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Fujoshi de mi corazón. por Miny Nazareni

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Notas del capitulo:

Que el Yaoi esté con ustedes, fujoshis y fundanshis!!!

(Que así sea)

Creo que este es un saludo decente, ignoro si es el definitivo ;)

Como sea, lamento la hora, mi día fue un infierno (trámites de titulación, burocracia, filas interminables... etc... etc...)

Pero ya no les molestaré con mi vida, es aburrida, sigo en las filas del desempleo, pero la tramitada es mortal y casi ni me da tiempo :S

Lo que quiero decirles es que, tengo sentimientos encontrados con este capi. Lo amo!!! Con mi vida, en verdad que sí, pero no sé cómo lo tomen ustedes. Espero que les guste aunque sea un poco y no me odien.

Pancitos, tendrán mucha dosis, fierecillas, bueno... qué les puedo decir, prácticamente es suyo... Izumilovers.... perdónenme por favor... pero esta vez no veremos ni a Izumi ni a Misaki (buuu!!! mátenla!!) pero espero que les guste y no me odien, al menos no mucho D:

Capítulo 19: Amar a la fierecilla

 

Estaba en la oficina de la directora Fumiko, tenía mucho tiempo que no la visitaba, pero con todo el traqueteo de reponer clases que se volaba, los ensayos de Enjou, su persecución a Kotoko Maya, el misterioso regreso del escritor y sus recientes datos descubiertos sobre su nii-san, sobre Enjou, sobre todos, simplemente no había tenido tiempo. Se desahogó con la mujer, le contó todo lo que atravesaba su mente sin control y las múltiples sospechas que tenía de cada cosa.

Que si Enjou no era el escritor, que si Enjou era el misterioso chico que su hermanito había conocido hace dos años, que si el chico era el escritor, que si Aoi y Rui tenían que ver con los rumores, que si Aoi y Rui le habían separado de su hermano haciéndole creer que no era correspondido, que si esto, que si lo otro. Era un caos, un completo caos y la mujer adulta le prestó atención mientras revisaba unos expedientes.

                —Tranquilízate Koti-chan, tal vez deberías dejar a un lado todo este lio de tu hermano, morirás del estrés si continuas así—le sugirió la directora y la menor se exaltó.

                —Bromea… ¿Verdad? ¡Es apasionante! ¡Me fascina tanto misterio!—entrecerró los ojos—Me motiva a investigarlo y mejor aún… a descubrirlo.

                —Eres masoquista—concluyó la mujer y volvió la vista a sus expedientes.

Koti-chan prestó atención a ese hecho y se levantó de la silla que estaba frente al escritorio de la jefa de esa escuela. Sin ni siquiera inmutarse por su intromisión, Fumiko permitió que la menor se acercara a ella hasta el grado de invadir su espacio personal con tal de ver lo que parecía tenerla ocupada desde antes de que ella llegara.

                —¿Qué es lo que hace Fumiko-sensei?

                —Reviso los expedientes de algunos candidatos a profesores que voy a contratar, a todos ya los entrevisté, pero como te podrás dar cuenta, aún no me decido—le mostró los papeles—Estoy entre ellos tres.

La castaña de ojos grandes inspeccionó los datos y se fijó, principalmente, en las fotografías.

                —Él es gay y él también—señaló las imágenes—… él también es gay.

Giró los ojos y después sonrió con condescendencia.

                —Para ti todos los hombres son gays—Koti-chan asintió sin inmutarse y Fumiko entrecerró los ojos con un gesto pícaro. Fujoshi tenía que ser al fin y al cabo—Aunque si te soy honesta, yo también sospecho de uno de ellos.

                —¿En serio?—sus ojos se iluminaron—¿De quién?

                —De él—mostró el expediente y la menor amante del yaoi leyó en voz alta los datos.

                —Hontou Midori, 21 años, recién egresado de la universidad, especialidad: voleibol. Tiene dos cartas de recomendación de sus profesores, eminencias en el deporte. Soltero y bien parecido, no está nada mal.

                —¿Verdad que no? He llamado a sus profesores y ambos me dieron muy buenas referencias—suspiró—Más que el hecho de sospechar si es gay o no, la verdad estoy necesitada de un buen entrenador. Nuestro equipo de voleibol está por los suelos, no me quiero imaginar la humillación que tendría esta escuela si participaran en otro Intercolegial sin estar listos.

Kobashi Kotori reaccionó ante esta información y recordó algo de suma importancia.

                —¡Fumiko-sensei! ¡Cierto! ¡Usted recuerda el Intercolegial de hace dos años! ¿Tiene documentos o registros de las escuelas que participaron?

                —Por supuesto que lo tengo.

                —¿De verdad? ¡Asombroso!

Y antes de que brincara de emoción, la directora se levantó de su escritorio, revisó el estante donde estaban las carpetas llenas de papeles y, después de revisar un buen rato, obtuvo una bastante gruesa y algo polvosa. Fumiko abrió dicha carpeta y comenzó a explicar su contenido.

