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Detengan el mundo por golddie

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Daehyun suspiró al encontrarse con el lavabo vacío e impecablemente limpio, otra vez. Había sido muy explícito con Himchan, explicándole que no era necesario que se convirtiera en su señora de la limpieza mientras estaba en su casa, pero el mayor parecía hacer oídos sordos, puesto que, aparentemente, no había mejor forma de demostrar que estaba agradecido por permitirle estar ahí, resguardado del peligro, que limpiar y dejar ordenado cada espacio en el que respiraba.

Un par de semanas habían pasado desde el gran hallazgo del caso de Jongsuk, sin que procediera un gran avance en el descubrimiento del paradero de mismo o Jongup. Tampoco había el tiempo ayudado a que Himchan no estuviera decaído, de hecho, parecía que cada día que pasaba se ponía más triste y Daehyun solo podía asumir que era porque se sentía traicionado por Jongup.

Y, según Daehyun, no era para menos.

Daehyun no sabía a cerca de lo que había pasado entre ellos, pero sí había notado ciertas actitudes de Himchan que le dejaban pensar que quizás al mayor le agradaba más de la cuenta Jongup, y era totalmente recíproco (aunque, ahora, parecía que se equivocaba, pues el último no había dado siquiera señal de vida), y Daehyun pensaba que cuando confías en alguien, y te encariñas aunque sea un poco con esa persona, la más mínima falta a la moral personal te hacía perder un poco de ti mismo con eso; así que, con este suceso, no podía imaginar cómo se debía estar sintiendo el mayor.

Himchan a penas salía de su habitación para comer y ver algo de televisión. Le había pedido a Daehyun varios rompecabezas y juguetes para gatos porque necesitaba utilizar su tiempo en cosas que no le hicieran pensar en el caso, cosas a las que el menor naturalmente aceptó.

De cualquier manera, Yongguk le había ordenado directamente a Himchan que no podía salir del lugar hasta que arrestaran a Jongsuk, por su propia seguridad, y Himchan no parecía querer ir en contra: es mas, parecía estar completamente de acuerdo con la decisión.

Pero, Daehyun no lo estaba.

No porque estuviera en su casa e invadiendo su espacio, no, Himchan no molestaba ni un poco, más bien era su pequeño gato el que le molestaba. El felino era muy arisco, y cada vez que Daehyun se acercaba un poco, terminaba arañado o asustado.

Y, además de eso, junto con Himchan, tampoco podía salir de su hogar por mucho tiempo: tenía el deber como agente y como amigo de cuidarlo, porque a pesar de que Yongguk no se lo hubiera pedido o dado como misión, estaba más que claro que debía hacerlo. Y no salir significaba no ir a la Agencia, y no ir a la Agencia significaba-

“Que gran suspiro”, escuchó como alguien más decía, refiriéndose al suspiro de antes.

Daehyun se volteó ligeramente, notando a Himchan caminar hacia él con un pequeño plato (seguramente comida para Sam) y dejarlo en el lavadero, para ponerse a limpiarlo de inmediato.

“¿A qué se debe?”, preguntó el mayor algo curioso, pues quería saber si Daehyun ya estaba harto de él.

El mayor difícilmente usaba otras ropas que no fueran una playera simple y pantalones cómodos, y aunque Daehyun prefiriera las mismas ropas si no iba a salir de casa, no podía evitar darles una connotación negativa por el humor del otro.

Daehyun volvió a suspirar.

“Porque ya te dije, hyung, que eres un invitado”, respondió, y con poca fuerza apartó a Himchan del lugar y terminó él de lavar el plato bajo la mirada del otro, “no necesitas lavar casa cosa que ocupas u ordenar cada centímetro por el que pasas”, explicó volviendo a ser muy explícito con él, porque los primeros días en que intentó ser más amable, el mayor entendía mucho menos que era innecesario todo lo que hacía.

Himchan desvió la vista hacia el suelo.

“No quiero molestar”, soltó, por milésima vez que Daehyun le tocaba el tema.

“Pero si no molestas”, contestó el menor, por milésima vez que Himchan le respondía con eso, “eres un invitado a mi casa, hyung, no un huésped”, agregó con una risa.

Himchan se quedó en silencio, sin moverse por un rato.

“Lo siento”, murmuró el mayor.

Daehyun fue tomado por sorpresa ante eso.

