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DESPUÉS DE LA TORMENTA... SIEMPRE SALE EL SOL por Sparkle Nao

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Notas del capitulo:

¡Hola a tod@s mis querid@s y fieles lector@s! ¿Qué tal habéis estado? Yo sigo vivita y coleando por si os lo habéis preguntado, no por mucho tiempo ya que seguramente alguno de ustedes vendrán a por mi cabeza por no haber actualizado desde hace bastaaaaaaaante tiempo, la fan número 1 de esta historia llamada Krissciel muy probablemente irá en cabeza XD

No me peguéis por eso, la verdad es que no sé cuantas veces me he disculpado por haberlos hecho esperar o decepcionar por mis actualizaciones tardías. Haber si acabo esta historia antes de que acabe el año.


Bueno, sin haceros esperar más, aquí os dejo el capítulo, ¡espero que lo disfrutéis! :D

 

Recuerdo que los personajes de esta historia no me pertenecen, son creación de Shungiku Nakamura.

XI


 


La noche estaba en pleno apogeo cuando Ritsu volvió en sí. Aproximadamente eran diez para la una, la habitación casi a oscuras, poca era la luz producida por las farolas que se colaba entre las cortinas y Takano-san había cumplido con su palabra, se había quedado a su lado mientras dormía.


Ritsu sonrió medio adormecido y sin pensarlo mucho enredó sigilosamente sus finos dedos entre los mechones oscuros de Masamune. Eran suaves y sedosos al tacto, el moreno inconscientemente se inclinó al tacto soltando un suspiro contento cuando esos ágiles dedos siguieron masajeando su cabellera. El castaño siguió con la labor hasta que el cansancio lo llamó de nuevo.


 


***


 


De alguna forma, Takano-san llegó a la conclusión de que Ritsu es el mejor paciente que ha atendido en toda su vida. Bueno, no es que él haya hecho de enfermero personal a cualquiera, no señor; ni en todo momento, pero comparado con las veces que tuvo la “gran dicha” de atender al oso de Yokozawa cuando éste se enfermaba no tenía ni punto de comparación. Y tampoco contará la vez que su gato Sorata se enfermó de indigestión por comerse un borrador que tenía forma de dulce para gatos…


Así mismo, los siguientes tres días fueron relativamente tranquilos. Takano-san después de atender al menor, pasaba las mañanas trabajando y atendiendo llamadas en la sala o en el despacho improvisado que creó en su cuarto mientras que Ritsu pasaba durmiendo la mayoría del tiempo, despertando solamente para la hora de comer o cuando volvía a sentir de nuevo el malestar invadir su cuerpo.


 


Al cuarto día, la tranquilidad huyó por la ventana más cercana cuando la discordia hizo acto de presencia vía teléfono. Takano-san no sabía lo que se le venía encima cuando tuvo la grandísima idea de tocar ese maldito botón de color verde para responder la llamada entrante.


 


- ¿Masamune? - dijo una voz un tanto gruñona- ¿me podrías decir dónde rayos te encuentras?


-Actualmente me encuentro en el sofá de mi casa leyendo el proyecto nuevo de Hatori- respondió despreocupadamente- ¿por qué preguntas?


 


Hubo un momento de silencio, por lo que se ve al que estaba al otro lado de la línea no le gustó nada esa respuesta. Un suspiro que parecía ahogar todo tipo de contraargumento brusco resonó por el interlocutor. El moreno siguió con su faceta pasiva esperando respuesta.


 


- ¿Se puede saber que corchos haces en el sofá de tu casa cuando deberías estar ahora mismo en la sala de actos atendiendo una reunión para el próximo lanzamiento de tu proyecto? - exclamó irritado.


-Dejé a uno de mis compañeros encargado de eso con indicaciones explícitas para que no hubiera confusiones- respondió- Además, llamé con antelación para decir que me tomaba dos semanas de descanso y me dieron vía libre por ese lado, así que no veo dónde se encuentra el problema, Takafumi.


- ¡Aquí el problema está en que no me dijiste nada! - replicó el mayor de los dos un tanto molesto- ¿por qué no me comentaste que te ibas a tomar unos días de descanso? ¿Acaso te pasó algo y no me quisiste decir? ¿Te enfermaste? ¿Es por eso, cierto? No querías que me preocupara, ¿verdad?  Si ese es el caso eres un completo bobo Masamune, sabes que a mí no me impo…


-No, no me enfermé- cortó el de ojos avellana- Yo…


- ¿Entonces? - interrumpió Yokozawa- ¿Sabes qué? Déjalo, ya me explicarás más tarde del porque decidiste trabajar ahora desde tu apartamento. Me pasaré mañana por tu casa y ya de paso te comento del motivo real de mi llamada. Poniéndolo corto, se ha decidido hacer una película basada en una de las historias que manejas tú, Masamune. Bueno, te dejo, ya estaremos en contacto.


