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-Casado con el mismo hombre- por Monnyca16

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Notas del capitulo:

Espero les guste. Esto es el comienzo de algo muy interesante...

Capítulo 5

“No es lo que parece”

Dos gentes, uno por delante de ellos y uno que estaba por detrás, se quedaron viendo fijamente a Kelle y a Nicolás. Parecían dos locos sueltos y todo era por culpa de la contenta dama. Nico sabía que Kelle quería empujarlo para que “disimuladamente” chocara con aquel hombre y de ahí sacar provecho, pero… pero era Oliver. Y Kelle no tenía ni puta idea que estaba casado con él y que evidentemente estaban peleados.

—Vamos, pasiva —le instó, empujándolo con bastante vuelo. Nico alcanzó a apartarse para no chocar con la gente y se encogió de hombros. 

¿Era su imaginación o Kelle le había llamado ‘pasiva’? Igual se lo perdonaba y aceptaba ese apodo, pero a Kelle no le daba vergüenza alguna referirse así de él estando frente a una gran cantidad de desconocidos, que por cierto, miraron a Nico como si fuera un adefesio.

—Tienes que saber muchas cosas —le dijo, tomándola de los hombros con seriedad.

Kelle sonrió, restándole importancia.

—Ya sé… —sentenció, haciendo un mohín y resoplando como si la situación fuera muy obvia.

—¿Qué es lo que sabes? —Los ojos del pelirrojo se abrieron como platos. No se esperaba algo así. Aunque a decir verdad, de Kelle podía esperar hasta lo más absurdo.

La mujer sonrió picarona, acariciándole una mejilla al enano para de ese modo acercarse a su oído y susurrar:

—Lo sé absolutamente todo, pasiva.

Las mejillas de Nico se pusieron rojas como manzanas. Tragó saliva y se negó varias veces. ¿Qué era lo que exactamente Kelle sabía? ¿Todo? ¿Cuál todo? Aquella mujer mayor era tan impresionante que de seguro podía leer la mente, y si ese era el caso, el ojiazul no tendría escapatoria.

—No digas nada entonces ¿Sí? —Trató de rogarle, sin embargo, Kelle hizo ademán de tomárselo con calma.

—Por supuesto que no le diré a nadie, así que ve y pícale el culo, si no se lo picas, se lo iré a picar yo —musitó,  apuntando a Oliver, quien seguía de espaldas.

—No puedo írselo a picar así como así —balbuceó, cruzándose de brazos—. No estoy listo para volverlo a tocar —murmuró, mirando hacia el suelo.

Kelle lo sujetó de la barbilla, obligándolo a levantar la cara.

—¿Volverlo a tocar? ¿Tú antes se lo habías tocado? —Gritó, achinando los ojos como si acabara de descubrir el significado de todas las palabras del diccionario. 

—¿Qué no sabías ya? —Confuso por la extraña manera de reclamar y pedir explicaciones, Nico se agarró el pecho, buscando calmar los latidos de su corazón.

Se suponía que segundos antes Kelle le había dicho que sabía absolutamente todo y ahora se hacía la desentendida…

—¿Te lo has tirado? Digo… ¿Ya te la ha metido antes o sólo le manoseaste el trasero?

Los ojos de Nico se cerraron. La voz de Kelle había sonado súper alta y podía sentir todas las miradas en su nuca. 

Sólo Kelle podía ocasionar un caos… sólo ella. Lo más preocupante era no saber si Oliver lo había visto ahí o no. Quería que sí, pero a la vez no. 

—¿Me está viendo? —Apretando los ojos, le preguntó. Hablaba de Oliver que en esa oportunidad sí lo estaba viendo, pero sólo la espalda.

—Viene hacia acá —con una diminuta voz, le avisó. Nico comenzó a temblar. Sabía que Kelle no mentía y fue entonces cuando abrió los ojos y decidió no desmayarse ahí mismo. En cualquier momento tenía que enfrentar a su esposo.

Se dio la media vuelta y cuando lo vio venir, Yael le pasó por un lado, ignorándolo por completo. Los ojos de Nico se paralizaron, oscureciéndose ante la escena.  Su esposo lo había pasado de largo y ni siquiera lo miró a los ojos.

—Jodido —Kelle lo maldijo, levantando la mano en seña obscena al verlo cruzar la puerta del banco —. ¿Estás bien? ¿Supongo que entre ustedes hay algo no? —Le preguntó al adolescente,  yendo hacia él, amansándolo en la cabeza. 

Nicolás asentó.

—¿No me miró ni una sola vez? —Quiso corroborar la realidad.

