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Fujoshi de mi corazón. por Miny Nazareni

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Notas del capitulo:

Konbanwa subete!!!! (Buenas noches a todos!!!) 

¿Cómo están? Yo bien, ya pasaron todos mis traumas y ahora soy feliz.... felizmente desempleada jajaja (pero feliz al fin y al cabo)

Tengo muchas cosas que decirles de este capi, es una mezcla de todos y a la vez de nada. Se descubren más cosas, hay más acercamientos y el tonto de Takashi admite sus sentimientos jaja y muchas cosas más. Me he percatado de algo y quiero disculparme por eso... mis capítulos contienen muy poco de los protagonistas, pero juro que tiene su razón de ser. Como sabemos, Enjou trata con indiferencia a Takashi, le conoce de algún lado y por alguna razón, cree que no puede estar con el pequeño petirrojo. Koti-chan necesita investigar exactamente qué fue y quién le lavó el cerebro lo suficiente antes de lanzar su ataque e intervenir. Ténganles paciencia, les juro y perjuro que estamos a muy poco de que Enjou acepte sus sentimientos (y mejor aún, que se decida a conquistar a nuestro despistado Takashi.

Pero primero, deben pasar las cosas críticas (no entre ellos, tranquilos). El próximo capítulo será bastante crítico con respecto a YuuxMisakixRen, las cosas comienzan a complicarse y, al mismo tiempo, Koti-chan descubre más cosas de Enjou. Así que tengan listos sus pañuelos porque empieza el drama!!! (muajajaja) (Qué mala soy)

Pero hoy, disfruten el capítulo y, como pedi, ténganme paciencia ;)

Los amo!!!

Capítulo 12: Enamorarse está a la vuelta de la esquina.

 

Estaban en la cafetería. Koti-chan, por supuesto, había llegado casi como si la convocaran y después de tener libre una hora antes de la competencia del equipo de natación, la pequeña fujoshi le había abordado descubriendo su reciente adquisición. La carta casi parecía brillar en sus manos y aún se sentía confundido con sus propios sentimientos.

                —Esto es demasiado confuso—reveló la menor después de leerla y él hizo el mismo gesto.

No era para menos, en su carta, el escritor adoptaba un tono demasiado normal, como si su anterior carta no hubiese existido o peor aún, como si no tuviera relevancia. Aquello seguramente era sospechoso para su hermana y Takashi no sabía qué pensar.

                —¿Tú crees? Quizá tuvo un lapso y por ello no quiso volver a escribirme.

O descubrió mi secreto y meditó bastante si quería seguir en contacto conmigo.

                —No, no es eso—suspiró como si fuese un adulto a punto de confesar a su hijo que los Reyes Magos no existen—Mira nii-san, no había querido decírtelo hasta tener pruebas pero teníamos sospechas de que alguien había falsificado tu carta.

                —¿Qué?—le dedicó, como pudo, toda su atención, ignorando el “teníamos”.

                —Así como oyes, por ello robé una de tus cartas, para comparar las letras, pero ya se hizo la prueba y todo apunta a que se trata de la misma persona.

Se deprimió nuevamente y luego fue consciente.

                —¡Robaste una de mis cartas! ¡Oh por Dios Koti-chan! ¿Cómo fue que lograste hallar el escondite? Sin duda debo ser más astuto para la próxima.

                —No lograrías engañarme ni aunque te esforzaras—le devolvió su reciente misiva y sacó de su mochila la otra, para hacer lo mismo—Pero eso no es lo importante. Concéntrate nii-san, algo muy extraño pasa aquí y ya no me da buena espina este “regreso” del escritor.

                —Ni a mí—susurró al aire Takashi y la amante del boys love notó algo raro en su hermanito. Entrecerró los ojos con malicia y lanzó el primer dardo.

                —Dime loca y seguramente lo harás pero… ¿Por qué siento que ya no te emociona tener noticias de tu escritor? ¿Es que acaso alguien más ya se ganó tu corazón?

El oxígeno se le atoró en la garganta y si pudo seguir respirando fue de puro milagro.

                —¡Por Dios Kobashi! ¿Por quién me tomas? —La miró con puya—¿Exactamente de quién me estaría enamorando según tú?

                —De Enjou nii-san—soltó como si nada y ahora sí sufrió una convulsión.

Esta niña no podía andar diciendo ese tipo de cosas así, como si se tratara de algo tan trivial como el clima.

                —Ahora sí es oficial, eres una enferma. Enjou es nuestro hermano, aquello sería completamente ridículo… además…  ¿No dices que te gusta? Simplemente no te entiendo.

