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Logra tus deseos. por Lizama24

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Notas del capitulo: ¿Qué tal? ¿Cómo están? ¿Me extrañaron?

¡Muchísimas gracias por los rws! Y discúlpenme que haya tardado tanto en actualizar. ¿Vieron que subí un nuevo fanfic? Pues este no me quitará tiempo porque recién terminé el último capitulo de este y ¡Está terminado! Así que puedo seguir en este por completo.

Lean, es poquito pero es con amor para mis lectores fieles.

No recordaba que la comida fuera tan deliciosa, seguramente estaba exagerando, pero comer aquellas cosas en ese lugar no era para nada agradable. Bueno, todo parecía verse mejor desde afuera y no era para nada malo el pequeño espacio que tenía en su casa. Aquel día regresarían a la sala de ensayo para volver a prepararse para un nuevo evento que Yutaka había conseguido, todos estaban muy emocionados.

 

Se había alistado para llegar a tiempo pero Kyou llegó casi en el momento que salía de su casa y no pudo negarle el paso. ¿Hace cuánto que no se veían? Sólo de vista y saludo cuando la veía de vez en cuando por aquel lugar.

 

—Pensé “Yuu está apunto de olvidarme”, y claro que no estoy dispuesta a eso. —se recargó en la pared cruzando sus brazos mientras que el moreno seguía moviendo cosas y guardándolas.

 

 

—Yo jamás haría eso. Pero tú eres quien parecía ya no querer verme. Creí que estabas enojada conmigo o algo así. —terminó de guardar su guitarra en su funda y le prestó toda la atención. Extrañaba a esa chica, a todos los de su banda anterior. Y se le hacía triste el darse cuenta que llevaban meses sin conversar.  A Otani hace tanto que ni le veía.

 

 

—No estoy enojada contigo, ni creo que alguien de ellos lo esté. Así que deberíamos salir un día de estos como antes. —le sonrió con emoción que fue contagiada de inmediato al otro—. ¿Te parece, Yuu?

 

 

— ¡Claro! —la chica se lanzó a abrazarlo con fuerza, ella también extrañaba mucho a su “hermano”.

 

Siguieron conversando un rato en la casa del joven pero luego le dijo que tenía que ir a ensayar y ella se ofreció a acompañarle para poder seguir pasando tiempo los dos juntos. Se sentía aliviado de todavía tener la amistad de esa chica infantil y juguetona y la idea de ver a más de sus amigos un día de esos era muy buena. No tenía nada de malo querer volver a los viejos tiempos cuando se reían y molestaban juntos.

 

Llegaron a la sala donde se encontraba ya el resto afinando sus instrumentos y ambos entraron, la banda de Kyou no ensayaba ese día pues todos tenían cosas que hacer, excepto ella.

La chica se quedó observando a todos mientras ellos hacían lo mismo, tenía mucha curiosidad por escuchar esa música que tanto le encantaba a su hermano, quería ver qué tan buenos eran para que Yuu decidiera dejarles por ellos.

 

—Ella es Kyou, creo que ya la conocían. —se puso a afinar también su instrumento pero podía ver cómo todos se le quedaban viendo a su invitada, quizás por no saber qué hacía ahí—. Ella dice que quiere escucharnos.

 

 

—De tu antigua banda, ¿Verdad? —Kai le saludó desde su batería para luego seguir golpeando esta causando molestia a más de uno de sus compañeros que sólo querían afinar sus instrumentos—. Nos alegra que estés aquí.

 

 

—Gracias. —no hizo mucho caso y se sentó a un lado del moreno que se encontraba de pie frente a su amplificador moviendo el volumen hasta encontrar el que le agradara.

 

El ensayo empezó como de costumbre a los días anteriores. Ya extrañaba mucho el tocar junto con todos y Uruha ya no le gritaba cada que tenía oportunidad. Aquel rubio el cual tanto le había hecho doler la cabeza, ahora se comportaba de mejor manera. En efecto, Kouyou era una persona realmente divertida e interesante como se la había imaginado. Se podía decir que estaba progresando como guitarrista gracias a sus consejos, pues entendía que él estaba más experimentado en eso y conocía muchas más cosas.

