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Detengan el mundo por golddie

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La mañana siguiente Yongguk se sentía algo irritable. Había llegado a la oficina antes de la hora usual porque esperaba una llamada importante de Hyosung, ubicándose detrás de su escritorio y comenzar a revisar papeles.

La misión que le había asignado a Junhong se había empezado a complicar. Sabía que era difícil ponerlo a investigar casos viejos, pero necesitaba saber qué había ocurrido precisamente ese día, ya que Hyosung no estaba autorizada para darle toda la información que necesitaba saber. Yongguk había visto todos los informes del caso, había hablado con Jieun al respecto, por medio del contacto de Hyosung, y tenía el testimonio de Himchan de hace cinco años, pero sentía que no era suficiente.

Ese caso había quedado concluso para los ojos de las demás Agencias, y probablemente para la mayoría de las personas en la propia también. Seguramente, solo él, Himchan y Junhong supieran que no había sido así.

Yongguk había visto a Himchan hace un par de días: en la reunión del lunes que no había podido hacerse por falta de Agentes. Lo había visto mareado, irritable, probablemente había dormido muy poco por estar investigando a Lee Gasung, así que no quería involucrarlo en el caso de Junhong en este momento. Seguramente estaba agobiado, a pesar de que estuviera directamente relacionado con el caso.

Junhong estaba fuera del país, buscando al sujeto y más información en las policías locales para poder cerrar el asunto de una vez.

Solo esperaba que todo terminara de una vez: sabía que estaba loco por volver a mirar esos archivos, pero desde que vio a Jongup y haber leído su expediente, no pudo evitar recordar aquel caso.

Moon.

¿Tendrían alguna relación, siquiera? Las fotos de los archivos nunca son cien por ciento confiables (nada realmente lo es). Prefería mantenerlo ocupado y que no merodeara la oficina frecuentemente porque solo le hacía recordar aquella misión, que Himchan ni había dado indicio de recordar aunque supiera el nombre de Jongup.

El teléfono de su oficina sonó. Yongguk contestó, recibiendo la información que necesitaba de la mujer, y agradeciéndole por su tiempo de inmediato, cortando la llamada.

Un golpe en su puerta le interrumpió al momento después. Yongguk le dejó pasar, poniendo la expresión más neutral que pudiera manejar.

Youngjae entró calmadamente, sentándose en frente del escritorio con su usual semblante serio.

“¿Esta bien, Jefe?”, preguntó.

Yongguk no levantó la vista.

“¿Por qué debería no estarlo?”, devolvió al menor, quien suspiró.

“Llegaron los informes de Junhong”, comentó, entregándole al mayor una carpeta con varios papeles.

Yongguk asintió con la cabeza.

“¿Y qué más?”, le pidió a Youngjae.

“El Agente Jung sigue revisando la base de datos, pero sigue dando el mismo resultado”, respondió en seguida, “creo que no hay más opción, Señor”, agregó luego.

Fue turno de Yongguk de suspirar, poniendo ambas manos sobre su frente.

“No puedo creer que haya hecho algo así”, murmuró, negando con la cabeza.

“Creo que es una decepción para todos, Señor”, contestó Youngjae, mirando hacia otro lado.

Yongguk asintió, para luego volver a mirar a Youngjae y decir:

“Quiero a Moon Jongup en mi oficina lo más pronto posible”, ante lo que Youngjae asintió y salió de la oficina rápidamente.

No podía creer que Jongup fuera capaz, después de la oportunidad que le había dado de dejar atrás su pasado.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al segundo que Himchan despertó, su mente recordó rápidamente los sucesos.

Jongup y él habían intimado, y había sido, además de un error, lo mejor que le había pasado en su vida.

Himchan estaba acurrucado contra el pecho del menor, mientras este lo envolvía protectoramente en sus brazos. Estaba tentado a cerrar los ojos y pretender que todo estaba bien por un par de horas más, pero, ¿a quién engañaba?, Himchan no era el tipo de persona que fingía estar bien para proteger a los demás ni a sí mismo.

Era así de egoísta.

Con un movimiento algo brusco, se movió hasta quedar recostado en su espalda y volverse hasta el otro lado para ver el reloj. Había dormido casi doce horas. Su cuerpo de verdad necesitaba el descanso, aparentemente.

