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Recien casados por Prudence 002

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Notas del capitulo:

Jola chicos :3 aqui el cap 10, espero que les guste, me dijeron que no veían el punto a esta visita, y depues de conciderarlo un rato me di cuenta de que realmente no había un punto, pero, también me di cuenta de que puedo cambiar eso :#, espero que encuentren interesante el capítulo (cruzando los dedos)

 

Estaba oscuro, y el ambiente estaba helado como el Ártico, tanto que el frío les calaba hasta los huesos, el sonido del agua corriendo sería tranquilizador, como un riachuelo, si no viniera acompañado con el horripilante olor a cloaca que traía, se escuchaban goteras caer sobre el húmedo suelo, y alimañas corriendo, tratando de escapar de algo, alguien… no sabían, estaban encerrados en un reducido espacio, donde solo podían sentarse, casi unos sobre otros, para poder entras algo cómodos.

-          Hijos de puta me las pagaran! – se oyó una furiosa voz demasiado cerca y luego unos pasos atolondrados corre a lo largo de la alcantarilla chapoteando en los húmedos charcos hasta que se perdieron en la oscuridad de aquel túnel.

Antón casi se muere ahí mismo, la oscuridad acompañada de ruidos lo asustaba sobre manera, el pequeño (porque era bajito y muy lindo) se encontraba sentado entre las piernas de su hermano mayor y gemelo Martín, quien lo abrazaba protectoramente mientras la hermosa Bella se acurrucaba a su lado y lo felicitaba por su actitud tan tierna con su hermano.

-          Ya vienen!!, los chuchos ya vienen!! – más gritos y más pasos en una carrera más desesperada y desesperante.

-          Detesto esto – murmuro Antón cubriéndose los oídos.

-          Gemi, enserio que deberías ir más seguido donde el doctor Díaz – dijo Martín igual o un tanto más bajo que su hermano.

-          El doctor Díaz es una farsa – dijo el pequeño escondiendo la cara aún más en el cuerpo de su hermano, quien empezó a acariciarle la espalda lentamente, ese gesto siempre relajaba al menor.

Un disparo y un grito ahogado, seguido de un golpe sordo y chapoteante, un escalofrío recorrió la columna vertebral de los forasteros.

-          Mierda lo mataste hijo de puta! – regaño un hombre a otro – Antón empezó a temblar.

-          Y que querías que hiciera!, Te iba a disparar!! – dijo el regañado con voz temblorosa.

-          Mataste a una luciérnaga, no solo te jodiste el culo tú!, nos lo jodiste a todos!.

-          No sabía que más hacer!, nos iba a delatar.

-          Y qué crees que va a pasar cuando se enteren ah!, que nos van a hacer una fiesta en reconocimiento a tu valentía! Nos van a matar y si no nos matan los chuchos nos matara Malthus.

-          Malthus no está en la ciudad.

-          Ja! Y crees que no regresará! Acaso tienes miera en la cabeza! – el hombre que gritaba parecía estar al borde de un colapso nervioso.

-          Tranquilízate Jeremy – dijo el muchacho nervioso.

-          Que me tranquilice – dijo sarcásticamente – Por supuesto me tranquilizaré mientras me follan hasta sacarme los sesos y luego me rellenan el cuerpo de plomo como al jodido lobo feroz.

-          La homosexualidad es prohibida.

-          QUIERES CALLAR EL CULO QUE TIENES POR BOCA!!  PORQUE SOLO SUELTAS MIERDA!!!.

 

Benjamín se encontraba abrazado al cuerpo de Tristán como si él significara toda la seguridad del mundo, aunque para el pequeño lo era.

-          Relájate amor – susurro el mayor en el oído de su pequeño esposo.

-          Pero… qué pasa si algo malo sucede – dijo en el mismo tono el menor.

Tristán arropó a Benjamín con sus brazos para que se calmara, y parece que era lo que el pequeño oji-gris necesitaba era eso porque pocos minutos luego se quedó dormido.

Bella miró su reloj, apenas eran las 21h00, Cristina se recostó en las piernas de su amiga mientras Nympha y Dylan dormían acurrucados como todos los demás.

Fuera del cuartito los hombres se veían demasiado nerviosos y asustados.

Jeremy, un hombre alto y corpulento de unos 36 o 37 años, vestía una chaqueta de cuero y unos vaqueros sin camisa, mientras que el hombre a su lado, era más bien pequeño, de complexión delgada y se veía bastante joven, tal vez de 23 años o algo así, el chico lloraba con el rostro entre sus manos.

-          Dan… - dijo tranquilamente Jeremy acercándose al muchacho – hey pequeño… vamos a estar bien – dijo el mayor envolviéndolo con sus brazos.