 

Ya no tenían motivos para pelear, aquel par al fin eran pareja y todos parecían estar felices por ellos. Eran tan idiotas que habían tardado tanto tiempo en serlo pero al final eran sus amigos, no podían juzgarlos. Todos sabían de su relación, excepto Kai. Aunque quizás este ya lo sospechaba desde hace unos días, Kai no era tan tonto.

 

La joven terminó yéndose casi al final del ensayo pues tenía que ir a arreglar unas cosas que tenía pendiente. Se despidió de Yuu y posteriormente de todos para luego decirle que tocaban fantástico. Luego de eso se marchó sin más.

Terminaron de ensayar al cabo de una media hora más, exhaustos.

 

Uruha miraba casi todo el tiempo al baterista, se moría internamente de los nervios por decirle que era pareja de Ruki pero no porque quisiera que el otro le mirara con alegría. Sólo creía que debía hacerlo. También porque en cualquier momento este se enteraría y sería pero si él no se lo dijera antes.

 

—Falta muy poco para que demos el concierto, ¿No están emocionados? —Reita les miraba a todos esperando respuesta. Dar un nuevo concierto en un evento de verdad y con tanta gente mirándoles era quizás una de las sensaciones más extraordinarias que deseaba sentir.

 

 

—Creo que será muy bueno. Gracias por conseguirnos un lugar, Kai. —le tomó del hombro y el batero le cedió una sonrisa—. Ganamos la otra vez y seguro esta vez seremos notados mucho más y alguien querrá grabar discos nuestros y hacernos una banda más conocida y seremos famosos. Podremos tener todo lo que siempre quisimos ¡Seremos una gran banda!

 

 

—Creo que Ruki es el más emocionado de todos. —comentó el segundo guitarrista riendo por todo lo que suponía el vocalista, aquello sería maravilloso pero no era tan sencillo como sólo decirlo—.Pero supongo que todo puede pasar.

 

 

—Eso creo. Pero para eso debemos esforzarnos mucho y no hacer nada que nos perjudique ¿Entendiste, Kouyou? —Uruha le miró indignado pero inmediatamente bajó la mirada asintiendo avergonzado—. Es broma, hermano. —rió divertido pero a el otro no le había agradado su broma.

 

 

—Ya déjense de juegos que así nunca conseguiremos lo que queremos. Pero en serio no vayas a intentar matar nuevamente a Aoi.

 

 

—Ya basta, no lo hará. —le defendió el moreno tampoco sintiéndose cómodo con aquel juego que estaban llevando contra el castaño y rubio.

 

Al terminar su conversación todos decidieron a qué hora se juntarían el día de mañana y luego se marcharon. Pero el más alto de todos le siguió los pasos al baterista sin decirle nada, aún debatiendo entre si decirle o no. Estaba casi seguro que Kai sabía que le estaba siguiendo y aquello le daba más nerviosismo porque quizás este no quería escucharlo. Pero tomando fuerzas extendió su brazo hasta tocar el hombro ajeno y llamarle por su nombre para luego ver como este daba un respingo del susto. Al parecer no lo sabía.

 

—Kouyou…—suspiró tranquilizándose al ver al rubio enfrente. Había estado divagando en su mente y en preparar las cosas para mañana que no se había percatado de la presencia de este, y quizás de ninguna persona que pasaba a su lado—. Perdón, no te había visto ¿Qué pasa?

 

 

—Yutaka, tengo que decirte algo. —Kai asintió incitándole a que hablara. Su mirada no cambiaba ¿Qué era eso que se veía en sus ojos? Una mezcla de resignación y quizás un poco de cansancio. Kai se había resignado a no tenerle ¿Era eso? —. Estoy saliendo con Takanori. —soltó de una vez, aquello le había estado golpeando desde hace un buen rato y quería sacarlo de una vez.

 

 

—Ya lo sabía. —admitió hundiéndose en hombros. Aquella resignación venía por aquella noticia. Ruki se lo había dicho el mismo día que pasó, al parecer el vocalista estaba preocupado de que Uruha pudiera querer más allá de un amigo a Kai y el hecho de darle a entender su lugar era una clase de arma para decir “Kouyou es mi novio” —. ¿Algo más?

