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Fujoshi de mi corazón. por Miny Nazareni

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Notas del capitulo:

It's Tuesday!!!! Yeah!!!

Y aunque no me lo crean, sentí la semana rápida, quizá porque me fui de vacaciones y no regresé hasta ayer ;), pero bueno, ahora sí, empezaron mis días de parásito (a menos que consiga un empleo)

Peeero bueeno!!! No importa, la vida es hermosa sin importar que no haya dinero :S

Este capi es extraño, no niego que me salió extraño, pero lo podemos considerar como un "preludio a". Sin duda Enjou nos sigue mostrando toda esa miel que yo os advertí que tendría, Ren sigue usando sus encantos jaja y Misaki, oh mi Misaki... el drama YuuxMisaki continua con más fuerza.

El que regresa con maestría y perfección es mi amado Izumi!!! Yei!!!!! Amore mio!!!

Así que, definiendo.... Izumilovers, les gustará un poquito... fierecillas, les agradará por plantear una situación en el futuro y pancitos.... bueno... ustedes seguirán en una nube de azúcar.... (este Enjou viene con todo!!!)

Los quiero y amo mucho, espero que les guste ;)

Capítulo 16: En el corazón no se manda.

 

El ave revoloteaba en toda la habitación y Takashi le miraba con embelesamiento y una sonrisa. Enjou también miraba al pequeño petirrojo volar encima de Takashi, como si el chico fuese su amo y le estuviese agradeciendo, cosa que no le extrañaría, ya que el castaño trataba a la criatura casi como si fuese suya, aunque hubiese alegado una y otra vez que no lo era. Le sonrió al despistado muchacho y éste notó la sonrisa solo para devolverla emocionado. Cada vez que Enjou sonreía de ese modo, como comprendiendo su torpeza, a él le daba un ataque. Ya había pasado el fin de semana y la primera noche siguiente a ese acuerdo de ambos, Takashi no pudo dormir, temeroso de que todo hubiese sido una treta de su subconsciente y al día siguiente Enjou fuese el mismo que antes, seco e indiferente con él. Pero lo único que ganó fueron unas horrendas ojeras y un sutil pero cariñoso regaño de parte del pelinegro, quien continuó siendo amable, atento, casi como otra persona, una persona que, si ya de por sí le movía el piso (más de lo usual) con su nuevo “comportamiento” lo tenía en las nubes.

Ugh… eso fue jodidamente cursi, por favor contrólate Takashi, pensó el chico volviendo a ver al petirrojo que ya estaba más que sano y salvo.

                —Es increíble Enjou, realmente lograste curarlo, eres genial.

                —Gracias—replicó ligeramente avergonzado y desviando la mirada, estaba encima de su cama, en la parte superior de la litera y no dejaba de prestarle atención—Pero ambos lo salvamos, ya te lo dije.

                —Pero tú fuiste la mente maestra de todo, ambos te estamos devotamente agradecidos.

Negó con la cabeza y miró el reloj con algo de sorpresa.

                —Yo no hice gran cosa, pero será mejor que te apresures, tengo entendido que hoy tienes la primera hora y ya es tarde.

El aludido inspeccionó su horario y también el reloj dándose un zape en la cabeza al comprender que su “hermanastro” tenía razón.

                —¡A la mierda!—le miró con disculpa por la expresión y Enjou sonrió sin inmutarse—¡Es tardísimo!

Se lanzó a la velocidad de la luz al baño con su toalla, sus artículos de aseo personal y a su vez con las muletas mientras Enjou miraba al techo como si pidiera al máximo del cielo ayuda para el despistado muchacho con el que vivía. El petirrojo se colocó  en la orilla de la cama y giró la cabeza como analizándolo, Enjou acarició su cabecita y le guiñó un ojo.

                —Espero que te recuperes pronto pequeño petirrojo.

                —¿A ti también se te da eso de hablarle a las aves?—preguntó una aguda voz irrumpiendo desde la ventana.

El oji-gris medio brincó con semejante intromisión, el ave salió volando y Koti-chan le miró sin comprender el motivo de su reacción mientras entraba por completo en la habitación.

                —¡Santo cielo! ¡Koti-chan! ¡No me asustes así!—respiró con más tranquilidad y bajó de la cama—Ahora entiendo a tu hermano cuando te pide que seas prudente.

