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Logra tus deseos. por Lizama24

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Notas del capitulo: Hola mis queridos lectores. Les he traído un nuevo capitulo luego de tanta ausencia.

Advertencia: a partir de aquí el fanfic cambia radicalmente. Leer notas finales por favor.

Los días habían iniciado como ya era costumbre desde que el invierno había empezado. Así como las calles adornadas de aquellos colores a causa de las festividades Ya era una menos pensó Uruha luego de que la navidad por fin abandonara su lugar en el mundo. Sólo restaba el año nuevo, y como era de esperarse todas las personas en Tokio estaban más que dispuestas a darles un día de su vida a aquella festividad que habían llevado por años aunque algunos no fueran creyentes.

 

Pero lo importante para Kouyou no era que faltara el año nuevo, tampoco que tuviera que viajar ese día a ver a su familia porque en navidad no pudo hacerlo por la razón de que no le dio la gana. Lo importante para él ahora mismo era que Yutaka estaba enfrente de él, mostrándose con aquel rostro tan tranquilo y seco a la vez, sin tener la mínima idea de por dónde empezar con lo que sería una clase de confesión y disculpa.

 

— ¿Y bien? —insistió una vez más el moreno para que el otro hablase al fin de algo sumamente importante según él—. Llevo sentado aquí media hora y no creo que tomar chocolate caliente sea lo que estás buscando.

 

El rubio sonrió con suavidad al escuchar lo que decía. Kai lucía espectacularmente bien en su sillón, en su casa, o quizá simplemente enfrente de él. Sentía una clase de pesadez al verle justo enfrente de él y con esa poca felicidad que le regalaba. Pero decidió dejarse de estupideces por primera vez en su vida y habló claro.

 

—En noche buena yo tuve una discusión con Ruki, no quiero que pienses que lo que te voy a decir es a causa de esto. Bueno sí, pero si eso tiene qué ver es porque gracias a esa discusión yo me di cuenta de algo. —el batero le observaba atento mientras jugaba con la taza entre sus manos. Vigilaba el reloj detrás de Uruha y daba golpecitos con las puntas de sus tenis en el suelo, estaba tranquilo, quizás demasiado tranquilo—. Tanabe, ¿Me creerías si te dijera que me gustas? Que cuando me fui a Londres en quien pensé fue en ti y no en Taka. Que no he podido dormir tranquilo ni respirar desde que tú me evitas. ¿Me creerías, Kai?

 

 

—No. —y entonces sintió que toda su seguridad se iba al demonio.

 

Aquello no era una especie de película romántica y él lo sabía, pero la vida podría llegar a ser más tensa de lo que debería ser cualquier cosa.

Se quedó sin habla, y es que la diminuta respuesta de la cual fue presente, acompañada de aquellos ojos que le mostraban lo mosqueado que estaba el otro, no le había dado alternativas ni para discutir sobre aquello.

 

—Pero… es verdad. —susurró como último recurso mientras se aseguraba de no arrancarse los cabellos en aquel momento. El reloj seguía moviéndose, Kai lo observaba muy concentrado cada cinco segundos, porque sus miradas no podían estar más de cinco segundos cruzadas.

 

 

—Entonces. Te gustaba Takanori, no, le amabas. Luego de que fuiste su novio te diste cuenta de que te gustaba yo ¿Cuándo seas mi novio quién te gustará? ¿Akira? ¿Yuu? —y había extrañado mucho tiempo aquella sonrisa, y ahora que le era regalada no podía disfrutarla porque no era que él hubiera deseado. Y siendo sincero consigo mismo, aquello sonaba realmente patético pero muy acertado—. No sé si de chiquito no te prestaban atención pero de esta forma no creo que ganes mucho, Kouyou. — ¿Dónde había quedado aquel amigo tan lindo que poseía?

 

—Entonces, ¿Esa es tu respuesta? ¿No me creerás y me dejarás sufrir así como así? ¡Si podemos estar juntos! —el calor de su taza iba desapareciendo. Kouyou siempre había sido así de dramático. El batero sacudió la cabeza negando mientras una sonrisa se plantaba en sus labios, se restó cinco segundos a su vida y devolvió su mirada a la ventana que tenía la casa del más alto a un costado intentando divisar la casa de enfrente.

