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Painted with black por spookytaco98

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Notas del capitulo:

Quiero agradecer a Megumi-san por todas las veces que me ayudó, muchas gracias ^^. Y por todos sus comentarios.

John sintió una presencia a su lado, una horrible y agobiante presión en el corazón. Sintió como si su sangre se enfriará y las voces que mas de una vez escuchó y que lo perturbaron regresaron mas fuertes. Tan fuertes que sintió que podía sentir una fuerte respiración en su rostro. Y de pronto abrió los ojos..... todo a su alrededor era normal. 

 

Estaba nuevamente en la habitación, era la habitación cómoda e iluminada por la luz del día. Suspiró y se estiró en la cama, el dormir por una semana era bastante fastidioso. Ahora permanecería despierto por un largo tiempo, tal vez no dormiría en dos días o mas.

 

La puerta se abrió, era la señora Hudson con un gran plato de sopa, un plato de carne y patatas y vino. 

 

-Buen día, querido. Ya era hora de que despertaras. -dijo la amable señora acercándose y dejando el plato en la mesita de noche.

 

-Muchas gracias! -dijo John abrazándola. -Gracias por todo lo que ha hecho por mi. 

 

-No hay de que. -dijo sonriendo. -Ahora come, tienes que darte un baño, arreglarte y prepararte para esta noche.

 

John comió bastante esa mañana, después del pesado desayuno que tomó aun tenía hambre pues no había comido en una semana.

 

Después del desayuno, John se dio un baño. El agua estaba tibia y olía a jazmín, era muy relajante y nadie podía molestarlo. Entonces se puso a pensar en lo extraño que sería jamas salir herido, dejar de ser humano, el alimentarse únicamente de sangre. 

 

Esa tarde vistió un traje negro y blanco. La ropa estaba suave y tibia así que no sentía ningún tipo de brisa que le congelara el cuerpo.

 

Durante el atardecer, John pintó la puesta de sol, un tanto melancólico pues esa sería la ultima vez que vería el sol en su vida. Suspiró y trató de no poner atención en su tristeza. Si seguía pensando en los amaneceres y los atardeceres lo haría toda su vida de inmortal y no se sentiría nada bien.

 

Después de la cena, John fue (por ordenes de la señora Hudson) a su habitación. La cama estaba bien tendida, las velas habían sido cambiadas. En la mesa de noche había un ramo de rosas rojas en un jarrón. Todo estaba perfectamente acomodado para cuando Sherlock llegara.

 

John se sentó en la cama, un poco nervioso por la transformación. La puerta se abrió, era Sherlock, muy bien vestido con otro ramo de rosas en la mano derecha. Se quedó mirando a John con asombro pues el traje le quedaba realmente bien.

 

-Oh John, luces tan hermoso.- dijo Sherlock ruborizado y acercándose para darle un beso en la boca.

 

-Sherlock! Mi amor! -dijo abrazándolo muy fuerte.

 

En cuanto Sherlock lo trató de soltar, John se aferró a su abrigo con fuerza y comenzó a llorar. Trató de callar sus sollozos pegándose al pecho de Holmes mientras lo abrazaba.

 

-Que pasa? Por que lloras?- dijo Sherlock comenzando a besar las lágrimas de su amante mientras temblaba.

 

-Yo..... yo..... creí.... que te perdería.... estaba muy asustado!- el rubio lloró mientras que Sherlock lo abrazaba con suavidad, estaba conmocionado y a la vez feliz porque John estaba con él.

 

-Ya, hermoso, ya no llores, estoy aquí contigo. Por favor ya no llores.- le besó el cuello y los cabellos de trigo, le aparto con suavidad.- mírame, por favor, mírame. 

 

John le miró con los ojos rojos por llorar.

 

-Ya no tienes que llorar por…-Sherlock desvió la mirada y John frunció el ceño.-…porque…- y por primera vez Sherlock se quedo en blanco pero John le acarició las mejillas.- John te… te gustaría ser mi inmortal para que podamos estar juntos para toda la eternidad?- John le miró atónito y de pronto se lanzó a los brazos de su amante y lo besó apasionadamente.

 

-Si, si, si! Acepto! -gritó John.

 

-Solo tienes que saber que para que estemos para toda la eternidad tengo que.....- John frunció el seño.- acerté el amor para que la formula que te me dio la señora Hudson para nosotros para que un lazo eterno nos una por siempre. 

 

John afirmó con una sonrisa ruborizada mientras soltaba la mano de su amado. Sherlock le dio el ramo de rosas a John y besó su frente, caminó hasta la mesa donde habían dos copas y una jarra de agua. Holmes sacó de su abrigo una botella pequeña con un liquido color azul eléctrico, lo sirvió en las dos copas y le dio una a John. 

