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-Casado con el mismo hombre- por Monnyca16

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Notas del capitulo:

Este capítulo es una entrada a algo muy interesante. Quizá no se vea muy bien o no sé si lo vean, pero al final del cap dice la importancia que quizá no está explícita, pero que sí está afectando. 

 

Capítulo 17

 

“Sexo de los bebés"

 

Una enorme almohada aterciopelada por debajo del vientre para ayudar que la posición de cuatro patas se sintiera cálida, fue el sostén de Noah cuando Oliver empujó sus caderas y entró en la estrecha cavidad que conocía, pero que por el tiempo en espera ya no recordaba sentirla. El golpe que la próstata recibió, animó a Nicolás a inclinarse un poco más, obligándolo a sostenerse fuerte con ayuda de las manos. Sus orejas estaban rojas y su espalda había comenzado a doler un poco por el peso de la barriga, pero aun así el placer lo embruteció absolutamente.

 

Oliver lo sostuvo de las caderas, acariciando la curvatura de sus nalgas abiertas. Penetró de nuevo, quedándose estancado, sintiendo la fuerza con la que las paredes anales enfundaban su falo. Inclinó su cuerpo para acariciarle la cintura al pelirrojo, hasta sentir que los bebés se movían, pateando con muchas fuerzas. Era la primera vez que pasaba porque antes no se sentían sus movimientos, y se sentía bien. Nicolás no paraba de jadear, quedándose totalmente sumiso, no solamente porque quería sino porque no podía.

 

En breves instantes Oliver se apresuró, primero lentamente, luego acelerando, regalándole un orgasmo a Noah, que se estremeció y se derrumbó un poco más en la cama. Oliver acomodó la almohada en el vientre de Nico, ajustándola por debajo sin dejar de penetrar, hasta sujetarlo delicadamente de las caderas y muslos. Los movimientos de su pelvis aumentaron a un rimo que no imaginó que podía ser más veloz, logrando correrse a la uno de los tantos embistes que creyó eran sólo el comienzo para llegar al punto. Esperó un momento con la polla dentro, besó al chiquillo en la espalda dulcemente y se retiró, apartándose el condón y levantándose para tirarlo. Cuando estuvo de regreso se encontró con Nicolás respirando aceleradamente, lo cargó en brazos para acostarlo de lado y lo miró a los ojos.

 

Últimamente estaban durando muy poco haciéndolo, lo disfrutaban desde el primer minuto que no tardaban en llegar al orgasmo. Nicolás en ese aspecto era muy rápido.

 

—¿Todo bien? —Inquirió.

 

Los cabellos pelirrojos con raíz cobriza del enano se movieron cuando éste asintió sin fuerza.

 

—Los pequeño están jaloneando mi ombligo, mira. —Señaló el acto. Su ombligo se hundía y luego volvía a su sitio. Oliver extendió la mano en el lado más abultado de la barriga, sintiendo una fuerte ola pasar en su mano, el acto resultó muy suave, pero Nicolás lo sintió muy fuerte. Los bebés estaban jugueteando de nuevo. 

 

—¿Cómo se siente cuando se mueven?

 

Nico sonrió. No sabía cómo describirlo. Era extraño, pero se sentía bien, algunas veces le dolía porque las dos personitas que crecían se le encajaban  muy fuerte por debajo, pero igual era lindo.

 

—No sé cómo explicarlo —se sinceró—. Pero sí siento en qué parte de la barriga está cada uno —pinchó por debajo de su ombligo —. Aquí está uno. —Luego el bebé que estaba ahí comenzó a moverse  con insistencia como si quisiera salir —. Aquí el otro —dijo, señalando con la otra mano el lado contrario. Oliver  tocó la parte del ombligo con cuidado y en círculos, recorriendo la forma, sintiendo de ese modo que evidentemente le jalaban el cordón umbilical y luego lo soltaban.

 

En pausas, Oliver acercó el oído a la barriga, pretendiendo escuchar algo, sintiendo que ante la presencia de su rostro varios golpecitos fueron hechos. Nicolás se rió, moviendo el estómago por la risa que le daba ver a su marido todo chiflado. Oliver a todas horas mantenía comunicación con sus hijos, les hablaba, besaba el vientre y los acariciaba, pero ahora estaba poniendo su oreja y se veía tan raro. Antes la había puesto, pero ahora que la barriga estaba más grande se veía muy grandioso.

 

Al terminar de escuchar depositó dos besos cortos, provocando que de la barriga sobresalieran bultos. Nicolás supuso que los bebés estaban acomodándose para dormir. Siempre pasaba eso y luego ya no pateaban. Al menos los bebés respetaban las horas de sueño y todo por la grande presencia de Oliver. Porque sólo cuando Oliver los acariciaba por la noche se calmaban.