                —No te me vayas por la tangente hermanito, una cosa es que piense que Enjou es genial y otra muy distinta es que interfiera en el amor—suspiró—y más el amor gay… además, sigues sin responder. ¿Te gusta Enjou?

                —No enferma mental, no me gusta—mintió con convicción y ella le miró mal.

                —¡Mientes! ¡Mientes con todos los dientes! A leguas se nota que babeas por él.

Frunció el ceño. Claro que no, era imposible que fuese tan obvio… además… ¡Ni babeaba por él! Eso sería admitir que sí estaba enamorado y no, no era verdad. Le gustaba sí, pero a cualquiera podría pasarle eso, ya de ahí a sentir ese tipo de cosas más fuertes. No, no y no.

                —¿De qué hablas? Sin duda ya deliras hermana.

Ahora la que frunció el ceño fue ella y, sacando su libretita de anotaciones, le recitó:

                —¿Deliro? Eso quisieras, estás enamorado de él. La semana pasada enrojeciste al menos unas diez veces durante la cena que compartes con él, mamá y Fusaki: enrojeces a cada instante cuando hacen su proyecto con Izumi; tus ojos se iluminan, titubeas y enrojeces más cuando alguien te pregunta por él y detestas, no, más que eso, te sulfura que Aoi esté todo el tiempo con él. Ya sin mencionar que te debates internamente sobre si odiarme o no, por el hecho de que me gusta. ¿Quieres más pruebas cabeza de chorlito? Lo amas y por eso el retorno del escritor no te hace feliz. ¡Fin de la discusión!

El timbre sonó marcando una nueva hora y el momento en que iniciaba el torneo de natación. Sus piernas  temblaban, su estómago no dejaba de dar de vueltas y su cuerpo entero estaba por colapsar. ¿En verdad hacía todo eso? Lo haces. ¿En verdad? Sí estúpido, lo haces. Si era así, estaba jodido, completa y absolutamente jodido.

Estás enamorado de él.

                —Me tengo que ir Koti-chan, pero nada de lo que dices es cierto y tus declaraciones no tienen fundamento—trató de negar sabiendo que ella lo leía perfectamente—Así que me voy y tú deberías hacer lo mismo.

Koti-chan relajó el rostro y le miró con ternura.

                —Está bien, por esta vez te dejo marchar, necesitas tiempo para asimilarlo.

Le abrazó con cariño y después se alejó por los pasillos. Él suspiró. No necesito tiempo, necesito ayuda. ¿Qué iba a hacer con esos sentimientos destinados al fracaso?

No lo sabía.

****

La competencia había comenzado. Misaki, por supuesto, como fiel enamorado y seguidor de Ren Ashiya estaba ahí, para darle ánimos, para apoyarle, para vigilar cualquier cosa. La mosca también estaba, había llegado cojeando, pero al menos lo había hecho, como miembro del equipo, aún lesionado, debía estar ahí. Se había sentado a su lado, aún en contra de su voluntad y después la bilis se le había reventado al ver llegar a Aoi Maya y lo peor, en compañía de Izumi, quien, por supuesto, llevaba su libro para ignorar por completo la competencia. Yuu fue uno de los primeros en llegar, como el Kaichou, debía tomarse la fotografía oficial con el equipo y arreglar todo el trámite. Para disfrute suyo o más bien, burla, Ren se había colocado a un lado del presidente del Consejo y hasta se había atrevido a pasarle el brazo. Por supuesto, su mejor amigo se había enfadado y por poco arruina la fotografía con su aura oscura, pero al final todo salió bien.

Ahora estaban los relevos y el equipo no iba nada bien en las otras clasificaciones, todo parecía apuntar a que la esperanza del equipo era su capitán. Misaki se mordía las uñas, Takashi no quitaba la vista de encima y Yuu, junto a los árbitros, lanzaba improperios y muecas. Claro que después de semejante comportamiento, lo mandaron amablemente (con sarcasmo) a tomar asiento entre la multitud y el aludido se alejó en dirección al lugar en donde estaba Misaki.

                —¿Cómo van?—preguntó el rubio en cuanto le vio llegar y Yuu hizo una mala mueca.

                —Mal, todo está en manos de ese tarado, si lo arruina te juro que no le alcanzará la vida para pagarlo, le golpearé hasta en sus reencarnaciones.

Y se veía amenazador, Takashi medio tembló con semejante idea y trató de calmarle.

                —Relájate Yuu, toma asiento y observa, estás muy tenso.