 

Uruha se mordió el labio. Estaba más ansioso, es decir, Kai lo sabía y en todo ese tiempo no le había reclamado ¿Tan poco le importaba? Pero él no tenía por qué esperar a que este se enfadara ¿Qué estaba buscando al decirle todo eso? ¿Qué le pidiera que le dejara? ¿Qué le dijera que no estaba de acuerdo? No tenía caso pensar todas esas cosas, él estaba feliz a lado del vocalista. Entonces ¿Por qué le molestaba tanto la indiferencia de Kai?

 

—Ya veo…—susurró como último recurso para no quedarse callado.

 

 

— ¿Qué esperabas, Kouyou? —le hizo alzar la cabeza por su pregunta—. ¿Qué llorara? Eso no va conmigo. Pero debo decirte que sonreírle a tu novio a cada rato empieza a cansarme.

 

 

—Puedes no hacerlo si no quieres, puedes odiarnos a los dos si así lo quieres. —el tiempo parecía haberse detenido una vez más al estar los dos en ese lugar. Las personas seguían andando por todos lados pero ellos no parecían notarlas. Para Uruha sólo existían aquel par de ojos inexpresivos que alguna vez le miraron con tanto amor y cariño, esos labios que alguna vez se curvearon y esa voz que alguna vez le dijo que le amaba. ¿Dónde había quedado todo aquello? Todo aquello que alguna vez le había hecho sentir importante y feliz. Ahora sólo podía tener las sobras de eso.

 

 

—Desearía tanto poder odiarte, Kouyou. —seguía lastimándole, seguía siendo un gran problema para él, el tener que mirarle aún. ¿No podía quedarse ciego? Quizás de esa forma no dolería tanto tener que presenciarle. No podía odiarlo, ese sentimiento jamás se lo concedería a Uruha. Para él, Uruha siempre sería alguien especial.

 

Sus brazos le rodearon, estrechándole con fuerza. Necesitaba tanto poder sentirle entre su cuerpo. Era egoísta, era muy egoísta. Era un enfermo que quería tener el amor de dos personas y herirlas a ambas. Le había fascinado tanto, en ese entonces, jugar con los sentimientos del batero. Y había disfrutado tanto el ver cómo Ruki intentaba llamar su atención de nuevo. Sentir los celos de ambos y besar aquellos labios. Era un asco.

Y deseaba tanto ser despreciado por ambos por causarles tanto daño. Ahora mismo no estaba seguro si de verdad no quería ni un poco a Kai, y dudaba si amaba tanto como presumía, a Ruki.

 

Kai no le apartó, pero tampoco le correspondió. Podía sentir la frustración del más alto. ¿Pero qué estaba buscando exactamente? Debería ser él quien buscara consuelo y no al revés. Se sentía mal por su amigo, ¿Tanto le dolía que no pudiera cederle ni una sonrisa hipócrita? ¿Tanto le dolía no saber qué estaba pensando? Tampoco sabía en qué estaba pensando.

 

Por su parte, Ruki, que se encontraba con el moreno en su auto observando aquella escena dramática—a sus ojos—, sí estaba seguro de qué pensaba.

 

—Entonces no sé por qué estás con él. —frunció el ceño aún no convencido de las palabras de su amigo.

 

 

—Porque… él sí me gusta. Pero yo dudo que él me ame, ¿Entiendes? Lo estás viendo justo ahora abrazado de Kai intentado buscar su perdón o alguna palabra que le haga sentir mejor. ¿Qué tan seguro puedo estar de que verdad siente todo eso que dice, por mí? —seguía observando por la ventanilla. Era cierto que quería a Uruha, le tenía un enorme cariño y estaba seguro de que era en forma romántica. Aquel chico le gustaba, pero quizás él ya no le gustaba. Una persona no puede seguir aferrada a otra por tanto tiempo, quizás no, o eso pensaba él.

 

 

— ¿Estás jugando con él entonces?

