Como habían prometido, Thanatos y Miguel fueron a sacarlos de ahí a las 8h00, pero se encontraron a demás con la sorpresa de Jeremy y Daniel.
Luego de explicar lo sucedido Miguel les expuso una manera más fácil de librarse de la luciérnaga (manera a la que llamaban a los centinelas) Aparentemente el muchacho trabajaba en una carnicería, en donde al jefe no le interesaba de que animal viniera la carne mientras sea barata, o mucho mejor, gratis.
Ayudados de un machete cortaron a la luciérnaga en pedazos y se la llevaron en bolsas al carnicero, quien, sin hacer preguntas se las lanzó a uno de sus muchachos para que la limpiara y preparara.
Como experiencia habían tenido demasiado, y era tiempo de volver, pero ya habían sido “plebeyos” por mucho así que con un teléfono del cuartel general llamaron al Señor Douglas Ambarino, quien llegó en uno de sus helicópteros y sacó a nuestros queridos excursionistas de aquel horrible lugar.
Los chicos no se fueron sin dejar un poco de ayuda en el distrito del norte, hicieron oficial la sala de juegos, y nadie podía molestar a los chicos que jugaran o que estuvieran ahí, porque ahora, la sala estaba bajo la protección de la familia Andretti, y para Thanatos, Miguel, Jeremy y Dan les dejaron una carta de invitación a cada uno, que podían usar cuando ellos quisieran, los 4 muchachos las guardaron celosamente, esperando a poder usarlas.
Como habían prometido, Thanatos y Miguel fueron a sacarlos de ahí a las 8h00, pero se encontraron a demás con la sorpresa de Jeremy y Daniel.
Luego de explicar lo sucedido Miguel les expuso una manera más fácil de librarse de la luciérnaga (manera a la que llamaban a los centinelas) Aparentemente el muchacho trabajaba en una carnicería, en donde al jefe no le interesaba de que animal viniera la carne mientras sea barata, o mucho mejor, gratis.
Ayudados de un machete cortaron a la luciérnaga en pedazos y se la llevaron en bolsas al carnicero, quien, sin hacer preguntas se las lanzó a uno de sus muchachos para que la limpiara y preparara.
Como experiencia habían tenido demasiado, y era tiempo de volver, pero ya habían sido “plebeyos” por mucho así que con un teléfono del cuartel general llamaron al Señor Douglas Ambarino, quien llegó en uno de sus helicópteros y sacó a nuestros queridos excursionistas de aquel horrible lugar.
Los chicos no se fueron sin dejar un poco de ayuda en el distrito del norte, hicieron oficial la sala de juegos, y nadie podía molestar a los chicos que jugaran o que estuvieran ahí, porque ahora, la sala estaba bajo la protección de la familia Andretti, y para Thanatos, Miguel, Jeremy y Dan les dejaron una carta de invitación a cada uno, que podían usar cuando ellos quisieran, los 4 muchachos las guardaron celosamente, esperando a poder usarlas.
Como habían prometido, Thanatos y Miguel fueron a sacarlos de ahí a las 8h00, pero se encontraron a demás con la sorpresa de Jeremy y Daniel.
Luego de explicar lo sucedido Miguel les expuso una manera más fácil de librarse de la luciérnaga (manera a la que llamaban a los centinelas) Aparentemente el muchacho trabajaba en una carnicería, en donde al jefe no le interesaba de que animal viniera la carne mientras sea barata, o mucho mejor, gratis.
Ayudados de un machete cortaron a la luciérnaga en pedazos y se la llevaron en bolsas al carnicero, quien, sin hacer preguntas se las lanzó a uno de sus muchachos para que la limpiara y preparara.
Como experiencia habían tenido demasiado, y era tiempo de volver, pero ya habían sido “plebeyos” por mucho así que con un teléfono del cuartel general llamaron al Señor Douglas Ambarino, quien llegó en uno de sus helicópteros y sacó a nuestros queridos excursionistas de aquel horrible lugar.
Los chicos no se fueron sin dejar un poco de ayuda en el distrito del norte, hicieron oficial la sala de juegos, y nadie podía molestar a los chicos que jugaran o que estuvieran ahí, porque ahora, la sala estaba bajo la protección de la familia Andretti, y para Thanatos, Miguel, Jeremy y Dan les dejaron una carta de invitación a cada uno, que podían usar cuando ellos quisieran, los 4 muchachos las guardaron celosamente, esperando a poder usarlas.
Como habían prometido, Thanatos y Miguel fueron a sacarlos de ahí a las 8h00, pero se encontraron a demás con la sorpresa de Jeremy y Daniel.
Luego de explicar lo sucedido Miguel les expuso una manera más fácil de librarse de la luciérnaga (manera a la que llamaban a los centinelas) Aparentemente el muchacho trabajaba en una carnicería, en donde al jefe no le interesaba de que animal viniera la carne mientras sea barata, o mucho mejor, gratis.
Ayudados de un machete cortaron a la luciérnaga en pedazos y se la llevaron en bolsas al carnicero, quien, sin hacer preguntas se las lanzó a uno de sus muchachos para que la limpiara y preparara.
Como experiencia habían tenido demasiado, y era tiempo de volver, pero ya habían sido “plebeyos” por mucho así que con un teléfono del cuartel general llamaron al Señor Douglas Ambarino, quien llegó en uno de sus helicópteros y sacó a nuestros queridos excursionistas de aquel horrible lugar.
Los chicos no se fueron sin dejar un poco de ayuda en el distrito del norte, hicieron oficial la sala de juegos, y nadie podía molestar a los chicos que jugaran o que estuvieran ahí, porque ahora, la sala estaba bajo la protección de la familia Andretti, y para Thanatos, Miguel, Jeremy y Dan les dejaron una carta de invitación a cada uno, que podían usar cuando ellos quisieran, los 4 muchachos las guardaron celosamente, esperando a poder usarlas.
Como habían prometido, Thanatos y Miguel fueron a sacarlos de ahí a las 8h00, pero se encontraron a demás con la sorpresa de Jeremy y Daniel.
Luego de explicar lo sucedido Miguel les expuso una manera más fácil de librarse de la luciérnaga (manera a la que llamaban a los centinelas) Aparentemente el muchacho trabajaba en una carnicería, en donde al jefe no le interesaba de que animal viniera la carne mientras sea barata, o mucho mejor, gratis.
Ayudados de un machete cortaron a la luciérnaga en pedazos y se la llevaron en bolsas al carnicero, quien, sin hacer preguntas se las lanzó a uno de sus muchachos para que la limpiara y preparara.
Como experiencia habían tenido demasiado, y era tiempo de volver, pero ya habían sido “plebeyos” por mucho así que con un teléfono del cuartel general llamaron al Señor Douglas Ambarino, quien llegó en uno de sus helicópteros y sacó a nuestros queridos excursionistas de aquel horrible lugar.
Los chicos no se fueron sin dejar un poco de ayuda en el distrito del norte, hicieron oficial la sala de juegos, y nadie podía molestar a los chicos que jugaran o que estuvieran ahí, porque ahora, la sala estaba bajo la protección de la familia Andretti, y para Thanatos, Miguel, Jeremy y Dan les dejaron una carta de invitación a cada uno, que podían usar cuando ellos quisieran, los 4 muchachos las guardaron celosamente, esperando a poder usarlas.