                —Me disculpo, pero no pensé que estuvieses tan distraído, el único que se exalta siempre que me ve, como si no lo esperara es él, por lo perdido que está—esbozó una sonrisa maliciosa—Eso quiere decir que estabas distraído… ¿En qué pensabas? O más bien… ¿En quién pensabas?

La miró mal y después lanzó un suspiro resignado. ¿Qué más podría decirle a esta niña si ya lo conocía todo de él?

                —No sé de qué hablas—trató de fingir aún sabiendo que a ella nada se le escapaba.

Y en efecto, así fue porque la pequeña de doce años cruzó los brazos y lo miró como a un niño pequeño que se empeña en mentir acerca de quien rompió el jarrón.

                —Quiero suponer que las cosas entre tú y mi hermanito ya mejoraron… seguiste mi consejo… ¿Verdad? Eso está muy bien, porque la verdad es lo que más quiero, que tú y Takashi nii-san se queden juntos, él está enamorado de ti y tú lo estás de él… ¿Cierto?

                —Koti-chan…

                —¡Oh vamos! No puedes seguir negándolo, dilo fuerte y claro. Anda, anda… si, si…

Giró los ojos, suspiró sin otro remedio y tronándose los dedos en señal de nerviosismo, habló.

                —Sí, estoy enamorado de tu hermano. Como siempre lo he creído, él es el amor de mi vida y esta vez no voy a perder la fe. Lo voy a conquistar—la miró al borde del delirio—¿Feliz?

Lanzó un gritito de emoción mientras brincaba y asentía. Feliz era poco, estaba dichosa, su sueño estaba frente a sus ojos y moría de ganas de verlo cumplido. Al parecer voy a tener que intervenir, si le dejo todo a manos de Enjou, es probable que me tarde una vida en ver yaoi, pensó perversamente la pequeña fujoshi.

                —Extraordinario—sacó su celular y tomó una foto de su rostro sonrojado—¡Kya!

                —Contrólate, tu hermano podría escucharte.

                —Mejor aún, así acabamos con esto, se confiesan, tienen sexo salvaje y yo lo grabo con mi celular—miró al aparato con cierta molestia—aunque no sé si tenga la resolución suficiente para grabar todo a precisión y cuando digo todo… pues sabes bien a lo que me refiero. Por eso estoy ahorrando para comprarme una cámara réflex.

El muchacho estaba rojo ante tanta locura dicha por su hermana menor, se suponía que era una niña, los niños son tiernos, inocentes, dulces y principalmente ingenuos. ¿Dónde quedó la ingenuidad de Kobashi Kotori?

En un manga yaoi, seguramente, pensó con cierto sarcasmo.

****

                —A ver, a ver… ¿Me lo repetirías? Porque no estoy entendiendo nada.

Takashi masticaba sus papas a la francesa con demasiado frenesí ante la información mientras transcurría el almuerzo. Eran demasiadas cosas para menos de una semana. Primero, todo el problemón con Misaki, después el beso de Ren, el beso de Izumi a Misaki y ahora… esto. Yuu entendía su dilema mental, se encontraba igual o peor, durante el resto del fin de semana se había sepultado en su habitación pensando mil cosas. ¿Cómo convencer a Misaki de que no estaba enamorado de Ren? ¿Cómo? Si parecía que, entre más pasaba el tiempo, ese idiota le hacía sentir cosas extrañas. Casi lo besa, casi se olvida de todo lo que Ren Ashiya representaba para su rubio mejor amigo, casi se deja derrotar por ese maldito chantajista de mierda y no podía permitirlo, no debía. Era imperativo que se alejara de él, aún si necesitara sus clases, aún si el examen de manejo estaba cerca y él no se sentía listo, aún con todos esos contratiempos, no estaba en sus planes dejarle el camino libre a ese bastardo, no cuando la culminación de sus planes perversos significaba el sufrimiento de Misaki y su odio, principalmente su odio.

Por ello, cuando el estúpido capitán del equipo de natación continuó jodiéndole la vida al llamar sin parar a su celular y él le ignoró, el pelirrojo recurrió al arma más baja y ruin que se le pudo haber ocurrido. Su madre.

Maldito manipulador miserable, pensó furioso.

                —Lo que oyes, Ren llamó a mi madre y le pidió permiso para que me quedara el fin de semana a dormir en su casa—bufó—mi ingenua progenitora creyó sus argumentos de “Un trabajo escolar” y prácticamente me vendió con él. Ahora estoy condenado y por eso necesito tu ayuda, ya que Misaki se niega a hablarme y no me deja explicarle las cosas como son, te necesito a ti, necesito que vayas conmigo.