Le obedeció solo por amabilidad y se sentó detrás de Misaki y delante de la bruja de Aoi (según Misaki). Las cosas poco a poco iban llenándose de más tensión y cuando fue el turno de Ren, Misaki ya había perdido los folículos, Takashi por poco se olvida de su pierna rota y se lanza a nadar para ayudar y Yuu no paraba de mirar al capitán intensamente.

No falles, no falles estúpido.

Y fue como si el pelirrojo le hubiese escuchado, porque antes de lanzarse al agua miró en su dirección y le guiñó el ojo con una sonrisa de prepotencia.

Entonces comenzó.

La verdad era que Ren Ashiya era muy rápido, bastante ligero a la hora de nadar, no se le daba muy bien el estilo libre, pero su brazada estaba llena de fuerza, casi imponencia. Empezó muy bien, por poco Misaki se lanza a gritar de la emoción al verlo avanzar por encima de los demás, pero entonces algo extraño ocurrió. Uno de los participantes dio una patada mal y se salió de su carril, invadiendo el de Ren, quien al sentir la intromisión, perdió la concentración y se hundió por completo.

Takashi tuvo que usar toda la fuerza en su única pierna sana para evitar que Misaki se arrojara en la piscina como una madre desesperada por ver a sus crías en peligro. El rubio no dejaba de decirle insultos y golpearlo como fuera para poder ser libre, Ren no salía, no nadaba y los jodidos árbitros no detenían la carrera ni sancionaban, maldita sea… nada.

Yuu por su parte, estaba quieto, en shock, no hablaba, casi parecía no respirar. Odiaba al idiota y lo odiaba en serio, pero el simple hecho de ver que no se movía, que quizá no saldría de ahí y que incluso habría que llamar a un médico, eso sin contar los nervios de Misaki que no ayudaban en nada, le tenía casi pálido. Moriría antes de admitirlo, pero sintió una angustia terrible, casi como pánico, casi horror ante la idea y se mordió el labio rogando que saliera, que el idiota ganara o ya por lo menos que estuviese bien. Vamos, estúpido, sal… Vamos… no puedes quedarte ahí… vuelve…estoy aquí… ¿Recuerdas? Tal como prometí, te veo sólo a ti… solo tú…así que sal… ¡Hazlo!

Emergió del agua casi como si la dominara y Misaki lanzó un gritito de emoción, todos en el colegio ovacionaron y Ren, con fuerza y orientación renovadas, nadó recuperando todo el tiempo perdido y casi de una forma inhumana. Takashi sonrió emocionado con porras, Misaki le importó un rábano que la mosca estuviese animando a su Ren, estaba también feliz y todo el colegio lanzó el grito de victoria al ver a su capitán llegar antes que todos, aún con su desventaja.

El enamorado de Ren brincó de felicidad y hasta se atrevió a abrazar a Takashi, quien no prestó atención y también le abrazó emocionado. Aoi sonrió satisfecha del partido e Izumi, siguió sin prestar atención, era impresionante como podía concentrarse para leer con semejante ruido. Los primeros tres lugares se colocaron en las tarimas y Ren, con orgullo, ocupó el primer puesto representando a su escuela, inclinó la cabeza para recibir la medalla y una vez que la tuvo, la sostuvo con su mano derecha y, mirando en dirección a Yuu, sonrió con una chispa diferente a la usual. Besó la medalla y se la ofreció en el aire, como una forma de dedicarle su victoria. Yuu, por supuesto, lo notó, pero no fue el único.

También Misaki vio el gesto.

Se giró para ver a un confundido Yuu y detrás de él a Aoi, quien guiñaba el ojo. ¡Maldita! ¡Zorrea incluso frente a Izumi! ¡Voy a matarla! ¡Voy a matarla! Pensaba hecho furia, pero Misaki se había equivocado, Aoi no tenía nada que ver y Yuu estaba más que confundido, estaba pasmado. ¿Acaso… él… él acaba de hacer eso? ¿Para mí? Como si hubiese leído su mente, el pelirrojo asintió y le guiñó el ojo de nuevo. Justo entonces, el Kaichou frunció el ceño y ocultó, en lo más profundo de su ser, el brinco ligero y casi imperceptible de su estomago. ¡Ese maldito! Acababa de notar algo que sin duda le había generado ganas de matarlo.

