Empieza el día igual que todos, despertando a la misma hora, comiendo el mismo tipo de tostada, poniéndose su mismo uniforme para trabajar, lavándose los dientes con el mismo cepillo, peinándose el cabello de la misma manera, saliendo de su casa y caminando hacia su trabajo por la misma ruta.
Esa es la vida de Lee Hongbin, quién hace dos años trabaja de psicólogo y sinceramente esos mitos de que escuchar quejas y lamentos todo el día hacen que un psicólogo se sienta cada vez menos animado y más depresivo podrían ser ciertos para Hongbin, si le prestara alguna mínima atención a sus pacientes, su carrera le aburrió luego de los primeros tres meses de estudio, y qué hablar del trabajo, lo más simple que podía hacer era cerrar su boca y oír treinta minutos a una persona hablar, hablar y hablar.
Podría haberle prestado más atención a sus pacientes, pero, todos ellos eran unas pobres personas que pagaron una cantidad grande de dinero solo para hablar con un "especialista" treinta minutos, si tuviesen un problema serio, estarían en otro lugar, un lugar llamado hospital psiquiátrico, Hongbin no es una mala persona, el de verdad se preocupa de la gente con problemas mentales, pero, no se preocupa de señoras deprimidas porque su esposo les es infiel, o de adolescentes-mimados-corta-muñecas, el si le presta atención a la gente que ha sufrido toda su vida, pero de esa gente jamás llega a su consulta, debe ser debido a que es muy costosa, Hongbin sinceramente no lo sabe.
Hablando de su vida, en el momento en el que cruzó la puerta de su nuevo trabajo, la mejor consulta psicológica de toda corea, su vida se terminó, en la semana solo se le daba tiempo para dormir desde las 00 hrs, hasta las 8 hrs, luego de eso tendría que volver. Los fines de semana los tenía libres, pero, no hacía nada en lo absoluto porque estaba muy ocupado durmiendo las horas que no pudo durante la semana, sabía que su exstenso horario se debía a que era un novato aún, pero estaba empezando a pensar seriamente en que si seguía así jamás tendría amigos, jamás tendría pareja, jamás tendría nada, a sus 21 años vivía solo, completamente solo, si bien Hongbin siempre quiso dedicarse a la fotografía, sus padres se negaron rotundamente, excusándose con que eso jamás lo haría llegar a nada, que era mediocre ser fotógrafo, y muchísimas cosas más que no le gustaba recordar.
Hongbin no era feo, perfectamente podría haberse dedicado a algo más fácil, en donde ganaría mucho más dinero, ya que su apariencia era irresistible, su cara era sumamente hermosa, con rasgos masculinos, en sus mejillas se encontraban dos lindos hoyuelos, y subiendo un poco, sus ojos eran negros y profundos, su cabello era oscuro también, y su cuerpo estaba perfectamente tonificado, en efecto, Hongbin no era feo.
Su interminable horario estaba ya apunto de terminar, cuando entró o más bien, entraron a su último paciente, dos hombres altos y grandes llevaban a la fuerza a un pequeño chico de enmarañados cabellos perfectamente teñidos de rubio que ocultaban su pequeña cara, no muy alta estatura, cuerpo penosamente delgado, que no oponía resistencia alguna, pero, por algún motivo lo movían con forcejeos brutales, lo sentaron en la silla del consultorio fuertemente, Hongbin estuvo apunto de decirles algo, pero uno de los hombres le dio papeles y ambos desaparecieron tras la puerta, dejando al pequeño asustado en la silla, Hongbin lo miró atentamente antes de mover su vista hacia los papeles que le entregaron anteriormente.
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Nombre: Han Sanghyuk
Edad: 18 años
Sexo: Masculino
Nacionalidad: Coreana
Fecha de nacimiento: 05 de Julio 1995
Síntomas:
1. Estado de animo irritable y/o disfórico todo el día, casi todos los días.
2. Disminución de peso.
3. Sentimiento de culpa/inutilidad recurrente.
4. Insomnio.
5. Episodios depresivos mayores (constantes)
6. Trastorno bipolar tipo I
7. Adicción leve a la nicotina (en tratamiento)
Diagnóstico: Depresión Clínica (Trastorno depresivo mayor recurrente)
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Al leer esto, Hongbin se quedó estupefacto, miró otra vez al pequeño chico frente suyo, Sanghyuk miraba hacia el suelo, aún escondiendo su cara, esta persona debería estar en un hospital psiquiátrico desde el momento en el que se le diagnosticó depresión clínica; anorexia leve, bipolaridad, episodios depresivos mayores, incluso estos son constantes, este tal Han Sanghyuk es un desastre, de seguro no asiste a clases, ni tiene amigos. Hongbin decidió que lo mejor sería poner por fin en práctica sus estudios universitarios e indagar acerca de la personalidad de este chico.
