Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Dónde están tus alas? por Ali-Pon

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! ^^/

¡Oh, sí! He venido a traerles otro cap de este fic. ;w; Tal vez suene raro pero me siento feliz de tener otro rev >w< Gracias Geri Hatari.

En cuanto al cap, solo quiero aclararles que me basé en el capitulo 13 (solo en el final), de ahí en fuera todo salió de mi hermosa cabeza. También quiero decirles que trataré de hacer lo mejor posible para que los personajes sigan teniendo la esencia con que los conocen. Haré modificaciones, cuando sean necesarias minewhile no~

Sé que aún no aparecen parejas y cosas así pero debo aclarar que soy "lenta" a la hora de relatar una historia, además de que no creo que, siendo todos hetereos de la noche a la mañana se enamoren de una persona de su mismo sexo. Sé que es posible en el mundo del fanfiction, pero quiero hacer de este fic algo un poco más realista (dentro de lo que cabe).

Solo espero les guste éste cap y disfrutenlo.

Los personajes no me pertencen sino a Hajime Isayama. 

La historia está basada en el anime y un poco en el manga.

Capítulo III

Yo seré responsable de ti”

Pequeñas gotas de sudor resbalaban de forma tortuosa por su mejilla y frente. Había intentado de todo para poder entrar y escuchar cada palabra de aquel cadete. Aquella era la sexta vez en que no llegaba a la hora del interrogatorio; por más que corrió, cruzando la mitad del campo de entrenamiento, no llegó a tiempo. Aquel enano adorador de la limpieza, le había vuelto a atrancar la puerta. “¡Maldito, enano!

–Superior Hanji, piden su presencia en…

–Ya voy. –El joven que había llegado en un momento ‘crítico’, fue despedido con una mirada que daba más que miedo. Hanji, que yacía apoyada en la puerta de madera, retiró sus manos para así erguirse y suspirar desanimada. Realmente estaba molesta. ¿Por qué no le dejaban escuchar la hermosa anécdota de aquel humano-titán que dentro de unos días sería juzgado? ¿Acaso no era objeto de nuevas teorías, de nuevas hipótesis (un tanto alocadas), de nuevos descubrimientos? Porque aquello era un maravilloso descubrimiento ¿cierto? ¿Qué tenía de malo que escuchara? –¡Mierda! –Dijo entre dientes, pateando la puerta. Detestaba cuando no tenía lo que quería, y más cuando podía responder a más de una de sus tantas preguntas sobre su único tema preferido: los titanes.

Se marchó hecha una furia, dejando atrás su última oportunidad para conocer más (ya que había escuchado rumores) sobre aquel joven llamado Eren. Mientras tanto, en el despacho de Erwin, el pobre cadete Jean Krischtein se encontraba sentado en una silla-a petición del comandante-con los nervios en su máxima. Había relatado los hechos ocurridos, cuando vio emerger a Eren de la nuca de un titán de quince metros; los superiores le escucharon con la atención debida, aun y a pesar de que habían escuchado la misma historia unas seis veces (contando la de ese momento). La mirada constante de Levi le erizaba la piel y el silencio de Erwin le carcomía la conciencia. El tiempo se le hacía sumamente lento y todo por la actitud de esos dos que parecían disfrutar su ‘tortura’.

–Joven Jean –el llamado de Erwin le hizo elevar su mirada para toparse con la ajena y sentirse pequeño –usted fue testigo de que Eren Jaeger se transformó en un titán ¿cierto?

–Sí, señor. Tal como se lo he contado, yo lo vi.

–¿Tiene alguna idea en concreto del porqué es eso posible?

–No, señor.

–En su reporte se dice que es humano, ¿usted qué piensa al respecto? –La duda estaba implantada en la faz de Jean quien no sabía qué responder. –Él tiene una enorme determinación, según lo escrito aquí. –Señaló el folder con los papeles de Eren Jaeger.

–…–No quería reconocerlo, pero ése tipo le había demostrado varias veces que aun y a pesar de no tener una habilidad en especial, con trabajo y esfuerzo se podían lograr las cosas. Tensó la mandíbula de tan solo recordarlo.