                —¿Y cómo participo yo en esa locura? No quiero ser mal tercio.

Le miró con maldad absoluta y Takashi se encogió en su asiento aterrado. ¿Acaso dije algo malo?

                —¿Cómo diablos serías un mal tercio? ¡Él y yo no somos nada maldita sea! ¡Es que a ti también tengo que repetírtelo!—replicó furioso y apunto de arrojarle su bebida en la cara, pero entonces comprendió que Takashi no tenía la culpa de ser tan contradictorio.

Decía no tener nada con Ren, pero le afectaban sus avances y mucho más de lo que le hubiese gustado admitir. El castaño suspiró aliviado al ver su actitud más relajada y miró a los lados como buscando una solución.

                —Lo entiendo, en serio que sí, pero tienes que aceptar que Ren no te es indiferente, a mi parecer, quizá nunca te lo ha parecido. Te empeñabas tanto en odiarlo que no era natural, hasta alguien tan ido como yo puede verlo.

Se cubrió el rostro esperando que Yuu reaccionara mal ante sus palabras y le lanzará mucho más que su bebida, quizá cuchillos afilados, quizá la mesa entera. Pero fue innecesario, porque el pelinegro bajó la mirada ante el discurso analizando su contenido. Era ilógico y al mismo tiempo bastante congruente, si no le interesara lo que ese maldito pensara jamás se habría dedicado a detestarle como lo hacía. En el fondo siempre deseó que Misaki fuese feliz, que se enamorara de otra persona que sí supiera valorarle, pero nunca, jamás, en todos esos años, se imaginó a Ren correspondiendo esos sentimientos, nunca lo deseó, nunca creyó que fuese posible. ¿Por qué tenía ese concepto? ¿Por qué no podía visualizar a Misaki y a Ren juntos si quería que su mejor amigo fuese feliz?

                —Eso es lo de menos—evadió el tema y Takashi, tan disperso como siempre, no lo notó—Lo que quiero que me digas entonces es… ¿Me vas a ayudar? Todo lo que necesito es decirle a mamá que irás conmigo, así no me dejas a solas con ese loco. Por favor Takashi, por favor.

El aludido se rascó la cabeza y le miró incómodo. ¿Cómo decirle que sí? ¿Y cómo decirle que no? Era demasiado complicado y difícil no apiadarse de su situación, además… ¿Cómo dejarlo solo si Misaki le había abandonado? No se acostumbraba al conflicto, no se acostumbraba a verlos separados cuando siempre habían compartido todo. Lo llevaron al extremo, ahora hasta comparten el amor, pensó y se asustó de sus ideas mientras lanzaba un enorme suspiro.

                —Está bien, iré contigo, pediré permiso en casa.

                —Gracias Takashi, gracias de verdad—le miró con alegría contenida y bastante nervioso mientras el mayor de los hermanos Kotori negaba con la cabeza.

Algo le decía que se había metido en un gran lío.

****

Ya se había terminado la hora del almuerzo y, afortunadamente para él, las cosas habían transcurrido como las había querido. No puso un pie en la cafetería, porque no quería ver a Yuu sentado en una de las mesas, comiendo tranquilamente con la mosca desesperante de Takashi Kotori. Aunque también había evadido ese lugar por otros motivos.

Miró el reloj que se encontraba en la pared y comprendió que tenía esa hora libre, por lo mismo, podía ir a comer en ese momento. Sacrificó su almuerzo y sabía muy bien la verdadera razón. No quería verlo a él, no quería enfrentarse a su mirada directa y profunda y, cada vez que pensaba en hacerlo, el recuerdo de su beso le invadía y sentía nervios absolutos. ¿Por qué me besó? Pensaba sin parar ¿Por qué le gusto? Eso no tiene sentido, ni siquiera soy lindo con él, ni siquiera me porto falsamente amable a su lado. Soy tosco, soy todo lo malo que puedo ser, no lo entiendo.

Eran demasiadas cosas para su ya de por si destrozado corazón. Si alguien le hubiese dicho la semana pasada que estaría en un dilema así, que perdería a su mejor amigo en un par de segundos, que la zorra de Aoi pasaría de ser su enemiga a ser la persona que le abriera los ojos, que odiaría y sufriría al mismo tiempo, que Izumi le besaría y se le confesaría en ese preciso momento, sinceramente no le habría creído.