“¿Qué? No, no te disculpes, no era mi intención que–”

“No, no lo siento por esto”, dijo el otro, indicando el lavaplatos, “lo siento por haberte golpeado sin razón ese día”, soltó, arrepentido, “sé que estuvo mal de mi parte, y aun no me he disculpado por eso, y aun así me aceptaste en tu casa y eres amable conmigo”, explicó, ahora levantando la vista un poco, pero no mucho, “lo siento”.

Daehyun frunció el ceño y con una mano empujó con fuerza el hombro de Himchan, haciéndolo retroceder al otro un par de pasos por la sorpresa de la acción.

Himchan le miró, confundido.

“¿Este es quien realmente eres?”, preguntó el menor, enojo en su voz pero no en su serio rostro, “el Himchan que yo conozco no actuaría de esta forma; él solo llegaría aquí y tomaría lo que necesita, sin importarle dejar un desastre en su paso, dime, ¿era una mentira para enmascarar a esta persona débil que me estas dejando ver?”, inquirió, ahora entrecerrando los ojos porque no podía creer lo que veía.

De pronto algo en Himchan tuvo sentido.

Sí, estaba actuando diferente. ¿Hace cuánto tiempo había golpeado a Daehyun? ¿Qué importaba ahora, si sabía que el menor nunca demostró enojo hacia él a pesar de que no había sido un golpe leve?

¿Qué rayos le estaba pasando?

¿Qué rayos se creía Daehyun para empujarlo así?

“¿Cuál es tu problema?”, contestó de vuelta el mayor, por primera vez usando un tono conciso de voz, “solo estoy tratando de ser amable aquí y agradecerte, ¿de acuerdo? ¿Quién te crees para tratarme de esa forma?”, preguntó, dando un paso hacia adelante con tal presencia que Daehyun tuvo que retroceder solo un poco.

(Pero no es que le tuviera miedo, no.)

Daehyun sonrió un poco.

“De acuerdo, cálmate, solo lo hice para que despertaras”, dijo en su defensa y levantando ambas manos en frente de él como signo de paz, “y vaya que despertaste”, comentó divertido.

Himchan frunció el ceño.

“No sé de qué estás hablando”, contestó y antes de que el otro pudiera hablarle de vuelta, Himchan volvió hasta su habitación, sonriendo ligeramente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Algunos días después, Himchan ya estaba de mejor humor y ya no era un fantasma en el hogar de Daehyun, cosa por la que el menor se auto-felicitaba, pues había logrado el cambio en el otro; era mucho mejor tener al viejo Himchan de vuelta a pesar de que tuviera que el mismo ordenar las cosas de su hogar.

Y ese día, el mayor había salido del baño y escuchó por causalidad hablar a Daehyun por el teléfono de la cocina. Himchan sabía que no estaba bien oír, pero por alguna razón se quedó quieto tras la puerta que estaba semi-abierta.

“¿Lo llevarán a prisión?”, preguntó Daehyun, hablando en voz más baja de la usual, “ya veo, será mejor así”, habló luego, “¿y qué dice Yongguk-hyung?”, inquirió.

Himchan frunció el ceño, ¿con quién hablaba sobre Yongguk y por el teléfono de red fija? La curiosidad tomó lo mejor de sí y caminó hasta el salón de estar, levantando el otro teléfono para oír de qué se trataba la conversación.

… y es difícil, después de todo confiábamos en él”, habló la otra voz de la línea, sonando mucho como Youngjae.

Todos lo hacíamos”, respondió Daehyun, de pronto un sollozo se escuchó de la otra línea, “tranquilo, Youngjae, todo saldrá bien, es imposible que está muerto”, agregó después.

Muerto. ¿Quién? ¡Rayos!

Lo sé, lo sé”, soltó el otro chico, como si estuviera aguantando otro sollozo, “pero tú no viste las fotos de los reportes, y pensar que Jongup pudo estar involucrado en todo eso es fácil de pensar”, explicó, “no quiero pensar así pero…

Está bien, tranquilo…”, respondió Daehyun, Himchan algo sorprendido por la suavidad de su voz y sintiéndose avergonzado por escucharla, como si fuese algo muy íntimo que estaba perturbando, “nadie te culpa por pensar así, pero hay que pensar positivo: piensa que vamos a encontrarlo y nunca ayudó a Jongsuk en nada”, le dijo a Youngjae.

Tienes razón”, estableció el chico de la otra línea, “gracias, me siento mejor”, comentó luego.

Daehyun rió un poco, suavemente.

Si quieres puedo ir para allá”, le dijo.

Youngjae bufó.

