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DESPUÉS DE LA TORMENTA... SIEMPRE SALE EL SOL por Sparkle Nao

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Notas del capitulo:

¡Hola a tod@s! Antes que nada, doy mis más sinceras disculpas por haber tardado tando y haber fallado en colgar el capítulo ¡sorry! 

¡Yay! Ahora que ya mi alma quedó tranquila después de esta inesperada desconexión doy paso al siguiente capítulo. Espero que les guste y el mismo título lo dice "hay tensión en el ambiente" así que por favor no se frustren (tampoco me tiren tomates, me salió así, ya verán que lo que tiene Onodera no es nada del otro mundo, solo que en un momento tenso todo lo que pasa parece formar un mundo gigantesco)

 Bueno, ahora sí, ¡disfruten y empápense de mi estilo melodramático!

PD: Los personajes de este fic no me pertenecen, son propiedad de Shungiku Nakamura :D

 

VII 

No sé que es lo que iba a decirme pero parecía importante, creo que se me iba a declarar. ¿En serio piensa que soy lindo? Me siento halagado, noto como mi orgullo se infla cada vez más. Como otras tantas veces, me he vuelto a quedar mirando el rostro de mi ángel.

Cuando salgo de mi ensoñación, suspiro y me coloco bien en la silla. Al cabo de un rato me levanto a cambiar el agua del cuenco y a prepararme un café bien cargado, esta noche va a ser larga por lo que se ve.

Vuelvo al cuarto y comienzo a realizar mi trabajo, en eso escucho unos quejidos de Onodera que me ponen en alerta. Me acerco rápidamente a la cama y veo como suda a mares y se mueve inquieto.

- Ta- Takano-san- suelta quejosamente mientras hace una mueca de dolor- Takano-san… duele- ay dios mío, ¡está llorando!

-¿¡Dónde te duele Ritsu?!- me desesperé al verlo en esta condición.

-El brazo… ¡duele mucho!- exclamó mientras lágrimas recorrían sus mejillas- es como si me estuvieran mordiendo… Takano-san duele…

No dudé ni dos segundos más, cogí el teléfono y llamé al médico ya que no podía mover a Ritsu en la delicada vulnerabilidad en la cual se hallaba.

Mientras el médico venía de camino me dio algunas instrucciones para que Onodera se calmara un poco.

Primero le tomé de nuevo la temperatura, que dio 39,6. Luego mientras el agua del baño se calentaba lo desvestí hasta la cintura, su piel ardiente reflejaba que no estaba nada bien.

-Mierda, Onodera creo que se te ha infectado la herida del brazo, si esto sigue así acabarás teniendo fiebre de 40, ¿puedes levantarte?- le pregunté dudoso, Ritsu hizo el ademán de hacerlo pero apenas se paró se desvaneció.

-¡Ritsu!- grité, no sé cómo pero alcancé a cogerlo y cayó sobre mi pecho. Tenía los ojos cerrados y respiraba con dificultad, con lentitud abrió sus ojos cuando notó que lo cogí en brazos.

-Takano-san…- fue lo único que alcanzó a decir antes de que un ataque de tos lo atacara.

 

POV Onodera 

Si sigo así la palmaré pronto, no me puedo mover, me duele todo el cuerpo, y la herida que me hice en el brazo ha empezado a escocerme, esto no puede ser peor. Noto como de vez en cuando Takano-san me cambia el paño de la frente y comprueba si mi temperatura ha bajado algo, todo lo que está haciendo por mi se lo agradezco mucho, supongo que después de esta muestra de su amor si puedo confesarle lo que siento a Takano-san, no, no, no, no, creo que aún es muy temprano, aish, no sé porqué rayos estoy pensando en esto, ahora me duele más la cabeza.

Abro mis ojos todo lo que puedo, en eso veo la cara de Takano-san más cerca de lo normal, me gusta, y sin querer se me escapó una sonrisa. Bueno, da igual, la sonrisa es sincera así que no me importa. Comencé a decir todo lo que sentía, por alguna razón desconocida, me siento más aliviado. Iba a decirle que lo amaba, pero el sueño estaba ganando terreno, era ahora o nunca, pero en eso Takano-san me dice que descanse que ya se lo diría más tarde.