Le peor era que no comprendía porque lo evitaba, había dejado de asistir a sus clases de dibujo por mucho que las anhelara, por mucho que quisiera seguir recibiendo sus consejos y enseñanzas, por mucho que deseara aprender lo suficiente para ser un gran pintor y cumplir su mayor sueño. Ren era prioridad, Ren y su amor por él, un amor que se veía amenazado por las palabras extrañas y las acciones de un chico que, se suponía, no tenía emociones. ¿Cómo puedo gustarle a alguien que es indiferente a todo? No le veía la lógica.

Estaba lo suficientemente ensimismado con todos esos pensamientos que no se fijó al dar la vuelta en uno de los pasillos y chocó con alguien. Esa persona igual estaba despistada, iba pensando todo aquello que le atormentaba y la enorme confusión de su corazón. Por ello, cuando ambos chocaron y elevaron la mirada, ambos reaccionaron de forma diferente y al mismo tiempo coincidieron en emociones.

Misaki contuvo sus ganas de sonreírle como siempre lo hacía al verlo y simplemente desvió la mirada. Un fin de semana, un jodido fin de semana y sentía que una parte de él estaba muerta al no tener a Yuu en su vida. Si todo estuviese bien entre ellos, podría contarle sobre su dilema con Izumi, el Kaichou le aconsejaría, le regañaría seguramente y después compartirían un pedazo de pizza entre risas, porque no había nada mejor que los sábados de pizza y bromas viendo la televisión y quedándose en la casa del otro. Oh mierda, le dolía, le dolía demasiado que Yuu lo hubiese arruinado, que Yuu le traicionara de esa forma, no cuando él era la persona más especial de su vida, después de Ren. Pero justamente por eso, porque Yuu iba después de Ren, era el porqué las cosas no debían volver a ser las mismas entre ellos.

Yuu por su parte no reprimió sus sentimientos, echaba a Misaki tanto de de menos, ese sábado sin él, esa mañana sin recibir al rubio en su puerta diciéndole que le dejaría plantado por enésima vez para irse con su “amado Ren” y él haciendo muecas, pero resignándose. Misaki en el almuerzo mirando ceñudamente a Takashi, pero contando con él siempre, lanzando comentarios sarcásticos, compartiendo planes y estando juntos en todo. Y ahora todo eso ya no existía más porque Misaki le odiaba, porque Misaki nunca iba a perdonarle su “traición”, una traición que ni siquiera existía, porque él no hubiese besado a Ren de no ser por ese maldito chantaje, de no ser por su bocota estúpida. Si tan solo se hubiese quedado callado, todo seguiría como siempre y podría sonreírle a Misaki sabiendo que éste correspondería su sonrisa.

Dolía, a ambos les dolía, porque está establecido que una amistad a veces puede ser más dolorosa que el amor y ellos eran los mejores amigos, siempre juntos, siempre ante todo y ahora… ahora todo estaba perdido. Ninguno quería decirlo, ninguno podía asimilarlo, ninguno quería soportarlo.

Pero era la verdad y nada podían hacer para cambiarla.

El rubio estaba por marcharse de ahí tratando de ignorarlo, pero entonces Yuu no pudo más, tenía que intentarlo, por lo menos una vez más, por lo menos muchas veces hasta que fuese imposible.

                —Misaki espera…

                —No—interrumpió tajantemente y le miró con crudeza—Lo que sea que quieras decir no voy a escucharlo.

                —Siempre tan necio Misaki, siempre tan metido en tu papel. Tendrías que escucharme, una persona siempre da el beneficio de la duda a otra—replicó el pelinegro tratando de sonar sereno y no alterado como se sentía.

Enarcó una ceja y reprimió sus ganas de exaltarse como la última vez, no tenía sentido.

                —Hay quienes no lo merecen Yuu.

                —¿Y yo soy uno de ellos? Es que tú no entiendes todo lo que estás causando con tu actitud. ¿De verdad te importa tan poco nuestra amistad?

Apretó sus puños y retuvo sus lágrimas, no iba a llorar, no le iba a permitir que lo viera flaquear.

                —¡A mí me importaba! ¡Fuiste tú quién lo tiró todo a la borda!—miró al techo para apagar la picazón en sus ojos—Así que deja de insistir, no tengo nada que hablar contigo, tú y yo no somos nada más que desconocidos ahora.

El escozor en su corazón aumentó, Yuu se sostuvo el pecho tratando de acallarlo e insistió.

