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Painted with black por spookytaco98

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Notas del capitulo:

John ya no puede mas el seguir negando sus sentimientos al igual que su amo. El pintor se siente extraño de sentir la necesidad de estar al lado de su amo y de ser poseído por el hombre que lo obligó sin palabras a caer a sus pies.

John amaneció con una sonrisa de oreja a oreja esa mañana. Cuando miró a su alrededor las flores seguían ahí pero sobre su cama había una pequeña caja de porcelana de encaje de flores color violeta. Cuando abrió la caja se sorprendió al ver un collar de oro puro con una piedra preciosa de color carmín. Se la colocó no pudo dejar de mirarla sin sonreír.

 

De pronto se sintió un poco solo pues Sherlock no estaba en su cama, seguro se había ido en cuanto John se quedó dormido. Aun así, John tomó la almohada que olía a su amo, la abrazó y la besó con ternura.

 

-Que estoy haciendo?-dijo soltando la almohada. -Es acaso que cada vez me gusta mas Sherlock.... No, no lo creo.... pero los gestos que tiene conmigo son muy dulces.- suspiró. -Pero estas preciosas prendas, las flores o los libros me harán caer enamorado, no!- trató de hacerse el duro.

 

Después del desayuno que la señora Hudson le llevó, John no solo se dedicó a leer sino a pensar en lo que realmente era lo que Sherlock le hacía sentir con su presencia.

 

Pero cuando ya iba por la mitad de un libro, la puerta se abrió. John creyó que se trataba de Sherlock por lo que volvió a tratar de arreglarse pero era nuevamente la señora Hudson la que bajó a su cámara junto con el hombre canoso de la otra vez.

 

-John, necesito que vengas.-dijo amablemente.

 

-Que sucede?-dijo sonriente.

 

-Nada que tu no conozcas.

 

John fue esposado en compañía del hombre canoso que lo trataba con suavidad. John se asombró al ver toda la mansión con pisos de mármol, estatuas, cuadros, muebles, alfombras y miles de cosas brillantes y bellas. La luz del día que entraba por la ventana era muy potente para los ojos de John, los cuales ya estaban acostumbrados a la poca luz de las velas.

 

Subieron otras escaleras que llevaron a un pasillo lleno de enormes puertas y pinturas de personas muy antiguas. 

 

La señora Hudson abrió una de esas puertas, había una gran tina de porcelana con agua caliente, jabón y toallas. John suspiró de felicidad, al fin se daría el baño que tanto deseaba desde hace días.

 

-Prefieres bañarte con una prenda o desnudo?-preguntó la señora, a lo que John respondió con un ligero rubor en sus mejillas mientras miraba el piso.- No te preocupes, nadie te verá. Estarás tu solo.

 

-Desnudo...-susurró apenado, pues como saben, en aquella época era mal visto que alguien se diera un baño desnudo, por ello usaban una prenda.

 

El hombre canoso le quitó las esposas con una llave y junto a la señora ambos salieron del baño. 

 

Rápidamente, John se quitó la camisa percudida y la lanzó al suelo junto con los calzones azul marino y las medias blancas. Entró al agua y un suspiró salió de sus labios, el agua estaba muy buena.

 

Talló todo su cuerpo con el jabón al igual que su corto cabello rubio hasta que brilló con la luz de la ventana. Cuando su cuerpo ya estaba lo suficientemente limpio, prefirió quedarse un rato mas en la tina pues el agua caliente era muy relajante.

 

Su tiempo libre le alcanzaba para pensar en Sherlock y en lo que había hecho la noche anterior, había pensado en su boca, en el apasionado beso que le había dado después de haber degustado su miembro. Aquellos pensamientos lo hacían fantasear y sonreír. 

 

-No...-dijo al fin. -No, no, yo no...-sentía un calor extraño que se derretia desde su corazón hasta su estomago, siempre sentía lo mismo cuando veía o pensaba en Sherlock.

 

La señora Hudson entró al baño sin llamar, solo sonriendole a John que estaba muy ruborizado; no porque casi lo ve desnudo sino por tratar de ocultar su incomoda erección.

 

La señora salió pero dejó sobre un mueble una ropa que era para John. El rubio salió de la tina, secó su cuerpo y se colocó las medias grises, los calzones negros, la camisa larga blanca y el abrigo negro de piel.

 

Al salir del baño con el traje, volvieron a colocarle las esposas pero lo condujeron a otra habitación del mismo piso; la cual tenía una enorme cama con varias cobijas y almohadas, mesitas de noche de madera, velas y candelabros dorados. John estaba impresionado y maravillado. 