Mira que llega a ser tonto, él que lleva esperando prácticamente toda su vida para escuchar lo que le iba a decir y va y lo pospone por mi sueño. Bueno, por una parte se lo agradezco, supongo que esa es la parte de la que más me enamoré de Takano-san, su preocupación por los demás. Lo chistoso del caso es que esa parte es altamente escasa, siempre se esconde y solo sale cuando realmente le importa alguien… un momento, ese alguien soy yo ahora que lo pienso, ay madre, creo que me va a subir la fiebre si sigo pensando en ese tipo de cosas, de-dejémoslo ahí.

-Takano san- dije con mis últimas fuerzas- verdaderamente eres lindo.

 Solté esa bomba, no pude contenerlo después de sentir toda esa dedicación y devoción hacia mi persona. Dormí tranquilo durante un rato, solo un escaso y mero rato. Como si me hubieran pegado la madre de todos los males, noté como mi temperatura iba subiendo poco a poco sin nada que yo pudiera hacer,  me sentía extremadamente débil. Me moví bruscamente buscando un poco de confort, pero como soy un tonto que no escucha a los demás cuando me hablan, al moverme hice un mal gesto y la condenada herida supuestamente superficial se abrió o yo que sé que pasó, pero comenzó a dolerme a horrores. Era una mezcla muy rara de dolor, picor y como si un perro buldog de esos rabiosos que salen por la tele me hubiese mordido sin piedad alguna. No pude evitar soltar un gemido, las lágrimas sin mi permiso comenzaron a brotar de mis ojos, esto no podía irme peor.

Comienzo a llorar quedito, intentando que Takano-san no me escuchase, pero el dolor pudo más conmigo y dejé nomás que mis quejidos salieran ya que cada vez que los retenía mi garganta dolía más. En eso siento los apresurados pasos de Takano-san venir hacia la cama, siento como me destapa y se me queda viendo de una manera desconcertada.

-Ta- Takano-san- dije como pude mientras notaba como mi cuerpo se quebrantaba más- Takano-san… duele.

Él con rapidez me cogió y me recostó entre su brazo y su hombro para que pudiera expresarme con más facilidad.

-¿¡Dónde te duele Ritsu?!- escuché que me preguntaba, yo apenas podía mantenerme despierto, el malestar me había noqueado bastante y en un intento de moverme una aguda punzada me atravesó el brazo derecho.

-El brazo… ¡duele mucho!- dije exhausto- es como si me estuvieran mordiendo… Takano-san duele…

 Takano-san con cuidado me colocó de nuevo en la cama y salió corriendo a alguna parte para luego volver al cuarto con el teléfono. Se sentó a la cabecera de la cama y comenzó a acariciar mis cabellos, como si con ese gesto intentara eliminar todo lo que me molestaba. 

Cuando ya me estaba calmando, noto como deja de acariciarme y se levanta de la cama para comenzar a caminar el círculos por toda la habitación. Solté un gruñido de desaprobación que dudo que haya escuchado y comienzo a oír un poco la conversación que mucho me temo que es con algún médico.

-Hola, Kusama- comenzó a decir Takano-san- soy yo, ¿podrías venir a mi departamento ahora mismo?

-¿Es urgente?- pregunta el interlocutor- Es que ahora mismo estoy atendiendo a…

-Sí, es urgente, date prisa- respondió cortante Takano-san- Es Onodera el que está mal- La otra persona se quedó callada un momento. ¿De qué me conocerá ese hombre?

-Dime sus síntomas- dijo esta vez más serio- he dejado a mi paciente a cargo de otro, así que dime que es lo que tiene para coger lo necesario.- Takano-san se volteó a verme un momento y comenzó a hablar mientras se alejaba.

 Al cabo de un rato volvió con un termómetro en mano, se sentó a mi lado y me apoyó otra vez en su hombro para que estuviera más cómodo. Me lo colocó y esperamos en silencio a que pitara. En ese lapsus de tiempo aunque estuviera enfermo, me sentí protegido, apoyarme así en el hombro del hombre al que amo, sí, lo reconozco, lo amo, me hizo sentir y revivir cosas, sensaciones que ya las daba por perdidas, me hizo sentir vivo de nuevo. Vaya la incongruencia, me hace sentir vivo cuando más jodido estoy.

Todas mis cavilaciones fueron interrumpidas por el aviso del aparato ese.

-39,6ºC- susurró alarmado debido a mi alta temperatura.- Espera Ritsu- me dijo- ahora mismo vuelvo.