                —Para mi tú no eres un desconocido, siempre serás mi mejor amigo, siempre te pondré a ti ante todo. La prueba de ello es la forma en la que me siento, lo confundido que estoy, lo difícil que es para mí lidiar con él, con sus sentimientos, con los míos, con los tuyos. Pero tú eres lo más importante para mí, aún si yo de verdad me hubiese enamorado de Ren, te juro que jamás te haría ese daño, me callaría, me reprimiría para siempre, porque él es tuyo, en tu corazón lo es, aunque no lo sea en la realidad.

Relajó la tensión de su cuerpo, Misaki analizó el discurso y quiso creerle, quiso volver a confiar en él, una parte de él le aseguraba que siempre iba a ser así, que siempre contaría con Yuu sin importar lo que pasara. Pero ese beso volvía a su mente, esa imagen destrozaba toda posibilidad de redención, no la tenía, Yuu nunca volvería a ser quien era para él. Jamás.

                —Te digo algo Yuu, no tienes por qué seguirte reprimiendo, anda, ámalo, acepta sus sentimientos y haz todo lo que yo siempre quise hacer con él—endureció el tono de su voz y le costó demasiado ser tan crudo con lo siguiente que dijo—Quiero ver cuánto te dura el gusto, porque presta atención. Cada vez que lo mires, quiero que pienses en mí y los años en los que yo lo miré. Cada vez que te bese, piensa en mí y las muchas veces que yo anhelé probar sus labios. Cada vez que te toque, cada vez que incluso te haga el amor, si es que llegan a hacerlo, recuérdame a mí, suspirando, luchando, amándole, queriendo darle todo. Quiero que cuando le digas “Te amo” pienses en las millones de veces que yo se lo dije en mi corazón, en silencio, quiero que te quede grabada en el pecho mi desdicha—le miró con acritud—Realmente dudo que puedas ser feliz aún sabiendo eso, y me voy a encargar de que así sea, de que nunca me saques de tu cabeza, de que nunca se te olvide que, antes de que tú lo amaras, yo lo hice primero.

Y quizá Misaki no lo entendía en ese momento, pero acababa de sellar la historia de Ren y Yuu con tal discurso. Sus palabras le calaron el alma, le hicieron sentir una basura, un maldito miserable, porque era verdad. Cada vez que Ren le sonriera, él no se sacaría a Misaki odiándole y aquello dolía muchísimo, era como astillas en el cuerpo, era como un veneno en el corazón y un tumor en el cerebro que lo dejó paralizado. Misaki ya no dijo nada más y esta vez Yuu no le detuvo cuando comenzó a caminar alejándose de él en los pasillos. Volvió a sostener su pecho, esta vez la herida era más grande y difícil de hacerla sanar.

Quizá no lo hiciera nunca.

El oji-azul se ocultó en uno de los salones no queriendo que Yuu viera su debilidad. Sostuvo su rostro con sus manos y negó repetidamente mientras contenía las lágrimas. No iba a llorar, no iba a llorar, se lo había jurado con sangre, Ren sería más importante que Yuu, mucho más.

Aunque le matara por dentro tal decisión.

                —¿Por qué Yuu? ¿Por qué tuviste que enamorarte de él?—se cuestionó en voz alta—¿Por qué precisamente de él? ¿Por qué no pudiste amar a alguien más? ¿Por qué Ren? ¿Por qué?

                —“Porque en el corazón no se manda, porque amamos sin mirar, porque somos como viajeros, si nos quedáramos en cualquier lugar estaríamos vacíos. Porque amar va más allá de una elección, no puedes pretender que una persona te ame, por mucho que tú la quieras. Cuando el corazón se coordina con la razón y ambas dicen “no”, no hay de otra y tienes que acatar sus órdenes por mucho que te duela”—el tono de su voz cambió e Izumi dejó de leer su libro para mirarlo sin ninguna emoción—…lo lamento… no sabía que había alguien aquí.

Misaki se limpió sus inminentes lágrimas y miró al castaño sintiéndose bastante sorprendido. Ese, al parecer, era el día de toparse con las personas que evitaba. Primero Yuu, ahora Izumi. Trató de fingir serenidad, trató de olvidar todas las imágenes que le evocaba su cerebro con su sola presencia, trato de lucir sereno, alterado sí, pero nunca perturbado por su culpa.

                —No… yo lo siento… soy yo el que no sabía que estabas aquí.