-          Lo lamento Jeremy – dijo el menor llorando escandalosamente abrazando más fuerte al mayor – enserio lo siento! – el pequeño calló en sus rodillas con la frente contra el suelo.

-          Dan… vamos a estar bien, ya veremos la manera de arreglar esto, hiciste lo que tenías que hacer, si no lo hubieras hecho tu… habría sido yo… - dijo el hombre agachándose a la altura de su pequeño para acogerlo en sus brazos.

-          Yo no… no quería que te lastimara pero… aun así!, no servirá de nada…

-          Habría hecho lo mismo pequeño…

-          Pero… tu no hiciste nada Jeremy… yo lo mate, a ti no tiene por qué pasarte nada, puedes escapar.

-          Esperas que te deje aquí solo para que te maten.

-          Prefieres quedarte aquí y que nos maten a los dos, no soportaría que mueras por culpa mía, no podría irme en paz.

-          Jeremy no digas eso… ninguno de los dos morirá, ya se me ocurrirá algo.

-          Algo como qué… escapara al distrito del sur, o el del este u oeste?, no nos dejaran Salir, no vamos a llegar ni a las fronteras antes de que nos encuentren.

-          Pensaremos en algo más.

Jeremy tomó a Dan por el mentón delicadamente con su mano y posó un tierno beso sobre sus labios temblorosos, el menor respondió al beso mientras rescataba su arma del suelo, luego cortó el beso.

-          Jeremy – dijo Dan entregándole el arma a su amante.

-          Qué?... por qué me la das? – preguntó el mayor confundido.

-          No quiero morir a manos de algún chucho Jeremy – dijo llorando en voz baja.

-          Entonces esperas que yo lo HAGA!! – dijo desesperado el mayor.

-          Por favor…

-          No! – dijo arrojando el arma al canal – no vas a morir, no voy a morir, nadie va a morir tranquilízate Daniel!.

-          Pero como quieres que me tranquilice!!! Me matarán y tú eres tan idiota como para quedarte a ti para que te maten también! – dijo gritando el pequeño buscando en vano su arma que estaba siendo arrastrada por la corriente de agua putrefacta.

-          Dan basta! – dijo Jeremy golpeándolo en la cara – ya detente!!, vamos a estar bien me oyes!!, solo… ayúdame a quitarle la ropa y deshacernos del cuerpo…

Los hombres empezaron a hacerlo, Jeremy encendió un cigarrillo y lo lanzó a la pila de ropas del guardia, poco a poco se encendió un fuego y finalmente solo quedaron cenizas.

-          Dónde ponemos el cuerpo – dijo el menor en voz muy débil y muy baja.

-          En la habitación de pánico – dijo señalando el cuchitril donde se escondían los extranjeros.

Los dos lo tomaron, uno de cada lado y abrieron la puerta sin problemas, pero lo que encontraron dentro los descolocó por completo.

-          Quienes son ustedes… - dijo Jeremy lentamente al encontrarse con 8 pares de ojos mirándolos algo asustados.

-          Nosotros solo nos escondemos como ustedes… no hay necesidad de armar un escándalo – dijo Dylan.

-          Ustedes nos escucharon, no podemos dejarlos vivir.

-          Nosotros no somos de aquí somos de abajo por favor no nos maten! – dijo Antón abrazando más a su hermano mientras frías lágrimas se escapaban de sus hermosos ojos verdes.

Jeremy al ver eso recordó a su pequeño Dan.

-          Son del distrito del Sur? – preguntó Daniel en voz aún muy baja.

-          Si pequeño dijo sonriéndole tiernamente Tristán, y por cierto… no diremos nada si…

-          Está bien – dijo Jeremy dudando, pero no le servía de nada ponerse difícil.

-           Tenemos que esconder este cuerpo aquí – dijo sudando y nervioso.

Los chicos se miraron y salieron uno a uno de aquel pequeño cuarto para que Jeremy y Dan colocaran el cadáver dentro.

-          Qué piensan hacer con eso… - dijo Dylan.

-          Ni puta idea – dijo Jeremy escupiendo en el suelo.

-          Y que harán para zafarse de esto.

-          Tampoco lo sabemos – dijo Daniel bajando la mirada y apretando los puños – este lugar es el maldito infierno – dijo entre dientes con los nudillos blancos por apretar tanto sus puños.

Jeremy empezó a acariciarle la espalda y el muchacho empezó a relajarse recostando su cabeza en el hombro del mayor.

Al final de aquel barullo todos se encontraban sentados contra la pared del túnel, tratando de encontrar algo de calor en los cuerpos a su alrededor, ya verían que pasaría en la mañana… por el momento, solo les quedaba dormir. 

Notas finales:

Bien!! si les gusto den mano arriba (jajaj xD) dejenme lindos reviews ;) los quiero 


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