                —Este es un registro de todos los colegios que participaron, con datos de cada uno de los integrantes de sus equipos y por supuesto, de sus respectivos presidentes del consejo. Además, nos tomamos el atrevimiento de tomar una fotografía de cada escuela, para así tener correctos los datos—fue pasando las hojas ante la mirada maravillada de su pupila—Esta es la escuela del Oriente, del Norte, la escuela Central de la capital, Suroeste de la prefectura…

Al ir mostrando cada hoja, se veía una fotografía y sus datos, tales como premios o nombres. Fumiko iba pasando y de repente, en la carpeta, Koti-chan notó una imagen que se le hizo familiar.

                —¡Fumiko-sensei! ¡Espere!—colocó la mano en la fotografía y aseveró—Yo he visto esta foto, antes… recientemente…

Recapituló sus recuerdos, ella no era tan dispersa como su hermano y precisamente por esa razón pudo encontrar el dato perdido.

                —¿Dónde crees haberla visto?—preguntó la mayor y Koti-chan golpeó el escritorio recordando por fin.

                —¡Claro! ¡Es la foto que encontré en el escritorio de Enjou nii-san! ¡Dónde estaban las cartas de Takashi nii-san!

Fumiko asintió sin comprender la relevancia del dato y leyó lo que esa foto tenía de información.

                —Bueno, se trata de la escuela Noroeste de la Prefectura, en esa ocasión solo participó con su equipo de básquetbol y su presidente del Consejo era…—se quedó pasmada y la brillante sonrisa de su discípula fue mayor—…Enjou Junko.

                —¡Ja! ¡Yo tenía razón!

                —Espera… hay más… tu hermano fue anfitrión de varias escuelas y la Escuela Noroeste de la Prefectura fue una de ellas. Esto confirma tu teoría Koti-chan, el chico misterioso que conoció Takashi hace dos años fue Enjou Junko.

La aludida dio un brinco de emoción y exclamó bastante satisfecha:

                —¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Toma esa hermanito! ¡El amor de tu vida lo conociste hace dos años! ¡Es Enjou Junko!—contuvo su emoción y se puso seria—Y Aoi Maya lo sabía, por eso te conoce hermanito, Aoi y Rui sabían de ti desde entonces. Sabían cómo localizarte y…

El recuerdo del relato de Takashi volvió a su mente…. “él nunca llamó y aún si lo hubiese hecho, esa misma semana robaron mi celular…”. Ahí había un dato que se le había estado escapando, Enjou creía haber sido rechazado, eso quería decir que sí había buscado a Takashi, que sí le había llamado y había recibido una respuesta.

¿Pero cómo? Mi hermano no tenía su celular, eso quiere decir que alguien respondió por él, alguien que tenía ese celular en su poder, alguien que conocía lo despistado que podría ser.

                —Estás pensando lo mismo que yo… ¿Verdad Koti-chan?

                —Sí Fumiko-sensei, estoy pensando que hay alguien a quién no habíamos considerado.

                —Alguien que conoce todo acerca de tu hermano, alguien que estuvo con él todo el tiempo, incluso con los rumores.

                —Alguien que bien pudo haber robado ése celular para dárselo a Aoi Maya, alguien que sabía la dirección a la que mi hermano iba a mudarse…

Ambas quedaron calladas por un breve instante, pero con una sonrisa perversa, astuta, como si acabaran de resolver más allá de un simple enredo amoroso, como si hubiesen encontrado la clave para hallar el Santo Grial, la Piedra Filosofal, la fuente de la juventud…

                —Alguien...—susurró finalmente la directora fujoshi—…alguien llamado Tomoki Suhara.

                —Alguien… mejor conocido como… Tomo-san.

Se miraron cómplices… ya tenían más de la mitad del misterio resuelto.

****

Oh sábado, hermoso día de descanso, día de relajación, día de olvidar la escuela, de levantarse hasta las tres de la tarde si es preciso, día de flojera total y libertad. Precioso sábado, día para salir a dar una vuelta con los amigos, con la pareja, día de comer postre hasta hartarse sin preocuparse por una dieta. Un día perfecto para concretar una cita, un día espectacular para obligar a un chico a quedarse en tu casa, un día propicio para conseguir que un par de enamorados que son lo suficientemente estúpidos y torpes como para notar sus sentimientos te acompañen como chaperones, y así logres evadir con maestría tus sentimientos por ese chico manipulador.

Oh sí, sábado, un buen día… supongo.

Ren Ashiya tenía todo preparado, la verdad estaba que desbordaba emoción, no iba a negarlo. Si alguien le hubiese dicho un par de meses atrás que él, esperaría con ansia un sábado para poder estar con Yuu Madara, precisamente Yuu Madara, le habría dado un golpe. Los sábados eran de salir con chicas y algún otro chico. Secretos los tenemos todos y Ren no era la excepción, por miedo a que Misaki lo supiera, siempre se reservaba la información acerca de sus ligues masculinos. Había comenzado con esa “curiosidad” hace varios años, precisamente cuando tenía trece años y su rubio mejor amigo había cometido, ciertas indiscreciones. No le gustaba pensar en eso, no le gustaba pensar en las cosas que había estado haciendo. Tenía que hablar con Misaki, tenía que hablar con Yuu, pero aún más importante, tenía que hablar con Aoi, tenía que dejarle las cosas completamente claras a esa chica.