Se sentó al borde de la cama y se puso de pie buscando ropa que usar.

Fue hasta el baño, solo para descubrir lo desarreglado que había quedado su cabello y las marcas que habían alrededor de su cuello. Y–

Y culpa.

Toda la culpa cayó sobre él, haciéndolo sollozar con tal fuerza que sus piernas no resistieron más. Himchan lloró un momento, su espalda contra la pared del baño y sentado en el suelo.

Jongup no tenía la culpa, pero por lo que hizo probablemente lo iban a poner en prisión. Yongguk no iba a perdonarle nada, mucho menos cuando no tenía trascendencia en la Agencia.

Himchan intentó respirar para calmarse, pero no podía dejar de llorar por alguna razón. Tenía frío, pues seguía desnudo y era de mañana aún y Jongup le había dicho que lo amaba. Y, aunque fuera por la pasión del momento, Himchan no podía mentirse y decir que no sintió algo en su interior cuando lo escuchó decirlo.

Sintió que lloró hasta que no pudo más. Y hasta que el teléfono de la Agencia sonó en la habitación.

Himchan decidió ignorarlo, no tenía fuerzas para ir y ver a Jongup a la cara, así que recargó su frente sobre sus rodillas, ocultándose del mundo, pretendiendo que así este se detenía.

El teléfono debió sonar al menos cinco veces más hasta que decidió que debido a las reiteradas llamadas, probablemente, era algo importante.

Se puso de pie y se vistió, ropa interior, una camisa y fue hasta la habitación con miedo de que Jongup siguiera ahí.

Pero también con miedo de que se hubiera ido, tal como la primera vez que había pasado la noche en su casa, después de aquella fiesta donde comprobó que algo era diferente con Jongup.

Y cuando llegó a la habitación, descubrió que no fue igual que la primera que Jongup se había quedado.

No estaba ahí.

Himchan revisó la habitación, dándose cuenta que tampoco estaba su ropa. La cama seguía desecha, y cuando puso su mano sobre el lugar que Jongup había estado usando, descubrió que seguía tibio.

Salió de la habitación, buscando a Jongup por su departamento.

Parecía un fantasma.

“¿Jongup?”, preguntó cuándo entró a la cocina, y así por el resto de la casa, solo logrando que Sam saltara del sofá hacia él, maullando.

Himchan se quedó ahí un momento.

¿En serio se había ido?...

Llevó a Sam hasta la cocina para darle de comer. Seguro su pobre mascota estaba muerta de hambre, pero él no podía sentir hambre al ver los rollos de canela aún sobre la mesa.

Luego, volvió a sonar el teléfono de la Agencia. Himchan volvió a la habitación y lo contestó.

¿Agente Kim?”, habló Youngjae de la otra línea.

“Dime”, espetó el aludido. No estaba de ánimos.

¿Sabes de Moon Jongup? He tratado de ubicarlo desde las diez”, dijo el muchacho.

También yo, pensó Himchan.

“Estuvo conmigo en la noche, pero ya se fue, ¿qué sucede?”, preguntó curioso.

Youngjae gruñó.

El Jefe necesita hablar con él”, respondió, “y no contesta ni su celular personal”, agregó después.

Himchan dudó el preguntar, pero aun así lo hizo.

“Youngjae, ¿tiene que ver con lo de la modificación a la base de datos?”

El chico en la otra línea no respondió en el tiempo que tuvo que haberlo hecho para no ser sospechoso. Himchan lo notó.

No lo sé”, respondió luego, “solo hago los contactos, Agente Kim”.

Tenía que ver con eso.

“Entiendo”, contestó Himchan, “si te responde, ¿podrías avisarme?”, preguntó sin ánimos.

Iba a decirte lo mismo, pero está bien”, respondió Youngjae, “adiós”, dijo antes de cortar la llamada.

Himchan cortó también, y algo no se sentía bien.

Volvió hasta su salón de estar, decidiendo que lo mejor era comer algo.

Preparó algo de café, sentándose en su silla usual, todo en un humor muy deprimente. Ojeó los rollos de canela, pero apartó la vista y tomó las galletas saladas que estaban justo al lado. Y, al tomarlas, se dio cuenta que bajo ambas cosas estaba la carpeta que Jongup había traído ayer, seguro habiéndola acomodado bajo toda la comida por alguna razón.