                —Es el club de lectura—respondió el oji-verde como si fuese algo obvio—Leemos en voz alta algunos libros o poemas.

Miró a su alrededor, estaba algo confundido. Izumi había dicho “leemos” pero en ese lugar solo estaban ellos dos. ¿Y el resto del club?

                —¿Dónde están los demás?

                —No hay nadie más, soy el único miembro.

Izumi encogió los hombros como si nada y Misaki volvió a mirarlo con rareza. Sólo, en un club y leyendo en voz alta, era un poco extraño, pero ya nada debería sorprenderle de Izumi, considerando el tiempo que había pasado con él.

                —Ya veo—dijo por educación y ya no supo qué más agregar.

Aunque Izumi sí. Lanzó su bomba como lo hace alguien acostumbrado a no tener tacto con las cosas y las personas, alguien que no le importa ser directo si eso incomoda a los otros. Alguien como yo, en cierto modo, pensó fugazmente.

                —No has vuelto a las clases.

Fue como si le hubiesen arrojado un balde de agua fría en todo el cuerpo, como si le hubiesen electrocutado. ¿Y ahora qué iba a decirle? La verdad, no hay nada más que la verdad, le has estado evitando por miedo a que mencione el beso y sus sentimientos de nuevo.

                —Sí… he estado algo ocupado…

                —Lo entiendo—dijo como si nada el muchacho y volvió a su lectura como si fuese lo más interesante del mundo, como si tuviera más valor que su conversación. ¿Realmente la tenía? ¿En verdad Izumi no quería hablar de lo que había ocurrido?

¿Y si quien le estaba dando demasiada importancia era él mismo? Izumi se veía bien, normal, como alguien consciente de lo que ha hecho y de lo que repercutirán sus acciones, pero ni así se notaba inmutado con su reacción. Eso quería decir que, quien se estaba matando con dilemas y cuestionamientos era él mismo. No tenía porque evadirlo, no tenía porque dejar de asistir a sus clases, no tenía porque abandonar su sueño y enfocarse en Ren nada más. Lo de Izumi era algo sin importancia como podía ver y era hora de que lo tratara como tal.

                —Sí…—susurró y continuó con firmeza—Pero ya no más, he resuelto todos mis pendientes y mañana volveré sin falta al almuerzo.

El más alto enarcó una ceja y abandonó su lectura mirándolo con una emoción indescifrable para él, difícil de definir. ¿Era sorpresa, era incredulidad, era escepticismo? No lo sabía.

                —¿De verdad?—Misaki asintió e Izumi continuó como si nada—Entonces te veré mañana, lleva tus materiales, estás algo retrasado y tienes mucho que hacer.

                —Así lo haré, te veré mañana Izumi.

Salió de ahí más confundido que antes con esa actitud de “no me importa nada” e Izumi le dejó marchar mirándole intensamente y, después, volviendo a su libro en voz alta.

                —“Pero si nos cerramos al verdadero amor, aquel del que todos creen una falacia, entonces… ¿Cuándo aprenderemos a amar? Oh desafortunados nosotros los mortales, que buscamos en el otro nuestras propias carencias, sin ser conscientes de que su amor infructuoso es el responsable de ellas”

Misaki escuchó con atención y una parte de sí mismo, aquella oculta y sumamente manipulable, le dio la razón al texto. Aunque nunca lo admitiera, aunque se empeñara en culpar a Yuu, aunque siempre creyera que las cosas debían ser como él quería y sólo así sería feliz. La realidad era otra, la verdad era diferente.

Su amor infructuoso era el responsable de sus desgracias.

****

Koti-chan había visto muchas veces a su hermano perder el sentido. No era el ejemplo de la racionalidad ni la madurez. Cuando tenía diez años y todo su mundo se derrumbó con el divorcio, Takashi fue el único que no la trató como tonta y le explicó las cosas, le hizo comprender por qué, a pesar de que fuese doloroso, era mejor que sus padres se separaran en vez de que se siguieran haciendo daño. Por eso lo adoraba, por ello nunca iba a dejar de idolatrarlo como lo hacía y precisamente por eso, quería hacerlo feliz. Había husmeado muchísimo en la casa de Kotoko, la había seguido con la mirada, había analizado los rumores de la hermana menor de Aoi Maya y ya tenía algunas cosas claras.