-Salud. -dijo Sherlock sonriendo y chocando la copa con la de John. Ambos bebieron la pócima e hicieron una mueca de asco.

 

-Puaj! Me pica la lengua. -John le dio la copa. Ambos suspiraron y se miraron dulcemente.

 

-Estas listo? -dijo Sherlock.

 

John asintió. Sherlock lo cargo como princesa y lo cargó hasta la cama. Hizo a un las sabanas para acostar a su amado y se quedó mirándolo fijamente a los ojos por un rato.

 

-Relajate.- dijo Sherlock acariciando sus mejillas. John asintió y el vampiro comenzó a quitarle la ropa y besarlo en los labios hasta llegar su cuello. Este gemía de placer, enredando sus piernas en la cintura de su amo hasta que lo dejo desnudo a John para comenzar a quitarse su ropa.

 

Sherlock se posó sobre John mientras besaba todo su cuerpo. El castaño agarró la hombría de su esclavo y comenzó a masturbarlo, este respiró profundo y aumentó el volumen de sus gemidos cuando el vampiro comenzó a moverse de arriba abajo, restregando su miembro con el de John.

 

El liquido pre seminal de John comenzó a gotear y Sherlock tomó de estos con sus dedos, bajó la mano hasta la entrada de John y lo penetró con uno solo. 

 

El rubio comenzó a mover sus caderas al igual que el castaño, este lamía y chupaba uno de sus pezones erectos y fue al otro para darle atención de igual manera. John enredo sus brazos en el cuello de su amo y puso sus piernas en su cintura

 

-Oh John eres hermoso.... ahh.- Sherlock guió su hombría a la entrada de John, este se estremeció pero se relajo y suspiro.

 

El vampiro comenzó con las estocadas suaves mientras besaba a su esclavo apasionadamente. John enredó mas fuerte sus piernas haciendo que la penetración fuera más profunda.

 

La luz de la luna brillaba desde la ventana y los alumbraba, la piel de porcelana del vampiro brillaba por las gotas de sudor resbalaban por su espalda.

 

-Ah!.... mas.... mas!- gritaba John con desesperación. Sherlock comenzó a hacer más presión hasta llegar a la próstata de su amante, hasta que una corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo. Sherlock sintió que la luna llega a su punto y fue al cuello de John, abrió la boca y encajo sus dientes con fuerza. John se estremeció o más bien se puso rígido mientras rasguñaba la espalda de su amante.

 

Mientras masturbaba con firmeza a John este gemía apasionado, sintiendo como su adorado amo llenaba su boca de sangre. Sherlock podía escuchar los acelerados latidos de John. Este chupaba con más fuerza mientras que una corriente eléctrica recorría su cuerpo al igual que John. Las embestidas se aceleraron, eran muy fuertes.

 

-AAAH! Mas.... mas.... SHERLOCK.-gritó John amando aquella dolorosa mordida que lo excitaba mas que nada; solo quería mas, quería que su amo le mordiera mas fuerte y bebiera toda su sangre.

 

Sherlock no podía seguir bebiendo de su sangre, si lo hacía John moriría o enfermería gravemente y quien sabe que cosas le sucederían a ambos si uno de los dos moría.

 

Holmes dio dos estocadas mas y se vino dentro de John, este se soltó sus manos y sus piernas mientras gritaba plácidamente. De ponto, se acostó nuevamente mientras sentía los colmillos de su amo y chupando lo ultimo su sangre.

 

John miraba el techo, respiró suavemente pero sentía que se le iba la respiración. Sherlock abrió los ojos estaban, verde amarillento y sus pupilas dilatadas y largas como las de un gato a punto de atacar.

 

La sangre de su esclavo era una delicia que tuvo que soltar pues este comenzó a ponerse frío y su respiración lenta, su corazón daba los últimos latidos. Sherlock con dificultad paró, sacó su miembro y miró a John que miraba el techo sin parpadear. Sherlock miró el rostro de su esclavo; estaba sereno y perdiendo su color entonces el vampiro se sentó y escucho su ultimo latido.

 

Se llevo la mano derecha al cuello y se abrió tres orificios con sus largas y afiladas uñas. La sangre fue alumbrada por la luna llena que brillaba intensamente. Cargó a su John hasta sentarlo e hizo que sus labios rozaran la sangre del cuello herido.

 

-Bebe....-susurró en su oído mientras lo besaba. -Bebe de mi, hermoso, y vive para siempre.

 

John abrió su boca lentamente y chupo el cuello ensangrentado, bebió la sangre y su sabor metálico por un momento se sintió agrio en su paladar hasta que lentamente se tornó exquisito. John se aferró a la espalda de su amado mientras este gemía extasiado. 