 

 

—No podemos, más bien, no quiero estar contigo. Quizás para ti sea muy fácil hacer o decir cosas como estás pero deberías pensar sobre lo que piensan los demás. Las cosas no se olvidan y las palabras, aunque pobres, siguen causando efecto. —se levantó del sofá para dejar el chocolate sobre la mesa del living. Cogió su abrigo del sillón en el que anteriormente estaba y se lo puso casi de inmediato cuando Uruha se levantó, parecía temblar, quizás eran demasiadas cosas para él pero aquello no iba a terminar como deseaba, no era un sueño, no era una ilusión.

 

Así como entró, salió. Con la misma distancia que le había tenido desde hace mucho tiempo y la cual no podía acortar por más que lo intentara. Había sido un iluso al pensar que Yutaka cedería ante unas cuantas palabras confiado de que lo haría por el hecho de que eran pronunciadas por sus labios. Al parecer Kai era menos tonto de lo que había pensado esa vez en la cual le mintió sobre Aoi. Tenía cerebro y amor así mismo, lo suficiente para alejarse de él.

Giró su cabeza hacia el reloj de su pared, se había preguntado muchas veces durante esa media hora qué había estado viendo. En realidad no veía nada, el reloj estaba sin pila y estaba parado, sin embargo el tiempo seguía su curso y Kai ya se había marchado hace unos minutos.

 

Tomó su cabeza entre sus manos y sacudió con frenesí soltando alaridos. Estaba cansado, ya había estado mucho tiempo con estupidez en su cabeza como para seguirla teniendo encima. Se sentía enojado, ¿Por qué había tenido que hacer todo aquello? Sin medir la mínima acción esperando una reacción. Claro, ¡El era Uruha y tenía el poder de hacerlo todo!

 

—El poder de hacerlo todo… ¡Pero no jodas! —se gritó a sí mismo mientras se hundía nuevamente en el sofá y admiraba el techo, aquel que era el único que se quedaba y jamás se marcharía de su casa.

 

 

***

 

La mujer adulta le había dejado encargada la cena de esa noche porque según ella así podría conocer los gustos de cada uno de ellos. Los de Akira los conocía completamente, o al menos lo suficiente. Por otro lado, no podía armarse de valor para preguntar al padre del bajista cuáles eran sus gustos, y estaba seguro de que no podría cocinar bandas.

 

Prefirió mejor preguntarle a su pareja y que este la ayudara. La cena pasó sin muchas novedades más que todos aludiendo el buen cocinero que era. Aquellas frases que las personas están obligadas a decir cuando haces algo por ellas.

 

Kiyomi  se había vuelto la piedrita de su zapato, esa joven no le dejaba en paz en todo el día. Se la pasaba diciendo lo bueno que era para todo lo que hacía y cuando Akira no estaba presente siempre intentaba seducirlo. Había pensado muchas veces en decirle a Reita lo que su hermana estaba haciendo pero temía que este no le creyera o quizás simplemente no tenía la valentía para decir aquello y esperar a que el rubio armara una escena enfrente de sus padres en donde él terminaría mal, muy mal. Decidió callárselo y afrontar el problema él solo.

 

 

Luego de que Akira le dijera que iba a salir a comprar unas películas que podrían ver juntos, él decidió tomar una ducha para luego esperarlo. El clima no había cambiado, así como tampoco la tensión de estar en ese lugar.

Mientras alistaba su ropa para bañarse recibió una llamada del vocalista de su banda y no dudó en contestarle y ponerse a hablar con él.

 

—No puedo creer todo lo que me cuentas, Taka. —estaba realmente asombrado, tanto por lo sucedido como por la tranquilidad con la que el más bajo hablaba sobre eso—. Empiezo a dudar de que le querías, ¿De verdad que no estás ni un poco triste por eso? Mira que no me lo hubiera esperado.

