Desde el comienzo Quizás
-Amor Yaoi-
:..:.. Ayame Uchiha ..:..:
.:..:Primer Capítulo:..:.
Escucha bien amor lo que te digo
pues creo no habrá otra ocasión
para decirte que no me arrepiento
de haberte conocido
Hola, soy Namikaze Uzumaki Naruto. Soy rubio, de mediana estatura, ojos azules. Bastante normal según mi parecer. Tengo aproximadamente 16 años de edad…O de viejo como dicen muchos. Vivo con mis padres adoptivos.
Uzumaki Kushina y Namikaze Minato.
Me adoptaron hace muy poco, quizás hace un año y medio o dos. Mi situación no era para nada favorable, se los agradezco un montón. Sin ellos…yo podría estar muerto.
¿Qué pasó con mis padres?
No me gusta hablar de eso. Lo siento, es un tabú para mí.
Siempre me han dicho que tengo un carácter bastante fuerte. Que soy alguien revoltoso, imprudente, testarudo, en fin, múltiples cosas. Pero mis nuevos padres dicen que me aman tal y como soy.
Ellos, a pesar de ser jóvenes, no pudieron tener hijos. Y en vez de adoptar un bebé, me adoptaron a mí.
¿Curioso no?
Mi madre, una joven de unos 30 años, muy joven, apenas son 15 años de diferencia con su hijo, es hermosa, tiene unos cabellos como el mismo fuego. Es sedoso y largo. Sus ojos son violetas oscuros.
Mientras mi padre, es un rubio de ojos azules. ¿Coincidencia? Si, mucha. Es alto, y bien proporcionado.
¡Naruto!—Y ahí está mi madre llamándome a desayunar. Es el primer día del nuevo año—Baja ya, el desayuno está listo.
Sonrió mirándome al espejo. Arreglo mi corbata y agarro mi mochila para bajar corriendo.
Ya voy mamá—Cuando me refiero a ellos, lo hago como mamá y papá. Ambos siempre sonríen, se les nota en sus ojos aquella felicidad. Mala fue mi suerte cuando resbale en el último escalón y caí sentado en el piso. Me gane una mirada reprobatoria, y de seguro un pequeño regaño.
Auch—Me queje del dolor en mi posadera. Mientras mi madre se acercaba a ver si estaba bien.
¡Naruto!—y ahí empieza el regaño, mientras me tendía una mano para levantarme—Ya te he dicho que por las escaleras no se corre. Te puede pasar algo.
Lo siento—Sonreí de lado y le di un beso en la mejilla—Buenos días mamá.
Ella también me sonrió, y ambos caminamos hacia la mesa de la cocina.
¿Ansioso?—me pregunto mientras tomaba asiento al frente mío y recargaba su cabeza en la palma de su mano.
Algo—tome de mi vaso de leche—Quiero ver a mis amigos. ¿Y papá?
Hoy tenía que salir más temprano—contesto simplemente—Es mejor que te apresures un poco. Se te hará tarde.
Comí y tome todo mi desayuno. Mire el reloj de la casa, y respire tranquilo. Eran las 7:30. Entrabamos a clases a las 8:00
Agarre mi mochila. Quizás no sería mala idea llegar más temprano. Podría elegir un banco.
Me voy—Le di otro beso en la mejilla—Nos vemos a la tarde.
Cuídate Naru—se despidió mi mamá mientras me veía salir.
Camine tranquilamente. La escuela queda a tan solo unas tres cuadras. No tengo prisa. Mire hacía la casa que había justo en la esquina. Son vecinos nuevos. Llegaron hace muy poco. Aún no he tenido oportunidad de conocerlos, no parecen relacionarse mucho. Me encogí de hombros y seguí con mi camino hacia ‘’Konoha’s School’’.
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Entre al salón, encontrándolo completamente vacío. Si, era demasiado temprano. Mire los puestos, preguntándome donde debería de sentarme.
¿Adelante?
No, no, no. Allí se sientan los que usan lentes y cerebritos. No es que me fuera mal en la escuela, de hecho desde que me mude acá he ocupado un lugar dentro de los primeros lugares.
¿Y eso por qué?
Pues es simple. No quiero decepcionar a mis padres. Ellos siempre se ofrecen a ayudarme con las materias, si es que me cuestan. Es algo que aprovecho.
