Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Detengan el mundo por golddie

[Reviews - 36]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Himchan despertó al día siguiente con un ligero dolor de cuello y cabeza. Era casi medio día y agradeció que fuera un sábado, sino, no sabría qué excusas darle a Yongguk por no llegar a la reunión de mañana de los lunes (a pesar de que el mayor fuese su mejor amigo, eso no lo hacía menos severo con los castigos que solía darle a sus empleados. Daehyun era el ejemplo actual de eso, puesto también era su amigo –en algún nivel- y le había penalizado dándole días libres, lo cual, era un pseudo-despido; es un castigo peor a que te hicieran llenar informes toda una tarde). Himchan se quedó inmóvil un rato más hasta recordar la noche anterior.

Jongup.

Se sentó rápidamente, Sam estirándose sobre sus piernas y haciéndose a un lado para luego seguirlo mientras Himchan volvía a su dormitorio para revisar al menor.

No supo qué sentir exactamente al momento de verlo ahí durmiendo en su cama. Era una mezcla entre satisfacción de que siguiera ahí, que no se hubiera ido, y enojo porque, bueno, Jongup seguía ahí y no se había ido.

Se acercó hasta quitar las sábanas del cuerpo del otro, intentando que así despertara solo por el frío. Vio como Sam volvía a saltar a su cama y comenzar a ronronear al olfatear a Jongup, mientras él buscaba algo de ropas para cambiarse, después de todo seguía con el incómodo traje formal del día anterior. La ducha podía esperar.

Ya vestido con pantalones cómodos y una simple camisa, Himchan se levantó para hacer algo de desayuno.

O almuerzayuno, porque ya estaban por ser la una de la tarde.

Himchan preparó panqueques para Jongup y busco la miel que estaba seguro estaba por ahí, poniendo todo en la mesa al mismo tiempo que el muchacho aparecía por la puerta, con Sam en sus brazos y acariciándole su cabecita.

“Buenos días”, saludó, bajando al felino, “me iré a casa ahora”, explicó.

Pero ante que pudiera dar tres pasos, Himchan le dijo: “Detente, ¿y quién se comerá esos panqueques?”, con voz algo irritada.

Jongup se quedó un momento ahí de pie, mirando a Himchan y a la mesa intercaladamente. Luego de un rato se indicó a sí mismo con expresión de duda ante lo que el mayor asintió con la cabeza suavemente, pero algo avergonzado. Entonces, Jongup le sonrió y alegremente se sentó a la mesa dispuesto a comer tomando sus utensilios y masticando rápidamente.

Himchan le quedó mirando, medio consciente de que era grosero mirar tan detenidamente al otro y que él también debería probablemente comer.

“¡Estan buenísimos, hyung!”, gritó Jongup, moviendo sus pies en felicidad bajo la mesa y observando al aludido, pero entonces notó algo: “¿y tú no comes?”.

El mayor se dio la media vuelta y vertió un poco de mezcla en el sartén, cociendo y dándole forma a la misma. Cuando estuvieron listos, los puso frente a Jongup en un plato junto con una taza de café. Dio un poco de comida de gatos a Sam y se sentó para comer en silencio.

Era una escena muy curiosa. Hace un mes, Himchan hubiera creído que eso sería imposible que pasaría: estar en su cocina con un chico más joven que él (que era algo atractivo) y había pasado la noche en su casa (solo durmiendo, pero Himchan podía sentirse orgulloso de todas formas).

Esperen. Orgulloso de qué exactamente.

¿De hacer panqueques para Jongup?

Que vacía estaba su vida, sinceramente.

Entonces recordó medio recordó la conversación que tuvo con Yongguk la noche anterior.

“El jefe me comentó que te hará trabajos de oficina por un tiempo”, le dijo a Jongup, quien al escuchar tales palabras, cambió su expresión a una más seria, una que Himchan no estaba seguro si había visto antes.

“¿En serio?”, preguntó con voz suave.

Himchan se arrepintió un segundo de haberle dicho eso, pero pensó en cómo salir del problema.

“Si, pero eso es igual para todos los nuevos, ¡hasta yo pasé por eso!”, mintió Himchan, puesto que él no tenía idea de trabajo de oficina, solo sabía la parte que aludía a los informes que periódicamente le pedían o entregaba en cada misión y eso no lo había aprendido en un periodo de oficina.