–Su silencio me lo dice todo, cadete Jean. –Los ojos marrones del nombrado se posaron en los orbes azulados del comandante, quien le veía con su natural autoridad. –Sé que no le caen bien Eren, pero nos sería de mucha utilidad que nos dijera todo lo posible sobre él.

–Concretamente, ¿qué desea saber, señor?

–Si esa basura es de confianza o no. –Levi había hablado y eso ponía inquieto a Jean.

Si era confiable o no.

Bueno, Eren, a pesar de ser un cabeza hueca, tiende a cumplir sus objetivos y es firme en sus decisiones ¿eso no lo hace confiable? En todo caso, ¿para ellos qué significaba ser confiable? ¿Ser sumiso y obediente? ¿Decir siempre la verdad? ¿Cumplir con su deber? ¿Qué era ser confiable? Por un instante, Jean, vaciló para responder. Sin un significado claro de ‘confiable’ en su mente, era incapaz de afirmar o negar algo que ni él sabía.

–Sé que dudas, Jean. Por eso responderé de ésta manera, –Erwin se puso de pie, colocando sus manos tras su espalda caminando hasta donde el cadete se encontraba. –nosotros queremos que Eren forme parte de la Legión de Reconocimiento, pero queremos estar seguros de que ‘pelearemos’ por alguien que sea digno de llamar ‘La esperanza de la humanidad. Es decir, queremos saber si Eren es alguien que valga la pena.

–¡Claro que vale la pena! –¿Eh? ¿Qué había dicho? ¿Le había defendido? Pero, ¿por qué? “Fue un impulso. Sí solo eso.”  Aun y fuere un impulso ¿por qué?

–¡Hey! Date cuenta con quién estás hablando, idiota. –Levi frunció el ceño, mirando con desaprobación al menor. ¿Quién se creía?

–Perdone, señor. –El comandante Erwin miró unos instantes al cadete para después acuclillarse y ver la sorpresa del otro. –¿Señor?

–Lo defendiste. –La firmeza con que lo dijo, heló a Jean. Sí, lo había hecho. Aunque desconocía la razón. –No te sorprendas, todos los demás lo hicieron. –¿Todos los demás? –No cabe duda que Eren se ha hecho fama dentro de los Reclutas destacados. –El comandante se puso de pie sonriendo levemente. –Puedes irte, el interrogatorio ha terminado.

Sin mayores ceremonias Jean se retiró, no sin antes hacer el saludo militar y pasar junto al capitán Levi que retiró la silla que atrancaba la puerta. Al salir sintió sus hombros livianos y, como si hubiere estado aguantando la respiración, dejó salir el aire contenido en sus pulmones. Quería dolerle la cabeza, demasiada tensión le había hecho daño. Caminó por los pasillos del edificio para después salir y encontrarse con Petra Ral, quien amablemente se ofreció para llevarle a su cuartel en la ciudad. Con más ánimos de estar lejos de aquel lugar, aceptó la compañía de la señorita Petra. Montó un caballo, que le prestaron, y junto con la de élite se dirigió a la ciudad. “Ya tuve suficiente.

 

–¿Qué demonios planeas Erwin? –Levi no se había apartado ni un solo segundo del marco de la puerta, que estaba cerrada. El comandante observaba la retirada del cadete, que momentos antes había defendido a Eren.

–La victoria de la humanidad. –La simpleza con que lo dijo fastidió al capitán de la Legión de Reconocimiento. Si bien, Levi reconocía la habilidad con que Erwin lograba obtener lo que se proponía. Nunca le negaría una orden, se había ganado su respeto. Pero había ciertas ocasiones en que le exasperaba.

–Tch, no sabes hacer otra cosa más que imponer tu autoridad por todos lados ¿cierto?

–Debemos ganar ese juicio. –Miró por sobre su hombro a Levi quien le observaba con su típica mirada indiferente. Esto provocó que una leve sonrisa se formara en el comandante.

–¿De qué te ríes?

–Levi, te propongo algo.

–Mientras no sea matrimonio. –Una carcajada resonó en el lugar. Había ocasiones en que aquel ‘pequeño’ hombre solía decir cosas graciosas y fuera de lugar.

–Cuidarás de Eren, si llegamos a ganar el juicio.

–Esa no es una propuesta, Erwin.

