La camioneta se estacionó y los dos que estaban despiertos optaron por despertar al resto de sus compañeros. Aquellos parecían muy cansados pero sin duda nadie lo notaría con los cubre bocas y gafas oscuras que traían. Esos accesorios se habían vuelto sus mejores “compañeros” desde que iniciaron con eso del Visual Kei y se hicieron famosos, era lógico que la imagen importara mucho.
Al descender todos se encontraron con varios fans esperándolos, eso era bastante agradable para todos ellos; el ver a todas esas personas gritar emocionadas por su llegada. Era un buen recibimiento. El staff bajó antes que ellos y cuando menos se dieron cuenta ya se encontraban adentro del lugar en donde darían el concierto pues Kai les había advertido que llegarían directo allá para arreglar los detalles antes de que todos corrieran a quién sabe dónde para recorrer la ciudad entera. Quería tener la seguridad de que le ayudarían.
Takanori estuvo al tanto de que toda la decoración que tendría el escenario estuviera bien, así como limpios todos los asientos y demás partes. El sonido también fue verificado junto con todos al checar cómo sonaban los instrumentos.
La iluminación, los instrumentos que se usarían, la lista de canciones y los efectos que se usarían. Casi todo estaba listo con excepciones de detalles que no pudieron terminar por arreglar pero que a la llegada de la tarde pidieron un descanso urgente. El staff salió del lugar para darse un merecido descanso y ellos permanecieron ahí un poco más.
—Vamos de compras, ¿Sí? —Ruki se mantenía sentado en uno de los tantos asientos mientras checaba varias cosas en su notebook y mantenía la vista fija en esta.
—Cuando tenga cosas qué comprar te acompaño—como siempre Kouyou no parecía interesarle eso de salir a tiendas por ahí y gastarse todo su dinero, pero tampoco es como si no le gustara salir por ahí y claro que sí se le antojaba un poco.
—No le veo lo malo—esta vez fue el mayor quien habló mientras se guardaba su guitarra en una funda y camina directo a donde se encontraba el resto—, pero creo que deberíamos esperar a Yutaka. Sería descortés dejarle arreglando las fallas del sonido e irnos por ahí.
Todos decidieron que era una buena idea esperarle. Así que cuando este se desocupó todos salieron del lugar rumbo a cualquier centro comercial que encontraran ya fuera para comprar o por simple placer de pasar el tiempo recorriendo aquel lugar.
En un determinado tiempo todos se dispersaron yendo hacia las tiendas de sus preferencias. Por su parte, Yuu se fue directo junto con Kouyou a una tienda de música para ver si había guitarras que les llamara la atención.
Había miles de ellas en muchos pasillos, de tantas marcas y modelos. Algunas mejores que otras ya fuera porque tuvieran más pastillas o porque fueran de marcas reconocidas. Desde hace mucho tiempo que ambos disfrutaban de visitar aquellos lugares juntos e intercambiar comentarios sobre las diferente guitarras que encontraron, en cierto modo era algo que los unía; una pasión que ambos conocían gracias a sus dedos. Con Akira era parecido, pero un bajo nunca se compararía con una guitarra lo vieran de un lado amable o no. Eran instrumentos distintos.
Takashima pronto eligió una que le había fascinado por muchas razones y no dudó en tomarla, mientras que el otro prefirió seguir buscando.
—Esta noche creo que debemos dormir en parejas, pero no sé quién se quedará solo—le comentaba caminando junto con él hacia la caja— ¿Quieres quedarte conmigo?, ¿O le vas a preguntar a Akira? —le sonrió de forma maliciosa y Yuu rodó los ojos con fastidio.
—Iba a decirte que sí, pero creo que mejor me quedo con Takanori. No me hará comentarios fuera de lugar como tú—aquello no le convencía ni a él, el vocalista era quien más le había jodido con aquello pero sin duda podía callarlo más fácil que al otro.
—Oh, bueno. Yo lo hacía por Reita—se hundió en hombros para luego sacar su tarjeta de crédito para pagar aquello que había adquirido en ese momento.
El moreno terminó por irse de allí sin haber comprado nada, mientras que el menor le presumía su nueva pieza de arte con una sonrisa bastante amplia en sus labios.
Era una verdadera lastima que ninguna de aquellas guitarras pudiera convencerle, pero sin duda no se iría de ahí sin comprarse al menos un recuerdo.