 

Se sentó en la cama, era muy cómoda y suave y bajo esta encontró otro libro el cual comenzó a leer hasta quedarse dormido un poco.

 

Unas horas después, ya era la hora de la cena y el hambre lo despertó. Quería salir y pedir algo de comer pero sentía un poco de vergüenza pues pensaba que tal vez se molestarían con el. Al tener esa duda e idea en la cabeza, la puerta se abrió, era Sherlock vestido de traje formal azul y gris.

 

Sherlock se quedó mirando a John con un ligero rubor en sus mejillas, ambos se quedaron callados mirándose hasta que el rubio sonrió inocentemente.

 

-Hola...-dijo el rubio ruborizado. No hubo respuesta por parte del castaño. -Gracias por el collar y por dejar que me diera un baño y por la ropa, es muy cómoda.

 

-Ah.... si...- habló al fin y sonrió. -Vamos.

 

-A donde?

 

-Es hora de la cena.- Sherlock se quitó un collar el cual era una llave metálica que usó para quitarle las esposas a John. Ambos bajaron hasta la mesa, era larga y estaba servida la cena.

 

-Veo que llevas puesto el collar de oro que te di.-el castaño sonrió.

 

-Ah, si. Es muy bello. Que representa?

 

-Te lo diré después, tal vez hoy no, ni mañana pero te lo diré.

 

Al finalizar la cena, Sherlock subió con John hasta la habitación en la que habían estado. Sherlock se colocó detrás de John y le tapó los ojos con ambas manos.

 

-Que haces?-dijo el rubio sonriendo.

 

-Tengo un regalo para ti. -susurró.

 

En cuanto el castaño abrió la puerta de la habitación, soltó a John. -Abre los ojos.

 

John sonrió sorprendido y feliz que la habitación tenía una base para cuadros de madera nueva y barnizada, varias hojas limpias grandes, pinceles, pintura, paletas y hasta los viejos dibujos de John; algunos estaban tal como los había dejado y otros enrollados.

 

-Sherlock! Todo esto.... es mas de lo que alguna vez pude tener. Ah! Mis pinturas están aquí.-corrió por toda la habitación agarrando sus pinturas y los materiales nuevos. Su expresión era igual a la de un niño feliz y emocionado en una dulceria.

 

-Todo esto es solo para ti, para que puedas seguir dedicándote a lo que mas amas.

 

John se dio la vuelta a donde estaba Sherlock, se puso de puntillas y lo besó tiernamente en los labios. Tomó sus dos manos y lo condujo hasta la cama en la cual se sentó.

 

-Sherlock, yo....lamento haberme molestado contigo. Lo de hacerme esclavo estuvo mal, terriblemente mal pero no me había dado cuanta que mi amo hacía esto para mi.

 

-John, si vas a dejar que te haga el amor como muestra de tu "agradecimiento" e interés por mas bienes materiales, te juro que me iré por esa puerta.

 

-NO! Yo.... quiero que me hagas el amor en muestra de mi arrepentimiento.-se ruborizó. -Estas cosas que me haz dado son hermosas y me encantan pero yo..... no puedo sacarte de mi mente desde el día en el que evitaste que me cayera cuando estaba ebrio.

 

Sherlock bajó la mirada aun ruborizado y sonrió cuando sus ojos chocaron con los de John. 

 

-Lamento haberte hecho esclavo pero no sabía de que otra forma me podría haber acercado a ti.

 

-Esta bien, eso es pasado. Sherlock.

 

Sherlock no pudo evitar apretarlo de las caderas y con sus uñas largas rasgar el abrigo de piel que llevaba John. El rubio se apartó de su cuerpo y lentamente le quitó el abrigo. El castaño ayudó a desvestirlo también quitándole los calzones negros y las medias, dejándolo desnudo de la cintura hacia abajo.

 

John se tapó la entrepierna con su camisa nueva pues le daba vergüenza que lo viera de esa manera.

 

-No sientas vergüenza.-le dijo Sherlock besando la camisa con la que ocultaba su erección y causándole un cosquilleo agradable.

 

-Pero....

 

-Al demonio con el pudor y lo que esta prohibido, tu cuerpo es hermoso tal y como es. El verdadero pecado de esto sería el abstenerse a tocarlo.- un vez pronunciadas estas palabras, John bajó la mirada, ruborizado soltó la camisa y dejó a la vista del castaño su erecto y goteante miembro. 