Se bajó hecho furia de las gradas, aún con la algarabía y las porras, con Misaki atendiendo a todas las nuevas y ya existentes fans de Ren y así logrando espantarlas y con Aoi viéndole atentamente, se encaminó en dirección a los vestidores, donde todos seguían celebrando al absoluto ganador. Con su llegada los gritos se apagaron, emanaba maldad y más de la mitad de los presentes salió corriendo al verlo tan furioso. La otra mitad, tuvo miedo de moverse.

                —Déjennos solos—pidió frunciendo la boca y al ver que nadie reaccionaba, alzó la voz—¡He dicho que nos dejen solos!

No hizo falta repetirlo nuevamente, los vestidores quedaron completamente vacíos a excepción de ellos dos y Ren, sin comprender a la fiera, cruzó los brazos esperando el regaño. Y este vino, pero acompañado de un certero golpe en el pecho que por poco le sacude los pulmones.

                —¡Se puede saber qué fue eso!—reclamó tratando de recuperar el aliento.

                —¡Lo hiciste a propósito jodido de mierda!—le golpeó por segunda vez—¡Un momento! ¡Por un breve momento lograste engañarme! ¡Pero después fue completamente obvio! ¡Qué demonios te ocurre!

                —Oh, así que… ¿Notaste el truco del hundimiento? Fue bueno… ¿Verdad?

Le propinó un tercer golpe y una patada en la espinilla.

                —¡Claro que no imbécil! ¡Tienes idea de lo que provocaste! ¡Casi la mitad del equipo estuvo a punto de lanzarse a rescatarte! ¡Misaki por poco sufre un infarto! ¡Y yo me preocupé en balde, basura inmunda! ¡Trata de pensar en las consecuencias de tus decisiones! ¡No seas tan jodidamente bastardo! ¡Argh! ¡Quiero matarte! ¡Y voy a matarte!

Reiteró su amenaza y seguramente la habría cumplido de no ser porque esta vez, Ren se anticipó a sus movimientos y lo sostuvo de los brazos. En verdad se veía furioso… ¿Cómo se le hacía para calmar a una fiera? A este paso iba a quedar lesionado de por vida, le golpeaba de todas las formas posibles y si no fuese por su destreza, ya le habría masacrado. ¿Cómo? ¿Cómo calmo a esta bestia? ¿Cómo hago que se relaje? Piensa Ren, piensa, se pedía  mientras Yuu le gritaba insultos y barbaridades que nunca pensó escuchar en un chico de 17 años. ¡Ya sé! Dijo de repente y procedió aún sabiendo que se jugaba la vida.

Le abrazó por completo rodeando su cuerpo con todas sus extremidades, usando su pecho como regazo y, en efecto, Yuu se quedó quieto, nuevamente pasmado. ¿Qué demonios estaba haciendo ese tipo? ¿Por qué lo abrazaba? ¿Por qué… por qué se había detenido? ¿Por qué… no se alejaba?

                —Ya, ya, está bien, lamento haber hecho algo tan irresponsable—se disculpó el capitán—Lamento preocupar al equipo, lamento preocupar a Misaki y aún más importante, lamento preocuparte a ti. ¿Puedes perdonarme Yuu y calmarte?

                —¿Quién dijo que estaba preocupado por ti?—trató de alejarse, no le gustaba tanta cercanía, no le gustaba el hecho de que, últimamente, Ren hiciera ese tipo de cosas extrañas, mira que dedicarle su victoria. ¿Qué sentido tenía eso? ¿Por qué no se conseguía una novia para dedicarle a ella sus victorias? ¿Por qué no a Misaki? Misaki… Misaki…

Trató de zafarse de nuevo con más ganas, pero no lo logró.

                —Tú lo dijiste fierecilla, pero está bien, prometo no volver a hacer una estupidez así, solo si me aseguras relajarte. ¿De acuerdo?

                —Bien—replicó escuetamente y Ren no hizo nada por separarse.

¿Y entonces… por qué no te separas tú? Le replicó su cabeza y justo entonces, alguien más entró en los vestidores. Había estado a punto de hablar y decir su recado, pero verlos abrazados le detuvo. Takashi ensanchó aún más los ojos y titubeó sin saber qué decir, Yuu le miró alarmado y Ren continuó como si nada, sin dejar de abrazarlo.

                —Yo… lo lamento… ¿Interrumpí algo?

                —Nada—dijo Yuu logrando al fin ser libre, el pelirrojo encogió los hombros y le guiñó un ojo a Takashi, pero ninguno de sus trucos de seducción iban a servirle. Él no olvidaría lo que vio.

A Yuu y a Ren abrazados de una forma tan… íntima.

¿Qué es lo que pasa entre ellos? Y aún más importante… ¿Cómo reaccionará Misaki al saberlo?

