MIO por lokxsasuke

-no pensé que fuera tan grande…
Sonreí al escuchar eso, siempre he estado orgulloso de mi mismo, de mi cuerpo, pero el que él lo reconozca me genera más regocijo. Acaricio su cabello hasta posar mi mano en su nuca, lo acerco hasta mi pene, que lo necesita con urgencia.
- Hora de comer mí querido Judal…
- Eres un idio...- no lo dejé terminar; yo mismo acabo por acortar la distancia que separaba esa hermosa boca y ahh... esta tan húmeda…Lo mete lento, presiona un poco la punta y lo vuelve a sacar, lo repite una, dos , tres veces, hasta que lo engulle hasta la mitad. Empieza un lento vaivén, alternado con lamidas que van desde la punta- en la que dibuja círculos con su sádica lengua - hasta la base, donde lame y cincha la piel de mis testículos; incluso se los mete dentro de la boca y juega con ellos como si fuesen caramelos.
- Realmente eres muy bueno en esto… y yo que siempre pensé que solo usabas esa linda boca para decir estupideces.
- Oye yo no digo estupidez alguna! Si tú no logras comprender lo que digo es porque tienes un problema mental y ...- joder , es qué incluso en estos momentos no puede callarse, aunque si no dijese nada no sería él y no me gustaría tanto.
Pero aun así, en tal situación no me apetece escuchar tonterías, por lo que vuelvo a empujar su cabeza, con más fuerza que la última vez, y hago que se atragante. Me alegra haberlo hecho, porque ahora puedo apreciar sus ojos llorosos y entre cerrados; agarro los costados de su cabeza con ambas manos y creo un ritmo mucho más rápido que el que él estaba llevando.
No te dije, ahh, en ningún momento que pudieses parar, así… ahh…que sé un buen oráculo y sirve con entusiasmo a tu a tu emperador ahh, entendido?-
Como respuesta, pude ver como sonreía con su típica mueca de superioridad con mi miembro en su boca; complacido, lo suelto y sigue el mismo ritmo que yo le marque; ahora también utiliza sus suaves manos para acariciar mis testículos…joder, realmente se siente bien , de seguir asi me correré pronto.
Ya está bien, levántate, ahora es cuando veras que tan grande es realmente- pude ver un pequeño atisbo de temor cruzar por sus ojos. Le beso lentamente, de forma muy intensa pero tratando de ser lo más dulce que puedo, lo cual no es mucho, ya que no acostumbro ser tierno ni ninguna de esas estupideces que alguna ilusa espera de mí, pero por Judal...
Lo levanto en brazos y lo llevo a la cama; podría haberlo hecho en el sillón donde me encontraba sentado, pero esta vez hare las cosas del modo correcto…Solomon no puedo creer lo idiota que me he puesto, cuando estoy con él, no me reconozco.
Lo deposito con suavidad y termino por desnudarme, se ruboriza.
- Admira a un verdadero hombre, hoy te hare tocar el cielo como ningún otro- le posiciono sobre mí , con una de mis piernas entre las suyas presionando su erección; la froto un poco más y los gemidos vuelven a inundar la habitación.
- Kouen... ehm yo... como decirlo joder...- mientras empieza a divagar en su mente empiezo a acariciar sus piernas tan torneadas y sin ningún rastro de vello, llego hasta los muslos y empiezo a ascender hasta su trasero.
- Ya Kouen... te digo que me escuches ... yo... yo no...- y otra vez se corta, se ve incomodo, quizás ya no quiere hacerlo, quizás ya no le importa nuestro trato. No, no, eso no puede ser después de todo lo que he esperado para conseguir una oportunidad como esta yo... cegado, dirijo mi dedo índice a su entrada y lo hundo en ella. Judal exclama un quejido y es ahí cuando me doy cuenta lo que trataba realmente de decirme.
- Judal acaso tu nunca... acaso eres virgen?- se sonroja violentamente confirmando la pregunta que le he hecho.