–Lo sé. Sé que no desobedecerás una orden o ¿sí? –La mirada molesta del otro le hizo ensanchar su sonrisa. En verdad que Levi era una persona sumamente interesante. Desde que le conoció pensó lo mismo.

Levi le miró de reojo antes de retirarse del lugar. Erwin se sentía satisfecho, aquel silencio era un ‘sí’ mudo, que solo él podía reconocer. Tan pronto como se retiró el capitán, tocaron a su puerta –Adelante. –Uno de sus hombres traía un sobre en mano con el sello característico de la Policía Militar. Al momento en que se retiró su subordinado, abrió la carta donde leyó que su solicitud de ver a Eren Jaeger había sido aceptada y que tenía derecho a seis horas para conversar con el joven. La cantidad de horas que le habían dado no le convenció pero pensó que las aprovecharía al máximo.

 

Cuando Jean arribó el edificio donde descansaba su Escuadrón, al abrir la puerta del comedor se topó con Mikasa quien pasaba por ahí. Jean se sorprendió y con lentitud cerró la puerta tras de sí. –También te interrogaron ¿verdad? –La repentina pregunta le hizo espabilarse y después sonrojarse, después de todo seguía sintiendo aquella atracción por la joven de talentos excepcionales.

–Sí, lo hicieron.

–No eres el único. –La voz de Reiner le tomó de improviso. El rubio de grandes músculos había llegado y ya eran tres en aquel lugar.

–En verdad lo hizo. –Aquel era Armin, que aparecía junto con Annie y Bertholdt. Un momento de confusión para Jean.

Ya eran seis.

–Hacer ¿qué? –Preguntó confundido Jean.

–Interrogar a los que presenciaron lo de Eren.

Un momentáneo silencio se implantó. Los pensamientos de todos daban vueltas en sus mentes. ¿Qué planeaba aquel hombre? Nadie llegaba a una conclusión, eso era frustrante. Jean tomó asiento en una de las mesas, para sopesar lo que le había ocurrido aquella tarde-noche. Sí que había sido algo fuera de lo común. Tener a esos dos que despedían ‘autoridad’ con tan solo una mirada, le daba calosfríos. Cuando su mente dejó de divagar se percató que todos ya estaban sentados en la mesa, con la misma expresión que la de él. Consternación.

–Él quiere salvarlo. –La voz de Mikasa irrumpió el flujo de pensamientos que todos tenían. No hablaba en serio ¿verdad?

–¿Qué estás diciendo, Mikasa? –Reiner, incrédulo, miraba a la joven de cabellos negros que mantenía su mirar impasible.

–Él les preguntó si Eren valía la pena ¿cierto? –Todos en la mesa asintieron comenzando a ‘ver lo que no habían vislumbrado’.

–El comandante Erwin Smith quiere que Eren forme parte de la Legión de Reconocimiento. –A esa conclusión había llegado Jean. Frunció el ceño, después de todo el dolor de cabeza hizo su aparición “Todo por pensar en ti, Eren.” Al percatarse de lo que había pensado, su rostro se tornó ligeramente rojo para después mostrar una expresión de enojo y exasperación. Sin decir alguna palabra concerniente a su comportamiento, abandonó la estancia dejando con miradas expectantes a los otros cinco testigos.

 

En la prisión del Tribunal Militar, yacía Eren; profundamente dormido; perdido en sus sueños; ajeno a los disturbios que comenzaban a aparecer dentro de las murallas y no propiamente causados por titanes. Los días no los podía contar, ya que bajo tierra pierdes la noción del tiempo.

Era de mañana y Erwin junto con Levi, arribaron el Tribunal Militar. Después de mostrar la carta que había recibido la noche anterior el comandante, fueron hasta la prisión. Las antorchas alumbraban los pasillos de piedra y el resonar de las botas hacían eco en el recinto.

–Aquí es. –Señaló el que guio a los de la Legión de Reconocimiento. –Ellos vienen a visitar al prisionero, ¿entendieron? –Comentó a los guardias que estaban al pendiente de Eren. –Bien, todo suyo. –Estaba por marcharse hasta que recordó algo… –¡Ah! Esto colgaba de su cuello. –De uno de sus bolsillos sacó una especie de colguije, que tenía una llave. –Según tengo entendido es valioso para…–miró de reojo al dormido Eren, haciendo una mueca de desagrado. –ése. Bueno, les dejo. La puerta se cerró y el silenció gobernó.