“¿No se supone que cuides a Himchan-hyung?”, preguntó el muchacho. Himchan estaba seguro que era la primera vez que le escuchaba decirle de esa forma.

Daehyun pareció pensar en su respuesta.

Oh, lo había olvidado”, soltó, provocando que el menor riera un poco. Pero era la risa más llena que había escuchado Himchan.

Nos vemos, Daehyun”, habló luego, cortando la llamada.

Himchan se quedó quieto en su lugar, cortando el teléfono también.

Inevitablemente, Daehyun salió de la cocina y se encontró cara a cara con el otro. Una gran y boba sonrisa en su rostro.

“¿Qué hay, hyung?”, inquirió, acercándose un poco.

“Eso te iba a preguntar”, contestó Himchan, con una expresión tan tranquila que era paradójicamente inquietante, “¿por qué no me dice qué hay, Daehyun?”, preguntó.

El aludido no entendía a lo que el otro se refería. Por un momento se quedó quieto en su posición, mirando extrañado al mayor, pero, luego de un rato, observó más a su alrededor. Dándose cuenta que Himchan estaba sentado justo al lado del otro teléfono fijo.

“Oh no”, murmuró Daehyun, poniendo la vista sobre  el mayor ahora, “no lo hiciste”, dijo, negando con la cabeza un par de veces.

Himchan asintió, suspirando con ojos cerrados y cansados.

“De acuerdo”, balbuceó Daehyun, “de acuerdo, de acuerdo, antes que te pongas como loco tengo que dejarte en claro que nada de la información en oficial”, explicó, acercándose más al mayor porque no había más remedio que decirle toda la verdad, “Youngjae me llamó porque estaba con ataque de pánico por la información que aún ni le llegaba a Yongguk”, aclaró, ambas manos alzadas y mostrando la palma, “te lo juro”.

Himchan frunció un poco el ceño. Por muy creíble que sonara la historia de Daehyun, no sabía en qué creer ahora.

“¿Dónde está Jongup?”, preguntó directamente.

Daehyun suspiró, pensando en sus palabras.

“Sigue perdido”, confesó, mirando a Himchan con tristeza, “encontraron a Jongsuk en una manifestación violenta cerca de los barrios bajos, pero no hay rastro de Jongup”, agregó luego.

Himchan miró al suelo, de pronto sintiéndose triste.

¿Dónde estás Jongup?

“¿Por qué Youngjae dijo que podía estar muerto?”, inquirió.

El otro gruñó. Por eso era que no quería que Himchan supiera nada.

“Porque Jongsuk lo dijo en su declaración”, respondió el menor, desviando la mirada hacia el suelo.

Himchan no respondió. Se quedó ahí mirando el suelo, procesando la información. Después de un rato, Daehyun se comenzó a preocupar por la falta de respuesta.

“¿Hyung?”, le llamó.

Himchan negó con la cabeza suavemente.

“Estoy bien, Daehyun”, respondió quizás demasiado rápido, antes de moverse del sofá y encaminarse a su habitación.

El menor lo vio irse, sin duda preocupado y a la vez enfadado consigo mismo porque lo hubiera descubierto hablando de ese tema, precisamente.

“Por cierto”, le llamó Himchan, sacándolo de sus pensamientos. El mayor seguía de espaldas, “puedes ir a ver a Youngjae, no iré a ningún lado ni diré nada”, soltó.

Daehyun fue tomado por sorpresa.

“¿Qué?”, inquirió.

“Puedes ir a verlo”, repitió, volteándose un poco y sonreírle al menor levemente, “sé que quieres ir a verlo, y descuida, no diré nada”, aseguró, volviendo a ponerse a andar, para desaparecer luego detrás de su puerta.

Daehyun sabía que estaba mal dejar a Himchan solo, menos en un momento así, pero de solo imaginar la expresión de Youngjae cuando lo viera llegar además pensaba que debía hacerlo, pues quizás el mayor quería un tiempo para estar completamente solo.

Iría solo un pequeño rato, y traería comida.

No había ido al mercado en un par de días ya.

Daehyun fue a su habitación a cambiar sus ropas y luego de eso, tomó sus llaves, avisándole a Himchan sin entrar a su habitación que iba a ir con Youngjae a lo más dos horas. El mayor le respondió que fuera con cuidado, y así Daehyun salió de la casa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Himchan se había quedado dormido por cerca de una hora desde que Daehyun se fue, y solo había despertado cuando escuchó al otro volver por la puerta.