 

 

— ¿Te parece que soy yo quien juega con él? Le estoy dando un empujoncito para ver si se da cuenta de lo que siente de verdad. Si soy el indicado entonces seré muy feliz, pero si lo es Kai... bueno, supongo que puedo soportarlo…

 

 

—Eres tan extraño, Taka. —frunció el ceño confundido—. Si yo fuera tú no le daría esa clase de oportunidad, si ese fuera Akira seguramente ahora estaría muy molesto por verlo con alguien más y pensando que quizás le gusta. Le haría alejarse de él. Pero tú pareces hasta feliz de verlo junto con Kai. —escuchó una risita proveniente del más bajo que había dejado de ver a fuera para poder mirarle a él.

 

 

—Es porque yo no soy tan egoísta como lo son tantos enamorados. Entiendo que… si él me gusta debería luchar por él. Pero no tiene caso si no es correspondido y sólo lograría lastimarnos a ambos. Yuu, ya he hecho eso antes. —confesó sonriendo levemente y desviando su mirada al recordar aquello—. Ya he lastimado mucho a alguien y me he lastimado a mí. Si Kouyou es feliz junto a Yutaka, tienen todo mi consentimiento. —volvió a encender el motor para irse de ahí—. A veces es más sano no aferrarse tanto a alguien, y no buscar sólo tu felicidad. Puedes terminar muy mal.

 

Yuu le miró aún más desconcertado. La mirada con lo que decía todo aquello era realmente extraña, porque jamás la había visto en él. Estaba seguro de que lo que hacía, lo hacía para no pasar nuevamente por lo mismo ¿Qué habría sucedido?

 

Ruki aparcó su automóvil en el estacionamiento del edificio del moreno para bajarse luego junto con este.

 

—Mira, ahí esta Reita. De seguro él sí me matará por haberte secuestrado ese rato y no decirle nada. —rió divertido algo que no fue imitado por el moreno, aún estaba preguntándose por el comportamiento del vocalista—. ¿Me estás escuchando?... ¡Iguana!

 

 

—Oigan, ¿Dónde estaban? Yo venía a ver a Yuu y tú te lo llevaste. —murmuró aparentemente molesto.

 

 

—Es que… tenía que mostrarle algo. —sonrió y el moreno le imitó luego de unos segundos—. Les dejo… nos vemos mañana en el ensayo. —se marchó de ahí luego de despedirse de ambos. Subió a su automóvil y lo puso en marcha para regresar a donde su hogar para luego irse a su trabajo.

 

Akira y Yuu subieron al apartamento de este último. Desde el día en que había salido de la cárcel, Akira no le dejaba más de una hora solo, argumentando que le extrañaba mucho y quería recuperar todas esas horas en que no estuvieron juntos. Era tan extraño que Reita le dijera ese tipo de cosas que a veces creía que en verdad le estaba jugando una especie de broma. Pero el otro era sincero.

 

— ¿Te sirvo algo? Tengo agua…. y agua, y tal vez agua. —se quedó de pie junto a la puerta mientras el otro caminaba directo a la sala para dejar su bajo en uno de los sillones.

 

 

—Creo que agua está bien. —sonrió sin que el otro pudiera verle y luego el mayor fue por lo que le había pedido a la cocina. Después de unos segundos se sentó a su lado y tomó su bajo entre sus brazos intentando tocarlo—. No puedes, es mío. Yo toco el bajo, tú no.

 

 

—No debe ser tan difícil, es como la guitarra pero con cuatro cuerdas y más gruesas. —intentaba tocar como había visto que el bajista lo hacía. Le daba curiosidad aprender a tocar otro instrumento—. ¿Lo ves? Esta parte es así. —tocó un par de notas que no pertenecían a ninguna canción que Reita conociera.

 

 

—Creo que has creado algo nuevo. —rió un poco para luego quitarle el instrumento de las manos y ponerlo a un costado—. Necesito preguntarte algo. Quiero saber si de verdad quieres ir. —le miró con algo de seriedad pero no demasiada para asustarlo.

 

 

— ¿A casa de tus padres? Pues, no veo por qué no. Supongo que tu mamá es grandiosa si me ha invitado. —se hundió en hombros restándole importancia a aquello. Pero el semblante del menor lucía diferente, era como si de verdad algo le preocupara—. ¿Por qué estás tan serio? ¡Vamos! ¿Qué puede salir mal?