 


Con esto dicho, el de ojos azules-grisáceos colgó la llamada. Takano-san sólo tuvo tiempo de pestañear ante la avalancha de información que recibió en menos de dos minutos. Separó el móvil de su oreja y se lo quedó mirando un segundo para luego encogerse de hombros en signo de “bueno, qué más da” y siguió con su trabajo como si nada hubiera pasado.


 


***


 


Contemplando por enésima vez el techo del cuarto del moreno, Ritsu suspiró un tanto aburrido. Hacía ya media hora que se había despertado, no se sentía exhausto como para seguir durmiendo, pero se sentía lo suficientemente perezoso como para no levantarse todavía. No se sentía tan mal como los días anteriores, pero tampoco se sentía lo suficientemente bien como para dar guerra o pensar en trabajar. Se sentía desganado pero tranquilo, ahora que lo pensaba bien, esta era la primera vez desde que se mudó a este edificio que podía relajarse un poco y disfrutar la sensación de paz que lo bañaba por completo.


 


El aburrimiento lo llevó a pensar en todo lo que había pasado los últimos días que ha estado bajo el cuidado de Takano-san. Ritsu sonrió quedamente al sentir como tímidas mariposillas revoloteaban por su estómago cuando recordaba los gestos y acciones tiernas del moreno. Su parte tsundere se retorcía de vergüenza ante tales pensamientos, pero ya había tomado la decisión de ser fuerte una vez más y enfrentarse a todo aquello que lo había cohibido en un pasado. Él quería ser feliz, y la única forma de conseguirla era superando sus miedos y no dejar que pensamientos negativos abrumaran su mente. Ritsu sabía que le iba a costar demostrar su afecto y aceptar el cariño de otros, pero él pondría de su parte para conseguirlo.


 


Una sonrisa un tanto boba quedó plasmada en el rostro del ojiverde cuando se imaginó a Takano-san una vez más sorprendido por su futura iniciativa hacia el contacto físico, luego fantaseó en una tarde de invierno donde él y el moreno estaban acurrucados en el sofá viendo una película. Después de eso su cerebro creó la imagen de los dos dándose besitos tiernos… abrazándose sin vergüenza alguna… Takano-san estampándolo contra la pared y devorándolo a besos para luego subir la temperatura y llevárselo al cuarto donde el recorrería cada parte de su cuerpo con esas manos tan grandes, para luego despojarse de sus ropas y…


 


- ¡NO! No, no, no, no, no, no, no, no- susurró Onodera sonrojándose hasta la punta de sus orejas mientras meneaba su cabeza frenéticamente en signo de negación- ¿¡Pero en qué rayos estoy pensando!? Nope, todavía no estoy preparado para esa imagen mental, cerebro pervertido, ¡deja de imaginar en ese tipo de cosas!


-Ese es tu deseo más profundo, no niegues lo innegable, no empezarás bien si lo haces- pensó.


-Yo…- se dijo a sí mismo Onodera- deseo ser aceptado, deseo ser amado y valorado… pero todavía sigo teniendo miedo, me aterra pensar que todo esto es un sueño, que en verdad Takano-san solo está haciendo esto por lástima, tal vez en verdad él solo dice que me ama porqué así puede burlarse de mí otra vez, al fin y al cabo, él tiene a Yokozawa-san, Takano-san no me necesita para nada, puede que, en realidad, soy yo quién lo está malinterpretando todo. No quiero ni pensarlo, no quiero imaginarlo, no quiero sentirme solo de nuevo…


- ¿En verdad piensas eso? - se reprochó a sí mismo- claro que no, estas han sido las inseguridades que te han estado reteniendo hasta ahorita. Takano-san te ha demostrado centenares de veces que él te ha amado prácticamente toda su vida, él mismo te ha dicho varias veces que Yokozawa-san sólo es un amigo de la universidad y compañero de trabajo.  Takano-san te lo ha demostrado en un pasado, te lo está demostrando ahora y te lo demostrará millares de veces en un futuro… ¿a qué le temes, tonto Onodera?


 


Ritsu debatió consigo mismo con la pregunta que se hizo. Él solito tenía las respuestas, su misma conciencia respondía todas sus inseguridades. Se quedó un buen rato en silencio, cavilando, hasta que llegó a la conclusión nuevamente, de abrir su corazón al moreno que se encontraba en la habitación de al lado.


Ya con sus fuerzas un poco más renovadas y su mente más tranquila, decidió levantarse de la cama y ver qué es lo que estaba haciendo Takano-san.


 


 


 


 

Notas finales:

¿Y bien? ¿Os ha gustado? Espero que no haya sido muy corto...

Bueno, ¡nos vemos dentro de poco!

 


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