Ya no puedo cumplir mi acuerdo, pensaba el muchacho cada vez que veía a Yuu Madara en los pasillos castigando a cualquier chico problema. No puede obligarme, no puede. Las cosas eran diferentes ahora, él… por alguna razón que no se explicaba… él se estaba enamorando de Yuu. Que si estaba destruyendo al mundo con ello, claro que sí, sabía que estaba hiriendo a Misaki, sabía que estaba colocando al pelinegro en una situación complicada, sabía todas las consecuencias de sus sentimientos. Pero alguna vez el propio Misaki le había hablado del verdadero amor, cuando tenía quince años y una de las tantas chicas le había dejado porque estaba enamorada de otro. El rubio dijo claramente “No te preocupes Ren, el verdadero amor es así, llega de repente y no lo puedes evitar. Harías cualquier cosa por él, incluso volverte un egoísta, incluso pasar sobre cualquiera con tal de estar al lado de esa persona. Yo sé lo que te digo”.

Lo había comprobado, desafortunadamente lo había hecho.

Perdóname Misaki, perdóname de verdad, pero no puedo evitarlo, le quiero, tal y como dijiste, le quiero incluso por encima de ti, pensó tristemente y justo entonces el timbre sonó. Brincó del sofá en el que estaba y se lanzó a la entrada con una emoción que menguó su reciente culpa. Abrió la puerta con una deslumbrante sonrisa, la cual se le borró al instante al ver que su querida fierecilla, acababa de llegar, pero no sola, claro que no.

Vaya, vaya, vaya, parece que quieres jugar rudo fierecilla, pensó el pelirrojo, bien así será.

****

Los cuatro estaban en esa casa completamente incómodos. Yuu Madara, por supuesto, nervioso de la mirada ceñuda que Ren le había lanzado en cuanto llegó. Takashi Kotori nervioso de ser un chaperón, Enjou Junko reacio a separarse por lo menos cinco centímetros del castaño y Ren Ashiya fastidiado, vaya forma de joder un buen sábado. Felicidades Yuu.

                —Es en verdad una gran sorpresa, jamás pensé que Yuu vendría tan bien acompañado—fingió una sonrisa cálida y el Kaichou le fulminó con la mirada.

                —Dijiste que sería un fin de semana entretenido, quise invitar a algunos amigos.

                —Ya veo. ¡Pero qué gran idea! Traer al precioso Takashi Kotori a mi casa…—el aludido brincó con tal nombramiento y Enjou entrecerró los ojos mientras aferraba el cuerpo de Takashi  al suyo con su brazo, una clara forma de mostrar protección.

Y también… en cierto modo… de marcar territorio.

Ren se rió por lo bajo.

                —Aunque claro, como olvidar a Enjou Junko, bienvenido.

No dijo nada, solo asintió. Ren les ofreció agua para dejar pasar el tiempo  y se puso a analizar qué podría hacer para sacar a ese par de su casa. O por lo menos aligerar el ambiente. Yuu estaba sentado en uno de los sillones, Enjou pegado como lapa a Takashi y él desde el pasillo que daba vista a todo. De repente, una gran idea se le ocurrió, chasqueó los dedos y salió de ahí en dirección a su habitación, la casa era de un solo piso, por lo mismo volvió casi al instante con un juego de naipes y una maliciosa sonrisa.

                —Bueno chicos, como veo que están aburridos, vamos a jugar un poco. ¿Vale?

El pelinegro de ojos ambarinos le miró con sospecha, esa risita perversa que cargaba en el rostro no auguraba nada bueno. Enjou asintió de acuerdo con el juego y Takashi, por seguirle la corriente y acabar con tanta incomodidad, también aceptó. Sin más remedio, Yuu terminó conformándose y tomando asiento. Acomodaron el sofá de forma que los cuatro pudiesen sentarse alrededor de la mesita de la sala. Yuu evitó sentarse al lado de Ren y Enjou evitó que Takashi lo hiciera por ayudar al Kaichou. De ese modo y después de repartir sus cartas, todos miraron su juego con sentimientos encontrados. El pelirrojo atacó entonces.

                —Y… ¿Qué pensarían si hiciéramos este juego más interesante?

                —¿De qué hablas estúpido?—replicó Yuu y Ren le guiñó el ojo.

                —Sí, a qué te refieres Ren—preguntó inocentemente Takashi.

                —Bueno, algo muy sencillo, apostemos algo más que fichas—entrecerró los ojos.

                —Sé claro—pidió tajantemente el oji-gris.

                —De acuerdo Junko, lo seré. Si gano, quiero que tú y Takashi se vayan. Perdónenme, no es nada personal, pero Yuu y yo tenemos algo que arreglar. Ya otro día nos reuniremos si lo desean.