Una llave. ¿Qué tenía de valiosa una llave? Trató de recordar algo relacionado con ella, pero nada venía a su mente. “No confíes mucho en el papeleo” se dijo mientras admiraba la llave dorada que yacía en su mano. –Señor, le trajimos una silla por si quiere sentarse. –Erwin les agradeció y ellos volvieron a su sitio.

Levi, como de costumbre, se recargó en la pared, cruzándose de brazos. Miraba con detenimiento la figura que descansaba en aquella cama. Sus ojos se pasearon por toda su anatomía hasta que se topó con su rostro. La última vez que lo había visto tenía una expresión de miedo y confusión, pero en aquel instante en que le veía pudo ver cuando relajado estaba. Su respirar era pausado y profundo. Estaba en un sueño completamente profundo.

–¿Desde hace cuánto está dormido? –Preguntó Erwin a los guardias quienes se miraron de reojo por unos instantes.

–Desde que el capitán Levi vino, señor. –Aquella respuesta provocó el fruncimiento del entrecejo del mencionado. ¿Tanto tiempo dormía? ¿Acaso era un flojo o cómo?

–¿Creen poder despertarlo?

–Lo hemos intentado antes pero nada funciona.

–Entiendo. Esperaremos.

Pasaron las horas y  Eren no despertaba. Pronto se cumplirían las cuatro horas y justo cuando planeaban retirarse un momento para poder respirar aire fresco y estirarse un poco, escucharon el ruido de las sábanas siendo removidas. Erwin volvió a tomar asiento y decidió esperar otros minutos. Levi observaba todos los movimientos que hacía el prisionero, sin perderse alguno. De pronto escucharon murmullos provenientes de Eren y después…calma.

El joven de quince años abrió por completo sus ojos, su sueño había sido el estar envuelto en llamas y escuchando los gritos de auxilio de sus amigos y él sin poder hacer nada para ayudarles; tardó en enfocar su visión, ya que veía tan solo manchas borrosas de alguien o algo. Cuando por fin pudo ver con claridad escuchó la voz del comandante Erwin –¿Quieres preguntar algo?

Parpadeó unos instantes ya que sus ojos le escocían un poco. ¿Acaso era una ilusión lo que veía? ¿Era real? ¿Qué hacían ahí el comandante de la Legión de Reconocimiento, Erwin Smith; y el…capitán Levi? Cuando notó la presencia de aquel que le visitó con anterioridad no pudo evitar sorprenderse. En realidad tenía muchas preguntas pero la única que quiso salir de forma correcta fue…–¿Qué lugar es éste? –Aunque ya lo sabía, le daba vergüenza preguntar lo que en realidad quería saber y quedar como un idiota frente a personas importantes.

–Digamos que estás bajo tierra. Estás siendo custodiado por la Policía Militar. –Respondió al instante Erwin, demostrando la seguridad de sus palabras. –Hemos conseguido permiso para hablar contigo, hasta ahora.

El joven prisionero quiso moverse un poco pero una opresión en su muñeca le hizo darse cuenta que “Cierto, estoy encadenado.” Al parecer, aun y estando dormido le temen. Elevó la vista al sentir un movimiento y ver con sorpresa la llave del sótano que le había dado su padre con anterioridad. –Esa llave es…

–Sé que es tuya. Pero te será devuelta después, de eso no dudes. –Erwin seguía sosteniendo aquel objeto mientras recitaba lo que le había dicho Mikasa, hermana adoptiva de Eren, que aquella llave era la que abría el sótano de su casa y que probablemente es donde había información de los titanes. A ella le había preguntado varias cosas sobre el titán-humano y ella respondía lo necesario y que creía que el comandante pedía; cosa que agradeció el superior, así podría ‘enfrentarse’ al muchacho.

–Sí, eso dijo mi padre.