Y aunque antes le hubiera hecho el feo a su esposo, Nico no podía soportar que Oliver manifestara desinterés en él. Oliver debía seguir enamorado de él, porque no sabía qué sería de él si Oliver lo odiaba de por vida. Justo en esos momentos, los pensamientos negativos le llenaron la cabeza, agonizándolo. 

—Incluso si él no te mira, tú debes de levantar la cabeza siempre —lo reprendió—. Que el maldito se joda, eres joven, Nicolás —agudizó su voz—. Eres muy joven para sufrir por estupideces. Tienes un lindo culo, y te tienes a ti mismo ¿No te basta? 

—Yo lo amo. Lo amo con todo mi corazón. —Lagrimeó,  mirando su pulsera naranja.

Kelle lo zangoloteó de los hombros, maldiciendo a lo alto.

—¿Qué es tuyo? ¿Uno de tus novios?

—Es mi esposo —alzó la cabeza, confesándoselo. Kelle abrió mucho los ojos, luego los achinó en una sonrisa.

—Se ha puesto celoso. Eso es todo —recordando su lado sabio, le dijo muy seriamente, sin reírse y explícitamente, siendo sincera—. Él se ha puesto celoso. Ahora puedo comprender por qué me miraba de esa manera tan cruel.

—¿En serio? —Inmediatamente, una enorme sonrisa se ensanchó sobre la boca de Noah. Kelle movió la cabeza de arriba abajo, diciendo que sí —. Pero entonces por qué dijiste que lo sabías absolutamente todo, yo en serio pensé que sabías que estábamos casados.

—No tenía idea de esa locura, sólo lo dije para que le fueras a picar el culo. ¡Que ingenuo eres, pasiva! —Lo regañó una vez más, empujándolo al ver que la fila avanzaba.

Nico sonrió. Kelle al final de un suceso un tanto desagradable y confuso, siempre lograba sacarle una sonrisa.

Al salir del banco, ambos se dirigieron a la casa de Nico para cenar. Tomás ya estaba ahí al igual que Salomón. Todos se saludaron e inmediatamente se sentaron para hablar de estupideces. Esa noche, Kelle observó bien al pequeño, dándose cuenta que Nico en verdad amaba mucho a ese alto hombre del banco. Y aunque todavía no supiera bien de su relación actual, anhelaba que volvieran a estar juntos, pues jamás había visto la mirada de un hombre como la del esposo de Noah. Kelle sabía que aquella mirada significaba mucho, tanto como la que su esposo ponía cada vez que la observaba a ella cuando estaba con otros hombres. Conocer al esposo del pecoso la hizo recordar tanto aquellos tiempos, en los cuales su marido la celaba. Recordaba la mirada brillosa y los labios apretados que daba a conocer cada vez que se sentía fuera de la línea. Kelle deseaba que Nicolás viera de nuevo a ese hombre, a su esposo.

No obstante, Kelle seguía pensando que era estúpido que el esposo de Nico se pusiera celoso por su presencia, ya que, era bastante obvio que ella era mucho mayor que el pelirrojo. Aunque tal vez se sintió envidioso porque ella estaba  más tiempo con Nicolás que él.

 

***

 

Al llegar a casa, Oliver no quiso cenar. Se dirigió a la recamara, se desvistió y se metió a bañar. Necesitaba despejarse; ese día había sido duro y más con lo que se había encontrado por la tarde. Nicolás estaba con una mujer demasiado mayor, cosa que lo enojó muchísimo. Al verlos, recordó su relación con él y que obviamente le ganaba con 10 años al chiquillo, y no quería, no quería que ninguna otra persona mayor que él se le acercara. No lo había visto en días, y lo ansiaba con todas sus fuerzas, pero esa tarde fue tanto su coraje que incluso actuó como un cabrón, ignorándolo. En el fondo no quería hacerlo, pues deseaba abrazarlo ahí mismo, sin embargo, los sentimientos descontrolados se apoderaron de  él.

Se sintió muy mal.

Oliver sabía que las personas eran de diferente manera porque querían; así como si lloraban y reían. Todo lo que una persona reflejaba era porque quería y porque era su propio moderador. Pero actuar como esa tarde era algo que ciertamente no quería. Se sentía arrepentido y enormemente avergonzado. Deseaba llamar a Nico y decirle que lo lamentaba, pero no tenía ningún número para marcarle. No sabía cómo contactarlo, lo único que por el momento había encontrado y por medio de investigaciones privadas, como mirar la computadora de su amigo Salomón, era un canal de Youtube que le había llamado la atención, pues al parecer ahí estaba una foto de Nico.  