Maldito hijo de perra, gruñó Yuu en su interior y estaba por replicar con palabras altisonantes cuando el hermanastro de Takashi respondió el desafío.

                —Bien, acepto.

                —¿Qué?—hablaron al unísono Takashi y Yuu, entonces Enjou continuó

                —Pero si yo gano, nos quedaremos.

Ren enarcó una ceja, Yuu miró su juego, Takashi tembló como si estuviese por ver una pelea.

                —De acuerdo—miró al más bajo—¿Y tú que apuestas mi preciosa fierecilla?

                —Cállate—replicó enfadado y masculló—Si gano, me dejarás en paz para siempre.

Encogió los hombros y aceptó con un asentimiento de cabeza. Todos voltearon a mirar a Takashi.

                —Yo… bueno… yo…—estaba nervioso… ¿Qué cosa iba a apostar?—Supongo que… apuesto lo mismo que Enjou… sí, nos quedaremos si gano…

Bien, dijo suavemente el dueño de esa casa y comenzó la partida. Intercambiaban cartas, gestos, miradas, reproches y piropos. La casa Ashiya era un caos total, afortunadamente los padres de Ren no estaban ahí, los mayores habían tenido que irse a un congreso que oficiaba la empresa donde trabajaban y no volverían hasta el lunes. Por ello había sido un plan perfecto, tener a Yuu en su casa durante un sábado y un domingo, incluso había pensado en proponerle que llevara a Kuma y así los tres podrían salir a pasear o entretenerse en el patio. Tenía mucha ilusión, Yuu lo había arruinado y por eso no iba a perdonárselo. Voy a ganar, voy a ganar este juego, pensaba sin parar y confiado. La verdad era que las cartas era su juego favorito y por lo mismo era un experto en tal. Nadie le había ganado, ni Misaki, ni nadie experimentado o inteligente, las cartas eran su fuerte.

Miró su juego, era perfecto, sin duda nunca le habían salido cartas tan buenas. Hoy es mi día de suerte, quizá todavía pueda recuperar el tiempo perdido mi fierecilla, pensó mirando a Yuu y guiñándole un ojo, a lo que el otro respondió con una mueca. Takashi miraba sus cartas como si se tratara de un idioma desconocido y Enjou estaba sumamente concentrado. Al final, Ren Ashiya sonrió satisfecho, Yuu lució sereno, Takashi nervioso y Enjou serio, sumamente reservado.

                —Es suficiente, es hora de mostrar nuestras cartas. ¿Qué tal tu primero fierecilla?

                —No me digas así—dijo entre dientes el más bajo y mostró sus cartas de mala gana—Esto es lo que tengo. Dos pares de reinas, un trío de dieces. Full, no es tan malo.

El pelirrojo ensanchó los ojos, qué cerca, y sonrió.

                —Vaya que no mi fierecilla, no es nada malo, tienes talento.

                —Cierra la boca estúpido—miraron a Takashi y Yuu cambió su tono—¿Qué tienes tú?

El castaño miró sus cartas y las mostró como si fuese algo normal.

                —Par… de tres—todos le miraron como si estuviese loco. Tanta concentración y al final ese era su resultado. No debía extrañarles, hablaban de Takashi Kotori, era un milagro que no hubiese perdido una de las cartas o hubiese confundido el juego.

                —Bien. Obviamente no ganarás y por el momento Yuu va ganando, pero… querida fierecilla, yo soy bueno en esto, así que me temo que hoy no es tu día—sonrió y mostró su juego—Escalera de color, cinco cartas consecutivas del mismo palo, supera eso mi amor.

Recibió la patada en la espinilla y se quejó en el acto.

                —¡No me digas así imbécil!—estaba rojo del coraje… y de vergüenza. ¿Qué iban a pensar?

                —Espera espera—interrumpió Enjou mirando las cartas de Ren—Sin duda es un buen juego, realmente bueno.

                —Así es Junko, lo lamento, pero creo que van a tener que irse—ya saboreaba la victoria.

                —Sí, ciertamente…—entrecerró los ojos y sonrió de una forma tan satisfecha que a Takashi le dejó babeando, nunca había visto una sonrisa de Enjou de ese tipo, se veía tan seductor con ella. ¿Pues cuál era su juego para reír así? El mencionado mostró sus cartas y a Ren se le cayó el estómago al piso—…a menos… claro… que yo tenga… esto… flor imperial, capitán del equipo.

Yuu tuvo que tapar su boca para reprimir la risa que estaba por expulsar, Ren quedó blanco, jamás había sido derrotado en un juego, y menos con una partida tan buena. Takashi dio un brinquito emocionado y felicitó a su hermanastro.

                —¡Wow! ¡Enjou! ¡Eres increíble!

El muchacho se sonrojó ante el cumplido de Takashi y Ren frunció la boca. Había perdido, bien, era un tipo de palabra, se quedarían. Adiós a mi fin de semana contigo Yuu, espero que estés feliz fierecilla, pensó decepcionado pero resignado y habló.