Sí, al parecer Aoi amaba a Enjou, desde niña y siempre creyó que éste algún día le correspondería, pero Enjou le había cambiado la jugada al conocer a su hermanito y enamorarse de él. Era ese el jodido dato que le hacía falta, uno de tantos. ¿Cómo diablos había conocido Enjou a Takashi? Y aún más importante que eso era saber si el escritor y Enjou tenían alguna relación. Ya sabía que el “escritor” había aparecido hace dos años, quizá Takashi había conocido a Enjou hace dos años y no lo recordaba, eso explicaría la teoría de las cartas. Temeroso de ser descubierto, Enjou había empezado con esa historia romántica y alucinante, cartas misteriosas y bellas palabras. Tenía sentido, Enjou escribía las canciones de la banda, algunas, las otras las escribía Rui. Tenía talento para las letras, quizá era él y había dejado de escribirle al descubrirlo su hermanastro.

Pero no, aquí hay algo más, pensó ofuscada sin dejar de mirar a su hermanito quien, como dije al principio, había perdido el sentido. Enjou se portaba así  con Takashi por otra cosa, Aoi le separó de mi hermano, le hizo creer que no era correspondido, si es así… ¿Entonces por qué escribiría las cartas? Razonó severamente y llegó a otra conclusión que le dejaba en un trayecto sin salida.

Enjou no es el escritor, se dijo con firmeza y volvió a mirar a su hermano.

El aludido había perdido el juicio. Azotaba su cabeza sin control en el tronco del árbol donde el petirrojo había vivido y Koti-chan juró que, de seguir así, iba a sufrir una contusión severa.

                —¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué soy tan estúpido? ¿Por qué siempre me meto en problemas?—se dijo mientras seguía azotando su frente sin parar y ella levantó una ceja.

                —Nii-san… si sigues así… vas a lastimarte. ¿Por qué te atormentas de ese modo?

Por un momento no habló, solo continuó golpeando su cráneo con la esperanza de desmayarse y quizá nunca despertar. Sabía que era cobarde de su parte, pero no podía evitarlo, quería huir de esa horrible situación en la que se había metido por andar de lengua larga. Eres un tonto, tenías que ir y decirle que sí a Yuu.

                —Porque sí, porque soy un imbécil, oh soy tan estúpido, quiero morirme.

                —Pues no tardarás mucho si continuas haciendo eso—replicó una tercera voz y Takashi se dio un último azote antes de voltear y enfrentarse a la mirada de curiosidad del recién llegado.

La menor de los Kotori sonrió traviesamente y el mayor enrojeció al ser atrapado en una situación tan vergonzosa, un poco de corteza del árbol se había adherido a su frente y su “hermanastro” le miraba como si hubiese perdido la cordura o la hubiese dejado olvidada por ahí.

Lo había hecho.

                —Enjou… yo… bueno…

                —Menos mal apareces Enjou nii-san, pensé que tendría que recoger el cadáver de mi hermanito cuando cayera inconsciente de tanto golpe.

Le lanzó una rápida mirada como si estuviera apenado. Ya bastante malo era haber sido descubierto haciendo algo tan ridículo como para que ella agregara sal a la herida. Se limpió la corteza de la frente y sintió dolor sin poder reprimir la mueca. El joven “príncipe” se percato de esto y se acercó con cuidado mientras le revisaba, provocando un sonrojo más violento en su rostro y un gritito agudo en su hermana.

                —¿Estás bien? ¿Por qué hacías algo así?

                —Bueno… es que… es una larga historia, pero digamos que me metí en un serio problema.

El pelinegro le miró con preocupación y la castaña replicó:

                —Tampoco es tan grave nii-san—el aludido le miró sin creerlo, Enjou no comprendía y la pequeña fujoshi procedió a explicarlo—Solo que Yuu necesita un polizón, un mal tercio para evitar que Ren se le vaya encima y le pidió a Takashi que fungiera en ese papel. Mi lindo hermano no se pudo negar y ahora cree que se metió a la boca del lobo.

Takashi estaba por replicar que sí era terrible, él no quería ir a casa de Ren y quedarse a dormir. Sabía que, con su pasado y sus antecedentes, el castaño no tenía derecho a sentir pánico de Ren y sus antiguos coqueteos, pero no podía evitarlo. Además, le aterraba que Misaki se llegara a enterar y lo terminara de asesinar como había querido hacerlo desde el primer día que le vio. Estaba por explicar todo esto cuando Enjou movió las manos agitadamente y pidió una respuesta ante tanta cosa que desconocía.