- Bueno, jamás había llegado... tan lejos con nadie antes y no, no te pediré que no pares porque quiero hacerlo, quiero mucho, solo que trata de ser…mmm… suave, te quedo claro!?-
- ja.. jajja.jajajajaja como diablos puedes empezar una oración tan sumiso y luego finalizarla con una orden- siento como trata de fulminarme con la mirada , pero eso es imposible con la visión tan erótica que me está ofreciendo, completamente desnudo, completamente erecto; sus ojos aún están acuosos y sus mejillas completamente rojas.
- Sabes, si te vas a burlar de mi puede que ya no quiera hacerlo, mmm o al menos contigo- me dice con su típico tono despectivo y burlón, ja como si fuera a dejarlo, entregarlo a los brazos de otro, impensable.
- Descuida, tratare de ser lo más dulce posible, lo hare lento, no temas, y no es que me esté burlando tuyo es sólo que... me siento honrado de que me dejes ser tu primero y te aseguro que también seré el último.
Se tranquiliza y se mantiene callado, bastante sorprendido por mis palabras.
Pero ahora es él quien me sorprende abalanzándose de improvisto a mi boca, empezando un beso profundo, húmedo ; siento su lengua enrollarse con la mía de forma necesitada, así que lo aprisiono entre mis brazos; paso mis manos por todo su cuerpo tratando de fundirlo con el mío. Tal como se acercó, se alejó de repente pero sin soltarse de mi agarre.
- Bien creo que ya puedes continuar donde habías quedado…
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Un dedo, otro dedo y nuevamente otro. Entran y salen con cierta dificultad de la estrecha entrada, pero los quejidos empiezan a menguar conforme mis dedos hurgan cada vez más profundo en su ser, cada vez que logro tocar su punto G. Realmente estoy haciendo un gran esfuerzo al contenerme, mi miembro empieza a gotear liquido pre seminal. Necesito meterlo ya.
- Sé que dije que iría lento pero ya no lo soporto, te penetrare ahora, de acuerdo?
No alcanza a decir nada, ni bien termino de hablar apoyo la punta del glande en su ano y lo introduzco, lento…joder que tortura, realmente se siente delicioso; sus esfínteres me engullen por completo, me aprietan con fuerza. Aun así me contengo, quedo esperando a que se acostumbre a la intromisión.
- Que ahh esperas para ahh moverte joder, que quieres ¿una invitación?- pero hay que ver que es... me reclinó sobre él, pego mis labios a su oído y le contesto…
- Sólo trataba de ser amable pero si tanto insistes... atente a las consecuencias- lo digo con una sonrisa a pesar de que no puede verme.
Me tomo un momento para contemplarlo, su cabello que no se en que instante se soltó, se esparce por toda la cama creando un bello fondo de contraste con su lechosa piel cubierta de sudor, la respiración entrecortada, la cara roja, el fino hilo de saliva, todo me enciende y con impaciente ahínco me muevo, entro y salgo de manera lenta pero muy profunda, tanto como me lo permite su interior. Sus orbes se agrandan, toma una bocanada de aire que no llega a expulsar y sus uñas se entierran en mi espalda; lo beso, no sólo para distraerlo del dolor, sino también porque yo mismo lo necesito.
Continuo las embestidas, a cada estoqueada la precede otra más veloz, más profunda si es que se puede, escucho sus casi inaudibles sollozos por lo que trato de encontrar ese punto que sé que lo hará llorar de verdad, pero de otro forma...
-Sé que ahora estas incomodo pero te aseguro que te hare gritar de placer, tú terminaras por rogar por más- es lo que creo haberle dicho, mi voz suena tan entrecortada, mis suspiros tan profundos, acaso es esa mi voz...
Finalmente lo encuentro, y es ahí cuando Judal empieza a gemir descontrolado, que lo empieza a disfrutar tanto como yo, con tal emoción mis movimientos se vuelven cada vez más certeros y veloces, no dejo de darle a ese punto que lo hace llorar del placer.
