abrió con fuerza asustando a un adormilado Eren y haciendo enfadar a Levi quien seguía sentado en la cama.

                –Vaya, vaya, pero si ni te has movido de aquí, enano –comentó divertida Hanji riendo por su mala broma.

                Erwin y Levi se miraron a los ojos y, sin decir nada, Levi se levantó y se hizo a un lado para dejar que Erwin viera al muchacho. Los ojos azules del Comandante se pasearon por la espalda del joven y al ver el rostro asustado del mismo se acercó, tratando de suavizar sus gestos para hacer sentir cómodo al niño.

                – ¿Qué tal, Eren?

                –H-hola, Comandante Erwin –. Intentó erguirse para saludar como era debido pero el mayor hizo un gesto deteniéndole a mitad de la acción.

                – ¿Cómo sigues de las llagas?

                –Mejor, Señor. El Capitán ha estado velando por mi salud estos días.

                –Ya veo –dijo vagamente Erwin. Los segundos siguientes las esmeraldas y los zafiros estuvieron viéndose fijamente hasta que volvió a hablar el Comandante. –Eren, según me dijeron, Jean, Mikasa, Armin y tú, fueron emboscados por unos encapuchados y que Arlert terminó con una pierna rota, Jean ileso, Mikasa con las costillas heridas y tú inconsciente ¿es verdad?

                Eren miró unos instantes a su superior para después decir: –Sí, Señor, es cierto.

                –De acuerdo. Ahora, ¿crees poder decirme por qué razón fuiste tan descuidado y terminaste golpeándote con un tronco en la nuca siendo que fuiste entrenado para evitar fallos como estos?

                El muchacho se quedó sin habla, pues realmente él no recordaba nada después de que la titán-femenino le diera una golpiza. No recordaba el instante en que Armin se había roto la pierna o que Mikasa se haya lastimado las costillas y, mucho menos, cómo fue que cayó inconsciente él mismo.

                –N-no recuerdo, Señor –respondió dubitativo Eren, quien le sostuvo la mirada al mayor hasta que él dijo “Descansa y recupérate pronto Eren” saliendo de la habitación, seguido de Hanji y Levi.

                ¿No respondí correctamente?

 

                En el pasillo Levi se encontraba recargado en la pared de piedra, a su lado estaba Hanji de brazos cruzados y pensando lo dicho por el joven. Erwin miraba fijamente el suelo, buscando hilar toda la información que en su cabeza estaba. Los tres sabían que algo les ocultaban aquellos chiquillos; pero, si era verdad que Eren no recordaba entonces los otros tres sí, pues estuvieron conscientes todo del tiempo.

                –Eren no recuerda, Erwin –habló Hanji. –Es un joven transparente en sus emociones, si estuviera mintiendo nos habríamos dado cuenta.

                –En todo caso, si le preguntas a Jean o Mikasa, no declinarán en lo que dijeron –continuó Levi. –Sólo te queda Arlert, aunque tampoco le veo con ganas de abrir el pico.

                El Comandante sabía que, a pesar de la apariencia del pequeño rubio este tenía un fuerte carácter, por lo que hablar con él sería un 80 % de que diera la misma versión. Erwin estaba hecho un embrollo, tenía información de tres jóvenes de los cuales aún tenía sospecha. Después de que Hanji se marchara, él se dedicó a recaudar más información del escuadrón N° 104, pero no todos los muchachos pudieron decir algo pues el trauma que habían sufrido les provocaba náuseas y hasta crisis nerviosas. Fue difícil entrevistar a varios y justo cuando estaba por entrevistar a aquellos tres de los que tenía duda, supo que habían desaparecido, como si se los hubiera tragado la tierra.

                Erwin supuso que alguien iría tras Eren; pero, en aquel momento que sopesaba bien las cosas, aquellos tres: Annie, Reiner y Bertholdt se volvían los encapuchados en su cabeza. Su mente así lo asimilaba y así la concretaba. Levi comentó que Jean y Mikasa dijeron una versión no muy convincente y que no quitarían el dedo del renglón. Tenía que orillarlos a que titubearan, no obstante, sabía que, si lo hacía, se darían cuenta de sus intenciones y se formaría una desconfianza en su escuadrón. Eso no lo permitiría. Era mucho lo que estaba en juego; la cabeza de Eren aún tenía precio y ellos ya estaba considerados como cómplices en cuanto a la huída del moreno. Resopló sonoro, siendo observado por sus fieles seguidores que entendieron el dilema que debía tener.