                —Muy bien, sé perder y la verdad es que fue una mano impresionante. Has ganado y te quedarás—se levantó de su asiento—Iré a buscar algo para comer y entretenernos.

Salió de la sala en dirección a la cocina. Yuu le sonrió a Takashi y a Enjou agradecido con ese par de enamorados. Afortunadamente Enjou había ganado y eso le había salvado. Sin embargo, antes de que expresara todos estos sentimientos, el oji-gris habló bajando el tono de su voz.

                —Kaichou… ¿Le puedo decir algo?

                —Claro Enjou, adelante—Yuu sonrió amablemente y Takashi le miró con curiosidad.

                —Yo creo que debería dejar de huir. Hay que enfrentar los retos que se nos presentan, si usted cree que no tiene la voluntad de escapar de las insinuaciones de Ren Ashiya es porque sencillamente, no es inmune a ellas. Enfrente lo que siente, no siempre tendrá una excusa como hoy, no siempre estaremos aquí para salvarle. Es… solo una sugerencia Kaichou.

Yuu agachó la cabeza siendo consciente de las palabras de Enjou, impresionantemente tenía razón. Si tenía miedo de Ren era por un motivo, sabía que no podía detenerlo y eso era lo que le preocupaba, pero si enfrentaba las cosas, tal vez podría dejarle clara la razón por la que lo rechazaba. Seguramente Ren entendería, claro que lo haría. El aludido volvió de la cocina sin ser consciente de nada y con una cara de resignación.

                —Oigan, no tengo nada de comer. ¿Quieren que salga a comprar palomitas y una botana?

                —Lo haremos nosotros Ashiya—dijo serenamente Enjou y Yuu le miró—Danos el dinero.

Sin comprender el motivo, Ren obedeció y les entregó a Takashi y Enjou una lista con las cosas necesarias y dinero para comprarlas. Enjou le dirigió una última mirada al presidente del consejo y éste asintió. Takashi susurró un “lo siento” que Ren no notó y como si nada, ambos salieron de ahí. Una vez afuera, Takashi miró a Enjou apenado y cuestionó lo obvio.

                —No vamos a volver… ¿Cierto?

                —No, no lo haremos, Yuu y Ren deben arreglar su situación a solas.

                —Es cierto, pero es que le prometí ayudarle, me siento mal por dejarlo—agachó su cabeza

                —No lo hagas, es lo mejor—levantó su barbilla y le miró dulcemente—Además, se me acaba de ocurrir algo… ¿Te gustaría ir a cenar conmigo? Yo invito.

Su reciente promesa a Yuu importó un comino con tal propuesta. Sintió que el corazón le explotó y que toda la sangre coagulada fue a dar a su rostro. Oh por Dios, tú quieres matarme.

                —¿Cenar…? ¿Algo así como una cita?—quiso darse una patada en los bajos cuando comprendió lo que había dicho y estaba por inventar una buena excusa cuando Enjou le sonrió.

                —Sí, una cita. ¿Te gustaría?

Asintió solo por inercia y su ya muerto corazón revivió solo para volver a explotar, en definitiva, Enjou quería matarlo, quería matarlo lenta y dolorosamente. Suspiró como en una nube.

No le molestaría en lo más mínimo morir así.

****

                —Qué raros son ese par, sin duda alguna son el uno para el otro—comentó Ren extrañado con el comportamiento de Enjou y Takashi. Yuu solo asintió sin decir nada y el pelirrojo notó esta extraña actitud—Pero bueno… al fin estamos solos fierecilla, aunque sea por unos minutos.

                —Sí… con respecto a eso Ren, tengo que hablar muy seriamente contigo—el aludido le miró atentamente y él continuó—Le debes parar a tu acoso, en serio debes hacerlo.

                —¿Te molesta? Porque si es así quiero escuchar un verdadero rechazo. Solo así te dejaré en paz—se acercó al sillón donde estaba sentado y Yuu se levantó en el acto alejándose de él.

                —Eres un mentiroso, te he rechazado muchas veces y no me has dejado en paz. Quiero que lo hagas, parece que no lo entiendes. No puedo corresponderte, no puedo.

                —No quieres, más bien es eso. Y comprendo la razón, de verdad lo entiendo. Sé que temes por Misaki, pero no podemos seguir así toda la vida, Misaki debe entender que me quieres por mucho que no desees sentir eso.

Cruzó los brazos y frunció el ceño.

                —¿Por qué supones que te quiero? Ahí vas de nuevo con esa jodida arrogancia, eso me purga de ti, en serio no lo soporto.

                —Bueno… demuéstrame lo contrario. Recházame como es debido y no huyas.

Se acercó a él y por acto reflejo, Yuu se alejó. La mirada de Ren sobre él fue de absoluto reproche y aquello le hizo enojar más. No estaba huyendo, no lo estaba haciendo. Apretó los puños y le miró firmemente a los ojos mientras aseguraba como si fuese verdad.

