“Quinceava consecuencia: Verdades que desatan Troya”
Severus tenía pesadillas frecuentemente, no era algo que lo alegrara, solamente era algo con lo que había aprendido a vivir. Triste pero irrefutable. Era vergonzoso e incómodo, para él mismo, el saber que había crecido, que ya no era el niño rarito, antisocial y con ropas de tercera del que las vecinas gustaban hablar durante sus reuniones de té. Estaba seguro que ya no era ese, o por lo menos eso esperaba; pero, todas sus esperanzas y su orgullo se iban al caño cada vez que tenía una pesadilla. Cada una con un Tobías Snape por algún lado, ¿tenía o no tenía miedo? Ahí radicaba su dilema, ¿qué tanto había crecido?
Siempre eran voces y recuerdos nada agradables, gritos contenidos y lágrimas derramadas que se secaron con el tiempo. Realmente, nadie sabía que las sufría, había aprendido a guardarse las cosas para sí mismo. No quería preocupar a nadie, no quería ser una carga para nadie porque él era independiente, él sabía vivir por su cuenta, lo había estado haciendo por mucho tiempo. Tampoco le gustaba lamerse las heridas, eso era básicamente sentir el sabor de la sangre de nuevo. Severus era inteligente, pero también humano. Severus era negro pero también gustaba del blanco. Por eso, justo en ese momento, en esa pesadilla donde recordaba cosas que prefería olvidar, tenía miedo de algo que no podía tocar, ni si quiera ver, solo era esa sensación angustiante subiendo por su pecho. Algo iba a ir condenadamente mal, solo era cuestión de tiempo.
Snape aspiró con fuerza en el sueño, intentando conseguir algo de oxígeno, algo que le recordaba que estaba vivo. Justo en ese momento una canción se comenzó a escuchar, era una melodía suave y dulce, algo distante que apenas llegaba a escuchar, pronto estaba de nuevo en las cocinas de Hogwarts cuando descubrió a Regulus comiendo demasiado rápido un pastel de chocolate y le dio una mirada culpable como de vergüenza. La escena cambió de nuevo a la vez que Lucius y Narcissa estaban peleando acerca de cuál color combinaba mejor con los tonos de sus pieles. Una sonrisa suave se posó en sus labios. De nuevo la escena cambio, ahora era la vez que les tiño a los Marauders los cabellos de verde y los labios de negro. Antes de darse cuenta una risa leve se escapó de sus labios al ver la cara de indignación de Potter y Black.
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-Ya está despertando-Severus abrió completamente los ojos topándose con intrusos en su habitación.
-¿Cómo hacen para entrar siempre?-masculló un adormilado ojinegro mientras se enderezaba en la cama. Su sueño había sido mejor de los que había tenido hace años, pero eso no quitaba la sensación depresiva que sentía en el pecho. Era como un sabor agridulce en el paladar.
-Tenemos nuestros contactos-Regulus se sentó en la cama con una sonrisa ladeada-. Estabas riéndote mientras dormías,-Black pasó una mano por su cabello acomodando un mechón-era una risa maliciosa en primer lugar.
Snape se permitió sacar otra sonrisa-. Estaba soñando con la vez que les tiñe el cabello a Black y Potter-Regulus y Lucius se dieron una mirada de reojo. Narcissa estaba más preocupada por la pijama que traía puesto el de cabello negro.
-¡Voy a diseñarte una nueva pijama! ¡Por Merlín que lo voy a hacer!-Narcissa frunció el ceño de manera amenazante, esa era su última palabra.
Malfoy sonrió levemente-. Arriba Severus, a menos que quieras llegar tarde, ya sabes con eso de la ceremonia que le organizo Dumbledore a Slughorn por su retiro, eres su alumno favorito.
Snape rodo los ojos mientras se ponía de pie-. Voy a ir a bañarme, los veo en el Gran Comedor-el pelinegro se tomó su uniforme y se dirigió al baño. No se sentía con muchos ánimos ese día, era extraño. Negó con la cabeza y se empezó a desvestir.
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Entro al Gran Comedor con algo de sueño y pereza, se sentó como de costumbre al lado de Regulus que estaba comiendo unos hot cakes, en verdad que Black amaba las cosas dulces.
-Deberías comer cosas más saludables-murmuro Snape mientras miraba lo que había para desayunar. Nada le produjo hambre, tenía un nudo en el estómago.
-Deberías comer más-repuso Black al notar como Severus solo agarro al de jugo para beber.
Narcissa sonrio divertida-. Los dos deberían seguir sus consejos, realmente lo necesitan.
