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DESPUÉS DE LA TORMENTA... SIEMPRE SALE EL SOL por Sparkle Nao

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Notas del capitulo:

¡Hola tod@s! Aquí os dejo otro capítulo, que por cierto, se me ha hecho corto... bueno, ud. dirán. El próximo capítulo no lo podré colgar la semana que viene porque me voy a un pueblo perdido de la mano de dios (vete a saber tu donde está) en la cual no hay internet y por lo tanto no hay cap.

 

Intentaré colgarlo lo antes posible ¿sí? Pido perdón con antelación ya que esto no estaba en mis planes :( 

 

También agradezco a todas aquellas magníficas personitas que han comentado y han seguido este fic ¡Muchisisisimas gracias por vuestro apoyo! He intentado seguir algunos consejos, ya me evaluarán XD

 

A lo que vamos, ¡a leer! :D

VI


Takano-san escuchó en silencio todo lo que dijo Ritsu, nunca pensó que le dieran fobia las jeringas y menos los hospitales. En un semáforo en rojo aprovechó para tomarle la temperatura, estaba caliente pero no tanto como antes, el castaño no se resistió al contacto, abrió sus orbes esmeraldas y enfocó su cansada mirada al editor.


 - No iremos al hospital- comenzó a decir Takano-san después de pensar rápidamente en una respuesta- si me cumples estas dos condiciones.


-…- Ritsu escuchaba temiéndose algo raro por parte de su pervertido jefe.


- La primera es que te llevaré a mi departamento. Y la segunda es que llamaré al médico si tu conclusión de tomarte una aspirina y descansar no te hace efecto. ¿Entendiste?


 El ojiverde solo asintió, de alguna forma se sentía más aliviado al saber que ninguna inyección iba a pasarle factura por su trasero. Eso sí, pasase lo que pasase debía de evitar a toda costa que su jefe llamara al doctor, no es que les echara la culpa, lo que pasa es que les tenía miedo, ya que cuando era pequeño y se enfermaba siempre le acababan pinchando el trasero o las venas para sacarle sangre y eso no le causaba ningún chiste.


***


Ritsu se encontraba acostado en la cama de Takano-san después de haber tomado un baño con agua tibia para relajarse un poco, haberse tomado la aspirina y que Takano-san le haya cambiado la venda del brazo. Parecía que una apisonadora le haya pasado unas cuantas veces por encima, y sin remordimientos.  Por más que intentara dormirse no podía por culpa de las oleadas de calor y frío que sentía recorrer todo su cuerpo.


Al cabo de un rato Takano-san apareció con un cuenco lleno de agua y dos pequeñas toallas que las colocó en el buró situado al lado del cabezal de la cama. Del bolsillo sacó el termómetro digital que se lo puso al castaño en la axila. Esperó unos instantes hasta que sonará el aparato.


-38,8ºC- dijo para sí mismo antes de hacer una mueca disconforme. En silencio mojó la primera y se la colocó en la frente, luego destapó a Ritsu hasta la cintura, le desabrochó los dos últimos botones de la camisa del pijama empezando por abajo y le colocó la otra toalla mojada en la parte baja del abdomen.


Ritsu sintió un alivio profundo al sentir el frío contacto de los trapos en su casi ardiente piel, intentó abrir los ojos, pero no pudo, se sentía tan cansado que sólo alcanzó a soltar un suspiro y agradecer mentalmente a Takano-san antes de dejarse llevar al mundo de los sueños.


 


POV Takano


 Vi como Ritsu se relajó ante el contacto del paño y se hundía más en el colchón para dormir. En serio me preocupa el estado de mi pequeño, se lo ve tan indefenso y tan violable… no Takano, no, debes aprender a controlar tus instintos ‘animales’ o sino acabarás solo a los cuarenta y con gatos. Bueno, a lo que íbamos, mojo de nuevo el paño, lo exprimo y se lo vuelvo a colocar en la frente, le toco la mejilla, está muy sonrojado, esto no es bueno. Solo han pasado diez minutos, pero me parecen eternos, cada minuto cuenta, debo de bajarle la temperatura porque si sube le freirán las neuronas a Onodera.


Pensándolo bien, si se le fríen un poco no creo que pase nada ya que así tal vez vuelva a sentir lo que sintió por mí en la secundaria… o tal vez me acabe odiando a muerte. Ermm… mejor no me arriesgo o acabaré sin tener descendencia. Observo cada uno de sus rasgos, no sé cuántas veces lo he escaneado de esta forma, no me canso, es como una obsesión que tengo. El tiempo va pasando lentamente, y como todavía tengo cosas por hacer, cojo mi laptop y me siento en el sillón dónde me senté la noche anterior. Antes de ponerme a redactar como han ido las ventas, vuelvo a realizar las mismas maniobras con las toallas para aliviar un poco el malestar a mi razón de vivir.


***


Han pasado ya como cuatro horas y poco más y no veo mejoría alguna en Onodera, es más creo que la fiebre le ha subido porque ha empezado a delirar y a sudar más.