Himchan la cogió, pensando que probablemente era algún informa sobre el caso, pero la realidad fue muy diferente.

En sus manos estaba el archivo del expediente que había perdido de Jongup hace más de dos semanas. Y Jongup lo había traído, y Himchan no se había dado cuenta.

¿Qué significaba esto? ¿Entonces, fue Jongup el que los había tomado y volvía a devolvérselos? Tal vez, ¿si no lo hubiera distraído de esa forma, Jongup iba a confesarle algo?

Himchan frunció el ceño, decidiendo no pensar en eso. Abrió rápidamente el archivo y leyó. Nada llamaba su atención al principio, solo estaba su nombre, su edad, su fecha de nacimiento, y número de identificación. Sus antecedentes parecían normales, escuela primaria, las muchas peleas de pandillas en las que había estado desde la escuela secundaria hasta que una le llamó la atención:

Involucrado en el incidente 980067-3, caso cerrado.

Himchan pestañeó, sin poder creerlo.

Dejó la carpeta ahí, quieta. Himchan terminó su café.

Yongguk lo iba a escuchar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al momento en que Himchan puso un pie en la oficina que ocupaba Youngjae, el mismo supo que no era nada bueno. La expresión del mayor era iracunda, enfadada por decir menos. Vio como caminaba sin darle una sola mirada, dirigiéndose a la puerta de Yongguk.

“No puedes pasar”, le dijo, pero el otro pareció ignorarlo por completo. Youngjae había recibido la instrucción de que no dejara pasar a nadie, por lo que no pudo evitar intentar detenerlo. Se puso de pie y caminó tras Himchan, “Agente Kim, el Jefe está ocupado”, explicó, pero el otro hizo oído sordo.

Antes de que Youngjae pudiera decir algo más, Himchan abrió la puerta, encontrándose con aquel hombre que quería ver.

Y Hyosung, sentada en su escritorio.

Himchan se quedó helado un momento, pero ver a Hyosung ahí, por alguna razón, acentuó más su enojo.

“¡¿Por qué no me dijiste nada?!”, gritó con enojo.

Yongguk frunció el ceño un poco, obviamente sin entender a qué iba su amigo. Hyosung, por su contrario, se levantó de donde estaba sentada, tal vez entendiendo que era un asunto de importancia.

“¿De qué hablas?”, inquirió Yongguk, “¿y por qué entras–?”, intentó preguntar, pero Himchan lo interrumpió, avanzando por su oficina.

“¿De qué hablo?”, devolvió, enfadado, y con fuerza dejó el expediente de Jongup sobre el escritorio de su amigo.

Yongguk quedó mirando aquel papel, dándose cuenta de lo que el otro quería hablarle. Mandó una mirada a Youngjae, que seguía en el umbral de la puerta sin saber qué hacer, pero al segundo que hizo contacto visual con Yongguk, entró y le pidió a Hyosung si podía esperar afuera, ante lo que ella asintió sin dudarlo.

Himchan no despegaba la mirada del rostro de Yongguk, y este no quería verle a los ojos, hasta que la puerta de su oficina se cerró, dejándolos a ambos solos.

“¿Y bien?”, espetó Himchan, sin querer esperar más tiempo.

El otro hombre de la habitación se puso de pie y por fin le devolvió la mirada.

“Te entregué su expediente desde el primer día que te lo asigné como compañero”, aclaró Yongguk, con un dedo indicaba la carpeta sobre su escritorio, “¿me vas a decir que después de meses vienes a leerlo?”, inquirió.

Himchan gruñó.

“¡No lo había leído, ¿de acuerdo?!”, exclamó, pero no suficiente con eso, continuó: “además, ¿quién lee esas basuras, de todas formas? Lo más importante de ese expediente es que estuvo en mi primera misión importante, esa que tú arruinaste, ¡y ni siquiera lo mencionaste! ¿Por qué lo aceptaste, dime? ¿Para sentirte mejor contigo mismo?, ¿eh?”, soltó, golpeando con ambas manos el mueble que lo separaba del otro, casi imaginando que la madera era la cara de su amigo.