 

Luego de ya no sentir movimientos muy sobresaliente, Nicolás cerró los ojos y se quedó dormido primero. Más al rato se despertaría para comerse el pan y además tenía que agarrar fuerzas. Los bebés lo cansaban mucho. Oliver lo cubrió por completo, hasta sus senos desnudos y que ya no le daba vergüenza mostrar. Se acostó tras él y pasó su brazo por su cadera, hundiéndose en el riquísimo aroma de su cabello.

 

A la mañana siguiente Nicolás no se había levantado temprano para despedir a Oliver y éste no quiso despertarlo. Cuando apenas abrió los ojos, Nicolás vio la hora y se dio cuenta que ya eran las once de la mañana. Por suerte era viernes y luego mañana irían a hacer la ecografía. Se acarició la barriga y con mucho esfuerzo se levantó. Se dio un baño rápido cuidando de no resbalarse, y logró vestirse cómodo. Se peinó y cuando estuvo a punto de sentarse en la cama para calmar su respiración acelerada, un fuerte apretón en el vientre lo hizo estremecer. Sentía que le apretaban la barriga, y cuando la tocó estaba dura. Luego de varios segundos el apretón se había relajado. Nicolás se asustó demasiado, y lo resintió porque no podía moverse. Se sentía estático  y le comenzaba a doler. Le dolía mucho.

 

Respirando profundo, Noah vio la hora y esperó unos cuanto minutos más, sentado en la cama y tranquilo. Después de quince minutos el vientre volvió a estrujarse, poniéndose duro y luego soltándose, haciéndolo pasar por dolor, un dolor que no podía describir. Durante el tiempo de espera y con el estómago relajado, sentía dolor en la parte baja y en la espalda.

 

Sin saber qué hacer porque no podía moverse, sujetó su teléfono celular que Oliver le obligó tener siempre a la mano y le marcó. No sabía si eso era normal y no quería poner a los bebés en peligro, así que prefería ir al hospital. Había leído que ese tipo de apretones en el vientre se llamaban contracciones y eso le asustaba.

 

Al segundo timbrazo contestó:

 

—Buenos días, amor. ¿Amaneciste bien? ¿Los bebés cómo están?

 

Noah se quedó callado un rato.

 

—Está ocurriendo algo y me duele mucho el vientre —espetó con voz temblorosa que se aguadaba cada vez más, avisando que se echaría a llorar —. Y no puedo moverme. Estoy en el cuarto.

 

—Todo está bien. No llores —rogó, tomando su sacó y abriendo la puerta de su oficina. Hizo una seña para avisar que se retiraba y fue hasta el ascensor —. ¿Desde cuándo te duele?

 

Nico respiró ruidosamente.

 

—Hace una hora, pero estaba esperando  ver cada cuándo me dolía.

 

—Buen bebé. —Lo premió, abriendo la puerta del coche y prendiendo el motor —.  No te muevas, estoy yendo para allá, chiquito. No me tardo nada ¿sí? No te preocupes, todo estará bien.

 

Nico dijo que sí y colgó. Oliver arrancó y de pasada llamó a Frank, comentándole que necesitaba de sus servicios privados. No podía llevar a Nicolás a cualquier Hospital y Frank les había comentado que ya había abierto una zona privada en la cual él atendería a Nicolás por lo de su embarazo. Le dio la dirección, volvió a marcarle a Nicolás y cuando éste contestó sonaba más calmado.

 

—Estoy a punto de llegar, ¿cómo sigues?

 

—Me siento raro. Me sigue doliendo y ahora el dolor tarda en desaparecerse cuando la barriga se relaja. Me duele mucho la espalda.

 

—Respira y cálmate. Todo está bien. ¿Estás vestido?

 

—Sí —Nico jadeó de dolor.

 

—Ahora mismo llego. —Colgó, aparcando el auto y abriendo la puerta, viendo que no había nadie de servicio. Kelle había llegado corriendo justo detrás de Oliver y aunque no sabía por qué estaba, se imaginaba que Nicolás le había llamado para no estar solo, porque se miraba demasiado relajada y sabía que ella se ponía como loca cuando Nicolás estaba enfermo.

 

—¿Tan temprano del trabajo? Voy a pasar, así que con permiso —Kelle musitó, haciéndose espacio en las escaleras.

 

—Nicolás está teniendo contracciones —Oliver le avisó, subiendo las escaleras.

 

Kelle soltó un grito, aterrada. Caminó en círculos locamente y luego  asintió.  Era muy pronto para tenerlas, luego pensó que quizá era una infección. Se rascó y se aseguró de abrir bien la puerta de entrada para cuando Oliver bajara con Nico. Esa tarde había ido a ver a Nico para distraerlo, pero la noticia la había dejado muy preocupada. Esperaba que no fuera nada malo.

 

Al entrar a la recámara, Oliver se encontró con Nicolás sentado en la cama, respirando aceleradamente y muy cansado, incluso sudando. Se acuclilló frente a él y le acarició los muslos. El rostro de Noah resplandeció.

 

—Son cada quince o vente minutos —le avisó—.Son muy fuertes, tan fuertes que me dejan sin aliento —añadió, mordiéndose el labio, severamente preocupado.