 

 

—No sé cómo presentarte con mis padres… ni con mi hermana. —al moreno se le ocurrió de inmediato preguntar “¿Tienes una hermana?” pero lo descartó puesto que era más importante lo otro que había dicho—. Aquella vez… fue por teléfono. Fue fácil, pero ahora que será en persona no sé si pueda responder todas las preguntas que me hagan. Recibir todas las críticas que me digan.

 

 

—No sabes cómo decirles de frente que eres homosexual y tienes un novio varón. Es eso. —Akira se quedó callado y Aoi suspiró. Entendía que no debía ser nada fácil el decírselos a sus padres, eso ya lo había hecho. Pero era mucha menos presión que el tenerlos a centímetros de ti y escuchar atentamente cómo tu padre te dice que eres un asco.

 

 

—No quiero que pienses nunca que me avergüenzo de ti, ¿De acuerdo? Me es difícil, pero nunca me avergonzare de que seas mi pareja. De lo que siento por ti. —se acercó a él para besarle luego de decirle aquello. Era cierto que les diría a todo el mundo que Yuu era su novio, sólo debía saber cómo hacerlo.

 

Aoi asintió para tranquilizarle, aunque hace escasos segundos aquella idea le hubiera atacado. Después de todo no era fácil aceptar que eras “diferente”  para las demás personas. Sabía que Akira tenía su orgullo y se la daba de muy hombre con todos los que conocía, y aunque aquello no lo hacía menos hombre, eran prejuicios con los que se crecía.

No le culpaba. Pero dudaba de hasta dónde Akira le reconocería como a la persona que quería. ¿Con sus amigos diría que es sólo un amigo? ¿Con las chicas diría que es su amigo?, ¿Con quién le llamaría diferente y no se atrevería a tomarle de la mano?

Pero él también dudaba si podría hacer todo aquello frente a personas con las cuales pudiera sentir un poco de miedo si se enteraran que le gustaban los hombres.

 

 

***

 

 

Acababa de recibir un mensaje a su celular de Takanori deseándole una linda noche buena y futura navidad. De esos mensajes con emoticonos que mandas a todas las personas de tu lista de amigos para que crean que te acordaste de ellas, pero también tenía un pequeño mensaje: Suerte con tus suegros.

 

Los padres de Akira vivían en Kantou prefectura de Kanagawa. Su hermana mayor vivía en otro lugar de Tokio pero también viajaría a la casa de sus padres para conocerle. Se sentía nervioso, ¿Toda su familia juntándose para conocerle?  Hubiera preferido mil veces fingirse enfermo ese día y no viajar a ningún lugar. No era tan fácil como sólo pensar “iré a ver a los padres de Akira” sus suegros, como decía Ruki. Pero no podía hacerlo, seguro Reita se molestaría o pensaría mal de aquella acción. Al igual que quedaría mal con el señor y la señora Suzuki.

 

Kai también le había deseado buen viaje y feliz noche buena, pero él por llamada, era menos tacaño. Aquel baterista había terminado por aceptarle y ahora se llevaban bien, no eran muy amigos, pero se llevaban bien y conversaban muy constantemente. Le había dicho que sólo debía ser amable y comportarse como él era, que seguro les caería bien a todos porque era una persona agradable.

 

Kouyou fue el último en decirle que le fuera bien en su viaje. Por medio de un mensaje diminuto con las palabras “Buen viaje, me saludas a los suegros” seguido de una carita feliz. Aunque era mucho más pequeño que todos los mensajes anteriores se lo agradecía mucho pues no debió ser fácil el decidir mandarle aquel mensaje. Estaba seguro que aún no le aceptaba del todo.

 

Luego de unos minutos llegaron a su destino. Tuvo que zarandear mucho tiempo a Reita para que se despertara y pudieran bajar del autobús antes de que el conductor se desesperara y se los llevara de regreso. Aunque aquello no le molestaría al mayor.

Eran alrededor de las siete de la noche y el cielo seguía claro con el sol a unos cuantos minutos de esconderse. Nunca había estado en ese lugar así que pretendió no moverse para ningún lado si no era con el rubio. ¿Qué tal si se perdía?