****

Se le había hecho tarde con todo el revuelo  de la competencia de Ren. Izumi le había preguntado el motivo de su asistencia y ella simplemente le había negado suspirando. Encogió los hombros y decidió no indagar más, a Izumi le tenía sin cuidado lo que ella hacía, esperaba solamente de verdad que no hiriera a nadie, solo eso. Además, había tenido sus pros eso de acompañarla aún con lo molesto que era soportar la algarabía. En efecto, el rubio Misaki estaba ahí apoyando a su amado y aquello era demasiado interesante, aunque también había notado algo sin duda de mayor envergadura.

La dedicatoria de Ren a Yuu.

Izumi se veía bastante motivado al descubrir y, deducir como siempre, lo que estaba pasando. Quizá era pronto para conjeturar, pero sin duda algo le decía que Ren Ashiya y Yuu Madara estaban fortaleciendo sus lazos, algo sabía de ello por Misaki, el hecho de convivir para saber qué planeaba Aoi y así tener el control, como siempre. Pues te está saliendo mal pequeño canario, había pensado cuando vio a Yuu tensarse en el truco de Ren y casi temblar como si estuviese preocupado. ¿Qué tan mal estaría el Kaichou como para empezar a enamorarse de la “propiedad” de su mejor amigo? ¿Y qué tan dañado estaba Ren como para propiciar esos sentimientos?

Va a arder Troya cuando lo sepa Misaki, pensó preocupado y Aoi sonrió al notar todas esas emociones. Le gustaba que poco a poco, Izumi estuviese dedicando su atención a otra cosa que no fuese un libro. Se despidió de él dejándole con sus emociones y sus “satisfacciones”.

Por ello llegaba tarde al ensayo, afortunadamente Kotoko siempre llegaba a buena hora de sus clases y se encargaba de abrirles la cochera para que ensayaran, aunque sabía que seguramente, no harían nada hasta que ella llegara. A veces la banda era un poquito… ¿Cómo decirlo? Perezosa, eso, así que no le extrañaría incluso que usaran su ausencia como excusa.

Abrió la puerta de su casa y entró, hallando a Kotoko mientras hablaba animadamente con alguien. Cuando prestó más atención, se dio cuenta de que se trataba nuevamente de la hermanita de Enjou, la pequeña Koti-chan. Le sonrió a la menor y saludó.

                —Hola Koti-chan… ¿Vienes a ver el ensayo otra vez?

                —Así es—asintió la castaña con astucia oculta. La amante del yaoi y puercadas ya tenía varias cosas claras.

Kotoko Maya no era muy lista, en verdad que no lo era, al principio, cuando la tuvo en la mira durante las clases y los pasillos, pensó que Kotoko era la planificadora de todo y que Aoi estaba al tanto pero no decía nada. Eso explicaría porque la rubia mayor había hablado como si conociera a su nii-san cuando lo vio por primera vez. Su idea original era atacar y luego indagar, pero había leído bastantes mangas y luego de analizar su estrategia comprendió que debía acercarse a la menor de las Maya en plan de amistad y así poder averiguar con mayor precisión para defender a su hermanito de las calumnias.

Pero al hablar con la chica comprendió que Kotoko no poseía malicia alguna, que era sumamente manipulable y que incluso era lo suficientemente ingenua como para contar sus mayores secretos a un completo desconocido. Eso le llevó a deducir que si Kotoko no era la responsable, entonces era Aoi. Ahora lo importante a saber era el motivo. ¿Por qué Aoi buscaba difamar de ese modo a su nii-san? ¿Qué ganaría?

                —Pues espero que lo disfrutes—respondió Aoi y Koti-chan volvió de su divague mental asintiendo. La oji-azul miró el reloj en su muñeca y se alarmó más—Debo entrar ya o Rui me matará por llegar tan tarde y distraerme.

Y así lo hizo, se despidió de ambas y entró a la cochera. En efecto, nadie estaba haciendo absolutamente nada y Rui le miraba con cara de pocos amigos. La sostuvo del brazo antes de que cualquiera notara su llegada y la llevó lejos del lugar. Ella entrecerró los ojos y se zafó de su agarre con molestia.

                —¿Qué te pasa?

                —¿Dónde estabas? Tú nunca te retrasas. ¿Qué era lo que estabas haciendo?—cuestionó con el ceño fruncido y bastante exaltado, cosa extraña, ya que Rui solía ser muy alegre y relajado todo el tiempo.

                —¡No tengo por qué darte explicaciones!