 

Sherlock lamió el glande en círculos, mojando su lengua de liquido pre seminal. Bajó y marcó un camino de besos juguetones desde la base hasta su punto de inicio para después meterlo completo a su boca mientras no despegaba la vista de los ojos del rubio, que lo miraba inocentemente al mismo en el que jadeaba.

 

Lo sacó de su boca, ahora el erecto miembro brillaba por la saliva del castaño. Pero aun no era el momento de parar, siguió por lamer delicadamente sus testículos mientras uno de sus dedos dibujaba círculos en el glande del rubio. 

 

-Ah... Sherlock....-el castaño en ese momento, introdujo dos de sus dedos en la entrada del rubio para comenzar a dilatarlo mientras seguía degustando su miembro.

 

Antes de que John pudiese llegar al clímax, Sherlock le sacó la camisa, seguido de su propia ropa que ahora era una molestia.

 

El pintor se lanzó hacia su cuerpo y lo besó apasionadamente. Sherlock respondió al beso sentándolo en sus piernas, haciendo que su miembro acariciara los glúteos del pintor.

 

-Ya no.... por favor- suplicó el rubio mientras jadeaba.- Házmelo ya! 

 

Sherlock acomodó su miembro en la entrada del rubio mientras lo sostenía de las caderas y lentamente dejó caer el peso de su esclavo. John arqueo la espalda y gimió de placer.

 

El castaño tomaba sus caderas y lo hacía levantarse y volverse a sentar con fuerza para golpear directo en su próstata.

 

-Ah! Sherlock...!

 

-Te duele?- preguntó entre jadeos.

 

-Nh... no... solo se siente raro....-gimió mordiendose el labio inferior. Hasta que John liberó un grito tan fuerte que pudieron oírlo fuera de la habitación.

 

-Te gusta?-sonrió el castaño.

 

-SI!- gritó apretando los dientes y sus párpados.

 

John se sostenía de los blancos hombros de su amo, mientras este sostenía sus caderas y lo ayudaba a moverse de adelante hacia atrás, de un lado a otro.

 

Ah, aquel goce, aquel movimiento y aquellos dulces besos que Sherlock le proporcionaba eran los mas deliciosos y mas perfectos que John pudiese haber sentido en toda su vida. Ningún beso había sido tan hermoso y delicioso como aquel, ni siquiera Sarah pudo haberlo besado de tal manera que con tan solo el simple roce de su lengua fuera el mayor éxtasis de su vida.

 

Sherlock mordió su mentón delicadamente y marcó besos desde ahí hasta llegar nuevamente a sus labios y lamentos suavemente.

 

-Mas.... por favor! -pidió el rubio casi al borde de las lágrimas. Acaso su cuerpo estaba tan lujurioso y deseoso por culpa del su bello amo. -Sherlock..... mi amor.... me corro.

 

-Si.... yo.... también.-apretó sus glúteos con fuerza y rasguñandolo con sus garras.

 

-Hazlo.... corrente dentro....-pero antes, Sherlock abrazó a su John mientras su fuerte y rápido ritmo aumentaba cada vez mas, volviendo loco al pintor por los fuertes golpes en su próstata. En ese momento, Sherlock mordió fuertemente a John en el cuello. Aquella deliciosa mordida hizo que el pintor rasguñara la espalda de su amo al mismo tiempo en el que llegaba al orgasmo y manchaba su estomago y el de Sherlock

 

El amo, sin dejar de morderlo, llegó al éxtasis también dentro de su esclavo, dejando todo su interior lleno. 

 

John jadeó de placer por haber llegado a aquel fuerte éxtasis, sin embargo, algo lo estaba volviendo a excitar y eso era la fuerte mordida de Sherlock. En realidad el castaño no estaba mordiendolo sino que estaba succionando algo mas y eso era una gran cantidad de sangre tibia.

 

Era mucha sangre la que llenaba su boca como un manjar exquisito. Pudo escuchar los latidos de su esclavo mientras bebía de su sangre, estaban muy fuertes, eran rápidos y acompañados de gemidos placenteros que disfrutaban del intenso dolor en su cuello.

 

Sherlock paró de beber, se separó de su cuello y sonrió mirando el débil y complacido rostro ruborizado de su amado esclavo. John se impresionó al ver los labios en forma de corazón cubiertos en sangre pero.... no le dio importancia. Se acercó a su amo y le besó delicadamente hasta que ambos quedaron dormidos.

 

Continuara...

 

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer, espero que les haya gustado. Nos vemos en el próximo capitulo.


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