                —No me gustas, no quiero nada contigo y espero que me dejes en paz.

Por varios minutos Ren no dijo nada y solo se le quedó mirando. Justo cuando Yuu creía que ya era suficiente y que ahora sí, podría marcharse de ahí, el capitán de natación entrecerró los ojos y levantó su barbilla con sus dedos. El roce le provocó escalofríos en el cuerpo, pero supo reprimirlo.

                —No sé por qué, pero no te creo, convénceme o no me detendré.

Acercó su rostro al suyo a punto de besarlo y negó mientras lo empujaba con la boca torcida. Le miraba con toda la rabia de la que era capaz y justo entonces comenzó la persecución, porque Ren buscaba acercarse y él huía propinándole golpes, insultándolo, pero sin convencerlo. Terminaron en la cocina y el pelirrojo lo tenía arrinconado en una de las esquinas, Yuu le golpeó, pero nada le detuvo, entonces miró a su alrededor y se percató de los cubiertos. Tomó el cuchillo entre sus manos y le amenazó como lo hiciera en su pasada clase de Biología.

                —Ni te atrevas, sabes que no me detendré.

                —Sé que no lo harías y no me importa, aún si terminara en el hospital, bien valdría la pena si de ese modo aceptas tus sentimientos Yuu.

                —¡No tengo nada que aceptar!—empuñó el cuchillo y lo acercó a su brazo sano—¡No siento nada de lo que tú crees!

                —Ya te lo dije entonces. ¡Convénceme! Sin amenazas. Sin golpes. Siendo absolutamente sincero. ¡Dímelo! ¿Qué sientes por mí? ¡Quiero la verdad! ¡Dime la verdad!

Mientras lanzaba sus amenazas, Ren se había acercado a él más y más, prácticamente estaba encima y le miraba profundamente con esos ojos cafés que se suponía que no debían provocarle nada. Pero lo hacían, sentía sus piernas temblar, sentía la cercanía, sentía su aroma, escuchaba los latidos de su corazón, y podía percibir su firmeza. Era demasiado, no podía, no podía con ello, pero no debía dejarse ganar, no… no y ¡no! Apretó el cuchillo con todas sus fuerzas y suplicó.

                —Por favor… déjame Ren… no quiero lastimarte—su voz sonaba tan suave y temblorosa.

                —No es necesario—suavizó el tono de su voz y acunó su rostro en sus manos—Solo dime qué es lo que sientes por mí, es todo lo que pido.

                —Yo… yo… yo…—sentía todo su cuerpo temblar, el coraje, la impotencia, el miedo y ese extraño palpitar en su pecho, todo se arremolinaba en su interior y le superaba, estaba por salir en forma de lágrimas y no quería ser así de débil, no frente a él. Apretó aún más el cuchillo, casi como si lo quisiera destrozar y después lo soltó dejándolo caer mientras susurraba—… yo… yo te odio…

                —Eso es solo una mentira—murmuró antes de cerrar por completo la distancia y besarlo.

Esta vez no hubo golpes, esta vez no hubo reclamos ni chantajes, ni siquiera un insulto. Esta vez era un beso consciente y principalmente, correspondido. Todas sus barreras cayeron, no pudo más, cerró sus ojos y se dejó llevar. Correspondió su beso y la mano que anteriormente había sostenido un cuchillo viajo desde su brazo hasta su cuello y ahí se entrelazó con la otra. Abrió su boca, le permitió a su lengua explorarla y juguetear con la suya, dejó que Ren juntará más sus cuerpos y que él pudiese sentirlo todo de él. Permitió que sus manos viajaran de su cintura a su abdomen y el sabor de Ren, la intensidad y las emociones que le generaba, le hicieron olvidar.

El más alto liberó sus labios solo para besar su cuello, aspirar su esencia, Yuu olía a rosas, era demasiado extraño pero no negaba que le encantaba ese olor. Su corazón latía a mil por hora, nunca en la vida hubiese imaginado que un beso le movería así el mundo, pero estaba feliz, por alguna razón estaba tan feliz. Sus manos sostuvieron ese cuerpo delgado y sin que lo esperara, lo elevaron por encima de la mesa para que se sentara. Ante esto, el pelinegro medio reaccionó.

                —¿Qué… qué haces?

No le respondió, todo lo contrario, se volvió a apoderar de su boca y cuando sintió sus manos pasearse por debajo de la playera, tuvo su respuesta. Se estremeció e intentó alejarse de nuevo, pero con muy poca convicción, la suficiente para que Ren no se detuviera en serio.  Sus caricias le nublaban la mente y después de un rato resistiéndose, al final dejó de contenerse y también le abrazó. Ren sonrió en el beso y besó su frente con suma ternura, Yuu era dulzura y belleza, era fuerza, era fragilidad, era calidez y pasión. Quería besarlo, quería sentir todo eso que percibía, quería ser suyo y que Yuu le perteneciera, quería amarlo… vaya… sí… quería amarlo.