 

—Vamos con Frank, no te preocupes, cielo. —Se puso de pie y cargó a Noah en brazos cual princesa. Nicolás  enredó sus brazos alrededor del cuello de su marido y se acurrucó ahí. Oliver bajó las escaleras, encontrándose con Kelle en la puerta principal. La mujer atrancó y fue al vehículo, abriéndole la puerta trasera a Oliver para que depositara al pequeño.

 

—Yo le pongo el cinturón —Kelle apartó al pelinegro y se metió junto a Nico en los asientos traseros. Sabía que tenía que abrocharle el cinturón y también sabía que Oliver nunca lo sentaba en el lugar del copiloto. Oliver encendió el motor, miró el espejo retrovisor central y al conectar mirada con el pequeño, dio reversa, saliendo inmediatamente y dirigiéndose a la dirección que Frank le había dado. Al llegar, Kelle le ayudó a Oliver en todo y rápidamente Nicolás fue tratado.

 

Después de varios chequeos, Frank les comentó que se trataba de una infección urinaria, que por suerte no causaba problemas. Añadió que algunas mujeres embarazadas tenían bacterias y que no había de qué preocuparse. Frank les prohibió tener relaciones sexuales y le pidió a Nicolás reposo absoluto. Hizo una receta con el medicamento especial y le preguntó a Nicolás que si había tenido ardor al orinar o si le daban muchas ganas de orinar. Al contestar los cuestionamientos Nico recordó que iba al baño muy seguido y que le ardía poquito, pero que no se lo había dicho a nadie porque  nunca creyó que fuese por una infección. Luego de una charla larga, Frank le hizo una ecografía normal, nombrando que todo iba bien, que el crecimiento estaba excelente y que por fin los bebés se habían dejado ver.

 

—¿Ustedes qué creen que sean? —Frank miró a Nico. El enano miró a Oliver, y antes de que Oliver mirara a Kelle, ella ya lo estaba viendo.

 

—Niños, los dos son niños —Nicolás dio el primer diagnóstico.

 

Oliver se negó al igual que Kelle y dijeron al mismo tiempo:

 

—Es niña y niño.

 

Los que articularon se miraron. Luego todos miraron a Frank.  

 

—Hay un niño y una niña, felicitaciones —Mostró una imagen que comenzó a explicar —. Lo que se ve ahí son los testículos —Escribió en su máquina “Niño” —. Y estos son los labios vaginales de la princesa. —En la foto señalada escribió “Niña”

 

—¿Querías que fueran dos varones, Nicolás? —Frank lo interrogó al verlo muy callado.

 

—No es eso, yo estoy bien con lo que sean. —Sonrió—. Tendremos la parejita, amor —canturreó, tomando la mano de Oliver. 

 

—Eso era lógico —Kelle intervino —. Tu marido tiene a una gemela, es por eso que había 99.9 de probabilidad que tuvieran parejita, además en las pruebas que hicimos antes la aguja se movía como loca.  

 

Frank rió por lo bajo. De hecho él había visto el niño al principio porque no se dejaba ver el otro por las piernitas cruzadas, pero al menos su diagnóstico de ‘niño y niña’ había sido acertado.

 

Al terminar, checaron los pesos y las medidas de lo fetos, Frank valoró la salud de Nicolás y le prohibió comer mucho pan pues había ganado unos cuantos Kilos, que no se le notaban, pero era mejor cuidar su salud para que nada saliera mal.

 

Ya con tratamiento y dieta, Nicolás y Oliver regresaron a casa. Kelle preparó la cena, una muy saludable. Nicolás esta vez no comería pan en las madrugadas, pero al parecer no le importaba porque Kelle comenzó a contarle la variedad de cosas que podían hacer para su baby shower, que pensaban festejar cuando Noah  tuviera siete meses y  medio de embarazo. Pero antes Kelle  prometió a sí misma hacer sentir más relajado a Nicolás pues éste se sentía demasiado angustiado por la salud de los bebés y la suya.

 

La actitud positiva debía envolver el ambiente del pequeño adolescente.

Notas finales:

Las situaciones que se tratan aquí tienen valoración. Nunca pongo algo de relleno, todo tiene significado y este capítulo servirá para poder enlazarnos en el otro y disfrutarlo mucho. Les tengo cosas muy bonitas que se pueden prácticar en casa y que hace que las personas estén estables y llenas de buenas vibras y excelentes pensamientos POSITIVOS.

Recuerden que todo lo que se muestra aquí se puede practicar en casa y espero que les ayude el siguiente cap que tiene contenido travieso por así decirlo que logrará que Nicolás se relaje y se llene de pensamientos positivos. ¿Qué nos tiene preparado Kelle en el otro capítulo? Técnicas fáciles y actividades se mostrarán después.

Nos leemos mañana y si no se puede, entonces el lunes, aunque espero que mañana sea n___n 


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