-¡Queridos estudiantes!-Dumbledore se puso de pie extendiendo los brazos-. Como sabrán y con mucho pesar lo volveré a decir, nuestro querido profesor de pociones y jefe de la casa de Slytherin, se retirara de la enseñanza por motivos personales-en ese punto el profesor Slughorn se puso de pie mientras hacia un signo de despedida con las manos.
-Pero, -repuso el hombre- no se preocupen, dejare a cargo a uno de los que fueron de mis mejores alumnos, ponte en pie por favor, Tom-un hombre joven, dentro de unos veinte años de edad de cabello negro y penetrantes ojos verdes se puso de pie. Hasta ese momento Severus se dio cuenta que estaba sentado ahí. A decir verdad el tipo tenía porte imponente además de contar con una mirada intuitiva, como la de una serpiente en todo el sentido de la palabra.
-Es un placer estar aquí, mi nombre es Tom Marvolo Riddle y a partir de ahora seré su profesor de pociones y jefe de mi antigua casa, Slytherin - su voz era algo profunda pero con cierto tono suave. Snape alzó una ceja extrañado al notar como el nuevo profesor le dio una mirada de reojo a Thompson y este se ponía algo tieso en su asiento. Después investigaría eso, como le había dicho el sombrero seleccionador hace unos años, tenía una curiosidad innata que a veces no lo hacía pensar bien, pero sobre todo era un Slytherin, así que iba a investigar acerca de eso, la información extra nunca era mala.
Con esa idea en mente pudo olvidar por un momento el mal presentimiento que tenía desde que se despertó.
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Severus se dirigió con pesar a su clase de Alquimia, otra vez tenía que ver al inepto de Potter, como personalmente no se quería reunir con Potter en algún otro lado adelantaban en las clases, cada uno investigaba y entre los dos, con la información recolectada, iban armando el proyecto. A Snape aunque le doliera admitirlo y el solo pensarlo se sintiera como una jodida Cruciatus, Potter trabajaba ridículamente bien, cada aportación era insoportablemente perfecta y el de ojos negros casi podía asegurar que su trabajo iba a ser el mejor. Eso le recordó también acerca de los apuntes que le había prestado Black, que también eran perfectos. Suspiró.
-¡Oh, joven Snape!-detuvo su caminata al escuchar el llamado por parte del exprofesor de pociones, al lado de este se encontrabael profesor Riddle quien lo observaba en silencio-. Dumbledore me ha dicho que debes dirigirte a la dirección con urgencia, la contraseña es “Caldero de chocolate”-el mal presentimiento de Snape regresó.
-Está bien, gracias por la información profesor-contesto distraídamente- hasta luego profesor Slughorn, profesor Riddle-se despidió rápidamente y se encamino apresurado rumbo a la dirección con un sabor amargo en su boca, ¿acaso los Marauders lo había inculpado de algo?
Dio un despido cuando llego en frente de la gárgola, dijo la contraseña y entro con pasos apresurados. Lo primero que vio fue el rostro completamente serio de Dumbledore, pocas veces, a decir verdad nunca lo había visto con esa expresión en el rostro-. Por favor, toma asiento, Severus.
Snape no refuto nada y se sentó con pesadez en una de las sillas que estaban ubicadas enfrente del escritorio del anciano-. ¿Qué ocurre?- el de ojos negros paso saliva por su garganta intentando deshacer el nudo que se le había formado en su garganta. Apretó uno los apoyabrazos.
Dumbledore suspiro pesadamente mientras se quitaba sus lentes, parecía cansado-. Verás mi muchacho, se nos ha informado que tu madre-Dumbledore le dio una mirada triste- acaba de fallecer, los detalles se te darán cuando te lleve con los medimagos en la noche, me tome la libertad de decir que la llevarán a San Mungo para que tengas mayor facilidad para planear todo lo de su funeral.
Severus se quedó callado y solo asintió con la cabeza-. ¿Puedo retirarme a mis clases hasta que llegue la hora?
Dumbledore simplemente asintió, no había mucho más que decir por triste que fuera todo. Suspiro de nuevo cuando Snape dejo su oficina. Pobre muchacho.
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Severus sentía la cabeza pesada y escuchaba un pitido molesto en sus oídos, ya no sabía ni por donde estaba caminando, solo sabía que se movía. Aspiro con fuerza y le dolió, el pergamino completamente pulcro que llevaba en sus manos, en ese momento, sudorosas y frías, cayó al piso y realmente no le importo mucho. Observó el pergamino por un rato sin pensar en nada-. Cierto- se dijo a sí mismo y se inclinó para juntarlo, perdió el equilibrio y resbalo. Se quedó en el suelo con la mirada perdida, solo escuchándose respirar. Estaba sorprendido que nadie pasara por ese lugar.