                —Espera, espera… no entiendo. ¿Por qué Ren Ashiya se le iría encima a Yuu Madara? Tengo entendido que ellos se odian.

Ambos hermanos le miraron con cierta pena, el chico estaba atrasadísimo en noticias y era hora de informarle todo el embrollo. Takashi fue el encargado de tal tarea, le habló de Aoi y su acercamiento a Ren, de los celos de Misaki, las clases de manejo que Yuu necesitaba y Ren le había ofrecido, las sospechas de Misaki, la metida de pata de Yuu y, por consiguiente, el chantaje, el beso, la reacción de Misaki al saberlo y finalmente, los sentimientos de Ren, su insistencia al buscarlo y “conquistarlo” y su treta con la madre de Yuu. Así todo quedó claro para Enjou, quien no podía creerlo y Takashi se sintió mejor de haber platicado de esto con alguien más que no fuese su hermana, la adoradora del yaoi.

                —Así que, a grandes rasgos, esa es la historia.

                —Increíble—dijo el oji-gris sin salir de su estupefacción y Takashi intervino.

                —Ahora comprendes por qué estoy en un gran lío. No quiero ir y ser un mal tercio ahí solo, pero no sé cómo negarme.

El hijo de Fusaki Junko razonó en su interior, en efecto, Takashi no podía ir solo a esa casa, independientemente de ser un mal tercio o no, aún no le tenía buena fe a Ren Ashiya. Podría decir que estaba interesado en Yuu Madara, pero también lo había estado en Takashi y eso no le daba buena espina. ¿Y si quiere a ambos juntos para aprovecharse de ellos? Algo así como un trío. Enrojeció con sus pensamientos y se dio una bofetada mental. ¡Basta Enjou! ¡Hasta dónde llega tu cabeza! Se reprendió y negó mientras trazaba la solución en su mente y la expresaba en voz alta.

                —Descuida Takashi, tú no irás solo. Yo te acompañaré. No creo que al Kaichou le moleste tener dos polizones en casa en vez de uno.

Ambos castaños le miraron con emociones diferentes. Koti-chan con malicia por supuesto, algo le decía que las verdaderas intenciones de su Enjou nii-san eran alejar a Takashi de cualquier otra persona que no fuese él. Por su parte, Takashi se quedó en blanco sorprendido, pero después sonrió aliviado, con mucha alegría, mucha luz. Él estará a mi lado, nada malo pasará.

                —¿Lo dices en serio? ¿No te incomoda?

                —Claro que no—le sonrió y acarició su mejilla con su mano mientras la menor reprimía otro gritito—Podemos ser mal tercio juntos.

Su corazón latió como loco y asintió aún más enamorado que otros días. El nuevo Enjou era maravilloso, lo amaba, lo amaba incluso más que antes y aquello hasta era peligroso. Pero lo dejó pasar. ¿Y qué si se estaba enamorando como un idiota? Por una vez en su vida quería sentir esa emoción sin juicios de nadie, ser libre, libre de todo lo que alguna vez hizo o deshizo.

Libre para amarlo.

Notas finales:

Enjou y su imaginación, lo amo!!! (Un trío jajajajajaja). Takashi y su nueva manía de azotarse en los árboles jaja

Aunque Koti-chan tiene razón... si se confesaran ahora todo sería taaan sencillo (tendrían sexo y ella lo grabaría, que es lo más importante jaja) ella perdió su inocencia hace mucho :S

Ren y sus trucos, la madre de Yuu es taaan manipulable, pobre fierecilla acosada y confundida :D

Misaki oh dulce y tonto Misaki, lo que dijiste a Yuu fue demasiado cruel, peeero.... Izumi te la regresa con elegancia...

Y hablando de Izumi y Misaki.... Izumilovers, así como les advertí a los pancitos sobre su capítulo... así lo hago con ustedes.... solo diré una cosa.... amarán el próximo capi :D

Pero ya no me adelanto, espero que les haya gustado, los amo mucho muchísimo y nos vemos el próximo martes...

PD: Ahh por cierto, con respecto a las peticiones de la segunda temporada del CAFF, descuiden, yo tengo planeada la historia de Rin-chan y Hontou-san, tal puede ser considerada una segunda temporada... ¿Por qué? Bueno... porque Hanna, Morina, Kobashi (de forma distinta pero genial) y casi todos estarán ahí, además de nuevos personajes, :D así que no teman, la segunda temporada, existirá, espero no defraudarles ;)

Y ahora sí, me despido, les quiero ;D


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