Él cerró los puños de sus manos tratando de controlar sus emociones y la miró de una forma que parecía difícil de descifrar, pero que Aoi ya conocía.

                —No lo entiendo… simplemente no lo entiendo… ¿Qué es lo que estás planeando ahora? ¿Por qué no me lo dices? Sabes que cuentas conmigo, que siempre estaré de tu lado, sin importar las consecuencias.

                —¿Sabes por qué no te lo digo?—alegó más calmada, odiaba esa mirada en Rui, detestaba lo que le había hecho y odiaba que el chico aún con todo ello simplemente no la despreciara como debería—Porque ya no quiero embarrarte más, en verdad me preocupo por ti, aunque te parezca increíble.

Lanzó una carcajada sardónica y Aoi no supo qué hacer con ello.

                —¿Embarrarme más? Estoy hasta el tope Aoi, nunca, ni con toda la piedad y pureza del mundo podría lavarme de lo que hemos hecho. Y no es un reclamo, sostengo lo que hago y digo, sostengo que nunca, nunca te fallaré. Por eso puedes decirme cuál es tu nueva estrategia.

Ella desvió la mirada y negó.

                —Eres un masoquista, un verdadero masoquista. ¿Cómo puedes? ¿Cómo es que tienes la fuerza para hacer algo así? ¿Cómo es que aún con todo estás dispuesto a ayudarme?

Rui se acercó a ella y tomó su mano entre la suya mientras enunciaba por millonésima vez.

                —Es muy fácil Aoi, porque te amo, porque te he amado desde el primer instante en que tú amaste a Enjou. No me importa sentirme como una basura por lo que le hicimos a Enjou y a Takashi Kotori, no me importa sentirme más mierda cada vez que él me cuenta sus secretos, no me importa que, si todo sale a la luz, perderé su amistad para siempre. No me importa que todo lo que hagas sea por él y que, aún pasados todos estos años, no puedas arrancártelo del corazón. No me importa, no tengo problema en ser cualquier cosa por ti, no me importa hacer cualquier cosa que tú me pidas. Yo seré cualquiera por ti, yo podría ser él por ti.

La rubia soltó su mano de la suya y le miró con una mezcla de dolor y rechazo en el rostro.

                —Yo no quiero que seas él, no necesito un sustituto.

Las palabras atravesaron su pecho como siempre lo hacían, pero Rui estaba acostumbrado al dolor del rechazo de Aoi, estaba acostumbrado a la culpa, al rencor y a la decepción. Ninguno de los dos hizo movimiento alguno y eso estuvo bien, ya que el espectador de dicha discusión que estaba oculto en la mirilla de la puerta, seguramente habría sido descubierto.

Koti-chan ya no necesitó conjeturar nada más, todo era bastante simple ahora.

Ya conocía la verdadera identidad de sus enemigos.

****

Nuevamente en su habitación, nuevamente solo con sus pensamientos desatados y perdidos. Takashi no paraba de leer la nueva carta de su escritor y compararla con la anterior. Era sin duda demasiado extraño, hasta una persona como él, perdida en el espacio, podía notar que las actitudes no cuadraban y si no fuese porque Koti-chan lo había corroborado, juraría que una de esas cartas era falsa.

Su celular comenzó a vibrar sin control y por poco se tropieza rompiéndose la pierna sana. ¿Dónde lo había dejado? Rebuscó en los bolsillos de su pantalón, en su mochila y cuando creyó que perdería la llamada, fue consciente de que estaba en el buró al lado de su cama. Giró los ojos ante su propia estupidez y contestó sin verificar de quién se trataba.

                —¿Sí? ¿Hola?

                —¡Nii-san! ¡Nii-san!—gritó la molesta voz al otro lado de la línea y Takashi se arrepintió de haber tomado la llamada.

                —¿Qué ocurre? ¿Dónde estás? ¿Por qué gritas de esa forma? Sinceramente Koti-chan, te hacen falta unos buenos modales.

                —¡Olvida eso! ¡Tengo que hablar contigo de algo muy serio!—bajó el tono de su voz como si estuviese a punto de contar un secreto—Sé que no debería decirte esto por teléfono, pero creo que es urgente que estés al tanto.

Dejó el sarcasmo a un lado y pegó más la oreja al celular como si con eso pudiese evitar que alguien más escuchara lo que su hermana estaba por decir.

                —¿Pues de qué se trata?

                —Mira, he descubierto algunas cosas viniendo a la casa de Aoi, donde son los ensayos de la banda. Lo más importante es que alguien te ha estado difamando y creo que he descubierto quién es.