Para Levi aquello era nuevo; aquel joven temeroso y nervioso que había visto días antes no era con quien estaba teniendo una conversación Erwin. Éste muchacho era firme en sus respuestas y perceptivo en ciertas cosas. “Vaya, mocoso.” Sin embargo, su desconfianza seguía a flor de piel. Ciertamente él no esperaba nada bueno de ese niñato, además de que… –¿Sufres de amnesia y tú padre está desaparecido? Es muy bueno para ser verdad ¿no? –Sus ojos afilados como sus cuchillas, atravesaban al pobre muchacho, que no entendía la actitud  del capitán hacía él.

–Levi, ya habíamos dicho que él no tiene razones para mentir. –Justamente antes de legar al Tribunal, el nombrado y Erwin estuvieron conversando acerca de Eren; como siempre, la desconfianza de Levi estaba en su máximo esplendor. Pero al final pudo ‘convencerlo’ de que Eren no tenía motivos para mentir. –Tiene muchas cosas que no sabemos aún. Por ahora, queremos saber qué es lo que quieres.

Eren se sorprendió por lo dicho por el comandante que no supo qué responder al instante… –Lo que… ¿quiero?

–Para poder llegar a tú casa debemos retomar el Muro María, ya que ahí es donde está Shiganshina. Y para poder bloquear la abertura que hay, debemos utilizar tú poder de titán. Después de todo, el destino de la humanidad recae en un titán. Tal vez el ‘Titán Acorazado’ y el ‘Titán colosal’ sean como tú. Tú voluntad es nuestra pieza fundamental. La que salve a la humanidad de las garras de los titanes, algo así como una llave. –En ese instante elevó de nueva cuenta la llave que anteriormente portaba Eren.

–Yo… –por unos instantes, que parecieron milenios, Eren estuvo recordando la promesa que se hizo el día en que su madre murió por culpa de aquel asqueroso titán ‘sonriente’. Aquel bastardo que le hizo añicos su corazón y alma. “Los mataré a todo…no dejaré a uno vivo” aquella fue su promesa.

–Oye, responde rápido bastardo. ¿Qué quieres hacer? –Levi estaba harto de estar en aquel asqueroso lugar y para colmo con un chico de lo más lento. De pronto sintió que el ambiente se volvía denso y pesado. Podía escuchar la irregular respiración de Eren que yacía cabizbajo. Sintió curiosidad pero…

–Quiero unirme la Legión de Reconocimiento y matar titanes. –El tono de voz, aunque un tanto tétrico, pero decidido causó un destello de interés en el capitán. Además de que la petición no estaba tan mal, después de todo la espera no fue en vano.

–Oh, nada mal. –Tal vez el chico podría ser de utilidad, tal y como Erwin había sugerido. Tal vez, solo tal vez. Y más con esa convicción y desprecio hacia los titanes. En ese sentido se parecía un poco a él. “Me haré responsable de él”. –Erwin, me haré responsable de él. –Levi se despegó de la pared y comenzó a caminar hasta llegar a los barrotes de la celda, posando sus manos en ellos y viendo a los esmeraldas que se sorprendieron de las palabras dichas por el mayor. –Dile a los superiores. No lo malinterpretes, no confío en él. Si hace alguna estupidez como traicionarnos, no dudaré en matarlo. Después de todo nadie está más calificado que yo, para hacer eso. No creo que los de arriba se nieguen a ello. –Un pequeño regocijo se formó en su interior, al sentir el miedo del menor. –Estoy de acuerdo en tú entrada a la Legión de Reconocimiento. Acepto tú solicitud. –Aquellas palabras que iban dirigidas a Eren, de un forma un tanto burlesca, causaron estragos en el interior del menor. Sintió nauseas por un momento pero tuvo que contenerse para no cometer un acto sumamente vergonzoso.

Qué más deseas Eren ya tienes las alas que tanto quisiste o ¿no?

Notas finales:

¿Y bien? ¿Me suicido? ¿Me alabo? ¿Qué hago?

Cualquier cosa dejenlo en un hermoso rev.

Espero no desesperen, quiero que disfruten a cada instante a los personajes. Solo sean pacientes, ya pronto aparecerá una de mis tantas locas parejas.

Me disculpo por mis faltas de ortografía o sintáxis.

Además, quiero decirles que ya estoy de vacaciones y que tal vez actualice más seguido. Y digo tal vez por que tengo que actualizar otro fic que ya va más avanzadito :3

Espero leerles pronto

Dejen un rev <3

AliPon fuera~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).