“Está bien, ya veo”, respondió el menor, volviendo a su desayuno.

Luego de eso, la conversación murió definitivamente. De todas formas, Himchan ya no tenía demasiada hambre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los lunes por la mañana siempre eran más pesados, pero este en específico le estaba costando horrores a Himchan, sobretodo la parte de tener energías para levantarse de la cama. La semana pasada había tenido una misión, que trataba de corrupción por parte de uno de los agentes de policía de rango más elevado, Himchan había terminado la investigación a penas el día anterior y Yongguk no le había dado autorización de faltar a la reunión de los lunes puesto que ya había terminado su trabajo.

(Ahí era donde Himchan pensaba que no era tan listo: pudo haber demorado las cosas para que tardaran hasta más tarde, como hasta los próximos tres lunes, por ejemplo.)

Se vistió luego de la ducha que lo despertó por completo y partió a la oficina habiéndole dejado previamente alimento a su gato.

(Maldito animal sin obligaciones.)

Ya en el edificio, Himchan no fue directamente a la ala que estaban las oficinas de otros trabajadores de la Agencia, sino que fue a la cafetería de auto-servicio que había en la planta baja.

Himchan suspiró en frente de la máquina de café, esperando de pie a que terminara de procesar sus granos con pequeña paciencia.

Pero cuando su bebida estuvo lista, alguien le llamó:

“Buenos días, hyung”, le saludó.

Himchan se volteó lentamente.

“Buenos días, Junhong”, saludó al menor, quien estaba a su lado buscando la leche en el pequeño refrigerador, “¿café?”, preguntó.

El chico asintió, sacando la leche y una taza limpia del estante.

“¿Cómo has estado?”, preguntó Junhong con una expresión algo seria, pero Himchan asumió que era por el frío de la mañana y las molestas reuniones la razón de su rostro.

“No me quejo”, respondió, buscando un dulce para acompañar su café e irse a una mesa junto a Junhong y comenzar a comer de a poco, “acabo de terminar una misión y creo que no he descansado en absoluto a pesar de haber dormido”, comentó, comenzando a beber.

El menor le asintió.

“Sé de lo que hablas”, aseguró, “me pasa igual, usualmente necesito a lo mínimo dos días para estar listo a solo salir de mi casa”.

Himchan le sonrió.

“A demás estas reuniones son tan aburridas”, soltó el menor de pronto.

“Sé de lo que hablas”, aseguró ahora el mayor a su lado, con una sonrisa. Ahora estaba de mejor humor debido a su café, “además Yongguk es tan aburrido para hablar que me duermo”, soltó.

Junhong rió de buena gana a su lado.

“El Jefe no estaría contento de oírlos, Agentes”, dijo una tercera voz a sus espaldas. Ambos se giraron a ver como Youngjae entraba con un par de papeles en sus brazos y los dejaba sobre la mesa que los otros dos muchachos compartían con medida calma.

Himchan le sonrió.

“No es como si no se lo hubiera dicho antes”, dijo el mayor, luego girándose a Junhong, “pero tú deberías tener cuidado”, aconsejó.

Junhong dijo algo, pero Himchan no lo escuchó porque justo en ese momento Jongup apareció por la puerta, aparentemente siguiendo a Youngjae.

“¡Youngjae-hyung, no escapes!”, gritó el recién llegado, pero al notar a los otros dos en el lugar se fue de inmediato, avergonzado.

Los tres muchachos dentro del lugar se quedaron en silencio un momento.

“¿Qué fue eso?”, preguntó Himchan, siendo el primero en reaccionar.

Youngjae suspiró.

“Jongup es un buen compañero, es responsable, tiene buenas intenciones y hasta me ayuda a veces, pero…” musitó, sentándose a la mesa y escondiendo su rostro entre sus manos, “me tiene harto con sus preguntas, voy a enloquecer”, dijo con un tono más calmado en comparación con lo que decía.

Himchan frunció el ceño en preocupación.

“Tranquilo, Youngjae-ah”, le consoló con voz suave. El aludido se destapó el rostro y miró al mayor, “no tienes que aguantarlo tanto, ¿o sí?”, preguntó.

“Jefe dijo que era por un tiempo”, explicó, mirando los papeles, “pero deduzco que es por algo externo, el Jefe no suele ser tan inconsistente con sus periodos de asignación de trabajos”, comentó luego.