                —Tienes… tienes que detenerte… en serio—suplicó Yuu sin desearlo de verdad mientras sentía sus labios en su piel, sus manos en cada rincón de su cuerpo.

                —¿Por qué? ¿Realmente es tan aberrante?

                —No…—cerro sus ojos acariciando también a Ren, debía parar, debía hacerlo y sin embargo no lo hacía, al contrario, era como si a cada momento, él también quisiera más.

                —¿Y entonces?—le miró a los ojos directamente y Yuu le devolvió la mirada con anhelo.

                —Porque si no paras ahora… yo… yo  ya no tendré la fuerza para detenerte…

El pelirrojo sonrió y entonces sí, ambos, lanzaron por la borda toda clase de impedimento. Misaki quedó olvidado en un rincón para siempre, el miedo, las dudas, los nervios, todo desapareció, Yuu se dejó llevar por cada una de sus caricias y Ren besó una vez más sus labios, después pasó a su cuello con lentitud, esmerándose en su clavícula mientras poco a poco se quitaba su camisa. Yuu se tensó en el acto y detuvo las caricias en su cabello, abrió sus ojos sintiéndose nervioso y Ren le miró con toda la dulzura de la que era capaz.

                —Tranquilo… todo estará bien… no te lastimaría. Nunca…

                —No… no es eso…. es solo que… bueno... es que…. Es cierto que he tenido un par de novias y he estado con ellas pero… yo… bueno… nunca lo he hecho con un chico…

El galán le miró enarcando una ceja mientras le quitaba los lentes y la playera. Yuu lo permitió.

                —¿Tú? ¿Teniendo sexo con una chica? Sinceramente no puedo imaginarte de esa forma.

                —Pues hazlo estúpido, porque sí lo he hecho—replicó no enojado pero frunciendo el ceño

                —Bueno… esta vez te prometo que será diferente mi bella y hermosa fierecilla.

El pelinegro se sonrojó con los apelativos y asintió consciente de lo que significaba. El pelirrojo lo aferró a su cuerpo mientras lo besaba por enésima vez. Sintió el contacto con su piel y suspiró ante él colando sus manos por su pantalón. Dejó su boca en paz y besó su pecho, repartiendo marcas. Sus manos ya habían desabrochado el pantalón y lo bajaban poco a poco cuando tuvo que detenerse pasmado. Sintió los labios de Yuu en su piel, pero no en cualquier sitio, la fierecilla indomable besaba su brazo, específicamente la herida que había provocado. Lo hacía con sumo cuidado, casi con devoción, como si con ese gesto, él pudiese hacerla sanar. Su corazón dio un brinco y su cuerpo entero se estremeció. Oh por Dios, creo que te amo, no… sin duda te amo.

Se colocó encima de él y le quitó por completo los pantalones, estaba desnudo completamente, expuesto ante él, en una situación que en años imaginaron y no, no se trataba de domar a la fierecilla, era cuestión de amarla, de querer hacerla sentir única y especial, de demostrarle de algún modo que lo que sentía no era vano ni pasajero. Quería fundir su ser con el suyo, embriagarse en el éxtasis de esa unión. El miedo de Yuu quedó relegado, la vergüenza, todo se borró, las manos de Ren recorrían cualquier rincón de su piel y le excitaban, estaba empezando a sentirse así cada vez que percibía su aliento rozarle el cuello, sus manos acariciarle.

Trataba de callar los sonidos de su boca, Ren jugaba con cada parte de su cuerpo y de repente tenía tanto calor. Sus labios se paseaban por su pecho, después su ombligo y, finalmente, como si guardara lo mejor para el final, la boca de Ren se acercó a su pelvis, específicamente su miembro, dando un pequeño beso en la punta. Abrió los ojos sin creer la sensación que le invadió el cuerpo y no pudo callar el gemido por mucho que lo intentó. Le miró con rabia y el más alto enarcó una ceja con cinismo. Maldito infeliz, de verdad lo odio, lo odio muchísimo, pensó furioso y a punto de propinarle un buen golpe en esa cara de idiota que tenía.

Pero entonces Ren se metió el miembro a su boca y todo rastro de coraje se desvaneció de repente. Apretó sus ojos con fuerza y reprimió como pudo las ganas que tenía de gritar de placer. Maldita sea, en su vida había creído que pudiese experimentar un placer tan grande con algo así. ¿O era por qué se trataba de Ren? Aquella idea le hizo sonrojarse por completo y el pelirrojo lo interpretó como una señal de que debía continuar. Movió su boca sin parar, paseó su lengua por el miembro y cuando se percató de que Yuu estaba por terminar, se detuvo de repente.

Frunció el ceño molesto ante esto y entonces, Ren Ashiya, el estúpido Ren Ashiya hizo la cosa más estúpida que jamás había hecho. Se acercó a sus labios y antes de besarlo le susurró:

                —Te quiero mi preciosa fierecilla, te quiero tanto.