-Hola Sanghyuk, mi nombre es Lee Hongbin, y seré tu psicologo, pero, trátame como un amigo- Le dijo Hongbin con la mayor suavidad posible, ha tenido de todos los casos, hasta una vez terminó en el hospital gracias a un paciente bipolar. El pequeño frente a el levantó la vista, Hongbin por fin fue capaz de ver su cara, labios carnosos, nariz algo ancha pero a la vez delicada, lo que más le llamó la atención a Honbin fueron sus ojos marrones, ellos transmitían miedo, como de un gatito bebé que fue separado de su madre para ir a caer a cualquier horrible lugar.
-Todos dicen eso- Susurró Sanghyuk lentamente y en un volumen tan bajo que de seguro ni el mismo se escuchó, pero Hongbin lo hizo.
-Pero conmigo es cierto, incluso revisé tu edad aquí- Le enseñó rápidamente los papeles.
-Tenemos solo tres años de diferencia, incluso me tomaré el atrevimiento de llamarte Hyuk- La mirada de Sanghyuk, ahora llamado Hyuk, no cambiaba ni un poco, era de total desinterés, Hongbin empezaba a creer que estaba frente a una foto, sin movimiento alguno.
-Si quieres puedes decirme hyung- Hyuk ladeó ligeramente su cabeza, y respiró ondo, mientras sacaba de su bolsillo nada más ni nada menos que un cigarrillo junto con un encendedor, ante la mirada estupefacta, pero expectante, de Hongbin, encendió lentamente el cigarrillo y lo puso en su pequeña boca, guardó en encendedor de vuelta en su bolsillo y siguió mirándolo.
-Llamé hyung a una sola persona durante mi vida- Le dijo el pequeño a Hongbin luego de un tiempo en silencio.
-Pero viendo que nos estaremos encontrando treinta minutos cada día, durante cuatro meses, según me dijeron, creo que voy a decirte hyung- Hongbin aún no superaba esto, había tratado ya con pacientes bipolares, un montón de veces, pero este niño, simplemente cambió demasiado rápido, sin siquiera dejarle algo de tiempo para asimilarlo.
-A que te refieres con "llamé hyung a una sola persona durante mi vida" ¿Por qué lo dices en pasado?- Hongbin quería enterarse de los problemas de Hyuk, él por primera vez se veía interesado en los problemas de algún paciente suyo.
-Porque ya no estoy vivo- Le contestó con simpleza Hyuk, absorbiendo más nicotina y soplando, llenando la sala del consultorio con el humo de su cigarrillo. Hongbin quiso bromear un poco, lo miró de arriba a abajo.
-Yo te veo bastante vivo- Le dijo levantándose para abrir una pequeña ventana dentro de su consultorio, el humo del cigarrillo le hacía extremadamente mal.
-Puede que me veas vivo hyung, pero estoy muerto, todos mueren alguna vez, y de distintas formas, la vida no puede durar para siempre, yo ya estoy muerto, es solo que la vida decidió dejarme seguir aquí, tal vez solo como un espectador, o, quizás como algo más importante, quien sabe, pero, dentro de todo, no importo ¿o si? ¿alguien muerto importa ya? ¿Tu crees que cuando morí alguien lloró por mi? ¿Tu crees que si la gente que me ve vivo, como tu, lloraría si me viera muerto? porque te juro por quien esté arriba de mi cabeza, que yo no lo creo- Hongbin se sorprendió, para ser tan joven podría ser profesor de filosofía, este niño sin duda poseía teorías bastante extrañas pero muy interesantes acerca de la vida y la muerte.
-Entonces, Hyuk, te molestaría contarme ¿cuándo moriste?- Hongbin miró a Hyuk, quien estaba dejando caer su cigarrillo al blanco suelo, seguido de eso lo pisó, dejando una marca en ese lugar, se acomodó en su silla.
-Simple, todo pasó cuando iba en un auto junto a mis padres, yo discutía con ellos siempre, esa no era la excepción, la lluvia era muy fuerte, mi padre estaba muy alterado por mi culpa, era de noche, y sucedió lo que tenía que suceder, los tres morimos, pero alguien decidió que yo me quedara aquí, tal vez, como un castigo por ser el culpable- Ahí estaba lo que Hongbin quería oír, solo eso era, un chico que se sentía demasiado culpable por la muerte de sus padres, tanto que cree que su vida es solo un castigo, sinceramente será difícil sacarlo de esto si tiene esa idea tan metida en su cabeza. Difícil, más no imposible.