Himchan pasó saliva.

“Pero solo ha pasado una semana, Youngjae-hyung”, intentó Junhong, “no creo que sea para tanto”, respondió terminando su café.

Youngjae le miró, sin decir nada.

En ese momento, otra persona entró por la puerta.

“¿Qué hacen? Los demás ya están en la reunión”, soltó Daehyun hasta llegar a la mesa donde estaban los muchachos reunidos, “¿o están hablando de problemas personales sin invitarme?”, preguntó con fingido enojo, en broma.

Junhong rió un poco y se puso de pie, Youngjae y Himchan se levantaron también.

Himchan caminó con Junhong a su lado sin decir nada en especial, pero escuchando la conversación que Daehyun iniciaba con Youngjae, básicamente preguntándole de qué estaban hablando y Youngjae le decía que de trabajo y no se preocupara.

Al llegar a la oficina, Himchan vio a Yongguk sentado a la cabeza de la gran mesa revisando algunos papeles y a otras Agentes por los costados. Hana estaba ahí, conversando de algo sin importancia con Sunhwa, Jongup sentado al lado de Yongguk, muy quieto, casi tenso.

Himchan tomó asiento al lado de Jongup, con Junhong a su otro lado. Lanzó una pequeña sonrisa a Yongguk cuando este les vio entrar y tomar asiento. En frente de él, Youngjae se sentó junto a Sunhwa y Daehyun a su lado, dejando los papeles que Youngjae cargaba antes en frente de él.

La reunión transcurrió como cualquier otra reunión: Yongguk hablando del buen desempeño de sus Agentes, de cómo iban las otras Agencias con gráficos y otros informes que pasó a cada uno. Como siempre, Himchan se aburrió por toda esa hora.

Pero, cuando por fin ya habían sido liberados para ir a descansar, Yongguk le llamó a su oficina. Himchan trató de dormir al mismo momento que su trasero cayó en la silla, sintiéndose agotado.

“¿Noche agitada?”, preguntó Yongguk cuando estaba entrando por la puerta, seguido de Youngjae que cargaba un par de papeles tras él.

Himchan se acomodó mejor; a pesar de que Yongguk fuese su amigo, no podía permitir que nadie le viera de esa forma.

“Nada de eso”, dijo, algo enfadado. Himchan solo quería irse a dormir, “¿para qué me llamaste? Hazlo rápido”.

El mayor pareció divertido a pesar de la respuesta insolente, y ya sentado en su escritorio iba recibiendo los papeles que Youngjae le pasaba y firmaba sin cuidado en las líneas que él le indicaba.

“Es sobre Jongup”, advirtió Yongguk, firmando, “llegó una misión que necesito que ambos hagan”, explicó.

“¡Por fin!”

Tanto Himchan como Yongguk miraron a Youngjae, quien al darse cuenta de lo que había dicho (en voz alta), bajó la mirada y aclaró su garganta, ofreciendo las pertinentes disculpas por su falta de tacto.

“Como sea”, continuó Yongguk, desviando la mirada hacia Himchan, “¿está bien contigo?”, preguntó.

Himchan rodó los ojos.

“Si digo que no, lo harías de todas formas”, soltó amargado.

Yongguk rió suavemente.

“La verdad es que sí”, respondió el mayor, marcando papel tras papel, “pero para que veas que soy considerado, te dejaré ir ahora y te informaré de la misión mañana”.

Himchan se puso de pie de inmediato.

“Fantástico, nos vemos”, se despidió Himchan más apurado que calmado, intentando salir lo más rápido posible, pero Yongguk le volvió a hablar.

“Dile a Jongup que pase, Youngjae está ocupado”.

Himchan salió de la oficina y cerró la puerta, suspirando.

Yongguk en serio creía que podía mandar a todo el mundo.

Vio a Jongup en el escritorio de Youngjae, pero en una silla distinta. Con calma caminó hasta la mesa, observando lo que el chico estaba haciendo tan concentrado que ni había levantado la vista para verlo en frente de él.

“¿Jongup?”, inquirió, tratando de llamar su atención.

El aludido levantó la mirada de inmediato y poniéndose de pie, sorprendido.