                –Deberías descansar, Erwin –sugirió Hanji, preocupada por las enormes ojeras que tenía bajo sus ojos el rubio.

                –¡La cena está lista! –gritó Erd desde la planta baja.

                Erwin, con un gesto de cabeza, mandó a comer a sus subordinados. Hanji bajó las escaleras, titubeante; mientras Levi iba por Eren para llevarle escaleras abajo. Ese chico necesitaba moverse más, para que no se volviera un inútil. En cuanto Erwin vio cómo las figuras del Capitán y Eren se perdían, se arregló sus ropas y dirigió sus pasos hacia la puerta de Armin. Estaba por abrir cuando Mikasa apareció con una bandeja en sus manos.

                –¿Señor?

                El Comandante dirigió su mirar hacia la bandeja y vio un plato de sopa junto con un pan y una patata, además de un vaso de agua. Entendió a la perfección que le iba a dar de comer, así que, sin más, con cuidado tomó la bandeja.

                –Yo haré esto por ti –dijo amable, dejando petrificada a la pelinegra.

                –Pero, señor…

                –Baja –ordenó serio. –Es una orden.

                Mikasa quería replicar, tenía un mal presentimiento; sin embargo, asintió dejando que el mayor hiciera lo que a ella le correspondía. Después del saludo, la asiática se retiró y Erwin se adentró en la alcoba. Un aroma a plantas medicinales le hizo fruncir un poco el entrecejo. Postrado en la cama estaba el pequeño rubio, con una de sus piernas con dos tablas amarradas a ella para ayudar a que el hueso roto sanara. Se veía un poco más delgado, pero bastante vivaz en sus ojos azules (igual que los suyos).

                El mayor se acercó en silencio, siendo observado por el chico que ni siquiera hizo el saludo. Erwin sabía la tensión que tenía el otro, por la forma en que se aferraba a las sábanas. Con delicadeza dejó la bandeja sobre el regazo del menor, sonriendo sutilmente para después sentarse en la orilla de cama y ver frente a frente al otro. Armin iba a decir algo, quizás le iba a saludar, tal vez le hubiera preguntado por qué él le había llevado la bandeja y no Mikasa, o tal vez le hubiera cuestionado cualquier otro asunto; pero Erwin no se lo permitió, ni siquiera le dio tiempo para pensar una respuesta (si es que hubiera alguna), simplemente: lo soltó.

                –Sé que me están ocultando algo, Arlert –afirmó el Comandante, viendo en los ojos jóvenes un destello de nerviosismo y temor.

                –¿Qué…?

                –Su versión de los hechos no me convence. Si Hanji y Levi se los aceptaron, es cosa de ellos no mía. Jean y Mikasa aseguran que la inconsciencia de Eren se debe a un golpe en la cabeza; eso, Armin Arlert, no me lo pienso tragar –aseveró serio el mayor.

                Armin tragó grueso, temiendo un poco al otro. Él sabía que tarde o temprano se sabría que algo ocultaban ellos; pero no pensó que tan pronto tendría que desvelarlo. Su mirada se vio perdida en aquellos ojos zafiro; fríos y a la vez, llenos de sentimientos, de sueños. Tan sólo recordar era doloroso, si a él le dolía ¿qué le pasaría a Eren si recordaba lo que había hecho? No quería arriesgar. Ya lo había pensado antes y seguía en la convicción que era mejor callar, por el bien de la él (Eren) y por el bien de la humanidad.

                El menor respiró hondo, tomando coraje, haciendo de su mirada algo severa y llena de seguridad. Para Erwin, ver el repentino cambio de actitud del rubio, le causó curiosidad y, a la vez, le pareció fascinante. No cabía duda que el joven podía convertirse de un pequeño cachorro asustado al mismo lobo.