Suspire y me dirigí a los asientos del medio. Aquel que estaba pegado a la ventana. Deje mis cosas allí y me senté en la mesa. Ya debía de faltar poco para que llegaran los demás.
Y casi por arte de magia. La puerta se abrió dejando ver allí a un chico, pelo castaño, moreno y con unas extrañas marcas rojas en las mejillas.
¡Kiba!—Grite parándome de inmediato—Parece ser que el sol te quemo más ¿eh?
¡Naru!—se acerco a mí, dejo su bolso en el asiento a mi lado y me abrazo fuertemente—Eres un desconsiderado. No nos llamaste ninguna vez. Y no fuiste a las fiestas que hicimos.
Ya, ya, lo siento—rasque nerviosamente mi cabeza mientras sonreía.
Nos sentamos en nuestro puesto, y comenzamos a contar nuestras aventuras. El salón se iba llenando poco a poco. Pero nada lograba interrumpir nuestra amistosa charla.
De un momento a otro. Un chico, apuesto, pelinegro, cuerpo demasiado bien formado y unos ojos más oscuros que la noche, entro en el salón. Aquel tipo había llamado toda mi atención.
Pasó a nuestro lado, sin siquiera mirarnos. Lo seguí, disimuladamente claro, con la vista. Se ubico en el último asiento. Al lado del pasillo, dejando vacío el lado de la ventana.
Parecía distante. Como si odiara estar ahí.
‘’Que engreído’’—pensé mientras centraba mi atención a Kiba, quién seguía relatándome sus vacaciones.
Buenos días—Habló un peli blanco. La mitad de su cara estaba cubierta por una máscara—Bueno, como es normal a inicios de clases. Ha llegado a nuestro salón un solo nuevo alumno.
Todas las miradas fueron a reparar al pelinegro. Quién solo las ignoraba.
Si puedes presentarte—sonrió el de la máscara.
Me llamo Uchiha Sasuke—dijo fríamente mirando al frente.
Bien, bien—Una gota cayó del peliblanco—Yo soy su profesor Jefe. Hatake Kakashi. Bueno, partiremos como todos los años, eligiendo su puesto, para eso…
No pudo continuar ya que unas voces lo interrumpieron. Dirigió su vista hacia el epicentro de los ruidos que casualmente éramos nosotros.
Uzumaki, Inukuza, ¿Qué tengo que hacer con ustedes?—pregunto el profesor con los ojos cerrados—El año pasado me dieron muchos problemas con los demás profesores. Les permití quedarse juntos, pero este año eso no pasara…Veamos…Naruto, toma tus cosas y vete al lado de Sasuke.
Abrí los ojos en sobre manera y fruncí el seño. ¿Quería que me sentara al lado de ese engreído?
Y sin reproches—me corto. Me pare algo disgustado y agarre mis cosas, para irme a sentar donde decía Kakashi, no sin antes lanzarle una mirada asesina.
Escuche pequeñas risitas dentro del salón, y unas cuentas exclamaciones de las chicas diciendo: ‘’Que suertudo, sentarse con semejante chico’’. Las ignore a todas, y en mi trayecto me dedique a observar al nuevo.
Bueno…es algo apuesto, pero nada de otro mundo. Eso si, es algo que nunca admitiré en frente de nadie.
Pasé por atrás del chico y me senté en el puesto vacío. Para mi suerte, era el lado de la ventana.
Naruto—el profesor dirigió su vista hacía mi y luego prosiguió—Vas a enseñarle el colegio a Sasuke, y no vas a negarte.
Hice un puchero bastante visible, y mire la ventana.
Para mi suerte, el día pasó bastante rápido, eso sí, lo que no pude evitar fue tener ciertos encuentros con el chico nuevo. Aparte de engreído, es malcriado.
-Oye, Sasuke ¿verdad?—pregunte intentando establecer alguna amistad. Quizás si lo conocía podría caerme bien.
-Si—respondió secamente, sin siquiera mirarme.
-¿De dónde eres? Quiero decir…como eres nuevo, pensé que te mudaste hace poco—justifique mi pregunta.
No te interesa—agrego de inmediato. Bueno…el plan de intentar hacerme su amigo fracaso. Creo que es más engreído de lo que pensaba.
Teme—dirigí mi mirada hacía el libro que se hallaba en mis manos. Vi claramente como un tic se apoderaba de su ceja izquierda.
Me despedí de todos los chicos, y cogí rumbo hacía mi hogar.