-Dios.... John, que bien lo haces! -gritó Sherlock. -Bebe, amado mio, ponme caliente!

 

Watson apretó sus hombros con fuerza mientras seguía bebiendo su elixir tibio y sanguíneo.

 

-AH! John, duele. Para, es suficiente. -pero John no hizo caso y siguió bebiendo. -Para, ya!

 

Y de un golpe, John se dejó caer en la cama, soltando el cuello de su amado. John miraba el techo con los ojos bien abiertos de color verde amarillento, jadeaba mientras hacia presión con los dientes, su respiración estaba acelerada mientras que su corazón latía con mas fuerza que nunca.

 

-Relajate, mi amor....-le dijo Sherlock mientras se acercaba y se acostaba a su lado. John cerró los ojos y trató de relajarse pero en cuanto lo hizo, su corazón se detuvo y su respiración también. John estaba muerto.

 

Sherlock le dio un pequeño besito en la mejilla y acarició su cabello. La piel bronceada de John se volvió tan pálida como el mármol, su cabello opaco se hizo incluso mas brillante que el trigo bajo el sol, todas sus cicatrices se cerraron, sus caninos se afilaron por si solos y abrió sus ojos que volvieron a ser azules pero brillaban mas de lo normal.

 

John se sentó suavemente en la cama y miró a su creador que estaba sonriendo y al borde de las lágrimas.

 

-John.... jamas me imaginé que pudieses ser mas hermoso de lo que ya eras, veo que me equivoqué.

 

El rubio no dijo nada, solo le miró fríamente y se relamió los labios y se lanzó a su amado para besarlo apasionadamente.

 

-Te amo, Sherlock. -dijo interrumpiendo el beso.

 

-Y yo a ti.

 

 

Pasó un largo tiempo, John entró a la orden junto con Jane. La orden no creció mucho pero conservaba a sus viejos aliados de siempre. Mycroft y Lestrade se unieron y se hicieron eternos como Sherlock y John. Tom se unió con su amado humano, Chris, un joven alto y fuerte de cabellos largos y rubios. Irene no dejó de pertenecer a la orden pero tomó su propio camino en Francia. Jane fue una de las pocas inmortales vampiricas que llegaron a ser grandes hechiceras pero sin llegar a la superioridad de la Señora Hudson. 

 

El tiempo pasó junto con los siglos y cuando la nostalgia del día llegó a John, la Señora preparó una pócima tan poderosa que les dejó vivir en el día. 

 

Era el año 1890, Sherlock había guardado toda su herencia en el bosque y se mudó con John y la Señora Hudson a Londres. Donde puso en prueba su gran habilidad y talento científico de la química y deducción para así convertirse en el único detective consultor en el mundo. Mientras que John consiguió graduarse de la universidad de Oxford en medicina para convertirse en un gran doctor.

 

Ambos eran muy buenos compañeros eternos, se amaban el uno al otro y se ayudaban con cada caso. Su alimentación era sangre de criminales con cadena perpetua o algunos otros que rondaban por la calle y no eran atrapados por la policía.

 

Una noche, Sherlock y John regresaron de resolver un caso sobre un homicidio doble. Regresaron a la casa que habían comprado con la Señora Hudson en la calle Baker.

 

-Ah! Ya no soportaba mas el olor a miedo, me estaba volviendo loco! -gritó Sherlock tirándose en su sofá, arrugando su traje gris.

 

-No seas quejumbroso, querido. -dijo John quitándose los lentes de sol redondos. -Si no te gusta el olor a miedo creo que deberías dejarlo.

 

-Dejar los casos?! Jamas, ellos me mantienen cuerdo, me alejan de la locura que ya sufro por la vejez.

 

-Vejez? Mirate, parece que tienes 500 años otra vez. Ademas, creí que era yo el que te mantenía cuerdo. -dijo sentándose en sus piernas.

 

-Oh, tu eres el que me mantiene vivo, John. Siempre me haz mantenido vivo. -besó sus labios delicadamente. -Estoy cansado, vamos a nuestra cama.

 

-Querrás decir ataúd, tu eres el que sufrió de nostalgia de dormir en ataúd y vendiste la cama, ahora dormimos apretados.

 

-Pero te gusta sentirme así.

 

John rió y besó a su amado en los labios nuevamente.

 

-Amo pasar la eternidad contigo. -dijo John.

 

-Que así siempre sea. -besó sus labios.

 

 

 

                     Fin

Notas finales:

Gracias por leerme. Espero que les haya gustado. Nos vemos en el próximo fic.


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