“¡Hyung!”, exclamó, ahora comenzando a ruborizarse un poco, “no te había visto”, dijo.

Himchan rió suavemente y con un ademán de mano le pidió al otro que se calmara y volviera a sentar.

“¿Cómo va el trabajo de oficina?”, preguntó curioso.

Jongup frunció el ceño un poco, volviendo a tomar asiento.

“Bien, pero es más complicado de lo que parece y extraño hacer misiones”, respondió sinceramente. “Aunque me he hecho más cercano con Youngjae-hyung”, agregó luego con una linda sonrisa.

Himchan no quiso mencionar el hecho que Youngjae estaba escapando de él en la mañana y que pareció muy contento cuando Yongguk anunció que el menor volvería a trabajar como Agente para dejar de ser un oficinista.

“Eso es genial, Jongup”, musitó el mayor con amabilidad, “pero creo que Yongguk nos podrá en una misión juntos de nuevo”.

“¡Por fin!”, gritó Jongup poniéndose de pie nuevamente, con una expresión facial muy emocionada y olvidando los papeles en el escritorio, los cuales se escurrieron por toda la mesa.

Himchan observó a Jongup por un momento, hasta que el menor se dio cuenta de lo que había hecho.

“Lo siento”, soltó el menor, volviendo a ordenar su trabajo y bajar la mirada avergonzado, “no es que odie este trabajo, solo…”, musitó, sin terminar la oración.

El mayor suspiró.

“Yongguk quiere verte en su oficina”, le informó, para luego intentar volver a caminar hacia la salida pero ser detenido por Jongup.

“¿Te vas?”, inquirió.

Himchan se detuvo a penas para asentir.

“Oh, de acuerdo, nos vemos, hyung”.

 

 

 

 

 

 

 

 

La misión que Yongguk les tenía preparada no era tan simple como la primera, pensó Himchan al día siguiente, cuando ya había recibido los informes y detalles de la misión. Esta vez tendrían que investigar una serie de homicidios que la policía ya había resuelto: pero no habían podido encontrar al culpable. No físicamente, al menos.

Lee Gasung. Era el nombre del hombre que había cometido diez femicidios en el corto tiempo de dos meses. Mujeres arrojadas al río, u otras quemadas y encontrado los restos en la basura, eran los mejores estados de cadáveres que habían encontrado en comparación con aquellos descuartizados o sin ciertos órganos interiores.

Himchan no podía más que sentirse asqueado al respecto, y no podía, tampoco, esperar a poner a tal hombre en prisión y que estuviera ahí de por vida si es que era necesario.

Había ido a su hogar para revisar los papeles y, según el acuerdo al que llegó con Jongup, el día de mañana iban a comenzar la investigación, sin embargo, Himchan no pudo evitar comenzar a investigar apenas terminó de leer el informe. Tanto era el coraje que le daba, que no podía esperar a mañana.

Investigó el contexto de los asesinatos y a las víctimas, imprimiendo artículos completos para leer con Jongup al día siguiente. Dio con varios foros donde hablan de ese hombre, pero ninguno dando indicios de saber su ubicación o algo relevante a demás su nombre.

La base de datos de la Agencia tampoco era de mucha ayuda, puesto que al parecer el nombre real del hombre no era Lee Gasung, sino que al parecer usaba eso como un apodo, ya que tal nombre llevaba al registro civil como una persona que vivía en África y era una mujer viuda.

Era realmente difícil rastrear a alguien cuando no quería ser encontrado, Himchan lo sabía, pero no por eso iba a darse por vencido.

Cerca de cien archivos había imprimido, solo habiéndolos leído superficialmente, cuando Himchan se volvió a quedar dormido sobre su cama a las una de mañana.

 

 

Notas finales:

---

en la mañana me puse las pilas con este fic porque en ask me lo pidieron como dos veces (que eso ya es mucho), así que ya avancé lo suficiente -voy terminando el 8- como para subir este capitulo. 

A simple vista(?), puedo calcular que este fic tendrá cerca de 10 o 12 capitulos o por ahí, lo digo por como estoy dejando la trama, así que ya pueden comenzar a hacer sus apuestas(?).

gracias a los que me leen y me dejan comentarios, en serio son super tiernos ;; y la preocupación de que actualice no la merezco(?), así que gracias y gracias de nuevo, nos leemos al otro capitulo<3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).