Cuando volvió me hizo sentar al borde de la cama, comenzó a desvestirme hasta la cintura, mientras maniobraba miraba ausente como movía su boca, me estaba diciendo algo, pero yo no podía escucharle. Me sentía tan agotado y adolorido que apenas podía mantenerme despierto. Cerré mis ojos y me dejé caer hacia atrás con la intención de aterrizar en una parte de la cama, pero Takano-san me cogió a tiempo del brazo izquierdo y me apoyó en su hombro para acabar la faena de quitarme las vendas.

 

-Mierda, Onodera creo que se te ha infectado la herida del brazo, si esto sigue así acabarás teniendo fiebre de 40, ¿puedes levantarte?- me preguntó dudoso, hice el ademán de hacerlo pero apenas me pude parar, me desvanecí.

-¡Ritsu!- gritó Takano-san, me siento mal, muy mal, me gustaría que esto acabase ya, por dios, ¡nunca en mi vida me he enfermado de esta manera! Noto como Takano-san me alza en brazos y comienza a caminar.

Takano-san…- fue lo único que dije antes de que comenzara a toser. La tos no cesaba, no podía respirar, me tapé la boca con la mano derecha y presioné un poco mi pecho con la otra para que no me doliera tanto, en una de esas noté como algo caliente comenzaba a salir, cerré los ojos e intenté calmarme mientras ese sabor metálico se colaba por todos lados, cuando destapé mi boca ví mi mano impregnada de sangre. ¿Acaso me moriré? No lo entiendo, solo me mojé bajo la lluvia, me estresé y me desmayé un par de veces, nada más.

 

POV NORMAL

Una sonrisa amarga nació de las comisuras ensangrentadas de Ritsu mientras Takano-san miraba impávido la escena, el menor se acabó recargando en el hombro del mayor mientras se perdía en la inconsciencia. Takano-san reaccionó cuando vio la mano ensangrentada de Ritsu y a éste ya dormido.

-¡Ritsu! ¡Ritsu!- comenzó a gritar mientras lo zamarreaba quedito cuando lo acostó en el sofá del salón, corrió a al baño a por una toalla, la mojó y volvió. Con ella limpió los restos de sangre de las manos de Ritsu y de su boca, cuando hubo acabado intentó despertarlo pero no tuvo mucho éxito- ¡Oh, Ritsu, por dios! ¡No me hagas esto!- le dijo- Tengo, que llamar a Kusama.

-Estoy llegando- dijo el interlocutor cuando cogió el teléfono- Aparcaré en una de tus…

-Ritsu tosió sangre, está inconsciente, ¡apúrate, Kusama!- se escuchó la voz desesperada del editor, Nowaki salió del coche lo más rápido que pudo y cogió su maletín de instrumentos.

-No lo acuestes, siéntalo, estoy en el ascensor- habló el doctor- ábreme la puerta que estoy llegando.

Mientras llegaba Kusama, Takano-san colgó, presto, sentó a Ritsu y corrió a abrir la puerta. Ni un “hola” se dijeron cuando se vieron, no había tiempo para eso, la vida de Ritsu estaba en peligro. Kusama se agachó hasta la altura de Ritsu y lo observó bien mientras le revisaba la temperatura, el pulso y todo lo demás. Cuando le puso su mano en la frente del castaño se alarmó bastante.

-Debe tener una fiebre de 39º y más- dijo mientras se remangaba el suéter- ¿le has dado el baño como te dije?

-Eso iba a hacer, pero Onodera comenzó a toser, expulsó sangre y se desmayó- respondió.

-Tenemos que bañarlo ya- habló Nowaki mientras se dirigía al baño- yo voy a prepararlo, tu desvístelo y tráelo, también deberías hacer lo mismo Takano-san.

 

Takano obedeció sin decir nada, con gentileza quitó cada una de las prendas de Ritsu y las dejó en el suelo, poco a poco pudo ver ese torso desnudo que tanto le gustaba, pero esta no era una ocasión favorable para pensar en ese tipo de cosas. Rápidamente se sacó la camisa que llevaba puesta, luego los pantalones, solo se quedó en bóxers. Cogió al castaño en brazos y lo llevó al lavabo donde se encontraba Nowaki. La tímida sonrisa que se estaba formando al recordar los paseos que hizo por ese cuerpo se borró cuando hizo contacto con la piel de Ritsu, demasiado caliente, esto no es bueno.

-El agua ya está lista, colócalo delante y tú te colocas detrás, así le servirás de apoyo- con cuidado, Takano acató las órdenes del más joven, cuando ya estuvieron listos, Nowaki cogió un cosito y se lo entregó, éste lo miró interrogante- es para que mojes las partes donde el agua no lo cubre, como la cabeza y los hombros.

