Capitulo final
—¡ahh!—gritaba de dolor sintiendo las contracciones.
—¿¡Que tienes Pablo!?—preguntaba Luis alterado.
—¿¡Que tu crees, que grito por gusto, tus hijos son desesperados!?—grite molesto, gemi de nuevo y mire a Luis—¿estas esperando algo?—pregunte con frialdad.
—q-que hago—pronuncio nervioso, lo mire con rabia y el fue corriendo a buscar el bolso que teníamos preparado ya que nacerían en esta semana.
—¡apresurate!—volví a gritar, me cogió la mano y yo nos lleve al hospital con una velocidad demoniaca.
—llama a los doctores—ordene al llegar, me dejo un momento y al rato llegaron un camillero, una enfermera y una doctora, me montaron en la cama y me llevaron a quirofano.
—si algo me pasa te llevare a lo mas profundo del inframundo, y créeme que no es bonito—me miro sudando frío y luego desaparecí tras las puertas del quirofano.
—le haremos una cesárea—indicaba la doctora, me puso una inyección de anestesia y caí rendido.
Abri los ojo y estaba Luis junto a mi madre, sus padres entraban entrando junto a unos bebés, mis lágrimas salían, tome al niño entre mis brazos sosteniendo su cabeza, el me miro y soltó una risa pequeña.
—Camus, mi pequeño doncel...—tomo mi mano en señal de que me escucho, río de nuevo y luego estiro sus pequeñas alas, todos los presentes se sorprendieron y los padres de Luis se desmayaron, mi madre tomo a las bebés antes de que cayeran. Suspire alterado y me levante, me quite la vía por la que pasaba suero y me comencé a vestir, al ponerme el pantalón note un pequeño hilo, eran los puntos de la cesárea, me los quite y cure, me sentí un poco mareado y me recosté.
—curame por favor —le pedí a Luis que era el menos ocupado al tener solo a Camus. Las dos hembras lloraron y extendieron sus alas, los tres se acercaron volando hasta mi y juntaron sus manos, emitieron una luz y me curaron—gracias mis niños—extendí los brazos para tenerlos a los tres y sonreí.
—cuanto poder, tendrás que bloquearlos—dijo mi madre, la miré confundido pero no le dije nada.
—porque hacer con mis hijos lo que no hicieron conmigo—fue lo que respondí al final.
—cálmate, primero debemos averiguar la manera de contarle a mis padres.
-cierto, lo mejor será hacerlo en la casa—respondí levantándome, una de las niñas se quedo conmigo y Camus fue junto a Luis, la otra movió su mano y acomodo a los padres de Luis quienes estaban en el suelo.
—vamos... Que nombre le pondrás a ella—dijo mi madre llamando a la bebe.
—Artemisa, ve con tu abuela por favor— le dije a la bebe, emitió una risa pequeña y se fue junto a mi madre. Extendí mis manos hacia los padres de Luis y todos regresamos a la casa.
—que cansancio, iré a dormir—me levanté aún con la bebe en mis brazos, me acosté junto a ella y acaricie su pequeña mejilla, estaba dormida así que la deje, me quede observando y tome su manita.
—Amatista —la nombre y esta dio la vuelta.
—mi señor —dijo una voz de pronto, voltee en su dirección y estaba un duque infernal arrodillado frente a la cama.
—que quieres —dije con frialdad.
—debe escoger un heredero al trono de lucifer.
—ese trono es mio—respondí indiferente—Charlie...—invoque al mayordomo quien apareció en poco tiempo.
—¿desea algo señor?—pregunto dispuesto a cumplir mi orden.
—escolta al duque al inframundo —le respondí, extendió una mano se fueron.
—que bien que se fueron—dijo otra voz, al darme cuenta estaban los arcángeles frente a mi.
—Raziel...que haces aquí—pregunte impresionado.
—vinimos a darles los dones del cielo a los niños—respondió Miguel a su lado.
—...¿están seguros?—pregunte nervioso. Tome a Amatista entre mis brazos y esta estaba dormida aun.
—si, trae a los niños, danos a la bebe.
—iré por ellos—le respondí a Raziel levantándome con Amatista.
—bueno....como decirlo—comenzaba Luis a explicarle a sus padres. Maldije por lo bajo y entonces vi a Artemisa y Camus abrazados en una cuna que teníamos de mas.
—niños, enorgullezcan a papi y vengan acá—susurre, vinieron volando hasta mi y los tome antes de que sus abuelos se desmayaron otra vez.
—mis niños, les doy el don de la bondad para que sean buenas personas—comenzó Raziel enviándoles un polvo dorado.
—yo les doy el don de la inteligencia, para qué aprendan de sus errores—dijo Miguel rociando el mismo polvo.
—yo les doy el don de la belleza, para que todos los vean al pasar—dijo Azrael, rocio el el polvo y se lo paso a Uriel.
—les concedo el don de la justicia, para que puedan dar la razón a quien lo merece.
—les doy el don de la habilidad para que puedan escapar de su padre cuando se moleste—dijo con tono burlón rociando el polvo.
—les concedo el dominio de las armas y la lucha, para que peleen con valentia—dijo Rafael quien luego de una sonrisa rocio el polvo.
—y para finalizar les doy el don de la gracia y elegancia para que no sean tan rebeldes como su padre—todos reímos y Gabriel rocio el resto del polvo.
—ahora, debemos irnos, y te incluye a ti. Esta dimensión esta colapsando—dijo Raziel mostrando una imagen de esta dimensión con una rajadura.
—demonios...—solté, me cambie de ropa a una para luchar—los ayudaré—dije preparado.
—no, estas débil, si luchas puedes morir—dijo Miguel frente a mi.
—bien, entonces que hago—dije un poco molesto al no poder hacer nada.
—ve a otra dimensión, esta no tiene salvación —dijo Uriel apretando los puños.
—de acuerdo, lo haré cuanto antes.
Todos asintieron y se fueron, tome a los niños y bajé, aun estaba Luis hablando con sus muy alterados padres. Puse a los niños en la cuna y busque unas cosas en la cocina y regrese, me puse en el suelo a dibujar un portal y al terminar corté un poco de mi dedo y el portal se abrió.
—todos adentro, ahora—dije acercándolos a él portal. Empuje a la pareja y luego a Luis.
—al llegar les explico—dije empujandolo.
—Niños, vengan—estaban dormidos y por eso no me escuchaban, los fui a buscar y en eso se oye una explosión, voltee a ver y era el duque infernal quien estaba frente a mi, tenia una bola de fuego en su mano y me la lanzo. Le di un manotazo y esta se devolvió en su contra, caí al suelo con cansancio y tome la cuna, active las ruedas que traía y corrí al portal, lo atravesé junto a la cuna y al llegar cerré el portal y caí desmayado, distingui a Luis corriendo hacia mi, le sonreí y luego caí en un profundo sueño...
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