Fueron directo a buscar al resto para poder regresar todos juntos al hotel en donde se hospedarían todos. Conversaban de cosas sin mucha importancia hasta que dieron con su líder hablando por teléfono con una sonrisa, muy animado. Sin duda la persona del “otro lado” era su novia, él siempre sonreía como bobo cuando de ella se trataba y entre los dos comenzaron a hacerle bromas como si fueran unos críos, ¿Tenía algo de malo jugar con el ogro de vez en cuando? Ninguno de los dos lo consideró así.
Pero luego de que Kai se disculpara y colgara les dio pavor seguir parados ahí; prefirieron ir a buscar a sus otros dos amigos. Y como por buena suerte les encontraron juntos comprando prendas que les gustaran, Suzuki ya tenía tres bolsas en mano y eso que dijo que no compraría absolutamente.
Ambos se acercaron con una sonrisa burlona que iba directo a Takanori.
—Sí, le compré eso—suspiró resignado cediéndole una mirada acusadora al bajista para luego rodar los ojos—. Pero mejor no me digan nada. ¿Y Tanabe? Creo que ya es hora que nos vayamos.
—Me sorprende escuchar esas palabras de ti, creí que te sobraba mucho tiempo y disposición para acabarte el dinero de tu tarjeta de crédito. —dijo en tono burlón el mayor a todos mientras tomaba la mitad de las bolsas que el vocalista cargaba para ayudarle a llevarlas ya que él no cargaba nada.
—Es que el dinero sí se le acabó—Akira estuvo apunto de reírse hasta que escuchó de parte del primer guitarrista que era por su culpa—. Mmm sí, eso debe ser—afirmó sin remordimiento alguno.
—Yutaka se quedó por ahí, en el camino lo encontramos—afirmó Kouyou.
A los pocos minutos dieron con él y así tuvieron la libertad de irse directo al hotel para descansar un poco. Aún no era muy de noche aunque ya había oscurecido, pero un buen descanso no le hacía daño a nadie y disfrutarían de recostarse un rato o hacer cualquier cosa sin provecho alguno.
Como le había dicho a su compañero de cuerdas, Yuu terminó invitando a Takanori a quedarse con él en su habitación y este no se negó.
Yuu no se esperaba que este se quedara dormido cuando apenas hubo tocado la cama, pero era comprensible: había dado todo ese día para tener todo listo para el concierto de mañana y sin duda se había agotado.
Al final, los otros tres compartieron una habitación e hicieron un tremendo disturbio que duró cerca de tres horas. Sí, el líder amargado y cruel que todos conocían también sabía divertirse de vez en cuando, cuando no había trabajo de por medio y nadie salía lastimado.
La verdad era que Yutaka sí que había cambiado esos últimos años. De ser el dulce y amable sujeto que se preocupaba por todos pasó a ser alguien más serio y complicado para tratar. Ya no daba el pellejo por nadie y sólo ayudaba cuando debía ayudar. Aquellas sonrisas que cedía antes cada cinco minutos habían disminuido con el paso del tiempo.
A todos les extrañó demasiado, y Uruha en ese tiempo no podía con su culpa.
***
Colocaron sus brazos encima de los hombros ajenos, se agacharon considerablemente y entre levantarse y volverse a agachar gritaron como siempre lo hacían. Deseándose toda la suerte del mundo y que lo disfrutaran tanto como el público debía hacerlo. Claro, que primero buscaban su disfrute pero enseguida venía el de sus sixth guns.
El primero en salir fue Yutaka, quien se fue directo a la batería luego de dar un pequeño saludo. Las aclamaciones no se hicieron esperar y lo mismo sucedió cuando el resto salió al escenario.
Las luces se mantuvieron apagadas, sólo relampagueos iluminaban en segundos dando aquella imagen y ambiente magnifico. Luego de que Takanori saludara como ya era de costumbre el concierto comenzó.
Si Yuu pudiera atrapar aquella sensación que experimentaba cada vez que pisaba un escenario y tomaba su bello instrumento entre las manos en algún objeto, sin dudarlo lo haría en un perfume ¿Qué mejor que poder oler y llenarse de aquello cuanto quisiera y cuando quisiera?
Alegría, pasión, hasta el mismísimo amor era bienvenido para describir el dar un concierto.
Luego de tantos años trabajando duro para lograr ser un buen guitarrista—pues aún sentía que no era el perfecto guitarrita que esperaba— habían dado frutos, los cuales ahora quería consumir sin dudar ni un segundo. Era delicioso, sí, tan delicioso como comer tu postre favorito.