 

 

No es eso, de verdad estoy un poco triste pero ¡La vida sigue, Yuu! Y espero que Uruha sea muy feliz a su lado, claro que no se van a casar pero tú entiendes. —hizo una pausa en lo que Yuu dejaba de reírse—. ¿Cómo está todo por allá? ¿Qué tal la convivencia con tus suegritos? Ayer hablé con Reita y me contó muchas cosas sin sentido, empezando con que el perro que había vivido cinco años frente a su casa ya no estaba. Así que debía preguntarte mejor a ti.

 

 

—No sé cómo explicarte. Son buenas personas y bastante amables. Su padre sigue teniendo como rechazo hacia mí pero he podido conversar con él en varias ocasiones. El único problema es su hermana, esa tipa está loca o algo así. —soltó el móvil para buscar entre su maleta, sosteniéndolo sólo con su mejilla y su hombro.

 

 

¿Ya conociste a Kiyomi? ¿Qué te hizo? A mí me agradó mucho esa chica, es una gran violinista ¿Lo sabías?

 

 

—Eso realmente no me importa, ella me acosa, estoy harto. —Takanori tardó en contestar y empezó a desesperarse por lo que cortó la llamada y se fue directo a la regadera sin esperarse—. Quizás sólo estás un poco amargado, Shiroyama. —se dijo y empezó con su tarea de tener su baño relajante y quitarse el frío al menos mientras se mantenía bajo el chorro de agua.

 

***

 

Tres segundos había durado su paciencia para esperar el timbre de la última hora que tenía en su clase de música. Podía imaginar a su maestro gritarle la tarde siguiente por su irresponsabilidad así como el que le dijera que de esa forma jamás conseguiría ser un artista como tanto deseaba. Pero en aquel momento, preocuparse por el futuro no era algo que tomara en cuenta.

 

La chica que le había llamado fue bastante directa “tienes que venir, Takanori” y es que el nudo en su estomago había sido más fuerte que cualquier otro dolor experimentado en su vida hasta ese punto. Sentía un fuerte dolor en su hombro probablemente porque chocó contra muchas personas, así como el que sentía en sus piernas por tanto correr. Más terrible era esa desesperación que sentía en su cabeza, aquello que le gritaba que corriera más rápido para llegar aún más pronto a la casa de su novia.

 

Aquella chica morena de autoestima baja y cerebro débil, como le había descrito en varias ocasiones. Takanori sabía perfectamente que esta joven no era feliz. Quizás lo había sido muchas veces pero simplemente ella no lo sabía, y es que se había aferrado tanto a la idea de que debía sufrir. Pero al mismo tiempo odiaba su sufrimiento.

 

Sus ojos apagados cada vez que la veía, aquellos ojos quería encenderlos como él los tenía cuando le miraba a ella. Esa sonrisa que surgía en sus labios quería presenciarla en los de ella. Estaba seguro de que privaba al mundo de una belleza deslumbrante detrás de todo ese dolor y tristeza. No estaba dispuesto a verle llorar una vez más a causa de sus problemas y heridas. Muchos menos que se dañara de nuevo ella misma.

 

Y es que para Takanori esa mujer era la más perfecta del planeta tierra. Su primer amor y con quien quería permanecer el resto de su vida, promesas tontas que se tiene de joven pero que en ese momento son más importantes que tu propia vida. Se había hecho su protector y había jurado a lo más sagrado hacerle feliz.

 

Mientras más se acercaba a su destino su nerviosismo crecía, quizás no debía llegar nunca y así no tendría que arriesgarse. Pero las puertas estaban más cerca de lo que jamás hubiera esperado y cuando esta última se abrió sus cabellos negros fueron los únicos que intentaron cegar su vista, o más bien, su realidad.

 

Reila. chilló mientras se acercaba cada vez más e intentaba aclarar su mente, que sus manos dejasen de temblar y su voz no se quebrase más a cada respiración.

 

Se olvidó de que en algún momento no quería saber aquello, apartó sus cabellos de sus ojos para poder observar por completo la escena, aquella que deseaba fuera de una película trágica.

Pero la piel tan blanca de esa chica no podría conseguirse ni con el mejor maquillaje que existiese en Hollywood. Su cerebro abandonó su cabeza y se echo a andar dejándole solo en aquel suceso que tal vez sería uno de los más dolorosos en su vida.