Veo como poco a poco abre sus ojos sumergidos en un sopor febril muy pero que muy tentador.


- ¿Cómo te sientes, Onodera? - le pregunto mientras me acerco a la cama, en serio estoy preocupado, esto no me gusta nada.


-Sa-Saga- sempai- soltó mientras esbozaba una inocente sonrisa- ¿Has venido a visitarme? Qué lindo eres Saga-sempai…- me quedé estático, no supe cómo reaccionar ante la confusión de Ritsu, ¿en serio? Por una parte, me alegro de que aún me amara, ya que Saga Masamune y Takano Masamune son la misma persona, o sea yo; pero por otra parte me entristeció bastante el saber que Ritsu aún ama al Masamune del pasado y no al del presente. Me quedé callado escuchando todos los sentimientos que brotaban de la boca de mi niño a causa de la fiebre. Ritsu volvió a cerrar los ojos.


- Ermm… ¿Onodera? ¿Estás despierto? - pregunté mientras me acercaba un poco más para ver mejor su carita. Observé como abría sus ojos y me volvía a sonreír tontamente.


-Takano-san- me llamó esta vez por mi apellido actual, esto me volvió a descolocar ¿te me pones de acuerdo Onodera? Me vas a volver loco- Ta-ka-no-san~


- ¿Qué sucede Onodera? - pregunté mientras lo miraba directo a los ojos. Y vuelta que me volvió a sonreír, si esto sigue así no voy a poder contenerme.


-Suceden muchas cosas Takano-san- comenzó a decir a la vez que dirigía su mirada al techo del cuarto- lo que pasa es que nunca me he atrevido a decirte lo que realmente pienso por temor a que acabe herido de nuevo. Yo… yo en verdad lo siento, perdóname Takano-san.


- No tienes que disculparte Onodera- respondí cuando al mismo tiempo que le quitaba el trapito de la frente, lo humedecía y se lo volvía a colocar- Descansa un poco más, tu fiebre aún no se ha ido, estás igual que antes.


-Yo… Takano-san debo confesarte algo- dijo mientras luchaba contra el sueño que se quería apoderar de él.


-Ya me lo dirás más tarde ¿sí? Vamos, duérmete, yo estaré aquí, no me pienso ir a ningún sitio- Onodera asintió levemente y se me quedó mirando un rato.


-Takano…san- dijo arrastrando las palabras- en verdad eres lindo……


 


No sé qué es lo que iba a decirme, pero parecía importante, creo que se me iba a declarar. ¿En serio piensa que soy lindo? Me siento halagado, noto como mi orgullo se infla cada vez más. Como otras tantas veces, me he vuelto a quedar mirando el rostro de mi ángel.


Cuando salgo de mi ensoñación, suspiro y me coloco bien en la silla. Al cabo de un rato me levanto a cambiar el agua del cuenco y a prepararme un café bien cargado, esta noche va a ser larga por lo que se ve.


Vuelvo al cuarto y comienzo a realizar mi trabajo, en eso escucho unos quejidos de Onodera que me ponen en alerta. Me acerco rápidamente a la cama y veo como suda a mares y se mueve inquieto.


- Ta- Takano-san- suelta quejosamente mientras hace una mueca de dolor- Takano-san… duele- ay dios mío, ¡está llorando!


- ¿¡Dónde te duele Ritsu?!- me desesperé al verlo en esta condición.


-El brazo… ¡duele mucho! - exclamó mientras lágrimas recorrían sus mejillas- es como si me estuvieran mordiendo… Takano-san duele…


No dudé ni dos segundos más, cogí el teléfono y llamé al médico ya que no podía mover a Ritsu en la delicada vulnerabilidad en la cual se hallaba.


Mientras el médico venía de camino me dio algunas instrucciones para que Onodera se calmara un poco.


Primero le tomé de nuevo la temperatura, que dio 39,6ºC. Luego mientras el agua del baño se calentaba lo desvestí hasta la cintura, su piel ardiente reflejaba que no estaba nada bien.


-Mierda, Onodera creo que se te ha infectado la herida del brazo, si esto sigue así acabarás teniendo fiebre de 40, ¿puedes levantarte? - le pregunté dudoso, Ritsu hizo el ademán de hacerlo, pero apenas se paró se desvaneció.


- ¡Ritsu! - grité, no sé cómo, pero alcancé a cogerlo y cayó sobre mi pecho. Tenía los ojos cerrados y respiraba con dificultad, con lentitud abrió sus ojos cuando notó que lo cogí en brazos.


-Takano-san…- fue lo único que alcanzó a decir antes de que un ataque de tos lo atacara.

Notas finales:

¿Os a gustado? Comenten sin miedo, que sus comentarios me alentan a seguir escribiendo y me ayudan a perfeccionar mi técnica escrita muajajajaja, intentaré colgar el próximo capítulo lo antes posible, sean pacientes ¿ok?

 

Por cierto, a todos los que estéis de vacaciones, ¡Disfrutadlas, que son cuatro días! 


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