Y es que junto con aquel objeto, no, sería un insulto llamarle objeto ¡Aquella pieza de arte! Junto a esta podría calificarse como el hombre más afortunado del mundo. Moviendo con destreza y amor sus dedos sobre aquellas cuerdas. Las notas graves y las agudas.
¡Amaba hacer chillar a esa belleza!
Y todos parecían amar lo que hacían: desde el vocalista hasta el baterista pasando por todos estos.
No eran ningún secreto las lágrimas que salían de los ojos de Ruki. No era ningún secreto los “orgasmos” que Yutaka experimentaba al tocar su preciada batería, aquellas sonrisas que se guardaba salían a flote en ese momento.
Reita sintiéndose el más fuerte del universo al golpear aquellas gruesas cuerdas, y cuando daba vueltas por todo el escenario aumentaba su adrenalina.
Kouyou experimentaba cosas muy similares a Yuu, pero sin duda eran distintas. Le apasionaba tocar cualquier nota que fuera, los solos claro que eran magníficos pero eso no quitaba que el tocar el Chorus o el Intro le hicieran sentir tan bien.
Pero no todo era sensaciones de momento. También venían los sentimientos depositados en aquella obra que producían a través de la música. Lo que Ruki expresaba por palabras y lo que el resto expresaba por sonidos. Completamente iguales. Igual de maravillosos ante los oídos de todos sus oyentes. Y sin duda era contagioso.
El dolor se sentía a kilómetros así como la motivación.
Aoi estaba seguro que hablaba por todos cuando se dijo a sí mismo que le hubiera gustado congelar aquel momento y reproducirlo una y otra vez.
Pero como todo tiene su fin, terminaron con la última canción. Yuu se despidió con un solo de guitarra. Todos se despidieron para luego salir de escena directo a hidratarse porque de verdad lo necesitaban. Pero la falta de agua no les quitaría toda la felicidad que en ese momento era quien les llenaba.
***
—Fue un gran concierto, ¿No lo crees? —beber una botella luego de un concierto sería como el cigarrillo después del sexo. Tan exquisito.
Yuu había vuelto junto con Akira al hotel antes que todos, pues el resto había decidido ir a comer algo sin embargo aquel par no parecía tener apetito.
—Pero creo que tú no te has llenado—volvió a hablar el bajista al ver que el mayor yacía con la guitarra en sus piernas y tocaba cosas improvisadas, “sin reglas” le había llamado así una vez el mismo Yuu.
—Sabes que yo jamás me cansaré de tocar al amor de mi vida—Reita soltó una risotada al escuchar aquella exclamación de parte del contrario—, ¿Qué? ¿Celoso? —aquellas palabras no buscaban en lo mínimo afectar al otro, desde hace mucho que se molestaban mutuamente con cualquier comentario que hasta el burlarse de su relación del pasado había terminado por ser un gran arma para jugar.
—Claro, Yuu. Estoy muy celoso de que le pongas las manos encima a esa cosa—el rubio le siguió el juego dando un enorme sorbo a su vaso de vodka.
— ¿Cosa? —dijo indignado—, esto es lo más hermoso que pudiera existir en el mundo y ser creación del hombre—oh, claro que no le dejaría ridiculizar al “amor de su vida”.
Continuaron jugando entre ellos con comentarios patéticos. La verdad era que dejar de comportarse como los adultos que eran no tenía nada de malo, siempre les gustaría hacerse bromas entre ellos y no habría nada que lo impidiera.
Ambos comenzaron a beber pero se detuvieron antes de que terminaran ebrios ya que ninguno tenía la valentía de enfrentarse al “ogro” que tenían por líder luego de que les encontrara borrachos e inconscientes. Y también se debía a que mañana tenían una sesión de fotos muy temprano y una cruda no sería muy recomendable.
Cambiaron la borrachera por un mini concierto allí en esa habitación. En el cual sólo se escucharía la guitarra y el bajo, y las voces de ambos aunque no se les diera cantar.
Si había algo que no pudiera separarlo de Akira sin duda era la música. Porque cuando había estado en su casa y había charlado con el padre de este se había dado cuenta de que Akira era tan o más obsesionado que él con la música.
Ambos parecían vivir para ello, aunque el principal propósito de Reita era formar una banda, esta no dejaba de ser un gran factor en su vida. Algo que los hacía sentirse vivos.
Así, ambos un poco tomados, tocaron por largas horas en ese lugar y tararearon o cantaron canciones. Algunos covers, otras de the GazettE y otras que ni siquiera existían pero que esa noche nacieron.
Esa noche ambos le dieron a su amante hijos.