                –Lo siento, Comandante, pero quiera usted o no, esa es la verdad de los hechos. Por más tonta que suene, así ocurrieron. Lo mío también fue un descuido, a pesar de haber sido entrenado. Todos podemos cometer descuidos, incluso usted –atacó Armin, tomando por sorpresa al mayor, quien no gesticuló su sentir. –Ahora, tal y como usted me dijo: que usted nos crea o no, es cosa suya, no nuestra.

                Fue irrespetuoso, fue valiente y fue bastante directo. Erwin no se equivocó cuando dijo que el pequeño tenía un carácter fuerte; eso era lo interesante de ese chiquillo. Quizás Levi, Hanji y él estaban exagerando en pensar que Jean, Mikasa y Armin les ocultaban algo; pero su cabeza le decía una y otra vez que no tenía por qué ceder, que debía sacar la verdad. Aunque implicara jugar sucio.

                –Bien –respondió Erwin, poniéndose de pie ante la atenta mirada de Armin, quien vio cómo se iba al otro extremo de la cama donde descansaba su pierna herida. Arlert comenzó a respirar con rapidez al momento que vio cómo acercaba, el Comandante, su mano a las tablas. –Por lo que veo, estarás así un buen tiempo –comentó como si nada el mayor, observando el entablillado para después dirigir su cruda mirada al menor que abrió los ojos cuando el Comandante ejercía presión en el entablillado, provocándole dolor.

                –¿C-cómandante? ¿Qu-qué…? ¡Ah!

                La mano se había cerrado con fuerza, arrancándole un gemido de dolor. El dolor era insufrible para él, que amenazaba con romperse a llorar. Erwin le miraba impasible, llevando su mano libre a la boca del otro y acercar su rostro a centímetros del otro.

                –Yo no tengo compasión cuando se trata de algo que puede comprometer una misión o a mi equipo, Arlert –habló casi en susurro, sin dejar de presionar, observando los hermosos ojos azules llenarse de lágrimas y unas pequeñas manos aferrarse a sus ropas, implorando piedad. –Cualquier cosa que se me oculte, tarde o temprano la sabré; pero no soy tan benevolente cuando sé que se estuvo ocultando por mucho tiempo. Armin Arlert, ¿queda claro? –cuestionó severo, mientras el otro asentía lo mejor que podía. –Y aquí tienes otro secreto que guardar –anunció antes de dejar libre la boca del otro, presionar el entablillado y besar la virginal boca del menor.

                Los gemidos de dolor eran ahogados en aquel beso bruto, donde los dos pares de zafiros se miraban con intensidad. Armin quería gritar, no tanto por el dolor, sino por la confusión de lo que estaba sucediendo. Cuando el mayor se alejó, Armin quedó en un estado de perplejidad que ni siquiera respondió al “Come bien, soldado”. Su boca la sentía impura y como si hubiera sido ultrajada. De repente su pequeña fortaleza se venía abajo y sus pensamientos igual.

                ¿Qué acababa de pasar?

Notas finales:

¿Y bien? ¿Qué les pareció? ¿Erwin está loco, man? :v

Wuaaa! Mil venias a ustedes, lectores!! Sorry por la tardanza. Todo es mi culpa y excusas hay muchas. Realmente me siento apenada por volver después de tanto y con algo tan corto. Pero, pero, pero... intenso ¿no?

Sé que había prometido el inicio del Erurmin y aquí está: una cosa rara y traumante (para el pobre Armin). Si lo comparamos con el inicio de Eren: esto es mucho peor que una paliza.

Sinceramente no estoy segura de si en algún punto se enamoren o lleguen a sentir algo entre ellos. No tengo muy claro su evolución, por lo que es algo más que emocionante escribirlo. Ahora, con el Riren no hay mucho qué decir, ellos ya tienen un camino recorrido y su inico, aunque diferente y menos traumático (?, fue bastante estable. Aquí... veamos cómo evolucionan estos amiguitos ¿va?

Sin más me retiro.

Responderé revs ^^

Gracias por leer y espero leerles en algún rev ya sea felicitándome (ajá sí) o lanzándome tomatazos o lo que sea (lo más seguro). xD

Les quiero.

Cuídense.

AliPon fuera~*~*


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).