Su pensamiento fue interrumpido al escuchar unos pasos apurados en su dirección-¡Snape!-ni siquiera alzo la vista, solo se quedó ahí, estaba cansado-¿Estas llorando?-la otra voz sonaba preocupada.
-Eres realmente molesto, Potter-James se inclinó preocupado por el tono muerto del Slytherin.
-¿Qué pasa?...
Snape se enderezo con los puños apretados y sintiendo al fin las lágrimas que descendían por sus mejillas-¡¿En verdad te importa, Potter?!-James se quedó de piedra al notar el dolor en la mirada del ojinegro. Severus tenía los ojos inundados de lágrimas y se veía tan desecho. Antes de darse cuenta lo estaba abrazando. Severus se mordió el labio intentando contener los hipidos, se sentía furioso, impotente, dolido y frustrado… -Eres una mierda, Potter-su voz sonó amortiguada contra el hombro de James que ya estaba empezando a humedecerse-te odio tanto, realmente te odio pedazo de mierda.
James lo apretó con fuerza contra sí mismo, sentía su cuerpo temblar levemente-. No importa que me odies, solo ya no llores por favor…-Potter siguió así por un rato hasta que sintió el peso de Snape contra sí mismo, se había quedado dormido. El de lentes le aparto el cabello de la cara y le dio un beso suave en la frente-. En verdad ya no importa que me odies… ¿Por qué sabes, Severus? Duele mucho más el verte así… Como no tienes idea.
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Severus se despertó con dolor de cabeza y con la boca pastosa. Estaba en su habitación, Regulus lo observaba con preocupación desde su lugar en el piso.
-Severus…
-¿Dónde están los otros?-su voz salió áspera.
Black prefirió no abordar el tema-Lucius se fue a informarle a Dumbledore que estabas dormido, Narcissa se fue a buscar ropa para el entierro, además me dijo que quería ayudar con los preparativos…
Severus asintió levemente-. Ya veo, iré a caminar un rato.
-Sev… Nosotros…
Snape se giró en dirección de Regulus y le sonrio levemente-. Quiero estar solo por un rato, dile a Narcissa que dejo las cosas en sus manos en lo que regreso y díganle a Dumbledore que iré hasta mañana.
Black apenas y asintió antes de que Severus abandonara el lugar de nuevo.
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Se dirigió, perdido en sus pensamientos, al jardín trasero. Se sentó en una banca, el sol ya no se vislumbraba. Estaba completamente oscuro, cerró los ojos por un momento intentando no pensar en nada, la cabeza le seguía doliendo al igual que los ojos y la garganta. Un pequeño lengüetazo en su mano lo hizo abrir los ojos de nuevo. Era un perro grande y negro que lo miraba al parecer con preocupación.
.-Eres el mismo de aquella vez-susurro con voz rasposa mientras se inclinaba y le acariciaba la cabeza-¿sabes? Mi mamá murió y se siente raro-murmuro con la voz perdida-. Me siento feliz por ella porque ya no verá a ese estúpido Muggle pero también me duele-el animal soltó una especie de sollozo.
El perro se acurruco contra Severus-. Lo más raro es que Potter, de entre todas las personas me consoló…-una risa sarcástica y apagada salió de los labios del pelinegro. Sirius se tensó y su mente comenzó a nublarse de pensamientos en desorden que comenzaron a bombardearlo, recuerdos que solo lo hacían llegar a una conclusión-y ahora tengo aquí a un animago-añadió después de un momento en silencio.
El perro se tensó y retrocedió lentamente, Severus le regresó la mirada-. No soy estúpido, sé que eres un animago-los ojos de Sirius se tornaron preocupados-. Pero, tranquilo de alguna forma, esto me ayudo-Severus le sonrio sinceramente mientras una última lagrima descendía por su mejilla derecha. Snape se puso de pie y le acaricio la cabeza, Black inclino la cabeza mientras su cola se movía rápidamente-. Gracias, pero me tengo que ir, tengo cosas que preparar. Hasta pronto-y Severus se alejó con pasos más ligeros.
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James observo la escena debajo de su capa de invisibilidad, apretó el mapa en sus manos. Solo fue cuestión de unos segundos para que el enorme perro detectara su aroma en el aire, el animal empezó a correr en su dirección. Potter se quitó su capa y Sirius volvió a su forma humana. Ambos se observaron como si fuera la primera vez que lo hacían.
Sirius fue el primero en decir algo, después de todo él era el más impulsivo-¿Por qué él?-susurró con enojo contenido.
-Tú mejor que nadie sabes por qué-James tenía una sonrisa triste en el rostro.