Ya limpio, fue hasta su laptop. Se conectó a internet y buscó ese canal, recordando el nombre. Puso en el buscador de Youtube: NnTrimmerVal

Entonces le salió una entrada y dio clic.

Una página le apareció. Vio que había varios vídeos online. Todos eran de baile y unos cuantos de covers en donde se miraba Nicolás acompañado de una guitarra. Oliver suspiró. Dio clic en el primer vídeo que había subido el chiquillo y le puso pausa para que se cargara.

Teniéndolo ya todo cargado y con alta definición, le puso play. En ese primer vídeo, Nicolás estaba bailando una coreografía de cuatro minutos con pasos realmente rápidos y poderosos y una música movida de fondo. Llevaba puestas unas mallas y unos botines, acompañado de una camiseta bastante ajustada. Se miraba muy sensual y eso era reconfortante.

Fue avaricioso y dio play a algunos vídeos más, reproduciendo más de diez veces uno que duraba tres minutos con cincuenta segundos. Era baile arábico. En ese vídeo, Nicolás se había maquillado con un delineador negro, se había dejado fleco como un sexy estudiante universitario e incluso se había puesto un labial color cereza, que lo hacía parecer una muñeca de porcelana.  Vestía unas mallas color verdes que se cerraban hasta la cadera, que llevaban una especie de cinturón sonante y muy luminoso,  y se había puesto una pequeña blusa de tela trasparente, tipo maya, que dejaba al descubierto su abdomen. Sobre éste, había puesto escarcha que parecía ser untada en crema. Era una especie de chico brillante,  con estilo Romaní y demasiado sexy. Movía las caderas; las piernas; los brazos, como si su cuerpo no pesara, luciendo su piercing de ombligo. Ese baile árabe lo hizo enloquecer. Jamás había visto a Nicolás bailar de ese modo tan sensual y lento, no vulgar, pero sí bastante tentador. Era como si bailara al ritmo del viento y la música de fondo lo hacía sentir muy excitado. Ese vídeo era el que tenía más visitas y también el último que había subido.  

Lo más sexy de ese vídeo, fue cuando terminó la música y Nicolás se acercó para detener la cámara, dejando su rostro cerca  y desconcentrado, sin sonreír a la cámara, sólo calmado e ingenuo, como si no se diera cuenta de lo sexy que había bailado. 

Oliver vio ese vídeo más de veinte veces y no se cansó cuando llegó a esa cantidad, sólo observó bien, cada gestó de él, el cómo su cintura se movía, y  el cómo levantaba la cadera para mover el hermoso cinturón plateado que se mecía con cada movimiento. Nicolás simplemente era perfecto y ahora que Oliver sabía que subía vídeos en los cuales bailaba, puso como favoritos la página y se fue a dormir con tranquilidad.  Abrazó a Jordana y a Dominik con un solo brazo, cerrando los ojos para poder caer en un profundo sueño.

Mañana sería un día largo. Mañana iría a buscar a Nicolás para pedirle disculpas.

 

***

Después de la cena y de  llevar a Kelle a casa, Nico fue inmediatamente a la suya. Durante el camino platicaron acerca de Oliver y del problema en el que Nico estaba envuelto con éste. Kelle supo que el pecoso tenía problemas de baja autoestima, pero también detectó que estaba madurando y que no odiaba a Oliver. Lo cual era muy bueno.   Al llegar a su casa,  Nico sacó su celular y se sacó una fotografía, la cual usó para ponerla como portada en su canal de Youtube. Subió un vídeo cover de la canción “Never Stop” de Safetysuit en compañía del sonido de la melodía puesta en su computadora. Lo había hecho noches pasadas y era hora de subirlo. Al tenerlo listo, se dirigió hasta  la regadera, se bañó y cambió, poniéndose sus ropas de seda nuevas. Se recostó en la cama, cerró los ojos y comenzó a tocarse.     Diariamente se masturbaba pensando en las enormes manos de Oliver y sus besos húmedos. Y esa noche no fue diferente. Nicolás jadeó, meneando su mano de arriba abajo, en un acelerado movimiento que le causaba espasmos.  Pensó en usar el vibrador que Kelle le había regalado, pero se centró tanto en su mano y en la paja que estaba dándose que no quiso dejar de masajearse el glande y apretar su polla. Y todavía con los ojos cerrados, eyaculó potentemente sobre su mano, respirando con dificultad y relamiéndose los labios que ya se encontraban secos de tanto esfuerzo realizado.   Con todavía la mano masajeando su falo lentamente, de arriba abajo, abrió los ojos, viendo borroso al principio, pero aclarando su vista inmediatamente después de ver un poco de sangre sobre su mano y polla.  Abrió la boca y en pocos segundos, entró en pánico. 

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