 

Todas las sonrisas del día anterior habían sido para que se confiara y no le buscara en toda esa tarde, para que no le llamara mientras se encontraba en clases para preguntarle qué hacía y cómo estaba. Reila se había suicidado y quizás llevaba mucho tiempo planeando el día de su muerte. Aquella mujer le había mentido de la mejor forma para que él creyera que estaba bien.

 

«Jamás habías sido feliz conmigo ¿Cierto?» se dijo mientras el cuerpo era retirado de las blancas sabanas impregnadas de su aroma y unas cuantas gotas de sangre. Takanori pensó que el haberse quitado la vida con pastillas hubiera sido menos doloroso para ella que desangrada. Al final eso ya no importaba.

 

Su sustento simplemente nunca había existido y luego de todas esas palabras de que le amaba el día por fin había llegado. Se había marchado sin ningún remordimiento ¿De qué tenía que preocuparse? Si después de todo Takanori nunca le interesó y simplemente fue alguien con quién pasar sus últimos días que deseaba sufrir en silencio.

 

A Ruki le hubiera gustado tanto que le contara sus problemas al menos una vez, y no que existieran sólo para ella. Porque aquello quizás era más crudo de lo que se podía pensar.

 

Observó cómo se llevaban su cuerpo y cómo su familia lloraba la perdida. No tenía derecho a llorar por alguien a quien jamás quisieron, porque se le querían ¿Por qué Reila era tan infeliz? No les culpaba, pero consideraba que ellos también tenían parte de culpa. Y se culpaba a sí mismo por ser tan imbécil e inútil.

 

 

 

 

Abandonó aquella casa al ponerse el sol, luego de que Reila se marchara por donde había entrado tantas veces. Aquella casa en la cual le vio tantas veces con esa enorme cabellera negra, esos ojos tan deprimidos por las noches, y en el lugar en el que sintió cómo su corazón se quebraba centenares de veces.

No tenía caso volver a pisar aquel suelo si ella no saldría por la puerta principal a recibirle, o su hermana le diría que en seguida bajaba. No tenía caso volver a marcar el número de su móvil para desearle buenas noches y que mañana tuviera un hermoso día.

Los motivos por los cuales seguir caminando por aquellas calles en las cuales ella pasaba se esfumaron.

Las razones para, que después de clase, fuera al salón donde estaban los alumnos de música clásica ya no existían.

 

Pero aun cuando había perdido miles de motivos para hacer diversas acciones, persistía uno para que siguiera creando música, para que siguiera cantando y expresándose a través de su voz: que un día volviera.

 

Porque así, él tendría algo que mostrarle con una sonrisa, y que ella de igual forma le dijera “Es bellísima”.

 

 

 

 

—Y pensar que de esa forma nació Reila. —susurró casi en un hilo de voz mientras que se secaba las lágrimas y apagaba los sollozos. Sin embargo, le había encantado desahogarse.

 

 

Debe ser un tipo de halago por el que le pusiste su nombre, ¿O no se te ocurrió otro? —no había podido formular otra pregunta pues estaba aun en shock y no creía salir de este pronto.

 

 

—No, Yuu. Es porque mientras que yo pueda cantar esa canción… Reila sigue hablándome, sigue gritando y llorando. No podía dejarla marchar. —finalizó para luego cortarle la llamada ahora él y tirar el celular muy lejos de su vista.

 

***

 

Luego de que terminara aquella conversación se había quedado dormido, su cabello seguía goteando pues no se lo había secado del todo. Estaba muy cansado y no había tenido la suficiente fuerza para quedarse despierto. Luego se disculparía con él y verían las películas mañana. No existían culpas.

 

Cuando casi se quedaba dormido escuchó cómo abrían la puerta. Cerró con fuerza sus ojos y lanzó un gruñido para que Akira entendiera que le dejara dormir. Escuchó a quien había entrado acercarse hasta la cama y luego recostarse a su lado. No abrió sus ojos en todo ese momento pero sí se acercó hasta él y le rodeó con sus brazos.