                —¿Difamando?—trató de calmar sus emociones cuando entendió que su hermana seguía cerca de Enjou. No celos Takashi, es tu hermana menor, no debes sentirte celoso de ella, se pedía sin parar y recuperó la compostura—¿A qué te refieres con difamar?

La menor giró los ojos corroborando que no hubiese nadie a su alrededor, estaba oculta en el baño de la casa, pero no había nada malo en pasarse de precavido.

                —Hay unas chicas hablando de ti en la escuela, esparciendo rumores que dañan tu reputación. Dicen cosas ofensivas y que me molestan mucho. He oído por ejemplo que dicen que te metiste con no sé cuantos chicos y que eres “ligero”. Como tu hermana menor y tu ángel del yaoi es mi deber castigar a los responsables.

Takashi se quedó completamente callado ante lo dicho por su hermana, la garganta se le secó y seguramente el corazón se le paralizó. No, el momento que más había temido en su vida estaba ahí ahora y no sabía cómo afrontarlo, nunca hubiese querido hacerlo. Sabía que debía ser lo suficientemente capaz para ello, una vez que decidió abandonar el mal camino, supo que nada sería fácil y que su idea perfecta de ser el modelo de su hermana era una basura cuando su pasado no era digno de mencionar. Sabía que tarde o temprano alguien de su familia conocería todas esas andadas y sabía que debía ser un hombre y aceptarlas.

Pero Koti-chan era otra cosa.

¿Cómo decirle a su hermana que todo lo que decían de él era verdad? ¿Cómo mirarla a la cara después de ello? ¿Cómo no sentirse mierda cada vez que asimilaba que perdería todo su respeto? ¿Su cariño? Negó con la cabeza y suspiró desecho por dentro. La fujoshi de doce años analizó con mucho cuidado el silencio de su hermanito. Sabía que tal noticia podría provocarle un shock, pero parecía algo más. Como Izumi-san siempre decía: “Detrás de cada silencio hay una respuesta” y ya no le gustó en absoluto la respuesta que se dio a sí misma. No, no puedes creer los rumores estúpidos de una chica celosa.

Pero la duda existía y era demasiada.

                —Nii-san… yo… ¿Acaso…? ¿Acaso los rumores son ciertos?

Las manos le temblaron y, aún sabiendo lo incorrecto que era proceder de ese modo, fingió una sonrisa sabiendo que ella no podría verla y replicó.

                —Claro que no, no lo son en absoluto.

Ella no le creyó para nada y lanzó un suspiro frustrado. Nada cambiaba, para ella su hermanito siempre sería asombroso, era una niña y los menores nunca juzgan las acciones de los que son adultos o se creen adultos, como el caso de su nii-san. Pero sí le entristeció bastante que él no confiara en ella, que dudara de su cariño y su respeto. Nunca Nii-san, nunca dejarás de ser increíble para mi, quiso decirle, pero pensó que todo era mejor cuando caía por su propio peso y esperaba que, después de mucha investigación y datos, Takashi tuviese el valor de ser sincero. Los errores los cometen todos, no era justo que una persona se auto flagelara por ellos por el resto de su vida, como si estuviese destinado a ello. Claro que no, su nii-san merecía ser dichoso también, amar y ser libre, libre de todo aquel que se creyera con el derecho de mermar sus sueños.

Sonrió satisfecha, ella se iba a encargar de limpiar su nombre para que pudiese ser feliz.

****

                —¿Y bien?

Estaba sumamente nervioso, nunca en su jodida vida había estado tan nervioso, ni siquiera en la pasada competencia de Ren se había sentido así de ansioso. El día anterior, después de toda la locura de su victoria, Misaki se había dispuesto a cumplir sus promesas. Buscó como loco en las páginas de editoriales y les mandó mensajes privados, todo para que tomaran en serio sus solicitudes sobre “El cuento de los canarios”.

Ahora estaban en la cafetería, le había llevado a Izumi sus viejos bocetos y éste los analizaba sin gesto alguno, lo cual le generaba un ataque cardiaco aún mayor. Moría por conocer su opinión, si incluso Izumi Kou le decía que era un asco para eso del dibujo, entonces sí abandonaría el sueño para siempre, quemaría los bocetos y cualquier cosa relacionada; pinturas, brochas, lápices y cualquier utensilio no volvería a ver la luz del sol y se concentraría en su verdadera prioridad, ser el chico perfecto para Ren.

El castaño de ojos verdes continuó mirando los dibujos y dio un largo suspiro con una emoción que no podría definirse en el rostro mientras comentaba.