Se estiró un poco, porque la posición en la que había dormido no había sido muy cómoda, y a su infortuna su cuello había quedado algo adolorido.

Suspiró, recordando de inmediato el tema de lo que había hablado con Daehyun antes de que se fuera.

Todo iba de mal en peor, y ahora Jongup quizás estaba.

No.

No podía estar muerto, a pesar de que Jongsuk fuera el asesino que estuvo investigando antes, Jongup tenía que estar a salvo.

¿Verdad?

Himchan quería llorar, pero se contuvo. Pronto Daehyun iba a venir a revisarlo y no podía permitir que lo viera de esa forma: no iba a dejar que se diera cuenta que le afectaba.

Se puso de pie y salió de la habitación. Escuchó a Daehyun en la cocina así que fue hacia allá para saludarle de vuelta.

Pero cuando llegó a la puerta que dividía la cocina del pasillo, Himchan se quedó detenido ahí.

No era Daehyun el que estaba, sino.

“Hyung”, le llamó, con una enorme sonrisa de felicidad.

Jongup estaba en frente de él, con un color de cabello distinto y un poco más delgado, pero con la misma sonrisa angelical.

Probablemente Himchan seguía dormido, o estaba alucinando.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

“¿Qué estás haciendo aquí?”

Daehyun frunció un poco el ceño. Definitivamente esa no era la forma en que pensó que Youngjae iba a reaccionar.

“Vine a verte”, respondió.

El menor pareció algo conmovido, pero aun así golpeó su frente con su mano.

Abrió más la puerta de su hogar, dejando al mayor entrar.

“¿No se supone que estas con Himchan-hyung?”, le preguntó, caminando hasta su habitación.

Al llegar allá, Daehyun observó que Youngjae tenía su computadora sobre la cama y abierta, probablemente seguía trabajado a pesar de que fuera domingo.

“Dijo que estaba bien si venía un rato”, respondió, al momento que el otro se volvía a sentar en su cama. Daehyun le imitó, “escuchó nuestra conversación, Youngjae”, le dijo.

El aludido le miró extrañado.

“¿Qué dices?”, soltó confundido.

“Himchan-hyung levantó el teléfono de la otra línea y escuchó lo que hablábamos”, respondió.

De pronto, Youngjae golpeó su brazo.

“¿Por qué me–?”

“¿No se supone que lo estas vigilando, idiota?”, espetó Youngjae, enfadado pero con voz calmada, “si escuchó todo lo que decíamos probablemente esté muy mal ahora, ¡y lo dejaste solo!”, exclamó. Quizás iba a hacer entrar en razón al otro si le gritaba.

Daehyun suspiró.

“Lo sé, pero dijo que estaba bien”, aseguró, moviendo sus manos para enfatizar sus palabras, “ya está grande para saber qué quiere, y él me dijo que viniera, seguro quería estar solo”, explicó, ligeramente ofendido porque Youngjae no confiaba en su trabajo.

Y con lo orgulloso que era, el menor solo suspiró, volviendo a escribir en su computadora, sin mirarle.

Daehyun gruñó.

“Oye”, lo llamó, “vine aquí porque sonabas mal por el teléfono, si quieres que me vaya, solo dilo”, inquirió.

Youngjae no respondió, pero sí dejó de teclear.

Daehyun esperó un momento a que el otro le respondiera, pero eso no sucedió.

“De acuerdo”, soltó, volviéndose fuera de la cama, hasta que Youngjae lo llamó.

“Daehyun”, el aludido se giró un poco, encontrándose con la mirada arrepentida de Youngjae. El mayor volvió a sentarse, Youngjae cerró su computadora y se recostó mejor, “quédate”, le pidió.

Daehyun sonrió un poco, volviéndose hasta el menor y poniéndose a su lado.

Sin imaginar lo que estaba sucediendo en su propia casa.

 

 

 

Notas finales:

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oficialmente terminé de escribir el fic, pero creo que tendré que hacer un epilogo porque sino me van a tirar piedras virtuales(?), pero el final del fic es el final de la trama.

(y ahora podré concentrarme en escribir los otros que tengo planeados, huehuehue)

Quedan solo dos capitulos más, y el siguiente ayuda a que entiendan mejor las cosas, así que si me demoro mucho en subirlo avisenme porque ya volví a clases y, bueno, prioridades, ya saben.

Espero que les vaya gustando como va, y ¡gracias por comentar!<3, adoro leer lo que ponen aunque sea un "te odio"(?), no, broma. Nos leemos<3


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