 

No supo cuál había sido el problema, si su sueño o que estaba aún embalsamado en la historia de Ruki que no se dio cuenta de que aquel cuerpo al cual abrazaba era una mujer y no un hombre. Pero lo supo casi de inmediato cuando esta le besó en los labios tomándole desprevenido pero haciéndole abrir los ojos casi de inmediato. Así como Akira lo hizo también, luego de que entrara en la habitación.

 

— ¿Qué están haciendo? —su voz se notó completamente molesta.

 

Y Aoi despertó más que nunca.

 

 

Kiyomi había salido casi de inmediato corriendo de allí, Akira intentó detenerla pero esta no lo dejó y entonces ambos se quedaron a solas para poder pelear “tranquilamente”.

Reita no sabía qué decir, estaba furioso. Y por más que Yuu le dijo que todo era un mal entendido, este no pareció ablandarse. Y es que era demasiado para él el verlos a los dos abrasados y besándose, como para creerle algo como “tu hermana es quien me acosa” todo aquello que se calló debió habérselo dicho en el momento y quizás así eso hubiera sido diferente. Akira era una persona muy celosa, pero el hecho de presenciar algo como aquello quizás había sido un golpe bastante doloroso. Al principio no podía creerlo, más bien no quería.

Pero no había tenido tiempo para pensar demás.

 

Estaba ahora seguro de que debió haberle dicho lo que sucedía.

Quizás así, Akira no le hubiera corrido de su casa a la media noche.

 

 

Notas finales: sasu98: Lo siento, que Ruki conociera a alguien se me haría algo realmente rapido luego de que apenas terminara con Uruha, te lo debo. Ahí está la escena.

Kary: que se cayera de un puente no lo tomé literal.

Chibibeast: lo mismo, Ruki conocerá a alguien luego. Uruha y Kai no se arreglaron... ok creo que no les correspondí más que con la escena .-. en este cap, pero en los próximos verás que Uruha y Kai se reconciliarán. En cuanto a Tsuzuku, volverá luego.

lion king: Aoi no pudo correr .-. jaja. Fue echado.

Bien, esas son todas las peticiones que intenté seguir pero que iré tomando dos de poco a poco.

Ahora: les quiero pedir una disculpa a todos ustedes por varias razones. La primera, todo este tiempo he escrito algo que quizás jamás quisiera haber escrito; me explico, desde un principio quería hacer esto algo romántico pero sobre todo que mostrara lo que es luchar por tus sueños, deseos, anhelos y me desvié rotundamente haciendo un drama sobre relaciones amorosas que no tiene fin. El tope fue la hermana de Akira y me di cuenta de que esto no iba a terminar nunca o quizás terminaría con todos casados y con hermosas familias luego de afrontar los problemas amorosos. No, no, no y no. Esto no me gusta.

Les agradezco a todos, y lo saben, por su apoyo, sus rws, sus leídas y demás cosas. Saben que les estaré siempre agradecida. Pero si planeo terminar esto como yo quiero y como siempre he querido, sintiéndome cómoda y satisfecha. El drama, los lloriqueos, las personas metiches, los homófobicos, que la hermana de Akira, que Uruha no sabe a quién ama, que Ruki y Reita peleándose por Aoi, que el corasoncito de Uruha roto, Kai roto, etc. Se acaba, se acaba y punto. El drama no tiene la culpa, ni ustedes, ni nadie más que yo. Porque ustedes leyeron sin dudarlo y les gustó sin dudarlo. ¡Y es fantástico! Pero no es lo que yo quiero.

Ahora, mi barquito zarpará y me llevaré a quien quiera acompañarme a partir de aquí. Claro que no dejaré las cosas inconclusas con las relaciones de cada uno, pero ellos seguirán su sueño. No estoy muy segura de si podré hacerlo pero lo intentaré.

Y esto terminará como lo planeé desde un principio.

Gracias por su atención. Creo que se me olvida algo pero no sé ahora mismo qué.

Hasta el próximo.

Pd: todo lo "malo" que pasó fue para dar paso a el siguiente capitulo. Ya verán si es lo que quieren.

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