 

Bajaron sus maletas y comenzaron el trayecto a casa de la familia Suzuki. No quedaba muy lejos así que podían llegar a pie.

 

—Es un bonito lugar…—murmuró mientras caminaban por aquellas calles que desconocía por completo. El rededor era tranquilo, había gente en una que otra calle y los niños estaban en las calles jugando—. ¿Llegamos tarde?

 

 

—No creo. Mamá debe estar terminando apenas la cena así que podemos llegar y ayudarla para luego cenar todos juntos. —seguía arrastrando la maleta con ruedas que traía. Iban a quedarse una semana como máximo para que su madre tuviera la libertad de conversar con su novio y hacer todas las preguntas que sólo una madre tiene en mente. Pero también era agradable volver a casa, hace mucho que no estaba en casa y sería divertido recordar todas aquellas cosas que vivió ahí y ver a su hermana cómplice de travesuras cuando joven.

 

 

—Seguro. ¿Sigues preocupado? —Akira negó mientras le cedía una sonrisa y seguían caminando.

 

Llegaron a casa de Akira luego de unos minutos a pie. Se encontraban los dos frente a la puerta de madera dudando si tocar el timbre o no. Reita intentaba recordar si este funcionaba al igual que coordinar las palabras para decirles a quien abriera.

 

— ¿Qué tal “¡Feliz navidad!”? —le dijo a su acompañante imitando la cara que pondría al decir aquella frase haciéndole reír al moreno.

 

 

—Aún no es navidad, Akira. Vamos, sólo debemos tocar la puerta y decir buenas noches. —caminó los pocos pasos que le faltaban para llegar hasta la puerta e ir directo a tocarla.

 

 

— ¡No! ¡Espera, Yuu! Aún no sé qué decir ¡Sólo unos minutos más! —le jaló impidiéndole avanzar y tambalearse un poco por la fuerza ejercida. Aoi se volteó para verlo luego de que bufara—. Perdón… pero en verdad no sé qué decir ¡Ayúdame a pensar!

 

 

—Podrías decir simplemente “Hola familia, me alegra verles” —ambos voltearon a ver a la dueña de esa voz. Quien acaba de abrir la puerta luego de que escuchara cómo su hermano no podía tocar la jodida puerta para entrar de una vez. Posó sus ojos en su hermano menor: había cambiado bastante, su cabello estaba teñido y ahora era, obviamente, más grande. Pero la banda seguía en su nariz. Luego pasó a quien le acompañaba e hizo una ligera mueca con su boca, era lindo—. Pasa de una buena vez si no quieres que mamá siga diciendo por todos lados “Ue-chan no nos ama”.

 

Abrió la puerta por completo dejando ver parte del pasillo de la casa y una luz al fondo. Akira miró a Yuu y este le hizo un ademan para incitarle a ir dentro muy convencido de que todo estaría bien. Reita tomó una gran bocanada de aire y puso los pies dentro de la que siempre sería su casa, su hogar. Aoi entró después de él y luego de esto la joven cerró la puerta y todos caminaron hacía el comedor donde se encontraban sus padres.

 

El rubio estaba muy nervioso mientras escuchaba la voz de sus padres platicando y riéndose, sonrió al escuchar una de las bromas de su madre tan normales que solía hacer por cualquier comentario. Las luces del pasillo estaban apagadas y sólo la de la cocina y la del comedor estaban encendidas. Aún así, no fue difícil caminar hasta allí.

 

— ¡Hola familia! ¡Me alegra verles! —exclamó cuando estuvo enfrente de aquellas dos personas que eran sus padres, imitando lo que su hermana había dicho pero de una manera más animada pero como si lo hubiera ensayado para una obra de teatro.

 

 

— ¡Akira! —su madre corrió hasta él dejando de acomodar los platillos en la mesa. Le abrazó con fuera mientras sonreía y le decía lo mucho que le había extrañado. Muy feliz de ver a su hijo que desde hace mucho tiempo no había podido verle—. ¡Pasa! Siéntate que ya casi está todo listo para la cena.