                —¿Quieres mi opinión honesta?

El rubio asintió nervioso y preocupado. Dios, Dios, Dios.

                —Sí, no importa si eres cruel, dime lo que verdaderamente piensas de mis dibujos.

                —Pues… para serte sincero…—suspiró de nuevo y le miró atentamente—…no eres malo, tienes algunos detalles que corregir, eso es algo que con la práctica mejorará, pero en efecto, no eres un asco en ello, tienes talento Misaki.

El rostro entero se le iluminó e Izumi contempló aquel espectáculo sin cambiar su gesto indiferente, pero con una mirada sumamente cálida. ¿Cómo era posible que este chico no creyera en sí mismo? ¿Era normal tanto auto complejo?

                —¿Lo dices en serio? ¿No es una mentira piadosa?—Izumi negó y Misaki ya no pudo reprimirse. Sonrió con verdadera felicidad y abrazó a Izumi en un acto reflejo de alegría—¡Oh por Dios Izumi! ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Aunque no lo creas tus palabras son muy especiales! ¡Tú me enseñarás verdad! ¡A corregir esos detalles! ¡Por Dios! ¡Yo… tengo talento!—se alejó de él y le miró con suma gratitud, como si Izumi fuese una deidad que, más que decirle que sus sueños tenían futuro, le hubiese devuelto parte de sí mismo. Izumi negó.

                —¿De qué hablas? Solo te dije la verdad y no te preocupes, te enseñaré. Observa—le señaló en uno de sus dibujos algunos trazos que había notado—Básicamente la técnica es buena, pero por ejemplo, en esta parte, necesitas suavizar el trazo, está demasiado marcado y eso le quita estética al dibujo.

Asintió como un niño pequeño y puso atención a todas las indicaciones sobre sus dibujos que hacía Izumi. El más alto hablaba con seriedad y profesionalismo, pero incluso en ese momento, Misaki sentía su corazón arder de alegría, de dicha, nadie en la vida le había hecho tan feliz como Izumi Kou. Recapituló sus impresiones sobre el chico, era cierto que no mostraba sus emociones, actuaba seco e indiferente, pero no era nada de lo que creyó, era amable, era comprensivo, condescendiente y su mirada la más cálida del mundo. A veces era un poco sarcástico y no negaba que su forma tan directa de decir las cosas, además de sus habilidades de deducción, bien le sacaban de sus casillas de repente, pero eran detalles a comparación de lo luminoso que era su ser. Te juzgué mal Izumi, lo siento, se disculpó en el pensamiento.

—¡Gracias Izumi! ¡Eres increíble!—no pudo evitar expresar y el muchacho le miró con suma dulzura, como los dueños ven a sus mascotas.

—Pues muchas gracias Misaki, pero yo no he hecho nada. Además, tú también eres increíble, solo hace falta que te la creas. Ten más confianza en ti, pequeño canario.

Enrojeció por completo. ¿De verdad Izumi pensaba eso de él? ¿Aún sabiendo su patético amor hacia Ren? ¿Aún conociendo todas sus acciones? ¿Aún con la facilidad que poseía para ser descifrado? Con Izumi no fingía, no mentía, no simulaba ser una buena persona como con Ren, con Izumi era exactamente como quería. ¿En verdad creía que era increíble con todo ello? El oji-verde palmeó su hombro para reconfortarlo, ya que no se conocía otro modo de darle ánimos a una persona y, como si hubiese leído su mente asintió.

Sí, aún con todo ello.

Notas finales:

Como ven, Takashi ya admitió que está enamorado de Enjou.... (¡Ya lo sabíamos petirrojo!!)

Ahh pero no sabían (o tal vez sí) la complicidad de Rui con Aoi (pobrecito Rui, hace todo por amor, incluso las cosas malas)

Kotoko no es propiamente una villana, ya vieron que es algo... ida... por no decir otra cosas...

Para las fans del YuuxRen... ¿Qué tal estuvo el acercamiento? ¿Les agrado?

Misaki e Izumi!!!! (Izumilovers.... ¿Les agradó su momento?)

Adoradores del EnjouxTakashi, paciencia mis queridos, ya no falta mucho para los momentos melosos, como os lo dije, Enjou es un pancito y dará toda su masa (ok eso suena raro) para conquistar al petirrojo.

Y pues ya saben, drama seguro el próximo capi (y el otro y el otro jajajaja) (Por qué ries?? No es gracioso :/ )

Los amo mucho y nos vemos la próxima semana. Gracias!!!


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