El corazón le falló. Estúpido imbécil, lo dijiste a propósito, se quejó sintiendo como su ser entero se estremecía. Tan perdido estaba en sus labios y en su confesión, que no se percató de cómo Ren lamía sus dedos con cuidado listo para prepararlo. No le hubiese importado realmente, estaba tan feliz, que no le habría importado en lo más mínimo que mientras le besaba, le estuviese clavando una daga por la espalda, en un caso hipotético, claro está. Sus besos eran calientes y cargados de deseo, pero también de cariño, de tanto amor, porque Ren lo besaba con tanto fervor que cuando sintió sus dedos invadirle, tuvo que morderse el labio para evitar el gesto de dolor y romper ese bello ciclo. Ren estaba embelesado con su rostro, su fragancia de rosas que estaba empezando a amar, le preparaba más que nada porque no quería lastimarlo, pero él ansiaba estar dentro suyo, nunca imaginó que anhelaría tanto el cuerpo de alguien, nunca como el de Yuu.

Cuando creyó que ya estaba listo, comenzó a desabrochar su pantalón y Yuu abrió los ojos dejando sus labios. Ren creyó que vería duda, nerviosismo, incluso arrepentimiento, pero no estaba preparado mentalmente para lo que vio en ellos. Yuu estaba nervioso, claro que sí, pero le miraba con suma confianza, como nunca nadie le había mirado, quería ser digno de ella, de esa confianza y se esmeraría, sí, se esforzaría por serlo. Iba a arreglar todo lo que se les viniera encima a partir de ahora, él iba a solucionarlo, quería hacerlo por esta persona que tenía en sus brazos.

Levantó sus piernas, unió  de nuevo sus bocas y le penetró. Tuvo que esperarse bastante ya que esta vez Yuu no pudo evitarlo y lanzó un quejido de dolor mientras las lágrimas se colaban por sus ojos. Su respiración se había descontrolado, pero poco a poco, con el paso de los minutos, fue regularizándose y entonces entrelazó sus manos con las suyas, en una señal de que continuara. Y lo hizo, inició el vaivén y al principio dolía bastante, podía ver su rostro conteniendo los gestos, incluso estaba empezando a preocuparse, pero cuando vio que su cuerpo se relajaba y que incluso Yuu suspiraba con una expresión que solo le excitaba más, comprendió que lo estaba disfrutando. Aumentó la velocidad y estaba por llegar a su límite, justo entonces, la preciosa fierecilla le miró de una forma que le quitó el aliento y con una tímida sonrisa le confesó lo que era obvio, pero que había sido tan necio y orgulloso en admitir.

                —Ren… yo… quizá… tal vez… solo tal vez… creo que… también te quiero…

Ren no pudo evitar la felicidad que le recorrió el cuerpo y dio unas últimas estocadas para correrse en su interior mientras Yuu hacía lo mismo ensuciando todo el lugar y respirando con dificultad. Él había tenido razón, fue diferente, fue especial, fue único. Fue maravilloso, pensó enamorado y Ren se perdió en ese rostro, pensando de repente en todo lo que tenía que afrontar. Porque amo a esta persona, realmente la amo, es mi responsabilidad hacerla feliz, se dijo mientras lo acunaba en sus brazos. Tenía que enfrentar lo que venía, tenía que aclarar las cosas, tenía que luchar por este amor. Decir la verdad, solucionarlo todo. Se juró que lo haría sintiendo el calor de su cuerpo, se juró que Yuu  sería feliz a su lado, que Misaki no volvería a sufrir por ese amor no correspondido, que Aoi comprendería el final de su acuerdo. Se juró que todo iba a salir bien.

Oh Ren, estúpido Ren…

Notas finales:

Oh Ren... estúpido Ren... (The Drama is coming!!)

La verdad espero que les haya gustado aunque sea un poquito... Ren y Yuu se aman, al fin se lo demostraron y las cosas serán bonitas... (eso espero... jaja).

Estoy evadiendo el tema, necesito preguntarles... ¿Creen que fue demasiado pronto para el lemon? No es que me arrepienta porque las cosas están planeadas así desde hace tiempo, pero necesito conocer su opinión. :D

Koti-chan y Fumiko ya tienen casi todo resuelto!!! Estamos a muy poco de saberlo!! Si!!!

Enjou y Takashi!!! Cita!!! Yei!!!! El próximo capi la veremos, cómo creen que salga?? Conociendo a Takashi, conociendo a Koti-chan!! ;)

Se fijaron en el detalle de que Enjou le pidió dinero a Ren para comprar las cosas y no regresó, practicamente le rateó su capital (es un dato sin relevancia, pero me pareció gracioso jaja)

Y tengo una pregunta... Necesito que me cuenten... ¿Cómo imaginan ustedes a Hontou Midori? Estuve releyendo el CAFF y descubrí que nunca le hice una descripción física, así que, cuéntenme, cómo lo imaginan?? (Si no lo recuerdan, Hontou-san es el profesor de Voleibol de Keita y Hanamori, quería ligarse al primero, además es el primo de Hitono)

Y pues creo que es todo, los amo mucho, no me odien por el capi y muchas gracias :D


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