Yongguk se mantuvo quieto y en silencio por un momento, hasta que Himchan pareciera que iba a explotar si no hablaba.

“Intenté hablarte de esto”, aclaró, y antes del que el otro pudiera hablarle, continuó: “te pregunté muchas veces qué opinabas de él, esperando que hablaras del asunto, Himchan, no quería forzarte a hablarlo; como no dijiste nada, pensé que ya lo habías olvidado”, explicó, con voz realmente sincera, y luego dirigió una mirada profunda a su amigo, “pero veo que no”.

Himchan rió sin humor.

“¿Cómo voy a olvidar la primera vez que maté a alguien?”, preguntó, voz extrañamente apacible pero sin emoción.

El otro lo quedó mirando un largo rato, observando cómo Himchan comenzaba a desmoronarse.

“Nadie mató a nadie, ¿de acuerdo?”, le dijo Yongguk, con voz amable.

Cuando su amigo no respondió, rodeó su escritorio para llegar a su lado y poner una mano sobre su hombro.

“No fue tu culpa, Himchan”, susurró a Himchan, quien solo mantenía los ojos muy cerrados y estaba quieto como estatua, “¿cuánto más llevaras el remordimiento por algo que no hiciste?”, le volvió a susurrar, rodeándolo con sus brazos, intentando dar un poco de confort.

“¿Qué hizo Jongup?”, preguntó Himchan, apartándolo de sí con suavidad. No quería que Yongguk lo abrazara, estaba enfadado con él, “¿en qué momento estuvo en el incidente?”, aclaró.

Yongguk suspiró, recargando su peso ahora en su escritorio.

“¿Recuerdas al chiquillo que seguía al líder a todos lados?”, le preguntó, pero antes que terminara de hablar, Himchan ya tenía la mano sobre su boca, dándose cuenta de sí.

Lo recordaba.

Ese chiquillo había visto como el otro terminaba en el piso. Había hecho contacto visual con Himchan en ese momento.

“¿Ese era Jongup?”, inquirió, “No, no, no, esto está muy mal”, soltó, sin poder seguir pensando más. Se sentó en los asientos que estaban justo tras él y había ignorado al entrar a la oficina, “¿desde cuándo lo sabes?”, le preguntó a Yongguk en un hilo de voz.

El otro negó con la cabeza.

“Tenía mis sospechas, pero lo supe hace un par de horas; Hyosung me lo confirmó por teléfono esta mañana”, respondió.

Himchan quedó en silencio.

¿Era eso para lo que Youngjae estaba tratando de localizarlo? ¿Si hubiera esperado un poco más, él…?

“Dormí con él”, soltó Himchan, sin atreverse a mirar a su amigo.

Yongguk frunció el ceño.

“¿Qué?”, inquirió.

“¡Dormí con él!”, gritó, porque estaba enojado, pero consigo mismo, “Ayer no sé qué vino a mí y solo terminamos en mi cama y, yo…”, un sollozo salió de su garganta, pero Himchan prefirió mantenerse callado para evitar el llanto.

Odiaba que lo vieran llorar, a pesar de que en ese momento estuviera con la cabeza gacha.

Después de un momento de silencio, el mayor interrumpió el silencio.

“La persona que hackeó el sistema no fue Jongup, Himchan, no completamente, al menos”, le dijo Yongguk.

El aludido levantó la vista, a pesar de que hubiera lágrimas en sus ojos.

“¿Entonces… quién?”

Yongguk gruñó.

“Por esto te digo que no mataste a nadie”, dijo y Himchan juró sentir como un escalofrío recorría su cuerpo al entender a lo que se refería Yongguk.

Jongsuk estaba vivo y venía por él.

 

 

 

Notas finales:

---

perdón por estar tan loca, pero solo así puedo armar tramas interesantes de leer.

¿Qué tal? ¿sus predicciones se cumplieron? Les dije que Jongup era un personaje interesante. Ahora, ¿quien es Jongsuk? Eso viene todo perfecta y coherentemente explicado en el siguiente capitulo (creo), no se desesperen(?) 

Nos acercamos cada vez más al final, este ya es el capitulo 8, huehuehue y recuerden que todas sus quejas/dudas las contesto en mi lindo ask de escritora<3

y, eso, nos leemos al siguiente<3


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