 

La hermana de Akira le dio un empujón al moreno ya que este se había quedado callado y parado detrás del otro sin decir absolutamente nada. Aoi entendió de inmediato que debía saludar y presentarse.

 

—B-buenas noches. —titubeó sintiéndose como todo un estúpido en ese momento. Pero de un momento a otro su seguridad se había ido de improviso—. Mi nombre es Shiroyama Yuu. —hizo una reverencia en forma de saludo enfrente de la madre de Akira a quien no se había atrevido a ver a los ojos.

 

 

—Yuu…—susurró la mujer adulta mientras le veía de pies a cabeza. Se quedó en rato mirándole en silencio haciendo sentir mucho más ansioso al otro, cuando se dio cuenta sonrió casi nerviosa por su distracción y extendió su mano para saludarle—. ¡Oh! ¡Discúlpame! Es que me quedé pensando. Es un gusto, Yuu. Pasa también, siéntate por favor y siéntete cómodo.

 

Luego de estrecharle la mano se fue directo a la cocina para seguir trayendo las cosas de esta para la mesa, Akira le acompañó luego de que saludara a su padre. De nuevo debía presentarse y saludar, pero ahora era ese hombre que no estaba de acuerdo con la relación que llevaba con su hijo así que era mucho peor.

 

—Es un gusto conocerle, señor Suzuki. —dijo casi de inmediato esperándose cualquier respuesta. Pero no le llegó ninguna de parte de aquel hombre y prefirió no decirle más y caminar casi huyendo de ahí hacia la cocina para ayudar en lo que pudiera.

 

Los tres acomodaron la mesa para la cena de noche buena. Aoi lucía realmente preocupado e incómodo por la indiferencia del padre del rubio, esto lo notó Akira y no le agradaba. Necesitaba hablar con su padre, hacerle entender que Yuu no era una mala persona y que le quería de verdad. La pregunta seguía siendo la misma: ¿Cómo?

 

Todos se sentaron a la mesa para comenzar con la cena de esa noche. La madre de Akira era realmente amable con él y cocinaba delicioso, no dudó en decírselo.

Luego de que terminaran todos con sus alimentos vino el postre, un rico pastel horneado. Recordaba que su madre también sabía hacer ese tipo de postres y sonrió con nostalgia cuando probó el primer bocado, era bastante bueno recordar cosas como esas.

 

La familia de Akira no era muy distinta a la suya, o al menos eso creía. La misma calidez que se siente cuando estás en una de esas fechas en las cuales todos se reúnen. La comida y las bromas un tanto tontas entre los hermanos. De repente sintió unas enormes ganas de volver a su casa y tomar chocolate caliente junto con todos, hacerle bromas a su hermana de que estaba apunto de caérsele encima y escuchar las risas de su hermano. Pero luego recordó que su padre se encontraba en prisión ahora mismo y que por ello ninguno debía estar muy alegre como para celebrar noche buena, si sintió un poco culpable o quizás tristeza por aquello que sucedió. Quizás sus hermanos también estaban asqueados de él pues en ese tiempo que estuvo en prisión nunca vio a ninguno de ellos.

Extrañaba Mei, de verdad lo extrañaba.

 

Su cara debió haber cambiado por todos aquellos pensamientos pues Akira le preguntó si estaba bien luego de unos segundos de estar perdido en su mente. Este asintió fingiendo una sonrisa y regresando a comer el postre.

 

—Bueno, creo que todos nosotros queremos saber lo mismo… ¿Eres su pareja, verdad Yuu? —su hermana fue quien terminó por romper el silencio que todos habían creado al no animarse a comenzar con el cuestionamiento hacia el moreno.

Notas finales: Jaja, ya es noche buena... ok, creo que me adelanté un poco pero no importa ¿Verdad?

No tengo mucho qué decir, sólo pienso que... que les agradezco mucho sh tiempo y que lean. Y que me dejen rws... sí, eso lo agradecería mucho.


¡Chau! ¡Nos leemos en el próximo capitulo! y quien lee ahora The end y quiere seguir leyéndolo ¡Nos leemos el miércoles!

¡Abrazos para todos!

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