-Kouen ah ahh Kouen , ma.. más quiero... todo... ahh dame todo lo que tengas- la voz profunda que emplea para decirme eso me... ahh
Diez, veinte, treinta minutos… una hora completa es lo que llevamos haciéndolo, mis movimientos se vuelven algo erráticos a esta altura, a ambos nos cuesta respirar; cinco estoqueadas más y Judal eyacula por segunda vez en la noche manchando mi abdomen… cinco más y yo acabo en su interior.
Caigo como peso muerto encima suyo, aplastándolo en el proceso y por el estado en el que se encuentra, no consigue articular queja alguna aunque sus ojos me lo dicen todo. Emito una escueta risa y me coloco a su lado atrayéndolo contra mi pecho; lo siento aspirar mi aroma. Con mi mano derecha le elevo el mentón para verlo a los ojos
- Sabes? jamás he tenido que preguntar esto pero¿ estás bien, no te arrepientes?, sé que actué bastante impulsivo…te deseo tanto, que siento que ni no te devoro de pies a cabeza desaparecerás frente a mi…
-Dices cosas muy raras, sabes? Joder, es que acaso no me oíste gemir…? - para alguien que dice algo así se ve demasiado nervioso, pero sé que está tratando de calmar mis nervios, realmente se está esforzando, realmente quiere que nuestro trato funcione…
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Lo contemplo dormir lo que queda de la madrugada, me parece increible lo que acaba de acontecer, haber cumplido un sueño que hace años parecia tan lejano...
La primera vez que lo vi fue hace unos diez años, cuando lo presentaron como el nuevo oraculo del imperio, a mi entender era ilogico que un niño - por más magi que fuese- tuviese un cargo tan importante. La Organización -que para ese entonces ya tenia mis sospechas de quienes eran realmente- siempre lo mantuvieron alejado, quizás por eso mismo me intrigaba tanto. Tenía una apariencia delicada, la cual el ropaje ceremonial de oraculo no hacia más que acentuarla, realmente se parecia a una chica. Con el pasar de los años su estadia en el palacio se volvió cada vez más prolongada , dajandó el cuarto de guespedes por uno propió, también su personalidad se fue tornando más burlona y sadica, me causaba gracia.
Un día volvió de una de sus incurciones increiblemente exaltado; hablando a toda hora de un tal Sinbad -del cual ya me habían llegado algubos rumores- y de como lo convertiría en su candidato a rey. Esa fue la primera vez que experimente los celos. A cada día que pasaba Judal iba realizando pequeños cambios en su apariencia; como el que su cabello estuviese más cuidado, el sutíl perfume con aroma a duraznos, el pálido morado que empezó a adornar sus parpados. Hasta los más notorios como el cambió de ropa, ese fue el más conmocionante. Una noche todos nos encontrabamos cenando en el gran comedor de forma pacifica y silenciosa hasta que irrupió de repente ganandose todas las miradas, nadie hubiera llegado a pensar que debajo de aquella pesada ropa ceremonial se ocultaría tal obra maestra, cada muscúlo de ese lampinio pecho se encontraba perfectamente marcado; se podía percibir la suavidad de esa lechosa piel. Cada cámbio me fasinaba, unos más que otros, pero sabía bien que yo no era el causante de ellos, el causante era el rey de los siete mares.
Siendo cinsero yo sólo quería ser gobernante de Kou, pero en mi afan de que Judal me notasè, empecé a conquistar territorios, a acumular riqueza y poder, conquiste tres celdas, todo para ser como él, como Sinbad.
Y aún así jamas estuve en el foco de su mirada. Hasta hace un mes, cuando me di cuenta que Judal ya no era capaz de realizar magia alguna, se encontraba desorientado. Ya no existia Al-Tharmen, ya no podía manipular el magoi - que cada vez se tornaba más puro a su alrrededor- ya no tenía ninguna motivacíón... ya no tenía un por qué para vivir.
Asi que aprovechandome de esto yo...