 Estuvieron así unos minutos, el editor mojaba la cabecita castaña ahora sí, ahora no, de vez en cuando posaba su mano en la frente de Ritsu para ver si bajaba la fiebre o no. Kusama mientras tanto, sentado en un banquito observaba el reloj, contando los minutos que llevaban en el agua. Cogió una de las muñecas de Ritsu y le tomó el pulso, en eso, un pequeño gemido escapó de la garganta de Ritsu.

-¿Despertó?- preguntó Takano-san mientras intentaba en vano verificarlo por sí mismo.

-No, algo le dolió, la pregunta es ¿qué?- dijo- Lo revisaremos bien en el cuarto, ya podéis salir, con esto será suficiente, Takano-san.

Kusama sujetó por los hombros a Ritsu mientras Takano-san salía de la tina y cogía toallas para secarse. Cuando ya estuvo listo, entre los dos sacaron a Onodera de la tina y se lo llevaron al cuarto, comenzaron a secarlo despacito, como si de una escultura de cristal se tratase, Takano-san en esta ocasión dejó de lado sus celos tontos y se centro en su pequeño. Kusama al retirar la toalla se dio cuenta de un borrón rojizo, la acercó para verlo mejor, parecía sangre.

-Takano-san, ¿Esta toalla siempre ha tenido esta mancha?- preguntó mientras tocaba la mancha y se la enseñaba.

-¿Crees que es momento para ver si la toalla estaba manchada o no?- preguntó hastiado ¿Cómo se le ocurre pensar en algo así en este momento?

-Podría ser sangre Takano-san, Ritsu debe tener una herida por alguna parte- dijo en tono serio el doctor mientras se dirigía rápido a la sala a buscar su maletín.

-Herida… herida…- pensó Takano, algo se le estaba escapando, con tanta tontería desesperante no podía pensar bien, se paró y respiro hondo- cálmate Takano, cálmate, ¡ah! ¡La herida! ¡Kusama,  Onodera tiene una herida en el brazo derecho!- exclamó dirigiéndose al susodicho.

 El corte que supuestamente era poco profundo tenía mala pinta, muy mala pinta. Kusama inspeccionó el corte, no era muy profundo pero debía cerrarla con algunos puntos, no era muy grave pero debía actuar ya, no le gustaba ver sufrir a sus pacientes y con toda la profesionalidad y el respeto del mundo, despachó a Takano-san a la sala. Debía esperar fuera, necesitaba concentración y sabía perfectamente que con un semental como él y sus nervios crispados no sería tarea fácil.

***

Los segundos se transformaban en minutos, los minutos en horas, el tiempo se le escapaba de las manos, sentía una parte de sí desfallecer. Takano-san sentía una desagradable bola de nervios en la boca del estómago, ya había dado vueltas por todo el lugar, parecía un león encerrado, se estaban tardando demasiado. Reuniendo a todos los minutos pasados, Takano-san pudo contar un lapso de una hora y media más o menos. Se sentó derrotadamente en su sillón, sin importarle el ruido provocado, cruzó sus manos y miró el fascinante techo monótono de su apartamento. Pensó.

Ritsu estaba siendo tratado, sí; se repondría y volvería a ser el mismo “paso de tu cara de melocotonero porque me da la gana”, sí; volverían a la misma rutina de cada santa mañana, sí; Volvería a dar y robar besos a su amado en cualquier sitio, en cualquier momento, por supuesto, tantas veces como hiciera falta; tendría algún día de su vida el amor tan anhelado entre sus brazos, tal vez; Ritsu se volvería a enamorar perdidamente de nuevo, tal vez; Podría sentir el calorcito del cuerpo de Ritsu entre las cobijas en una noche fría de invierno, tal vez; Entonces, ¿Cómo transformar los “tal vez” en “sí”?, ¿Qué hacer cuando te sientes el ser más inútil del planeta al estar a dos pasos de tu amor y no poder estrecharlo entre tus brazos, de ayudarlo, de menguar su dolor y sufrimiento?

Un suspiro frustrado nació de lo más profundo de su alma y se escapó por sus labios, la espera lo estaba matando, pensar lo estaba matando.

 

Notas finales:

¿Les gustó? Espero que no se hayan frustrado (ma sis del alma sí se frustró un poco(bastante) eje e.e') Nos vemos pronto, sean pacientes conmigo y aliéntenme con sus maravillosos comentarios (que por cierto los responderé :P)

¡Gracias a tod@s!

 


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